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La gran evasión.
>>>> Séptimo arte

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A mediados de 2010 falleció Jack Harrison, el último de 'La gran evasión' real.

Entre las grandes aventuras de la II Guerra Mundial figura una de las fugas más sensacionales de la historia: la de los prisioneros aliados del campo para oficiales aviadores Stalag Luft III, el 24 de marzo de 1944, que inspiró la inolvidable película de John Sturges La gran evasión (1963), muy recordada por la celda de aislamiento llamada la nevera ("¡neverrra!"), cuyo principal y recurrente inquilino era un tozudo Steve McQueen. El 4 de junio de 2010 falleció, a los 97 años, en una residencia de veteranos de guerra cerca de Glasgow (Escocia), Jack Harrison, considerado el último superviviente de aquel masivo intento de fuga histórico que el filme recogió con notable verosimilitud y algunas licencias (entre los fugados no hubo ningún estadounidense). Harrison, piloto de bombardero de la RAF derribado en su primera misión contra barcos alemanes en el puerto holandés de Den Helder en noviembre de 1942, no escapó aquella emocionante noche del campo en Silesia, cerca de la ciudad de Sagan.

Tenía el número 98 en el ambicioso plan de fuga, que contemplaba la huida de ¡200 prisioneros! a través del túnel conocido como Harry, el único de los tres cavados que fue finalmente utilizado. Pero los alemanes descubrieron la fuga cuando salía del túnel el número 80 de la lista -al final escaparon 76 hombres- y Harrison (que fue la mano derecha del gran artífice de la escapada, el jefe de escuadrilla comandante Roger J. Bushell), que esperaba turno en el barracón 104, y los demás tuvieron que deshacerse a toda prisa de sus ropas y documentos falsos. Se iba a hacer pasar por electricista húngaro empleado por una empresa alemana.

La Real Fuerza Aérea (en inglés: Royal Air Force, abreviada como RAF) es la rama aérea de las Fuerzas Armadas británicas y la fuerza aérea independiente más antigua del mundo. Formada el 1 de abril de 1918 al fusionarse el Real Cuerpo Aéreo y el Real Servicio Aéreo Naval, la RAF ha tomado una parte importante en la historia militar británica desde entonces, jugando un importante papel en la Segunda Guerra Mundial y en conflictos más recientes.

El plan de huida no pudo completarse por una serie de problemas: el túnel quedó siete metros corto y no llegaba hasta el bosque que rodeaba el Stalag y debía servir de cobertura; varios fugados cargaron equipajes más voluminosos de lo acordado, lo que produjo atascos en el túnel; un ataque de la RAF en la zona complicó la operación, y uno de los centinelas germanos estuvo lo suficientemente alerta como para descubrir el pastel.

La gran escapada fue la gota que colmó la paciencia de los alemanes. El Stalag Luft III, pese a sus impresionantes medidas de seguridad, era un coladero. Hubo intentos de fuga desde su inauguración. Entre las más sonadas, la del grupo de prisioneros que fingieron dirigirse a una sesión de despiojamiento, custodiados por guardias que eran también aviadores disfrazados, y el de los tres tipos que escaparon cavando un túnel desde debajo del plinto de saltos de gimnasia en el que se escondían cada día.

A Harrison, que tras la liberación retomó su vida como profesor de latín y comenzó a correr el maratón a los 70 años (pensando a lo mejor en si tenía que volver a escaparse), el no marcharse aquel día de 1944 probablemente le salvó la vida. La célebre evasión, que volvió locos a los alemanes y les obligó a distraer soldados y recursos tan necesarios en el frente, acabó como el rosario de la aurora: un Hitler enfurecido mandó que fueran ejecutados 50 de los aviadores recapturados (la infame Orden Sagan); entre ellos estaba Bushell. En última instancia, solo tres prisioneros consumaron la huida, otros 15 fueron reenviados al Stalag y ocho menos afortunados que estos acabaron en el campo de concentración de Sachsenhausen. No consta que ninguno de los fugados tratara de atravesar la frontera suiza saltando acrobáticamente en motocicleta, ni menos aún que volviera, irreductible, a la neverrra.

Jack Harrison, a la derecha, con algunos compañeros de evasión.

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Para recordar a todos sus camaradas que cayeron allí y celebrar el 65º aniversario de la célebre fuga, que se produjo en la noche del 24 al 25 de marzo de 1944, los supervivientes y antiguos miembros del Ejército aliado se acercaron en 2009 al campo de concentración, que por aquel entonces, era territorio alemán. La suya fue la única victoria para la libertad conseguida por prisioneros de guerra, además de la más popular, pues para ello tuvieron que cavar un túnel de 348 pies (más de 106 metros), conocido como "Harry".

De los 76 soldados aliados que intentaron escapar a través del túnel, 50 fueron tiroteados por la espalda al ser descubiertos, mientras que otros 23 fueron capturados de nuevo. Sólo tres de ellos consiguieron huir y regresar a Gran Bretaña, dos noruegos y un holandés. La historia llegó a Hollywood.

