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Cuando Thomas Mann escribió La montaña mágica, tenía
en mente su propia transformación política. Puso las primeras líneas
sobre el papel en 1913 y terminó su obra doce años después, tras
la interrupción que supuso la Primera Guerra Mundial. Comenzó el
libro como un "convencido fanático de la guerra", dice Kai Sina.
"Thomas Mann se dejó llevar por la euforia bélica que animaba a
muchos intelectuales, artistas y escritores de la época. Y en 1918,
cuando acabó la guerra, se encontró en una posición completamente
perdida". A partir de entonces, se convirtió en uno de los más elocuentes
luchadores contra el fascismo. "Lo que más me impresiona de Thomas
Mann", dice Sina, "es su coraje para la autorrevisión, su voluntad
honesta y sincera de poner a prueba sus puntos de vista una y otra
vez. Y La montaña mágica refleja exactamente eso". Las tensiones
y peligros que más tarde llevarían a la caída de la República de
Weimar -el primer intento alemán de una auténtica democracia parlamentaria,
que acabó con la toma del poder por los nazis- resuenan en ella.
En 1933, Thomas Mann abandonó Alemania con su familia y se trasladó
a Suiza. Vivió en Estados Unidos de 1938 a 1952, antes de regresar
a Suiza. Defendió la tolerancia y la dignidad humana hasta su muerte
en 1955.
La publicación de La Montaña Mágica, una de las obras
fundamentales de la literatura alemana y la novela más representativa
de Thomas Mann, cumple 100 años en momentos en que los problemas
que abordaba cobran nueva actualidad como lo muestra la forma como
se está conmemorando el aniversario. El centenario se cumplirá en
noviembre pero ya se está celebrando con actos y publicaciones que
anticipan otro aniversario, el de los 150 años del nacimiento de
Mann el año próximo.
La Sociedad Thomas Mann dedicó su congreso anual a
uno de los temas centrales de la novela que el director de la institución,
Hans Wisskirchen, llama su doble contemporaneidad. La novela fue
publicada hace 100 años en momentos en que la República de Weimar
estaba relativamente consolidada pero era atacada desde varios flancos.
Allí se recogen una serie de confrontaciones intelectuales que fueron
claves en Europa desde 1918, explicó Wisskirchen en una entrevista.
Pero lamentablemente muchos de los problemas de los años veinte
vuelve a ser actuales ahora. Piense en Ucrania, en la pandemia,
en el auge de partidos de extrema derecha no sólo en Alemania, agregó.
Thomas Mann, 1875-1955.
El protagonista, Hans Castorp, llega a un sanatorio
de Davos –en agosto de 1907– para una visita de tres semanas y termina
quedándose siete años en los que vive una transformación. La novela
termina con Castorp marchándose para combatir en la Primera Guerra
Mundial. Esa transformación tiene un paralelismo con la que sufre
Mann en el proceso de escritura que se inició en 1913. Mann, en
el momento en que empieza la novela, es un conservador defensor
del imperio guillermino, durante la Primera Guerra Mundial interrumpe
la escritura de La Montaña Mágica y escribe Consideraciones de un
apolítico, un ensayo en el que rechaza la ilustración. En los años
de la escritura de la novela Mann cambia de postura y a partir de
1922 se convierte en un defensor de la República de Weimar y en
un crítico de los movimientos de ultraderecha que desembocarían
en el nazismo.
En la novela hay un personaje, Ludovico Settembrini,
que al comienzo debía ser una caricatura del pensamiento ilustrado
pero que a medida que avanza la novela es un personaje cada vez
más positivo. En una anotación en su diario, del 14 de noviembre
de 1919, el propio Mann registra como el personaje se le estaba
transformando al decir que, aunque sus ideas no son tomadas en serio,
son lo único decisivo en un mundo marcado por la fascinación por
la muerte.
La llegada del nazismo provocó reacciones muy
diferentes.
Settembrini es una de las influencias claves de Castorp
en el sanatorio y que trata de convencerlo permanentemente de que
vuelva al mundo del trabajo y deje Davos. También trata de alejarlo
de la seducción de lo irracional representado por su pasión sin
futuro por una de las pacientes llamada Clawdia Chauchat. Otra influencia
es el jesuita reaccionario Leo Naphta que libra disputas dialécticas
con Settembrini. Naptha rechaza no sólo el pensamiento de la ilustración
sino todo el pensamiento moderno, desde el renacimiento. Muchos
críticos lo han visto como antecedente de los fascismos. La lucha
por el alma de Castorp, como se dice en algún momento en la novela
termina con un duelo a pistola entre los dos personajes que para
Wisskirchen es uno de los momentos decisivos. El duelo se da en
el capítulo sexto donde hay diversos episodios que ilustran lo que
Wisskirchen llama la doble contemporaneidad.
El episodio clave es uno que tiene como subtítulo
Hipersensibilidad. La gente se pelea apasionadamente por cosas sin
importancia o hace de una convicción ideológica –en un momento aparece
un antisemita–parte de su identidad. En el sanatorio también se
participa en disputas ajenas como una entre polacos que termina
siendo documentada y traducida a varios idiomas y distribuida en
diversas partes del mundo. Cuando volví a leer el episodio pensé
que es lo que hoy hacen las redes sociales, el motivo de la disputa
no importa mucho pero todo el mundo termina participando en ella,
dijo Wisskirchen.
La República de Weimar, aunque democrática, se caracterizó
por la hiperinflación, la gran inestabilidad política y social,
en el que se produjeron golpes de Estado militares y derechistas,
intentos revolucionarios por parte de la izquierda y fuertes crisis
económicas. Toda esta combinación provocó el ascenso de Adolf Hitler
y el Partido Nacionalsocialista.
