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12 - Julio - 2024
>>>> Paisajismo > Cataluña

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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El Valle de Bohí (en catalán y oficialmente: La Vall de Boí) es el municipio más extenso de la comarca catalana de la Alta Ribagorza (provincia de Lérida, España). Está compuesto por varios valles y sierras, situados en la zona nororiental de la comarca y conocidos también conjuntamente como valle del Noguera de Tor (principal afluente del río Noguera Ribagorzana). La cabeza del municipio se sitúa en la localidad de Barruera, que le dio nombre hasta 1996. Ocupa la cuenca principal del río Noguera de Tor, cuya población se estableció desde antiguo en el valle subsidiario de San Martín. Limita: al norte con el municipio de Alto Arán, al nordeste con el municipio de Espot, al este con los municipios de La Torre de Cabdella y Sarroca de Bellera, al sur con el municipio de Pont de Suert, y al oeste con el municipio de Vilaller. Desde el valle se puede acceder al Parque de Aguas Tortas y Lago de San Mauricio. En el valle se encuentra también la estación de esquí de Boí-Taüll Resort, que dispone de la cota más alta de todas las situadas en los Pirineos.

No es un valle demasiado extenso aunque cuenta con valles secundarios de una belleza extrema y parajes extraordinarios como el de Aiguas Tortas y Lago de San Mauricio que ha sido categorizado como parque nacional. El valle de Bohí al igual que sus laterales o subsidiarios valle de Sant Nicolau y valle de Sant Martí se formaron por la acción de un gran glaciar del Cuaternario, en cuya cuenca de recepción dejó excavadas bastantes cubetas que hoy están ocupadas por los pequeños lagos donde nace el río Noguera de Tor y Sant Nicolau y que tuvo un desarrollo de 22 km y llegó hasta el actual embalse de Llesp.

Barruera es el pueblo más grande dentro del valle. Quizás la mejor opción donde asentarse ya que todo lo que podemos visitar dentro del valle queda muy cerca. Comercios, bares, restaurantes, supermercado, gasolinera, farmacia ...

El río principal de este valle es el Noguera de Tor que tiene tres afluentes en su margen izquierda: San Nicolán, San Martín y Durro y ninguno en su margen derecha. Una característica importante son los numerosos lagos de origen glaciar. En la cabecera de los ríos Noguera de Tor y San Nicolás se encuentra una cuenca que comprende 14 lagos; los más grandes son: Monges, Mangades y Travessani. Se trata de la zona lacustre donde nacen estos dos ríos. En estas tierras se formó un glaciar en el Cuaternario que daría lugar a lo largo de los siglos a los valles descritos. Tuvo un desarrollo de 22 km llegando hasta el actual embalse de Llesp. A lo largo del camino dejó excavadas bastantes cubetas que se convertirían con el tiempo en pequeñas regiones lacustres, tras su desaparición.

A lo largo de todo el valle existen núcleos diseminados de poblamiento humano que fueron configurándose a través de los tiempos. Durante muchos siglos estos núcleos estuvieron casi incomunicados con el resto de la región y más aún con el resto de España, de ahí que se hayan conservado casi intactas su arquitectura, urbanización y costumbres. Algunos poblados fueron desarrollándose y evolucionando con un aumento más o menos considerable de habitantes y otros por el contrario sufrieron un brutal retroceso llegando casi al abandono.

Iglesia Románica de Sant Climent en el Siglo XII.

La base de la economía de este valle fue durante siglos la explotación forestal y la ganadería (bovina, lanar y caballar). La agricultura jugaba poco papel, dado lo accidentado del terreno y servía tan sólo para cubrir las necesidades humanas. Por otros lado han sido siempre valles casi incomunicados, de difícil acceso y difícil llegada. Las carreteras y buenos caminos empezaron a construirse a partir de mediados del siglo XX, lo que dio la oportunidad a sus moradores de emigrar a otros lugares que ofrecieran mejores condiciones humanas. Así se desarrolló una rápida despoblación que no favoreció en nada al valle. En los últimos años del siglo xx y gracias a la industria hidroeléctrica y a un incipiente turismo que a su vez proporcionó la industria de servicios, el valle de Bohí comenzó de nuevo a tener vida y a recuperar habitantes. Se construyó además la estación de esquí de Boí-Taüll Resort en el Pirineo, que ha dado mucho movimiento a toda la zona. La infraestructura para el desarrollo de la industria del turismo es bastante aceptable, con carreteras asfaltadas y una buena red de pistas forestales. Lo mismo ocurre con los establecimientos hoteleros. En las últimas décadas se han comprado y restaurado las viejas casas integradas desde siglos al paisaje. Existe un camping frente a Castelló de Tor y varios refugios de montaña.

