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El realismo mágico es un movimiento literario y pictórico
de mediados del siglo XX y se define por su preocupación estilística
y el interés de mostrar lo irreal o extraño como algo cotidiano
y común.
El término fue usado por un crítico de arte, el alemán
Franz Roh, para describir una pintura que demostraba una realidad
alterada, y llegó al idioma español con la traducción en 1925 del
libro Realismo mágico (Revista de Occidente, 1925). Más tarde, en
1948, fue introducido a la literatura hispanoamericana por Arturo
Uslar Pietria en su ensayo Letras y hombres de Venezuela (1948).
Señala Uslar:
Lo que vino a predominar en el cuento y a marcar su
huella de una manera perdurable fue la consideración del hombre
como misterio en medio de datos realistas. Una adivinación poética
o una negación poética de la realidad. Lo que a falta de otra palabra
podrá llamarse un realismo mágico.
El crítico venezolano Víctor Bravo señala que la noción
de 'realismo mágico' nació casi de manera simultánea con la de 'real
maravilloso': "La formulación inicial de una y otra noción —como
referencia a un modo de producción literaria latinoamericana— se
hace casi de manera simultánea. En 1947, Arturo Uslar Pietri introduce
el término "realismo mágico" para referirse a la cuentística venezolana;
en 1949 Alejo Carpentier habla de "lo real maravilloso" para introducir
la novela El reino de este mundo, y algunos la consideran que es
la novela iniciadora de esta corriente literaria. Ese mismo año
Miguel Ángel Asturias publicó en Buenos Aires su novela Hombres
de maíz, también considerada una precursora del realismo mágico.
En el caso de Chile, el escritor, poeta y dramaturgo, Mario Jorquera,
fue uno de los mayores contribuyentes con el realismo mágico, principalmente
con su obra "El Bananero", publicada en 1923; mientras que las obras
surrealistas de la escritora chilena María Luisa Bombal también
tuvieron una influencia en el movimiento. Como referente literario
previo al uso del término realismo mágico por parte de Uslar Pietri,
debe citarse a Massimo Bontempelli quien, en 1919, "conquista gran
popularidad al publicar sus novelas del ciclo la 'Vida intensa',
iniciándose en una literatura —según nota de Nino Frank en el 'Dictionnaire
des Auteurs', de Laffont-Bompiani— que sacrifica la corriente convencional
de la época, a la manera de Anatole France, convirtiéndose en una
especie de apóstol de lo que se conoció como realismo mágico".
Gabriel José de la Concordia García Márquez fue un
escritor y periodista colombiano. Reconocido principalmente por
sus novelas y cuentos, también escribió narrativa de no ficción,
discursos, reportajes, críticas cinematográficas y memorias. Fue
conocido como Gabo, y familiarmente y por sus amigos como Gabito.
Reconocido como uno de los narradores más importantes
del siglo XX, Gabriel García Márquez se convirtió en el máximo representante
de este estilo literario. Alabado y criticado por sus ideas políticas,
Gabo, como se le conocía familiarmente, se ganó el aplauso internacional
por su obra y en 1982 fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura.
Qué es aquello que llamamos realismo mágico en Cien
años de soledad, la obra cumbre de Gabriel García Márquez. ¿Cuáles
son los fundamentos culturales de ese realismo mágico en su obra?
Gabo lo borda en ‘Del amor y otros demonios’. Publicada
en 1949, esta obra ambientada en la época colonial de América Latina
El realismo mágico se desarrolló en las décadas de
los 60 y 70, producto de las discrepancias entre dos visiones que
en ese momento convivían en Hispanoamérica: la cultura de la tecnología
y la cultura de la superstición. Sin embargo, existen textos de
este tipo desde la década de 1930 en las obras de José de la Cuadra,
en sus nouvelles, por ejemplo, La tigra, y también sería desarrollado
en profundidad este estilo de escritura por Demetrio Aguilera Malta
(Don Goyo, La isla virgen). En el año 1942 se publica la novela
Pedro Arnáez de José Marin Cañas que según el filósofo Constantino
Láscaris es una obra fundamental para el movimiento.