La historia se hizo tan popular, que Hollywood pronto quiso inmortalizarla y en 1963 el cineasta John Sturges la llevó a la gran pantalla. 'The Great Escape' ('La Gran Evasión') esta basada en la novela de Paul Brickhill, un antiguo prisionero que vivió preso en el campo nazi, junto con su amigo George Harsh, y que escribió la historia basándose en sus vivencias. Uno de los veteranos que no ha querido perderse la cita es John Morrison, un antiguo sargento de la RAF (Real Fuerza Aérea Británica), oriundo de Aberdeen. Fue capturado en Noruega cuando luchaba contra los alemanes en la batalla de Tirpitz, y pasó más de un año encerrado en el campo de "Stalag Luft III". "Regresar ha resultado muy emotivo, es la primera vez que vuelvo desde la guerra", afirmó en declaraciones a la prensa polaca el hombre, de 87 años, que ahora vive cerca de Darlington, en County Durham. Otro de los que se atrevió a reencontrarse con sus memorias es Frank Stone, llegado directamente desde Derbyshire. A sus 86 años, Stone recordó cómo ayudó a cavar el túnel justo enfrente de los soldados alemanes, aunque él no participó después del intento de fuga.

Recreación en la zona.

The Great Escape (en España, La gran evasión; en Hispanoamérica, El gran escape) es una película bélica estadounidense de 1963 producida y dirigida por John Sturges, y protagonizada por Steve McQueen, James Garner, Charles Bronson, Richard Attenborough y otros grandes actores. Basada en los hechos sucedidos en el campo de prisioneros de guerra de Stalag Luft III, situado en las cercanías de la ciudad de Sagan (hoy Zagan, Polonia). Es una adaptación del libro homónimo escrito por Paul Brickhill y fue rodada en Füssen (Alemania).

Los alemanes, cansados de los intentos de fugas de los aviadores británicos y estadounidenses, deciden agrupar a los más peligrosos en un solo lugar: Stalag Luft III, un campo de prisioneros de guerra de máxima seguridad, con guardianes expertos y del que su comandante, el coronel von Luger (Hannes Messemer), dice que es imposible fugarse. La Gestapo traslada al campo al prisionero más peligroso de todos, apodado "Gran X", el comandante de la Real Fuerza Aérea británica Roger Bushell (Richard Attenborough), un hombre que por su inteligencia y sus muchos intentos de fuga es vigilado de cerca. Entre la mayoría de los presos están los miembros de la organización X, una organización de presos que ya ha realizado diferentes intentos de fuga por medio de túneles. La organización X está dirigida por el "Gran X", Roger Bushell. El jefe tiene un ambicioso plan, el de conseguir la evasión de doscientos cincuenta prisioneros por medio de tres túneles.

El primer intento de escape fracasa, y sus dos organizadores, el capitán de la USAAF Virgil Hilts (Steve McQueen) y el oficial de vuelo de la RAF Archibald Ives (Angus Lennie) son encerrados en "la nevera", una celda especial de aislamiento y castigo, en la prisión del campo, durante un tiempo. Cuando los tres estadounidenses del campo (Hendley, Hilts y Goff) están celebrando el Día de la Independencia de los Estados Unidos junto con los demás prisioneros (la mayoría británicos), los guardias descubren el primer túnel. Ives, muy deprimido, intenta un desesperado intento de escapar escalando las alambradas delante de las torretas de los guardias. Hilts lo ve y corre para detenerlo, pero llega demasiado tarde y los guardias matan a Ives. Los miembros de la organización X trabajan organizados para excavar, confeccionar ropa de civil, falsificar documentos, vigilar las entradas de los barracones en los que están trabajando, conseguir materiales de contrabando, etcétera.

Steve McQueen en "la nevera".

El ruido que hacen los trabajadores se oculta con un coro de voces que canta en voz alta. La tierra del túnel la esconden en los bolsillos de los pantalones y la arrojan disimuladamente en distintas partes del campo, pues los alemanes medían el despeje bajo las barracas. El teniente de vuelo de la USAAF Hendley (James Garner), "el proveedor", encuentra ingeniosas formas de proveer a todos de lo que necesitan, desde una cámara fotográfica hasta documentos de identidad, chantajeando a uno de los vigilantes alemanes, Werner (Robert Graf). El australiano Louis Sedgwick (James Coburn), "el fabricante", confecciona muchas herramientas para la evasión, como las bombas de aire para el interior de los túneles. Danny Velinski (Charles Bronson), "rey de los túneles", se encarga de excavar, a pesar de sufrir de claustrofobia.

Las falsificaciones son encargadas a Colin Blythe (Donald Pleasence). Antes de escapar, a causa de sufrir miopía progresiva, este último se queda prácticamente ciego incluso a cortas distancias. Hendley decide convertirse en lazarillo de su amigo cuando escapan. El capitán de la USAAF Virgil Hilts, "el rey de la nevera", se escapa continuamente; el Gran X decide utilizarlo para confeccionar mapas fiables del exterior persuadiéndolo a que se deje atrapar al cabo de unos días a cambio de un lugar destacado en el turno de fuga. De modo que consigue información sobre el pueblo, la estación de trenes más próxima y sus horarios. Hay un tono gracioso en esto: cada vez que envían a Hilts a "la nevera", alguien le arroja una pelota y un guante de béisbol, con los que se entretiene peloteando contra la pared mientras está encerrado.

