Xàtiva se encuentra a tan sólo 60 km de Valencia. Su mayor
tesoro es el gran castillo que corona la colina. Puedes pasarte
perfectamente dos horas recorriendo esta fortificación por
la que han pasado numerosas civilizaciones, como los romanos
y los árabes. Incluso el mismísimo Aníbal llegó a él en el
siglo III a.C. No obstante, el castillo no es el único atractivo
de Xàtiva. Otros de sus monumentos destacados son la Colegiata,
el Almodín y el Hospital Municipal, que data del S. XIII.
Otro curioso atractivo es el retrato del rey Felipe V de Borbón,
pues aquí lo tienen colgado del revés porque este monarca
ordenó quemar la ciudad en 1707, lo que hizo que ésta pasara
de 12.000 a 400 habitantes. Además de por carretera tomando
la A-7, también puedes llegar en tren a Xàtiva. Estos salen
desde la Estación del Norte cada media hora aproximadamente
y tardan en llegar 50 minutos. Por cierto, ¡ni se te ocurra
irte de Xàtiva sin probar su preciado arroz al horno!
Históricamente, Játiva fue una de las poblaciones más importantes
del Reino de Valencia, rivalizando incluso con Valencia y
Orihuela, las otras dos ciudades más importantes en la época
foral. Fue cuna de los papas Borja y conserva un importante
patrimonio artístico, a pesar de que fue quemada en 1707 por
las tropas borbónicas como represalia por apoyar a las tropas
austracistas durante la Guerra de Sucesión. En 1822 se convirtió
en capital de la provincia de Játiva, que desapareció a raíz
de la división territorial de España en 1833.
El municipio de Játiva está situado entre las
cuencas del río Albaida y de su afluente el río Cáñoles, en
el estratégico corredor de Montesa. Tiene un perímetro muy
desigual y cuenta con varios enclaves territoriales, fruto
de las segregaciones habidas en su término histórico, que
estaba compuesto por más de 60 pueblos. En la zona septentrional
se alza la sierra de Santa Anna, un afloramiento de naturaleza
triásica. Al sur de esta sierra, entre la Llosa de Ranes y
Játiva, se extiende un amplio valle de fondo casi plano, con
una altitud media de 80-100 m y cubierto de sedimentos cuaternarios.
El río Cáñoles, el barranco de Carnissers y el río Albaida,
con cuyas aguas se riega la fértil huerta de Játiva, son perfectos
para apagar el movil y respirar aire puro.
Al este del Albaida se alza la mole del Puig
(312 m), en cuya cima está las ruinas de la ermita de Nuestra
Señora del Puig. Al sur de la huerta el relieve se vuelve
abrupto por medio de un anticlinal de paredes casi verticales
y agudas calizas. Al sur de estas crestas se abre el valle
de Bisquert, colorido por las tierras albarizas. Por el sur
de Bisquert se levanta la Serra Grossa, que conforma el límite
con el Valle de Albaida. La ciudad está enclavada a los pies
del cerro del castillo cuyas laderas llegan a ocupar algunas
casas, extendiéndose hasta la parte más llana de la vega.
Los testimonios del poblamiento en el término
de Játiva son de los más antiguos en toda la fachada mediterránea,
como atestiguan los hallazgos de la Cova Negra, pertenecientes
al Paleolítico Medio, excursión a traves de un bello
sendero bien señalizado.
Tras conquistar Valencia en 1238, Jaime I puso sitio
a Játiva en 1240, aunque lo levantó al llegar a una
tregua con el alcaide musulmán de la ciudad. Sin embargo,
problemas entre este alcaide y los castellanos, obligaron
a Jaime I a intervenir militarmente de nuevo, conquistando
la ciudad en 1244, al poco de firmar el tratado de Almizra
con Alfonso X. Al rendir la ciudad, Jaime I respetó
la mezquita, que no se derribó hasta el siglo XVI. Bajo
el dominio cristiano la ciudad, ya con el nombre actual
de Xàtiva, se convirtió en la segunda ciudad más importante
del Reino de Valencia.
El término municipal de Játiva se extendía, desde la
época andalusí, por la ribera del Júcar, la Costera
y el Valle de Albaida, abarcando por el norte Sumacárcel,
Antella y Villanueva de Castellón, por el sur Ayelo
de Malferit y Montaberner, por el oeste Canals y Alcudia
de Crespins y por el este Benigánim y Barcheta, con
una extensión de unos 434 km² y una población de unos
20.000 habitantes en el siglo XVI. Tras un largo proceso,
de los 62 pueblos del término se segregaron 37 que formaron
sus respectivos municipios, lo que redujo considerablemente
su extensión.
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El casco antiguo de Játiva se declaró Conjunto Histórico-Artístico
en 1982, y en él se encuentra la gran mayoría del patrimonio
de la ciudad. El Castillo, encaramado sobre la sierra Vernissa,
domina completamente la ciudad de Játiva. Su núcleo original,
situado en el actual Castillo Menor (Castell Menor), es de
origen ibérico y fue posteriormente habitado por los romanos,
quienes también comenzaron la construcción del Castillo Mayor
(Castell Major). El conjunto actual, sin embargo, presenta
una arquitectura principalmente islámica o de estilo gótico.
Fue prisión de estado de la Corona de Aragón, y fue considerado
durante muchos siglos como la plaza más fuerte del Reino de
Valencia. Desde lo alto del castillo se divisan, al norte,
la ciudad y el llano de la ribera del Júcar; al sur, las tierras
de secano y las sierras Grossa, Mariola y Benicadell; al oeste,
la frontera con Castilla; y al este, los días de buena visibilidad,
se puede intuir el mar Mediterráneo.
