El proyecto de Vías Verdes es una de las más
veteranas iniciativas turísticas de España. Y una de las más
premiadas por su planteamiento sostenible. En 1993, cuando
nació el programa, hace ya más de 30 años, existían en España
más de 7600 km de líneas ferroviarias sin servicio. Vías de
tren abandonadas, pero de titularidad pública, que la Fundación
de los Ferrocarriles Españoles ha ido transformando en todo
esto tiempo en caminos transitables por peatones y bicicletas,
que recorren toda la península. Hasta la fecha, se han transformado
en caminos 3.400 km de vías de tren, repartidas en 138 Vías
Verdes. Hay muchos tipos de Vías Verdes. La mayoría son caminos
de tierra compacta, pero las hay incluso con trazado asfaltado
para personas con movilidad reducida. También varía mucho
su longitud. Las hay que son ideales para una excursión de
un día, pero hay otras, de hasta 200 km, que son ideales para
plantearse una escapada de varias jornadas. Lo bueno de las
Vías Verdes es que, al recorrer antiguas vías ferroviarias,
van siempre enlazando pueblos, por lo que son ideales no solo
para disfrutar de la naturaleza, sino también del patrimonio
cultural (y gastronómico) del país.
El trazado de las 138 Vías Verdes está muy bien
señalizado y todas cuentas con información muy completa para
organizar el viaje, desde la misma página web de Vías Verdes.
Pero, además, si se busca retos mayores, es posible ir empalmando
vías verdes para hacer recorridos aún más largos. Salvando
unos pequeños tramos que hay que hacer por carretera –aunque
está en proyecto hacerla entera–, se puede por ejemplo recorrer
la antigua vía de ferrocarril que enlazaba Santander con Valencia,
casi sin tener que cruzarse con ningún coche. Hay que tener
en cuenta, además, que, al recorrer antiguas líneas de ferrocarril,
el trazado de las Vías Verdes suele ser muy llano, con desniveles
que no superan normalmente el 3%. Es por ello por lo que son
especialmente recomendables para recorrer en familia.
El proyecto de Vías Verdes no deja de tener
un planteamiento turístico: se elige rehabilitar una parte
de las vías, y no otras, siguiendo criterios históricos, culturales
y paisajísticos. Pero, aunque las 138 vías tienen su atractivo,
hay algunas que destacan por pasar por pueblos especialmente
bonitos, atravesar paisajes increíbles o tener trazados más
ambiciosos.
La Vía Verde del Plazaola incluye 77 km de Pamplona
a Andoain y recorre el antiguo trazado del tren conocido como
El Plazaola, que unía Pamplona con San Sebastián. En sus orígenes,
se trataba este de un ferrocarril minero, ocupado de unir
las minas de hierro de las proximidades de Plazaola y Andoaín,
con el puerto de Pasajes, pero desde 1904 funcionó como tren
de pasajeros. Tras sufrir graves daños en una riada, en 1953,
no volvió nunca a dar servicio. Esta es una Vía Verde especialmente
indicada para los amantes de la naturaleza, pues atraviesa
un auténtico santuario natural y discurre entre frondosas
laderas de hayas y robles. Aunque la Vía Verde como tal termina
en Andoáin, es posible llegar hasta San Sebastián usando desde
allí carriles bici. Por tanto, si vas en bicicleta, es posible
hacerla en un fin de semana y conocer tanto Pamplona como
Donostia.
Ni que decir tiene que en una ruta que va de
Pamplona a San Sebastián vamos a comer de maravilla, tanto
en estas ciudades como en las cercanas Irurtzun y Lekumberri
(en el lado navarro) y Hernani y Astigarra (en el lado guipuzcoano).
Ten en cuenta, eso sí, que buena parte de la ruta, entre Andoáin
y Erreka, transcurre sin parar por ninguna población, así
que mejor llevar comida.
Hay algunos desniveles importantes, por lo que
si se va con niños quizás es recomendable hacerla cuesta abajo,
esto es, de Pamplona a San Sebastián. El firme es mayormente
de tierra, con algunos pequeños tramos de asfalto. Es obligatorio
llevar luces, pues hay muchos tramos que atraviesan túneles.