Los prisioneros trabajan con tres túneles ("Tom", "Dick" y "Harry") simultáneamente. Después de que el primer túnel es descubierto accidentalmente por un guardia, el Gran X Roger Bushell decide abandonar el segundo para dedicar todos los esfuerzos al tercero. Completan la última parte en la noche prevista, pero, por un error de cálculo, descubren que aún faltan seis metros hasta los árboles que los cubrirían de toda la vigilancia, distancia que tendrán que recorrer arriesgando sus vidas, pero de noche. Estudiando los periódicos "barridos" de los guardias y sus reflectores, setenta y seis prisioneros consiguen escapar antes de que los guardias descubran el túnel. Después de varios intentos de llegar a Suiza, Suecia y España, la mayoría de los prisioneros son capturados o asesinados: Hendley y Blythe toman un tren y deben saltar en marcha tras advertir que un agente de la Gestapo está revisando los vagones. Más tarde, roban un avión, intentando llegar a la frontera suiza, pero la máquina se estropea y deben hacer un aterrizaje forzoso poco antes de alcanzar las montañas. Los soldados alemanes llegan a la zona disparando, matan a Blythe y capturan a Hendley. A Cavendish (Nigel Stock) lo recoge un camión que lo lleva a una prisión, donde se encuentra con otro miembro de la organización X, Haynes. Bartlett y Mac (Gordon Jackson) son reconocidos en la estación de trenes por un agente de la Gestapo, pero otro miembro de la organización que estaba allí, Eric Ashley-Pitt (David McCallum) se sacrifica, matando al agente y acaparando toda la atención, siendo asesinado por los soldados.

Monumento conmemorativo en la actual Zagan.

Bartlett y Mac intentan subir a un autobús en el pueblo, pero un agente de la Gestapo engaña a Mac con el truco de revelar la identidad que él siempre le decía a Haynes que no cayese: el agente se despide diciendo en inglés Good Luck! y Mac le responde espontáneamente Thank you!. Los dos corren, pero capturan a Mac en un momento. Roger Bartlett escapa por los tejados. Sin embargo, es reconocido más tarde por otro agente y es capturado. Por su lado, Hilts roba una motocicleta de la Wehrmacht, pero es reconocido en un pueblo y, tras una espectacular persecución en moto que culmina entre las alambradas de la frontera, quizás la mejor escena de acción del filme, es capturado en la frontera de Suiza.

Solo tres se escapan. Danny Velinski y Willy Dickes (los reyes del túnel) roban un bote y navegan por un río hasta la costa del Mar Báltico, donde encuentran un barco mercante sueco que los recoge. Louis Sedgewick se esconde en un tren de mercancías y llega a Francia. Allí se encuentra en una cafetería con miembros de la Resistencia francesa que disparan a unos oficiales alemanes que estaban allí. Luego, los miembros ayudan a Sedgewick a llegar a España cruzando los Pirineos. De los otros restantes, 48 de los capturados, incluyendo a Bartlett, Mac, Cavendish y Haynes, son fusilados en una pradera después de un viaje en camión por el procedimiento de ejecución extrajudicial conocido como paseo o ley de fugas. Esto hace un total de 50 muertos (incluyendo a Ashley-Pitt y Blythe). Hendley y Sorren y un pequeño grupo vuelven al campo. El oficial británico Ramsey (James Donald), quien había sido un enlace entre los prisioneros y los guardias, recibe la noticia de von Luger sobre la muerte de los 50 prisioneros. El coronel ha sido relevado del cargo por permitir que se escaparan tantos prisioneros y espera su castigo. Hilts también vuelve al campo y a "la nevera". Allí, se repite la graciosa escena de su guante de béisbol y su pelota. El guardia se gira para oír el familiar sonido de la pelota rebotando contra la pared y sale de la prisión. La historia acaba con esa escena y con un cartel que dice ...

Esta película está dedicada a los 50.

La gran evasión es una de las grandes favoritas del cine, una de las películas más legendarias jamás realizadas. Tres horas que pasan en un auténtico suspiro y eso que a su director, el clásico de Hollywood, John Sturges, le costó más de ocho años convencer a un estudio realizarla.

Sturges con gafas y parte del elenco.

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Si no hubiese sido por su éxito con Los siete magníficos probablemente nunca hubiese conseguido llevarla a cabo. Al espectacular elenco, hay que sumar un nombre imprescindible. Elmer Bernstein. de la misma manera en que ya lo hizo en su anterior colaboración con el director en Los siete magníficos, se superó a sí mismo y escribió la partitura definitiva del género, una posición que ambas bandas sonoras han mantenido desde entonces, ya el tema principal que se escucha directamente en los créditos que dan comienzo a la película ofrecen una melodía ya grabada en la conciencia colectiva, incapaz de reprimir las ganas de ponerse a silbarla. El estilo inconfundible de Bernstein regala crecientes emociones, un clásico suspense y un final conmovedor.

