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29-Noviembre-2022

Se ha convertido en uno de los géneros más codiciados entre las editoriales y agencias participantes en la reciente Feria del Libro de Frankfurt. Sin embargo, aunque su arraigo literario en el panorama internacional es firme, en España no ha sido hasta estos últimos años cuando el cozy crime, algo así como "el crimen acogedor", ha empezado a ganar adeptos y ha despertado el interés de algunos de los sellos y colecciones de novela negra con más prestigio de nuestro país. Pero ¿puede el crimen ser amable o, por lo menos, ser narrado desde una perspectiva dulcificada y presidida por el sentido del humor? Con Miss Marple y el bucólico pueblecito de Saint Mary Mead, personaje y escenario criminal creados por Agatha Christie, como referentes indiscutibles de la tendencia, el cozy crime ha vuelto renovado a los escaparates de las librerías gracias a un buen puñado de autores que han visto en la posibilidad de enfrentarse con simpatía a las zonas más oscuras del ser humano un digno desafío y lo han superado con creces.

Entre ellos, los británicos Richard Osman (Billericay, 1970) y S. J. Bennet (Richmond, Yorkshire, 1966), un presentador televisivo y una exasesora estratégica que, en la estela de Agatha Christie y algunos otros nombres de la sofisticada ficción criminal de la primera mitad del siglo XX, como Dorothy L. Sayers, Josephine Tey o Rex Stout, han incorporado a sus relatos de sangre y misterio una buena cantidad de ironía, ternura y comedia.

"En Inglaterra todo parece tranquilo, correcto e idílico, pero luego todos quieren matarse entre ellos… el mal está bajo la superficie, oculto detrás de personajes adorables que toman el té". Este es el punto de partida para Osman, quien con su ópera prima, El club del crimen de los jueves (Espasa, 2021), una intriga protagonizada por un grupo de ancianos que disfrutan resolviendo crímenes míticos y terminan investigando un asesinato real, se convirtió en el autor del tercer libro más vendido de la historia del Reino Unido desde que hay registros, solo por detrás de Dan Brown y J. K. Rowling.

El escritor y presentador de televisión británico Richard Osman, superventas gracias a sus novelas del género.

Con dos títulos más de la serie ya a la venta, El jueves siguiente y el recién llegado El misterio de la bala perdida, Osman hace hincapié en la seriedad de sus historias y el respeto por las reglas del género pero, a la vez, se centra en la amabilidad que transmiten sus personajes, "que sentimos muy cercanos, cómplices, con una forma muy particular de interpretar el mundo al estar de vuelta de todo; cándidos y, al mismo tiempo, sin un pelo de tontos". Por su parte, S. J. Bennett no encontró la inspiración en una urbanización para mayores, aunque sí en alguien de edad: la reina Isabel II de Inglaterra, motor absoluto de El nudo Windsor (Salamandra, 2021), que cuenta cómo, durante los festejos del noventa cumpleaños de la monarca, uno de los invitados es hallado muerto y ella toma las riendas de la investigación.

A pesar de todo, Bennett se muestra tajante ante la posibilidad de otorgarle al crimen cierta calidez: "El crimen siempre es traumático, por eso resulta un elemento interesantísimo a la hora de escribir", explica. Lo que varía es el contexto, a qué partes del paisaje decidimos prestarles atención. "Yo me muevo en el extremo más agradable del noir, el de las relaciones de quienes quedan vivos y los elementos del rompecabezas que hay que resolver para descubrir al responsable del delito y, de esta manera, restaurar la sensación de seguridad en la comunidad. Así es como, aunque la brutalidad sigue presente, consigo expulsarla fuera de la página".

A El nudo Windsor le siguió Un caso de tres perros. De ambas novelas hemos podido disfrutar en España gracias a la labor de la editorial Salamandra. Anik Lapointe, responsable de la colección Salamandra Black, tiene claro "que el crimen es violento por naturaleza, pero en la ficción el autor puede crear, a través del ambiente, el entorno y los personajes, formas de matar que, al menos en apariencia, se alejan de esa violencia. De esta manera el crimen se cuela suavemente en nuestra vida cotidiana y el novelista siembra dudas sobre nuestro propio confort: el mal está entre nosotros".

Lapointe, que en primavera publicará un cozy crime japonés que mezcla la investigación y la cocina, está convencida de que el lector español se inclina cada vez más hacia "una novela entretenida, más ligera y menos brutal, pero sobre todo inteligente y bien construida". Esta es la premisa que cumplen, por ejemplo, los títulos de M. C. Beaton y su heroína, Agatha Raisin, que en Agatha Raisin y la quiche letal (Salamandra, 2021) hace trampas en un concurso y ve cómo uno de los miembros del jurado muere envenenado; o de David Safier y su parodia de Angela Merkel en Miss Merkel. El caso de la canciller jubilada (Seix Barral, 2021), donde la expolítica, que no se acostumbra al exceso de tiempo libre tras su retiro rural, decide indagar en los motivos de la muerte de un noble de la zona en que reside.

