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Después de décadas, siglos en silencio, prácticamente
inaccesible, amarrada en el perfil escarpado de la peña de arenisca
que guarda las espaldas de Santa Eulalia Somera, en 2020 volvió
a reencontrarse con las personas otro tesoro del patrimonio rupestre,
la cueva vecina a la admirada del Ajedrezado.
En junio del 2012, el Plan de Competitividad Turística
'La Senda Termal en la Reserva de la Biosfera' acondicionaba para
la visita al público los accesos a las cuevas del Ajedrezado y al
mirador espléndido al valle del Cidacos desde la peña de Santa Eulalia
Somera, barrio dependiente de Arnedillo –actuación por 50.000 euros
subvencionada por el eje IV Leader del Programa de Desarrollo Rural
de la Rioja 2007-2013–.
Desde entonces, por su enigmático pasado y diversas
claves, se han erigido en referencia absoluta para el turismo en
la zona junto a sus otros recursos. Consciente de ello, y financiado
al 70% también por los fondos europeos del proyecto Leader, el Ayuntamiento
invertía 28.667,13 euros para habilitar en 2019 un segundo acceso
a la cueva del Ajedrezado para hacerla más accesible y evitar el
deterioro del orificio en la roca con forma de ventana por el que
hasta entonces había que circular de una cavidad a otra.
Difícilmente alcanzable hasta entonces a pie, los
trabajos dispusieron una pasarela que parte como un ramal de la
que ya conducía desde el empinado camino de acceso hasta la cueva
del Ajedrezado. Paralela a la peña, sorteando los arduos desniveles
con diversos peldaños, la pasarela de madera llega hasta la segunda
cueva.
La ruta del Alba es el sendero de Pequeño Recorrido
PR-AS 62, ubicado en el concejo de Sobrescobio en Asturias (España)
e incluido en el Lugar de Importancia Comunitaria del parque natural
de Redes. Sigue el recorrido de la vieja pista minera del camino
de Llaímo de 7 km que a su vez es fiel al cauce del río Alba, río
del que toma la ruta su nombre. La ruta del Alba comienza en Soto
de Agües (San Andrés de Agües), junto a un lavadero y atraviesa
las Foces de Llaímo en el monte del mismo nombre y termina en la
Cruz de los Ríos en donde, en medio de la vega, hay un antiguo refugio
de caza.
Esta ruta está catalogada como un monumento natural
(Decreto 44/2001, de 19 de abril), y está incluida en la Zona de
Especial Protección para las Aves de Redes y en la Reserva de la
Biosfera de Redes por su fauna que incluye: como flora representativa:
hayas, tilos, tejos y escuernacabras, así como musgos y líquenes
y como fauna: nutrias, águilas reales, mirlos acuáticos y truchas.
El icónico logotipo cumplió 30 años
en 2015.
Desde la Plaza de la Trinidad, al lado del Puente
del mismo nombre, comienza el Casco Histórico de la ciudad de Cuenca.
Bajaremos las escaleras y comenzamos la ruta por el Jucar. Lo primero
que nos vamos a encontrar es al Río Huécar pasando por debajo del
Puente de la Trinidad y acabar juntándose con su hermano mayor:
El Río Júcar. Una vez cruzado un puente de madera sobre el Huécar,
os encontraréis unas maravillosas vistas al puente de San Antón
y a la Iglesia de la Virgen de la Luz, y ya nos adentramos al tramo
que transcurre por el Júcar. Ya con el Júcar de compañero, nuestra
ruta discurre por un paseo de tablas de madera, en el que naturaleza
y arquitectura se funden perfectamente: a vuestra izquierda, el
r ío, de color azul verdoso, con los chopos de distinto color según
sea la época del año (en otoño es donde más bonitos están), a la
derecha, la pared de roca natural que sujeta el Casco Histórico
de Cuenca y al frente la Hoz del Río Júcar con unas vistas espectaculares
de la parte antigua de la ciudad.
