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A pesar de no ser considerados como grandes primates, sus características
y vida totalmente arborícolas y muy familiares los hacen
muy interesantes para los científicos. Viven en familias
formadas por los dos progenitores y hasta cuatro crías.
Los gibones son el epítome del mono, el animal que tenemos en mente
cuando imaginamos a simios balanceándose graciosamente de rama en
rama a través de la selva tropical. Estos mamíferos acrobáticos,
endémicos de las densas selvas sureñas de Asia, están perfectamente
adaptados a la vida arbórea por lo que muy pocas veces descienden
al suelo. Estos primates tienen fuertes manos en forma de gancho
para aferrarse a los troncos de los árboles, con brazos extremadamente
largos para alcanzar ramas lejanas con patas largas y potentes para
mayor impulso y agarre. Las articulaciones de sus hombros están
especialmente adaptadas para admitir un mayor rango de oscilación
giratoria cuando se balancean de rama en rama. Su dramática forma
de locomoción arbórea, denominada braquiación, permite a los gibones
desplazarse mediante el balanceo a través de la jungla a una velocidad
de hasta 56 kilómetros por hora, salvando espacios que pueden llegar
hasta los 15 metros de longitud con un solo salto pendular. La braquiación
también les proporciona la ventaja única de balancearse y alcanzar
frutas en los extremos de las ramas, lo que limita la competencia
por su alimento preferido. Cuando los gibones caminan, bien sea
andando por las ramas o en las pocas ocasiones en las que descienden
al suelo, lo hacen de forma bípeda, lanzando los brazos sobre sus
cabezas para mantener el equilibrio. Son los animales de mayor tendencia
bípeda de los primates no humanos y a menudo son objeto de estudio,
para obtener más pistas sobre las presiones evolutivas que impulsaron
al ser humano a caminar. Existen 15 especies reconocidas de gibones,
desde el noreste de la India al sur de China hasta llegar a Borneo.
No tienen cola y su largo pelaje puede tener varias tonalidades
que van desde un color crema pálido, pasando por el marrón hasta
llegar al negro.
Muchos ejemplares tienen marcas blancas en la cara, las manos y
los pies. La especie más voluminosa se conoce con el nombre de Siamang,
y puede llegar a crecer hasta los 13 kilogramos. Las especies más
pequeñas alcanzan sólo los cuatro kilogramos de peso. Los gibones
prosperan en los abundantes árboles frutales de su medio tropical
y son particularmente adeptos a los higos. En ocasiones complementan
su dieta frutal con hojas e insectos. Los gibones son monógamos
(una característica poco habitual entre los primates) y viven en
grupos familiares que consisten de una pareja adulta y sus crías
jóvenes. La familia vigilará un territorio concreto y lo defenderá
mediante fuertes e inquietantes aullidos que pueden resonar a través
de kilómetros en la jungla. Las parejas, e incluso familias enteras,
pueden llegar a cantar acompasadamente canciones complejas en grupo.
Algunas especies han incluso desarrollado grandes papadas en la
garganta para amplificar el sonido de sus aullidos y chillidos.
Estos representativos moradores de los árboles están entre los primates
con mayor peligro de extinción de toda la faz del planeta. Su hábitat
está desapareciendo a una velocidad vertiginosa y a menudo son capturados
y vendidos como mascotas o masacrados para uso en la medicina tradicional.
Todas las familias de gibones, menos una, aparecen en la lista de
especies amenazadas o en grave peligro de extinción.
En 2017 y después de una detallado estudio genético,
científicos de China y Estados Unidos publicaron un estudio aportando
pruebas de la existencia en estos bosques asiáticos de una especie
de primate hasta entonces desconocida. El nombre técnico asignado
era Hoolock tianxing, aunque los autores del descubrimiento propusieron
la denominación popular de gibón skywalker, según indicaron los
autores en el resumen de su artículo científico publicado en American
Journal of Primatology. El gibón entonces descubierto tiene una
extraordinaria habilidad para saltar por los árboles (tianxing significa
movimiento celestial en chino) y, por el nombre popular propuesto,
es evidente que en el equipo que encabezó Fan Peng-Fei hay
varios admiradores de la saga cinematográfica Star Wars.
El género de los gibones hoolock comprende dos especies
vivas previamente descritas, los gibones occidentales (Hoolock hoolock)
y los gibones orientales (H. leuconedys), geográficamente aislados
por el río Chindwin. Los autores del nuevo estudio consideraban
que una parte de esta población tenía características diferentes
y después de varias expediciones a la zona evaluaron las características
morfológicas y genéticas de diversos ejemplares silvestres y de
los restos de especímenes que se conservan en museos.
“Los resultados sugieren que los gibones hoolock distribuidos
al este de los ríos Irrawaddy-Nmai Hka, previamente asignados a
H. leuconedys, son morfológicamente y genéticamente distintos de
los del oeste del río y deben ser reconocidos como una nueva especie”,
indicaron los autores del estudio. El equipo científico que presentó
este estudio propuso que el gibón skywalker sea clasificado en la
categoría de ‘en peligro’ en la Lista Roja de Especies de la Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Como ocurre con las especies de gibones anteriormente
conocidas, los skywalker forman poblaciones muy pequeñas, afectadas
por la fragmentación del territorio -a causa de la ocupación humana-
y la caza.
El río Chindwin a su paso por Monywa.
En 2018 se presentó en el Zoológico de Córdoba,
España, una cría de gibón de mejilla blanca, el primer ejemplar
nacido en cautividad en Europa. El animal, cuya especie está en
peligro crítico de extinción, nació el 14 de julio y es hijo de
Manoplas y Tagua, la única pareja de este tipo de primates que habitaba
en el zoo cordobés. El zoo se ha convertido en un espacio de reservorio
genético que forma, junto a otros zoos, grupos de conservación de
especies cercanas a su desaparición para conservar esa genética
cuya existencia peligra en el medio natural. Es el caso del gibón,
cuya especie está en riesgo de extinción debido a la pérdida de
su hábitat y a la caza furtiva en las selvas de Vietnam y Laos.
El pasado año el grupo de gibones de manos
blancas (Hylobates lar) que habita en Terra Natura Benidorm se amplíó
y consolidó con el cuarto nacimiento de la especie en estas
instalaciones, dedicadas a la conservación y divulgación de la biodiversidad.
Se trata de una especie que está incluida en el anexo I de la CITES
(La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas
de Fauna y Flora Silvestres) por su especial vulnerabilidad. Los
gibones de manos blancas también forman parte del programa de protección
desarrollado por la EAZA, denominado Stud book. Las condiciones
ambientales y el óptimo grado de bienestar de este grupo de animales
ha propiciado la llegada ahora de este cuarto nacimiento, desde
que en el año 2011 se consiguiera el primer nacimiento de la especie
en Terra Natura Benidorm con una cría llamada Pau.
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