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Es en este entorno donde desde los siglos XIX y XX
se ubicaron un conjunto de infraestructuras ferroviarias e hidroeléctricas
que vertebraron las conexiones y la red viaria que hemos heredado
en el siglo XXI. Declarado por la Junta de Andalucía como Paraje
Natural en 1989, ya había sido clasificado como Zona de Especial
Protección para las Aves (ZEPA) en 1987 y, desde el año 2006, forma
parte de la Reserva de la Biosfera Intercontinental del Mediterráneo
Andalucía-Marruecos y de la lista de Lugares de Importancia Comunitaria
de la Región Biogeográfica Mediterránea. Este enclave natural ha
sido foco de influencia para el asentamiento y desarrollo de grupos
humanos en el entorno del paraje natural de Gaitanejo y de El Chorro
desde las épocas prehistóricas hasta nuestros días, documentado
por la abundancia de yacimientos arqueológicos.
Basándonos en siete hitos que, en un entorno de menos
de 20 kilómetros, son parte de nuestra historia y que estamos seguros
de que os enamorarán: El Paraje Natural del Desfiladero de los Gaitanes,
las Presas de El Chorro/Conde de Guadalhorce y Gaitanejo, las pasarelas
del Salto hidroeléctrico de El Chorro, la Estación de ferrocarriles
de El Chorro y puentes sobre los Gaitanes, así como la Cueva paleolítica
de Ardales, la Necrópolis prehistórica de las Aguilillas y la Iglesia
rupestre mozárabe de Bobastro. Estos hitos llevan confluyendo durante
siglos en torno a un enclave excepcional que ha sido testigo del
paso de núcleos humanos desde el Paleolítico y cuya singularidad
ha permitido que el desarrollo industrial nos haya dejado una herencia
en forma de “caminito” por la historia y la espectacularidad de
uno de los paisajes más impresionantes de la geografía universal.
El Caminito del Rey es un paso construido en las paredes
del desfiladero de los Gaitanes, entre los términos municipales
de Ardales, Álora y Antequera, en la provincia de Málaga, comunidad
autónoma de Andalucía, España. Se trata de una pasarela peatonal
de más de tres kilómetros (además de 4,8 kilómetros de accesos),
adosada a la roca en el interior de un cañón, con tramos de una
anchura de apenas un metro, colgando hasta 105 metros de altura
sobre el río, en unas paredes que llegan a ser verticales. El paso
del tiempo lo deterioró mucho: casi todo el recorrido carecía de
barandilla y había segmentos derrumbados, quedando sólo la viga
de soporte. Todos estos factores contribuyeron a crear una leyenda
negra tras haber perdido la vida varios excursionistas tratando
de cruzarlo. En 2014, se iniciaron obras para rehabilitarlo. Se
construyó una nueva pasarela, con paneles de madera a lo largo de
su recorrido. Los trabajos de rehabilitación finalizaron el primer
trimestre de 2015 y se reabrió a finales de marzo de ese mismo año,
despertando gran expectación entre el público. Se pueden realizar
excursiones previa reserva, y la Diputación de Málaga ha habilitado
una página web para ese efecto. Actualmente una empresa privada,
perteneciente al pueblo de Ardales, con concesión administrativa
gestiona y cobra las entradas, que deben adquirirse de manera anticipada.
La Sociedad Hidroeléctrica del Chorro, propietaria
de los Saltos del Gaitanejo y del Chorro, necesitaba un acceso a
ambos para facilitar el paso de los operarios de mantenimiento,
transporte de materiales y vigilancia. Las obras empezaron en 1901
y terminaron en 1905. El camino comenzaba junto a las vías del ferrocarril
y recorría el desfiladero de los Gaitanes. Las visitas a la zona
se hicieron frecuentes mientras estaba el embalse en construcción
entre 1914 y 1921, amigos y familiares del ingeniero jefe Rafael
Benjumea, ingenieros y personas interesadas en este proyecto en
general. Dada la gran belleza que se podía contemplar recorriendo
el camino, Benjumea decidió mejorarlo y reformar el puente entre
los dos lados del desfiladero. Estas dos paredes rocosas unidas
por el denominado «Balconcillo de los Gaitanes» son de las más famosas
de la provincia. En 1921 el rey Alfonso XIII presidió la inauguración
de los embalses Guadalhorce-Guadalteba, cruzando para ello el camino
previamente construido, o al menos lo visitó. Desde entonces, se
le empezó a llamar Caminito del Rey.
El paso del tiempo y la falta de mantenimiento hizo
mella en el Caminito. En los años 1990 presentaba un estado lamentable,
con la barandilla desaparecida en casi todo su recorrido, numerosas
secciones derruidas y las que quedaban amenazando con hacerlo. Precisamente
su peligrosidad fue uno de los factores que contribuyó a su fama.
Muchos excursionistas se dirigían a El Chorro para recorrer el Caminito,
y también su zona de escalada, una de las más importantes de Europa.
Esto propició numerosos accidentes a lo largo de los años, algunos
mortales, y acrecentó su leyenda negra. En 1999 y 2000, se produjeron
sendos accidentes mortales que costaron la vida a cuatro excursionistas
e indujeron a la Junta de Andalucía, en el año 2001, a cerrar los
accesos al camino, demoliendo su sección inicial. Esta medida no
consiguió detener a los excursionistas, que seguían encontrando
la manera de acceder a él escalando. También decretaron una multa
de 6000 € por transitar tanto por el camino cortado, como por las
vías y los túneles del tren por las que se puede volver del Caminito.
Caminito del Rey, salida sur, desfiladero del Gran
Gaitán.
