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3 - Enero - 2025
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La proximidad de Cataluña con los Pirineos hace que cualquier catalán o visitante de la comunidad autónoma pueda disfrutar de una naturaleza exuberante. Zonas volcánicas, lagos impresionantes, cascadas y rutas de senderismo que hacen las delicias de los amantes de las escapadas al aire libre. Otra de las opciones que ofrece esta sierra es adentrarse en sus entrañas. No se trata sólo de seguir caminos, sino de meterse en lo más profundo de las rocas. Una oportunidad única que puede hacerse si se cruza al otro lado, a Francia. En la zona de los llamados Pirineos Atlánticos se encuentra una zona única por su naturaleza como por su posibilidad de exploración. Allí, hay toda una serie de cuevas que permiten viajar al interior de la cordillera y de la Tierra. Una de las más destacadas es la cueva de La Verna. Calificada por muchos como una maravilla geológica esta gruta es conocida por albergar la mayor sala iluminada de Europa ubicada bajo tierra. Los datos dan fe de ello. Con 245 metros de largo, 194 metros de altura y una extensión de cinco hectáreas, se trata de la sala subterránea accesible al público general más grande del mundo que ocupa una superficie de cinco hectáreas. Todo ello a 734 metros bajo el nivel de la superficie.

Su volumen alcanza los 3,6 millones de metros cúbicos, características que, junto con su estructura monumental y accesibilidad, la convierten en un destino único y libre de la sensación de claustrofobia que acompaña a otros espacios subterráneos más reducidos. En su interior, la sala de La Verna impresiona tanto por sus dimensiones como por la presencia de un río subterráneo que genera una sonoridad peculiar, envolviendo a los visitantes en un ambiente de magnitud casi desmesurada.

Llegar hasta aquí no fue fácil. Al menos, no tanto como ahora. El descubrimiento de esta cueva, escondida entre los municipios de Sainte-Engrâce, Arette y Aramits, se remonta a 1953, cuando varios miembros del club scout “Clan de La Verna”, de allí su nombre, iniciaron su exploración. Las expediciones anteriores a este descubrimiento comenzaron en 1950, y en poco tiempo ya fueron batidos récords espeleológicos, como el descenso en 1951 de un pozo de 320 metros, considerado en aquel entonces el más profundo del mundo.

Tras todos estos trabajos y, ante el asombro del mundo, la gruta o sala de La Verna fue reconocida y abierta al público gracias a los trabajos posteriores de acceso, con el objetivo de explotar su potencial turístico y científico. Así, desafiando a la naturaleza, esta cueva se puede visitar en la actualidad gracias a la construcción de un túnel artificial de 660 metros excavado entre 1955 y 1960. Este acceso que ahora recorren miles de visitantes al año, no se construyó para el público general, sino que fue parte de un proyecto hidroeléctrico para captar el río subterráneo en favor de la producción de energía. Ahora, lo que en su día fue parte de un proyecto científico e industrial, permite a los visitantes internarse en la montaña hasta alcanzar el mirador de la gran sala.

De hecho, si uno se acerca a la cueva de Verna tiene hasta tres opciones de visita. El recorrido "descubrimiento" es el más simple: consiste en un breve paseo por el túnel que conduce al mirador de la sala, donde los visitantes pueden observar la inmensidad de la cueva en un entorno controlado, ideal para quienes prefieren una visita tranquila sin gran actividad física. Además, es completamente accesible para personas con movilidad reducida, ya que su recorrido es en horizontal y sin obstáculos. Por otro lado, el recorrido "río2 lleva a los visitantes hasta el curso de agua subterráneo, alcanzando la sala superior que exploraron los primeros espeleólogos. En esta visita, se cruza el río mediante pasarelas y una escalera tallada en la roca, permitiendo una experiencia de mayor contacto con el entorno geológico de la cueva.