Fue declarado Monumento Nacional en 1931. Todavía se conservan
pequeños tramos de muralla urbana así como los situados en
las lomas que dominan la ciudad, dónde se encuentran diversas
torres de vigilancia. Construida para proteger a la ciudad,
contiene tramos que datan desde el siglo XI al XVI.
El Almudín se trata de un edificio de
estilo gótico, construido entre 1530 y 1548, del que destaca
su fachada y el patio interior con columnas jónicas. En su
planta baja se realizaban las contrataciones y venta del trigo,
mientras que la parte superior se utilizaba para el almacenamiento
del mismo, uso que conservó hasta 1919, en que fue convertido
en Museo de Bellas Artes y, posteriormente, en Museo de la
Ciudad. En él se exhibe el famoso retrato de Felipe V colgado
del revés por haber ordenado la quema de la ciudad. El Hospital
Mayor de Pobres cuyas obras comenzaron en el siglo XV pero
no terminaron hasta mediados del XVI. El interior se destruyó
en 1707, pero se reedificó a comienzos del siglo XVIII. Su
planta es cuadrangular, con patio y jardín interior. La casa
natal de Alejandro VI es un palacete urbano del siglo XVI,
en donde nació y residió en España el Papa Alejandro VI. Conserva
en la fachada una puerta de amplio dovelaje y en su interior
un arco escarzano de columnas jónicas. 8 fuentes singulares
entre las que destacamos la Fuente del León (Font del Lleó),
fuente histórica y ornamental del siglo XIX situada en el
centro de la ciudad. Fuente de los veinticinco caños (Font
dels vint-i-cinc "xorros"), fuente histórica y ornamental
del siglo XVIII situada en el Barrio de San Pedro. Fuente
de la Trinidad (Font de la Trinitat), fuente histórica y ornamental
del siglo XV situada en la Plaça de la Trinitat. Fuente de
Aldomar (Font d'Aldomar), fuente histórica y ornamental del
siglo XVIII situada en la Plaça d'Aleixandre VI. El Museo
Municipal del Almudín, el más antiguo de Játiva, y situado
en la calle corretgeria, fue inaugurado en 1917 y sus colecciones
declaradas Bien de Interés Cultural (BIC) en 1962.
El núcleo original de la ciudad ibera se hallaba
donde actualmente se levanta el Castillo Menor. Tras la conquista
romana, el centro se trasladó paulatinamente hacia el llano,
ocupando el espacio actualmente vacío entre la ciudad actual
y el castillo, donde se encuentran las iglesias de San Félix
y de San José. Los restos y noticias de edificios andalusíes
prueban que la población rebasó el antiguo recinto romano-visigodo.
La medina islámica debió ocupar casi todo lo que ahora se
conoce como ciudad medieval, y en su interior destacaban la
Aljama (en el Montsant) y la mezquita mayor, en el solar que
ocupa la colegiata. El abastecimiento de agua se producía
mediante la acequia de la Villa. Con la conquista cristiana
se renovó el urbanismo de la ciudad y se construyeron nuevos
edificios. Es a partir de finales del siglo XIII cuando los
habitantes empiezan a abandonar la zona alta de la ciudad,
descendiendo a zonas de mejor acceso y con agua corriente,
hasta el punto de que el viejo recinto se convirtió en un
gran albacar (lugar para guardar ganado) y posteriormente
en zona de cultivos. A partir de entonces la ciudad se mantuvo
en los límites formados por la muralla, aunque se ampliaron
varios arrabales y se construyó un buen número de edificios
hasta la llegada de la crisis económica que acompañó a la
expulsión de los moriscos.
Chulilla se ubica en la falda de un alto promontorio, dominado
por el castillo árabe que conserva torreones y murallas del
lado de la población, ya que por la parte que da al río existe
un impresionante cañón que lo hace inexpugnable por lo que,
en ese lado, carece de construcciones defensivas. La mayor
parte del término se extiende sobre terreno cretácico. En
esta meseta caliza, la erosión del río Turia ha creado una
hoz y el Salto de Chulilla, de 160 metros de profundidad y
10 metros de anchura.
La vegetación está formada por pinares (carrasco) y monte
bajo mediterráneo. En cuanto a la fauna, las especies más
importantes son las rapaces, tanto diurnas como nocturnas,
la perdiz, el conejo, la liebre, zorro, tejón, garduña, gineta
y jabalí. En el Turia habitan barbos y truchas. Este pequeño
pueblo está a 58 km en coche de la ciudad y en sus alrededores
hay varias rutas de senderismo perfectas para hacer con toda
la familia, así como algunas zonas para bañarse en verano.
De las mas populares ess la ruta de los puentes colgantes,
pues es muy suave y bonita (aunque no demasiado aconsejable
para las personas que tengan vertigo). Si te apetece quedarte
a comer en el pueblo, es recomendable que reserves con antelación,
ya que son pocos los restaurantes de los alrededores y se
suelen llenar.
Los primeros vestigios documentados en excavación han sido
correspondientes a la Edad de Bronce en la superficie superior
del Monte del Castillo a partir del cual, como núcleo original
del término, el poblamiento ha sido continuado. Cabe señala
que fueron añadas hace aproximadamente unos 20 años unas pinturas
rupestres que muestran cacerías de animales salvajes.
Es un importante núcleo de turismo interior por sus atractivos
naturales, siendo este sector el principal motor económico
que mueve al pueblo. También cuenta con un balneario de aguas
termales sulfurosas que mantienen una temperatura constante
de 23 °C.