La Diputación provincial de Málaga, en colaboración
con la Junta de Andalucía, incluyó en sus presupuestos de 2006 un
plan de restauración. En enero de 2009 salió a concurso la redacción
del proyecto para su reparación, con un presupuesto de 5 millones
de euros. Las obras comenzaron en 2014 y duraron aproximadamente
un año. El camino rehabilitado se abrió al público el 28 de marzo
de 2015. Lonely Planet lo eligió uno de los mejores sitios para
visitar ese mismo año. La descripción de la ruta y el track
GPS se encuentra en Wikiloc, que también incluye referencias a numerosa
información, fotos y vídeos que ayudarán al visitante. En mayo de
2017 se dotó de cobertura 4G a todo el tramo del Caminito y actualmente
cuenta con un centro de visitantes cerca del acceso norte, dirección
Ardales, que incluye un punto de información y souvenirs, una cafetería,
aseos y 200 plazas de aparcamiento para coches y diecisiete para
autobuses.
Una vez que se haya obtenido la entrada a través de
Internet o por cualquier otro medio conviene procurar llegar al
menos con una hora de antelación de su hora de comienzo de recorrido,
porque desde el lugar en que dejen su medio de transporte en la
entrada norte (al lado del restaurante El Kiosko) hasta el lugar
donde deben presentar su entrada hay 2,7 km de distancia que deben
recorrerse a pie por una senda forestal con arena suelta, muchas
raíces, piedras y baches que hay que esquivar. También es posible
dejar el coche cerca del punto de información (hay un aparcamiento
que cuesta 2€) y desde ahí seguir las indicaciones por una cueva
estrecha de unos 150 metros de longitud y siguiendo el sendero durante
1,5 km hasta llegar a la entrada norte. En la salida sur, desde
que se pasa el torno de salida hasta el aparcamiento de coches hay
al menos 2 km y hasta que se llega a la parada del autobús al menos
otro medio kilómetro más.
“Prácticamente, la senda ya no existía. Había algunos
restos, unos balconcillos, pero la estructura base estaba muy agujereada
y faltaba completamente en otros sitios. La ruta la usaba gente
que practicaba deportes de riesgo, de manera extraoficial”, explica
Luis Machuca Santa-Cruz, arquitecto encargado de su remodelación.
Su estudio se enfrentó a uno de esos proyectos que requieren soluciones
adaptadas a un entorno muy específico. “Nos planteaba muchos desafíos.
Se habían hecho dos proyectos previamente, y estábamos en un momento
de gran crisis económica. Estudiamos el entorno y pensamos una solución
que se adaptara a ese entorno tan impresionante y encontrar la manera
de que no se convirtiera en un parque temático”, añade.
El proyecto de adecuación, llevado a cabo por SANDO,
sigue el trazado original, adecuando materiales y técnicas a las
dificultades del terreno. “Respeta los elementos más importantes,
como el puente acueducto de Eugenio Ribera, una obra magnífica y
la imagen que tiene la gente en el recuerdo”, detalla Machuca Santa-Cruz.
Los materiales utilizados para las pasarelas que bordean la garganta,
madera y acero inoxidable mate, fueron adaptados a medida, con las
dificultades añadidas del terreno. “No se podían usar medidas prefabricadas,
ya que el terreno es muy caprichoso”, detalla Machuca-Santa Cruz.
Recurrimos a alpinistas especializados en trabajos verticales y
espeleólogos, e incluso utilizamos un helicóptero para llevar el
material”.
El arquitecto, que ha escrito un libro documentando
todo el proceso, guarda un recuerdo especial de esta remodelación.
“Cuando estaba trabajando en él, no pensaba en el eco tan impresionante
que puede tener”, confiesa. “Otros proyectos son más importantes
en volumen o premios, pero este es el que más satisfacciones me
ha dado. Pocas veces ocurre con una obra que ponga de acuerdo a
todo el mundo”. Esa sensación se transmite también con el impacto
que ha tenido en los habitantes de la zona, revitalizando su economía.
“Cada vez que voy por allí, la gente de los pueblos te reconoce
y se para a hablar contigo, y es una gran satisfacción comprobar
que gente que antes estaba en el paro ahora ha encontrado trabajo
porque se ha reactivado el turismo”.
Esa misma sensación la comparte Miguel Ángel Ruiz
Amores, especialista en trabajos verticales que participó en el
proyecto. “Fue muy impactante trabajar en ese entorno y a alturas
de más de 100 metros”, recuerda. Ha sido sin duda el proyecto más
espectacular en el que he trabajado. Además, te deja una gran sensación
saber que la gente lo usa y lo disfruta. Es una de las grandes satisfacciones
de mi trabajo”.
Uno de los barrancos más salvajes del sur peninsular,
al pie de la atalaya más alta sobre el mediterráneo occidental tiene
un sendero que te lleva hasta él con hilo musical acuático. Pasarelas
para salvar paredones verticales y un puente colgante que te hace
volar sobre el fondo facilitando el paso entre sus laderas. Una
espectacular mezcla que ha hecho de este uno de los recorridos más
atractivos de toda la provincia de Málaga. El pareado que forman
Canillas de Aceituno y Sedella, en la comarca la Axarquía de Málaga,
alcanza la cota más alta de la provincia malagueña, el pico Tejeda
de 2.068 metros, al que se conoce por el nombre de la sima que tiene
en sus inmediaciones, la sima de la Maroma. Apenas distanciados
14 km del mar, esa diferencia de altitud se deja caer en unas vertiginosas
pendientes que a veces son casi verticales. Su cara sur se desgarra
en canales tubulares a los que llaman “chimeneones”. La nieve, el
agua y una particular tectónica geológica han cincelado un paisaje
que es copia exacta de muchos de los rincones característicos de
la Cordillera Cantábrica.