Elmer Bernstein fue un compositor estadounidense de música de cine. Compuso la banda sonora de películas tan famosas como Los siete magníficos, Los diez mandamientos, La Gran Evasión, Matar a un ruiseñor, Los cazafantasmas, Los timadores, El Cabo del Miedo o ¡Aterriza como puedas!

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En el guión original el protagonista -interpretado por Steve McQueen en el papel de Virgil Hilts- intentaba escapar a Suiza saltando al techo de un tren pero fue el propio McQueen quien pidió que se cambiara la escena y el ferrocarril fuera sustituido por una moto. McQueen explicaba, años más tarde, que era su manera de mostrar al mundo que la moto es libertad. -A pesar de que -como es sabido- McQueen era un excelente piloto, no realizó el acrobático salto final ya que la productora no se lo permitió tras una intentona de la que pudo salir muy malparado. El icónico salto fue ejecutado por el también piloto y mejor amigo de salidas moteras del actor, Bud Etkins. McQueen, sin embargo, no se resistió a no estar en la escena; es uno de los soldados alemanes que persiguen al fugado. El otro soldado alemán era Tim Gibbes, el campeón de Australia de motocross.

James Coburn, James Garner, Steve Mcqueen, y John Sturges.

McQueen logró que Etkins cobrara 100 dólares por salto, la cual era una cantidad muy elevada en comparación con lo que se le pagaba a un “stuntman” en la época. Además, para que su compañero de correrías se llevara algo más de dinero, McQueen se equivocaba a posta de modo que hubiera que repetir varias tomas. La moto elegida fue una Triumph TT 650 Special modificada y pintada en el gris-verde de camuflaje de la Werhmacht. McQueen quería utilizar una BMW o una Zundapp militar original pero desistió al darse cuenta de que no tenían apenas suspensión y no hubieran aguantado el castigo. La TT 650 empleada en el rodaje, por cierto, se exhibe en el museo Triumph de Hinckley.

La escena se rodó en una pradera de Fussen, en Baviera. Para impulsar la carrera de Etkins se construyó una rampa de 3 metros de altura. El especialista logró el salto ya en la primera intentona y se pactó con el equipo de efectos especiales y producción que el salto de efectuaría a 80 km/h. Pero el día de la toma definitiva y sin decir nada a nadie, Atkins y McQueen decidieron que era poca velocidad para emular a alguien que intenta escapar y el piloto saltó a 100 km/h, alcanzando los 3,5 metros de altura y los 12 de distancia.

La Gran Evasión: Steve McQueen nos vendió la moto.

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La Gran Evasión es uno de los episodios más célebres de la Segunda Guerra Mundial. Transcurridos 60 años del suceso, ha llegado el momento de rendir homenaje al ingenio de los hombres que hicieron posible esta audaz fuga. La Gran Evasión cuenta la historia de los oficiales que lograron atravesar la alambrada de espino y eludir las torres de vigilancia del Stalag Luft III, el modélico y supuestamente impenetrable campo de prisioneros que Göring ordenó construir. Algunos de ellos protagonizaron otros osados intentos de fuga, como el célebre episodio del «Caballo de Madera», que inspiró también un clásico del cine, o la poco conocida evasión de Sachsenhausen orquestada por cinco supervivientes de la Gran Evasión que, por orden personal de Hitler, fueron encerrados en el famoso campo de concentración para que murieran allí.

Roger Bushell (derecha) con el comandante de ala Robert Stanford Tuck.

También se revela el importante papel que desempeñó el Stalag Luft III en las operaciones de inteligencia aliadas dentro de la Europa ocupada: los prisioneros extendieron una intrincada red de espionaje a través de la cual proporcionaron a Londres y Washington detalles del despliegue militar y del nivel de las operaciones enemigas y transmitieron información sobre la efectividad de los ataques aéreos. El autor no olvida la vertiente trágica del heroico episodio: cincuenta de los participantes en la Gran Evasión fueron asesinados por la Gestapo. Analiza sus muertes y la investigación llevada a cabo después de la guerra para llevar ante la justicia a los asesinos.

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Noche del 24 de marzo de 1944 en el campo de prisioneros Stalag Luft III, situado en la ciudad de Zagan, en la actual Polonia. En este campo, construido a prueba de fugas, solo podían ser internados prisioneros de guerra, pero no civiles. Ese día, hace ya 77 años, 76 aviadores aliados que se encontraban presos allí organizaron una de las fugas más sonadas de la historia, una fuga que en 1963 inspiraría a Hollywood una de las películas bélicas más famosas de todos los tiempos: La gran evasión (basada en el libro homónimo del escritor australiano Paul Brickhill, de 1944). Pero veamos la historia real.