El Castillo de Chulilla consta de antemuralla, torre barbacana,
un bastión circular, dependencia abovedada, torres esquineras,
y el recinto señorial con torre y restos de la residencia
y dependencias auxiliares. También contaba con una ermita
dedicada a San Miguel. En su interior se cuenta con cuatro
aljibes. En diversos lugares se ven unos grabados similares
a los del Castillo de Denia. Fue usado como cárcel para eclesiásticos
por orden de San Juan de Ribera. Pinturas rupestres del barranco
de Falfiguera son un conjunto de representaciones antropomorfas
y zoomorfas localizadas en un abrigo situado a escasos veinte
metros sobre el lecho del arroyo estacional tributario del
río Turia. El abrigo fue descubierto en 1998 y desde 2011
se encuentra protegido tanto por la legislación nacional como
por la autonómica formando parte del Patrimonio de la humanidad
arte rupestre del arco mediterráneo de la península ibérica.
Los platos típicos de la localidad son: la Olla de berzas,
la olla de carne, y las populares "cocotes (empanadillas de
chorizo). De la repostería sobresalen los reguiños, mantecados,
tortas de almendra y "congretes". Existen buenos vinos como
el "rancio", "Pedro Ximénez", "Juliola" y la dulce Mistela.
Realizar la ruta del Charco Azul no tiene una
gran dificultad y es apta para todo tipo de personas. Esta
ruta se inicia en la plaza de la Baronia de Chulilla desde
donde vamos bajando al paraje natural del Cañón del río Turia
por las calles de Santa Bárbara y de las Cuevas. Una vez nos
encontramos dentro del mismo Cañón del Turia podemos empezar
a disfrutar de las enormes paredes en las Hoces del Turia
que llegan a medir hasta más de 80 metros de altura. Durante
toda la ruta estaremos siguiente el curso de río Turia pero
en sentido contrario. Es posible realizar pequeños baños en
la época de verano y primavera en alguna de las múltiples
pozas de agua que existen en este río.A medida que vamos avanzando
en nuestra ruta las paredes se van estrechando cada vez más
hasta llegar al punto donde se acumula gran parte del agua
del río Turia formando un enorme lago. Cuando llegamos al
Charco Azul tenemos la sensación de haber alcanzado una especie
de paraíso natural de ensueño. El color azul turquesa de este
lugar junto a las paredes que lo custodian con apenas 10 metros
de distancia en su punto más estrecho hacen de este lugar
algo increíble.
Una de las rutas de senderismo más desconocidas, aventureras
e imprescindibles para realizar en la Comunidad Valenciana
es la Ruta de los Puentes Colgantes de Chulilla en el Cañón
del río Turia. El encanto del pueblo de Chulilla no reside
únicamente en sus calles y plazas. El entorno natural que
envuelve a Chulilla en el Cañón del río Turia hacen de este
paraíso natural uno de los más desconocidos y bonitos no solo
de la provincia sino de toda la Comunidad Valenciana. Partiendo
de los alrededores del pueblo de Chulilla se pueden realizar
dos rutas senderistas sencillas y muy espectaculares. Ambas
se realizan dentro del Cañón del Turia y no exigen de ninguna
preparación física. La Ruta de los Puentes Colgantes de Chulilla
o también conocida como la Ruta de los Pantaneros se realizada
saliendo de la presa del embalse de Loriguilla que se encuentra
en los alrededores de Chulilla. A partir de este lago nos
introducimos poco a poco en el interior del Cañón del Turia
que tiene unos 6 kilómetros de longitud, aunque para realizar
esta ruta de los puentes colgantes no hará falta recorrerlo
al completo. Una de las características más distintivas de
este cañón conocido también como las Hoces del río Turia es
que tiene paredes de más de 80 metros de alto a lado y lado
que son el paraíso de mucho de los escaladores que llegan
hasta este lugar. Esta fue históricamente la misma ruta que
realizaban en los años 50 los obreros del embalse de Loriguilla,
desde donde salimos hasta el pueblo de Chulilla. Una ruta
repleta de vegetación principalmente de pinos y con unas vistas
espectaculares allá donde se mire. Este estrecho sendero nos
conducirá hasta los famosos puentes colgantes de Chulilla.
Puentes reconstruidos en el año 2013 después de su destrucción
en el año 1957 a causa de la crecida e inundaciones del río
Turia.
A Gandía se le conoce por ser un destino de fiesta y playa,
sin embargo, su historia y patrimonio no se quedan atrás,
por eso es perfecta para visitar en cualquier época del año.
Aquí dejaron una enorme huella la familia de los Borja, que
vivieron en el Palacio Ducal, un edificio precioso que sí
o sí tienes que visitar. Otro edificio que destaca es la Colegiata
de Santa María, ubicada junto al Ayuntamiento, así como la
Alquería del Duc, algo alejada del núcleo y rodeada de naturaleza.
En coche se tardan unos 50 minutos desdeValencia, aunque también
puedes ir en tren desde la Estación del Norte o en bus desde
la Estación de Autobuses de Valencia.
Hasta tiempos bastante avanzados del Paleolítico superior
no existen en el territorio que hoy constituye el término
municipal de Gandía vestigios de una ocupación humana, pero
ya en esta etapa, durante el Gravetiense final, el hombre
de Cromañón se asienta en la Cueva del Parpalló, cueva que
será habitada durante varios miles de años, hasta casi el
final del Magdaleniense. También fueron habitadas durante
el Paleolítico superior las cuevas del Barranco del Llop y
la de Maravillas.
El santuario del Arte Levantino: la Cova del
Parpalló.
En contraste con la riqueza de yacimientos paleolíticos,
neolíticos y eneolíticos, está la escasez de restos de la
Edad de Bronce y la poca representatividad de los de épocas
ibérica y romana. Está comprobada la ocupación del cerro del
Castillo de San Juan en la época ibérica, seguramente a partir
del siglo IV a. C., pues aunque las construcciones medievales
hayan hecho desaparecer todo vestigio de las edificaciones
del poblado, se han podido recoger cerámicas ibéricas y fragmentos
de vasos áticos de figuras rojas y de barniz negro que sólo
a un establecimiento de la fecha y cultura indicadas pueden
pertenecer. También se han recogido en lugares no localizados
monedas ibéricas.