Si caes cerca, no te lo pierdas.
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La ruta fluvial del valle del Valloré es la salida
turística para Montoro de Mezquita, una pedanía de Villarluengo
con solo 6 habitantes. La apertura del estrecho de Valloré a mediados
de 2018 con pasarelas ha logrado que cientos de senderistas visiten
Mezquita de Montoro y recorran en apenas 2 horas de ida y vuelta
la espectacular ruta fluvial. Los vecinos piden que se termine de
acondicionar 184 metros de pasarelas lo que la uniría a otro tramo
sobre el Guadalope con la ruta de pasarelas de Aliaga, de la que
hablamos unas lineas más abajo, y contar con una gran senda.
Esta acción animaría a que alguna familia pudiese montar un bar
y restaurante y asegurar la supervivencia de Montoro de Mezquita.
La impulsora de la ruta fluvial del valle de Valloré y vecina de
Montoro de Mezquita, Mari Carmen Olague, recordó que para conseguir
el sendero fluvial sobre el Guadalope han tenido que pasar cuatro
años de gestiones y esperas. Mari Carmen Olague, que cuenta con
dos casas de turismo rural en Montoro de Mezquita, recordó que la
idea nació con la visita en 2014 de un amigo a la zona que apuntó
las grandes posibilidades que tenía la zona con su espectacular
patrimonio natural.
Con el proyecto para acondicionar la ruta del estrecho
de Valloré bajo la mano de la Asociación para el Desarrollo de Montoro
se fue recorriendo administraciones en busca de apoyo y financiación
hasta llegar a Turismo de la Diputación General de Aragón. Con el
cambio de Gobierno en el Ejecutivo autonómico hubo un parón que
se retomó, y, gracias al Fondo de Inversiones de Teruel la Comarca
del Maestrazgo consiguió una asignación de 24.000 euros para conseguir
que este espacio sea visitable por un público familiar, sin riesgos
físicos. Con los 24.000 euros se ha acondicionó el camino y se han
instalado 260 metros de pasarelas. Con esta acción se abrió
el primer estrecho de Valloré, el que lleva hasta el valle. Esta
actuación ha sido ejecutada por la empresa Vía Libre, Alternativas
Verticales, que es la que acondicionó el espectacular Caminito del
Rey en la provincia de Málaga.
El vecino de Montoro de Mezquita y naturalista, José
Luis Lagares, destacó el buen trabajo realizado por esta empresa,
que ha colocado las pasarelas de madera muy bien camufladas en el
paisaje, en detrimento del trabajo que se hace con la instalación
de pasarelas de aluminio, que tiene un mayor impacto visual y que
se han instalado por otros cercanos senderos fluviales. “Las pasarelas
del Valloré en el río Guadalope tienen un impacto muy bajo en comparación
con otros lugares”, valoró. El itinerario es muy fácil y recomendable
para hacerlo en familia. En su recorrido se descubre un entorno
impresionante, por sus inmensas paredes verticales, sus formaciones
geológicas, la calidad de sus aguas, las pozas, la fauna y la vegetación
ribereña. José Luis Lagares reseñó que en el recorrido del sendero
se puede apreciar y disfrutar de la geología con sus impresionantes
planos sinclinales y anticlinales, que lamentablemente no están
dentro del Parque Geológico de Aliaga, a la extrema calidad del
agua del Guadalope con presencia de nutrias, truchas y mirlos acuáticos,
buenos indicadores de la pureza del agua. Igualmente destacó la
rica biodiversidad existente en el sendero donde se pueden encontrar
desde acebos, orquídeas, pinos silvestres, tilos, avellanos y robles.
Tiene un microclima especial, Montoro y el valle del Valloré. Para
llegar hasta el valle del Valloré se sale desde las eras del pueblo
y, tras recorrer un kilómetro, se llega al cortado y se comienza
el recorrido por las pasarelas. Tras 200 metros de paseo se accede
al valle, donde comienza el segundo estrecho y el río Guadalope
se abre paso por el lugar más angosto de todo su recorrido. La voluntad
de la comarca es continuar con estas actuaciones y abrir este segundo
estrecho para poder cruzar al siguiente valle que lleva al cortado
de Bocainfierno, ya en Aliaga.
José Luis Lagares abogó por esta continuidad del sendero
del valle del Valloré por los estrechos del Guadalope con la instalación
de unos 200 metros de pasarelas y unir de esta manera el itinerario
con el de Aliaga. En este punto, Lagares recordó que no sería una
iniciativa nueva, ya que en los años de la explotación minera y
la central térmica de Aliaga, en los años 40 del siglo pasado, los
vecinos y trabajadores de Montoro de Mezquita se desplazaban andando
al trabajo por unas pasarelas que realizaron en las impresionantes
paredes verticales del barranco y donde se pueden ver claramente
todavía sus huellas. “Con este recorrido por el Guadalope les permitía
a los trabajadores ahorrar mucho tiempo en el viaje”. Montoro de
Mezquita llegó a tener 400 habitantes. Carmen Olague reseñó que
el nuevo tramo del itinerario, el segundo estrecho, y su acondicionamiento
para unirse con el de Aliaga con la instalación de las pasarelas
estaría sobre los 20.000 euros y significaría dar un empujón al
turismo senderista de la naturaleza y a Montoro de Mezquita, que
solo cuenta con 6 habitantes, que forman la familia de José Luis
Lagares y su mujer Carmen Olague y una persona mayor de 85 años.
“Montoro de Mezquita es el mejor exponente de pueblos a desaparecer
si no se actúa pronto. Sería muy bueno que viniera con el tirón
del turismo de naturaleza una familia y que montara un bar restaurante
y así asegurar la supervivencia del pueblo. Hay que asegurar que
el pueblo de Montoro de Mezquita no se muera”, urgió José Luis Lagares.