Los campos de prisioneros como Stalag Luft III estaban destinados a oficiales y suboficiales de las fuerzas aéreas enemigas. La vigilancia de estos campos estaba a cargo de la Luftwaffe (las fuerzas aéreas alemanas) y no de la Gestapo o las SS. Esto comportaba que las medidas de seguridad eran extremas y que el trato recibido por los presos no era el mismo que el que recibían los internos en los campos de exterminio y de concentración alemanes. Otro aspecto que marcaba la diferencia eran las instalaciones. Las "comodidades" y las raciones de comida, que eran suministradas por la Cruz Roja, eran mucho mejores en los campos dirigidos por la Luftwaffe que en otros presidios, y gracias a ello los militares lograban mantener unas condiciones físicas mejores.

La Luftwaffe (pronunciado /'l?ftvaf?/ ( escuchar), literalmente «Arma Aérea» en alemán) era la fuerza aérea integrante de la Wehrmacht (fuerzas armadas) de Alemania en la época nazi. Creada en 1924, reorganizada tras la llegada de los nazis al poder y oficialmente desvelada en 1935 en clara violación del tratado de Versalles, su propósito era apoyar la «guerra relámpago» (Blitzkrieg) de Adolf Hitler a través de Europa. Los aviones que iban a servir en la Luftwaffe alemana eran de una nueva era y técnicamente superiores a la mayoría de las aeronaves de otras naciones en los años 1930. Modelos como el Junkers Ju 87 Stuka y el Messerschmitt Bf 109 pasaron a simbolizar el poder aéreo alemán. Probada en combate en la guerra civil española, en donde sus pilotos adquirieron una gran experiencia y destreza, la Luftwaffe fue una de las fuerzas aéreas más poderosas, doctrinalmente avanzadas y más experimentadas en combate del mundo al inicio de la Segunda Guerra Mundial en 1939.

A pesar de las relativas "comodidades" de las que disfrutaban los prisioneros, estos oficiales de aviación eran militares poco acostumbrados a pasar largos períodos de tiempo encerrados en espacios reducidos, y los intentos de fuga se sucedían constantemente. Por ese motivo, y para evitar cualquier tentación de fuga, el campo había sido concebido de manera que resultase prácticamente imposible escapar de él. Las instalaciones contaban con sismógrafos para detectar cualquier tipo de movimiento, los barracones se elevaron cinco centímetros y el lugar estaba rodeado por kilómetros de alambrada y torres de vigilancia. Asimismo, el campo contaba con los servicios de un grupo de soldados llamados "hurones", cuya tarea era llevar a cabo inspecciones aleatorias y sin previo aviso en los barracones de los presos con el objetivo de frustrar cualquier tentativa de evasión.

El líder de escuadrón Roger Joyce Bushell fue un aviador militar británico nacido en Sudáfrica. Él planeó el "Gran Escape" del Stalag Luft III en 1944, pero fue uno de los 50 fugitivos que fueron recapturados y posteriormente asesinados por la Gestapo.

El cerebro de la operación fue un oficial de la Royal Air Force de origen sudafricano conocido como "El gran X", llamado Roger Bushell (interpretado en la película por el actor británico Richard Attenborough). Al mando de un "comité de fugas", Bushell pretendía organizar la huida de nada menos que doscientos prisioneros, los cuales deberían ir perfectamente documentados y disfrazados para evitar ser descubiertos. El plan consistía en excavar tres túneles a los que pusieron los curiosos nombres de Tom, Dick y Harry. Pero para evitar que los alemanes (que ya habían impedido otras fugas en el pasado) sospecharan que se estaba planeando una huida multitudinaria, los prisioneros idearon diversos planes de evasión, algunos individuales y otros formados por grupos reducidos, para despistar.

Mientras excavaban el túnel llamado Tom, los hombres se dieron cuenta de que la distancia entre los barracones y el bosque era demasiado amplia (lo que podría hacer que fueran vistos por los guardias), por lo que decidieron excavar cerca de la alambrada para acortar los metros que tendrían que recorrer. Para ello, y para disimular ante los guaridas alemanes, fabricaron un plinto de gimnasia que estaba hueco en su interior y dentro escondieron a tres de los presos que iban a fugarse para que cada día se dedicaran a excavar algunos metros del túnel que los llevaría hacia la libertad mientras el resto de sus compañeros hacía gimnasia a su alrededor. Una vez acabada la jornada, se tapaba el agujero y se trasladaba el plinto y con sus tres ocupantes de nuevo a los barracones. Sorprendentemente, el sistema funcionó y tres prisioneros, Eric Williams, Michael Codner y Oliver Philpot, consiguieron huir del campo y llegar a Gran Bretaña sin mayores contratiempos.

Recreación en la película.

Pero a pesar de todas las precauciones tomadas, al final el túnel fue descubierto y el "comité" decidió abandonar la construcción de Tom y Dick para centrarse solo en excavar el último de los túneles, el llamado Harry. La complejidad del plan de fuga trazado era muy grande, y más en las condiciones con las que aquellos hombres tuvieron que lidiar: la propia construcción del túnel, el problema de hacer desaparecer la arena, el mantenimiento de los sistemas de ventilación y la regeneración del oxígeno, la instalación de la iluminación, la complicada logística que implicaba la falsificación de documentos, hacerse con la ropa necesaria para la fuga de doscientos prisioneros y, lo más importante de todo: no ser descubiertos.

