Disparos de escopeta, duelos cuando se ponía el sol y contínuos
tiroteos en mitad de polvorientos pueblos perdidos de la mano
de Dios. Al oir hablar del Oeste americano, es imposible no
rememorar aquellos «westerns» que, hace más de medio siglo,
trataban de representar de manera cinematográfica la vida
de los cuatreros, bandidos y agentes de la justicia en pleno
desierto. Sin embargo, la realidad es bien distinta a como
la explicaban los directores de la factoría Hollywood.
Corrían tiempos inciertos en Norteamérica durante el XIX.
Eran años de guerra para los habitantes de los recién creados
Estados Unidos, pues vivían en un continente aún sin explorar
en su totalidad y que todavía estaba dominado por los nativos
allí asentados desde tiempos inmemoriales. La frontera –el
territorio conocido y en el que vivían los estadounidenses-
se hallaba en 1845 a la altura de Montana. Oklahoma y Luisiana,
lo que aún dejaba un buen pellizco del país por anexionar
hacia el oeste. En principio, no se dio mayor importancia
a este territorio, pero la superpoblación de las ciudades
y la falta de trabajo provocaron que esta región se viera
con otros ojos. Así pues, poco a poco, fueron partiendo a
su conquista cientos y cientos de peregrinos que, muertos
de hambre en sus hogares, poco tenían que perder. Acababa
de comenzar, en definitiva, la toma del lejano e inexplorado
oeste americano. «La llamada conquista del oeste fue un movimiento
migratorio poco o nada programado (al menos, al principio),
en el que una ingente e inagotable corriente continua de emigrantes
provenientes de muy distintas partes de Europa (y también
de otras partes del mundo, como el lejano Oriente o el cercano
México) se fue abriendo paso por un inmenso territorio. El
este norteamericano necesitaba expandirse para absorber a
sus millones de inmigrantes y la partida hacia el oeste fue
la gran solución», explica Gregorio Doval, autor –entre otros
muchos libros relacionado con el tema- de «Breve historia
del salvaje oeste».
Billy el Niño, haciendo amigos.
No obstante, en estas regiones desconocidas del oeste estaban
asentados los erróneamente llamados indios, los cuales no
sentían demasiado aprecio por los «caras pálidas» y quienes,
para defender su territorio, no dudaron en hacer uso del arco,
las flechas y las hachas. Su objetivo: resistir el asedio
al que les estaba sometiendo el ejército y los colonos norteamericanos.
Estos últimos (que, al igual que los militares, llegaban armados
hasta las cejas de carabinas, escopetas, sables y revólveres)
eran aquellos viajeros que, en gigantescas caravanas formadas
por cientos de carretas, atravesaban el país con la adrenalina
como principal compañero de viaje (la cual se agravaba aún
más debido a la escasez de datos que había sobre el nuevo
territorio). Sobre el Oeste corrían todo tipo de rumores más
o menos fundados: que era un inacabable desierto sin agua
y sin recursos; que su fauna era temible (incluso se llegaba
a decir que abundaban los dinosaurios); que había tribus hostiles
... Pero los rumores no detuvieron a los colonos. Al final,
esta gran migración humana, concentrada en unas breves décadas
de la segunda mitad del siglo XIX, adquirió un carácter epopéyico
porque los peligros eran realmente muchos y reales, incluyendo
la inimaginable distancia, el desconocimiento casi absoluto
del territorio y la falta de guías, los desaprensivos que
se aprovechaban de ellos y también, cómo no, un conglomerado
muy diverso de tribus indígenas.
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Desde los viejos clásicos como Butch Cassidy y Sundance Kid
hasta las modernas como Wild Wild West, a Hollywood le encanta
hacer películas sobre vaqueros. Desafortunadamente, algo que
los cineastas no suelen tener en cuenta es la precisión histórica.
La carga del vaquero.
Los verdaderos vaqueros nunca cargaron completamente sus
pistolas de seis balas. En su lugar, usarían una "carga de
vaquero" y solo lanzarían cinco, dejando una cámara vacía.
Esto se debió a que las armas eran extremadamente delicadas
en el siglo XIX y se sabía que disparaban al azar.