El tramo de tablas de madera se acaba y seguimos por
un camino de tierra, muy agradable para pasear, con muchos bancos
si queremos descansar o contemplar tranquilamente el paisaje. Caminando
un poco más nos volvemos a encontrar con el Río Huécar en forma
de pequeña cascada, que se forma por el agua de este río proviniente
de un túnel que empieza cerca del Teatro Auditorio de Cuenca. Después
seguimos el camino entre vegetación fundida con la piedra que sustenta
algunas casas del Casco Antiguo de Cuenca; estas casas tienen una
peculiaridad. En su fachada principal tienen 3 o 4 pisos de alto
pero en su fachada trasera llegan a tener hasta el doble de alturas;
son los rascacielos de Cuenca, que están en esta parte de la ciudad
antigua y también en el Barrio de San Martín.
Siguiendo nuestro paseo llegamos al Recreo Peral,
el final de nuestra ruta. Aquí nos encontraremos con un restaurante,
con un recinto para jugar a los bolos conquenses y con la Fuente
del Abanico, una fuente con leyenda.
La Cerrada del río Castril es un impresionante cañón
que ha sido modelado con el paso del tiempo. Gracias a unas pasarelas
enmarcadas en las paredes, el visitante puede realizar un recorrido
en altura sobre las aguas del río y disfrutar de un bello paisaje.
Hablamos de un territorio ocupado desde la Prehistoria gracias a
su privilegiado lugar cercano al río y a los cultivos, así como
a su situación estratégica de control del territorio.
Corto, fácil y espectacular, el sendero Cerrada del
río Castril es un paseo que lo tiene todo para que lo disfrute toda
la familia. Discurre en gran parte por una pasarela de madera sobre
el río Castril, un puente colgante y un túnel. Un bello paisaje
natural integrado en la estructura urbana de la población de Castril.
La ruta desciende al río desde el centro del pueblo hasta la antigua
central eléctrica, excavada en la roca de una de las laderas del
cauce. A partir de aquí, el paraje es de excepcional belleza y la
sensación de contacto con el río resulta muy estimulante. El camino
está formado por una pasarela sobre antiguas traviesas de ferrocarril
empotradas sobre la pared rocosa. Aunque las medidas de seguridad
son razonables, deben tomarse ciertas precauciones con niños para
evitar caídas o accidentes.
A los pocos metros, el caminante se encuentra con
una de las atracciones del sendero que sobrevuela el río: un puente
colgante que habría hecho las delicias del mismísimo Indiana Jones.
En la otra orilla, una galería -de casi setenta metros de longitud-
excavada en la roca espera al atrevido viajero que puede acceder
a un balcón natural desde el que se contemplar el último tramo de
la estrecha garganta y un salto de agua.
Castril cuenta con una ruta circular de unos 2 kilómetros
que conecta el casco antiguo con el sendero de La Cerrada y que
ofrece unas panorámicas espectaculares. El sendero está completamente
señalado. Sin embargo, es fácil perder la ruta durante el recorrido
por el centro histórico del pueblo. La parte más singular y preciada
es la que transcurre junto al río.
El recorrido atraviesa distintos tramos. El primer
trayecto te transporta a través de impresionantes pasarelas sobre
el río Castril, el siguiente sobre un puente colgante y el último
por una galería excavada en la roca que te lleva a un precioso balcón
natural.
Durante la ruta hay numerosas pasarelas que ofrecen
unas vistas espectaculares de La Cerrada. El sendero transcurre
entre abundante vegetación y atraviesa cuevas y puentes con mucho
encanto. Por la orilla del río Castril corre un agradable paseo
que es un punto de cita ideal para los lugareños y los amantes de
la naturaleza.
Muy cercano al inicio del recorrido se encuentra un
bonito jardín llamado la arboleda perdida. Lo más curioso de este
lugar es que el escritor José Saramago dejó plasmadas unas palabras
dirigidas a sus abuelos que dicen así:
Muchos años después, cuando mi abuelo ya se había
ido de este mundo y yo era un hombre hecho, llegué a comprender
que mi abuela, también ella, creía en los sueños. Otra cosa no podía
significar el que, estando sentada una noche, ante la puerta de
su pobre casa, donde entonces vivía sola, mirando las estrellas
mayores y menores encima de su cabeza, hubiese dicho estas palabras:
”el mundo es tan bonito y yo tengo tanta pena de morir”.
No dijo miedo de morir, dijo pena de morir, como si
la vida de pesadilla y continuo trabajo que había sido la suya,
en aquel momento casi final, estuviese recibiendo la gracia de una
suprema y última despedida, el consuelo de la belleza revelada.