16 pueblos conforman el valle. En el pueblo de Erill La Vall y delante mismo de Santa Eulalia, iglesia románica declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se encuentra este Hostal. Situado en medio del valle y enmarcado en un entorno natural privilegiado, podrás disfrutar de la belleza del Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici, del paisaje cultural del conjunto de iglesias románicas, de la nieve de la estación de esquí Boi-Taüll, el termalismo del balneario de Caldes de Boi y un amplio abanico de actividades al aire libre.

Si crees que la mejor manera de entrar en contacto con un territorio es caminando y viviendo con intensidad todo lo que transmite la propia naturaleza, en la Vall de Boí encontrarás un valle preparado para ser descubierta a pie. Desde la riqueza natural que te ofrece el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, a la espiritualidad que te transmiten los caminos románicos que unen las iglesias de cada uno de sus pueblos, el valle ofrece más de 80 km de caminos señalizados de todas dificultades. En el parque encontraremos 2 itinerarios accesibles con pasarelas para personas con movilidad reducida. Y para los más experimentados, desde el valle podrá iniciar las travesías de montaña de Carros de Foc, Vía Calda y Les Tres Valls.

Desde 2016 la Vall de Boí celebra el Vall de Boí Trek Festival. Un fin de semana dedicado a los caminos y al senderismo para descubrir los fascinantes paisajes, la cultura y tradiciones acompañados de los guías interpretadores locales.

Rutas para expertos, adaptadas y para ir con los peques de la casa. La ruta de Santeta en Taüll es sin duda uno de los paseos más bonitos. Cuenta con una duración aproximada de unos 20 minutos, contando con una distancia de más o menos 1 km y con un desnivel de 90m. Se comienza en plaza de la iglesia de Santa Maria de Taüll (1.508 m) salimos bordeando esta, y seguimos todo recto por una llanura entre construcciones. Después de una pequeña subida, encontramos la entrada al camino de tierra de la Santeta, que nos conduce a un mirador privilegiado del valle. ¡Las vistas de este lugar mágico no tienen precio!

El Pla de l’Ermita (Taüll) es uno de las rutas más conocidas en la Vall de Boí. Este paseo cuenta con una duración aproximada de 40 minutos, contando con una distancia de más o menos 2 km y con un desnivel de 100 metros. Salimos de Taüll (1.488 m) y una vez pasada la iglesia de Sant Climent continuamos por la carretera L-500. Pasada una curva pronunciada seguimos 200 m. El itinerario comienza al final de unos edificios a mano derecha, por una pista de tierra hasta llegar a un prado de siega donde, a mano izquierda, sigue la pista que lleva al Pla de l’Ermita (1.618 m). El Camí de les Roquetes cuenta con una duración aproximada de unos 30 minutos, contando con una distancia de más o menos 1,5 km y con un desnivel de 45m. Salimos de Boí (1.265 m) por el extremo N, siguiendo la calle a mano derecha que sale justo en frente de la bajada del aparcamiento de la iglesia y que conecta directamente con el camino.

El Camí dels Enamorats cuenta con una duración aproximada de unos 30 minutos, contando con una distancia de más o menos 1 km y con un desnivel de 70m. Para realizar el Camí dels Enamorats (Camino de los Enamorados) vamos en coche dirección a Caldes de Boí hasta el aparcamiento que se encuentra en la parte izquierda de la carretera L-500, a la entrada del Parque Nacional por la parte de Aigüestortes. Salimos del aparcamiento (1.315 m) y cruzamos la carretera justo antes del puente de la Farga que atraviesa el río Sant Nicolau. El camino sigue el curso del río hasta el aparcamiento de la palanca de la Molina.

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