Margaret Rutherford, legendaria Miss Marple del cine clásico, el personaje de Agatha Christie que es referente del ’cozy crime’.

Pero quizás, la prueba más flagrante del triunfo del cozy crime dentro de nuestras fronteras sea la publicación de Los casos de Clara Campoamor (Eunate, 2022), una serie de relatos encadenados y basados en episodios reales en los que Clara Campoamor, bien como periodista, bien como abogada, fue parte implicada y contribuyó a la resolución del conflicto. Asesinatos, robos, fraudes, prostitución, mujeres que lucharon por sus derechos… En esta obra de Isabel Lizarraga, filóloga hispánica y experta en el estudio del feminismo español, el ingenio y la rebeldía se dan la mano para adentrarse en los rincones más oscuros de una parte de nuestro pasado no tan lejano desde la aventura y la diversión, definitivamente uno de los mejores filtros para enfrentarse a los temas más serios.

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Vender más de 100.000 libros en tres días está al alcance de muy pocos. Es lo que consiguió Richard Osman en Reino Unido con el lanzamiento de El jueves siguiente, la continuación de El club del crimen de los jueves (editados aquí por Espasa), uno de los mayores best sellers de 2020, también en España. Osman suma en poco más de un año más de dos millones de ejemplares vendidos tras convertir al grupo de ancianos que protagoniza sus libros en grandes referentes del llamado cosy crime o cozy mysteries, todo un fenómeno de ventas en gran parte de Europa y Estados Unidos. Las señas de identidad más destacables de este subgénero surgen por oposición al crudo realismo y la violencia explícita habituales en la novela negra, para ofrecer misterios a la vieja usanza resueltos por detectives aficionados. Una necesaria vuelta de tuerca al clásico tablero del Cluedo y aquello de "fue el mayordomo en la biblioteca con el veneno", con indudable tirón entre el público.

Aquí no hay sitio para la sordidez de los bajos fondos urbanos ni para los policías a punto de jubilarse macerados en alcohol. En su lugar encontramos a una cincuentona soltera que deja su empresa de relaciones públicas para retirarse en un pueblecito de la campiña inglesa o a la mismísima Isabel II desplegando toda su astucia para resolver un posible caso de asesinato cometido en una de las habitaciones del Palacio de Windsor. Hablamos de Agatha Raisin, la improbable heroína de M.C. Beaton, considerada como la reina del cosy crime con 30 entregas a sus espaldas, y de otra reina, en este caso la de Inglaterra, protagonista de El nudo Windsor, de S.J. Bennett. Ambas, herederas de la Miss Marple de Agatha Christie y la Jessica Fletcher de Se ha escrito un crimen, han llegado a las librerías españolas en los últimos meses de la mano de Ediciones Salamandra. Su editora, Anik Lapointe, ofrece algunas claves para entender por qué las palabras cosy crime (cosy significa acogedor, cómodo o amigable) no son un oxímoron : "es el subgénero más simpático de la ficción criminal. Nos habla de las relaciones personales de la gente, busca el mal en los hechos cotidianos, donde menos se espera. Suele haber tantas pistas buenas como falsas, porque uno de los placeres de estas novelas consiste en descubrir el misterio".

En todas partes cuecen habas ...

En las últimas semanas a esta lista se ha sumado otro título, Miss Merkel. El caso de la canciller jubilada (Seix Barral), en el que David Safierahonda en esta creciente tendencia de convertir a personajes públicos en detectives aficionados. Si la idea de poner a la canciller alemana a investigar un caso en la Alemania rural tras abandonar la política no fuera ya lo suficientemente sugerente, el humor con el que Safier impregna cada página se encarga del resto. ¿Se imaginan a Angela Merkel llamando "bizcochito" a su marido? Pues ese es solo uno de los detalles de unas aventuras que, según ha asegurado el propio Safier, tendrán continuidad en breve, después de vender cerca de 300.000 ejemplares en Alemania en seis meses. Tirando de estereotipo con cierto tufo machista, se podría pensar que es un género cuyo público objetivo son mujeres de mediana edad que toman el té, participan en cursos de cocina y conviven con uno o más gatos. Prejuicios aparte, adentrarse en las páginas de Agatha Raisin y la quiche letal o en El club del crimen de los jueves supone descubrir un agudo retrato de caracteres, atractivo para todo tipo de lectores, con oleadas de sarcasmo típicamente británico afilando cada página.