Estaba sentada a la puerta de una casa, como no creo
que haya habido alguna otra en el mundo, porque en ella vivió gente
capaz de dormir con cerdos como si fuesen sus propios hijos, gente
que tenía pena de irse de la vida sólo porque el mundo era bonito,
gente, y ese fue mi abuelo Jerónimo, pastor y contador de historias
que, al presentir que la muerte venía a buscarlo, se despidió de
los árboles de su huerto uno por uno, abrazándolos y llorando porque
sabía que no los volvería a ver.
A partir de este punto, el itinerario abandona el
río, donde está permitido tanto el baño como la pesca de truchas.
Un antiguo molino -que todavía conserva la maquinaria- es hoy un
restaurante que vigila la unión entre la senda del río y el camino
de la villa que, entre bancales y cultivos propios de la zona, asciende
hasta llegar a la Peña de Castril. El último tramo de la ruta -que
también puede realizarse en dirección contraria- es el único que
entraña alguna dificultad por tratarse de un suave ascenso que el
caminante podrá superar en unos veinte minutos.
Hablamos de pueblos aislados en esta misma sección.
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El desfiladero del río Purón es uno de los enclaves
más llamativos de Araba y Euskadi. Un espacio, que se puede visitar
mediante la ruta que une las localidades de Lalastra (Araba) y Herrán
(Burgos). Se encuentra, lógicamente, en la frontera entre
Euskadi y Castilla y León y, de hecho, se puede realizar desde cualquiera
de los dos puntos. Desde el extremo occidental del Territorio Histórico
de Araba, desde Lalastra, corazón del Parque Natural de Valderejo,
tienes un recorrido, que nos permite disfrutar de la casa del Parque
Natural de Valderejo y el pueblo abandonado de Ribera entre otros.
Un pequeño paraíso natural, que se ha convertido en uno de los espacios
más visitados de la zona. ¿Preparados para conocer el desfiladero
del río Purón?
Es muy importante saber distinguir entre la ruta completa
del desfiladero del río Purón (Lalastra – Herrán) y la ruta entre
Lalastra y la cascada del río Purón. La primera cuenta con algo
más de 16 kilómetros mientras que la segunda cuenta con 12 kilómetros.
Si quieres realizar esta ruta en familia, es recomendable la segunda
opción, los 16 kilómetros pueden ser muy pesados para los más pequeños
de la casa. Alo largo de todo el recorrido existen multitud de carteles
que nos indican el camino a seguir para llegar al desfiladero del
río Purón, si los seguimos, las opciones de perdida son escasas.
También debemos indicar que durante esta ruta encontraremos varias
puertas, que se recomienda cerrar tras pasar.
La ruta del desfiladero del río Purón comienza en
uno de los extremos del municipio de Lalastra, frente a la casa
del Parque Natural de Valderejo. Desde este punto, debemos seguir
una pista forestal que poco a poco asciende para descubrir una bonita
panorámica del entorno que rodea el núcleo urbano de Lalastra. Tras
disfrutar del paisaje, seguimos nuestro camino desciendo por la
pista forestal hasta adentrarnos en un bosque que no abandonaremos
hasta llegar a las cercanías río Purón.
Seguimos paralelo al río Purón, hasta llegar a la
iglesia San Esteban de Ribera, un pueblo abandonado, en el que encontramos
un área recreativa con mesas que nos anima a disfrutar de un buen
hamaiketako (almuerzo de las 11 en euskera). Tomad nota para la
vuelta, no es mal sitio para comer.
Recorremos unas amplias campas antes de volvernos
a adentrar en el bosque. Volvemos a descender. Al llegar al fondo
del valle, nos encontramos con las primeras pozas del río Purón.
A partir de este punto el camino es más estrecho y cuenta con mayor
dificultad. Nos adentramos en las entrañas del cañón, cuidado con
los niños. Tras cruzar varios puentes, salimos del desfiladero y
nos volvemos a adentrar en el bosque. Tras recorrer unos 600 metros,
volvemos a espacio abierto, a nuestra derecha, encontraremos la
cascada del río Purón. Nos encontramos a escasos metros de la frontera
con Burgos, Castilla y León. Ante nosotros, una bonita panorámica
del Valle de Tobalina. Es en este punto, donde recomendamos dar
la vuelta a las familias. De lo contrario, puede que el camino se
les haga muy pesado a los más pequeños.
