Islandia ofrece rincones excentricos e históricos
que compiten para ayudar a la popularidad de la que goza la
isla. Langjökull, el segundo glaciar más grande de Islandia,
alberga un túnel de hielo en el que puedes explorar el interior
de la capa glaciar hasta llegar al deslumbrante hielo azul
dentro de éste. En las cuevas que conducen a la salida del
túnel, es posible admirar además algunas esculturas de hielo
iluminadas con luces especiales, e incluso hay una capilla
dentro del túnel, en caso de que te entren ganas de casarte.
No es una excursión tradicional y es además una experiencia
increíble. El túnel de 400 metros es el más largo de Europa
y su apertura oficial al público se celebró en junio de 2015.
The Secret Lagoon’ (Laguna Secreta en español),
es un manantial de aguas naturales localizado en una pequeña
villa llamada Fludir, la cual se encuentra en la zona del
Círculo de Oro. La mágica atmósfera proporcionada por sus
alrededores naturales y el vapor que se eleva en el viento,
ha sido preservada con el fin de ofrecer a los visitantes
una sensación real de lo que son los manantiales geotérmicos
en Islandia. En toda el área hay varios puntos geotérmicos
y un pequeño Géiser que hace erupción cada 5 minutos. Visítala
antes de que deje de ser tan secreta y se vuelva tan popular
como el Blue Lagoon.
El Volcán Thrihnukagigur te dará la oportunidad
de recorrer y explorar el interior de la tierra. A través
de la apertura de su cráter, ingresarás a su cámara magmática
de vibrantes colores. Éste es considerado el más asombroso
espectáculo natural de su especie y dado que el volcán no
ha presentado actividad durante los últimos 4.000 años, estarás
a salvo y podrás descender hasta su fondo. La posibilidad
de explorar el interior del volcán Thrihnukagigur se abrió
al público en el verano 2012, pero no muchos han podido visitarlo
debido a que su disponibilidad es limitada y los cupos se
agotan rápidamente. Así que aprovecha si corres con la suerte
de encontrar espacio disponible en esta excursión.
Los elfos, gnomos, hadas y otros seres espirituales
son de gran importancia en el folclore islandés. Tal es su
relevancia, que incluso algunos proyectos de construcción
han sido alterados para prevenir daños en rocas que se cree
constituyen sus hogares, y puedes escuchar a los granjeros
locales contar muchas historias sobre elfos. Si quieres rodearte
de un mágico escenario lleno de tradiciones élficas, te recomiendo
dirigirte al oriente de Islandia; allí podrás disfrutar de
excursiones llenas de historia de elfos mientras admiras imponentes
montañas, así como fiordos y costas. Los alrededores de Borgarfjörður
Eystri, conocidos por su gran belleza natural y sus increíbles
rutas de senderismo, aún están apartados del turismo masivo.
Esta remota región es considerada como la provincia de los
elfos y se dice que su reina ha residido por mucho tiempo
en la fortaleza Álfaborg (colina de los elfos), desde donde
gobierna y vigila su reino.
La Grieta de Silfra, localizada en el Parque
Nacional Þingvellir, es el único lugar del planeta donde puedes
ver la división de las placas tectónicas de Norte América
y Eurasia sobre la superficie de los océanos. Éste es incluso
uno de los mejores lugares en el mundo y el más popular de
Islandia para bucear. Sus aguas provienen de Langjökull, el
segundo glaciar más grande de Islandia y les toma entre 30
a 100 años filtrarse a través de la lava antes de desembocar
en Silfra. La temperatura siempre es entre los 2°C y 4°C,
pero sus aguas son tan cristalinas que ofrece visibilidad
a más de 100 metros; por lo que podrás disfrutar de su vista
sin tener que sumergirte en las heladas aguas si el buceo
no es lo tuyo. Aunque es un lugar bastante conocido y visitado
por todos los turistas, es único en el mundo y en realidad
no te lo puedes perder.
Islandia es, en sí misma, un monumento. Uno
natural capaz, como las grandes obras de arte, de dejarnos
con la boca abierta y de provocarnos la sensación de que el
tiempo se detiene mientras admiramos su encanto y su belleza.
Pero, además de la valiosa colección de maravillas naturales
que muestra Islandia, también hay monumentos históricos. Ya
que hablamos de monumentos con historia de Islandia, no podemos
dejar de destacar la Casa Hofdi, en Reikiavik. No es el edificio
más antiguo de Islandia -su construcción se remonta a 1909-
ni el más imponente, pero es histórico, entre otras razones,
porque fue aquí donde Ronald Reagan, como presidente de Estados
Unidos, y Mijail Gorbachov, como líder de la antigua URSS,
acordaron el final de la Guerra Fría.
El edificio que alberga el Parlamento de Islandia,
el Alþingihús situado en Reikiavik, se construyó en 1881,
aunque para encontrar el origen del Parlamento islandés hay
que remontarse varios siglos atrás. En concreto, al año 930
en Þingvellir, otra de las visitas imprescindibles de Islandia
y donde se formó -al menos en teoría, porque hay quien defiende
que no fue así- el primer parlamento del mundo.
Curiosamente, la Casa de Gobierno fue ideada
en un principio, allá por la segunda mitad del siglo XVIII,
como prisión. Ahora, la Casa de Gobierno situada en Reikiavik
sirve como oficina del primer ministro islandés. Las estatuas
que hay en frente de la casa son obra del escultor Einar Jónsson
y fueron realizadas entre 1915 y 1931.
La catedral luterana de Reikiavik es uno de
los monumentos más antiguos de la capital islandesa y, por
extensión, de Islandia. Se construyó en 1787 y después fue
remodelada en diferentes ocasiones durante el siglo XIX. En
la catedral luterana, entre otros acontecimientos históricos
para el país, se escuchó por primera vez el himno nacional
islandés.
En Reikiavik también se alza el edificio más
alto de Islandia. Se trata de la iglesia de Hallgrimskirkja,
con más de 74 metros de altura y cuya construcción es bastante
más moderna que la catedral luterana. Eso sí, aunque fue terminada
en 1986, fueron necesarios 38 años para construirla.
¿Cómo vivían los auténticos vikingos antaño?
¿Qué tenía de especial el famoso islandés vikingo Erik el
Rojo? Para responder a estas preguntas nada mejor que una
visita a la casa del mencionado vikingo en Islandia y el repaso
de algunos importantes hitos de su intensa biografía. Para
situarnos un poco basta decir que Erik el Rojo fue el primer
morador de Groenlandia. Desterrado de Islandia por asuntos
sangrientos (su padre a su vez había sido expulsado de Noruega
por causas similares) se lanzó a explorar los mares hacia
el Oeste y alcanzó estas tierras ignotas nunca antes exploradas.
Esto ocurría aproximadamente sobre el año 982, ¡cinco siglos
antes de que Cristóbal Colón llegara a América! Las fechas
pueden variar un poco pues se basan en relatos de las sagas
islandesas. Erik el Rojo un vez aterrizado en Groenlandia
dedicó los tres años de destierro a realizar expediciones
por la costa y a preparar un posible regreso con barcos llenos
de colonos. Así fue que regresó al nuevo destino el año 985.
Bautizando estas tierras con el atractivo nombre de Tierra
Verde, o sea Groenlandia, convenció a 700 personas, que en
25 barcos zarparon rumbo a una nueva vida y mejores oportunidades
desde Islandia.