Por último, la tercera opción, bautizada como la visita de "exploración", implica un trayecto de dos horas en el que se atraviesan zonas más accidentadas de la cueva, con algunas secciones en las que es necesario utilizar las manos para avanzar por las rocas moldeadas durante miles de años por la acción del agua. Este recorrido culmina en la parte baja de la cueva, y está pensado para quienes buscan una experiencia más desafiante y cercana a la actividad espeleológica. Todas las visitas son realizadas en compañía de guías que proporcionan el equipamiento necesario –casco, linterna frontal y auriculares– y se adaptan a las condiciones del entorno y al perfil de los grupos, asegurando que cada visita sea tanto segura como enriquecedora. Eso sí, si se quiere cruzar el río es mejor ir con ropa de repuesto o, al menos, impermeable, sin olvidar un buen calzado.

Para llegar a la cueva de La Verna en Francia desde Cataluña, la ruta más corta empieza en Vielha (Lleida). Allí comienza un trayecto de tres horas y media que arranca por la carretera N-230 en dirección a la frontera con Francia, donde se convierte en la carretera N-125 hasta llegar a la A-64, en dirección Tarbes y Pau. Se debe tomar la salida hacia Aix y de allí, proseguir por la D-281, que se torna la D-111, la D-2 y otra. Siempre se ha de seguir en dirección a Sainte-Engrâce. Una vez en el municipio, sólo se tiene que seguir las señales hacia el Espace Accueil Arrakotchepia, el centro de visitantes de la cueva de La Verna.

Brihuega es uno de esos pueblos mágicos de España en los que parece que el tiempo se detiene y puedes trasladarte sin esfuerzo a una época ya pasada. Apodada como la Provenza española por sus infinitos campos de lavanda, destaca además por su historia, su cultura, su gastronomía y sus paisajes. Es, sin duda, uno de los pueblos más singulares y bonitos de la provincia de Guadalajara. Sus más de 3.000 hectáreas de cultivos de lavanda cubren durante todo el mes de julio sus campos del color morado y el aroma que la caracterizan. Pero más allá de la visita a este espectáculo que nos brinda la naturaleza en Brihuega, hay muchos otros planes en esta localidad que no desmerecen al anterior.

Sin embargo, otra de las opciones que tiene este pueblo guadalajareño son sus Cuevas Árabes, lo que señala su gran importancia histórica. Y es que, la posición estratégica en la que está situada la villa ha beneficiado su papel en algunas de las batallas importantes. Así, en la Edad Media, cuando aparece por primera vez en un registro, se la denomina como un núcleo significativo de población, siendo mencionada como Castrum Brioca.

Durante este periodo fue un lugar de paso para algunos personajes históricos como el rey Alfonso VI, tras su huida de la corte por problemas con su padre, o Don Rodrigo Ximénez de Rada, que enriqueció el patrimonio de Brihuega con la construcción de algunos monumentos. No obstante, una de sus etapas con más esplendor fue en los siglos X y XI, donde se crearon las Cuevas Árabes.

Los túneles que recorren el suelo subterráneo de Brihuega fueron construidos entre los siglos X y XI por los árabes. Estos conforman un laberinto con numerosas galerías que cuentan con una longitud de unos ocho kilómetros. Además, siempre mantiene una temperatura constante de 12 grados, lo que hace que su visita sea verdaderamente agradable, sobre todo en verano. Gracias a su temperatura continua se pudieron usar sus largos pasillos como almacén de víveres, alimento y vino. Incluso, en la actualidad se conservan algunos toneles y tinajas que se emplearon para esta tarea. Sin embargo, el fin de su creación fue la defensa en épocas de asedio, ya que si se completa adecuadamente el recorrido del laberinto, se podía llegar al exterior de las murallas. Además, durante la guerra civil española, sirvió como refugio para la población del pueblo.

A pesar de su enorme recorrido, solo se pueden visitar 700 metros de túneles acondicionados para los visitantes. Así, aquellos que se sumerjan en las cuevas, serán testigos de un complejo lleno de caminos cruzados, donde es fácil perder la orientación. No obstante, se han incorporado unos carteles con flechas que dirigen a los turistas por el camino. A la salida de la actividad, se pueden vislumbrar unos arcos sorprendentes de la época cristiana. Sin duda, este lugar guarda un gran valor histórico y arquitectónico. Por lo que, para hacer el recorrido aproximado de 30 minutos, es preciso acercarse a la tienda de lavanda, junto a la entrada de las cuevas en la Plaza del Coso.

