A mediados de 2010 falleció Jack Harrison,
el último de 'La gran evasión' real.
Entre las grandes aventuras de la II Guerra
Mundial figura una de las fugas más sensacionales de la historia:
la de los prisioneros aliados del campo para oficiales aviadores
Stalag Luft III, el 24 de marzo de 1944, que inspiró la inolvidable
película de John Sturges La gran evasión (1963), muy recordada
por la celda de aislamiento llamada la nevera ("¡neverrra!"),
cuyo principal y recurrente inquilino era un tozudo Steve
McQueen. El 4 de junio de 2010 falleció, a los 97 años, en
una residencia de veteranos de guerra cerca de Glasgow (Escocia),
Jack Harrison, considerado el último superviviente de aquel
masivo intento de fuga histórico que el filme recogió con
notable verosimilitud y algunas licencias (entre los fugados
no hubo ningún estadounidense). Harrison, piloto de bombardero
de la RAF derribado en su primera misión contra barcos alemanes
en el puerto holandés de Den Helder en noviembre de 1942,
no escapó aquella emocionante noche del campo en Silesia,
cerca de la ciudad de Sagan.
Tenía el número 98 en el ambicioso plan de fuga,
que contemplaba la huida de ¡200 prisioneros! a través del
túnel conocido como Harry, el único de los tres cavados que
fue finalmente utilizado. Pero los alemanes descubrieron la
fuga cuando salía del túnel el número 80 de la lista -al final
escaparon 76 hombres- y Harrison (que fue la mano derecha
del gran artífice de la escapada, el jefe de escuadrilla comandante
Roger J. Bushell), que esperaba turno en el barracón 104,
y los demás tuvieron que deshacerse a toda prisa de sus ropas
y documentos falsos. Se iba a hacer pasar por electricista
húngaro empleado por una empresa alemana.
La Real Fuerza Aérea (en inglés: Royal Air Force,
abreviada como RAF) es la rama aérea de las Fuerzas Armadas
británicas y la fuerza aérea independiente más antigua del
mundo. Formada el 1 de abril de 1918 al fusionarse el Real
Cuerpo Aéreo y el Real Servicio Aéreo Naval, la RAF ha tomado
una parte importante en la historia militar británica desde
entonces, jugando un importante papel en la Segunda Guerra
Mundial y en conflictos más recientes.
El plan de huida no pudo completarse por una
serie de problemas: el túnel quedó siete metros corto y no
llegaba hasta el bosque que rodeaba el Stalag y debía servir
de cobertura; varios fugados cargaron equipajes más voluminosos
de lo acordado, lo que produjo atascos en el túnel; un ataque
de la RAF en la zona complicó la operación, y uno de los centinelas
germanos estuvo lo suficientemente alerta como para descubrir
el pastel.
La gran escapada fue la gota que colmó la paciencia
de los alemanes. El Stalag Luft III, pese a sus impresionantes
medidas de seguridad, era un coladero. Hubo intentos de fuga
desde su inauguración. Entre las más sonadas, la del grupo
de prisioneros que fingieron dirigirse a una sesión de despiojamiento,
custodiados por guardias que eran también aviadores disfrazados,
y el de los tres tipos que escaparon cavando un túnel desde
debajo del plinto de saltos de gimnasia en el que se escondían
cada día.
A Harrison, que tras la liberación retomó su
vida como profesor de latín y comenzó a correr el maratón
a los 70 años (pensando a lo mejor en si tenía que volver
a escaparse), el no marcharse aquel día de 1944 probablemente
le salvó la vida. La célebre evasión, que volvió locos a los
alemanes y les obligó a distraer soldados y recursos tan necesarios
en el frente, acabó como el rosario de la aurora: un Hitler
enfurecido mandó que fueran ejecutados 50 de los aviadores
recapturados (la infame Orden Sagan); entre ellos estaba Bushell.
En última instancia, solo tres prisioneros consumaron la huida,
otros 15 fueron reenviados al Stalag y ocho menos afortunados
que estos acabaron en el campo de concentración de Sachsenhausen.
No consta que ninguno de los fugados tratara de atravesar
la frontera suiza saltando acrobáticamente en motocicleta,
ni menos aún que volviera, irreductible, a la neverrra.
Jack Harrison, a la derecha, con algunos compañeros
de evasión.
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Para recordar a todos sus camaradas que cayeron
allí y celebrar el 65º aniversario de la célebre fuga, que
se produjo en la noche del 24 al 25 de marzo de 1944, los
supervivientes y antiguos miembros del Ejército aliado se
acercaron en 2009 al campo de concentración, que por aquel
entonces, era territorio alemán. La suya fue la única victoria
para la libertad conseguida por prisioneros de guerra, además
de la más popular, pues para ello tuvieron que cavar un túnel
de 348 pies (más de 106 metros), conocido como "Harry".
De los 76 soldados aliados que intentaron escapar
a través del túnel, 50 fueron tiroteados por la espalda al
ser descubiertos, mientras que otros 23 fueron capturados
de nuevo. Sólo tres de ellos consiguieron huir y regresar
a Gran Bretaña, dos noruegos y un holandés. La historia llegó
a Hollywood.