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Allí se instalaron (los que lograron completar
la travesía) y después de múltiples peripecias y aventuras
llegaron a contabilizarse cerca de 3.000 colonos al cabo de
unos años. Más adelante una epidemia los diezmó y entre los
afectados estaba el famoso vikingo, que falleció el año 1003.
Uno de sus hijos, Leif Eriksson, se convirtió en un famoso
explorador, y es recordado por haber llegado hasta los territorios
de Terranova y Labrador, en Canadá.
Con estos antecedentes históricos nos encontramos
con una reconstrucción de los hogares típicos de aquel entonces,
de apariencia exterior muy austera y unas dimensiones de apenas
50 metros cuadrados. Estamos en Eiríksstaðir, la casa de Erik
y destaca en primer lugar el techo de forma curvada a base
de hierbas, en realidad algo parecido a la turba, que proporciona
un buen aislamiento. La casa queda muy integrada en el paisaje,
totalmente camuflada pues adquiere las mismas tonalidades
y texturas que todo lo que hay alrededor en esta parte de
Islandia. La planta de la morada del famoso vikingo era más
o menos rectangular y en su interior la estancia principal
albergaba un fuego a ras de suelo para calentar todo el conjunto.
Esa era la única fuente de calor en su época.
El interior es oscuro, pues no hay ventanas
en la construcción. A ambos lados, podemos observar dos hileras
de bancos dispuestos en paralelo. En realidad eran sus camas,
pues parece ser que los vikingos no tenían la costumbre de
descansar totalmente acostados. En las paredes cuelgan pieles
de animales, utensilios varios y también armas de la época.
La sencillez y la falta de comodidades impresionan desde nuestro
punto de vista actual conociendo el clima de la famosa isla.
Las explicaciones de la persona encargada del recinto consiguen
que aumente todavía más la admiración que uno pueda sentir
por los antiguos habitantes de Islandia.
La colonización de Islandia comenzó en 874.
Los primeros exploradores fueron monjes irlandeses. Los primeros
vikingos, Naddoddr, Garðar Svavarsson, Flóki Vilgerðarson
e Ingólfur Arnarson. La mayoría de sus colonos fueron escandinavos.
Su historia se conoce gracias a los manuscritos Íslendingabók
y Landnámabók, escritos en los siglos XIII y XV, y por las
sagas. Los colonos llegaron en knarr. Se asentaron en las
costas y en el sudoeste de la isla. En 930 se fundó el parlamento
local Alþing. En el siglo XI la población alcanzó las 60.000
personas.
Los conocimientos sobre este periodo se basan
casi por completo en el Íslendingabók de Ari Thorgilsson y
en el Landnámabók, ambos escritos en pergamino y conservados
en la actualidad en el Instituto Árni Magnússon para los Estudios
Islandeses. El Landnámabók enumera los nombres de 435 colonos
originales, que se establecieron sobre todo en el norte y
en el sudoeste. El comienzo de la colonización de Islandia
comúnmente se encuentra en la segunda mitad del siglo IX,
cuando colonos vikingos emigraron a través del Atlántico Norte
debido a la falta de tierra cultivable en los países escandinavos.
Las guerras civiles provocadas por el gobierno tiránico de
Harald I de Noruega ayudaron a sostener la emigración hacia
la isla. La mayoría de sus colonos fueron del oeste de Noruega,
aunque también hubo algunos de las Islas Hébridas, de Suecia
y Dinamarca, e incluso britanos e irlandeses.
RAZONES PARA IR A ISLANDIA
- Islandia Tierra de Hielo y Fuego.
- Islandia es un país de ensueño. Islandia
es tan increíble que parece que estás en otro planeta.
- El país más seguro del mundo. Naturaleza
pura y salvaje.
- Capital Cosmopolita. Paisajes de Película.
Singular gastronomía.
- Baños geotérmicos. Mínima contaminación.
- Aurora Boreal. Fauna accesible. Tierra
de duendes.
En Islandia se pueden vivir las 4 estaciones
del año en un solo día.
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La mayor parte de los colonos principales llegaron
en sus propios knarr, se asentaron cerca de las costas (pues
el interior, compuesto por las Tierras Altas, es inhabitable),
y se concentraron en el sudoeste, donde se encuentra la capital
Reikiavik. La economía dependía de la cría de animales, sobre
todo de vacas y ovejas. Los caballos se criaban para el transporte
y por su carne. Para su dieta, los islandeses también pescaron,
cazaron focas, aves marinas y patos, recogieron huevos, bayas
y moluscos y aprovecharon las ballenas varadas. Los historiadores
han fijado el comienzo de la colonización en el año 874 y,
por lo general, llaman «Tiempo de la colonización» (en islandés
Landnámsöld) al periodo de la historia de Islandia entre ese
año y 930, cuando la mayor parte de la isla había sido ocupada
y se fundó el Alþing («asamblea de hombres libres») en el
Þingvellir, o sea «Llanura del thing». Este terreno presentaba
varias ventajas pues se encontraba cerca de las zonas pobladas
del sudoeste y su propietario había sido recientemente declarado
fuera de la ley, por lo que según la ley local podía ser ocupado
sin tener que pagar una compensación. La fundación del Alþing
dio lugar al Estado Libre de Islandia y favoreció la conversión
pacífica al cristianismo en 999 o 1000.
El Íslendingabók de Thorgilsson dice que los
primeros colonos vikingos encontraron monjes irlandeses, los
papar, cuando llegaron por primera vez a Islandia. La fuente
más antigua conocida que menciona el nombre de «Islandia»
es una runa gótica grabada en el siglo XI que indica asentamientos
datados del siglo IX. El Landnámabók afirma que el primer
colono en poner pie en suelo islandés fue el vikingo Naddoddr,
quien permaneció un corto lapso, aunque dio un nombre al país:
Snæland («Tierra de la Nieve»). Lo siguió el sueco Garðar
Svavarsson, el primero en pasar un invierno en la isla. Hacia
el año 860, una tormenta empujó su barco hacia el norte, hasta
llegar a la costa este de Islandia. Garðar la bordeó de este
a oeste y se desvió hacia el norte. Llegó al actual Húsavík
y circunnavegó la isla. Uno de sus hombres, Náttfari, se quedó
en el actual Náttfaravík, en la bahía de Skjálfandi.
El segundo vikingo en llegar a Islandia fue
Flóki Vilgerðarson, quien fue sin embargo el primero en navegar
deliberadamente hacia ella. Según el Landnámabók, a finales
del siglo IX dejó libre a sus tres cuervos en las Islas Feroe.
El primero regresó inmediatamente a bordo, el segundo se elevó
y luego regresó a la nave y el tercero voló en línea recta
hacia adelante. Flóki lo siguió hasta llegar a Islandia. Atracó
en Vatnsfjörður, en Vestfirðir, más allá del actual Reikiavik.