El núcleo medieval de la villa estuvo alrededor
de las calles del Río, Mayor y de la Plaza. A ellas afluían
otras callejas laterales. Se hallaba rodeada por una muralla
construida a principios del siglo xiv. En la parte noreste
estaba la judería. La morería (rabal) estaba separada de la
villa y poseía una mezquita sobre el solar de la iglesia de
San José. A finales del siglo xvi una serie continuada de
terremotos hizo que se derrumbasen numeroso edificios. Las
murallas desaparecieron a finales del siglo XIX, quedando
hoy tan sólo tres torres que hay entre el colegio de las Escuelas
Pías y el río, el Torreón del Pino y la Torreta de la calle
de Pérez de Culla.
Entre los monumentos más importantes de la ciudad destaca
el Palacio Ducal, que ha sido objeto de numerosas restauraciones.
Casa natalicia de San Francisco de Borja. Destaca el Patio
de Armas, gótico y la Galería Dorada, del siglo xvii, con
azulejos originales de la época. Está considerado una de las
mansiones señoriales más importantes de la Corona de Aragón.
La habitación de Francisco de Borja se conserva prácticamente
tal y como estaba en aquel entonces y no se permite pisarla,
solo puede verse desde fuera. El Palacete París, obra del
arquitecto Víctor Beltrí, es el principal exponente del modernismo
valenciano en Gandía.
La vía verde del Serpis, que discurre por el antiguo trazado
del ferrocarril Alcoy-Gandía construido en 1892, es la mejor
opción para los amantes de la bicicleta.
Ausiàs March, poeta, Joanot Martorell, escritor en valenciano
asi Joan Roís de Corella, escritor, todos del siglo XV son
buena buena muestra del gran pasado cultural que atesora la
ciudad.
Sin duda, Gandía es la cuna de la popular fideuá. Los arroces
marineros, la cazuela marinera (suquet de peix) son deliciosos.
Requena, población del interior de Valencia es la preferida
de los amantes del vino, el motor económico del municipio.
Además de sus numerosas bodegas, también puedes darte un paseo
por su casco histórico, conocido como la Villa, así como adentrarte
en sus cuevas de origen musulmán. Si vas a final de agosto
te encontrarás con la Fiesta de la Vendimia, unos días en
los que el pueblo está lleno de vida, actividades y color.
A Requena puedes ir en coche por la A-3 dirección Madrid (te
costará menos de una hora). También está conectada en autobús
o en tren, aunque desgraciadamente esta línea de ferrocarril
deja bastante que desear y tarda bastante (alrededor de una
hora y media) en recorrer una distancia de 64 km. El barrio
Arrabal es la columna vertebral de Requena. Se localiza en
el centro de la población y es una de las zonas con más vida
y ambiente. La Avenida Arrabal es el paseo principal. En él
los sábados por la mañana se celebra un mercado y son numerosos
los bares y restaurantes en los que parar a degustar la gastronomía
típica. Se inicia en la Plaza del Portal, donde está la fuente
conocida como Fuente de los Patos, y tiene una distancia aproximada
de un kilómetro. Entre dos de sus tramos encontrarás la Fuente
de Colores. Allí mismo tenemos el monumento universal
a la vendimia. Forma parte de la Avenida Arrabal desde 1972,
año en el que fue inaugurado. Desde entonces, se ha convertido
en una de las imágenes más representativas de Requena. Hace
alegoría a una de las actividades más importantes de la comarca,
la vendimia, y por ello en torno a él tienen lugar varios
de los acontecimientos más importantes de la Fiesta de la
Vendimia, celebrada a finales de agosto. En ella podemos ver
algunos edificios modernistas de principio del S. XX, de los
que destacan sus balcones y fachadas. Es otra de las plazas
principales y hace de nexo entre los distintos barrios.
El Ayuntamiento está en la Plaza Consistorial,
donde antes se ubicaba el Convento del Carmen, fundado en
el siglo XIII. Junto al Ayuntamiento encontramos el Parque
de la Glorieta, uno de los parques principales, ideal para
ir con los niños. Al final de la Avenida Arrabal encontramos
un gran puente que da paso al Recinto Ferial. Aunque durante
el resto del año es una zona vacía, en las fiestas es donde
se localiza la feria y donde se organizan diversos actos.
Además, durante la Feria del Embutido, es en su Edificio Multifuncional
donde se concentran las diferentes carnicerías.
Otros atractivos son la Sala de Exposiciones
Antiguo Mercado, que acoge exposiciones temporales de arte.
El Museo Municipal de Requena, en la parte trasera del Ayuntamiento.
Recoge varias exposiciones sobre la historia y tradición del
municipio. Y la Iglesia del Carmen, junto al Museo Municipal,
en la Calle Carmen. Se construyó entre los siglos XIII y XVI.
A día de hoy sigue siendo de culto.
En la Plaza Valentín García encontramos este
bonito edificio, también de estética modernista. Desde 1911
este lugar ha mantenido su actividad en relación a los viñedos
y la enología. Junto a él se encuentra un busto de Rafael
Janini, ilustre director de esta institución entre 1919 y
1924.