La Asociación para el Desarrollo de Montoro de Mezquita
está preocupada, aunque no se tiene la certeza, por el proyecto
que hay de trazar una línea de media tensión sobre el valle del
Valloré, que causaría un gran impacto ambiental en una zona de alta
biodiversidad y ser ZEPA. El secretario de la Asociación para el
Desarrollo de Montoro de Mezquita, José Manuel Salesa, reseñó que
el proyecto se conoció al presentarlo Endesa al Instituto Aragonés
de Gestión Ambiental, Inaga. José Manuel Salesa señaló que el motivo
que puso la empresa es que quería modernizar las líneas a Villarluengo
uniendo el centro de transformación de Aliaga con Montoro y mejorar
el servicio. Añadió que el servicio que se tiene actualmente en
Montoro es bueno con la línea existente y que no hay por lo tanto
ninguna necesidad de la modernización cuando en otros municipios
están peor servidos. La Asociación para el Desarrollo de Montoro
de Mezquita teme que detrás de ello se esconde el aumento del trazado
de la red eléctrica para que puedan evacuar los parques eólicos
a instalar. “Son líneas que hacen no para mejorar el servicio de
la zona sino para evacuar la electricidad que se produce en los
parques eólicos”. José Manuel Salesa avanzó que van a estar muy
atentos para presentar las alegaciones en contra de la línea eléctrica,
que con sus postes producirán un gran impacto visual en la zona
y reclamó transparencia e información en un tema en el que se actúa
con oscurantismo. “Te enteras cuando ya se tienen los pilones de
la línea eléctrica”.
Zonas de Especial Protección para las Aves, eso son
las zonas ZEPA. Áreas naturales, protegidas y catalogadas por los
estados miembros de la Unión Europea con el objetivo de proteger
las aves.
En España son las Comunidades Autónomas las encargadas
de regular las zonas ZEPA estableciendo ciertas normas: Asegurar
la protección de las aves que viven en estado silvestre. Ofertar
en los estados miembros de la Unión europea hábitats necesarios
protegidos y restaurados. Regular las prácticas de captura y comercio
de dichas aves silvestres. Los estados están obligados a cuidar
las zonas ZEPA. Deben acondicionarlos para el descanso, la reproducción
y alimentación de las aves. También preparar cajas-nido. Mantener
un uso agrícola y ganadero tradicional. Delimitar las zonas. Reducir
lo más posible la mortalidad de las aves en la zona, cables de luz,
furtivos ...
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Una de las rutas de senderismo que aunque no lleva
mucho tiempo abierta al público, Barranco de la Hoz-Calomarde a
través del Cañon del Río Blanco, es una de las actividades estrella
de los últimos años (sobre todo en el 2016) en la Sierra de Albarracín,
Teruel.
Une los pueblos de Calomarde y Frías de Albarracín,
a través del Cañón del Río Blanco, con el añadido de poder realizarla
en ambos sentidos.
Aliaga, en la Comarca Cuencas Mineras y a las puertas
del Maestrazgo, es un entorno con formaciones geológicas consideradas
por los científicos como ejemplos casi únicos en el mundo, con uno
de los edificios más importantes del patrimonio industrial de Aragón,
la Central Térmica de Aliaga, y el castillo de Aliaga o de la Encomienda,
un castillo medieval del siglo XII de origen musulmán que ocupa
4.000 metros cuadrados, siendo uno de los más grandes de toda la
provincia.
Una vez en el pueblo, puedes dejar el coche donde
quieras, es una localidad pequeña así que llegar hasta el inicio
del camino no te costará mucho. Las vistas aéreas de Aliaga son
impresionantes, bajo una enorme peña y espectaculares formaciones
rocosas y con el castillo en lo alto mimetizado entre sus piedras.
Merece la pena subir, siguiendo el camino señalizado que parte de
la propia carretera A-1403 que cruza el pueblo.
En sus inicios, la ruta transcurre junto a hileras
de chopos cabeceros que acompañan primero al río La Val y luego
al Guadalope. El sendero señalizado abandona la población y, al
llegar a los estrechos de La Aldehuela, atraviesa los llamativos
pliegues y hoces que configuran el Parque Geológico de Aliaga, dentro
también del Parque Cultural del Maestrazgo.
La cabra hispánica te acompañará
en algunos tramos.
Encontramos los primeros tramos de pasarelas y finalmente,
tras superar un collado, aparece ante nosotros la primera gran sorpresa
del recorrido: la vieja Central Térmica de Aliaga con su rotundo
volumen, pareciendo emerger del embalse, en medio de un impresionante
silencio, hablando de su actual abandono.
En 1943 ERZ obtuvo la autorización para instalar en
el término municipal de Aliaga una central térmica, lo que supuso
no sólo una transformación paulatina de su vida rural en una sociedad
industrial, sino también un gran cambio en el paisaje de Aliaga,
puesto que se hizo necesaria la construcción de un embalse, ampliar
y modernizar las minas de carbón, y construir un cable aéreo para
transportar dicho carbón desde las minas hasta la central. Las obras
en el edificio principal comenzaron aproximadamente en 1947 y su
inauguración se produjo en 1950. El carbón se extraía de las minas
locales de Hoya Marina, Las Eras y Campos. Sin embargo, la gran
demanda de la central, 900 Tm al día, y el bajo poder calorífico
del lignito extraído, llevó al cierre de la última mina del coto
de Aliaga en 1966, Hoya Marina. De este modo, se hizo exclusivo
el transporte del carbón por carretera procedente de otras zonas
de la provincia de Teruel, como Utrillas, Ariño o Palomar, elevando
los costes y comenzando el declive de la central. En los años 70
la central sufrió una serie de problemas técnicos, debido a la obsolescencia
de sus instalaciones, que desembocaron en su clausura y desmantelamiento
entre 1980 y 1982. El personal fue prejubilado si contaban con sesenta
años o más, o reubicado en otros puestos en la misma empresa. Las
propiedades de ERZ, tanto de la térmica como de las minas, fueron
vendidas a privados y, posteriormente, abandonadas. La construcción
de la central térmica y de todas sus infraestructuras, así como
de toda actividad industrial y minera a ella asociada, constituyó
un mega-proyecto nunca visto en Aragón anteriormente, que transformó
el paisaje natural y rural de Aliaga en un paisaje industrial, además
de modificar el estilo de vida de sus habitantes.