Uno de sus hombres, Faxi, dijo que parecía que habían encontrado
un gran país (hoy la bahía en la costa, Reykjavík Faxaflói,
se llama así en su honor). Un duro invierno mató a todo el
ganado de Flóki, quien maldijo a esa tierra fría llamándola
«isla de hielo». A pesar de muchas dificultades para encontrar
comida, se mantuvo un año más en Borgarfjörður. Finalmente
regresó a Noruega. Volvió después de muchos años y se instaló
en la actual localidad de Flókadalur. Ingólfur Arnarson fue
otro de los primeros colonos en llegar a la isla, huyendo
de su Noruega natal tras una pelea. Junto a su hermano adoptivo
y cuñado, Hjörleifr Hródmarsson, desembarcó en Ingólfshöfði
y pasó el invierno en Álftafjörður. Años más tarde regresó,
construyó una granja en Reikiavik y reclamó para sí toda la
tierra al oeste de los ríos Ölfusá, Öxará y Brynjudalsá.
Las öndvegissúlur (fem. pl., del nórdico antiguo ondvegissúlur;
«los pilares para el sitial») eran un par de postes de
madera que se emplazaban a los flancos de un hásæti (el
«asiento de honor» de un caudillo vikingo). A menudo resaltaban
imágenes religiosas talladas de dioses Æsir y podían tener
referencias al Yggdrasil, el árbol que sustenta los nueve
mundos en la mitología nórdica. Cuando los primeros colonos
vikingos llegaron a Islandia, ponían su confianza en sus
öndvegissúlur que lanzaban al mar cuando veían en el horizonte
la costa. Y en la orilla donde llegaban los postes era
donde se asentaban. La capital de Islandia, Reikiavik,
se fundó con este método. En la construcción de öndvegissúlur
se utilizaban elementos de hierro como reginnaglar («clavijas
sagradas»). |
Byskupasögur (o las sagas de los obispos) es
un compendio literario en nórdico antiguo de diversas sagas
nórdicas y relatos cortos (þáttr) de los primeros obispos
católicos en Islandia desde su origen hasta finales del siglo
XIII. En general la trama muestra el choque que supuso entre
el paganismo nórdico y el cristianismo de una forma clara
y la posterior fusión y amalgama de creencias resultante.
La información es coherente con otros escritos continentales
sobre la catequización de los paganos durante la Edad Media.
Hubo tres principales historiadores que se dedicaron a estudiar
y coleccionar los diferentes fragmentos, Jón Sigurðsson, Arngrímur
Jónsson y Eyjólfur Jónsson. En 1878 el parlamento islandés
aprobó la adquisición del compendio y encargó a Jón Sigurðsson
el tratado, pero este falleció el 7 de diciembre de 1879 y
no fue hasta 1881 que se hizo entrega de la obra a la Landsbókasafn,
biblioteca nacional islandesa.
Íslendingabók (del nórdico antiguo: El libro
de los islandeses), es un trabajo enfocado en los primeros
tiempos de la historia de Islandia. El autor es un sacerdote
islandés de principios del siglo XII, Ari Þorgilsson. La obra
existió en dos versiones diferentes, pero solo la más reciente
ha llegado a nuestros días. La versión primitiva contenía
información sobre los reyes noruegos que sirvió como fuente
primaria para otros escritores de las sagas reales. La obra
fue probablemente escrita entre 1122 y 1133. Otro sacerdote,
Jón Erlendsson de Villingaholt (m. 1672) al servicio del obispo
Brynjólfur Sveinsson, hizo dos copias de Íslendingabók (clasificadas
como AM 113 a fol y AM 113 b fol depositados en el Instituto
Árni Magnússon); la segunda copia se escribió ya que el obispo
estaba descontento con el resultado de la primera. La copia
original por lo tanto se ha fechado alrededor del año 1200
y se perdió a finales del siglo XVII, y cuando Árni Magnússon
intentó seguir la pista, había desaparecido sin dejar rastro.
Íslendingabók es un trabajo muy conciso. Detalla
los mayores acontecimientos de la historia de Islandia en
clara prosa. Mientras el autor se obliga a confiar casi exclusivamente
en la tradición oral, hace esfuerzos por establecer la fiabilidad
de sus fuentes mencionando algunas de ellas por su nombre.
También evita las formas de la época a resaltar aspectos y
tendencias sobrenaturales del cristianismo. En el prólogo
del libro declara explícitamente que al margen de posibles
errores, hay que corregir «aquello que puede ser probado para
ser más verdadero», por lo que debido a la calidad del trabajo
y el momento contemporáneo de sus primeros historiadores literarios,
se considera la fuente existente más fiable en la historia
Islandesa temprana.
La versión más reciente que todavía se conserva
está fechada hacia 1130 y comprende el periodo de los primeros
asentamientos hasta la muerte del obispo Gissur Ísleifsson
(m. 1118). En líneas generales cubre un periodo de la historia
de Islandia entre 870 y 1120; el contenido trata sobre la
conversión al Cristianismo, la presencia de obispos misioneros
extranjeros y la fundación de dos sedes episcopales, la introducción
de la «Quinta Corte» (Tribunal de apelaciones), Ley de diezmos,
el censo de bóndis sujetos al pago de impuestos antes de la
introducción del diezmo y los primeros esbozos escritos sobre
la ley islandesa.
La obra está dividida en diez capítulos cortos:
- Prólogo.
- Asentamiento en Islandia.
- Implantación de las leyes de Noruega.
- Establecimiento del Alþingi (parlamento).
- El calendario islandés.
- División de Islandia en partidas territoriales.
- Descubrimiento y asentamientos en Groenlandia.
- Conversión de Islandia al Cristianismo.
Los tres últimos capítulos tratan de los obispos
y lagman islandeses.
Las sagas de los islandeses o sagas islandesas
(en islandés: Íslendingasögur) y algunas veces denominadas
sagas de familia son sagas que describen en su mayoría eventos
que ocurrieron durante el poblamiento de Islandia durante
los siglos X y comienzos del XI. Son las más antiguas expresiones
de la literatura de Islandia. Fueron escritas en los siglos
XIII y XIV y se centran en la historia, especialmente en la
genealogía e historia familiar de los ancestros colonos. Reflejan
además las luchas y conflictos de las sociedades de las segundas
y terceras generaciones de colonos islandeses. Preserva por
ende una gran cantidad de información social y cultural de
las comunidades que las produjeron. Entre los hechos que recogen
se encuentra la cristianización de la isla. Apreciadas como
documentos de la literatura mundial, algunos de sus textos
son reconocidos por sus grandes cualidades artísticas, como
lo son en particular la Saga de Njál, la Saga de Hrafnkell
y la Saga de Laxdœla.
La mayoría son textos anónimos. Se cree que,
sin embargo Snorri Sturluson escribió la Saga de Egil Skallagrímson,
sobre el poeta homónimo Egil Skallagrímson, de quien sería
descendiente. Otros textos sobre poetas son la Saga de Kormák
y la Saga de Bjarnar. La Saga de Grettir pertenece a las sagas
de proscritos, aunque es probable que el protagonista sea
ficticio. La edición estándar moderna de las sagas islandesas
se editó y publicó bajo el apelativo Íslenzk Fornrit. Algunas
sagas son fundamentales para entender hechos históricos de
gran importancia de la historia de Islandia e incluso de la
humanidad, como lo es la colonización vikinga en América.
Ese es el caso de la Saga de Erik el Rojo y de la Saga Grœnlendinga.
Acabamos este especial dedicado a Islandia con algunos
de los mas populares personajes de su historia.