La historia se hizo tan popular, que Hollywood
pronto quiso inmortalizarla y en 1963 el cineasta John Sturges
la llevó a la gran pantalla. 'The Great Escape' ('La Gran
Evasión') esta basada en la novela de Paul Brickhill, un antiguo
prisionero que vivió preso en el campo nazi, junto con su
amigo George Harsh, y que escribió la historia basándose en
sus vivencias. Uno de los veteranos que no ha querido perderse
la cita es John Morrison, un antiguo sargento de la RAF (Real
Fuerza Aérea Británica), oriundo de Aberdeen. Fue capturado
en Noruega cuando luchaba contra los alemanes en la batalla
de Tirpitz, y pasó más de un año encerrado en el campo de
"Stalag Luft III". "Regresar ha resultado muy emotivo, es
la primera vez que vuelvo desde la guerra", afirmó en declaraciones
a la prensa polaca el hombre, de 87 años, que ahora vive cerca
de Darlington, en County Durham. Otro de los que se atrevió
a reencontrarse con sus memorias es Frank Stone, llegado directamente
desde Derbyshire. A sus 86 años, Stone recordó cómo
ayudó a cavar el túnel justo enfrente de los soldados alemanes,
aunque él no participó después del intento de fuga.
Recreación en la zona.
The Great Escape (en España, La gran evasión;
en Hispanoamérica, El gran escape) es una película bélica
estadounidense de 1963 producida y dirigida por John Sturges,
y protagonizada por Steve McQueen, James Garner, Charles Bronson,
Richard Attenborough y otros grandes actores. Basada en los
hechos sucedidos en el campo de prisioneros de guerra de Stalag
Luft III, situado en las cercanías de la ciudad de Sagan (hoy
Zagan, Polonia). Es una adaptación del libro homónimo escrito
por Paul Brickhill y fue rodada en Füssen (Alemania).
Los alemanes, cansados de los intentos de fugas
de los aviadores británicos y estadounidenses, deciden agrupar
a los más peligrosos en un solo lugar: Stalag Luft III, un
campo de prisioneros de guerra de máxima seguridad, con guardianes
expertos y del que su comandante, el coronel von Luger (Hannes
Messemer), dice que es imposible fugarse. La Gestapo traslada
al campo al prisionero más peligroso de todos, apodado "Gran
X", el comandante de la Real Fuerza Aérea británica Roger
Bushell (Richard Attenborough), un hombre que por su inteligencia
y sus muchos intentos de fuga es vigilado de cerca. Entre
la mayoría de los presos están los miembros de la organización
X, una organización de presos que ya ha realizado diferentes
intentos de fuga por medio de túneles. La organización X está
dirigida por el "Gran X", Roger Bushell. El jefe tiene un
ambicioso plan, el de conseguir la evasión de doscientos cincuenta
prisioneros por medio de tres túneles.
El primer intento de escape fracasa, y sus dos
organizadores, el capitán de la USAAF Virgil Hilts (Steve
McQueen) y el oficial de vuelo de la RAF Archibald Ives (Angus
Lennie) son encerrados en "la nevera", una celda especial
de aislamiento y castigo, en la prisión del campo, durante
un tiempo. Cuando los tres estadounidenses del campo (Hendley,
Hilts y Goff) están celebrando el Día de la Independencia
de los Estados Unidos junto con los demás prisioneros (la
mayoría británicos), los guardias descubren el primer túnel.
Ives, muy deprimido, intenta un desesperado intento de escapar
escalando las alambradas delante de las torretas de los guardias.
Hilts lo ve y corre para detenerlo, pero llega demasiado tarde
y los guardias matan a Ives. Los miembros de la organización
X trabajan organizados para excavar, confeccionar ropa de
civil, falsificar documentos, vigilar las entradas de los
barracones en los que están trabajando, conseguir materiales
de contrabando, etcétera.
Steve McQueen en "la nevera".
El ruido que hacen los trabajadores se oculta
con un coro de voces que canta en voz alta. La tierra del
túnel la esconden en los bolsillos de los pantalones y la
arrojan disimuladamente en distintas partes del campo, pues
los alemanes medían el despeje bajo las barracas. El teniente
de vuelo de la USAAF Hendley (James Garner), "el proveedor",
encuentra ingeniosas formas de proveer a todos de lo que necesitan,
desde una cámara fotográfica hasta documentos de identidad,
chantajeando a uno de los vigilantes alemanes, Werner (Robert
Graf). El australiano Louis Sedgwick (James Coburn), "el fabricante",
confecciona muchas herramientas para la evasión, como las
bombas de aire para el interior de los túneles. Danny Velinski
(Charles Bronson), "rey de los túneles", se encarga de excavar,
a pesar de sufrir de claustrofobia.
Las falsificaciones son encargadas a Colin Blythe
(Donald Pleasence). Antes de escapar, a causa de sufrir miopía
progresiva, este último se queda prácticamente ciego incluso
a cortas distancias. Hendley decide convertirse en lazarillo
de su amigo cuando escapan. El capitán de la USAAF Virgil
Hilts, "el rey de la nevera", se escapa continuamente; el
Gran X decide utilizarlo para confeccionar mapas fiables del
exterior persuadiéndolo a que se deje atrapar al cabo de unos
días a cambio de un lugar destacado en el turno de fuga. De
modo que consigue información sobre el pueblo, la estación
de trenes más próxima y sus horarios. Hay un tono gracioso
en esto: cada vez que envían a Hilts a "la nevera", alguien
le arroja una pelota y un guante de béisbol, con los que se
entretiene peloteando contra la pared mientras está encerrado.
