Hace justamente 80 años la editorial neoyorquina
Reynal & Hitchcock publicó en inglés y francés 'El Principito',
el clásico de Antoine Saint-Exupéry, el libro más vendido
después de la Biblia. El manuscrito original, que vio la luz
en 1943, se conserva en la Morgan Library de Nueva York, donde
ha estado expuesto con motivo de la efemérides hasta el pasado
mes de febrero. Ochenta años después de que fuera entregado
a la imprenta, 'El Principito' sigue vendiendo cada año más
de cinco millones de ejemplares en todo el mundo. El célebre
relato, de apenas cien páginas, ha gozado de unas 500 traducciones,
la última de ellas al dialecto sefardí haketí. La primera
edición en español apareció en Argentina, en 1951.
El aventurero y aviador Saint-Exupery, de cuya
mano salieron los dibujos que ilustran la obra, escribió la
novela mientras servía como piloto militar en EE UU tras la
ocupación de Francia por Alemania. Su autor, que murió en
1944 en un accidente aéreo, nunca imaginó la popularidad que
alcanzaría su narración, que deleita a niños y adultos. Sin
embargo, no fue hasta 1946 cuando el libro se publicó en una
Europa que ya se había desembarazado del yugo del III Reich.
Solo entonces pudo leerla León Werth, escritor anarquista
y judío a quien el aventurero y escritor dedicó la obra por
ser su mejor amigo.
Léon Werth fue un novelista, ensayista, poeta,
crítico de arte y periodista francés, de ideas anarquistas
y antimilitaristas. Saint-Exupéry conoció a Werth en 1931,
y pronto se convirtió en su mejor amigo. Werth no tenía mucho
en común con Exupéry, pues era anarquista, y su padre era
judío.
La historia sido llevada al cine, aunque no
con mucho acierto. Ha sida adaptada para representarse como
musical y aparece en viñetas de cómic. Los dibujos de Saint-Exupéry
ilustran pósteres, camisetas, calcetines y cualquier objeto
imaginable. El libro nació como un encargo de sus editores
estadounidenses. Habían contemplado sus dibujos y le pidieron
que escribiese un cuento de Navidad. Saint-Exupéry nunca hizo
declaraciones sobre el significado de su relato. En realidad
no le dio tiempo a hacerlo, por lo que aún hoy el libro está
lleno de misterios sobre a la hora de interpretarlo. Sus lectores,
que son legión en el mundo, saben desde edad temprana distinguir
bien un sombrero de una boa que se ha comido un elefante.
El libro es una fábula mítica y un relato filosófico
que interroga acerca de la relación del ser humano con su
prójimo y con el mundo. El Principito concentra la constante
reflexión de Saint-Exupéry sobre la amistad, el amor, la responsabilidad
y el sentido de la vida. El primer cuento de Antoine de Saint-Exupéry
vio la luz en 1926, el mismo año en que comienzó su carrera
de piloto en la compañía Latécoère. Poco después fue destinado
a Cabo Juby, donde escribió su primera novela, Correo del
sur (1928). De África se traslada a Suramérica con el encargo
de establecer nuevas líneas comerciales. Allí concluye Vuelo
nocturno, que se publica en 1931 con enorme éxito y obtiene
el premio Femina.
A partir de 1935, Saint-Exupéry trabaja como
corresponsal de los periódicos Intransigeant y Paris Soir
en Rusia y España, y con su avión Simoun participa en diversos
raids como el París-Saigón y el Nueva York-Tierra del Fuego.
Todos estos recuerdos, acumulados en diez años
de vida aventurera, los vuelca en su novela Tierra de hombres
(1939). A los pocos meses, desatada la Segunda Guerra Mundial,
combate como piloto de reconocimiento y, tras la caída de
Francia, se instala en Nueva York. En la gran ciudad norteamericana
escribe Piloto de guerra (1942), fruto de sus experiencias
durante la contienda, y El Principito (1943). Muy pronto se
reincorpora al servicio activo en el norte de África, donde
escribe una obra de reflexiones filosóficas y políticas titulada
Ciudadela, que sería publicada póstumamente (1948). El 31
de julio de 1944, Antoine de Saint-Exupéry despega de un campo
de aviación de Córcega para cumplir una misión de la que no
regresaría jamás. Para celebrar este aniversario El Principito
contará con exposiciones, espectáculos, series de tv y nuevos
productos en todo el mundo. En España, Salamandra infantil
y juvenil va a publicar cuatro libros diferentes. Dos ya están
en las librerías: El Principito. ¿Dónde estás, Zorro? un libro
interactivo diseñado para estimular los sentidos de los niños
y El Principito (edición bilingüe inglés).