Se puede plantear en dos tramos de casi 50 km, para los más
machacas, o en cuatro de en torno a 20, si vamos en familia.
Dado que es una vía que transcurre en su mayor tiempo por
sombra (y con mucho túnel) se puede hacer en casi cualquier
momento del año, evitando, a ser posible, los meses más fríos
o los días de más lluvia. Es una buena opción para hacer en
verano, cuando en otras Vías Verdes el calor puede ser insoportable.
La Vía Verde de Ojos Negros incluye 167,5 km
km de Santa Eulalia del Campo en Teruel hasta el puerto de
Sagunto en Valencia. El trazado de la Vía Verde de Ojos Negros,
la más larga de España, aprovecha casi en su totalidad el
antiguo recorrido ferroviario que servía para transportar
el mineral de hierro desde las minas de Ojos Negros hasta
el puerto de Sagunto, donde estaban los altos hornos en los
que se transformaba. En la actualidad, el tramo acondicionado
comienza más abajo, en Santa Eulalia del Campo, pero está
previsto acabar el tramo que une esta población con la propia
mina de Ojos Negros, lo que conllevará una distancia de algo
más de 200 km. El tren, que estuvo en servicio entre 1907
y 1972, era un servicio privado, propiedad de la Compañía
Minera de Sierra Menera, la empresa vasca que gestionaba tanto
las minas de Ojos Negros como la siderúrgica en Sagunto. En
1932, debido a la crisis económica, se dejó de utilizar la
vía que, durante la Guerra Civil, sufrió muchísimos daños.
Aunque tras la guerra volvió a estar en funcionamiento, acabó
cerrando del todo en 1972.
Esta vía verde transcurre en gran medida por
las provincias de Teruel y Castellón, en zonas de muy poca
población. En su trazado no hay grandes ciudades, pero si
localidades de gran atractivo como Santa Eulalia, Almohaja,
Peracense, La Puebla de Valverde o Sarrión. En el trayecto
se pasa, además, por el castillo de Peracense, el pozo artesiano
de Cella o la laguna del Cañizar, considerada como uno de
los humedales de agua dulce de mayor tamaño del interior de
España.
Aunque la vía no pasa exactamente por Teruel,
merece la pena desviarse un kilómetro para disfrutar de sus
bares y restaurantes. En Sarrión se come bien en el restaurante
La Vía Verde –que, claro está, se sitúa junto a la vía–; en
Segorbe y la cercana Altura hay bastantes sitios interesantes
donde probar alguno de sus platos típicos: la olla segorbina,
el arroz empedrao y el arroz al horno. Y, al final del recorrido,
ya en Sagunto, es obligatorio abrazar los típicos arroces
marineros de la zona. Aunque es la Vía Verde más larga, si
se hace del interior hacia la costa, es todo bajada, pero
con poco desnivel, y el trazado no tiene ninguna dificultad.
Se puede hacer en plan ciclista pero en solo tres etapas,
de unos 60 km cada una, pero hay quien la hace en cuatro o
cinco, para ir mucho más tranquilo (sobre todo si se va en
familia).
En la zona hace mucho frío en invierno y mucho
calor en verano y, además, la vía transcurre por muchos tramos
sin sombra. Lo ideal, por tanto, es hacerla en primavera u
otoño, aprovechando la Semana Santa o algún puente.
La Vía Verde del Carrilet incluye 105 km, de
Olot a Sant Feliu de Guíxols (Girona). La Vía Verde del Carrilet
debe su nombre a la forma en que se conocía en la zona al
tren de vía estrecha pero, en realidad, está conformada por
dos antiguas líneas de pasajeros: el ferrocarril Girona-Olot,
que fue la principal arteria de comunicaciones de las comarcas
de la Garrotxa, la Selva y el Gironés hasta los años sesenta,
y el ferrocarril Girona-Sant Feliu de Guíxols, el preferido
de los vecinos de Girona para bajar a la playa. Lo atractivo
de esta vía es que une la zona montañosa de origen volcánico
de la Garrotxa con la Costa Brava, lo que hace que el paisaje
cambie mucho y muy rápido en un camino que se puede hacer
sin problemas en un par de días.