El hombre del crustáceo (1980), de Marcial Gómez.
Han sido muchos los artistas que utilizaron este estilo
para expresar emociones mediante la palabra escrita, sin embargo
es imprescindible nombrar como máximos exponentes al venezolano
Arturo Uslar Pietri quien se reputa como padre indiscutible de esta
vanguardia literaria quien le da vida al Realismo Mágico con su
novela Las lanzas coloradas publicada en (1931), ya que este mismo
hace mención en buscar un nombre que explicara, y reflejara las
necesidades que se vivían en la época. Quien seguiría 36 años después
con su novela Cien años de soledad sería el colombiano Gabriel García
Márquez, galardonado con el Premio Nobel de Literatura. También
destacan autores como el mexicano Carlos Fuentes con su novela Aura,
el brasileño Jorge Amado con su novela Doña Flor y sus dos maridos,
aunque muchos aclaman como padres del realismo mágico a Juan Rulfo
con Pedro Páramo, Arturo Uslar Pietri con su novela Lanzas Coloradas
(1931),y al guatemalteco Miguel Ángel Asturias. Otros representantes
importantes del Realismo Mágico fueron José de la Cuadra con Los
Sangurimas, y Elena Garro con Los recuerdos del porvenir.
Algunos autores con obras emblemáticas del género
son la cubano-estadounidensese Mireya Robles con Hagiografía de
Narcisa la Bella, Laura Esquivel con Como agua para chocolate y
la chilena Isabel Allende con La casa de los espíritus, entre otros.
También el argentino Manuel Mujica Lainez, con Bomarzo (1962), y
el ecuatoriano Demetrio Aguilera Malta, con Siete lunas y siete
serpientes (1970), podrían incorporarse al grupo. En el siglo XXI,
destacan las obras de los mexicanos Rodolfo Naró y Felipe Montes.
Esta corriente no es exclusiva de Latinoamérica, aunque esta región
está considerada como su punto de origen y posterior desarrollo.
En la literatura japonesa contemporánea, por ejemplo, Haruki Murakami
es su exponente más reconocido. El alemán Gunther Grass, el indobritánico
Salman Rushdie, el checo Milan Kundera y el portugués José Saramago
han sido, en numerosas ocasiones, catalogados dentro de esta tendencia
por la crítica especializada.
Isabel Angélica Allende Llona (Lima, 2 de agosto de
1942) es una escritora chilena. Desde 2004 es miembro de la Academia
Estadounidense de las Artes y las Letras. Obtuvo el Premio Nacional
de Literatura de Chile en 2010. Autora de superventas, la venta
total de sus libros alcanza 73 millones de ejemplares y sus obras
han sido traducidas a 42 idiomas. Es considerada como la escritora
viva más leída del mundo de la lengua española.
Los siguientes elementos están presentes en muchas
obras del realismo mágico, pero no necesariamente todos se encuentran
en ellas. Además, algunas obras pertenecientes a otros géneros también
pueden presentar características muy similares:
Predominio de "narrador impasible". El narrador presenta
los hechos generando una atmósfera de normalidad aunque se trate
de sucesos extraordinarios. Contenido de elementos mágicos/fantásticos
percibidos por los personajes en general como parte de la "normalidad".
Elementos mágicos tal vez intuitivos, pero (por lo general) nunca
explicados. Presencia de lo sensorial como parte de la percepción
de la realidad. Presencia del paisaje y/o climas reforzando las
emociones de los personajes. Alusión a referencias socio-culturales
de los ámbitos más populares y/o pobres de las comunidades. Los
hechos son reales pero tienen una connotación fantástica, ya que
algunos no tienen explicación, o es muy improbable que ocurran.
Lo verídico: ciertos hechos precisos ocurridos en Latinoamérica
participan de la irrealidad y constituyen la base de muchas narraciones.