Gardar Svavarsson (Garðar), un vikingo originario de
Suecia, fue el primer escandinavo en vivir en Islandia
algunas décadas después de su descubrimiento por parte
del vikingo Naddoddr, aunque Hauksbók, manuscrito medieval
islandés, induce a pensar que fue Gardar el descubridor
de la isla. Según la edición de Haukr Erlendsson del
Landnámabók, Gardar poseía tierras en Selandia y estaba
casado con una mujer de las islas Hébridas. Durante
un viaje a esas islas (durante el año 860) con el objetivo
de reclamar la herencia de su suegro, se vio envuelto
en una tormenta. Dicha tormenta le condujo hasta el
norte de Islandia, llegando finalmente a la bahía de
Skjálfandi. Allí se construyó una casa en la que permaneció
durante un invierno. Desde entonces, la población más
importante de la zona se denomina Húsavík, cuya traducción
es "bahía de la casa". Después de su regreso a su país
de origen, bautizó a la tierra en la que había vivido
Garðarshólmi, la futura Islandia. Poco más se sabe sobre
su vida después de su permanencia en Islandia, aunque
se sabe que su hijo Uni el Danés emigró a la isla.
Guðbrandur Þorláksson (1541 - 20 de julio de 1627)
fue un religioso, matemático y cartógrafo islandés.
Guðbrandur estudió en la escuela catedralicia de Hólar
y posteriormente en la Universidad de Copenhague. Fue
sucesivamente rector de la escuela de Skálholt y pastor
de la parroquia de Breiðabólstaður. Fue obispo de Hólar
de 1571 hasta su muerte en 1627. Durante su cargo de
obispo Guðbrandur editó y publicó al menos 80 libros,
incluyendo la primera traducción de la Biblia al islandés
en 1584 y el Código Legal de Islandia. También es conocido
por su mapa bastante exacto de Islandia de 1590. Se
sabe que tuvo una hija de nombre Steinunn, nacida en
1571 de su matrimonio con Guðrún Gísladóttir. Guðbrandur
Þorláksson fue la imagen del billete de 50 coronas islandesas,
hoy fuera de circulación.
Sveinn Pálsson (Skagafjörður, Islandia,
25 de abril de 1762-Reynir í Mýrdal, 24 de abril de
1840)1 fue un médico y naturalista islandés que llevó
a cabo observaciones sistemáticas de glaciares de Islandia
en la década de 1790. También volcanes, fauna y flora.
Estudió historia natural y medicina en Copenhague (1787-1791)
antes de dedicar cuatro años a viajar a través de Islandia
estudiando su geografía, geología y botánica. Describió
sus descubrimientos y además escribió Jöklarit (tratado
de glaciares) y Eldrit (tratado de volcanes). Sveinn
también escribió extensamente sobre medicina, dibujó
varios mapas de Islandia y fue el primero en realizar
estudios científicos sobre glaciares. Además fue la
primera persona en ascender las cimas de Hvannadalshnjúkur
y Eyjafjallajökull, dos de los picos más altos de Islandia.
Fue la primera persona que propuso la
teoría del movimiento de glaciares bajo su peso propio,
como material viscoso. Se centró en sedimentos glaciales,
ríos de hielo fundido e inundaciones, y los efectos
del volcanismo subglaciar. Sus conclusiones se centraron
en significativos hallazgos en consideraciones de la
formación y dinámica de los glaciares. Su tratado "Draft
of a Physical, Geographical, and Historical Description
of Icelandic Ice Mountains on the Basis of a Journey
to the Most Prominent of Them in 1792–1794" fue enviado
a la Sociedad danesa de Historia Natural, que financiaba
sus viajes, en 1795, aunque fue olvidado allí durante
casi un siglo. No fue hasta los años 1880 que el manuscrito
danés se publicó parcialmente, en 1881, 1882 y 1884.
Fue editado y publicado en su totalidad en islandés
por Jón Eythórsson en 1945. Debido a la ubicación aislada
de Islandia quedó como una ubicación remota para la
investigación geológica hasta el siglo XX. Durante su
investigación Sveinn observó que los glaciares se movían
por arrastre, en un modo similar al flujo de brea. Desde
la cima de Öræfajökull, cumbre a la cual él fue el primero
en ascender según lo que es sabido, describió el Kvíárjökull
(Hrútárjökull) en su trabajo Jöklarit en 1794: «La superficie
parecía estar cubierta con líneas curvas, las cuales
pasaban por encima del glaciar, especialmente cerca
del glaciar principal, y el arco de las curvas apuntaba
hacia las tierras bajas, como si el glaciar descendente
hubiera fluido hacia abajo, medio derretido o como un
material espeso y viscoso. ¿Podría esto ser prueba de
que el hielo, sin fundirse realmente, se comporta como
líquido hasta cierto punto, como algunos tipos de resina?».
En Eldrit Sveinn fue la primera persona que describió
el cinturón volcánico, el cual se encuentra al otro
lado de Islandia desde el suroeste al nordeste. También
fue el primero en encontrar gabro en Islandia. Sveinn
Pálsson trabajó como médico en el sur de Islandia entre
1799 y 1833. Su distrito se extendía desde Árnessýsla
hasta Skeiðará, incluyendo las islas Vestman, y era
difícil de cruzar a causa de los muchos ríos sin puentes.
Los doctores estaban muy mal pagados en aquella época,
así que para apoyar a su familia, Sveinn también cultibaba
y pescaba en el mar con un bote a remos. Su mujer desde
1795, Þórunn Bjarnadóttir, era trabajadora y se hacía
cargo de la granja cuando Sveinn estaba fuera. Tuvieron
15 hijos, diez de los cuales sobrevivieron a la infancia,
así que era una familia grande. Sveinn vivió la mayor
parte de su vida en Suður-Vík en Mýrdalur. Sus restos
descansan en el antiguo cementerio de Reynir, cerca
de Vík.
Mapa de Eyjafjallajökull creado por Sveinn
Pálsson en 1795.
Guðbergur Bergsson (Grindavík [Islandia],
16 de octubre de 1932) es un escritor y traductor islandés.
Es uno de los principales traductores al islandés de
obras en castellano. Ha ganado dos veces el Premio de
Literatura de Islandia. Bergsson nació en Grindavík,
en el sudoeste de Islandia. Estudió en la Universidad
de Islandia para hacerse profesor. En 1956 se trasladó
a Barcelona, donde cursó estudios de Lengua Española,
Literatura e Historia del Arte. Allí conoció a poetas
y escritores como Carlos Barral, Gabriel Ferrater, Jaime
Gil de Biedma y Jaime Salinas Bonmatí. Sus primeros
libros aparecieron en 1961. Desde entonces ha publicado
numerosas obras, tanto novelas como libros de literatura
infantil y poesía. Ha sido galardonado en dos ocasiones
con el Premio de Literatura de Islandia, la primera
vez por El cisne y la segunda por su última novela hasta
la fecha, La magia de la niñez. En 2004 recibió el Premio
Nórdico de la Academia Sueca. Su obra ha sido traducida
a varias lenguas. Entre sus traducciones al islandés
está el Quijote y obras de García Márquez, Borges, Eduardo
Mendoza y poetas, como García Lorca. En 1992 publicó
en Islandia una importante antología de poesía española:
Hið eilífa þroskar djúpin sín, que contiene traducciones
personales de diversos poetas de todo el siglo XX.