En julio sale a la venta la primera Agenda oficial
de El Principito (2023-24) y en noviembre será el turno de
El Principito (cubierta troquelada rotatoria), una edición
especial con una cubierta rotatoria.
"El Principito" de Antoine de Saint-Exupéry
cumple 80 años y Salamandra publica nuevos libros para celebrarlo.
El libro de El principito es uno de los más
vendidos en el mundo en cualquier idioma. Se estima que ha
vendido más de 140 millones de ejemplares y que vende más
de un millón de libros al año.
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El principito (en francés: Le Petit Prince)
es una novela corta y la obra más famosa del escritor y aviador
francés Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944). La novela fue
publicada en abril de 1943, tanto en francés como en inglés,
por la editorial estadounidense Reynal & Hitchcock, mientras
que la editorial francesa Gallimard no pudo imprimir la obra
hasta 1945, tras la liberación de Francia. Incluido entre
los mejores libros del siglo XX en Francia, El principito
se ha convertido en el libro escrito en francés más leído
y más traducido. Así pues, cuenta con traducciones incluyendo
el sistema de lectura braille. Además, el libro es considerado
el primero del mundo en haber sido transcrito en símbolos
fonéticos en lengua inglesa para estudiantes de inglés como
segunda lengua. La obra también se ha convertido en uno de
los libros más vendidos de todos los tiempos, puesto que ha
logrado vender más de 140 millones de ejemplares en todo el
mundo, con más de un millón de ventas por año.
La novela fue traducida al español por Bonifacio
del Carril y su primera publicación en dicho idioma fue realizada
por la editorial argentina Emecé Editores en septiembre de
1951. Desde entonces, diversos traductores y editoriales han
realizado sus propias versiones. Saint-Exupéry, ganador de
varios de los principales premios literarios de Francia y
piloto militar al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, escribió
e ilustró el manuscrito mientras se encontraba exiliado en
los Estados Unidos tras la batalla de Francia. Ahí tenía la
misión personal de persuadir al gobierno de dicho país para
que le declarara la guerra a la Alemania nazi. En medio de
una crisis personal y con la salud cada vez más deteriorada,
produjo en su exilio casi la mitad de los escritos por los
que sería recordado; entre ellos, El principito, un relato
considerado como un libro infantil por la forma en la que
está escrito, pero que es en realidad una crítica de la adultez
en el que se tratan temas profundos como el sentido de la
vida, la soledad, la amistad, el amor y la pérdida.
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Elizabeth Reynal, esposa de uno de sus editores
estadounidenses, vio que Saint-Exupéry estaba sometido a altos
niveles de estrés y su salud iba desmejorando. Le sugirió
e insistió en que trabajar en un libro infantil le ayudaría
a superarlo. Cuando se preparaba para dejar la ciudad de Nueva
York y reincorporarse a la guerra como piloto de reconocimiento,
Saint-Exupéry apareció en la puerta de su «amiga» Silvia Hamilton
con su uniforme militar. «Me gustaría darte algo espléndido»,
dijo, «pero esto es todo lo que tengo». Lanzó una bolsa de
papel arrugada sobre la mesa de la entrada. En su interior
estaban el manuscrito de El Principito y los dibujos que él
mismo realizó en acuarela para ilustrarlo.El manuscrito autógrafo
original de El principito está escrito en papel cebolla a
lápiz y tinta y con correcciones y revisiones autógrafas en
todas partes. Ocho de esas revisiones incorporan pequeños
bocetos a lápiz dentro del texto. El manuscrito también contiene
treinta y cinco dibujos preparatorios a toda página, ejecutados
a lápiz y acuarela, intercalados por todas partes. Por cierto,
dicho manuscrito consta de 175 hojas.