Los personajes pueden sufrir ciertas metamorfosis como lo hacen
en los cuentos maravillosos.
Tomasz Setowski.
En la linea temporal encontramos cuatro posturas:
Tiempo cronológico: Las acciones siguen el curso lógico
del tiempo. Ruptura de planos temporales: mezcla de tiempo presente
con tiempo pasado (regresiones) y tiempo futuro (adelantos). Además,
se fragmenta el texto en secuencias que no concuerdan en tiempo
ni espacio. Tiempo estático: El tiempo cronológico se detiene, es
como si no trascendiera. En cambio, fluyen los pensamientos de los
personajes. Tiempo invertido: Es el más contradictorio. Se trastoca
el curso del tiempo y se cambia la secuencia natural del día hacia
la noche o viceversa. Por ejemplo: "Era el amanecer. Se hizo la
noche".
Los recuerdos del porvenir es un parteaguas dentro
de las letras universales no sólo porque inicia el realismo mágico
en la literatura hispanomericana, sino también porque Elena Garro
hace una lectura desmitificadora sobre la Revolución mexicana; y
por la estructura cíclica, el manejo mítico del tiempo y del espacio
y por lo insólito del lenguaje poético plasmados en la novela. Es,
desde luego, una obra maestra.
El realismo mágico y la literatura fantástica son
producto de la transgresión del límite entre lo real y lo irreal.
El realismo mágico forma parte de la literatura fantástica y a la
vez se diferencia. Forma parte porque muchos de los procedimientos
que emplea son los mismos: la metamorfosis, tratar lo desconocido
como real, la visión subjetiva de los hechos, la irrupción de lo
inverosímil, etc. Es decir, lo fantástico es la irrupción de lo
irreal en lo real y funciona como una advertencia; el realismo mágico
es lo irreal en el mundo real como espectáculo. Se diferencia de
la literatura fantástica porque esta tiene su poderosa manifestación
romántica en el siglo pasado en Europa; en Latinoamérica tiene caracteres
propios. El realismo mágico no tiene sus mayores referentes en Europa,
es casi exclusivo de Latinoamérica y especialmente del Caribe. También
podríamos considerar que la literatura fantástica, con Borges y
Cortázar, es urbana; el realismo mágico pertenece a los poblados,
al campo, a la montaña.
Escrita con una prosa dotada de deslumbrantes poderes
sensoriales, Los recuerdos del porvenir marcó el luminoso arranque
en la trayectoria de Elena Garro. El pueblo de Ixtepec es quien
cuenta en estas páginas una sucesión de episodios en los que se
mezclan la crueldad y la fe, la pasión y el odio, la mentira y la
perfidia, con la mirada propia de los grandes relatos fantásticos,
a través de un amplio reparto de personajes de las distintas capas
sociales, desde las prostitutas y los campesinos hasta las antiguas
familias y los religiosos. Ixtepec se ubica en la tierra caliente
del corazón de México, en un sitio que es todos y es ninguno, pues
se trata del pueblo imaginario en que Elena Garro ambientó su representación
de los convulsos años posrevolucionarios de un México en el que
la injusticia del despojo de tierras, el racismo y la violencia
contra las mujeres eran, como lo son hoy, un asunto de todos los
días. Fábula poderosa de las heridas históricas de un país y una
época, Los recuerdos del porvenir está llamada a ocupar, finalmente,
su sitio como un clásico indiscutible de la literatura hispanoamericana.
Años atrás, Anaís Echevarría trató de descargarse
del peso de su historia emigrando a Inglaterra, pero, con la muerte
de su madre, debe volver a su Perú natal para vender la casa familiar,
conocida en Lima como «La casa amarilla de la colina». Es la última
Echeverría que queda por rmar, pero le cuesta dejar ir la centenaria
casona con su aire cargado de pasado y fantasmas. Años atrás, Julia
Álvarez Yupanqui cayó desde una ventana del segundo piso de la casa
amarilla de la colina, terminando en una explosión de sangre y huesos
contra los azulejos del patio andaluz. Ascendida a los cielos, observará
los cíclicos recorridos que hilvanaron el linaje de Echeverría y
la historia del Perú, antes de resucitar como santa y emprender
un segundo viaje a la zaga de algo que Anaís ha perdido. Es una
novela río de un solo volumen, historias dentro de historias, el
reposado desenmarañar del tiempo.
