Luis García-Berlanga Martí nació en Valencia el 12 de junio
de 1921, en una familia de terratenientes de Camporrobles,
provincia de Valencia. Su abuelo, Fidel García Berlanga (1859-1914),
era miembro activo del Partido Liberal de Sagasta, a finales
del siglo XIX, llegando a ser diputado en Cortes en Madrid
y presidente de la diputación de Valencia. Su padre, José
García-Berlanga (1886-1952), comenzó también su militancia
en el Partido Liberal, para luego pasar al partido de centro
derecha de Lerroux, el Partido Radical, y más tarde afiliarse
al partido de centro izquierda burgués de Martínez Barrio,
Unión Republicana. Los orígenes de su madre, Amparo Martí,
fueron mucho más humildes, ya que venía de una familia de
emigrantes de Teruel que se establecieron en Valencia. Su
tío materno, Luis Martí Alegre, llegó a ser presidente de
la Caja de Ahorros de Valencia. El propio Luis García Berlanga
cuenta a su biógrafo Antonio Gómez Rufo en relación a su padre:
«Y así fue que cuando llegó 1936 mi padre estaba en Unión
Republicana, en el Frente Popular. Pero resultaba que era
muy perseguido por determinadas facciones de la ultraizquierda,
concretamente por aquellos con los que más simpatizaba yo,
los anarquistas, a causa no recuerdo qué follones en Utiel
y en Requena, por lo que no le quedó más remedio que huir
de Valencia para salvarse de la persecución. Y se fue a Tánger,
donde vivió un año, hasta que lo detuvieron los nacionales».
Años mozos.
Durante su juventud se unió a la División Azul para evitar
represiones políticas por el cargo de gobernador civil que
su padre había desempeñado en Valencia durante la República
española. En 1990, el propio Luis reconoce que se alistó pues
muchos de sus amigos eran miembros jóvenes destacados de FE
de las JONS. Sobre su ideología azul en aquellos años son
muchos los testimonos de divisionarios que compartieron con
él las trincheras en Rusia, como, por ejemplo, José Luis Amador
de los Ríos. En marzo de 1943 ganaba el premio «Luis Fuster»
dado por el SEU —sindicato universitario falangista— de Valencia
por su artículo aparecido en la Hoja de Campaña de la División
Azul titulado "Fragmentos de una primavera". Escribía:
[...] Sobre un carro, un carro de ruedas destartaladas y
ejes que chirriaban, a contraluz con la estepa iluminada eternamente,
llevamos ayer su cadáver a Motorowo, y en su jardín, la cabeza
hacia España, lo enterramos... Con él se fueron las medallas
religiosas, el cisne blanco en la camisa azul, y aquellas
rosa de los Alpes que una estudiante alemana le regalara.
Nos dejó, sin embargo, una antología de la buena muerte y
una postura arrogante ante lo irremediable. Caía la tierra
sobre su cuerpo y descendía sobre nosotros el afán silencioso
en la lucha. Así, sin gritos, proseguíamos, cada vez más acelerada,
la marcha hacia los límites de nuestra conciencia. Se desangran,
sí, los cadáveres de los falangistas, pero esa sangre entra
en las venas de los que nos quedamos, para rejuvenecer nuestro
ímpetu.
De joven, decidió estudiar Derecho y luego Filosofía y Letras,
pero más tarde, en 1947, cambió su vocación e ingresó en el
Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas
de Madrid, donde realizó sus primeros cortometrajes. Fue un
gran aficionado al erotismo, recabando una enorme colección
de material sobre el tema (principalmente literatura) y llegó
a codirigir de 1979 a 2004 en Tusquets Editores una colección
literaria de esta temática que otorgaba un premio, el Premio
La Sonrisa Vertical, en el que era presidente del jurado.