El manuscrito original de El principito forma
parte de la colección permanente de la Morgan Library & Museum
de Nueva York. La adquisición de dicho manuscrito y de sus
dibujos fue realizada a través de una subasta en 1968. Hasta
2022 el manuscrito original de El principito escrito por Antoine
de Saint-Exupéry nunca antes había estado en suelo francés,
hasta la exposición À la rencontré du Petit Prince realizada
por el Musée des Arts Décoratifs.
Además, este préstamo excepcional se completó
con numerosas obras originales inéditas procedentes de otra
colección privada que nunca antes se habían mostrado al público.
No menos curiosa es la inspiración de la escena inicial de
El principito: un accidente aéreo que sufrieron Saint-Exupéry
y su mecánico, André Prévost, en una ruta Saigón-París en
diciembre de 1935. Saint-Exupéry se vio obligado a hacer un
aterrizaje de emergencia en el desierto del Sahara cuando
pretendía batir un récord de vuelo. El accidente no les costó
la vida. En cambio, las condiciones que vivieron en el desierto
marcaron un antes y un después en la vida del autor.
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En relatos autobiográficos previos, se relatan
sus experiencias como aviador en el desierto del Sahara y
se cree que esas mismas experiencias le sirvieron como elementos
para el argumento de El principito. Desde su primera publicación,
la novela ha dado lugar a diversas adaptaciones a lo largo
del tiempo, entre las que se incluyen grabaciones de audio,
obras de teatro, películas, ballets, obras de ópera e incluso
una serie animada y un anime.
El principito es un cuento poético que viene
acompañado de ilustraciones hechas con acuarelas por el mismo
Saint-Exupéry. En él, un piloto se encuentra perdido en el
desierto del Sahara después de que su avión sufriera una avería,
pero para su sorpresa, es allí donde conoce a un pequeño príncipe
proveniente de otro planeta. La historia tiene una temática
filosófica, donde se incluyen críticas sociales dirigidas
a la «extrañeza» con la que los adultos ven las cosas. Estas
críticas a las cosas «importantes» y al mundo de los adultos
van apareciendo en el libro a lo largo de la narración. A
pesar de que es considerado un libro infantil por la forma
en la que se encuentra escrito, también posee observaciones
profundas sobre la vida y la naturaleza humana. Esto se puede
ejemplificar con el encuentro con un rey, que sólo da órdenes
que se pueden cumplir e incita al principito a juzgarse a
sí mismo, u otro encuentro entre el principito y el zorro,
quien le enseña el verdadero sentido de la amistad y la esencia
de las relaciones humanas; de hecho, la esencia misma del
libro se encuentra reflejada en el secreto que le obsequia
el zorro al principito: «No se ve bien sino con el corazón.
Lo esencial es invisible a los ojos».
Lyon, la ciudad de Saint-Exupéry.
Asimismo, otras temáticas principales son expresadas
a través de frases del zorro, tales como «Te haces responsable
para siempre de lo que has domesticado» y «Fue el tiempo que
pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante».Las observaciones
profundas sobre la vida se pueden ejemplificar también con
la visita del principito a la tierra. Esta visita comienza
con una valoración profundamente pesimista de la humanidad.
Las seis personas absurdas que el príncipe había encontrado
anteriormente representan, según el narrador, a casi todo
el mundo adulto. En la tierra se contaban ...
... ciento once reyes, . . . siete mil geógrafos,
novecientos mil hombres de negocios, siete millones y medio
de borrachos, trescientos once millones de vanidosos, es decir,
alrededor de dos mil millones de personas mayores.
El narrador cuenta que una vez, cuando era un
niño, hizo un dibujo de una boa que digería a un elefante;
sin embargo, todos los adultos que veían el dibujo lo interpretaban
erróneamente como un sombrero. Cuando trata de corregir esta
confusión, se le aconseja que deje de lado los dibujos y se
dedique a algo más productivo. El protagonista entonces se
lamenta de la poca comprensión que tienen los adultos por
la creatividad. Ya de adulto, el niño se ha convertido en
piloto y un día su avión sufre una avería en el desierto del
Sahara, lejos de la civilización. Sin embargo, de la nada
aparece un pequeño niño al que el aviador llama «el principito».