El día de la fuga no fue escogido al azar. El 24 de marzo de 1944 era un viernes, y los hombres querían aprovechar el hecho de que los trenes que paraban en la cercana estación de Zagan irían repletos de soldados y de trabajadores extranjeros de permiso para mezclarse entre la multitud y huir con más facilidad. Pero por desgracia la huida empezó con mal pie. La trampilla que conducía hasta Harry se había bloqueado debido al frío. Así, el primer grupo tuvo que retrasar la salida más de una hora hasta solucionar el problema. Pero eso no fue lo único que paso. Los cálculos que se habían hecho para llegar hasta el bosque y desde allí a la estación de tren eran erróneos: faltaban seis metros, por lo que el tramo final lo iban a tener que hacer en grupos de cinco para evitar ser vistos. Por lo que parecía, todo se estaba complicando, así que la operación tuvo que abortarse a medias y la mayoría de los presos se vieron obligados a regresar a sus barracones. Al final, tan solo fueron 76 los que lograron fugarse antes de ser descubiertos.

Zagan es una ciudad en el suroeste de Polonia, cerca de la frontera con Alemania. Está situada junto al río Bóbr, en la región de Silesia.

En realidad, la fuga fue un fracaso. Tras varios intentos de huir a Suiza, Suecia y España, la mayoría de los hombres que lograron fugarse fueron atrapados. Algunos fueron asesinados en la estación de tren o justo en el momento de subir a un autobús. Uno de ellos cayó en un viejo truco usado por un agente de la Gestapo que consistía en poner en evidencia a los fugados para que revelaran su verdadera identidad: el agente se despidió diciendo en inglés "Good Luck!" y uno de los soldados, sin darse cuenta, le respondió de manera espontánea con un "Thank you!".

La película, por supuesto, presenta algunas licencias para hacerla más emocionante para el espectador, y muestra escenas que no ocurrieron en realidad. De ellas, quizás una de las más espectaculares es el momento en el que Virgil Hilts (personaje interpretado por Steve Mcqueen y basado en en el piloto Bill Ash) es perseguido mientras huye montado en una motocicleta de la Wehrmacht y al final es capturado en la frontera con Suiza. De hecho, tras la fuga real, tan solo tres de los 76 hombres que lograron escapar pudieron salvarse: Bram Van Der Stok, Per Bergsland y Jens Müller. Los que no murieron en el intento fueron arrestados y fusilados por orden de Adolf Hitler para que sirvieran de escarmiento frente a futuros intentos de evasión.

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Esta película tenía un reparto de lujo y una fantástica banda sonora compuesta por Elmer Bernstein. Aunque los hechos que muestra difieren en ciertos puntos con los reales (y añadió cosas que no sucedieron, como las fugas en moto y en avión), hay ciertos detalles históricos muy llamativos en torno a la película, que seguramente han sido ignorados durante muchos años por muchos de los que la han visto. A continuación vamos a repasar algunos de esos detalles, que sin duda animan a valorar aún más esa gran obra cinematográfica.

Una cosa poco frecuente a la hora de hacer una película sobre prisioneros de guerra es que uno de ellos lo hubiese sido de verdad. Fue el caso del actor inglés Donald Pleasence, que hace de falsificador que va perdiendo la vista. Su historia es muy curiosa. Fue educado en una familia cristiana metodista y al comenzar la guerra se registró como objetor de conciencia para rechazar al alistamiento. Cambió de opinión en 1940, tras la brutal campaña de bombardeos alemanes contra el Reino Unido, el famoso "Blitz". Entonces Pleasence se alistó como voluntario en la RAF (la Real Fuerza Aérea británica), sirviendo en el 166º Escuadrón del Mando de Bombarderos, participando en casi sesenta incursiones (una cifra altísima: en los bombarderos estadounidenses, consideraban una gran suerte llegar vivo a la 25ª misión). El 31 de agosto de 1944, su bombardero Avro Lancaster fue derribado sobre Agenville, en el norte de Francia. Él saltó en paracaídas y fue capturado por los alemanes, siendo enviado al campo de prisioneros Stalag Luft I, en el nordeste de Alemania (el campo de la película era el Stalag Luft III y estaba situado en el oeste de la Polonia actual). Pleasence ya había iniciado su carrera como actor poco antes del estallido de la guerra, así que durante su cautiverio se dedicó a organizar y actuar en obras de teatro para entretener a sus compañeros.

Pleasence no fue el único exprisionero de guerra del reparto. En la película, el actor alemán Hannes Messemer dio vida al Coronel Von Luger, el comandante del campo de prisioneros de la Luftwaffe. En la vida real, Messemer luchó en el frente ruso, siendo capturado por los soviéticos y logrando escapar tras la guerra, regresando a pie a su hogar. Cuando se rodó la película tenía 39 años, pero el auténtico comandante del campo, Friedrich Wilhelm von Lindeiner-Wildau, era un veterano de la Primera Guerra Mundial y tenía 61 años cuando se le dio el mando del Stalag Luft III. Von Lindeiner-Wildau no tenía simpatías por los nazis, se ganó el respeto de los prisioneros por el buen trato que les dispensó, y tras la guerra contribuyó a construir un monumento a los 50 prisioneros asesinados.

