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Uno de los enclaves más bellos y emblemáticos de la
Vieja Europa más desconocida es el llamado Camino de la Paz, friedensweg
para los locales, en la frontera alpina de Austria, Italia y Eslovenia.
Con más de 270 kilómetros de extensión, este sendero se divide en
15 rutas a pie desde el monte Rombon en los Alpes Julianos hasta
la ciudad de Trieste, en la costa italiana del Mar Adriático. El
nombre proviene de su historia bélica, ya que hace poco más de un
siglo tuvieron en él las llamadas Batallas del Isonzo, libradas
entre los ejércitos del Imperio Austro-Húngaro contra el Reino de
Italia durante la Primera Guerra Mundial.
El valle del río Isonzo (los eslovenos lo llaman Soca)
fue el escenario de esta serie de contiendas localizadas en la parte
nororiental italiana en la que llegaron a morir más de 2.000 soldados
austrohúngaros intentando cruzar los Alpes. El punto más representativo
del sendero es la Iglesia Javorca (también conocida como Monumento
al Espíritu Santo), una joya del 'Art Nouveau' construida entre
las montañas a modo de homenaje a todas aquellas personas que perdieron
la vida en el año 1916 en el campo de batalla de Tolmin.
Un frente bélico de más de 90 kilómetros que va desde
los Alpes hasta el mar Adriático siguiendo el río Isonzo que sin
duda fue uno de los más sangrientos de toda la Gran Guerra, con
más de 1,5 millones de soldados muertos, heridos o capturados como
fruto de las 12 batallas que se vivieron durante los años del conflicto
bélico, desde que el Reino de Italia pasara a posicionarse a favor
de los Aliados declarando la guerra a su vecina Austria-Hungría.
Hoy en día, el paisaje es totalmente distinto. Antes
de estallar la guerra, estaba repleto de pastos verdes en los que
sus habitantes hacían las labores de ganado. Ahora el valle del
río Isonzo está recubierto de espesos bosques. La iglesia de Javorca
luce orgullosa como vestigio de otro tiempo en el que millones de
personas fueron obligadas a coger un fusil para vivir o morir en
las infernales trincheras. Así, dicho monumento fue construido por
aquellos soldados que tuvieron la suerte de sobrevivir al fuego
cruzado en homenaje a los caídos. Además de la iglesia de Javorca,
el Camino de la Paz contiene otros puntos emblemáticos en los que
hacer un alto en el sendero para descansar y descubrir secretos
históricos no tan lejanos en el tiempo, como por ejemplo la Fortaleza
de Kluže, localizada en lo alto del desfiladero de Koritnica, el
Parque de la Paz Sabotin, un puesto defensivo clave del ejército
Austro-Húngaro, así como el Monumento a la Paz y la Torre de Observación
de Cerje, desde la que se puede divisar el mar Adriático.
El Carnic High Trail, también conocido como el Sendero
de la Paz, es una fascinante ruta de senderismo a través de los
majestuosos Alpes Cárnicos. Su mágica mezcla de tranquilidad alpina,
impresionante inmensidad y significado histórico es única. Emprenderá
un viaje inolvidable a través de los picos y valles de esta impresionante
cordillera, experimentando la silenciosa historia del pasado que
está anclada en este paisaje. Restos de fortificaciones y trincheras
de la Primera Guerra Mundial recuerdan conflictos pasados.
El Camino de la Paz es relativamente nuevo, aunque
haga alusión a tales momentos oscuros a los que la humanidad todavía
no se había enfrentado como es una guerra mundial. Inaugurado en
marzo de 2015, se trata de una ruta de peregrinación en la que el
visitante o aventurero puede imaginar el eco de los disparos, a
la par que deleitarse con la gran diversidad natural, ya que por
las laderas que rodean el valle podemos encontrar especies de aves
como el águila real y de grandes mamíferos como el oso pardo. Sin
duda, un deleite visual y sensitivo para los amantes de la naturaleza
o de la historia que verán sobrepasadas sus expectativas.
"Aunque el sendero se inspiró en los recuerdos bélicos,
también se erige como una celebración de la paz", asegura Martina
Žoldoš, periodista de la 'BBC' y natural de la zona. "Cuando estábamos
parados en los exteriores de la iglesia de Javorca, Rovšcek, el
guía de la exploración, nos llamó la atención para que mirásemos
por encima de los tres escudos y del reloj solar, donde había una
inscripción: 'PAX'".
Paradójicamente, aunque es un lugar salpicado de historia
bélica, en el presente sirve de recordatorio de situaciones en las
que tantas vidas humanas de naciones vecinas se perdieron de manera
innecesaria. "Dado que no hay testigo vivo de aquellos años, las
pasiones y las emociones se han calmado considerablemente", asegura
Masa Klavora, directora de una de las agencias de turismo de la
zona. "El legado de la Primera Guerra Mundial ya no separa a las
personas, las une".
Instalaciones militares en los Dolomitas.
Entre 1915 y 1917 se produjeron intensos combates
en las zonas altas alpinas de los Dolomitas entre fuerzas italianas
y austro-alemanas. Muchas de las instalaciones militares de aquella
época todavía son visibles hoy: fortificaciones, aspilleras en las
rocas, restos oxidados de granadas. Después de décadas de abandono,
las rutas militares comenzaron a deteriorarse y volverse intransitables.
La idea de preservar las antiguas rutas e instalaciones militares
como parte de un proyecto de reconciliación entre Tirol e Italia
surgió poco después del Acuerdo Gruber-De Gasperi (1946). El acuerdo
pretendía dar lugar a una mayor autonomía para el Tirol del Sur,
que había sido separado de Austria en 1919. Hoy en día, el sendero
es un destino popular para excursionistas, ciclistas de montaña
y otros turistas.
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