Este le pide que le dibuje una oveja (o cordero, dependiendo
de la traducción) pero en su lugar, el aviador decide mostrarle
su viejo dibujo del elefante dentro de la boa, que, para su
sorpresa, el príncipe interpreta correctamente. Después de
varios intentos fallidos de elaborar una oveja, el aviador,
en su frustración, termina por dibujarle una caja y le explica
que el cordero se encuentra en su interior; el principito
lo acepta y le responde que eso era lo que quería.
Con el transcurrir de los días y mientras el
aviador intenta reparar el motor de su avión, el principito
cuenta su historia de cómo llegó a la Tierra. Este comienza
describiendo su pequeño planeta de origen: un asteroide —el
Asteroide B-612, según el aviador— un poco más grande que
una casa. Las características más destacadas del asteroide
son sus tres pequeños volcanes, uno de los cuales se encuentra
inactivo, y sus variedades de plantas. El príncipe cuenta
cómo pasa sus días en su pequeño planeta: limpiando los volcanes
y quitando ciertas semillas que infestan el suelo, sobre todo
las semillas de los árboles baobabs que constantemente tratan
de crecer. Al parecer, el principito quería un cordero para
que se comiera esas plantas indeseables, hasta que el aviador
le dice que un cordero también podría comerse a una rosa con
espinas. Al oír esto, el príncipe habla del aprecio que tiene
por una misteriosa rosa que de pronto empezó a crecer sobre
la superficie del asteroide hace algún tiempo. El pequeño
príncipe explica que cuida y protege a su rosa con un biombo
y una cúpula de cristal y aunque estaba encantado con ella,
de pronto empezó a sentir que se estaba aprovechando de él.
En 2010 con la nueva década 'El principito'
estrenaba nueva imagen, con permiso de los herederos de Saint-Exupery,
para la adaptación al cómic que realizó el dibujante
y guionista francés Joann Sfar, respetando la obra original
en su practica totalidad, manteniendo intactas la magia y
la poesía, subrayando su misterio y que en conjunto adquiere
un ritmo nuevo y fascinante, acorde con el lenguaje del cómic.
Así, el principito decidió abandonar su planeta
y explorar el resto del universo. A pesar de que la rosa se
disculpó por su vanidad y ambos se reconciliaron, esta le
animó a seguir adelante con su viaje y el príncipe obedeció.
Desde entonces, el principito había visitado otros seis planetas,
cada uno de los cuales estaba habitado por algún adulto de
mente estrecha. En el primero se topó con un rey sin súbditos
y más adelante con un hombre vanidoso que se creía la persona
más admirable en su desolado planeta. En el tercer planeta
había un borracho que bebía para olvidar la vergüenza de ser
un borracho, mientras que en su próximo viaje conoció a un
hombre de negocios que contaba sin cesar las estrellas y absurdamente
afirmaba ser dueño de todas ellas. Seguidamente se encontró
con un farolero que encendía y apagaba su faro cada minuto,
y por último, llegó al planeta de un anciano geógrafo que
estaba tan centrado en la teoría que, en realidad, nunca había
explorado el mundo que tanto decía conocer. Cuando el geógrafo
le pidió que describiera su casa, el principito mencionó a
su rosa, pero el anciano le explicó que no registraba cosas
«efímeras» como las plantas. El pequeño príncipe estaba sorprendido
y dolido por esta revelación, ya que la rosa era de gran importancia
para él, pero tras recuperar el ánimo, le pidió al geógrafo
que le sugiriera otro planeta para visitar, y este le recomendó
la Tierra.
El autor de "El principito", Antoine de Saint-Exupéry,
desapareció en 1944 y por cinco décadas no hubo pistas de
él. Cómo se resolvió el misterio de la muerte del autor Antoine
de Saint-Exupéry ...