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Acercarse hasta Nigüelas para ver la Almazara de La
Erilla, la iglesia, la casa Zayas, los jardines Müller, o si acudes
a ver el monumento Natural de las Fallas de Nigüelas y pasar un
día de campo, tiene un enorme colofón, el Sendero de la Acequia
de la Pavilla.
Nigüelas, un pueblo del Valle de Lecrín, todavía conserva
el característico entramado de las alquerías rurales musulmanas,
con calles estrechas y zigzageantes, y algunos callejones sin salida,
conocidos como “adarves”, en los que la vida familiar estaba al
resguardo de los curiosos vecinos.
El hecho de que Nigüelas se asiente en las mismas
faldas de Sierra Nevada, le confiere una gran riqueza hídrica, que
favoreció el asentamiento humano desde la prehistoria, y la transformación
de sus tierras en regadíos. Desde la llegada de los árabes hasta
nuestros días, en esta zona, se han creado numeroso sistemas hidráulicos,
que recogen y distribuyen las aguas que bajan de la Sierra. Uno
de ellos es la conocida como Acequia de la Pavilla. El nombre de
“Acequia de la Pavilla” es relativamente reciente, y hace alusión
a cuando a principios del siglo XX, las parejas “pelaban la pava”,
a la sombra de los abedules que se encuentran en torno a la acequia.
La Acequia de la Pavilla se llamó hasta hace unas
décadas acequia de Nigüelas o de Torrente, pues se nutre de las
aguas provenientes del río Torrente, concretamente de una presa
situada a algo menos de un kilómetro del límite de Sierra Nevada.
La acequia recoge el agua del deshielo de la Sierra para conducirla
posteriormente hacia los aljibes de Nigüelas, Dúrcal, Acequias y
Mondújar. Para realizar el trazado de esta acequia se han tenido
que construir túneles y trincheras, hasta llegar al partidor de
la Pavilla. Este partidor divide las aguas de la acequia en dos:
una parte va hacia Dúrcal y la otra hacia Nigüelas. El agua que
discurre por Nigüelas lo hace con más suavidad, gracias a la inclinación
del terreno. Atraviesa el pueblo de parte a parte, serpenteando
entre las casas. Proporcionaba, hasta no hace mucho, la energía
suficiente para mover el molino de Las Laerillas. La acequia llegaba
hasta debajo de la mezquita (actual plaza de la iglesia), dirigiéndose
a las zonas de riego por otros dos partidores. Uno canaliza el agua
a la zona de los huertos, y por otra acequia descendía hasta el
partidor del Ayuntamiento Viejo, desde donde se reparte el agua
hacia los pagos del Ramill, el Camino Bajo, y la Mojonera.
Podemos considerar que la acequia original de la Pavilla,
construida en la época andalusí, es la que discurre desde la Plaza
de la Iglesia, pasa por el Partidor de la Pavilla y llega hasta
la captación de agua en el cauce del río Torrente. El recorrido
total es de 1600 metros y tiene una inclinación media del 7,5 %.
Ascendiendo desde la Iglesia de Nigüelas, por la calle
del Canalón, y a unos 300 metros de la misma, se llega al Partidor
de la Pavilla, en el barrio de la Cruz. Aquí comienza este sendero
apto para todos los públicos, también para pelar la pava, si lo
deseas, pues el camino tiene un variopinto número de curvas y requiebros
que invitan a darse muestras de amor alejado de la mirada de los
curiosos. El Sendero de la Pavilla, también llamado Sendero de los
Enamorados, discurre por encima de la acequia, y es un recorrido
que merece la pena hacer. El camino tiene un poco de inclinación,
pero apenas nos damos cuenta, parece que es llano.
La acequia está construida a modo de terraza, vadeando
el perfil de un gran tajo que en algunos puntos llega a tener más
de 20 metros de caída.
La senda es cómoda y está bien acondicionada. Está
construida a modo de pasarelas, suspendida en el vacío, con traviesas
ancladas en la pared. Dispone en algunos tramos, de largas pasarelas
metálicas de rejilla de acero, colocadas encima de la acequia. Es
realmente gratificante ver cómo corre el agua bajo nuestros pies.
Cuenta además con barandas de madera, que ayudan a no caer por el
tajo si damos un inesperado traspiés, y de cables de acero en las
paredes de la roca a modo de pasamanos, en los puntos más conflictivos.
Durante este recorrido de una media hora, y debido
a la gran humedad del terreno, están presentes especies típicas
de ribera, como las retamas, las mimbres, y la vegetación rupícola
adaptada a rocas áridas de tallos cortos y flores llamativas que
atraen a diversos insectos, que ayudan a la polinización. Entre
las aves más representativas que podemos ver sobrevolando el sendero
de la Acequia de la Pavilla, se encuentran el águila perdiera, cernícalos
y pinzones reales.