Ingólfur Arnarson (849-910) fue un explorador
y caudillo vikingo de Sogn, Noruega, considerado el
primer colono nórdico de Islandia. Era hijo de Örn Brynjólfsson
(n. 823) y descendiente directo de Hrómundr Gripsson.
Sin embargo, no fue el primer escandinavo en visitar
la isla y vivir en ella, ya que el primero fue el sueco
Gardar Svavarsson, que permaneció durante un invierno
en la que ahora es la localidad de Húsavík. En 874,
Ingólfur desembarcó en el cabo Ingólfshöfði y unos meses
después estableció su terreno en Reikiavik, lo que supuso
el comienzo de la colonización de la isla, la cual duró
hasta 930. La leyenda narra que, al acercarse a tierra
desconocida, Ingólfur ordenó arrojar sus öndvegissúlur
al mar, como era tradición. Su intención era establecer
el asentamiento allí donde fueran a parar los postes.
Según el Landnámabók (libro de los asentamientos), dos
de sus esclavos tardaron tres años en encontrar los
postes en una pequeña bahía. De este modo, nació Reikiavik.
El cronista medieval Ari Thorgilsson mencionó que Ingólfur
fue el primer nórdico en asentarse permanentemente en
Islandia, pero también cita que los sacerdotes cristianos
hiberno-nórdicos «papar» ya se habían establecido antes,
aunque marcharon porque no deseaban vivir entre los
nuevos vecinos paganos.
Hjörleifr Hródmarsson (idioma islandés:
Hjörleifur Hróðmarsson) era el cuñado de Ingólfur Arnarson,
el primer colono nórdico de Islandia. Hjörleifr también
ayudó en el asentamiento islandés, fundando su hacienda
en Hjörleifshofði que lleva su nombre, pero fue asesinado
junto con otros colonos por thralls (esclavos) irlandeses,
por su continuo maltrato en unas condiciones difíciles.
Menudo pájaro ... Herjulf Bårdsson (nórdico antiguo:
Herjólfr Bárðarson) fue uno de los primeros colonos
vikingos en la historia de Groenlandia. Herjulf procedía
de Drepstokki, Islandia; era hijo de Bárður Herjólfsson
y se casó con Þorgerður. Su hijo Bjarni Herjólfsson
fue el primer escandinavo en avistar las costas del
continente americano en 986. Herjólfr era uno de los
hombres de Erik el Rojo, quien partió de Islandia con
25 naves en 985 para colonizar Groenlandia. Solo llegaron
14 naves según la sagas. Herjulf y su padre Bárður fundaron
un asentamiento y emplazaron su granja en Herjolfsnes,
que lleva su nombre. Landnámabók (libro de los asentamientos)
menciona que su familia ocupó Herjólfsfjörð (hoy Amitsuarssuk),
en la península de Herjolfsnes, al sur de Brattahlíð
(actualmente Ikigait, al sur de Nanortalik).
Hallgrímur Pétursson (Hólar, 1614 - Saurbær,
27 de octubre de 1674) fue un religioso luterano islandés
y uno de los poetas más famosos de su país. Debido a
sus contribuciones a la himnodia, canto o un texto lírico
que expresa sentimientos positivos, de alegría y celebración,
es llamado en ocasiones "el Paul Gerhardt islandés",
himnógrafo o escritor de himnos religiosos protestantes
alemán, el más importante de su época. En su honor fueron
nombradas dos iglesias: la Hallgrímskirkja de Reikiavik
y la Hallgrímskirkja de Saurbær.
Sturla Þórðarson (1214 – 1284) fue un
caudillo medieval, escaldo, lagman de Islandia y goði
del clan Sturlungar, que jugó un papel principal en
el periodo de la guerra civil de la Mancomunidad Islandesa
conocido como Sturlungaöld. Sturla era hijo de Þórður
Sturluson y su esposa Þóra. Era sobrino y pupilo del
escaldo Snorri Sturluson y luchó al lado de Þórður kakali
Sighvatsson durante la guerra. Era hermano del escaldo
Óláfr Þórðarson. Sturla es autor de la saga Íslendinga,
la más amplia junto a la saga Sturlunga y Hákonar, saga
Hákonarsonar, la historia de Haakon IV de Noruega. También
escribió la historia del hijo de Haakon IV y heredero
Magnus VI de Noruega, Magnúss saga lagabœtis, pero solo
han sobrevivido algunos fragmentos. Algunos investigadores
le implican como autor de la saga de Kristni, Ágrip
af sögu Danakonunga y Sturlubók, una transcripción del
Landnámabók. También aparece en Skáldatal como poeta
en la corte de Birger Jarl. Sturla fue elegido lögsögumaður
de toda Islandia por un breve periodo de tiempo, y escribió
el libro de leyes Járnsíða.
Un pez gordo de la época.
Haukr Erlendsson (1265 – 3 de junio de
1334) fue un escritor y erudito de Ferjubakki, Borg
á Mýrum, Mýrasýsla, autor del Hauksbók. Era miembro
del clan familiar de los Vallverjar. En 1294, se ordena
como jurista de Islandia y en 1301 se desplazó a Noruega,
donde según una carta fechada en 1311, se le nominaba
abogado y caballero del Gulating, posición que mantuvo
hasta 1322. Haukr fue un hombre muy culto y de impecable
gusto literario que fue testimonio y protagonista de
la edad de oro de las sagas nórdicas y que deliberadamente
modificó y amplió sus versiones, conforme su concepto
de lo que debería ser ese tipo de obras. Tuvo un especial
interés en la saga de Erik el Rojo, pues como descendiente
de Thorfinn Karlsefni, le interesaba insertar información
adicional sobre la genealogía de los personajes principales
(cap. VII y XIV) y alteraciones para magnificar la gloria
de su antepasado.
Todo queda en casa.
Markús Þórðarson (n. 1198) fue un caudillo
medieval de Garðar á Ákranesi, Borgarfjörður en Islandia,
y tuvo un papel relevante durante la guerra civil islandesa,
episodio histórico conocido como Sturlungaöld. Pertenecía
al clan familiar de los Sturlungar, era hijo de Þórður
Böðvarsson y hermano de Þorleifur Þórðarson y Böðvar
Þórðarson, todos tomaron parte activa en la guerra civil
islandesa. Markús aparece brevemente citado en la saga
Þórðar hreðu, y la saga Eyrbyggja.
Leif Erikson (en nórdico antiguo Leifr
Eiríksson), apodado El afortunado (Leifur heppni) (c.
970-c. 1020), fue un explorador vikingo considerado
como uno de los primeros europeos que llegó a América
del Norte. Su patronímico, Erikson, se puede escribir
también como Ericsson, Eiríksson o Ericson. En 2009,
el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, proclamó
al día 9 de octubre Día de Leif Erikson.
Sello emitido el día de Leif Erikson (1968,
EE. UU.).