Para aquellas personas que deciden seguir el camino,
debemos descender 2 kilómetros aproximadamente hasta llegar a la
localidad de Herrán. Antes de llegar a este núcleo urbano, junto
a la ermita de San Roque, a nuestra izquierda, encontramos otro
área recreativa con mesas y bancos donde poder comer. Seguimos nuestro
camino y llegamos a Herrán. Tras visitar la iglesia de Santa Águeda
y el centro urbano, damos la vuelta para volver sobre nuestros propios
pasos.
La senda de la canal de Reñinuevo acompaña las aguas
del río Urdón y del arroyo de Reñinuevo desde su inicio en la Bardina
del Nacimiento hasta la central eléctrica de Urdón, en el desfiladero
de La Hermida. Es un recorrido aéreo y complicado no apto para personas
aprensivas o que sufran de vértigo. Tramos volados sobre el vacío,
o excavados a mitad de pared, se combinan con estrechos pasos sobre
roca apenas protegidos en alguna ocasión. El resto del tiempo cuando
el caminante no está con medio cuerpo sobre el vacío, se recorre
“cómodamente” por encima del muro del canal.
La ruta parte del pueblo cántabro de Tresviso, una
de las localidades más aisladas de los Picos de Europa. De hecho,
hasta Tresviso sólo se puede llegar tras dar un largo rodeo desde
Sotres por la carretera AS-264 Arenas-Tresviso, o caminando desde
La Hermida por al famoso camino minero de La Providencia, que es
una de las excursiones con más solera de Picos. Si se elige esta
opción hay que tener presente que son 900 metros de desnivel lo
que hay que meterse entre pecho y espalda y que el esfuerzo pasará
factura en la bajada.
Tras probar en Tresviso un buen queso Picón, que con
el Cabrales y el Gamonedo forman la primera división de los quesos
azules españoles, partimos del pueblo por su parte superior junto
a unas modernas cuadras, para descender primero por praderías, luego
atravesando un bosquecillo de hayas y robles, y finalmente por unas
vertiginosas escaleras talladas en la roca hasta llegar a las trasparentes
aguas del río Urdón y la surgencia de la Bardina del Nacimiento
donde tiene lugar la captación de aguas del Canal. El lugar donde
se inicia el trayecto del agua hacia la Central se denomina la Cueva
del Agua y los espeleólogos están intentando encontrar continuidad
entre este rincón y una sima del macizo de Andara. Si se llegara
a demostrar que ambos lugares están conectados, nos hallaríamos
ante una de las mayores simas del mundo.
Tras cruzar un doble puente junto a una vistosa cascada
de agua tomamos el primer contacto con el muro del canal por el
que tendremos que avanzar gran parte de nuestra ruta. El muro tiene
unos 40 centímetros de ancho. Se recorre con facilidad y dispone
en algunas ocasiones de un pasamanos, si bien deberemos tomar precauciones
en zonas musgosas que pueden ser muy resbaladizas en épocas húmedas.
En aquellas ocasiones en que el canal atraviesa mediante túneles
los contrafuertes rocosos que descienden de la Sierra de Bejes,
deberemos abandonar el muro para sortear por zonas más propicias
el obstáculo natural. Nos encontraremos el primero de estos inconvenientes
a los pocos minutos de recorrer el canal, teniendo que descender
en busca de la caseta de Reñinuevo para retomar posteriormente el
canal. Proseguiremos llegando al puente colgado sobre el arroyo
del río Chico, con magníficas vistas sobre los precipicios del valle.
La prudencia recomienda atravesarlo de uno en uno.
Aquí comienza la Media Galería, un tramo tallado en la roca similar
a la vecina senda del Cares pero más angosto. Continuaremos por
él sin más dificultades que la posibilidad de mojarnos con las abundantes
goteras que caen del techo hasta llegar a la canal de Aguas Negras.