El Sindicato Español Universitario (SEU) fue una organización
sindical estudiantil de carácter fascista que existió
en España. Fue creada durante la Segunda República Española
por Falange, impulsada por José Antonio Primo de Rivera
con el objetivo de "aplastar" a la entonces mayoritaria
Federación Universitaria Escolar (FUE) e introducir
la propaganda de Falange en la Universidad. Durante
parte de la dictadura franquista fue la única organización
estudiantil universitaria legal, lo que le confirió
un gran poder. Todos los estudiantes universitarios
estaban obligados a pertenecer a él. Sin embargo, el
SEU entró en una fuerte crisis tras los Sucesos de 1956
y acabaría siendo disuelto en 1965. Su principal órgano
de expresión fue la revista Haz, que se convirtió en
una de las principales publicaciones falangistas.
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Debutó como director en 1951 con la película Esa pareja feliz,
en la que colaboraba con Juan Antonio Bardem. Junto a este,
se lo considera uno de los renovadores del cine español de
posguerra. Entre sus películas destacan títulos célebres de
la historia del cine español, como El verdugo o Bienvenido,
Mister Marshall. Trabajó en siete ocasiones con el guionista
Rafael Azcona, y de esta asociación surgieron algunas de las
películas más célebres del cine español, además de las citadas,
como La escopeta nacional.
Su cine se caracteriza por su mordaz ironía y sus ácidas
sátiras sobre diferentes situaciones sociales y políticas.
En la etapa de la dictadura franquista despuntó su habilidad
para burlar la censura de la época con situaciones y diálogos
no excesivamente explícitos pero de inteligente contralectura
y consiguió llevar a cabo proyectos tan atrevidos como Los
jueves, milagro. Su película Plácido fue candidata al Óscar
a la mejor película de habla no inglesa en 1961. En 1980 obtuvo
el Premio Nacional de Cinematografía, en 1981 la Medalla de
Oro de las Bellas Artes, en 1986 el Premio Príncipe de Asturias
de las Artes y en 1993 el Goya al mejor director por su película
Todos a la cárcel. El 25 de abril de 1988 fue elegido miembro
de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, e ingresó
al año siguiente con un discurso titulado El cine, sueño inexplicable.
Obtuvo premios y galardones internacionales en los más importantes
festivales, como Cannes, Venecia, Montreal y Berlín. En el
Festival de Karlovy Vary fue elegido como uno de los diez
cineastas más relevantes del mundo. Además, poseía un incontable
número de reconocimientos nacionales.
Se casó en 1954 con María Jesús Manrique de Aragón (n. 1931)
y fueron padres de cuatro hijos: José Luis García-Berlanga,
productor de televisión, hostelero y cocinero; Jorge Berlanga
(1958-2011), periodista, escritor y guionista (participó en
el guion de varias películas de su padre) y director de la
Mostra de Valencia entre 2001 y 2002; Carlos Berlanga (1959-2002),
músico, compositor e importante precursor de la corriente
cultural conocida como la movida madrileña, además de la música
pop de los años 80; y Fernando García-Berlanga, locutor y
presidente de la desaparecida cadena española Somosradio.
Sus dos hijos más conocidos fallecieron en Madrid relativamente
jóvenes por enfermedades hepáticas: Carlos el 5 de junio de
2002, a los 42 años, y Jorge el 9 de junio de 2011, a los
52 años. Luis García Berlanga falleció a los 89 años por causas
naturales en su casa de la urbanización de Somosaguas (Pozuelo
de Alarcón, Madrid) el 13 de noviembre de 2010.
En 2008, teniendo ya un delicado estado de salud, depositó
en la Caja 1.034 de las Letras del Instituto Cervantes de
la calle Alcalá un sobre donde contenía un secreto, el cual
pidió que no se revelase hasta el 12 de junio de 2021, cuando
se cumpliera el centenario de su nacimiento. José Luis García
Berlanga reveló en parte aquel secreto: «Se trata de
un guión escrito inédito». No se atrevió a decir nada más,
si bien antes había diseccionado la obra de su padre en las
jornadas Amor y Cine: Berlanga, Buñuel, Hitchcock celebradas
en el Palacio de Colomina en 2014.