Bancos seguros.
Los robos de bancos no eran una práctica tan
popular. En un año, ocurrieron más crímenes de este tipo en
Dayton, Ohio, que en todo el Salvaje Oeste. Suponemos que
tampoco había bolsas de lona con signos de dólar impresos.
Sorprendentemente progresivos.
¡El Salvaje Oeste tenía derechos de los homosexuales!
Era increíblemente común que los vaqueros tuvieran relaciones
entre personas del mismo sexo, algunos incluso se casaban.
Sus compañeros aceptaron estas relaciones.
Camellos salvajes.
Solía haber camellos salvajes en Texas. Por
alguna razón (aburrimiento, tal vez) el ejército de Estados
Unidos estableció el Cuerpo de Camellos en 1856 e importó
66 camellos al árido estado. Después de la Guerra Civil, fueron
vendidos a circos o escaparon a la naturaleza. Su último avistamiento
fue en 1941.
Un periodo corto.
El verdadero Salvaje Oeste solo duró unos 30
años. De 1865 a 1895, el oeste americano fue un lugar difícil,
lleno de vaqueros, forajidos y caos en general. La región
finalmente se calmó, pero siguió siendo un lugar difícil para
vivir durante muchos años.
Calzado práctico.
Las botas no eran solo para mostrar, también
ayudaron a mantener a salvo a los vaqueros. Un tacón elevado
mantenía a salvo el pie de un hombre en los estribos de su
caballo. Si el jinete se caía, la falta de cordones evitaría
que lo arrastraran por el desierto.
Menos duelos de los que piensas.
Sorprendentemente, no hubo muchos duelos rápidos.
El famoso entre Wild Bill Hickok y Davis Tutt ocurrió el 21
de julio de 1865 por una deuda de juego. Aunque Bill ganó
el encuentro, fue juzgado por homicidio involuntario, pero
fue absuelto.
Los cowboys olvidados.
Aproximadamente el 25% de los vaqueros eran
negros, más conocidos como los "vaqueros olvidados". Estos
hombres se vieron obligados a realizar tareas forzosas, como
domesticar caballos y prepararlos para sus jinetes. Los vaqueros
negros también se vieron obligados a viajar ante terceros
para garantizar que el resto del grupo pudiera viajar cómodamente
por un sendero.
La película "Django Unchained" ("Desencadenado")
del famoso director de cine Quentin Tarantino, es una de las
relativamente pocas en Hollywood que narra la historia de
un cowboy o vaquero negro.
Pronunciación pobre.
Los vaqueros estadounidenses copiaron su look
de los vaqueros mexicanos. También recibieron de ellos la
famosa palabra "buckaroo". Los vaqueros que no hablaban español
con fluidez pronunciaban mal vaquero, convirtiéndolo en “buckaroo”.
La reputación de Black Bart.
Black Bart era un forajido famoso, pero también
era conocido por ser alguien educado. Cuando robó las diligencias
de la empresa, solo robó dinero del negocio y dejó las pertenencias
personales de los pasajeros, algo así como un Robin Hood del
Salvaje Oeste.
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No había póker.
Si fueras un vaquero paseando por un salón
para beber y apostar, probablemente no estarías jugando al
póker. Faro era un juego de cartas mucho más popular en ese
momento y lo seguirá siendo hasta principios del siglo XX.
Control estricto de armas.
Al contrario de todas las películas de John
Wayne, el Salvaje Oeste hizo cumplir estrictas leyes de control
de armas. A menudo se exigía a los ciudadanos que registraran
sus rifles en las comisarías de policía locales cuando entraban
en las ciudades. Es como un armario, excepto por las armas.
¡Algo conveniente!
Un pistolero con cualquier otro nombre.
Los pistoleros no se llamaban pistoleros en
el Salvaje Oeste. En cambio, la gente del pueblo se refirió
a ellos como "tiradores" ... definitivamente no tan pegajosos
como pistoleros. Ese término no se inventó pasados 50 años.
Los Texas Rangers.
La agencia estatal de aplicación de la ley
más antigua abrió durante este período de tiempo. En 1835,
se formaron los Texas Rangers y todavía operan hoy. Ahora
son seleccionados por el Departamento de Seguridad Pública.