Antoine de Saint-Exupéry dedicó el libro de
El principio a su mejor amigo: el escritor y periodista francés
Léon Werth. Por cierto, la dedicatoria es considerada una
de las mejores dedicatorias jamás escritas.
A LEÓN WERTH
Pido perdón a los niños por haber dedicado este
libro a una persona grande. Tengo una seria excusa: esta persona
grande es el mejor amigo que tengo en el mundo. Tengo otra
excusa: esta persona grande puede comprender todo; hasta los
libros para niños. Tengo una tercera excusa: esta persona
grande vive en Francia, donde tiene hambre y frío. Tiene verdadera
necesidad de consuelo. Si todas estas excusas no fueron suficientes,
quiero dedicar este libro al niño que esta persona grande
fue en otro tiempo. Todas las personas grandes han sido niños
antes. (Pero pocas lo recuerdan.) Corrijo, pues, mi dedicatoria:
A LEÓN WERTH, CUANDO ERA NIÑO
En la Tierra, el principito aterrizó en el desierto,
lo que lo llevó a creer que el planeta estaba deshabitado.
Luego conoció a una serpiente amarilla que decía tener el
poder de regresar a las personas al lugar de donde vinieron.
Más adelante, se encontró con una flor que le dijo que no
había visto personas desde hace algunos años. Después de subir
la montaña más alta que había visto en su vida, el principito
esperaba ver toda la Tierra, pero en su lugar solo vio el
enorme paisaje desolado. Cuando el príncipe llamó, su eco
le respondió, y pensó que se trataba de otras personas burlándose.
De nuevo en sus andanzas, se encontró con un jardín lleno
de rosas que lo hizo sentir desgraciado, pues pensaba que
su rosa era única en el universo. Tras ello, el pequeño comenzó
a sentir que no era un gran príncipe después de todo, ya que
su planeta solo tenía tres pequeños volcanes y una flor que
ahora consideraba común y corriente.
Triste, el principito lloró hasta que de pronto
apareció un zorro que quería ser domesticado y que a su vez
le explicó que su rosa era realmente única y especial porque
él la quería. El zorro también le explicó que, en cierto modo,
el príncipe había domesticado a la rosa y por eso se sentía
tan responsable de ella. El príncipe entonces se tomó el tiempo
para domesticar al zorro, aunque luego tuvieron que separarse.
Después de haberse despedido del zorro, el joven príncipe
conoció a un guardagujas que le contó que las personas viajaban
constantemente de un lugar a otro a bordo de los trenes, ya
que nunca estaban satisfechas en el lugar donde estaban y
que, a diferencia de los niños, tampoco sabían lo que buscaban.
Luego, un vendedor le habló al príncipe sobre su producto:
una píldora que eliminaba la sed y le ahorraba a la gente
cincuenta y tres minutos a la semana. El príncipe pensó que
si tuviera ese tiempo libre lo utilizaría para encontrar agua
fresca.
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En el universo infantil del siglo XXI, 'El principito'
de Antoine de Saint-Exupéry no puede competir con héroes más
dinámicos, como Harry Potter. Por ello, los creadores de la
serie televisiva 'La Planète du temps' (El planeta del tiempo),
que estrenó la cadena France 3 para un salto a 80 países,
optaron por actualizar al personaje. Una metamorfosis que
no ha dejado indiferentes ni a los seguidores ni a los herederos
del autor. Se ha cambiado desde su 'look', más próximo a la
adolescencia que a la niñez, hasta a su acompañante, el zorro
del libro, que en la serie será su alter ego cómico. El Principito
incluso se enfrenta a monstruos espada en mano. Olivier d'Agay,
sobrino de Saint-Exupéry y presidente de la empresa que gestiona
su legado, justifica la puesta al día: "Queríamos que tuviera
grandes ojos, como los personajes del manga y, por qué no,
verle luchar o hacer kung-fu".