Otro actor de "La gran evasión" que conoció el cautiverio durante la guerra fue el alemán Til Kiwe, que hace el papel de Frick, el centinela alemán que descubre la fuga. Su nombre real era Jan Heinrich Tilman Kiwe. En la vida real, Kiwe empezó sus estudios como actor antes de la Segunda Guerra Mundial. Tras el inicio de la contienda, luchó con la Wehrmatch en el norte de África, alcanzando el rango de capitán y recibiendo la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro el 18 de mayo de 1943. En su caso, fue capturado por los americanos y enviado a un campo de prisioneros Arizona. Aunque estaba muy lejos de su país y en medio de un desierto, hizo lo mismo que los prisioneros aliados de la película: protagonizó 17 intentos de fuga, con el propósito de llegar a California y, una vez allí, volver a la zona de guerra. Tras la contienda, empezó su carrera como actor en 1946.

Richard Attenborough hizo el papel de oficial británico conocido como el Gran X, el jefe de la organización de prisionero aliados dedicada a organizar fugas. En la vida real, al estallar la guerra Attenborough tenía 16 años. Su familia acogió a dos niñas judías alemanas, Helga e Irene Bejach, de 9 y 11 años, respectivamente. Ambas fueron adoptadas por los Attenborough al final de la guerra, cuando descubrieron que sus padres habían sido asesinados por los nazis. Como Pleasence, Attenborough se alistó en la RAF durante la guerra y también voló en bombarderos, llegando al rango de sargento, pero en su caso formando parte de la Unidad de Producción de Cine de la RAF, filmando con su cámara varias incursiones británicas desde la peligrosa posición del artillero de cola.

Entre los miembros alemanes del reparto también estaba Hans Reiser, que hace el papel de un oficial de la Gestapo. Al comienzo de la película amenaza a Bartlett en caso de que le vuelvan a capturar. En la vida real, comenzó su carrera profesional como actor de teatro en 1936, apareciendo en la película alemana "Die See ruft" (1941). En la Segunda Guerra Mundial sirvió como soldado y fue capturado por los americanos. Tras su cautiverio, retomó su carrera cinematográfica, participando en decenas de películas hasta su muerte en 1992.

Una de las estrellas del reparto de "La gran evasión" fue el actor estadounidense de origen lituano Charles Bronson. Criado en una familia católica de origen tártaro, en la película hace el papel de un aviador polaco que había logrado llegar hasta el Reino Unido para alistarse en la RAF, algo muy frecuente durante la guerra (de hecho, llegaron a formarse 16 escuadrones polacos en la Real Fuerza Aérea, y uno de ellos, el 303º Escuadrón, fue el que más victorias registró durante la Batalla de Inglaterra). En la película, Bronson hace de cavador de túneles y tiene claustrofobia. El caso es que la tenía en realidad, tras haber trabajado en una mina de carbón. Aunque en la película es uno de los tres prisioneros que completan su fuga (junto a uno británico y uno australiano), en realidad los tres prisioneros que lograron huir fueron dos noruegos y un neerlandés.

Uno de los actores alemanes que participaron en la película fue Robert Graf. Hace el papel de un soldado de la Luftwaffe al que le quitan su documentación. Uno de sus diálogos incluye una referencia al miedo que tenían los alemanes a ser enviados al frente ruso a modo de castigo. Él sabía de lo que hablaba: en la vida real, con sólo 18 años fue llamado a filas por la Wehrmacht y enviado a Rusia, siendo herido en 1944. Irónicamente, ese hecho le abrió el camino que le llevaría a participar en "La gran evasión": destinado a Múnich a una fábrica de armamento, allí empezó sus estudios de teatro, iniciando su carrera profesional como actor en 1946. No llegó a capitalizar la gran fama que le dio esta película: murió de cáncer el 4 de febrero de 1966. Dicho sea de paso, su papel en la película ocultó un hecho histórico: los prisioneros consiguieron documentación alemana gracias a centinelas de la Luftwaffe que odiaban a los nazis, además de gracias a la ayuda de civiles alemanes desde el exterior.

Otro actor famoso de "La gran evasión" es el estadounidense James Garner, que en la película hace el papel del Teniente Bob Hendley, alias "El Gorrón", un voluntario norteamericano de la RAF experto en conseguir todo tipo de cosas. En la vida real, la Segunda Guerra Mundial le pilló siendo muy joven: tenía sólo 13 años cuando los japoneses atacaron Pearl Harbor. A pesar de ello, a los 16 años de edad se alistó en la Marina Mercante, sirviendo en ella en los últimos meses de la contienda. No fue la última vez que sirvió a su país: luchó en la Guerra de Corea, sirviendo en las filas de la 24ª División de Infantería, siendo herido dos veces en combate, por lo que recibió dos Corazones Púrpura.