Una dura verdad.
Los vaqueros eran literalmente niños a cargo
de las vacas. La invención del alambre de púas ayudó a dejar
sin trabajo a la mayoría de ellos. Estos alambres afilados
crearon un espacio grande y confinado para el ganado, eliminando
su necesidad.
No toques las toallas.
Este es probablemente el hecho menos sorprendente:
las toallas que colgaban de las tabernas eran repugnantes.
Eran toallas comunitarias. Cualquier cliente podría usar estos
trapos sucios para limpiarse la cerveza de la cara. Asqueroso.
Mujeres reales del Oeste.
Se pensaba que la mayoría de las mujeres que
vivían en el Salvaje Oeste eran trabajadoras sexuales, pero
ese mito fue popularizado por escritores masculinos que creaban
personajes femeninos sexualizados para que sus protagonistas
masculinos las salvaran.
Pobre Elmer.
Elmer McCurdy no era un buen bandido, pero
al morir, su cuerpo fue una atracción nacional. Fue embalsamado
y agregado a un espectáculo de carnaval itinerante. El cuerpo
de Elmer se trasladó a varios lugares durante casi 60 años
antes de ser finalmente enterrado en 1976.
La original estrella del Oeste.
Broncho Billy Anderson, estrella de la revolucionaria
epopeya de 1903, The Great Train Robbery, no era un verdadero
vaquero. Después del éxito de esa película de 1930, decidió
apostar por su personaje de Broncho y protagonizó una multitud
de westerns durante su carrera.
No era zurdo.
Los historiadores pensaron que Billy el Niño
era zurdo porque fue fotografiado con el cinturón de su pistola
en el costado izquierdo. Su arma, un rifle de palanca Winchester
Modelo 1873, solo se cargaba a la derecha, lo que haría casi
imposible que un zurdo pudiera operar. Aunque eso está lejos
de ser el único error popular sobre Billy el Niño.
El forajido Billy el Niño murió el 14
de julio tiroteado por el que fuera su amigo de la infancia,
el sheriff Pat Garrett, en un rancho de Fort Sumner.
Por lo menos eso es lo que cuenta la versión oficial
...
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Billy el Niño (el segundo por la izquierda)
nació el 23 de noviembre de 1859 en Nueva York. Antes de ganarse
su apodo de forajido, se hizo llamar William H. Bonney. El
padre biológico de Billy desapareció cuando él nació, por
lo que su madre, Catherine, lo crió junto con su nuevo socio,
William Antrin.
En 1865, la familia se mudó a Indiana, y luego
en 1870, se fueron a Kansas, antes de establecerse finalmente
en Nuevo México, en 1873. Billy prosperó en el suroeste y
rápidamente habló perfecto español.
Cuando solo tenía 14 años, su madre murió inesperadamente,
dejándolo huérfano. Billy no estaba contento con quedarse
en casa con su padrastro y su hermano, por lo que desapareció
en el desierto circundante. Pronto, encontró un trabajo como
peón de rancho, aunque ese no era su único trabajo.
1876 fue un gran año para Billy: fue cuando
mató a sus primeros hombres, un grupo de nativos americanos
Apache. Luego, mató a un herrero en Camp Grant, Arizona. Estos
asesinatos ayudaron a Billy a ganarse su reputación como pistolero.
El siguiente trabajo de Billy fue como peón
y guardaespaldas del ranchero John Tunstall. John fue asesinado
por otra banda de ganado en 1878, lo que arrojó a Billy en
medio de la guerra del condado de Lincoln. Billy estaba furioso
porque los rivales habían matado a su amigo y estaba listo
para vengarse.
Billy lideró un grupo de vigilantes para rastrear
a los asesinos de John. El grupo de Billy disparó a dos pandilleros
de ganado, lo que llevó la disputa a un nivel más alto. Finalmente,
Billy y sus "reguladores" mataron a Bill Brady, un sheriff
local que ordenó el asesinato de John.