Tras el fallecimiento de Luis García Berlanga, Álex de la
Iglesia, presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias
Cinematográficas de España, escribió en El País un obituario
donde reconoce que la película Plácido, del citado director,
le cambió la vida:
Berlanga metió un puño en mi corazón y lo arrancó de cuajo,
mientras con la otra mano me hacía burla. Y yo me reía, y
lloraba, en el cineclub de la universidad, y no sabía que
esa película, Plácido, me acompañaría en sueños toda la vida.
Los rostros de sus actores, José Luis López Vázquez, Manuel
Alexandre y tantos otros, serían mi familia para siempre.
Santiago Segura también explicó que su obra influyó en la
suya diciendo que "el cine de Berlanga ha influido en mi filmografía
de la mejor manera posible, impactando fuertemente en mi cerebro
y dejando su poso tras visionarlo", al igual que Óscar Aibar
quien afirmó que su película El gran Vázquez tiene influencias
de Berlanga. Berlanga fue uno de los 25 primeros cineastas
españoles elegidos por la Junta Directiva de la Academia de
las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España que tuvieron
su estrella en el paseo de la fama de Madrid, situado en la
calle de Martín de los Heros, y realizada por Óscar Mariné.
Bienvenido Míster Berlanga. Una propuesta de ruta para
conocer mejor al personaje a través de la escena: su
ciudad, su querida terreta. ¿La perfecta excusa para
regresar? El año de su centenario.
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En pocos casos la obra de un cineasta está tan
cosida a su biografía como en el de Berlanga. Sus películas
se ven enriquecidas por numerosas anécdotas personales que
contribuyen a definir a los personajes; además, su estilo
cinematográfico responde coherentemente al propio estilo personal
de Berlanga, fruto de su asimilación de sus vivencias.
¡La exposición '¡Viva Berlanga! Una historia
de cine', es el primer homenaje que abre las celebraciones
del centenario del nacimiento del realizador valenciano, Luis
García-Berlanga, en el Museu Valencià de la Il·lustració i
la Modernitat (MuVIM), en la que se repasa su filmografía
y legado artístico como su destacable proyección y huella
internacional.
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Era martes 13 y él era supersticioso a más no
poder. Así que se murió. Su hijo José Luis lo recuerda así:
"Lo maravilloso es que cenó una tortilla de patata, vio un
partido del Valencia y amaneció muerto en su cama, que es
la mejor manera de irse". Ese día, "para más inri 'berlanguiano',
se casaba mi hermano Jorge y tuvimos que suspender la boda".
El cine coral (con muchos actores, muchos rostros en pantalla)
del que tanto se habla a la hora de etiquetar sus películas
quizás tenga que ver con ese «horror al vacío» de Berlanga.
«El silencio le agobiaba, porque cuando se producía pensaba
que era culpa de él, de ahí su verborrea». También su gusto
por no acabar las películas «hasta el último momento; siempre
quería una toma más». Por eso le gustaba el doblaje, «porque
le permitía reescribir el guión constantemente». Algo que
tendrá que hacer quien se haga cargo de ese «guión escrito
inédito» que verá la luz en 2021, tras permanecer guardado
13 años en la caja fuerte 1034.
Ulises no fue el único animal con malas pulgas del
rodaje. Las vaquillas, protagonistas indiscutibles de
la película del mismo nombre, trajeron de cabeza al
equipo de producción y al resto del pueblo. "Inicialmente
pensaban grabar con vacas bravas, pero era imposible.
Se lanzaban contra todo el mundo y después de pensar
en la opción de adormilarlas y ver que esa no era la
solución, estuvimos dos días enteros buscando una mansa,
hasta que encontramos una en el pueblo soriano de San
Pedro de Manrique", recuerda Máximo Vinacua, que era
el encargado de llevar en su taxi al director, los actores,
productores e, incluso, los rollos de película.