Los prisioneros trabajan con tres túneles ("Tom",
"Dick" y "Harry") simultáneamente. Después de que el primer
túnel es descubierto accidentalmente por un guardia, el Gran
X Roger Bushell decide abandonar el segundo para dedicar todos
los esfuerzos al tercero. Completan la última parte en la
noche prevista, pero, por un error de cálculo, descubren que
aún faltan seis metros hasta los árboles que los cubrirían
de toda la vigilancia, distancia que tendrán que recorrer
arriesgando sus vidas, pero de noche. Estudiando los periódicos
"barridos" de los guardias y sus reflectores, setenta y seis
prisioneros consiguen escapar antes de que los guardias descubran
el túnel. Después de varios intentos de llegar a Suiza, Suecia
y España, la mayoría de los prisioneros son capturados o asesinados:
Hendley y Blythe toman un tren y deben saltar en marcha tras
advertir que un agente de la Gestapo está revisando los vagones.
Más tarde, roban un avión, intentando llegar a la frontera
suiza, pero la máquina se estropea y deben hacer un aterrizaje
forzoso poco antes de alcanzar las montañas. Los soldados
alemanes llegan a la zona disparando, matan a Blythe y capturan
a Hendley. A Cavendish (Nigel Stock) lo recoge un camión que
lo lleva a una prisión, donde se encuentra con otro miembro
de la organización X, Haynes. Bartlett y Mac (Gordon Jackson)
son reconocidos en la estación de trenes por un agente de
la Gestapo, pero otro miembro de la organización que estaba
allí, Eric Ashley-Pitt (David McCallum) se sacrifica, matando
al agente y acaparando toda la atención, siendo asesinado
por los soldados.
Monumento conmemorativo en la actual Zagan.
Bartlett y Mac intentan subir a un autobús en
el pueblo, pero un agente de la Gestapo engaña a Mac con el
truco de revelar la identidad que él siempre le decía a Haynes
que no cayese: el agente se despide diciendo en inglés Good
Luck! y Mac le responde espontáneamente Thank you!. Los dos
corren, pero capturan a Mac en un momento. Roger Bartlett
escapa por los tejados. Sin embargo, es reconocido más tarde
por otro agente y es capturado. Por su lado, Hilts roba una
motocicleta de la Wehrmacht, pero es reconocido en un pueblo
y, tras una espectacular persecución en moto que culmina entre
las alambradas de la frontera, quizás la mejor escena de acción
del filme, es capturado en la frontera de Suiza.
Solo tres se escapan. Danny Velinski y Willy
Dickes (los reyes del túnel) roban un bote y navegan por un
río hasta la costa del Mar Báltico, donde encuentran un barco
mercante sueco que los recoge. Louis Sedgewick se esconde
en un tren de mercancías y llega a Francia. Allí se encuentra
en una cafetería con miembros de la Resistencia francesa que
disparan a unos oficiales alemanes que estaban allí. Luego,
los miembros ayudan a Sedgewick a llegar a España cruzando
los Pirineos. De los otros restantes, 48 de los capturados,
incluyendo a Bartlett, Mac, Cavendish y Haynes, son fusilados
en una pradera después de un viaje en camión por el procedimiento
de ejecución extrajudicial conocido como paseo o ley de fugas.
Esto hace un total de 50 muertos (incluyendo a Ashley-Pitt
y Blythe). Hendley y Sorren y un pequeño grupo vuelven al
campo. El oficial británico Ramsey (James Donald), quien había
sido un enlace entre los prisioneros y los guardias, recibe
la noticia de von Luger sobre la muerte de los 50 prisioneros.
El coronel ha sido relevado del cargo por permitir que se
escaparan tantos prisioneros y espera su castigo. Hilts también
vuelve al campo y a "la nevera". Allí, se repite la graciosa
escena de su guante de béisbol y su pelota. El guardia se
gira para oír el familiar sonido de la pelota rebotando contra
la pared y sale de la prisión. La historia acaba con esa escena
y con un cartel que dice ...
Esta película está dedicada a los 50.
La gran evasión es una de las grandes favoritas
del cine, una de las películas más legendarias jamás realizadas.
Tres horas que pasan en un auténtico suspiro y eso que a su
director, el clásico de Hollywood, John Sturges, le costó
más de ocho años convencer a un estudio realizarla.
Sturges con gafas y parte del elenco.
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Behind the scenes 4.
Si no hubiese sido por su éxito con Los siete
magníficos probablemente nunca hubiese conseguido llevarla
a cabo. Al espectacular elenco, hay que sumar un nombre imprescindible.
Elmer Bernstein. de la misma manera en que ya lo hizo en su
anterior colaboración con el director en Los siete magníficos,
se superó a sí mismo y escribió la partitura definitiva del
género, una posición que ambas bandas sonoras han mantenido
desde entonces, ya el tema principal que se escucha directamente
en los créditos que dan comienzo a la película ofrecen una
melodía ya grabada en la conciencia colectiva, incapaz de
reprimir las ganas de ponerse a silbarla. El estilo inconfundible
de Bernstein regala crecientes emociones, un clásico suspense
y un final conmovedor.