La ruta del Gollizno es un paseo circular por la historia
de la población de Moclín, desde sus cuevas con pinturas rupestres
hasta su castillo y murallas. Desciende hasta el núcleo de Olivares
y discurre sobre una pasarela y puentes por los Tajos de la Hoz,
la abrupta garganta creada por el río Velillos. Partiremos desde
la calle Real, descendiendo por la calle Esperanza hasta el final
del pueblo. Una empinada vereda, a través de la sierra y pinares,
nos llevará hasta la localidad de Olivares.
En la bajada hacia el pueblo, todo el valle del río
Velillos, enmarcado en un mar de olivos, aparecerá ante nosotros.
Después de Olivares nos adentraremos en los Tajos de la Hoz, garganta
natural excavada por el constante fluir de las aguas que, junto
a la exuberante vegetación ribereña, crearán al visitante una agradable
sensación. El paseo proseguirá aguas arriba, bajo la atenta vigilancia
de los torreones de la fortaleza nazarí. Al llegar a la antigua
Presa de la Luz, el puente, construido para que el visitante pueda
seguir disfrutando del paseo, nos dejará junto a una pequeña alameda,
donde podremos descansar y refrescarnos.
Moclín es un municipio situado a 33 km. de Granada,
al que se accede por la N-432 en dirección hacia Córdoba. Su legado
histórico está compuesto por pinturas rupestres situadas en las
cuevas (Abrigo de Corcuela, Cueva de la Araña, Cueva de las Vereas,
Cueva de Malalmuerzo…) y por los asentamientos romanos encontrados
en distintas zonas del municipio. Destaca también la herencia hispanomusulmana
(quizás la más importante y sin duda, la más apreciable), donde
el papel del sistema de atalayas, murallas y fortalezas fue fundamental
en la defensa del Reino de Granada.
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¿Sin miedo al vértigo? ¿Con miedo, pero con ganas de hacerle frente?
La ruta de las pasarelas de Montfalcó se ha convertido en un destino
obligatorio para los amantes del senderismo que apuestan por la
adrenalina de un paseo en las alturas. La vertiginosidad de su ruta
con pasarelas, puentes colgantes e impresionantes paisajes a lo
largo de una pared de 80 metros de altura, le han dado el honor
de convertirse en Camino Natural el pasado 2013.
Este itinerario enclavado en la frontera natural entre Huesca y
Lleida y, delimitado por el río Noguera-Ribagorzana, es testigo
de una historia que se remonta muchos años atrás. Ante las dificultades
de un paisaje irregular y montañoso como es la Sierra de Montsec,
vecinos de ambas riberas debieron ingeniárselas para crear un camino
que les permitiera comunicarse y comerciar antes de que se construyera
el embalse de Canelles entablado en la zona. El desfiladero era
el camino más corto y este fue su primer recorrido. Hoy, la ruta
de las pasarelas de Montfalcó se ha convertido en un destino obligatorio
para los amantes del senderismo y la naturaleza.
Este desfiladero con impresionantes pasarelas colgantes necesitó
del uso de helicópteros para llevar a cabo su construcción en una
zona coronada como Montsec de Aragón (para el lado oscense) y Montsec
D’Ares (para los leridanos). Las escaleras se han convertido en
el plato fuerte de la ruta de las pasarelas de Montfalcó y es que,
si decides comenzar desde el lado perteneciente a Aragón, podrás
experimentar una espectacular subida de 291 escalones que equivalen
a 83 metros de altura del desfiladero. La ruta de las pasarelas
de Montfalcó ofrece la posibilidad de realizar otras actividades
de turismo activo gracias a la riqueza de su geografía natural.
Además, resulta recomendable realizar la pernocta en la naturaleza
y aprovechar para conocer su rico patrimonio natural y monumental
de la zona.
La gratificación de alcanzar la cima y disfrutar de las impactantes
vistas de un paisaje de postal, te animarán a vencer el vértigo
y a atreverte a recorrer una de las localizaciones más vertiginosas
de la Península Ibérica. ¿A qué esperas para descubrir este tesoro
de la geografía española?
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La ruta del Camino de la pasarela de la presa de Relleu
comienza en el panel informativo que hay junto al ayuntamiento.
Y la ruta trascurre por detrás del ayuntamiento y va en paralelo
a la carretera que viene de Aigües, hasta que la atraviesa en un
punto y ya coge el camino hacia la presa del pantano de Relleu (que
es donde esta la pasarela). El recorrido está señalizado con marcas
verdes y blancas y mediante postes de seguimiento.
No muy lejos de la turística Villajoyosa, la tranquila
población de Relleu, en el interior de la comarca de la Marina Baixa,
es un pequeño pueblo de tradición agrícola que cuenta con un patrimonio
cultural de gran relevancia: el Pantano de Relleu. Construido sobre
el lecho del río Amadorio, la presa del hasta ahora solitario embalse
se sitúa a la entrada de un angosto y espectacular desfiladero conocido
como L’Estret del Pantà (el estrecho del pantano).
La recién instalada —en enero de 2022— Pasarela de
la Presa de Relleu permite disfrutar de un vertiginoso trayecto
sobre el cauce del barranco. La pasarela de tablones de madera tiene
un recorrido de 212 metros, al final de los cuales alcanzamos un
mirador con suelo de cristal. Todo el conjunto desafía al vacío
desde sus 40 metros de altura.
Esta sencilla ruta discurre por caminos agrícolas
entre bancales de almendros, cultivo tradicional de la zona que,
a causa de la bacteria Xylella fastidiosa, ha visto mermada su extensión
en la provincia de Alicante. El recorrido comienza en la misma población,
junto al Ayuntamiento de Relleu, donde encontramos información de
la ruta. Se trata de un recorrido circular, siendo más sencilla
una parte de la ruta al ser principalmente por asfalto.