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Antonio Gómez Rufo se embarcó en la tarea de escribir
la biografía de Luis García Berlanga, "el mejor sociólogo
español del siglo XX", y la ha ido actualizando en sucesivas
ocasiones. El escritor Antonio Gómez Rufo participó
en 2009 en la jornada de clausura del Congreso-Homenaje
"Berlanga vive en Alicante", que se celebró en
el Centro de Estudios del complejo cinematográfico Ciudad
de la Luz. En su opinión, el director de "El verdugo",
es "el hombre que mejor ha sabido analizar la sociedad
española y que ha conseguido que los españoles nos ríamos
de nosotros mismos exhibiendo nuestras propias miserias,
cuestionando todas las instituciones respetadas y respetables".
En su opinión, hay dos "berlangas". "El privado es
un ser entrañable, cariñoso y lleno de afectividad,
y el público es, como todo creador, un hombre ensimismado
en su trabajo, muy reflexivo, muy observador y que cuando
trabaja lo hace pensando en una sociedad que no le gusta,
aunque eso no quiere decir que sea pesimista".
El escritor Antonio Gómez Rufo, en el congreso sobre
Berlanga en 2009.
Goméz Rufo, que fue coguionista con el cineasta de
la serie de televisión "Blasco Ibáñez, la novela de
su vida" y de su última película, "París, Tombuctú",
lo define como un hombre muy tímido, con una gran pasión
por el ciclismo y "con una vocación universalista que
le hace no ser patriota de ningún sitio, por eso su
sueño es ser invisible para poder ver sin ser visto".
Además, "tiene dos grandes pasiones: el universo de
la mujer y el del cine, y ambas las vive con gran intensidad".
El ganador del Premio Fernando Lara de Novela 2005 con
"El secreto del rey cautivo" se considera afortunado
por haber podido trabajar con Berlanga en algunos guiones,
porque "me ha servido mucho de aprendizaje como escritor
de novelas, me ha ayudado a ser mejor escritor". En
este sentido recuerda que "cuando hicimos el guión de
"París, Tombuctú" me di cuenta de que en esa película
él quería hacer su testamento ideológico, su opinión
sobre la familia, la sociedad, la iglesia, las instituciones,
el deseo de huida... Creo que es la película con la
que él quería acabar su carrera en el cine, por el deseo
de huida de todo y la imposibilidad de hacerlo. Ese
es el gran mensaje de toda la historia de Berlanga".
Nota de prensa, Junio 2021:
Viñetas del 'storyboard' del guion del corto de Berlanga
para el IIEC. Sin título y calificado con un "Extraordinario",
Filmoteca Española custodiaba en sus archivos este guion
inédito de Berlanga, realizado para una práctica del
Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas.
Entre los expedientes de la Escuela Oficial de Cine,
los empleados de la Filmoteca Española encontraron este
guion sin titulo firmado por Berlanga y calificado con
un "Extraordinario". Aunque no está fechado, corresponde
a la época en la que el director estudió en el Instituto
de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas,
en donde ingreso en 1947. Se trata de una historia de
humorística, entre el relato de costumbres y el sainete,
en la que ya podemos ver el germen del cine que vendría
más tarde, con un humilde campesino de protagonista
y uno de esos finales amargos que tanto le gustaban
al director de Plácido (1961). El guion incluye algunas
viñetas de los planos, a modo de story board, y el diseño
de la puesta en escena, lo que pudo motivar la buena
calificación del trabajo. Mención aparte merece el planificamiento
de la secuencia en la que el protagonista se viste en
su cuarto para que no se vea nada impropio para la época,
que finaliza con un "Sin miedo ya a la Moral levantamos
la cámara". Parece que Berlanga veía venir su problemas
con la censura.
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