Leif fue el segundo de los hijos del explorador
noruego Erik el Rojo. Erik Thorvaldsson (nórdico antiguo:
Eirikr Þorvaldsson), más conocido como Erik el Rojo
(nórdico antiguo: Eirikr hinn rauði) (Noruega, 950-Eystribyggð,
Groenlandia, 1003), fue un vikingo, comerciante y explorador
noruego de finales del siglo X. Fundó el primer asentamiento
vikingo en Groenlandia. Nació en el distrito de Jæren,
Rogaland, Noruega, hijo de Thorvald Asvaldsson, un exiliado
por asesinato. Se ha especulado con que el apodo de
el Rojo posiblemente fuera por ser pelirrojo. Aunque
la cultura popular acredita que Erik fue el primero
en descubrir Groenlandia (actualmente perteneciente
a Dinamarca), las sagas islandesas sugieren que otros
exploradores nórdicos la descubrieron e intentaron colonizarla
antes que él. La tradición asegura que Gunnbjörn Ulfsson
(también conocido como Gunnbjörn Ulf-Krakuson) fue el
primero en divisar esta masa de tierra. Un siglo antes
de la llegada de Erik, fuertes vientos habrían arrastrado
a Gunnbjörn hacia esa tierra, a la que llamó «islas
Gunnbjörn» o «Gunnbjarnarsker». La naturaleza accidental
de tal descubrimiento, sin embargo, hace que el crédito
mayor en la historia de Groenlandia lo tenga Erik el
Rojo, como su descubridor oficial.
Erik el Rojo en una publicación de 1688.
Guðrún Ósvífursdóttir fue una mujer islandesa
del siglo IX famosa por su belleza y casada cuatro veces.
Ella es la protagonista principal de la saga medieval
islandesa Laxdœla, que narra la historia de la gente
de Laxárdalur. Se cree ampliamente que la saga representa
algún hecho histórico. Guðrún era hija de Ósvífr Helgason
y Þórdís Þjóðólfsdóttir. Creció en Laugar, en Sælingsdal.
Se pronosticaron sus futuros matrimonios cuando transmitió
cuatro sueños, cada uno de los cuales representaba uno
de sus próximos matrimonios. Existe un baño termal llamado
Guðrúnarlaug en el sitio donde los sueños fueron interpretados
por Gestur Oddleifsson.
Snorri Sturluson (1179 - 23 de septiembre
de 1241) fue un historiador, poeta y político islandés.
Fue elegido dos veces como legislador del parlamento
islandés, el Althing . Fue autor de la prosa Edda o
Yoda Edda, una narración de la mitología nórdica, el
Skáldskaparmál, un libro de lenguaje poético, y el Háttatal.
También fue autor de Heimskringla, una historia sobre
la realeza noruega que comienza con material legendario
en la saga Ynglinga y avanza hasta la historia escandinava
medieval temprana. Por razones estilísticas y metodológicas,
a menudo se considera que Snorri es el autor de la saga
de Egil.
Johannes Sveinsson Kjarval (15 de octubre
de 1885 - 13 de abril de 1972) fue un pintor islandés
. Muchos lo consideran uno de los artistas más importantes
de Islandia. Nacido en la pobreza, fue adoptado y de
joven trabajó como pescador. Sin embargo, pasó todo
su tiempo libre dibujando y pintando y logró aprender
los conceptos básicos del artista Ásgrímur Jónsson .
A los 27 años con el apoyo financiero de los pescadores
y la Confederación Islandesa del Trabajo , aprobó un
examen de ingreso y fue admitido en la Real Academia
Danesa de Bellas Artes para la educación superior en
las artes donde completó sus estudios. Durante los años
de Copenhague se familiarizó con varios estilos, incluidos
el impresionismo , el expresionismo y el cubismo, pero
también se convirtió en un dibujante consumado. Más
tarde también hizo viajes más cortos a Francia e Italia.
Kjarval fue un pintor prolífico, que dejó miles de dibujos
y pinturas después de una larga vida. Las pinturas varían
mucho en estilo y frecuentemente mezclan diferentes
estilos en un estilo muy personal. Aunque no es surrealista,
algunas de sus obras incluyen elementos absurdos y simbolistas
que mezclan elfos y mitos en el paisaje. Muchas de sus
obras incluyen paisajes islandeses y formación de lava,
pero muchas de sus pinturas de paisajes son parcialmente
"cubistas" y abstractas con su enfoque en acercarse
al suelo más cercano y menos a las impresionantes montañas
misteriosas en el fondo.
Jóhannes Sveinsson Kjarval (1934).
Más adelante en su vida, su arte con frecuencia
también incluía pintura abstracta. Debido a la combinación
única de estilos, es una simplificación excesiva clasificarlo
como pintor de paisajes. Su trabajo incluye pinturas
y dibujos expresionistas, abstractos, cubistas, de paisajes
y retratos, y su "promiscuidad de estilo" fue muy original
como el hombre mismo. Fue un modernizador muy original
de su tiempo y sigue siendo bastante único entre los
pintores islandeses y mundiales. En 1958 fue galardonado
con la Medalla Príncipe Eugen por el Rey de Suecia.
En Reykjavík , uno de los tres edificios que pertenecen
al Museo de Arte de Reykjavík se llama Kjarvalsstaðir
y presenta las obras de Kjarval junto con exposiciones
temporales. Está representado en el billete islandés
de 2000 coronas. El álbum debut de Björk, incluye un
homenaje de flauta instrumental (Jóhannes Kjarval) escrito
e interpretado por la artista.
Jóhanna Sigurðardóttir (Reikiavik, 4 de
octubre de 1942) fue nombrada Ministra de Asuntos Sociales
y Seguridad Social el 24 de mayo de 2007, cargo que
ya había asumido entre 1987 y 1994, bajo el nombre de
Ministra de Asuntos Sociales. Miembro de la Alianza
Socialdemócrata, ha formado parte del Parlamento de
Islandia ininterrumpidamente desde 1978, habiendo sido
reelecta sucesivamente en ocho oportunidades. El 1 de
febrero de 2009 se convirtió en la primera mujer que
asume el cargo de Primer Ministro de Islandia. Siendo
lesbiana declarada, se convirtió en la primera jefa
de gobierno reconocida como LGBT del mundo.
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Un vuelo directo aeropuerto de Barcelona hasta el aeropuerto
de Keflavik tiene una duración de algo más de cuatro horas,
pero dado que existe un desfase horario de dos horas entre
España e Islandia, nos encontraremos que saliendo a las veintitrés
horas de Barcelona en vuelo directo el aterrizaje en Keflavik
será a la una y media de la madrugada. Por contra, a la vuelta
el vuelo durará unas seis horas de reloj.
Keflavik todavía es un aeropuerto pequeño, no en vano da
servicio a una población de tan sólo 300.000 islandeses, si
bien la entrada de turistas anual se cuenta ya por millones
y es una cifra que va en constante y fuerte aumento. Pero
todavía es pequeño, así que recoger las maletas y salir de
la terminal es cosa de niños. Nos encontraremos a 50km al
sur de Reikiavik, con lo que os aconsejamos reservar plaza
en el Flybus operado por Reykjavik Excursions, una flota de
autobuses que cubren la llegada de cada vuelo y que nos dejarán
en la capital de Islandia en unos 50 minutos. Así como en
la terminal del aeropuerto encontraremos fácilmente la oficina
de Flybus, debemos prestar atención a la hora de salir al
exterior puesto que la parada de autobuses no está bien señalizada:
una vez fuera, habremos de girar a la derecha y continuar
caminando unos pocos minutos hasta topar nuestra mirada con
una flota de autocares aparcados. Sin embargo, no hay desorden
alguno: los autocares esperarán hasta que lleguen todos los
pasajeros que han comprado ticket, pasando lista los chóferes
en varias ocasiones para asegurarse de que no se dejan a nadie,
así que no hace falta llegar con la lengua afuera, que no
corremos peligro de perder nuestro autobús. Los tickets de
Flybus también los podremos comprar durante los vuelos de
las compañías Icelandair y WOW air.