Los zorros a los que hace referencia el título de
la obra (el de arriba y el de abajo) son personajes mitológicos
tomados por el autor de unas leyendas indígenas recopiladas a fines
del siglo XVI o comienzos del siglo XVII por el doctrinero hispanoperuano
don Francisco de Ávila en la provincia de Huarochirí. Estas leyendas
escritas en quechua fueron traducidas al castellano y editadas por
el mismo Arguedas bajo el título de Dioses y hombres de Huarochirí
(1966). Según el plan del lector estos zorros debían entrometerse
de vez en cuando en los sucesos narrados para comentarlos y orientarlos.
Sin embargo tal plan no se desarrolla a plenitud. Los zorros solo
figuran en dos ocasiones con nombre propio, al final del Primer
Diario y del capítulo I; otras veces parecen encarnarse en el capítulo
III en las figuras de don Ángel Rincón Jaramillo (el zorro de abajo)
y don Diego (el zorro de arriba), aunque de manera no muy clara.
Beloved es una novela publicada en 1987 por la escritora
estadounidense Toni Morrison. Ambientada después de la Guerra de
Secesión Americana (1861–1865), está inspirada por la historia de
una esclava afroamericana, Margaret Garner, quien se escapó de la
esclavitud en Kentucky a finales de enero de 1856 huyendo a Ohio,
un estado libre. En la novela, la protagonista Sethe es también
una esclava que escapa de la esclavitud, yéndose a Cincinnati, Ohio.
Tras veintiocho días de libertad, llega la orden de recuperarla
a ella y a su hijo, por la Ley de esclavos fugitivos de 1850, que
daba a los propietarios de esclavos el derecho a perseguirlos y
recuperarlos cruzando las fronteras estatales.
Sethe mata a su hija de dos años antes que permitir
que la tomaran de nuevo y la llevasen a Sweet Home, la plantación
de Kentucky de la que Sethe había huido recientemente. Una mujer
que presumía ser su hija, llamada Beloved, regresa años después
para perseguir la casa de Sethe en el n.º 124 de Bluestone Road,
Cincinnati, Ohio. La historia se abre con una introducción al fantasma:
"124 era malicioso. Lleno de veneno de bebé."1? La novela ganó el
Premio Pulitzer de Ficción en 19882? y fue finalista del National
Book Award de 1987.
Fue adaptado en 1998 a una película del mismo título
protagonizada por Oprah Winfrey. Una encuesta entre New York Times
de escritores y críticos literarios la consideraron la mejor obra
de ficción estadounidense de 1981 a 2006. El libro está dedicado
a "Sesenta millones y más", a los africanos y a sus descendientes
que murieron como resultado del comercio atlántico de esclavos.
Miel y Sam siempre han sido diferentes. Una chica
latina a la que le crecen rosas de las muñecas, con el borde del
vestido siempre mojado, y un chico pakistaní sin apenas familia
que pinta lunas y las cuelga de los árboles. A pesar del secreto
que Sam esconde y a veces amenaza con abrumarle, a pesar del pasado
que Miel es incapaz de recordar, y de su miedo irracional al agua
y a las calabazas, a pesar de todo ello se tienen el uno al otro.
Pero su pequeño mundo se tambalea cuando las hermanas Bonner, las
gringas bonitas, se obsesionan con las rosas de Miel, seguras de
sus poderes curativos, y están dispuestas a todo para arrebatárselas.