La hipersensibilidad –de antes de la Primera Guerra
Mundial, de las crisis precedentes al ascenso de los fascismos o
de las crisis que se viven ahora– puede llevar a algunos a una simpatía
por un pensamiento como el de Napha y a un rechazo de los consensos
democráticos. Mann lo percibe y en una carta escrita en 1933, el
año del ascenso de Hitler al poder, entra en defensa de Settembrini.
Nos podemos reir todos un poco del buen señor Settembrini pero es
un tío maravilloso frente a los Naptha que ahora mandan, escribe.
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La montaña mágica (Der Zauberberg, en el original
alemán) es una novela de Thomas Mann que se publicó en 1924. Es
considerada la novela más importante de su autor y un clásico de
la literatura en lengua alemana del siglo XX que ha sido traducido
a numerosos idiomas, siendo dominio público en países como Estados
Unidos, España, Brasil, entre otros. Thomas Mann comenzó a escribir
la novela en 1912, a raíz de una visita a su esposa en el Sanatorio
Wald de Davos en el que se encontraba internada. La concibió inicialmente
como una novela corta, pero el proyecto fue creciendo con el tiempo
hasta convertirse en una obra mucho más extensa. La obra narra la
estancia de su protagonista principal, el joven Hans Castorp, en
un sanatorio de los Alpes suizos al que inicialmente había llegado
únicamente como visitante. La obra ha sido calificada de novela
filosófica, porque, aunque se ajusta al molde genérico del Bildungsroman
o novela de aprendizaje, introduce reflexiones sobre los temas más
variados, tanto a cargo del narrador como de los personajes (especialmente
Naphta y Settembrini, los encargados de la educación del protagonista).
Entre estos temas ocupa un lugar preponderante el del «tiempo»,
hasta el punto de que el propio autor la calificó de «novela del
tiempo» (Zeitroman), pero también se dedican muchas páginas a discutir
sobre la enfermedad, la muerte, la estética o la política. La novela
ha sido vista como un vasto fresco del decadente modo de vida de
la burguesía europea en los años anteriores a la Primera Guerra
Mundial.
Montañas cerca de Davos, escenario de la novela La
montaña mágica.
Según declara el mismo autor en una introducción a
la novela, la idea inicial de La montaña mágica se le ocurrió a
raíz de la estancia de su esposa, Katia, en el Sanatorio Wald de
Davos, en 1912. En varias cartas, hoy perdidas, Katia informaba
detalladamente a su esposo de su vida cotidiana en la institución.
El propio Mann visitó a su esposa durante una temporada (en mayo
y junio de ese año), y pudo conocer por sí mismo el funcionamiento
de la institución. Como escribió la propia Katia:
Me visitó en Davos, y su llegada fue, sin duda, similar
a la de Hans Castorp. Él también se bajó del tren en Davos-Dorf
y yo me reuní con él, tal y como hizo el primo de Castorp, Ziemssen.
Subimos al sanatorio, y ahí hablamos incesantemente, como los primos
[...] Le señalé a los tipos varios que ya le había descrito, y luego
los incorporó a su novela, simplemente cambiando los nombres.
Como a Castorp, a Mann el director del sanatorio en
que estaba ingresada su esposa le sugirió que permaneciese internado
por una temporada, pero el autor rechazó la idea.
La Primera Guerra Mundial, también llamada anteriormente
La Gran Guerra (antes de la Segunda Guerra Mundial), fue un conflicto
militar de carácter mundial, aunque centrado en Europa, que empezó
el 28 de julio de 1914 y finalizó el 11 de noviembre de 1918, cuando
Alemania aceptó las condiciones del armisticio.
Un argumento similar había aparecido ya en la novela
Tristán, de 1903, en la que el personaje de Anton Klöterjahn lleva
a su mujer enferma del pulmón a un sanatorio en la montaña. Allí
conoce al escritor Detlev Spinell. Este la convence de que toque
al piano un pasaje de la ópera Tristán e Isolda de Richard Wagner,
a pesar de que los médicos le habían prohibido cualquier esfuerzo.
En un primer momento, Mann pensó escribir sobre este tema una novela
corta que fuese «la contrapartida humorística» de La muerte en Venecia,
que había publicado en 1912, una especie de «drama satírico». Su
propósito era publicarla en la revista satírica Neue Rundschau.
Inició la escritura del primer capítulo de la obra inmediatamente
después de su regreso del sanatorio, interrumpiendo la novela en
la que estaba trabajando (Confesiones del estafador Félix Krull).
Pronto descubrió, sin embargo, que la historia que tenía en mente
demandaba una mayor extensión, por lo que terminó siendo una «novela
corta alargada». El trabajo de Mann en la obra fue interrumpido
por el estallido de la Primera Guerra Mundial. Lo retomó en 1920,
aunque de forma discontinua. Es importante tener en cuenta que durante
el proceso de creación de la novela, las opiniones políticas de
Mann sufrieron una importante transformación. Al estallar la Primera
Guerra Mundial, apoyó explícitamente la causa belicista y el nacionalismo
alemán con varias publicaciones, entre las que destaca el ensayo
Consideraciones de un apolítico, publicado en 1918. En este ensayo,
Mann defendía la tradición cultural alemana (Kultur), oponiéndola
a la de las democracias occidentales (Zivilisation). Esta toma de
posición le hizo enfrentarse a su hermano, Heinrich Mann. Desde
1922, sin embargo, Mann, reconciliado con su hermano, tomó decididamente
partido por la democrática República de Weimar.
Mann publicó finalmente la novela, en dos volúmenes,
en otoño de 1924, en la editorial S. Fischer.
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