La Iglesia de San Sebastián es un templo
con una larga historia, ya que se construyó en el siglo XIV
en un estilo mudéjar. San Sebastián es el patrón de este barrio,
por lo que es una iglesia muy importante para los habitantes
de sus calles. Villa es el barrio más antiguo de Requena y
aquel en el que se concentra gran parte de los atractivos
de la ciudad. Por él pasaron diferentes culturas y épocas
que han ido dejando su rastro hasta nuestros días. La Iglesia
de Santa María destaca por su portada. Fue construida
en el siglo XIV y es de estilo gótico florido isabelino, aunque
su interior es barroco. En la actualidad, tras una rehabilitación,
funciona como sala de exposiciones y conciertos. La Iglesia
del Salvador, de tres naves, se construyó entre los siglos
XIV y XVI y su portada también es de estilo gótico florido
isabelino. Sigue funcionando como centro de culto. En ella
también destacada su campanario. La Iglesia de San Nicolás
es la iglesia más antigua de Requena, pues data del siglo
XIII. Fue totalmente rehabilitada hace pocos años, ya que
estaba en un gran estado de deterioro. En ella no se realizan
misas, pero puede visitarse su interior. Coronel Albornoz
es la plaza principal de este barrio y por ello es conocida
popularmente como Plaza de la Villa. Es un lugar de gran belleza,
con vistas a las iglesias de El Salvador y Santa María. Aquí
hallarás varios hoteles y restaurantes.
En el Palacio del Cid, el Museo del Vino de
Requena.
Aunque no se vean a simple vista, el barrio
de la Villa está plagado de cuevas de origen árabe. Muchas
de las casas continúan conservándolas: si te fijas, muchas
de ellas, pegadas al suelo, tienen una pequeña ventanita,
que sirve para ventilarlas. Una buena parte de estas cuevas
se unieron y son visitables. Se entra a ellas por la Plaza
del General Albornoz. La Torre del Homenaje corona la Villa,
por lo que puede verse desde gran parte de la ciudad. Fue
construida por los árabes en el siglo X. Está junto al Patio
de Armas, donde en ocasiones se organizan verbenas y conciertos.
El Museo de Arte Contemporáneo Florencio
de la Fuente se ubica en un bonito edificio característico
por sus balconadas que se pueden ver desde la Cuesta del Ángel.
Las exposiciones de este museo son temporales y por aquí han
pasado obras de Sorolla, Dalí y Miró, entre otros.
Otros atráctivos son la Casa Museo de
la Seda, en la Calle del Castillo. Es un interesante museo
sobre la historia de la seda en Requena. El Palacio del Cid,
una gran vivienda reconvertida en el Museo del Vino. Se localiza
en la Calle Somera, 13 y su entrada cuesta 2€. El Museo Fiesta
de la Vendimia, un museo dedicado a la fiesta más importante
de Requena: la Fiesta de la Vendimia. Está en la Calle Santa
María, 41 y tiene un precio de 2€.
Bocairent está algo más lejos pero no por ello merece menos
la pena. Concretamente, se ubica a 95 km de Valencia por la
A-7. Hasta aquí no llega el tren, pero sí hasta Ontinyent,
que se localiza a tan solo 10 km. En Bocairent lo que más
llama la atención son les Covetes dels Moros, un laberinto
de cuevas conectadas entre sí (no apto para claustrofóbicos).
Asimismo, el pueblo de Bocairent en sí también es muy bonito
y en el encontraremos un tranquilo casco antiguo, unos neveros
utilizados para conservar los alimentos entre los siglos XVII
y XIX, y el Monasterio Rupestre, que fue excavado en la roca
en el siglo XVI.
El municipio de Bocairent está situado en la vertiente noroeste
de la Sierra Mariola, en el centro del valle de su mismo nombre.
La superficie del término es muy montañosa, con un pequeño
sector al centro menos ondulado. Las alturas principales son:
Alt de Mariola (1158 m), Pico de Águila (961 m), Xar (1093
m), Sant Jaume (956 m), Portí (1081 m), Masarra (659 m) y
Alto de la Cruz (956 m). Los ríos Clariano y Vinalopó nacen
dentro del término. En el cerro de Sant Jaume está la divisoria
de aguas entre ambos ríos. Drenan el término los barrancos
del Infern, de Fos, de la Foieta y de la Frontera. La villa
está situada, escalonadamente, sobre un cerro.
Los primeros restos hallados en el término de Bocairent datan
del Neolítico, como los de las cuevas del Vinalopó y de la
Sarsa. Existieron también varios poblados iberos diseminados
por las pequeñas lomas de la zona. De época romana datan algunas
villas repartidas por la llanura. El terreno no cultivado
está cubierto en parte por pinos, encinas y monte bajo, que
se aprovecha para pastos. En el secano se cosechan cereales
y uva. El regadío, con las aguas del río Vinalopó y de la
fuente de la Alquería, se cultivan cereales, árboles frutales
y hortalizas.
El conjunto llamado Covetes dels Moros es un grupo de cuevas-ventanas,
o cuevas artificiales con orificios en forma de ventana, colgadas
a mitad de un acantilado rocoso. Situadas en el barranco de
la Fos, en la vertiente derecha, tan sólo a unos 300 m. al
norte del núcleo urbano medieval de Bocairente. Es el grupo
más complejo y numeroso, con diferencia, de toda la cabecera
del río Clariano, donde hay otros pequeños grupos en los barrancos
entre Bocairente, Onteniente y Alfara. Es también el más famoso
y del que más se ha escrito. Actualmente, está considerado
como BIC (Bien de Interés Cultural) (fue declarado Monumento
histórico-artístico perteneciente al Tesoro Artístico Nacional
mediante decreto de 3 de junio de 1931).
Las interpretaciones de estas cavidades han sido muy diversas,
a través del tiempo, (cámaras sepulcrales de épocas antiguas,
graneros, cenobios visigóticos...) y difíciles de datar, por
falta de materiales arqueológicos, inscripciones u otros datos.
Después de diversas prospecciones arqueológicas llevadas a
cabo por el MAOVA (Museo Arqueológico de Onteniente – Valle
de Albaida), –aún no completadas–, se puede asegurar que se
trataba de graneros-almacenes de seguridad, realizados en
época andalusí, que servirían a determinadas comunidades campesinas
de las proximidades, muy probablemente de ascendencia bereber.