Un criterio que no comparte José Martínez Fructuoso,
heredero de Consuelo Suncin, esposa del escritor, que mantiene
un conflicto de intereses desde hace años con los sobrinos
del autor. Pero Fernández, que tiene derecho a una parte de
los beneficios, no tiene voz en las decisiones sobre la obra,
tras una sentencia de la Justicia gala. Tras el dibujo animado
aguarda toda una serie de productos destinados a los más pequeños,
que los herederos esperan que generen un importante beneficio
con el cual rellenar las arcas de la fundación. Otros les
suponen fines menos benéficos.
En 2015 Antoine de Saint-Exupéry pasó a formar
parte de la lista de autores que entran en dominio público,
lo que significa que cualquiera podría publicar o compartir
la obra sin tener que pagar a los herederos del escritor.
Lo que ocurre es que estos se las apañaron para hacer un jugada
maestra y seguir percibiendo beneficios económicos. Lo que
hicieron fue convertir cada uno de los personajes de la obra,
sus ilustraciones originales y el nombre del protagonista
-sí, el Principito- en marcas registradas y por tanto protegidas,
lo que implica que jamás pasarán a dominio público. Así que
aunque la obra se podrá imprimir o divulgar sin pagarle nada
a nadie, no se podrán usar sus personajes para hacer calendarios,
pegatinas, tazas o cualquier otro material que use la imagen
de las historias o personajes.
El negocio asociado a lo que ahora son marcas
registradas supone el 65% de los ingresos asociados a la obra.
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De vuelta en el presente, ya han pasado ocho
días desde que el avión del aviador se averió y ya se ha agotado
su provisión de agua, por lo que comienzan a tener sed; caminaron
muchas horas y anocheció. El principito estaba muy cansado
así que se sentaron a descansar, conversando sobre por qué
el desierto es tan hermoso. El principito le dice que es hermoso
porque esconde un pozo de agua en algún lugar. El aviador
lo relaciona con una casa que esconde tesoros en alguna parte
de ella y dice que sea una casa, una estrella o desierto,
lo bello y esencial no se ve con los ojos. Estas palabras
le gustaron mucho al principito ya que se parecía mucho a
lo que le explicó el zorro. Como el principito se dormía,
el aviador lo llevó en sus brazos y continuó caminando. Hasta
que al amanecer encontró un pozo, un pozo elaborado y raro
para hallarse en el desierto. El aviador sacó el agua para
el principito y él lo tomó con mucho gusto como si fuera un
regalo, y dijo que las personas no saben lo que buscan, pero
en realidad lo que buscan está en una rosa o en un poco de
agua, pero no se ve con los ojos sino se tiene que buscar
con el corazón.
Luego le pidió al aviador que le dibujara un
bozal para su cordero y le contó que al día siguiente cumplía
un año desde que llegó a la Tierra. El aviador se da cuenta
de que el principito estaba buscando el lugar donde había
llegado hace un año, para regresar a su casa. Luego, el principito
le pide que regrese a este lugar mañana al atardecer. Al día
siguiente, mientras se dirige hacia donde está el principito,
el aviador descubre que se encuentra hablando con una serpiente
sobre su regreso a casa. El príncipe le explica lo que sucede
y luego se despide emotivamente del aviador, a la vez que
afirma que podrá verse como si hubiera muerto, pero es porque
su cuerpo es demasiado pesado como para llevárselo consigo.
Además, le dice que no lo vea partir, ya que podría perturbarlo,
pero el aviador al darse cuenta de lo que va a ocurrir, se
niega a alejarse del príncipe, quien lo consuela diciéndole
que solo tiene que mirar a las estrellas y recordar su encantadora
risa, y así parecerá que todas las estrellas ríen con él.
El príncipe entonces se aleja del aviador, permite que la
serpiente lo muerda y cae al suelo sin ni siquiera hacer ruido.
A la mañana siguiente, el aviador intenta buscar el cuerpo
del principito, pero no es capaz de hallarlo. Así, la historia
termina con un dibujo del paisaje donde el príncipe y el aviador
se encontraban el día en que la serpiente mordió al pequeño.
Como última solicitud, el aviador pide que, si alguna persona
visita ese lugar y se encuentran con un niño de cabello dorado
que se niega a responder a lo que le preguntan, le escriban
lo más pronto posible.
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