Hace unos años un argayo se llevó parte del camino
en este punto, y es necesario descender por una zona lavada de rocas
para flanquear el tramo derruido y retornar al canal, que recorreremos
bien por el muro del canal o bien por tramos de media galería hasta
llegar al impresionante Corredor de Matallana. El Corredor es una
larga pasarela de hormigón totalmente colgada en el vacío que intimida
hasta a aquellos que no sufren de vértigo. Impresiona imagina como
se construiría con los medios de la época. Nuestro siguiente obstáculo
natural lo sobrepasamos en esta ocasión por su parte superior, ascendiendo
hasta la cercana collada de Matallana, desde donde descenderemos
para recuperar un largo tramo por el muro del canal hasta el túnel
del Candilluco en el que nos adentraremos. Si hasta el momento eran
el vértigo y el vacío nuestra principal preocupación, ahora es la
claustrofobia que causa circular por el interior de un oscuro túnel
caminando encima de una estrecha plancha de acero sintiendo bajo
nuestros pies correr el agua a gran velocidad.
Llegamos el casetón de Electra del Viesgo. Es un pequeño
edificio construido en una pequeña repisa colgada del vacío con
unas vistas espectaculares sobre los contrafuertes de Cuetodave
y en un escenario digno de película. A ningún lugar le viene más
ajustao el apelativo de nido de águila. Unas estrechas escaleras
dotadas de un socorridopasamanos descienden vertiginosamente junto
al tubo casi vertical por la que descienden las aguas del canal
que nos han acompañado en todo nuestro recorrido para la generación
de electricidad en la central de Urdón. Tras un fuerte descenso
en el que tendremos que atravesar algún pequeño túnel llegaremos
a un camino que después de todo lo que hemos dejado atrás nos parecerá
una auténtica autopista. Sin mayores contratiempos el camino nos
conducirá hasta nuestra meta en la central de Urdón y la cercana
carretera de la Hermida, punto final de la ruta.
El Desfiladero La Yecla y los Sabinares del Arlanza
constituye uno de los parajes más atractivos de la provincia de
Burgos. Este Parque Natural se encuentra en la vertiente suroeste
de la Sierra de la Demanda. Sus más de 26.000 hectáreas abarcan,
además del desfiladero que le da nombre, el Valle medio del Arlanza,
las Peñas de Cervera, el Cañón del Mataviejas, la Meseta de Carazo,
el Monte Gayubar y la Sierra de las Mamblas.
Discurre muy cerca de Santo Domingo de Silos el Arroyo
El Cauce, las aguas de este afluente del Mataviejas, han ido horadando
durante millones de años una estrecha y profunda garganta, un tajo
natural, profundo y estrecho, conocido como Desfiladero de la Yecla.
Un rincón soberbio y caprichoso de impresionante belleza natural.
Una serie de puentes y pasarelas colgantes permiten recorrer los
600 metros de este angosto y sugerente desfiladero sobre pozas y
cascadas, algunos de sus tramos apenas superan los dos metros de
ancho.
Este relieve rocoso, con grandes cortados calizos
prácticamente inaccesibles, ha favorecido el desarrollo de una variada
y abundante población de aves rapaces entre las que destaca el buitre
leonado, en sus crestas anidan más de 100 parejas. En estas tierras
burgalesas también se encuentra uno de los sabinares más extensos
y mejor conservados del planeta. Algunas de las sabinas del Arlanza
superan los dos mil años de vida. La sabina albar (Juniperus thurifera),
que significa 'productora de incienso', es una especie superviviente
de épocas prehistóricas. En esta zona también destacan los bosques
de encinas, quejigos y rebollos.
Entre la abundante avifauna podemos avistar el citado
buitre leonado, el águila perdicera, el halcón peregrino, gavilán,
azor y alimoche. También habitan mamíferos como el lobo, el corzo,
el jabalí, el gato montés, la gineta y algunas nutrias. Por si los
muchos encantos naturales que atesora esta zona del Arlanza no fuesen
suficientes, a pocos kilómetros y formando un triángulo irrepetible
encontramos tres joyas patrimoniales de categoría universal: las
ruinas del Monasterio de Arlanza, la Villa de Covarrubias y el Claustro
románico de Santo Domingo de Silos.
El Caminito del Rey en Málaga abrió
esta tetralogía. Pero en la zona, igual de atractivo es el
Valle del Genal y la Ruta de las Pasarelas del río Genal. En Octubre
del 2018 una gran tormenta arrasó esta ruta y los tramos de pasarelas
se vieron muy afectados. Hoy podemos volver a recorrerlas tras el
duro trabajo realizado para recuperarlas.