En el trazado de esta Vía Verde podemos disfrutar
de casi todos los platos típicos de la cocina catalana, más
de interior (en la Garrotxa) y más de mar, según nos acercamos
a la costa. Como curiosidad hay que apuntar que la vía pasa
a apenas un kilómetro de El Celler de Can Roca. De nuevo estamos
ante una ruta de escaso desnivel, en la que apenas hay que
atravesar tráfico rodado –excepto en la ciudad de Girona–.
En bici, se puede hacer en dos etapas, entre Olot y Girona
(64km) y Girona y Sant Feliu de Guíxols (41km), o dividirla
en cuatro etapas para ir más tranquilo en familia. Esta Vía
Verde se puede hacer casi todo el año, aunque el clima puede
variar mucho entre la parte de la Garrotxa y la que se dirige
ya a la costa. Mejor llevar chubasquero.
La Vía Verde del Aceite incluye 127 km de Jaén
a Campo Real (Córdoba). Esta Vía Verde ocupa el antiguo trazado
del ferrocarril que unía Jaén con Puente Genil y, de ahí,
con el resto de capitales de Andalucía. Desde 1893, cuando
se inauguró la vía, el tren empezó a conocerse como “el del
aceite”, pues una de sus principales funciones fue el transporte
de aceite a granel, embarcado en vagones cisterna. La línea
nunca fue muy rentable. Después del estallido de la Guerra
Civil, fue intervenida por el Estado, y continúo en funcionamiento,
pero con pocas frecuencias y trenes que iban muy despacio,
hasta que fue desmantelada por completo en 1985.
La Vía Verde más larga de Andalucía transcurre
casi por completo por campos de olivares, entre las provincias
de Jaén y Córdoba y atraviesa pueblos preciosos como Torredelcampo,
Martos, Alcaudete, Bena, Cabra, Moriles… Además, la ruta pasa
por varios parajes protegidos, como la Laguna Honda, la Laguna
del Conde o el Parque Natural de las Sierras Subbéticas.
El sur de Jaén y Córdoba tiene una gastronomía
muy característica, con platos que no se pueden probar en
otras zonas de España y a precios muy económicos. Es famosa
por sus carnes de caza y, claro está, sus aceites. En Alcaudete
merece la pena parar a comer en el restaurante Almocadén,
con un sol Repsol. Si se está en buena forma, la vía puede
recorrerse en bici en dos días, pero mejor hacerla en tres
o más días (incluso cinco) si se va en familia. La mayor dificultad
de la ruta es el calor que puede hacer, lo que nos lleva al
siguiente punto. Hay que evitar hacer esta ruta en verano
en la medida de lo posible, pues atraviesa una zona en la
que hace mucho calor y el camino transcurre sin apenas sombra.
El resto del año, puede hacerse sin problemas, incluso en
invierno si no hace días de especial frescor.
La Vía Verde de la Senda del Oso incluye 41
km de Trubia a Entrado y Santa Marina (Asturias). Esta senda
discurre sobre el trazado de dos antiguos ferrocarriles mineros.
El primero, que data de 1874, enlazaba las minas de hierro
y carbón del Valle de Quirós con la estación de Trubia, sumando
30 km de vías. A este trazado se incorporó un ramal que, desde
Caranga de Abajo, enlazaba con las minas de Teverga. El tren
desapareció en 1963, bastante antes del cierre definitivo
de las minas, en 1992. La ruta debe su nombre a que recorre
los valles de Proaza, Quirós, Santo Adriano y Teverga, conocidos
por albergar las mayores poblaciones de oso pardo cantábrico
de la península. Se trata esta de una ruta especialmente interesante
por su valor paisajístico, pues está rodeada de ríos, enormes
paredes de piedra caliza y fantásticas vistas. Pero, además,
se pueden visitar los bonitos pueblos Proaza, Quirós, Santo
Adriano y Teverga.
La gastronomía asturiana es de las más atractivas
de España y, en los pueblos antes citados, hay buenos chigres,
sidrerías y restaurantes para disfrutar de todos típicos platos
asturianos. La ruta, además, parte cerca de Oviedo, donde
las opciones gastronómicas se multiplican. La Senda del Oso
tiene un trazado en Y, por lo que se puede hacer de varias
maneras. El camino más fácil es el que va de Entrago a Trubia
(28km): si se va en esta dirección todo es bajada. Se puede
hacer perfectamente en bici en una jornada o en dos andando.