Un detalle agradable del Flybus es que dispondremos de wifi
gratuita abordo, pero si no es noche cerrada es recomendable
dejar el móvil y disfrutar del paisaje volcánico y absolutamente
arrebatador que hay entre la península de Reykjanes y Reikiavik.
Nada mejor para activar nuestro modo viajero y comenzar a
intuir porqué esta isla es tan diferente a todas las demás.
Flybus ofrece dos servicios, el normal y el Plus. La diferencia
es que mientras que el primero nos dejará en la terminal de
autobuses de las afueras de la ciudad (a unos veinticinco
minutos caminando del centro de Reikiavik), el segundo nos
acercará hasta el hotel u hostal que hayamos reservado. Por
unos razonables 30 euros ida y vuelta, el Flybus Plus es un
servicio que recomendamos encarecidamente, más aún si llegamos
de madrugada a una ciudad no especialmente cálida, climatológicamente
hablando. Si escogemos esta opción, habremos de tener en cuenta
que deberemos hacer parada en la estación de autobuses igualmente,
para allí cambiar a alguna de las furgonetas (shuttles) que,
ahora sí, nos acercarán a la puerta de nuestro hostel. Y si
hablamos de escoger albergue, el Hlemmur Square ubicado en
Laugavegur, la principal calle de Reikiavik.
Carta Marina de Olaus Magnus, 1539.
De cara al vuelo de vuelta, si hemos escogido el Flybus Plus
avisaremos en nuestro alojamiento de que tenemos que estar
en el aeropuerto a determinada hora, y ellos se encargarán
de llamar a Reyjavik Excursions para que nos comuniquen la
hora en que tenemos que esperar en la puerta a que nos recojan.
Se trata desde luego de la opción más cómoda, pero si preferimos
ganar unos minutos de estancia en Reikiavik —no en vano estos
autobuses se recorren toda la ciudad recogiendo pasajeros
antes de partir hacia la terminal de autobuses— y vamos a
estar cerca de Hallgrímskirkja, la iglesia luterana de Reikiavik
y una de las más originales que contemplaremos en vida, os
recomendamos realizar el paseo hasta la terminal de autobuses
de Flybus a pie, puesto que no supone más de diez o quince
minutos.
Para ello, habremos de superar el lado este de la iglesia
y continuar caminando hacia mano derecha por las calles de
un tranquilo barrio residencial que nos llevarán a las afueras
de esta pequeña capital: no tardaremos mucho en ver a lo lejos
el edificio de la terminal de autobuses, y acercarnos será
cuestión de unos pocos minutos más. Podemos subir al autobús
que va al aeropuerto de Keflavik veinte minutos antes de su
partida, que suele realizar puntualmente cada media hora (pero
mejor si consultamos horarios), y antes tendremos la oportunidad
de aprovechar en la terminal para comer algo en su pequeña
cafetería, o comprar algún souvenir de última hora.
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Thingvellir es uno de los lugares de visita
obligada en Islandia. Situado al suroeste de la isla, a unos
45 km de la capital, Reikiavik, forma parte del llamado Círculo
Dorado –la ruta turística más popular– junto a la cascada
de Gullfoss y los géiseres de Haukadalur. Fue el primer parque
nacional que tuvo el país y nombrado patrimonio de la humanidad
por la Unesco en el 2004. En cuanto escenario natural, resulta
espectacular, repleto de fallas, gargantas, cascadas, ríos,
lagos, un santuario para los islandeses. Es allí donde se
estableció en 930 el primer parlamento que hubo en Europa
y es allí también donde se puede ver a simple vista cómo Europa
se está separando de Norteamérica a razón de 2 centímetros
por año.
“Puedes poner un pie en la placa tectónica norteamericana
y otro en la europea y decir aquí está la dorsal oceánica.
Y eso ocurre en muy pocos sitios del mundo”, señala José Luis
Fernández-Turiel, investigador científico del CSIC y director
del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera. Y es
que Islandia es una singularidad, una anomalía planetaria.
Está situada sobre una dorsal oceánica atlántica, justo encima
del área de sutura de la placa tectónica norteamericana y
la euroasiática. En esas zonas, en que se mueven y topan unos
con otros los fragmentos que forman la litosfera, la capa
sólida superficial de nuestro planeta, suele emerger material
semifundido procedente del interior de la Tierra.
Cuando ese magma llega a la superficie, si se
encuentra con una placa continental, forma un volcán; si,
en cambio, la placa es oceánica, el agua enfría rápidamente
el magma al salir, que se solidifica. No obstante, a pesar
de crearse nuevo material, no se suelen formar nuevas islas,
sino que aumenta la corteza oceánica, porque, como explica
Fernández-Turiel, “la velocidad de separación entre las dos
placas es tan rápida que no lo permite. Islandia es la diferencia
–además de ser una isla muy grande–, y es debido a que hay
una producción anómala de magma”. Por qué se genera esa cantidad
tan grande de magma, que permite que la ínsula crezca tanto
en altura como en perímetro, es un misterio para la ciencia.
De hecho, si se recorre la dorsal oceánica de punta a punta,
sólo hay otra isla más, muy pequeña, situada frente a Brasil.
“Además de la situación específica de Islandia, sobre la dorsal,
tiene que haber otro factor que determine que sea tan fértil
en magmatismo y los geofísicos apuntan a que tiene que haber
un punto caliente o hotspot”, destaca Fernández-Turiel.
El Parque Nacional de Skaftafell.
Los puntos calientes son anomalías térmicas
dentro de la corteza terrestre, como “puntos debilitados de
la corteza que favorecen la migración de fluidos hacia la
superficie”, y están ubicados en diferentes puntos de la Tierra.
Están alimentados por magma que procede del manto terrestre,
la capa que envuelve el núcleo del planeta, a casi 3.000 kilómetros
de profundidad, y que aflora a la superficie formando columnas
estrechas de material llamadas plumas. “Los volcanes formados
por puntos calientes, como Islandia, pero también como Hawái
o Samoa, son muy intrigantes porque tienen una composición
de lavas distinta de los volcanes que se encuentran en otras
regiones en medio del océano, en las que se forma nueva corteza
allí donde las placas tectónicas se separan”, explica por
videoconferencia Barbara Romanowicz, investigadora de la Universidad
de California en Berkeley, quien acaba de publicar una investigación
en Science en la que concluye que bajo Islandia hay un reservorio
gigante de roca fundida que alimenta la pluma del manto que
creó esta isla.
Para llegar a estos resultados, las geofísicas
autoras de este estudio han usado ondas sísmicas como si fueran
un aparato de rayos X para completar algo más la imagen del
centro de la Tierra que Julio Verne quiso visitar, precisamente,
entrando por un volcán situado en la punta oeste de Islandia,
el Snæfellsjökull. “Hemos usado tomografía sísmica, una técnica
muy similar a la que se emplea en medicina para ver el cerebro”,
afirma esta investigadora. Han tomado datos de terremotos
procedentes de casi 400 estaciones sismológicas y a partir
de ellos han inferido la velocidad de las ondas sísmicas cuando
atraviesan las distintas zonas de la Tierra. Luego han aplicado
modelos matemáticos. En algunos puntos, anomalías ubicadas
en la discontinuidad entre el manto y el núcleo terrestre
a 2.900 kilómetros de profundidad, han detectado una especie
de bolsas de roca semifundida que coinciden con la base de
las plumas. “En estas anomalías las ondas se propagan más
lentamente, entre un 10 y un 30% menos de velocidad”, dice
Romanowicz. Eso tiene que ver con la temperatura del material,
cuanto más caliente, más denso es y más despacio la onda sísmica
lo atraviesa.
