Pretty woman', 'Atracción fatal', 'Seven', 'Cadena perpetua',
'Casablanca' ...
Son clásicos a los que se modificó el final por las causas
más peregrinas.
Orson Scott Card, el autor de El juego de Ender, decía que
lo contrario a un final feliz no es un final triste sino un
final insatisfactorio. En Hollywood saben que en la escena
final de una película el espectador decide si recomendarla
o no el lunes en la oficina. Cinema Paradiso, El sexto sentido
o Bohemian rhapsody fueron fenómenos sociales gracias a sus
últimos minutos. Por eso, antes del estreno de una película,
se proyecta ante un público seleccionado que al salir rellenará
una encuesta. Y siempre se tienen en cuenta sus opiniones,
con ilustres excepciones como cuando tras el pase de prueba
de El mago de Oz todos los asistentes coincidieron en que
Somewhere over the rainbow era aburrida y ralentizaba la trama.
Estas 13 películas provocaron estrés entre los productores,
furia entre los directores y frustración entre los actores
cuando se decidió, a escasas semanas del estreno, rodar un
final radicalmente distinto. ¿Fueron estos cambios a mejor
o a peor? En algunos casos, se puede comprobar porque el final
alternativo está disponible.
- 'Atracción fatal' (Adrian Lyne, 1987)
El final que conocemos: Alex (Glenn Close), la amante despechada,
se cuela en la casa de Dan (Michael Douglas), el marido infiel,
con un cuchillo de cocina. Él la ahoga en la bañera, pero
queda un último susto: la maniaca salta de la bañera ansiosa
por rajar caras y al final tiene que ser la mujer engañada
(Anne Archer) la que arregle el desaguisado de su marido rematando
a la amante de un disparo. Fueron felices, se supone, y comieron
perdices, pero a ver cómo remontan ese matrimonio.
¿Cómo acababa originalmente? Alex (Glenn Close) se suicidaba
abriéndose el cuello con un cuchillo, no sin antes enviar
una cinta a la policía en la que incriminaba de asesinato
a su examante, Dan (Michael Douglas), que acababa en la cárcel.
¿Por qué lo cambiaron? En los seis pases de prueba distintos,
el público consideró el suicidio un desenlace demasiado compasivo
para Alex.
Nadie la entendió como una enferma mental, humillada por
las manipulaciones de un hombre sin escrúpulos sino como la
enésima loca y, por lo tanto, “querían que esa zorra fuese
exterminada”, según recuerda el productor que dijo el público
al que se proyectó la película antes del estreno. Glenn Close
luchó sin éxito por mantener el desenlace original y tanto
ella como Anne Archer lloraron tras rodar el nuevo final.
“En las tragedias griegas, después del caos, el orden solo
puede restablecerse mediante un derramamiento de sangre. Fue
catártico para el público”, recuerda hoy Close.
- 'Cadena perpetua' (Frank Darabont, 1994)
El final que conocemos: Red (Morgan Freeman) viola su libertad
condicional (porque a quién le va a importar la huida de un
viejo que ya ha pagado su deuda) para reunirse con su amigo
Andy (Tim Robbins) en la playa de Zihuatanejo, México.
¿Cómo acababa originalmente? En la penúltima escena, con
Red (Morgan Freeman) montado en un autobús describiéndose
en la narración como “un hombre al principio de un largo viaje
cuyo destino es incierto”. La voz en off despedía la película
con un final abierto: “Espero poder cruzar la frontera, espero
ver a mi amigo y estrechar su mano, espero que el Pacífico
sea tan azul como en mis sueños, espero...”.
¿Por qué lo cambiaron? La productora Liz Glozer convenció
al director de rodar un final feliz que confirmase que Red
(Morgan Freeman) efectivamente conseguía reencontrarse con
su compañero. Y lo hizo con una frase que Darabont no pudo
rebatir: “Los espectadores ya han sufrido bastante: se merecen
este final”.
- 'Acorralado' (Ted Kotcheff, 1982)
El final que conocemos: Tras ser asediado por la policía
durante horas, el veterano de Vietnam John Rambo (Sylvester
Stallone) se refugia en una tienda y acaba derrumbándose y
siendo arrestado entre lágrimas.
¿Cómo acababa originalmente? Con un suicidio. Rambo le pedía
al coronel Trautman (Richard Crenna) que le matase y, ante
su negativa, empuñaba la pistola contra su estómago y la disparaba.
Acorralado era una denuncia de cómo la sociedad americana
abandonó a sus soldados traumatizados por la guerra y muchos
de ellos acabaron suicidándose.