Parece que es un modelo de granero trasladado del norte de
África (los tazaghin del alto Atlas, por ejemplo).
La Sierra Mariola es notablemente rica en variedades vegetales.
Entre todas ellas destaca la presencia del tejo. En la microrreserva
de la Teixera d'Agres se puede observar el bosque de tejos
más meridional de Europa,2? aunque actualmente no es tan abundante
como en otros tiempos. La mayor parte de la sierra se encuentra
cubierta por una formación boscosa en la que el pino carrasco
es predominante junto con diversos arbustos como la aliaga,
el romero o la jara, la sabina y el enebro. Sin embargo, también
es posible encontrar el bosque mixto mediterráneo, en el cual
se entremezclan especies como la carrasca junto con árboles
caducifolios mucho menos frecuentes en la Comunidad Valenciana
como pueden ser el fresno, el arce o el quejigo como especies
arbóreas y la presencia del durillo, el rusco o la madreselva
como especies arbustivas. Pero sin lugar a dudas la verdadera
riqueza de la sierra se encuentra en la diversidad florística.
Se han llegado a identificar 1200 especies, muchas de ellas
endémicas de la Comunidad Valenciana o de la propia sierra.
De entre ellas se podría destacar la salvia de Mariola, el
rabo de gato, la manzanilla borde, la piperela, el espliego,
la santonica, el hipérico o el té de roca.
Debido a la gran variedad de ambientes la sierra posee una
gran riqueza faunística. Entre los reptiles son de destacar
la lagartija ibérica o la lagartija cenicienta, el lagarto
ocelado, la culebra viperina o la víbora hocicuda. Entre las
aves es posible encontrar granívoras como la perdiz, el verdecillo
o el pinzón; insectívoras como el petirrojo, el carbonero
común o el pito real o rapaces como el águila real, el azor,
el gavilán, el cernícalo vulgar, el búho real, el búho chico,
el mochuelo, el cárabo, la lechuza, el autillo, el buitre
leonado y el milano real. Los mamíferos también son abundantes
destacando el conejo, la garduña, la comadreja, la jineta,
el tejón, el zorro y el jabalí.
En esta sierra nacen varios de los ríos más importantes de
la Comunidad Valenciana, como el Serpis, el Clariano, el Molinar
e incluso el río Uxola (el cual es afluente del río Serpis)
con cursos con orientación sur-norte, y el Vinalopó en el
sentido opuesto.
Existen elementos que prueban la presencia humana desde tiempos
inmemoriales. Del periodo neolítico encontramos los yacimientos
del Salt en Alcoy, la cueva de la Sarsa en Bocairente y la
cueva del Bolumini en Alfafara. La edad de bronce se encuentra
representada por los poblados de la muela de Serelles y la
muela de Agres, mientras que la época ibérica tiene en los
yacimientos del Alberri, Castellar y Cabeço de la Cova de
Mariola sus mejores ejemplos. Durante la época musulmana la
sierra estuvo muy poblada lo que ha permitido la existencia
de numerosos restos como los castillos de Barchell, Cocentaina,
Bañeres de Mariola, Vinalopó, del Convento o la Torreta de
Agres. Rodeando el parque se encuentras varias poblaciones
con indudable atractivo turístico como Alcoy, Bañeres, Bocairente,
Cocentaina y Onteniente. En este paraje se encuentran todavía
restos de neveros como la cava arquejada. Se encuentra a 1.220
metros de altitud sobre el nivel del mar, próximo al refugio
de montaña del Montcabrer (Centro Excursionista de Alcoy).
Está excavada en gran parte en la roca viva y sus dimensiones
son: 14'90 metros de diámetro y unos 12 de profundidad. En
sus muros hay seis accesos utilizados tanto para la introducción
como para la extracción de nieve en forma de bloques de hielo.
También se localiza en la actualidad la Estación biológica
y jardín botánico de Torretes.
De manera tradicional se han aprovechado diversas hierbas
aromáticas presentes en la sierra para la destilación de un
licor anisado, el herbero, que se encuentra protegido por
la denominación de origen bebidas espirituosas de Alicante,También
es típica la olleta alcoyana.
De especial interés son los diferentes neveros o cavas que
aquí, en Bocairent, y alrededores, antaño servían para la
recolección de la nieve y su aprovechamiento posterior. A
pesar de que esta actividad fue importante durante el Reino
de Valencia y en épocas posteriores, cabe mencionar que su
origen se remonta en oriente, en Imperio Antiguo de Egipto,
así como en Mesopotamía, además de recogerse antecedentes
escritos de una “casa fría” en Ur (2000 a.C.), entre otros
lugares del mundo.
Calpe pertenece a la provincia de Alicante y está a 122 km
de Valencia. Aquí, además de ponerte las botas comiendo marisco,
puedes subir hasta lo alto del Peñón de Ifach, pues las vistas
desde su cumbre son impresionantes. Debido a su forma, es
también un peñón muy visitado por los escaladores. También
aquí hay unas salinas que se utilizan desde el siglo II d.C.
y dónde se pueden observar distintas especies de animales,
como los flamencos. En transporte público, puedes ir desde
Valencia a Calpe en autobús.
Se alza majestuosamente el peñón de Ifach, una mole rocosa
de 332 m de altura. Dicho peñón es uno de los símbolos de
la Costa Blanca. Es la referencia más evidente de la geografía
calpina, declarado parque natural por la Generalidad Valenciana
en 1987. El término municipal presenta muchas playas y calas
de muy buena calidad y destaca su bahía. Otro lugar reseñable
lo constituyen el parque natural de las salinas, de las que
antiguamente se ha extraído sal desde la época romana.