Una ruta fresquita y con mucha sombra, que se puede hacer
casi todo el año a no ser que haya previsiones de lluvias
fuertes. Incluso en verano no debería hacer demasiado calor.
La Vía Verde del Ferrocarril Vasco-Navarro incluye
124 km de Estella/Lizarra (Navarra) a Bergara (Guipuzcoa).
El ferrocarril Vasco-Navarro, conocido como
"el trenico", "el vasco" o "el anglo", conectaba Navarra con
Guipúzcoa, pasando por Vitoria, y tuvo una gran importancia
tanto en el transporte de pasajeros como para el desarrollo
de la industria de los asfaltos en la zona de Montaña Alavesa.
El tren comenzó su servicio en 1889, cuando se inauguró
el primer tramo de la línea entre Vitoria y Salinas de Léniz,
y se clausuró en 1967. La antigua vía de “El Trenico” recorre
las comarcas de Tierra Estella en Navarra; la Montaña Alavesa
y la Llanada Alavesa en Álava y Debagoiena en Gipuzkoa. El
recorrido se hace casi todo el rato por parajes naturales,
pero, además, pasa por los atractivos municipios de Estella,
Santa Cruz de Campezo, Antoñana, Vitoria, Leintz, Arrasate-Mondragón
o Bergara.
Difícil comer mal en esta ruta, donde además
de disfrutar de los pinchos de Vitoria –de los mejores, y
más económicos, de toda Euskadi–, podremos disfrutar, según
la época, de trufas y espárragos, además de todos los platos
típicos de la cocina vasca.
Esta ruta tiene algo de desnivel pero sigue
siendo relativamente sencilla exceptuando el puerto Gereñu
y un pequeño tramo que hay que recorrer en carretera entre
Leintz y Eskoriatza. En bici puede hacerse en dos días, pero
en familia se puede hacer en cuatro jornadas. Andando es posible
recorrerla en seis tramos de no más de 12 km. Dado el amable
clima de la zona la vía se puede recorrer durante casi todo
el año, exceptuando los días más fríos del invierno o si hay
previsiones de lluvias fuertes.
Con los tres nuevos podcast de las vías verdes
de la provincia de Jaén llega el estreno de “Escucha la Vía”
en la plataforma Spotify. Desde ya los usuarios de esta plataforma
podrán acceder a los 23 episodios con los que ya se cuenta
en el canal. La Fundación de los Ferrocarriles Españoles es
una Fundación del Sector Público del Ministerio de Transportes
y Movilidad Sostenible creada en 1985. Tiene como misión y
objetivos promover el conocimiento y la utilización del ferrocarril
mediante actuaciones orientadas al servicio de la ciudanía:
culturales, de investigación y formación, tecnológicas, de
conservación, recuperación y uso alternativo del patrimonio
cultural ferroviario, publicaciones periódicas y libros especializados,
así como a través de la gestión y conservación de los Museos
del Ferrocarril de Madrid y de Cataluña y de su patrimonio
documental a través de la Biblioteca Ferroviaria y el Archivo
Histórico Ferroviario. Más info sobre esta fundación >> En
la línea de preservación del patrimonio histórico una de sus
actividades la realiza la Gerencia de Vías Verdes quien promueve
y dinamiza a nivel nacional el Programa Vías Verdes desde
1993, por encargo conjunto del entonces Ministerio de Obras
Públicas, Transportes y Medio Ambiente, Renfe y Feve, creadores
de este Programa hace más de 30 años.
Además de los trazados, los puentes, viaductos,
túneles y todo lo que encierran las líneas del ferrocarril
también trabajan en los estudios de identificación de valiosos
elementos del ferrocarril para su conservación y puesta en
valor. Hitos kilométricos, semáforos, toperas, aguadas, cambios
de aguja y otros elementos singulares de los antiguos ferrocarriles
que merecen ser rescatados, cuidados y preservados en el entorno
de las vías verdes.
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