¿Por qué lo cambiaron? El director y Sylvester Stallone se
dieron cuenta de que a lo largo de la película ya queda clara
esa denuncia. “Rambo ya ha sufrido bastante: la policía abusa
de él, atraviesa aguas heladas, le disparan en un brazo y
tiene que curarse él solo. ¿Y además íbamos a matarlo?”, recuerda
Stallone. Gracias a este cambio de última hora este año veremos
una última aventura, Rambo V, con Oscar Jaenada y Paz Vega.
- 'Clerks' (Kevin Smith, 1994)
El final que conocemos: Dante (Brian O'Halloran), el cajero
de un ultramarinos que “ni siquiera tenía que venir a trabajar”
aquel día, decide intentar hacer algo productivo con su vida
empezando por disculparse con las dos chicas a las que ha
faltado al respeto durante la película. Cierra la tienda.
Fundido a negro.
¿Cómo acababa originalmente? Tras el cierre, un tipo entraba
en el local, disparaba a Dante y vaciaba la caja registradora.
Este final evocaba la teoría del propio Dante de que El imperio
contraataca es la mejor película de Star Wars porque “los
finales de bajón son mejores”.
¿Por qué lo cambiaron? El director reconoció que no tenía
ni idea de cómo terminarla, así que se inspiró en la estructura
de Haz lo que debas, de Spike Lee: un día corriente que termina
en tragedia. John Pierson, el mentor de Kevin Smith (director
de Clerks), le sugirió que solo porque fuese una película
indie no tenía por qué acabar con un final siniestro.
- 'Casablanca' (Michael Curtiz, 1942)
El final que conocemos: Rick (Humphrey Bogart) sacrifica
la gran historia de amor de su vida y convence a Ilsa (Ingrid
Bergman) de que se suba a ese avión, porque si no se arrepentirá
(“quizá hoy no, tampoco mañana, pero sí pronto y para el resto
de tu vida”) de quedarse con él en Casablanca.
¿Cómo acababa originalmente? No tenía final. A diferencia
de la mayoría de películas, esta se rodó en orden cronológico
porque los guionistas iban escribiéndola sobre la marcha.
Hoy Casablanca se usa como ejemplo de cómo construir un guion
perfecto, pero lo cierto es que en ningún momento los guionistas
lo escribieron sabiendo si Ilsa y Rick acabarían juntos o
no al final.
¿Por qué lo cambiaron? La despedida final quedó tan agridulce
(“siempre nos quedará París”) que una vez terminada la película
se añadió en el doblaje la icónica frase de “Louis, creo que
este es el principio de una hermosa amistad” para culminar
con cierta sorna optimista y mirando hacia el futuro. La frase
alternativa que barajaron los guionistas, expertos ya en improvisar
diálogos para la posteridad, fue “Louis, debí saber que mezclarías
tu condición de patriota con la de ladrón”. Casi es igual
de buena.
- 'Seven' (David Fincher, 1995)
El final que conocemos: El asesino en serie John Doe (Kevin
Spacey) cita a los detectives Mills (Brad Pitt) y Somerset
(Morgan Freeman) en un campo para culminar su opus macabro
con los dos pecados capitales que el faltan: la envidia (ha
matado a la esposa de Mills y ha metido su cabeza en una caja)
y la ira (Mills dispara a Doe cuando descubre lo que hay en
la caja).
¿Cómo acababa originalmente? Este es el caso inverso: la
cabeza en la caja era el final original, pero el estudio trató
de cambiarlo por todos los medios. Sugirieron que la cabeza
fuese la del perro de Mills, que este salvase a su esposa
(Gwyneth Paltrow) en el último momento y se enzarzase en una
persecución callejera o que detuviese al asesino en una iglesia,
por aquello de hacer metáforas cristianas que entendiese todo
el mundo.
¿Por qué (no) lo cambiaron? Brad Pitt, harto de que Hollywood
le vacilase, le exigió a su abogado que incluyese una cláusula
en su contrato para proteger el final: “Diles que la cabeza
se queda en la puta caja”. El director, David Fincher, recuerda
que en el primer pase el público, al que habían prometido
“un thriller con Brad Pitt (Leyendas de pasión) y Morgan Freeman
(Paseando a Miss Daisy)”, la gente salió de la proyección
“sintiendo que les habían violado en grupo”. Uno de los espectadores
escribió en su opinión que “la gente que ha hecho esta película
debería ser ejecutada”. Ese final traumatizó a toda una generación,
que sigue recordando Seven 24 años después a diferencia del
resto de thrillers genéricos de la época.