Un géiser expulsa agua y vapor en el valle de
Haukadalur, al sur de Islandia, que ofrece un paisaje espectacular.
“Es extraño. Seguramente tiene que haber interacción
con el núcleo de la Tierra, que es de hierro, y enriquece
estas bolsas anómalas, lo que explica el aumento de densidad”,
explica el geofísico Jaume Pons, catedrático de Física de
la Tierra de la Universitat de Barcelona. “Islandia está hecha
con material del manto y probablemente este material pueda
venir de las capas más profundas de la Tierra”, añade Jordi
Díaz, investigador del Instituto de Ciencias de la Tierra
Jaume Almera, que añade que “los volcanes son como ventanas
abiertas al interior del planeta”. Estos volcanes alimentados
por plumas han sido un enigma para la ciencia que estudia
la tectónica de placas, apunta Pons. Una buena oportunidad
para estudiarlos de cerca se presentó entre 1963 y 1967, cuando
los islandeses pudieron asistir en directo a la formación
de una nueva isla en la costa suroeste, Surtsey.
Se formó a partir de una serie de erupciones
volcánicas, que comenzaron a 130 metros bajo el nivel del
mar. A pesar de que tan sólo tiene 1,3 kilómetros cuadrados,
constituye una de las zonas más prístinas del planeta y una
reserva preservada sólo para el estudio científico. Desde
que comenzó a formarse ha sido objeto de investigaciones,
primero por parte de vulcanólogos y geofísicos, y más tarde
por biólogos, que estudian cómo la vida es capaz de colonizar
una tierra estéril. La última se ha puesto en marcha este
verano y, si todo va como está previsto, taladrará dos sondas
de casi 200 metros de profundidad en su corazón de negra roca
basáltica para averiguar cómo se forman estas islas volcánicas,
cuándo comienzan a ser colonizadas por microorganismos y de
qué forma, y qué papel desempeña la biosfera de la corteza
profunda en la creación de los ecosistemas.
Islandia está hecha con material del manto y probablemente
este material pueda venir de las capas más profundas
de la Tierra.
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Una de las sondas será paralela a otra de 181
metros de profundidad que se perforó en 1979. El objetivo
es comparar las poblaciones microbianas y ver de qué forma
han cambiado en este periodo de tiempo. También estudiará
la evolución biogeográfica de este tipo de islas recién nacidas,
cuándo las plantas y las aves marinas las colonizan. La otra
sonda explorará la manera en que el agua caliente se filtra
a través de las grietas en los cráteres volcánicos que crearon
esta isla. Ambas perforaciones penetrarán en el lecho marino
original, tal como era antes de las erupciones de los años
60, a unos 190 metros de profundidad. La idea es también aprender
más sobre la estructura del volcán, ver cómo están conectadas
sus capas bajo la superficie del mar y cómo la mezcla de agua
caliente y de minerales hidrotermales formados en la roca
volcánica los hace menos porosos, lo que los ayuda a protegerse
de la erosión de las olas. Además, esta investigación podría
dar pistas a los ingenieros para crear materiales, como el
cemento, más resistentes de cara a construir estructuras como
contenedores de residuos nucleares.
El 20 de marzo del 2010 el volcán Eyjafjallajökull,
al sur de Islandia, entró en erupción. Un par de semanas después,
vomitó ceniza volcánica a la atmósfera, una enorme nube negra
formada por partículas de roca, cristal y arena, que se extendió
hacia el Viejo Continente. Se temía que pudiera afectar a
las turbinas e incluso parar los motores de los aviones, por
lo que se decidió cerrar la mayoría del espacio aéreo. El
resultado: unos 100.000 vuelos cancelados, millones de pasajeros
afectados, con las consecuentes pérdidas millonarias. No fue,
no obstante, la primera vez que un volcán de esta lejana isla
ha sumido al continente europeo en el caos. En el 821 lo hizo
el Katla, uno de los más grandes y activos de Islandia, también
en el sur de la isla, que ahora duerme a 700 metros bajo el
hielo. A comienzos del año 820 una gran erupción afectó al
clima: la temperatura en Europa cayó en picado; ríos como
el Sena, el Danubio o el Rin, que nunca se congelan, lo hicieron.
Las cosechas se perdieron y la hambruna se extendió por el
continente y sembró la muerte.
Se sabe que las erupciones volcánicas pueden
estar detrás de un periodo abrupto de descenso de las temperaturas.
Y es lo que sospechaba un equipo de científicos de la Universidad
de Cambridge que podría explicar ese oscuro episodio europeo.
Un bosque prehistórico y una inundación les han permitido
demostrarlo y lo han publicado en la revista Geology. En el
2003, una inundación provocada por el río islandés Thverá
dejó al descubierto cientos de abedules que habían estado
enterrados durante siglos bajo capas de sedimento volcánico.
Y es que aunque ahora Islandia no tiene prácticamente árboles,
antes de que se asentaran los primeros nórdicos a finales
del siglo IX estaba recubierta de bosques. Los científicos
usaron la información contenida en los anillos de los árboles
de Drumbabót, el bosque de restos de abedules, para identificar
cuándo tuvo lugar la erupción volcánica que lo enterró. Averiguaron
que fue entre el otoño de 822 y primavera de 823. También
analizaron hielo y cenizas, e historiadores cotejaron los
datos con la información en archivos. Así han logrado reconstruir
las condiciones climáticas pasadas e identificar que fue el
Katla el responsable de que el invierno se acercara a Europa.
Las erupciones volcánicas eyectan dióxido de
sulfuro, que reacciona con los gases atmosféricos y forma
aerosoles de sulfatos que reflejan la luz del sol hacia el
espacio, lo que hace que las temperaturas desciendan.
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Islandia tiene la suerte de contar con algunos de los
paisajes más exclusivos del mundo. El ardiente furor
de los volcanes de la isla junto con el movimiento masivo
de los glaciares ha creado escenarios que te dejarán
sin palabras. Es el sueño de cualquier amante de la
geología. Las columnas de basalto en Islandia son una
de las maravillas del país, no te puedes ir sin verlas.
Hay docenas de lugares donde puedes ver estas magníficas
formaciones rocosas y diferentes formas.
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En geología, un hummock es un pequeño montículo o montículo
encima del suelo. Por lo general, miden menos de 15
metros (50 pies) de altura y tienden a aparecer en grupos.
Es difícil hacer generalizaciones sobre los montículos
debido a la diversidad en su morfología y sedimentología.
Una superficie extremadamente irregular puede llamarse
hummocky. Un montículo de hielo es un saliente o montículo
redondeado de hielo que se eleva por encima del nivel
general de un campo de hielo. El hielo hummocky es causado
por una presión lenta y desigual en el cuerpo principal
del hielo compactado, y por una estructura y temperatura
desiguales en un período posterior.
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