Los asentamientos humanos más antiguos que se han localizado
en el término municipal de Calpe se han datado en la Edad
de Bronce. Se trata de materiales dispersos que no permiten
aventurar, por el momento, la existencia de estructuras constructivas.
Los primeros asentamientos localizados corresponden a los
primeros poblados ibéricos. Estos se ubicaban, preferentemente,
en las elevaciones y cerros que dominan el territorio. Se
han localizado necrópolis y poblados en el peñón de Ifach,
Cosentari, Corralets, La Cometa, La Empedrola, Pioco y el
Castellet del Mascarat. El poblado localizado en el Tosal
de Las Salinas estaba protegido por la zona pantanosa que,
en aquella época, separaba el istmo del Peñón de las tierras
circundantes. Durante la romanización adquiere mayor importancia
la localización costera para los nuevos asentamientos. La
cercanía al mar para permitir el comercio marítimo y la explotación
de las factorías de garum, salazones y viveros, aprovechando
la fácil excavabilidad de la piedra tosca, es la base económica
sobre la que se funda el núcleo de población de los Baños
de la Reina.
Se trata de un yacimiento arqueológico situado junto a las
salinas. Se componía de una palacio romano (no una simple
villa o domus circular) que consta de pasillo, patio y ocho
habitaciones. Su profusión en mármoles y mosaicos revelan
que pertenecía a una persona con un poder adquisitivo elevado.
Entre otros elementos encontramos cerca del litoral unas piscinas
artificiales excavadas en roca destinadas a piscifactoría
y posterior salazón de pescado, unas termas y una noria más
cuatro aljibes. Sus 0,39 hectáreas conforman asimismo una
microrreserva de flora. La vivienda y su edificio termal fueron
edificadas a fines del siglo II o inicios del siglo III y
abandonada a principios del siglo V. Las estructuras fueron
localizadas en 1610 por Gaspar Juan Escolano y excavadas los
días 18 y 19 de mayo de 1792 por Cavanilles. Su descubrimiento
fue publicado en la Gazeta de Madrid. Tras las excavaciones
en septiembre de 1965 de Manuel Pellicer Catalán y, sobre
todo, tras las excavaciones (algunas de ellas de salvamento)
desarrolladas entre 1993 y 1999 se ha concretado la planta
del complejo, identificándose como un vicus de tres viviendas
cuya orientación económica era la de la elaboración de vino,
pesca, producción de garum (salsa de pescado), saladero y
extracción de piedra. Se han encontrado sepulcros.
Otros asentamientos, tipo villas, con una base agrícola,
se encontrarían dispersos por las zonas agrícolamente utilizables
del término. Los árabes levantaron, como elemento defensivo
del territorio, la primera edificación del castillo de Calpe
en el cerro que dominaba el paso del Mascarat.
Tradicionalmente, fue una población agrícola, que producía
almendras, pasas y algarrobas; su economía también se apoyaba
en la pesca y la extracción de sal de sus salinas, hoy en
día parque natural. Sin embargo, desde el siglo pasado (ya
en los años treinta veraneó aquí Ernest Hemingway), sobre
todo a partir de los años 60, se ha convertido en un municipio
turístico, transformando su economía, su urbanismo y, en gran
medida, su propia población.
¿Te imaginas atravesar una montaña por un agujero y
aparecer en un lugar muy distinto al que venías? Pues
es posible hacerlo, si haces una ruta de senderismo
en la sierra de Bernia, Alicante. ¿Te parece interesante?
Entonces sigue leyendo, seguro que te animas a ponerte
las botas y vivir esta aventura. Para situarnos un poco,
la sierra de Bernia se encuentra en la provincia de
Alicante, a 30 km. del conocido pueblo costero Altea.
Para empezar nuestra ruta, deberemos dirigirnos por
la CV-749 hacia Xaló. Es recomendable llevar un GPS
que te guíe hasta Bernia. En el inicio de la ruta encontrarás
algunos lugares que sirven de parking, en los que suele
haber varios coches o autobuses debido a que es una
ruta transitada. La ruta en total son unos 10 km., y
es fácil seguir el camino. La ruta empieza en la cara
norte de la montaña, por lo que es una zona húmeda donde
abunda la vegetación y nos encontramos una fuente a
su paso. Pero no todo el camino es de rosas… para llegar
hasta el forat, hay que subir por rocas. No hace falta
ser escalador, pero sí tener habilidad y mirar bien
por dónde pisas. Después de una subida y varias pausas
para recobrar el aliento, llegamos al forat, es decir,
el agujero. Sí, es un agujero de alrededor de un metro
de altura que atraviesa la montaña por la mitad, y te
permite pasar mágicamente de la cara norte a la cara
sur. Por ello, para atravesarlo, tendrás que pasarlo
en cuclillas o a gachas, dependiendo de tu altura, pero
no es claustrofóbico, pues desde el principio ves la
salida, la cual está cerca. Cuando lo hayas atravesado
y te pongas de pie… ¡tachan!
Una majestuosa vista que te dejará sin aliento. Ya
te encuentras en la cara sur de la montaña, desde la
cual se vislumbra muy cerca el mar Mediterráneo y sus
playas, algunas poblaciones como Benidorm (reconocible
por sus rascacielos) y la segunda montaña más alta de
la costa mediterránea: el Puig Campana. Es un momento
ideal para hacer un alto en el camino, disfrutar del
paisaje y hacer unas cuantas fotos. Siguiendo por el
camino, verás que esta cara es distinta a la anterior.
Si sigues las indicaciones que hay durante el camino,
desviándote 10 min. de la ruta marcada, se encuentran
unas pinturas rupestres, las cuales merece la pena visitar
y están muy bien explicadas. Pero aquí no acaban las
sorpresas en esta bonita ruta, ya que además pasamos
por un fuerte del S. XVI, ordenado construir por el
rey Felpe II, y del que aún se conservan algunas partes.