Este sendero forma parte de la etapa 27 de La Gran
Senda de Málaga (GR 249) que une las localidades de Banalauría y
Genalguacil. También comparte recorrido con la Gran Senda de la
Serranía de Ronda (GR 141). Hasta la instalación de los 3 tramos
de pasarelas este tramo del río era inaccesible, ahora con ellas
podemos adentramos en lo más profundo del Valle del Genal. Caminaremos
junto el cauce del río y otras colgados sobre él. Este rincón de
la serranía esconde rincones únicos de exhuberante vegetación mediterranea.
Casi todo el trayecto andaremos a la sombra de chopos, alcornoques
y pinos, acompañados por coscojas, ruscos, albiernagos, espinos
majaletos, madroños, escobones y grandes lentiscos con numerosas
lianas entrelazando el conjunto.
Tras aparcar en las inmediaciones de la Venta de San
Juan nos dirigimos hacia ella y la rodeamos por la parte de atrás.
Seguimos unos metros por el carril del camping para poco después
desviarnos por el sendero que baja a la derecha. Llegamos al Molino
del Álamo y la orilla del Genal. Al encontrarnos un cruce de senderos,
seguimos a la izquierda. A continuación, a unos 200 metros, vadeamos
el río Monardilla por una pequeña pasarela de madera que sustituye
al anterior puente de acero arrastrado por las aguas. Poco después
en el cruce seguimos a la izquierda.
Pasamos junto a unas ruinas y llegamos a la explanada
del Ventorrillo. Nos adentramos en un denso bosque de ribera, el
sendero nos lleva al carril de las Huertas de Juan Ruíz. Llegamos
a un meandro del río Genal y al primer tramo de pasarelas, las de
la Vega de la Estacá. Unas escaleras de madera nos suben a un nuevo
tramo mas elevado del sendero, el anterior desapareció tras la tormenta
de 2018. Pasamos el Arroyo Hondo y una antigua toma de agua llegando
a la Vega de los Cuarterones. En este punto el sendero sigue el
trazado de la acequia, unos cables de acero nos asegurarán en un
tramo algo más expuesto.
Tras cruzar el arroyo de las Perejilas llegamos a
la Vega de los Tejarejos. Aquí se encuentra el segundo tramo de
pasarelas, a estas se acceden por unas escaleras. Tras ellas caminamos
por los restos de una antigua acequia. Seguimos avanzando atravesando
la Vega de los Duros, después de atravesar una zona de cañaverales
llegamos al último tramo de pasarelas, la de los Limones.
Pasarela de los Tejarejos.
Este tramo de la ruta también se vio alterado por
la tormenta, ahora las pasarelas tienen mayor longitud. Tras ellas
un tramo de escaleras de madera sustituyen al anterior sendero.
Atravesamos una plantación de chopos hasta llegar al Prado de la
Escribana, aquí encontramos un área recreativa donde hacemos la
parada del bocadillo. En verano podemos darnos un baño en el Charco
de la Escribana. Una vez recobradas las fuerzas toca regresar.
Entre la Serranía de Ronda y la Sierra de las Nieves,
uno de sus focos naturales más importantes y conocidos es el Bosque
del Cobre. El nombre de este bosque de castaños ya da una pista
de los colores imperantes en el mismo, sobre todo en otoño, donde
se dan cita una sucesión de tonos rojos, ocres y cobrizos. La vida
se renueva a cada momento en el Valle del Genal con una sucesión
de riachuelos y ríos que cruzan la comarca, como el Guadalteba,
el Guadiaro, y el Genal. El sonido de estas corrientes de agua mezclado
con la sinfonía tonal de castaños y alcornoques crean una bonita
experiencia en el viajero amante del senderismo.
El Pontón de la Oliva es una presa que no pasará a
la historia por su funcionalidad ni se estudiará como caso de éxito
en la universidad, pero sí es un lugar perfecto para hacer escalada,
rutas senderistas o caminar por sus pasarelas laterales. Las vistas
de esta obra de ingeniería hidráulica a vista de pájaro son alucinantes.
Es un sitio que sorprende por los centenares de escaladores que
se reúnen allí para desafiar a las paredes de roca caliza. También
es muy interesante la historia de esta presa, que prácticamente
no llegó a utilizarse por problemas de filtraciones de agua. Prepárate
para un día redondo en el Pontón de la Oliva, rodeado de valles
y vegetación siguiendo el curso del río Lozoya. ¿Acaso vas a perder
la oportunidad de conocer la primera presa de Madrid?