En diciembre de 1999 miembros del Grupo Mineralogista de Madrid descubren, en la Mina Rica, la Geoda de Pulpí, una geoda de unos 8 metros de longitud por 2 metros de altura recubierta de enormes cristales de yeso. La Geoda de Pulpí está tapizada por cristales de yeso, alguno de los cuales llega a medir casi dos metros. Su transparencia y estado de conservación la convierten en una joya de la naturaleza. Constituye un fenómeno único a nivel mundial dadas sus dimensiones y la perfección, tamaño y transparencia de los cristales (Calaforra y García-Guinea, 2000). El origen de esta impresionante geoda puede explicarse en dos fases, referidas básicamente a la formación del hueco y al depósito mineral en el interior de éste. El hueco en la roca se produjo por karstificación de las dolomías que forman la Sierra del Aguilón, acompañada de inyecciones hidrotermales volcánicas. El depósito mineral en la geoda podría explicarse mediante un modelo mixto kárstico-hidrotermal.

Desde el ámbito patrimonial geológico, la Mina Rica, alberga numerosos elementos de interés además de la geoda Gigante de Pulpí y de la mineralogía. Desde el punto de vista estructuralLa mina rica se observan: plegamientos, milonitas, superficies de falla, etc., así mismo se observan numerosas formaciones como espeleotemas de epsomitas y de calcitas, neoformación de minerales como "barbas de yeso", etc. La presencia de filones mineralizados de siderita y las diferencias en las litologías de la mina son otros elementos geológicos de interés, en cualquier caso, las formaciones geológicas que destacan sobre el resto son las geodas de yeso; además de la Geoda Gigante se pueden encontrar en la mina numerosas geodas de diverso tamaño siendo la Geoda Partida y la Geoda de Colas de Golondrina las más espectaculares descubiertas hasta la fecha.

La Sierra del Aguilón ha sido objeto de explotación minera a lo largo de la historia, la minería contemporánea comienza en 1840, con la explotación en trincheras y cortas de galena argentífera. A partir de 1870 se empieza a extraer hierro, que fue el revulsivo minero de la zona, Jaravia se convirtió en uno de los distritos mineros más importantes de España. En la última década del siglo XIX la familia Marín Menú revitaliza las explotaciones de hierro de la Mina Quien tal Pensara, manteniéndose en explotación a lo largo de varias décadas, hasta la Guerra Civil, a partir de entonces las explotaciones fueron abandonándose.

Si bien la historia de la Mina Rica que parecía olvidada, resurge en diciembre de 1999 con el descubrimiento de la geoda mineral más grande del mundo, 20 años después comienza el proyecto para reabrir la Mina Rica, para que todo el mundo pueda observar el maravilloso legado que nos dejaron los mineros de Pulpí.

La Cueva del Rull fue descubierta en 1919 por José Vicente Mengual (el tío Rull) durante una jornada de caza. Fue acondicionada para su visita a mediados de los años 60. Sus instalaciones se renovaron en 1995 y se creó un recorrido más entretenido, didáctico y seguro. Presenta importantes conjuntos de espeleotemas cuyos orígenes y formas son muy diversos. Destacan las estalagmitas, estalactitas, columnas y banderas, así como salas de gran volumen. El trayecto de la visita tiene una longitud de 220 metros y un desnivel de 19 metros. Se realiza en sentido circular y permite admirar, desde diferentes perspectivas, el grandioso paisaje subterráneo. La visita es guiada, tiene una duración de 45 minutos y es apta para todos los públicos.

En 1978 concluyen ciento veinte años de industria extractiva de blenda y galena, que forjaron el actual paisaje de la Sierra de Arnero, continuidad de la cordillera de El Escudo, que separa la costa occidental de Cantabria de la Comarca del Saja y de Cabuérniga. Es origen, igualmente, de cultura y tradiciones mineras en los pueblos de Valdáliga y de la Comarca del Nansa. En Bustriguado, en Labarces, en Rábago, en Bielba, en Roiz, en Celis, en Camijanes, en Cabanzón y en muchos otros pueblos del piedemonte de La Florida, es difícil no encontrar vecinos cuyos padres o abuelos no dejaran años de su vida laboral en las galerías mineras, hoy solitarias pero en las que perduran sus pisadas, sus palabras, sus ilusiones. También su trabajo y esfuerzo.