Elmer Bernstein fue un compositor estadounidense
de música de cine. Compuso la banda sonora de películas tan
famosas como Los siete magníficos, Los diez mandamientos,
La Gran Evasión, Matar a un ruiseñor, Los cazafantasmas, Los
timadores, El Cabo del Miedo o ¡Aterriza como puedas!
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En el guión original el protagonista -interpretado
por Steve McQueen en el papel de Virgil Hilts- intentaba escapar
a Suiza saltando al techo de un tren pero fue el propio McQueen
quien pidió que se cambiara la escena y el ferrocarril fuera
sustituido por una moto. McQueen explicaba, años más tarde,
que era su manera de mostrar al mundo que la moto es libertad.
-A pesar de que -como es sabido- McQueen era un excelente
piloto, no realizó el acrobático salto final ya que la productora
no se lo permitió tras una intentona de la que pudo salir
muy malparado. El icónico salto fue ejecutado por el también
piloto y mejor amigo de salidas moteras del actor, Bud Etkins.
McQueen, sin embargo, no se resistió a no estar en la escena;
es uno de los soldados alemanes que persiguen al fugado. El
otro soldado alemán era Tim Gibbes, el campeón de Australia
de motocross.
James Coburn, James Garner, Steve Mcqueen, y
John Sturges.
McQueen logró que Etkins cobrara 100 dólares
por salto, la cual era una cantidad muy elevada en comparación
con lo que se le pagaba a un “stuntman” en la época. Además,
para que su compañero de correrías se llevara algo más de
dinero, McQueen se equivocaba a posta de modo que hubiera
que repetir varias tomas. La moto elegida fue una Triumph
TT 650 Special modificada y pintada en el gris-verde de camuflaje
de la Werhmacht. McQueen quería utilizar una BMW o una Zundapp
militar original pero desistió al darse cuenta de que no tenían
apenas suspensión y no hubieran aguantado el castigo. La TT
650 empleada en el rodaje, por cierto, se exhibe en el museo
Triumph de Hinckley.
La escena se rodó en una pradera de Fussen,
en Baviera. Para impulsar la carrera de Etkins se construyó
una rampa de 3 metros de altura. El especialista logró el
salto ya en la primera intentona y se pactó con el equipo
de efectos especiales y producción que el salto de efectuaría
a 80 km/h. Pero el día de la toma definitiva y sin decir nada
a nadie, Atkins y McQueen decidieron que era poca velocidad
para emular a alguien que intenta escapar y el piloto saltó
a 100 km/h, alcanzando los 3,5 metros de altura y los 12 de
distancia.
La Gran Evasión: Steve McQueen nos vendió la
moto.
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La Gran Evasión es uno de los episodios más
célebres de la Segunda Guerra Mundial. Transcurridos 60 años
del suceso, ha llegado el momento de rendir homenaje al ingenio
de los hombres que hicieron posible esta audaz fuga. La Gran
Evasión cuenta la historia de los oficiales que lograron atravesar
la alambrada de espino y eludir las torres de vigilancia del
Stalag Luft III, el modélico y supuestamente impenetrable
campo de prisioneros que Göring ordenó construir. Algunos
de ellos protagonizaron otros osados intentos de fuga, como
el célebre episodio del «Caballo de Madera», que inspiró también
un clásico del cine, o la poco conocida evasión de Sachsenhausen
orquestada por cinco supervivientes de la Gran Evasión que,
por orden personal de Hitler, fueron encerrados en el famoso
campo de concentración para que murieran allí.
Roger Bushell (derecha) con el comandante de
ala Robert Stanford Tuck.
También se revela el importante papel que desempeñó
el Stalag Luft III en las operaciones de inteligencia aliadas
dentro de la Europa ocupada: los prisioneros extendieron una
intrincada red de espionaje a través de la cual proporcionaron
a Londres y Washington detalles del despliegue militar y del
nivel de las operaciones enemigas y transmitieron información
sobre la efectividad de los ataques aéreos. El autor no olvida
la vertiente trágica del heroico episodio: cincuenta de los
participantes en la Gran Evasión fueron asesinados por la
Gestapo. Analiza sus muertes y la investigación llevada a
cabo después de la guerra para llevar ante la justicia a los
asesinos.
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Noche del 24 de marzo de 1944 en el campo de
prisioneros Stalag Luft III, situado en la ciudad de Zagan,
en la actual Polonia. En este campo, construido a prueba de
fugas, solo podían ser internados prisioneros de guerra, pero
no civiles. Ese día, hace ya 77 años, 76 aviadores aliados
que se encontraban presos allí organizaron una de las fugas
más sonadas de la historia, una fuga que en 1963 inspiraría
a Hollywood una de las películas bélicas más famosas de todos
los tiempos: La gran evasión (basada en el libro homónimo
del escritor australiano Paul Brickhill, de 1944). Pero veamos
la historia real.