- 'Soy leyenda' (Francis Lawrence, 2007)
El final que conocemos: Acorralado por los zombis, Robert
Neville (Will Smith) le da la cura para el virus a Anna (Alice
Braga) y a continuación detona una granada para fulminar a
las criaturas y permitir que Anna escape. Neville muere en
la explosión y es recordado como una leyenda que salvó a la
humanidad.
¿Cómo acababa originalmente? Neville (Will Smith) se daba
cuenta de que los zombis tenían sentimientos y que de hecho
él había sido su “hombre del saco” durante toda la película,
así que le entregaba el antídoto al líder de los zombis y
se iba a un campamento de supervivientes junto a Anna y el
hijo de esta. En este caso, Neville resulta ser una “leyenda”
porque ejercía como el monstruo para la sociedad de zombis,
que vivían aterrorizados por él.
¿Por qué lo cambiaron? Porque el estudio prefirió que Will
Smith quedase como un héroe que sacrificaba su vida a que
se convirtiese en el villano de los zombis. Este final heroico,
sin embargo, cambia radicalmente la existencia de los zombis
y hace incomprensibles varios momentos de la película en los
que se percibe que las criaturas eran sensibles, organizados
e inteligentes.
- 'El resplandor' (Stanley Kubrick, 1980)
El final que conocemos: Tras la huida de su mujer y su hijo,
el asesino enajenado Jack (Jack Nicholson) se congela de frío,
presumiblemente hasta la muerte, mientras la cámara se adentra
por última vez en el hotel Overlook para mostrarnos una perturbadora
fotografía de una fiesta de 1921 en la que Jack fue uno de
los invitados.
¿Cómo acababa originalmente? Entre el plano de la nieve y
el de la foto enmarcada había una escena de la familia de
Jack, Wendy (Shelley Duvall) y Danny (Danny Lloyd), explicándole
a la policía en un hospital lo sucedido. El gerente del hotel
aparecía para negar su versión sobrenatural de los hechos,
pero le daba al chaval la pelota amarilla que le había atraído
hacia la infame habitación 237.
¿Por qué lo cambiaron? Este es un caso tan extremo como la
propia película: Stanley Kubrick, el director, eliminó la
escena del hospital con la película ya estrenada. “Cuando
vi las reacciones del público, exaltados durante el clímax,
me di cuenta de que esa escena era innecesaria y superflua”,
explicó. La solución fue enviar a sus asistentes a cada cine
donde se proyectaba, coger el rollo de película, cortar los
fotogramas de la escena y volver a ponerlo en el proyector.
Todas las copias de esa escena fueron destruidas, pero los
personajes de “Policía” y “Enfermera” siguen apareciendo en
los créditos finales.
- 'El efecto mariposa' (Eric Bress y John Mackye Gruber,
2004)
El final que conocemos: Evan (Ashton Kutcher), un chaval
capaz de viajar en el tiempo, se da cuenta de que cada vez
que intenta cambiar algo del pasado acaba arruinando la vida
de algún ser querido. Así que decide proteger a su novia viajando
al instante en el que se conocieron y rechazándola. Pero en
esta nueva línea temporal, Evan conoce a la chica igualmente
como adultos y la invita a un café, sugiriendo que estaban
destinados a enamorarse o que los seres humanos somos unos
testarudos y preferimos enamorarnos aunque nos vaya a traer
la ruina.
¿Cómo acababa originalmente? Evan se daba cuenta de que no
había solución posible y que él era el culpable de todos los
males de las personas que le rodeaban, así que viajaba en
el tiempo al útero de su madre y se suicidaba asfixiándose
con el cordón umbilical.
¿Por qué lo cambiaron? Porque era una película concebida
para convertir a Ashton Kutcher en una estrella y, para ello,
necesitaba atraer al público joven con un final feliz. Funcionó:
la película se convirtió en un improbable fenómeno de culto
entre los adolescentes.
- 'Rocky' (Roger G. Avildsen, 1976)
El final que todos conocemos: Rocky Balboa (Sylvester Stallone)
pierde el combate contra Apollo Creed, pero se lo pone tan
difícil que el público le celebra como a un ganador moral.
La cara ensangrentada de Stallone gritando el nombre de su
chica (“¡Adrian!”) aparece en todas las listas de los finales
más conmovedores de la historia del cine.