La Sierra de Arnero, de varios miles de hectáreas, está constituida en su mayor parte por terrenos dedicados a bosques comunales y praderías también del común de los pueblos, en los que pastan libremente centenares de cabezas de ganado ovino, bovino y equino. Ninguna incidencia humana excepción hecha de las antiguas escombreras mineras y de viejas cabañas ganaderas. En ambas vertientes pequeños pueblos de bien conservado caserío, en los que impera la arquitectura rural tradicional de Cantabria. La comunicación es excelente, con enlace a la autovía del Cantábrico por Los Tánagos-Pesués, carretera hacia Puentenansa. Actualmente se construye otra carretera que comunicará El Soplao con la autovía por Roiz y Villanueva de Labarces.

La cueva El Soplao, descubierta a principios del siglo XX con motivo de la explotación de las minas de La Florida, es considerada una de las grandes maravillas de la geología, pues atesora un auténtico paraíso de la espeleología (excéntricas, estalactitas, estalagmitas, coladas, columnas, perlas de las cavernas, dientes de perro, etc.).

Coves de Sant Josep ofrece a sus visitantes un tranquilo paseo en barca a lo largo de uno de los ríos subterráneos navegables más espectaculares. La visita incluye un tramo en barca de 800 metros y un recorrido a pie de 250 metros. La visita tiene una duración aproximada de 40 minutos,con una temperatura constante de 20ºC durante todo el año. Con sus 2.750 metros de recorrido actuales, representa la cavidad de mayor recorrido de la provincia de Castellón y la 2ª de la Comunidad Valenciana. Se trata del río subterráneo navegable más largo de Europa. La cavidad representa una surgencia activa desarrollada en calizas durante el período del Triásico medio, pero a pesar de las múltiples visitas de espeleólogos, aún no se conoce el origen del río ni el final de la gruta.

Antes de los adelantos del siglo XX, importantes historiadores como J. Cavanilles, Sebastián Miñano, o Pascual Madoz, ya citaron en sus obras sobre geografía la existencia de esta cavidad. También se tuvo constancia de que la cavidad era conocida desde el Paleolítico Superior (hará unos 17 000 años), como lo demostraron los yacimientos arqueológicos encontrados en la boca de acceso junto a las pinturas rupestres del período Magdaleniense. Incluso la proximidad de un poblado ibérico también indicaba que durante la época íbera la cueva fue conocida y explorada, al igual que durante la larga dominación romana, a la vista de una lápida encontrada dedicada a Caio Cneo Craso, hijo del cónsul romano Marco Licinio Craso.

La primera exploración realizada por un grupo de espeleólogos se realizó en 1954, por parte del Centro Excursionista de Valencia, y en 1958 dicho grupo confecciona el primer plano topográfico de la cueva. En 1960 se comprueba la continuidad de la cueva al superar Joaquín Saludes, del Centro de Investigaciones y Actividades Subacuáticas de Valencia, la Galería de los Sifones. Las voladuras con dinamita permiten abrir este paso en 1961, quedando descubierto el Estanque Azul y el resto de las galerías que constituyen el recorrido actual, descubriéndose también la Galería Seca. En los años sucesivos, diversas expediciones de espeleólogos de Castellón y escafandristas de Barcelona, acabarán por descubrir nuevas galerías y sifones, tras llegar hasta el final conocido de la cavidad, alcanzando los 2 348 metros de longitud.

La ACTE persigue la representación, promoción, defensa y gestión de los intereses de sus asociados y por lo tanto, del Sector Turístico Subterráneo Español. El turismo subterráneo muy desarrollado en diversos países como Francia, Estados Unidos de América, China, Países Centroeuropeos, etc., debe potenciarse y promocionarse en España a través de la ampliación, profesionalización y calidad de sus explotaciones. Esto solo es posible conseguirlo mediante la unión de las mismas, la unificación de criterios, el intercambio de experiencias, la promoción conjunta a nivel nacional e internacional, la formación adecuada de recursos humanos, el asesoramiento técnico y de gestión a nuevas o futuras explotaciones, la representación oficial del sector y sobre todo, mediante el trabajo diario, agrupado y planificado, de todas las personas implicadas e ilusionadas por mejorar el pequeño pero maravilloso Sector Turístico Subterráneo.

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