Los campos de prisioneros como Stalag Luft III
estaban destinados a oficiales y suboficiales de las fuerzas
aéreas enemigas. La vigilancia de estos campos estaba a cargo
de la Luftwaffe (las fuerzas aéreas alemanas) y no de la Gestapo
o las SS. Esto comportaba que las medidas de seguridad eran
extremas y que el trato recibido por los presos no era el
mismo que el que recibían los internos en los campos de exterminio
y de concentración alemanes. Otro aspecto que marcaba la diferencia
eran las instalaciones. Las "comodidades" y las raciones de
comida, que eran suministradas por la Cruz Roja, eran mucho
mejores en los campos dirigidos por la Luftwaffe que en otros
presidios, y gracias a ello los militares lograban mantener
unas condiciones físicas mejores.
La Luftwaffe (pronunciado /'l?ftvaf?/ ( escuchar),
literalmente «Arma Aérea» en alemán) era la fuerza aérea integrante
de la Wehrmacht (fuerzas armadas) de Alemania en la época
nazi. Creada en 1924, reorganizada tras la llegada de los
nazis al poder y oficialmente desvelada en 1935 en clara violación
del tratado de Versalles, su propósito era apoyar la «guerra
relámpago» (Blitzkrieg) de Adolf Hitler a través de Europa.
Los aviones que iban a servir en la Luftwaffe alemana eran
de una nueva era y técnicamente superiores a la mayoría de
las aeronaves de otras naciones en los años 1930. Modelos
como el Junkers Ju 87 Stuka y el Messerschmitt Bf 109 pasaron
a simbolizar el poder aéreo alemán. Probada en combate en
la guerra civil española, en donde sus pilotos adquirieron
una gran experiencia y destreza, la Luftwaffe fue una de las
fuerzas aéreas más poderosas, doctrinalmente avanzadas y más
experimentadas en combate del mundo al inicio de la Segunda
Guerra Mundial en 1939.
A pesar de las relativas "comodidades" de las
que disfrutaban los prisioneros, estos oficiales de aviación
eran militares poco acostumbrados a pasar largos períodos
de tiempo encerrados en espacios reducidos, y los intentos
de fuga se sucedían constantemente. Por ese motivo, y para
evitar cualquier tentación de fuga, el campo había sido concebido
de manera que resultase prácticamente imposible escapar de
él. Las instalaciones contaban con sismógrafos para detectar
cualquier tipo de movimiento, los barracones se elevaron cinco
centímetros y el lugar estaba rodeado por kilómetros de alambrada
y torres de vigilancia. Asimismo, el campo contaba con los
servicios de un grupo de soldados llamados "hurones", cuya
tarea era llevar a cabo inspecciones aleatorias y sin previo
aviso en los barracones de los presos con el objetivo de frustrar
cualquier tentativa de evasión.
El líder de escuadrón Roger Joyce Bushell fue
un aviador militar británico nacido en Sudáfrica. Él planeó
el "Gran Escape" del Stalag Luft III en 1944, pero fue uno
de los 50 fugitivos que fueron recapturados y posteriormente
asesinados por la Gestapo.
El cerebro de la operación fue un oficial de
la Royal Air Force de origen sudafricano conocido como "El
gran X", llamado Roger Bushell (interpretado en la película
por el actor británico Richard Attenborough). Al mando de
un "comité de fugas", Bushell pretendía organizar la huida
de nada menos que doscientos prisioneros, los cuales deberían
ir perfectamente documentados y disfrazados para evitar ser
descubiertos. El plan consistía en excavar tres túneles a
los que pusieron los curiosos nombres de Tom, Dick y Harry.
Pero para evitar que los alemanes (que ya habían impedido
otras fugas en el pasado) sospecharan que se estaba planeando
una huida multitudinaria, los prisioneros idearon diversos
planes de evasión, algunos individuales y otros formados por
grupos reducidos, para despistar.
Mientras excavaban el túnel llamado Tom, los
hombres se dieron cuenta de que la distancia entre los barracones
y el bosque era demasiado amplia (lo que podría hacer que
fueran vistos por los guardias), por lo que decidieron excavar
cerca de la alambrada para acortar los metros que tendrían
que recorrer. Para ello, y para disimular ante los guaridas
alemanes, fabricaron un plinto de gimnasia que estaba hueco
en su interior y dentro escondieron a tres de los presos que
iban a fugarse para que cada día se dedicaran a excavar algunos
metros del túnel que los llevaría hacia la libertad mientras
el resto de sus compañeros hacía gimnasia a su alrededor.
Una vez acabada la jornada, se tapaba el agujero y se trasladaba
el plinto y con sus tres ocupantes de nuevo a los barracones.
Sorprendentemente, el sistema funcionó y tres prisioneros,
Eric Williams, Michael Codner y Oliver Philpot, consiguieron
huir del campo y llegar a Gran Bretaña sin mayores contratiempos.
Recreación en la película.
Pero a pesar de todas las precauciones tomadas,
al final el túnel fue descubierto y el "comité" decidió abandonar
la construcción de Tom y Dick para centrarse solo en excavar
el último de los túneles, el llamado Harry. La complejidad
del plan de fuga trazado era muy grande, y más en las condiciones
con las que aquellos hombres tuvieron que lidiar: la propia
construcción del túnel, el problema de hacer desaparecer la
arena, el mantenimiento de los sistemas de ventilación y la
regeneración del oxígeno, la instalación de la iluminación,
la complicada logística que implicaba la falsificación de
documentos, hacerse con la ropa necesaria para la fuga de
doscientos prisioneros y, lo más importante de todo: no ser
descubiertos.