Tras unos 3 kilómetros de recorrido llegamos al lecho
del Barranc de la Cova, uno de los cauces que tributan sus aguas
al pantano. Bordeando lo que sería la lámina de agua del embalse
(que normalmente está seco), llegamos a la Casa del Guarda y poco
después a la vertical de la presa, punto donde comienza la vertiginosa
pasarela de madera de 212 metros de longitud y 50 de altura: «El
Caminito de Relleu». La pasarela en sí, aunque vertiginosa, no conlleva
ninguna dificultad y no hace falta equiparse con material de seguridad
(no es una vía ferrata). La parte más vertical es el tramo final,
acabando en un mirador con suelo de cristal.
Una vez visitado el pantano y la pasarela, regresamos
por el mismo camino hasta el indicador que nos lleva por la otra
parte de la ruta circular, de regreso a Relleu en una ligera subida.
Esta parte de la ruta tiene más asfalto, al hacerse parte de la
misma por la carretera que comunica el pueblo con el pantano.
En las paredes verticales del estrecho anidan especies
tan sensibles como el águila perdicera. Es por ello que se ruega
acceder a este espacio en silencio, sin gritar y de forma pausada,
para no molestar a la fauna autóctona. El embalse de Relleu es una
zona húmeda catalogada que sirve de refugio y fuente de alimento
para muchas especies de aves, anfibios y reptiles, además de mamíferos
como el zorro o el jabalí.
Al igual que otras presas de la provincia de Alicante,
como la del pantano de Tibi o el de Elche, la presa del Pantano
de Relleu se cuenta entre las más antiguas de Europa. Se estima
que su construcción concluyó a finales del siglo XVII, entrando
en funcionamiento a comienzos del s. XVIII. Su edificación, una
iniciativa de los habitantes de La Vila Joiosa, dada la escasez
de agua para sus cultivos y proyectada por el ingeniero renacentista
Cristóbal Antonelli, la presa del pantano de Relleu tiene una altura
de 32 metros (originalmente eran 28) y una longitud de 30 metros.
Se considera uno de los más estrechos y altos de su época, gracias
a aplicar técnicas novedosas con una construcción en forma de arco-bóveda
que traslada el empuje del agua a las paredes del barranco. En la
actualidad, el lecho del embalse está parcialmente colmatado de
sedimentos y permanece seco la mayor parte del tiempo, salvo en
época de lluvias abundantes.
Puedes hacer noche en el pueblo y aprovechar otras
opciones. El Sendero de Gran Recorrido GR-330 conecta Relleu con
las poblaciones de Sella y La Torre de les Maçanes, aunque hay que
tener en cuenta que es un sendero lineal (solo ida). También es
muy recomendable la Ruta dels Bortolons, a las afueras de Relleu,
especialmente en febrero, época de los almendros en flor. No podemos
dejar de mencionar que el ramal del Camino de Santiago desde Benidorm
o La Vila Joiosa pasa por Relleu.
Si te gusta el cicloturismo, las carreteras que comunican
Relleu con otras poblaciones de interior son ideales para practicarlo.
La subida al Port de Tudons pondrá a prueba tus fuerzas mientras
disfrutas de un entorno natural de gran belleza. Para los más aventureros,
existe una vía ferrata en la Penya del Figueret e incluso se puede
practicar barranquismo en el Estret del Pantà, aguas abajo de la
presa.
Panticosa, destino por excelencia de todo el pirineo.
Ubicado en un enclave privilegiado rodeada de altas cumbres, nevadas
en invierno, otoño rojizo, primavera espectáculo de color y el verde
intenso del verano. Podrás descubrir la magia de la montaña en una
hora y media aprox. Rodéate de naturaleza salvaje, verticalidad
y emoción en un recorrido con vistas inigualables. Desde el mirador
disfrutarás de las montañas que rodean Panticosa, también la sucesión
de badinas y pozas de aguas del Caldarés han esculpido a lo largo
de miles de años.
Las pasarelas sobre el Río Caldarés, unos espectaculares
pasos colgantes en la propia pared del congosto en un recorrido
de 800 metros que no te dejará indiferente. Rodéate de naturaleza
salvaje, verticalidad y emoción en un recorrido de vistas inigualables,
sucesión de badinas y pozas de aguas del Río Caldarés. Un recorrido
de aproximadamente una hora de duración y 160 metros de desnivel,
que incluye el recorrido por las impresionante pasarelas y la subida
a uno de los miradores con mejores vistas de Panticosa y las montañas
circundantes, el Mirador O Calvé. Además, en la subida al Mirador,
te encontrarás Bunkers, podrás tocar la historia.
El recorrido comienza en el aparcamiento de la estación
de esquí, desde donde se seguirá la señalización específica. Se
cruza el puente sobre el río Caldarés después se rodea el edificio
del telecabina, y justo detrás se inicia el sendero que conducirá
hasta un nuevo desvío que en 5 minutos se presenta al inicio de
las pasarelas. El primer tramo de pasarelas que ofrece gran verticalidad,
lleva a la pasarela colgante ofreciendo una vista espectacular del
abrupto barranco que han originado las aguas del río Caldarés, 25
m más abajo, y que da paso a continuación al segundo tramo más largo
que el anterior pero ya en la margen derecha. Varios apartaderos
permiten detenernos a contemplar la sucesión de badinas y pozas
que las aguas del Caldarés han esculpido a lo largo de miles de
años.
Tras ellas, se toma un camino que se introduce en
la zona boscosa, hasta llegar en unos metros a un cruce en el que
se plantean dos opciones para completar el recorrido. Se recomienda
tomar el de la izquierda, que prosigue en suave ascenso hacia el
Mirador O’Calvé, por este camino se pueden visitar los vestigios
de la Línea P, dos búnkeres, construidos tras la Guerra Civil española.