¿Cómo acababa originalmente? Cero épica. Puro realismo. Rocky
aceptaba un soborno para dejarse ganar por Creed y le daba
el dinero a Adrian para que abriese una tienda de mascotas.
En realidad, este desenlace estaba mucho más en sintonía con
el resto de la película, una fábula social sobre lo mal que
lo tiene la clase obrera para llegar a algo en la vida.
¿Por qué lo cambiaron? Porque tras la crisis de valores que
sufrió Estados Unidos con el Watergate, la guerra de Vietnam
y la crisis del petróleo la nación necesitaba un cuento de
hadas sobre la superación, la resistencia y la dignidad de
no tirar la toalla bajo ningún concepto. Y así es como pasó
Rocky a la historia.
- 'El crepúsculo de los dioses' (Billy Wilder, 1950)
El final que todos conocemos: En este caso, el principio:
el cadáver de Joe Gillis (William Holden) yace flotando en
la piscina de una mansión mientras él mismo narra lo sucedido,
“siempre había querido tener una piscina”, y comienza a contar
la historia de cómo ha llegado hasta ahí.
¿Cómo empezaba originalmente? Con el cadáver de Gillis, en
la morgue, contándole sus aventuras al resto de muertos.
¿Por qué lo cambiaron? Porque el público de los pases de
prueba se reía tan histéricamente con este arranque que se
pasaba el resto de la película confundido: ¿era un drama o
una comedia? Billy Wilder, el director, abochornado, abandonó
la sala y se cruzó con una espectadora que salía a mitad de
la película. “No he visto un montón de mierda peor en toda
mi vida”, se quejó la señora. El director rodó un nuevo comienzo,
sarcástico pero dramático, que sí sentaba las bases del estado
de ánimo del resto de la película. El recurso de un narrador
muerto fascinó a crítica y público y ha sido homenajeado en
películas como American beauty.
- 'Terminator 2' (James Cameron, 1991)
El final que todos conocemos: Tras la autoinmolación del
T-800, Sarah Connor (Linda Hamilton) y su hijo John (Edward
Furlong) conducen hacia el horizonte con esperanza en el futuro,
pero incertidumbre. “Porque si una máquina, un terminator,
puede aprender el valor de la vida humana quizá nosotros también
podamos”.
¿Cómo acababa originalmente? Con una escena ambientada en
2029 en la que una anciana Sarah Connor observaba a su hijo
y a su nieto, en el mismo parque donde había presenciado una
profecía del holocausto al principio de la película, y nos
explicaba que al final John Connor había conseguido mejorar
el mundo de la forma menos violenta posible: metiéndose en
política y ejerciendo como senador de los Estados Unidos.
¿Por qué lo cambiaron? Porque el maquillaje de la anciana
no resultaba creíble, porque presentaba un futuro demasiado
bucólico (según James Cameron, el director, las máquinas no
dejarían de existir incluso aunque perdieran la guerra) y
porque el tono sentimental de un parque infantil rompía con
el espíritu fatalista, industrial y arrebatado del resto de
la película. Gracias al final abierto, este año veremos el
regreso de Linda Hamilton como Sarah Connor en Terminator:
Destino oscuro.
- 'Pretty woman' (Garry Marshall, 1990)
El final que conocemos: El caballero/tiburón de los negocios
(Richard Gere) aparece en un caballo/limusina blanca para
rescatar a la princesa/prostituta (Julia Roberts) de su torre/apartamento
compartido. “¿Y qué ocurre después de que el caballero salve
a la princesa?”, le pregunta. “Que ella le salva a él”, responde
ella.
¿Cómo acababa originalmente? El acuerdo al que llegaban Edward
(Richard Gere) y Vivian (Julia Roberts) es que ella debía
pasar una semana sin drogarse. Cuando Vivian recaía, él la
tiraba de la limusina en marcha y le arrojaba el dinero a
la cara. Así que ella se iba a Disneylandia para fundirse
la pasta con su compañera de esquina, Kit de Luca (Laura San
Giacomo). En aquel momento, la película se titulaba 3000$,
la cantidad que él le paga por sus servicios.
¿Por qué lo cambiaron? A Disney, distribuidora de la película,
no le hizo ninguna gracia la idea de acabar con dos prostitutas
entrando en su parque temático. El director reescribió el
guion entero para convertir un drama social “espeluznante”
(según describió Roberts) en un cuento de hadas sobre el capitalismo
que acabaría convirtiéndose en la comedia romántica más famosa
del planeta. Ese sí que es un final feliz. Sobre todo para
los inversores de Disney.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
|
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
|