El día de la fuga no fue escogido al azar. El
24 de marzo de 1944 era un viernes, y los hombres querían
aprovechar el hecho de que los trenes que paraban en la cercana
estación de Zagan irían repletos de soldados y de trabajadores
extranjeros de permiso para mezclarse entre la multitud y
huir con más facilidad. Pero por desgracia la huida empezó
con mal pie. La trampilla que conducía hasta Harry se había
bloqueado debido al frío. Así, el primer grupo tuvo que retrasar
la salida más de una hora hasta solucionar el problema. Pero
eso no fue lo único que paso. Los cálculos que se habían hecho
para llegar hasta el bosque y desde allí a la estación de
tren eran erróneos: faltaban seis metros, por lo que el tramo
final lo iban a tener que hacer en grupos de cinco para evitar
ser vistos. Por lo que parecía, todo se estaba complicando,
así que la operación tuvo que abortarse a medias y la mayoría
de los presos se vieron obligados a regresar a sus barracones.
Al final, tan solo fueron 76 los que lograron fugarse antes
de ser descubiertos.
Zagan es una ciudad en el suroeste de Polonia,
cerca de la frontera con Alemania. Está situada junto al río
Bóbr, en la región de Silesia.
En realidad, la fuga fue un fracaso. Tras varios
intentos de huir a Suiza, Suecia y España, la mayoría de los
hombres que lograron fugarse fueron atrapados. Algunos fueron
asesinados en la estación de tren o justo en el momento de
subir a un autobús. Uno de ellos cayó en un viejo truco usado
por un agente de la Gestapo que consistía en poner en evidencia
a los fugados para que revelaran su verdadera identidad: el
agente se despidió diciendo en inglés "Good Luck!" y uno de
los soldados, sin darse cuenta, le respondió de manera espontánea
con un "Thank you!".
La película, por supuesto, presenta algunas
licencias para hacerla más emocionante para el espectador,
y muestra escenas que no ocurrieron en realidad. De ellas,
quizás una de las más espectaculares es el momento en el que
Virgil Hilts (personaje interpretado por Steve Mcqueen y basado
en en el piloto Bill Ash) es perseguido mientras huye montado
en una motocicleta de la Wehrmacht y al final es capturado
en la frontera con Suiza. De hecho, tras la fuga real, tan
solo tres de los 76 hombres que lograron escapar pudieron
salvarse: Bram Van Der Stok, Per Bergsland y Jens Müller.
Los que no murieron en el intento fueron arrestados y fusilados
por orden de Adolf Hitler para que sirvieran de escarmiento
frente a futuros intentos de evasión.
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Esta película tenía un reparto de lujo y una
fantástica banda sonora compuesta por Elmer Bernstein. Aunque
los hechos que muestra difieren en ciertos puntos con los
reales (y añadió cosas que no sucedieron, como las fugas en
moto y en avión), hay ciertos detalles históricos muy llamativos
en torno a la película, que seguramente han sido ignorados
durante muchos años por muchos de los que la han visto. A
continuación vamos a repasar algunos de esos detalles, que
sin duda animan a valorar aún más esa gran obra cinematográfica.
Una cosa poco frecuente a la hora de hacer una
película sobre prisioneros de guerra es que uno de ellos lo
hubiese sido de verdad. Fue el caso del actor inglés Donald
Pleasence, que hace de falsificador que va perdiendo la vista.
Su historia es muy curiosa. Fue educado en una familia cristiana
metodista y al comenzar la guerra se registró como objetor
de conciencia para rechazar al alistamiento. Cambió de opinión
en 1940, tras la brutal campaña de bombardeos alemanes contra
el Reino Unido, el famoso "Blitz". Entonces Pleasence se alistó
como voluntario en la RAF (la Real Fuerza Aérea británica),
sirviendo en el 166º Escuadrón del Mando de Bombarderos, participando
en casi sesenta incursiones (una cifra altísima: en los bombarderos
estadounidenses, consideraban una gran suerte llegar vivo
a la 25ª misión). El 31 de agosto de 1944, su bombardero Avro
Lancaster fue derribado sobre Agenville, en el norte de Francia.
Él saltó en paracaídas y fue capturado por los alemanes, siendo
enviado al campo de prisioneros Stalag Luft I, en el nordeste
de Alemania (el campo de la película era el Stalag Luft III
y estaba situado en el oeste de la Polonia actual). Pleasence
ya había iniciado su carrera como actor poco antes del estallido
de la guerra, así que durante su cautiverio se dedicó a organizar
y actuar en obras de teatro para entretener a sus compañeros.
Pleasence no fue el único exprisionero de guerra
del reparto. En la película, el actor alemán Hannes Messemer
dio vida al Coronel Von Luger, el comandante del campo de
prisioneros de la Luftwaffe. En la vida real, Messemer luchó
en el frente ruso, siendo capturado por los soviéticos y logrando
escapar tras la guerra, regresando a pie a su hogar. Cuando
se rodó la película tenía 39 años, pero el auténtico comandante
del campo, Friedrich Wilhelm von Lindeiner-Wildau, era un
veterano de la Primera Guerra Mundial y tenía 61 años cuando
se le dio el mando del Stalag Luft III. Von Lindeiner-Wildau
no tenía simpatías por los nazis, se ganó el respeto de los
prisioneros por el buen trato que les dispensó, y tras la
guerra contribuyó a construir un monumento a los 50 prisioneros
asesinados.