Cuando la luna era nuestra es una historia de aceptación,
de crecimiento, de primer amor, repleta de magia y lirismo, con
una prosa tan rica que se puede ver, oler y saborear. Esta obra
recibió en 2016 el premio Tiptree y resultó finalista en el premio
National Book para jóvenes lectores y el Stonewall en 2017.
Abril está obsesionada con sus sueños. Desde que se
cruzó con ese desconocido en la biblioteca, él se le aparece cada
vez que se queda dormida. En los sueños, el chico es Víctor, un
burgués de la Barcelona de 1914, y ella…. Ella ni siquiera es ella
misma, sino Marina, una obrera que vive en el mismo edificio que
Víctor. Mientras la historia de los dos jóvenes del pasado avanza
noche tras noche, Abril lucha por mantenerse al margen de las emociones
de Marina e intenta descubrir qué significan esos sueños.
En uno de los cuentos reunidos en este volumen, la
protagonista explica su encuentro con un albatros, ese pájaro solitario
y de vuelo majestuoso al que Baudelaire dedicó un poema. Ella y
su padre se topan con lo que llaman «albatros perdidos» o «albatros
divagantes», aves que, debido al sobreesfuerzo por la falta de viento,
enloquecen, se desorientan y acaban llegando a lugares muy alejados
de su hábitat natural. Los protagonistas de estos ocho relatos son
cada uno a su manera «divagantes». Algún acontecimiento inesperado
ha quebrado las rutinas de sus vidas, los ha obligado a salir de
su espacio habitual y a moverse por extraños territorios.
Por ejemplo, la chica que un día conoce en un hospital
a un tío proscrito durante años en su familia por algo que nadie
quiere decir; el actor frustrado que inicia, sin darse cuenta, una
vida distinta en la casa de un antiguo compañero de carrera a quien
le han ido mejor las cosas; la mujer que vive con sus hijos en un
mundo agonizante en donde conviene más estar dormido que despierto,
o el narrador del magnífico cuento «La puerta rosada», quien descubre
la solución para su insatisfactoria vida familiar en una callecita
solitaria. Estos relatos, que transitan entre el realismo y la fantasía,
enfrentan a sus personajes con esa obsesión que nuestra sociedad
ha cincelado con esmero: la del éxito y el fracaso, y dan cuenta
de la maestría que Guadalupe Nettel ha alcanzado en este género.
La historia de un pueblo y sus excéntricos habitantes,
que es al mismo tiempo la historia de un siglo y un país. «Antaño
es un lugar situado en el centro del universo»: con esta frase arranca
esta novela. Antaño es un pueblo mítico situado en el corazón de
Polonia, un microcosmos habitado por personajes singulares y excéntricos:
Genowefa, Espiga, Misia, el Hombre Malo, el señor Popielski, Micha,
el viejo Boski, Izydor, Florentynka, Ruta, la señora Papug, un rabino
que regala un extraño Juego, cosacos invasores, almas en pena que
se creen vivas, viejas locas que entienden a los animales, perros
sabios como Pepona, caballos, vacas, ángeles guardianes e incluso
el mismísimo Dios.
Un lugar llamado Antaño, la tercera novela de Olga
Tokarczuk, la consagró como una autora de imaginación desbordante
y una voz fundamental de la literatura polaca contemporánea, y la
lanzó internacionalmente, en un importante primer paso que desembocaría
en dos premios concedidos en 2018: el Man Booker Internacional y
sobre todo el Nobel. Acaso podríamos definir esta novela como un
cruce entre Cien años de soledad y un cuadro de Chagall.
El bosque animado es una novela del escritor español
Wenceslao Fernández Flórez publicada en 1943, en la que se muestra
la vida de todas las criaturas que forman la fraga de Cecebre a
lo largo de 16 "estancias" o capítulos. Cada estancia equivale a
un cuento autónomo, aunque relacionados todos entre sí por el bosque
gallego en el que transcurren las peripecias de sus personajes,
habitantes todos ellos de la fraga, y que aparecen en más de una
estancia. La fraga misma es la vida que prevalece sobre la muerte.