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Anna está a 67 km de Valencia y tan sólo a 16 km. de Xàtiva,
por lo que puedes aprovechar para ver bien esta zona en uno
o dos días. En Anna podemos visitar el Palacio de los Condes
de Cervellón, cuya belleza y estilo consiguen que se compare
con la Alhambra de Granada. Asimismo, a 1 km de Anna está
su tranquilo Lago de la Albufera, donde también podemos observar
a la fauna autóctona, hacer un pícnic en familia o incluso
dar un paseo en barquita.
Los hallazgos en la zona de "el Hondón" nos remontan al Paleolítico
superior, entre el 20.000 y el 10.000 antes de Cristo. El
Lago de Anna contiene en su interior y bajo sus aguas un extraordinario
yacimiento Meso-Neolítico, fechado entre el 6.000 y el 5.000
a.C. Ya en época metalúrgica, entre el 3.000 y el 2.000 a.C.
periodo Eneolítico o Calcolítico, hubo poblados al aire libre
en "el Rincón", "la Muela" y "el Pantano", con enterramientos
de cuevas cercanas, mientras que durante la Edad del Bronce
Valenciano hubo poblado en el Puntal del Casino. La Cultura
Ibérica, entre el 500 a.C., y el cambio de era solo ofrece
escasos materiales en la zona de "Tiboles", mientras que el
poblamiento en época romana es más intenso, con restos de
una villa en "la Moleta" y otra en "la Casa Guillén"; en "el
Altico de la Hoyeta" se excavó una necrópolis de inhumación,
mientras que en "el Cantalobos" los restos correspondían a
época tardorromana. El origen de la localidad tal y como se
le conoce actualmente es anterior a la etapa musulmana, aunque
las primeras referencias documentales son de mediados del
siglo XIII. El 22 de septiembre de 1244, Jaime I el Conquistador
donó la villa de Anna a la Orden de Santiago en recompensa
a la ayuda prestada en el cerco de Biar.
Ocupa la parte más baja y ancha de la comarca del Canal de
Navarrés, enclave privilegiado en el que afloran gran cantidad
de aguas del acuífero del Macizo de Caroche, que son recogidas
por el río Sellent. Anna destaca por sus múltiples fuentes
y abundancia de agua.
La Ermita del Cristo de la Providencia es una de las más
bellas de la Comunidad Valenciana. De planta cruciforme y
coronada con cúpula, fue construida a mediados del XVIII (tras
el terremoto de 1748). Destacan dos piezas repujadas de cobre
de gran patetismo y dos pinturas inspiradas en obras de Rafael
y Rubens. La fachada principal es neoclásica, la lateral posee
un reloj solar típicamente valenciano y unos versos dedicados
al Cristo. Aquí es donde está ubicado el Santísimo Cristo
de la Providencia de Anna, (que en las fiestas Patronales
celebradas en septiembre es llevado a la Iglesia para luego
volverlo a dejar en la Ermita el día 22 de septiembre).
Aproximadamente a 1 km al suroeste de Anna y a una altitud
de 195 m. sobre el nivel del mar, se encuentra el pequeño
lago de origen natural llamado "La Albufera de Anna". Antes
pantano con barro y difícil transitar por él hasta que a principios
de siglo XX se limpió todo y hoy en día es unos de
los lugares más turísticos de toda Valencia. Mide unos 180
m. de este a oeste y 300 m. de norte a sur, siendo su profundidad
de unos 5 m., estando rodeado de sauces y chopos que, en verano,
producen una acogedora sombra, en la que se refugian sus visitantes.
De su fondo brotan grandes manantiales de agua, abundando
numerosos ullals (ojos, manantiales) que lo alimentan continuamente.
Es el principal atractivo turístico de Anna, junto con el
Gorgo de la Escalera, el Gorgo Catalán y la Fuente Negra.
El agua de la laguna procede depozos artesianos que afloran
aquí por ser una pequeña depresión que corta el nivel freático
de la zona, lo mismo que sucede en otras partes cercanas.
En el Gorgo de la Escalera el río ha creado un gran cañón
de profundas aguas cristalinas al que se accede a través de
136 escalones.
Sus aguas se precipitan en un "gorgo", formando una gran
cola de caballo que llaman "El Salto". Debido a su situación
poco accesible a los rayos del sol, este tiene una de las
aguas más frías de Anna. Antiguamente daba vida a una pequeña
central hidroeléctrica. El Gorgo Catalán recoge las aguas
que nacen en la Sierra de Enguera, paraje próximo a la Fuente
Negra y que por medio de una cascada, vienen a dar en este
hermoso gorgo. Está formado por un estanque muy profundo que
suele utilizarse como lugar habitual de baño. Sobre su profundidad,
se desconoce cual es. Se quiso vaciar una vez para comprobarla
pero era demasiado hondo como para ello. Todavía hoy se desconoce
su profundidad. La Fuente Negra, de abundante agua que emana,
en sus proximidades, a flor de tierra, rebosa llena de frondosa
vegetación que ha nacido a su amparo y a ella acude gran número
de gente el día 25 de noviembre para celebrar la fiesta local
de la "Catalineta". La Bajada del Molino nos conduce a las
proximidades del barranco de Alcay, ofreciéndonos una bella
panorámica del Monte Nero. A sus pies, ruinas de antiguos
molinos y viejas fábricas se confunden con la hiedra y, alzándose
majestuoso aparece un olmo milenario (catalogado como árbol
monumental por la Generalitat). La Fuente de Marzo es un remanso
de agua entre blancas rocas modeladas por las crecidas del
río.
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