Es un homenaje a los clásicos que evita caer en la parodia y actualiza algunos de los tropos de las novelas de misterio que triunfaban en los años 40 y 50. Además, nada es tan idílico como parece. Si Raisin es una "experta chantajista emocional" que hace frente a los pueblerinos de los Cotswolds con grandes dosis de cáustica ironía, los villanos de las novelas de Osman son retratados con despiadada mordacidad. Por su parte, la Isabel II nonagenaria de El nudo Windsor aporta su punto de vista incisivo con respecto a los que la rodean. Una de sus ayudantes la presenta como alguien con "ojos de lince, olfato para las sandeces y una memoria prodigiosa", algo que demuestra con creces en varios momentos de la trama. La Miss Merkel de Safier tampoco se queda atrás: saca su a relucir su afilada visión del género humano al analizar a los seis sospechosos de la muerte de un aristócrata que ha aparecido muerto en la mazmorra de su castillo ataviado con una armadura medieval. La popularidad del cosy crime en el panorama cultural actual parece algo inesperado, un eco de tiempos pasados, quizá más ingenuos que este siglo XXI tan de vuelta de todo. Pero conviene ver más allá y darse cuenta de que detrás del nordic noir, los regueros de sangre en la nieve y el lenguaje de las autopsias y los interrogatorios policiales, el género negro es mucho más diverso de lo que parece. Estos rompecabezas amables no son el antídoto del 'true crime' o de la abundancia de "thrillers violentos, adictivos y trepidantes, como dicen tan bien las fajas", según Anik Lapointe. Ella misma da con la respuesta a través de una pregunta, como suelen hacer los buenos detectives: "¿qué mejor refugio para los traumas de la realidad que un mundo de postal donde se hace justicia, se vence a los villanos y todo acaba bien?".

Las 20 mejores ciudades y pueblos rurales para mudarse en el Reino Unido.

El jueves siguiente.Richard Osman. A la vejez, casos de asesinato. Cuatro octogenarios afrontan una segunda investigación en la que están implicados un viejo amigo, unos diamantes robados y la mafia. El nudo Windsor.S.J. Bennett. Un híbrido entre The Crown y las historias de Miss Marple en el que Isabel II revela unas dotes de observación y deducción dignas de Sherlock Holmes. Agatha Raisin y el veterinario cruel.M.C. Beaton. La segunda entrega de la serie nos devuelve al idílico pueblo de Carsely y a sus no tan idílicos habitantes. Miss Merkel. El caso de la canciller jubilada. David Safier. En 2022, solo unos meses después de dejar su cargo, Angela Merkel descubre una vocación desconocida: investigar crímenes. El truco de los espejos.Agatha Christie. Las reediciones de la "madre" del cozy crime nos devuelven joyas como esta, ambientada en una mansión en la que conviven una extraña familia y un reformatorio para jóvenes criminales.

En Europa, la eclosión de esta modalidad de “crímenes amables” –esa es su verdadera traducción— fue en Reino Unido, lugar de nacimiento de Marple y Sherlock Holmes, y donde, pese a ser estadounidense, triunfó la figura de Jessica Fletcher, protagonista de la ficción televisiva Se ha escrito un crimen, que llegó un tiempo después a España causando la misma admiración. Sin embargo, esa misma devoción literaria no se había visto hasta la llegada de la pandemia. ¿El motivo? Lapointe lo tiene claro: “Hemos visto que el lector buscaba más que antes una novela entretenida, más ligera y menos violenta, aunque inteligente y bien construida y con personajes entrañables. Un libro que permita evadirnos de estos tiempos que corren”.

Diferentes adaptaciones del sesudo detective, sin olvidar la serie de dibujos animados de Hayao Miyazaki y Kyosuke Mikuriya, un clásico de los ochenta. El Miyazaki de Studio Ghibli.

Y es que sin duda, esta opción es mucho más “agradable” – pese a que esto resulte un oxímoron– que, por ejemplo, el nordic noir, uno de los géneros literarios de ficción policíaca más sangrientos. “El enigma acaba resuelto y la vida sigue hasta el próximo caso”. Además, apunta, “algunos de estos pueblos idílicos tienen una tasa de crimen vertiginosamente alta”, por lo que los autores aprovechan esta singularidad y la potencian para ambientar allí sus historias. También lo ve así la editora Rocío Fernández, de Seix Barral, que asegura que “cuando hay incertidumbre o la realidad es amenazante, leer este tipo de historias es casi un refugio en el que hay poca o ninguna violencia y en la mayoría de los casos, un final feliz”.

Ambas editoras confirman que el triunfo de este tipo de novelas es “una tendencia generalizada del mercado europeo” y recuerdan que muchas veces el acompañante de estos detectives aficionados es un animal. “Las hay que casi ejercen de Watson, indicando o descubriendo pistas. En otras ocasiones son el motor que pone en marcha muchos de los momentos más divertidos de una novela, sobre todo por su observación (y si se tercia, por su valoración o incluso mofa) del extravagante comportamiento de los humanos que les rodean, como ocurre con Putin, el inseparable perrito de Miss Merkel, el personaje que ha creado David Safier”, apunta Fernández. En cuanto al público lector, concluyen, “no es exclusivamente femenino”, como sí ocurría años atrás. “El fenómeno británico reciente de Richard Osman o nuevas series de televisión como Solo asesinatos en el edificio —disponible en Disney + y protagonizada por Steve Martin, Martin Short y Selena Gomez — muestran que hay un lector o espectador de este tipo de historias cada vez más global, más allá de su género o edad”.

Los vecinos del Upper West Side, Charles, Oliver y Mabel, comparten su amor por el crimen real. Cuando un vecino muere en su edificio, el trío decide resolver el misterio y grabar un podcast al respecto.

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