El hilo narrativo se desarrolla en primera persona
desde el punto de vista de un narrador omnisciente que no pertenece
al universo presentado, universo regido por cierto animismo en el
que animales y plantas son poseedoras de un alma y pensamiento antropomórfico.
De esta forma, el recurso a la prosopopeya, o la atribución de cualidades
propias del hombre a los seres irracionales.
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Al marido de Asa le han ofrecido un trabajo en una
zona remota de Japón, junto al hogar en que nació. Durante un verano
excepcionalmente cálido, la pareja se instala junto a la casa de
los suegros, entre el ensordecedor e invasivo rugido de las cigarras.
Hasta que un día Asa se topa con una extraña criatura, que no se
parece a nada. La sigue hasta el terraplén de un río y cae en un
agujero que parece haber sido creado para ella, y en el que queda
atrapada para siempre. Casas asoladas por plagas de comadrejas.
Niños fantasma. Pasillos que nos transportan «al otro lado», como
si Alicia reviviera en el Japón de la tecnología punta. Oyamada
firma un tríptico narrativo literariamente puro sobre la idea de
que el entorno que nos rodea puede anticipar nuestras emociones
y hasta nuestro destino.
En un convulso 1974, mientras el ejército turco ocupa
el norte de Chipre, Kostas, un griego cristiano, y Defne, una turca
musulmana, se reúnen en secreto bajo las vigas ennegrecidas de la
taberna La Higuera Feliz, donde cuelgan ristras de ajos, cebollas
y pimientos. Allí, lejos del fragor de la guerra, crece a través
de una cavidad en el techo una higuera, testigo del amor de los
dos jóvenes, pero también de sus desencuentros, de la destrucción
de Nicosia y de la trágica separación de los amantes. Décadas más
tarde, en el norte de Londres, Ada Kazantzakis acaba de perder a
su madre. A sus dieciséis años, nunca ha visitado la isla en la
que nacieron sus padres y está desesperada por desenredar años de
secretos, división y silencio. La única conexión que tiene con la
tierra de sus antepasados es un Ficus carica que crece en el jardín
de su casa.
Una historia llena de magia sobre la pertenencia y
la identidad, el amor y el dolor, y la asombrosa capacidad de regeneración
a través de la memoria. Preciosa y desgarradora en palabras de Margaret
Atwood.
Kafaka Tamura se va de casa el día que cumple quince
años. Los motivos, si es que los hay, son las malas relaciones con
su padre -un famoso escultor convencido de que su hijo repetirá
el aciago sino de Edipo de la tragedia clásica- y la sensación de
vacía producida por el abandono de su madre y su hermana. Sus pasos
le llevarán al sur de Japón, a Takamatsu, donde encontrará refugio
en una peculiar biblioteca. Si sobre la vida de Kafka se cierne
la tragedia (en el sentido clásico), sobre la de Satoru Nakata ya
se ha abatido: de niño, durante la II Guerra Mundial, sufrió un
extraña accidente del que salió sumido en una especie de olvido
de sí, con dificultades para comunicarse. A los 60 años, abandona
Tokyo y emprende un viaje que le conducirá, como a Kafka, a la biblioteca
de Takamasu. Así, vidas y destinos, destinos y pesadillas se van
entretejiendo en un curso inexorable que no atiende a razones ni
a voluntades.
Elegida mejor novela de 2005 por The New York Times.
Pasado y presente, sueño y vigilia, se funden en una versión inusitada
de la tragedia de Edipo.
Candelaria tiene doce años y vive con su excentrica
familia en Parruca, un mítico lugar perdido entre montañas. Su madre
habla con las piedras, su hermanastro cultiva hongos alucinógenos
y su padre, un artista que esculpe ballenas, los ha abandonado.