Otro actor de "La gran evasión" que conoció
el cautiverio durante la guerra fue el alemán Til Kiwe, que
hace el papel de Frick, el centinela alemán que descubre la
fuga. Su nombre real era Jan Heinrich Tilman Kiwe. En la vida
real, Kiwe empezó sus estudios como actor antes de la Segunda
Guerra Mundial. Tras el inicio de la contienda, luchó con
la Wehrmatch en el norte de África, alcanzando el rango de
capitán y recibiendo la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro
el 18 de mayo de 1943. En su caso, fue capturado por los americanos
y enviado a un campo de prisioneros Arizona. Aunque estaba
muy lejos de su país y en medio de un desierto, hizo lo mismo
que los prisioneros aliados de la película: protagonizó 17
intentos de fuga, con el propósito de llegar a California
y, una vez allí, volver a la zona de guerra. Tras la contienda,
empezó su carrera como actor en 1946.
Richard Attenborough hizo el papel de oficial
británico conocido como el Gran X, el jefe de la organización
de prisionero aliados dedicada a organizar fugas. En la vida
real, al estallar la guerra Attenborough tenía 16 años. Su
familia acogió a dos niñas judías alemanas, Helga e Irene
Bejach, de 9 y 11 años, respectivamente. Ambas fueron adoptadas
por los Attenborough al final de la guerra, cuando descubrieron
que sus padres habían sido asesinados por los nazis. Como
Pleasence, Attenborough se alistó en la RAF durante la guerra
y también voló en bombarderos, llegando al rango de sargento,
pero en su caso formando parte de la Unidad de Producción
de Cine de la RAF, filmando con su cámara varias incursiones
británicas desde la peligrosa posición del artillero de cola.
Entre los miembros alemanes del reparto también
estaba Hans Reiser, que hace el papel de un oficial de la
Gestapo. Al comienzo de la película amenaza a Bartlett en
caso de que le vuelvan a capturar. En la vida real, comenzó
su carrera profesional como actor de teatro en 1936, apareciendo
en la película alemana "Die See ruft" (1941). En la Segunda
Guerra Mundial sirvió como soldado y fue capturado por los
americanos. Tras su cautiverio, retomó su carrera cinematográfica,
participando en decenas de películas hasta su muerte en 1992.
Una de las estrellas del reparto de "La gran
evasión" fue el actor estadounidense de origen lituano Charles
Bronson. Criado en una familia católica de origen tártaro,
en la película hace el papel de un aviador polaco que había
logrado llegar hasta el Reino Unido para alistarse en la RAF,
algo muy frecuente durante la guerra (de hecho, llegaron a
formarse 16 escuadrones polacos en la Real Fuerza Aérea, y
uno de ellos, el 303º Escuadrón, fue el que más victorias
registró durante la Batalla de Inglaterra). En la película,
Bronson hace de cavador de túneles y tiene claustrofobia.
El caso es que la tenía en realidad, tras haber trabajado
en una mina de carbón. Aunque en la película es uno de los
tres prisioneros que completan su fuga (junto a uno británico
y uno australiano), en realidad los tres prisioneros que lograron
huir fueron dos noruegos y un neerlandés.
Uno de los actores alemanes que participaron
en la película fue Robert Graf. Hace el papel de un soldado
de la Luftwaffe al que le quitan su documentación. Uno de
sus diálogos incluye una referencia al miedo que tenían los
alemanes a ser enviados al frente ruso a modo de castigo.
Él sabía de lo que hablaba: en la vida real, con sólo 18 años
fue llamado a filas por la Wehrmacht y enviado a Rusia, siendo
herido en 1944. Irónicamente, ese hecho le abrió el camino
que le llevaría a participar en "La gran evasión": destinado
a Múnich a una fábrica de armamento, allí empezó sus estudios
de teatro, iniciando su carrera profesional como actor en
1946. No llegó a capitalizar la gran fama que le dio esta
película: murió de cáncer el 4 de febrero de 1966. Dicho sea
de paso, su papel en la película ocultó un hecho histórico:
los prisioneros consiguieron documentación alemana gracias
a centinelas de la Luftwaffe que odiaban a los nazis, además
de gracias a la ayuda de civiles alemanes desde el exterior.
Otro actor famoso de "La gran evasión" es el
estadounidense James Garner, que en la película hace el papel
del Teniente Bob Hendley, alias "El Gorrón", un voluntario
norteamericano de la RAF experto en conseguir todo tipo de
cosas. En la vida real, la Segunda Guerra Mundial le pilló
siendo muy joven: tenía sólo 13 años cuando los japoneses
atacaron Pearl Harbor. A pesar de ello, a los 16 años de edad
se alistó en la Marina Mercante, sirviendo en ella en los
últimos meses de la contienda. No fue la última vez que sirvió
a su país: luchó en la Guerra de Corea, sirviendo en las filas
de la 24ª División de Infantería, siendo herido dos veces
en combate, por lo que recibió dos Corazones Púrpura.