Entre los veteranos combatientes del reparto de esta película merece una mención el actor británico Nigel Stock, nacido en Malta, hijo de un capitán del Ejército Británico, y que pasó buena parte de su infancia en la India, empezando sus estudios en la Real Academia de Arte Dramático de Londres antes de la guerra. Durante la contienda combatió en las filas del Regimiento Assam del Ejército Británico en Birmania, China y la India, siendo licenciado con honores al final de la guerra tras haber alcanzado el rango de mayor. En la película hace el papel del oficial británico de la RAF que dirige los coros de distracción.

Cabría añadir que a diferencia de lo que se ve en la película, los prisioneros fugados no mataron a ningún alemán durante la fuga. Es de suponer que sabían que, en caso de captura, eso aumentaba las posibilidades de ser ejecutados. Jens Müller y Per Bergsland, los dos noruegos que lograron huir a bordo de un barco sueco, como se ve en la película, llegaron a Gotemburgo, presentándose en el Consulado británico y regresando desde allí al Reino Unido. El neerlandés Bram van der Stok logró llegar a España con la ayuda de la Resistencia Francesa. junto con dos pilotos americanos, dos británicos, un francés y un ruso. Tras llegar a Lérida, logró presentarse en el Consulado británico en España, siendo enviado a Gibraltar y desde allí al Reino Unido donde se unió de nuevo a la RAF, volando un caza Spitfire y llegando derribar con él siete bombas volantes V-1. En cuando a los 50 prisioneros asesinados, sólo la quinta parte fueron ametrallados como se ve en la película. Los demás fueron asesinados uno a uno por la Gestapo.

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Stammlager (abreviado, Stalag) fue en el III Reich la denominación de un campo para prisioneros de guerra en la Segunda Guerra Mundial. La denominación exacta era Mannschaftsstamm und -straflager. En los Stalags podían ser internados, de acuerdo con la Convención de Ginebra de 1929, solo prisioneros de guerra, nunca civiles. Al principio los Stalag estaban previstos como campos para tropa y suboficiales. En el curso de la guerra y con el aumento del número de prisioneros entraron en ellos también oficiales, que anteriormente y de acuerdo con la Convención de La Haya eran separados de su tropa, siendo enviados a los llamados Oflags. Los Stalag y los campos de concentración nazis son realidades muy distintas, aunque existen puntos de contacto entre ellas. En cualquier caso, puede inducir a confusión que el término Stammlager (en el sentido de campo de procedencia) también se utilizó en ocasiones en relación con los campos de concentración nazis. Se refiere en tal caso a la unidad administrativa superior, de la cual pueden depender varios campos anejos, en algunos casos muy alejados del principal. Existe así una escala de subordinación dentro de los campos dependientes de la Inspección de los campos de concentración, que a veces se presta a equívocos.

Los Stalags sirvieron como centros de paso para prisioneros de guerra cuando tales presos se utilizaban para la economía de guerra, en Kommandos externos, minas y empresas industriales de todo tipo. Los presos soviéticos llegaban en trenes desde el Este y eran repartidos. Cuando pasaban a resultar inaptos para el trabajo, debido a los malos tratos, el exceso de trabajo, y el hambre, eran enviados de nuevo al Stalag. Una parte era destinada a trabajos agrícolas, otra, moría.

Maqueta del Stalag Luft III.

En el III Reich había un total de 17 Wehrkreise (regiones militares) (WK). No existieron las denominadas WK XIV a WK XVI ni tampoco la WK XIX, de modo que la cifra más alta era WK XXI. La numeración de los campos usaba los números romanos de la región militar. Por ejemplo, el STALAG III B en Fürstenberg (Oder) era el segundo Stalag en la tercera región militar (WK III). Los campos ubicados fuera del territorio del Reich llevaban cifras arábigas.

Stalag Luft era una denominación abreviada para Stammlager der Luftwaffe, Stalag de la Fuerza Aérea. Fue conocido el Stalag Luft III, situado en un bosque en las cercanías de la ciudad de Sagan (hoy la ciudad polaca de: Zagan) en Baja Silesia, a unos 160 km al sudeste de Berlín. El Stalag Luft III se fundó en abril de 1943. Fue unos de los seis campos de prisioneros alemanes previstos especialmente para el creciente número de soldados de las fuerzas aéreas enemigas. Allí se encontraron hasta unos 10 000 oficiales y suboficiales. En el Stalag (Luft) III tuvo lugar un espectacular intento de evasión que más tarde inspiró una producción cinematográfica, la cual lleva por título La gran evasión (The Great Escape): el 24 de marzo de 1944 76 presos aliados huyeron a través de Harry, un túnel de 110 m de largo y 10 m de profundidad. Los últimos fugitivos fueron capturados de nuevo a la salida del túnel y solo tres hombres consiguieron huir al final, quedando presos los otros 73. Por orden de Hitler (es la llamada Orden de Sagan), 50 de los capturados fueron fusilados. En 1947 un tribunal militar británico juzgó en Hamburgo a 18 de los participantes en la ejecución y el proceso terminó con 14 penas de muerte, de las cuales 13 fueron ejecutadas.

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