Mientras la vegetación devora la casa, reciben a extraños personajes:
una mujer experta en plantas venenosas con más de un muerto a cuestas,
un hombre que teme a los rayos, un desahuciado que persigue su propia
muerte y deja tras de sí un enigmático manuscrito... Candelaria
intentará que la acompañen en la búsqueda de su padre, y ese proceso
le revelará la verdadera complejidad de la vida y la naturaleza
vulnerable de los seres humanos. Con ecos de Gabriel García Márquez,
Juan Rulfo y Gioconda Belli, Donde cantan las ballenas pertenece
a ese nuevo realismo, presente en las obras de Dolores Reyes, Karina
Sainz Borgo o Mariana Enriquez, que nos revela una Latinoamerica
desconocida.
Ixtepec, un pueblo escondido en el territorio mexicano,
es quien nos cuenta la amarga historia de los hermanos Moncada.
Durante un sangriento episodio de la guerra “cristera” el siniestro
general Francisco Rosas se enamora de una bella y misteriosa mujer
llamada Julia. Su obsesión crece cuando esta le abandona. Entonces
Isabel Moncada se entrega a él presa del miedo y la admiración sin
intuir el drama. La búsqueda del amor imposible y las ansias de
libertad propician la tragedia. Los recuerdos del porvenir no es
sólo un relato histórico, sino una reflexión, más allá del tiempo,
de la sumisión a la tiranía, la pasividad, la cobardía y el abandono.
Los recuerdos del porvenir es la primera novela publicada
por la escritora mexicana Elena Garro. Esta obra obtuvo el premio
Xavier Villaurrutia en 1963.
Enmarcada en el contexto histórico del Siglo de Oro
español, El laberinto cuenta la biografía de Ginés de Silva, el
muchacho que aparece en la parte inferior del cuadro más famoso
de El Greco: El entierro del conde de Orgaz. Hijo de un hidalgo
empobrecido y, por lo tanto, obligado a labrarse su propia fortuna,
Ginés nos relata en primera persona sus peripecias, envueltas en
una atmósfera que tiene mucho de cervantino y bastante de picaresco.
Ginés de Silva es un prototípico hijo de su tiempo. Su azarosa y
errabunda vida, que le lleva de Toledo a Madrid, y de Sevilla a
América, transcurre en un período de la historia exuberante y al
mismo tiempo oscuro, pródigo en glorias y en miserias, en el que
el espíritu del barroco lo impregna todo. El elegante, culto y documentadísimo
despliegue narrativo del que hace gala Mujica Lainez en El laberinto
demuestra por qué el escritor se encuentra entre el selecto grupo
formado por los mejores escritores argentinos.
He aquí la historia de la descomposición total de
una familia, de la deshumanización de un pueblo, de la desintegración
de un territorio y de una península de casas vacías.
La historia de un soldado que se raja la piel para
dejar salir la ceniza acumulada, de un poeta que cose la sombra
de una niña tras un bombardeo, y de un maestro que enseña a sus
alumnos a hacerse los muertos; de un general que duerme junto a
la mano cortada de una santa, de un niño ciego que recupera la vista
durante un apagón, y de una campesina que pinta de negro todos los
árboles de su huerto; de un fotógrafo extranjero que pisa una mina
cerca de Brunete y no levanta el pie en cuarenta años, de un gernikarra
que conduce hasta el centro de París una camioneta con los restos
humeantes de un ataque aéreo, y de un perro herido cuya sangre teñirá
la última franja de una bandera abandonada en Badajoz.
He aquí pues la historia total de la Guerra Civil
española y de una Iberia agonizante donde lo fantástico apuntala
la crudeza de lo real; donde los anónimos miembros de un extenso
clan de olivareros de Jándula cruzan sus destinos con los de Alberti,
Lorca y Unamuno; Rodoreda, Zambrano y Kent; Hemingway, Orwell y
Bernanos; Picasso y Mallo; Azaña y Foxá; donde lo épico y lo costumbrista
se entrelazan para tejer un portentoso tapiz, poético y grotesco,
bello y delirante.
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