Entre los veteranos combatientes del reparto
de esta película merece una mención el actor británico Nigel
Stock, nacido en Malta, hijo de un capitán del Ejército Británico,
y que pasó buena parte de su infancia en la India, empezando
sus estudios en la Real Academia de Arte Dramático de Londres
antes de la guerra. Durante la contienda combatió en las filas
del Regimiento Assam del Ejército Británico en Birmania, China
y la India, siendo licenciado con honores al final de la guerra
tras haber alcanzado el rango de mayor. En la película hace
el papel del oficial británico de la RAF que dirige los coros
de distracción.
Cabría añadir que a diferencia de lo que se
ve en la película, los prisioneros fugados no mataron a ningún
alemán durante la fuga. Es de suponer que sabían que, en caso
de captura, eso aumentaba las posibilidades de ser ejecutados.
Jens Müller y Per Bergsland, los dos noruegos que lograron
huir a bordo de un barco sueco, como se ve en la película,
llegaron a Gotemburgo, presentándose en el Consulado británico
y regresando desde allí al Reino Unido. El neerlandés Bram
van der Stok logró llegar a España con la ayuda de la Resistencia
Francesa. junto con dos pilotos americanos, dos británicos,
un francés y un ruso. Tras llegar a Lérida, logró presentarse
en el Consulado británico en España, siendo enviado a Gibraltar
y desde allí al Reino Unido donde se unió de nuevo a la RAF,
volando un caza Spitfire y llegando derribar con él siete
bombas volantes V-1. En cuando a los 50 prisioneros asesinados,
sólo la quinta parte fueron ametrallados como se ve en la
película. Los demás fueron asesinados uno a uno por la Gestapo.
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Stammlager (abreviado, Stalag) fue en el III
Reich la denominación de un campo para prisioneros de guerra
en la Segunda Guerra Mundial. La denominación exacta era Mannschaftsstamm
und -straflager. En los Stalags podían ser internados, de
acuerdo con la Convención de Ginebra de 1929, solo prisioneros
de guerra, nunca civiles. Al principio los Stalag estaban
previstos como campos para tropa y suboficiales. En el curso
de la guerra y con el aumento del número de prisioneros entraron
en ellos también oficiales, que anteriormente y de acuerdo
con la Convención de La Haya eran separados de su tropa, siendo
enviados a los llamados Oflags. Los Stalag y los campos de
concentración nazis son realidades muy distintas, aunque existen
puntos de contacto entre ellas. En cualquier caso, puede inducir
a confusión que el término Stammlager (en el sentido de campo
de procedencia) también se utilizó en ocasiones en relación
con los campos de concentración nazis. Se refiere en tal caso
a la unidad administrativa superior, de la cual pueden depender
varios campos anejos, en algunos casos muy alejados del principal.
Existe así una escala de subordinación dentro de los campos
dependientes de la Inspección de los campos de concentración,
que a veces se presta a equívocos.
Los Stalags sirvieron como centros de paso para
prisioneros de guerra cuando tales presos se utilizaban para
la economía de guerra, en Kommandos externos, minas y empresas
industriales de todo tipo. Los presos soviéticos llegaban
en trenes desde el Este y eran repartidos. Cuando pasaban
a resultar inaptos para el trabajo, debido a los malos tratos,
el exceso de trabajo, y el hambre, eran enviados de nuevo
al Stalag. Una parte era destinada a trabajos agrícolas, otra,
moría.
Maqueta del Stalag Luft III.
En el III Reich había un total de 17 Wehrkreise
(regiones militares) (WK). No existieron las denominadas WK
XIV a WK XVI ni tampoco la WK XIX, de modo que la cifra más
alta era WK XXI. La numeración de los campos usaba los números
romanos de la región militar. Por ejemplo, el STALAG III B
en Fürstenberg (Oder) era el segundo Stalag en la tercera
región militar (WK III). Los campos ubicados fuera del territorio
del Reich llevaban cifras arábigas.
Stalag Luft era una denominación abreviada para
Stammlager der Luftwaffe, Stalag de la Fuerza Aérea. Fue conocido
el Stalag Luft III, situado en un bosque en las cercanías
de la ciudad de Sagan (hoy la ciudad polaca de: Zagan) en
Baja Silesia, a unos 160 km al sudeste de Berlín. El Stalag
Luft III se fundó en abril de 1943. Fue unos de los seis campos
de prisioneros alemanes previstos especialmente para el creciente
número de soldados de las fuerzas aéreas enemigas. Allí se
encontraron hasta unos 10 000 oficiales y suboficiales. En
el Stalag (Luft) III tuvo lugar un espectacular intento de
evasión que más tarde inspiró una producción cinematográfica,
la cual lleva por título La gran evasión (The Great Escape):
el 24 de marzo de 1944 76 presos aliados huyeron a través
de Harry, un túnel de 110 m de largo y 10 m de profundidad.
Los últimos fugitivos fueron capturados de nuevo a la salida
del túnel y solo tres hombres consiguieron huir al final,
quedando presos los otros 73. Por orden de Hitler (es la llamada
Orden de Sagan), 50 de los capturados fueron fusilados. En
1947 un tribunal militar británico juzgó en Hamburgo a 18
de los participantes en la ejecución y el proceso terminó
con 14 penas de muerte, de las cuales 13 fueron ejecutadas.
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