Desde este mirador panorámico se dominan unas espectaculares
vistas de Panticosa y todas las montañas que le rodean: sierra de
la Partacua/Telera, la sierra de Tendenera/Tendeñera, el valle del
Caldarés y otras elevaciones más cercanas como A Cucuraza, o Punta
Fazera. La señalización existente nos dirigirá directamente de nuevo
a Panticosa y al aparcamiento. En el cruce mencionado anteriormente,
pero tomando la senda de la derecha también se puede retornar hasta
Panticosa y el aparcamiento por el camino de As Paúles y el barranco
Bachato.
De reciente construcción, en 2013, la historia de
los puentes de Chulilla es mucho más lejana de lo que uno puede
creer. Y es que todo comienza en los años 50, con la construcción
del Embalse de Loriguilla, en pleno auge y época de los “pantanos”,
en época franquista. La población de Chulilla se vio incrementada
gracias a las obras del pantano, dado que la mayoría de los trabajadores
que venían de fuera se alojaban por aquel entonces en Chulilla.
Fue entonces cuando decidieron, para acortar del trayecto que debían
recorrer dos veces cada día entre Chulilla y el embalse, construir
dos puentes: uno colgante y otro fijo, que servían para atravesar
el cañón del Turia en menor tiempo.
Pero tras la riada que llego a Valencia en el mes
de octubre de 1957, el caudal que atravesó el cañón del Turia fue
tal que se llevó consigo los dos puentes y hasta la fecha de 2013
no se volvió a lanzar la iniciativa para recordar y rememorar aquellos
puentes que asoló la riada y para potenciar el turismo de la población
y los alrededores.
El puente más alto tiene una altura sobre el río de
aproximadamente unos 15 metros, no apto si tienes miedo a las alturas,
y una longitud de pasarela de aproximadamente unos 21 metros.
En la actualidad, el cañón del Turia es apreciado
por escaladores y por senderistas, apreciando su entorno y su valor
medioambiental, además de los numerosos paisajes fluviales que pueden
visitarse. La población de Chulilla, que es preciosa y guarda un
gran encanto con sus casitas bajas, además de recorrer el paraje
de las Hoces del Turia, un lugar que os cautivará y os transportará
en el tiempo hacía un pasado que recorrieron los antiguos «ganxers»,
aquel oficio que consistía en transportar madera a través de los
ríos, siendo el Turia la principal vía hasta llegar a Valencia.
Chulilla fue una aldea medieval situada en el actual
término municipal de Cedrillas en la comarca de la Comunidad de
Teruel. Se despobló en plena Edad Media.
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Las Pasarelas de Alquezár proponen un recorrido
de montaña de alrededor de 2 horas, en torno a la Villa medieval
de Alquézar, considerado uno de los pueblos más bonitos de España
por sus valores paisajísticos, culturales y naturales, descubre
un espectáculo natural inolvidable y prepara tus sentidos para disfrutar
de sensaciones únicas. Admira la belleza del último tramo del Cañón
del Río Vero, la espectacular combinación de agua y roca en caos
naturales únicos. Los trabajos del hombre en pos del aprovechamiento
de la fuerza del agua en el río.
Es una ruta de montaña semi-equipada, de 3km de longitud
y 180 metros de desnivel positivo. Encontraremos zonas de camino
irregular y zonas de pasarelas situadas en un entorno idílico donde
se resume las esencias paisajísticas, culturales y medioambientales
del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara.
El sendero se inicia cerca de la plaza Rafael Ayerbe,
(antigua plaza Mayor), justo al lado del Ayuntamiento de la Villa,
bajo la Colegiata. Aquí podremos adquirir nuestro ticket de entrada
al recorrido, si no lo hemos adquirido previamente a través de la
web.
Es importante respetar el silencio del entorno, disfrutar
en la gran frondosidad del barranco y admirar el trabajo que agua
y viento han realizado durante miles de años. Si levantamos la vista
será fácil ver que tengamos como compañeros de excursión a grandes
rapaces como el buitre leonado. Es un tramo que en verano, en días
de mucho calor se hace muy agradable por la continua sombra y humedad
que desprende.
Partiendo de la fábrica de la luz podremos recorrer
las pasarelas del cañón del río Mao hasta su desembocadura en el
río Sil A lo largo del recorrido podremos disfrutar de unas muy
buenas vistas sobre el cañón del río. Además, podremos detenernos
a leer los múltiples paneles interpretativos acerca de la biodiversidad
del entorno, enriqueciendo así nuestra visita. Por estas pasarelas
también pasa el comienzo de la ruta de senderismo PR-G 177 Ruta
do Canón do río Mao, que recorre los alrededores de la zona y una
gran parte del cañón del río Mao.
La Ribeira Sacra es una zona que comprende las riberas
de los ríos Cabe, Sil y Miño, en la zona sur de la provincia de
Lugo y el norte de la provincia de Orense, en Galicia, España. La
capital de la zona se convino que fuese la ciudad de Monforte de
Lemos (Lugo), que es también la localidad más poblada. El 5 de abril
de 2019 fue aprobado por el Consejo de Patrimonio Histórico del
Ministerio de Cultura su candidatura a la lista de Patrimonio de
la Humanidad de la Unesco. La decisión se tomará en el 45º Comité
de Patrimonio Mundial, en el año 2021. Fue declarada el 15 de septiembre
de 2021, así como las Sierras del Ouribio y el Courel, nueva Reserva
de la Biosfera, convirtiéndose en la séptima reserva gallega que
cuenta con este prestigioso reconocimiento internacional.
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