El Pontón de la Oliva es una presa en desuso ubicada
en la Sierra de Ayllón, al noreste de la Comunidad de Madrid y al
noroeste de la provincia de Guadalajara. La mandó construir la Reina
Isabel II a mediados del siglo XIX para abastecer de agua a la ciudad
de Madrid. Se encuentra en el curso del río Lozoya y puede presumir
de ser la primera presa de Madrid. En la construcción de la presa
del Pontón de la Oliva participaron más de 1.500 presos de las guerras
carlistas. Las condiciones de trabajo eran durísimas, con una epidemia
de cólera incluida. El canal del Lozoya o Canal de Isabel II se
inauguró por fin en 1858 y fue pionero en bajar el agua embalsada
del Pontón de la Oliva a la villa. Ahora la figura de los aguadores
nos parece impensable, pero antiguamente era muy común antes de
que existieran estas obras de ingeniería. La mala noticia es que
el Pontón de la Oliva dio disgustos prácticamente desde el principio.
Como se construyó en un terreno calizo, pronto empezaron a aparecer
filtraciones que provocaron el abandono de la presa. En ese momento,
se construyó con urgencia la presa de Navarejos y, posteriormente,
la del Embalse de El Villar, inaugurada en 1882.
La presa del Pontón de la Oliva mide 72 metros de
ancho y 27 metros de altura y es una pena que no llegara a tener
la utilidad que se esperaba. Actualmente es Patrimonio Histórico
de la Sierra de Ayllón y el paraíso de los escaladores.
La opción más cómoda para llegar al Pontón de la Oliva
desde Madrid es en coche. Tienes que tomar la A-1 hasta la salida
50. Sigue por la N-320 hasta Torrelaguna y después toma la M-102,
que pasa por Patones de Abajo. Desde allí, el último tramo se hace
por la carretera de El Atazar (M-134), que te llevará a tu destino.
El trayecto para llegar al Pontón de la Oliva en coche desde Madrid
dura 1 hora. La otra alternativa para ir al Pontón de la Oliva es
en autobús. Tienes que tomar la línea 197 de la compañía ALSA. Sale
desde Plaza de Castilla y te deja en Torrelaguna. Desde allí tendrás
que tomar un segundo autobús, el 193 dirección El Atazar. Bájate
en el Pontón de la Oliva y camina 750 metros hasta la presa (8 min).
Este recorrido dura 1 h 50 min y es la ruta más rápida en transporte
público para llegar al Pontón de la Oliva desde Madrid.
La Fregeneda se encuentra dentro del término del Parque
Natural de las Arribes y Vega Terrón limite con la frontera portuguesa.
Un lugar con una magia especias, llena de historias donde te encontraras
contigo mismo. Parte desde la antigua estación de ferrocarril de
la Fregeneda (Estación de Valdenoguera) hasta el muelle fluvial
de Vega Terrón pasando 20 túneles y 7 puentes de entidad y otros
4 mas pequeñitos , la longitud es de 17 km en llano y descendiendo.
Esta ruta se encuentra rehabilitada, después de un reacondicionamiento
de la misma, para que su uso se pueda desarrollar con seguridad.
Abriéndose al publico el mes de abril del 2021.
Al oeste de la provincia de Salamanca y a unos 60km
de Ciudad Rodrigo, próxima a la confluencia de los ríos Duero y
Águeda se encuentra La Fregeneda, sobre unos parajes de excepcional
belleza y riqueza en fauna y flora, enclavados en el Parque Natural
de Arribes del Duero. Unos dos kilómetros y medio antes de llegar
a La Fregeneda sale de la carretera comarcal 517 un camino, practicable
por automóviles y bicicleta en el que han realizado un buen trabajo
para su acondicionamiento, este camino conduce a la vieja estación
de ferrocarril. Es la Estación de Valdanoguera, donde aún pueden
verse los edificios de finales del siglo XIX, ahora restaurados.
El indudable atractivo que tiene el Camino de Hierro,
impulsado por la Diputación provincial de Salamanca sobre el último
tramo de la histórica vía férrea de La Fregeneda-Barca d’Alva, provocó
que a falta de cuatro días para que se abriese oficialmente al público
se agotaran las primeras reservas.
Salpicado de nada menos que 20 túneles y 10 puentes
que le dan al sendero el toque especial.
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