Una vez que el sheriff recibió un disparo, los
enemigos de Billy se unieron a los agentes de la ley locales
para acabar con el escuadrón mortal. En julio de 1878, se
mudaron. Los rivales rodearon la casa donde se escondía la
pandilla de Billy y los mantuvieron rehenes durante cinco
días en un tenso tiroteo.
Al final, los vigilantes se cansaron de estar
acorralados y se abrieron paso a tiros. Billy y otros escaparon.
A raíz de la violencia, ambas partes firmaron un tratado de
paz en un intento por poner fin a la disputa para siempre.
Aunque los grupos eran justos, la ley no estaba muy contenta
con Billy, ya que había matado a un sheriff. Durante el resto
de su vida, estuvo constantemente alerta a las autoridades
que estaban deseosas de castigarlo por matar a uno de los
suyos. Billy pudo haber estado huyendo, pero esto no lo detuvo
de sus actividades como pistolero. Uno de sus tiroteos más
conocidos fue en enero de 1880. Cuando Billy estaba en una
taberna de Nuevo México, Joe Grant cometió el error de emborracharse
y amenazar con matar a otros clientes. Un hombre encantador.
La inédita foto de Billy the Kid que compraron por
US$2 y vale millones de dólares.
La inédita foto de Billy the Kid con su verdugo que
intriga a Estados Unidos.
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Tal vez porque ya había estado en muchas situaciones
parecidas, Billy tenía la sensación de que Joe hablaba en
serio acerca de sus amenazas. Se acercó al hombre y le dijo:
"Tienes seis tiros muy bonitos". En un movimiento que solo
puede describirse como completamente rudo, Billy sacó la pistola
de Joe de su funda y, sin que el borracho enfadado se diera
cuenta, hizo girar el cilindro hasta la cámara vacía. Los
instintos de Billy eran precisos. Más tarde, Joe intentó dispararle
a Billy por la espalda, como un cobarde total.
El pensamiento inteligente de Billy lo salvó.
Sabiendo que el arma de Joe no dispararía, Billy tuvo tiempo
suficiente para volverse y dispararle a Joe con su propio
revólver, matándolo en el acto. Si Billy no lo hubiera hecho,
alguien más lo habría hecho: había demasiados pistoleros hábiles
en el Salvaje Oeste. Pero El Niño tampoco era invencible.
En 1881, la vida de Billy en la fuga terminó
cuando fue capturado por el sheriff Pat Garrett. Fue sentenciado
a la horca por el asesinato de Bill Brady, pero Billy tenía
otras ideas. Un día de abril, puso en marcha un atrevido plan
de fuga.
Un guardia llevó a Billy a usar el retrete,
donde se arriesgó mucho. Billy se quitó las esposas, robó
el arma del guardia y lo mató. Agarró una escopeta y asesinó
a otro guardia cercano, todo mientras seguía atrapado con
los grilletes en las piernas. Con los guardias muertos, Billy
cortó los grilletes con un hacha, robó un caballo y huyó con
una cartera llena de armas. Esta asombrosa fuga llegó a los
periódicos de todo el mundo. De la noche a la mañana, Billy
fue el hombre más buscado de Estados Unidos.
El pistolero logró evadir a las autoridades
durante varios meses. Su incapacidad para mantener un perfil
bajo (siempre fue el showman) llevó al Sheriff Pat y a otros
a su escondite en Fort Sumner, Nuevo México, el 14 de julio
de 1881. Pat estaba hablando con el ranchero Peter Maxwell
sobre el paradero de Billy cuando el forajido se presentó
en la casa de Peter. Billy fue a buscar carne para cenar.
Vio la silueta de Pat, pero no lo reconoció en la oscuridad
de la casa. Billy desenfundó su revólver de seis balas y gritó:
"¿Quién es ese?" Eso era todo lo que necesitaba Pat. Cuando
Billy se acercó a la habitación de Peter, Pat le disparó a
Billy en el pecho. A la edad de 21 años, Billy murió en Nuevo
México. Después de matar al forajido, Pat coescribió una biografía
sobre Billy the Kid y sus diversas hazañas. En The Authentic
Life of Billy, el Niño consolidó el estatus de joven criminal
como uno de los nombres más reconocibles que surgieron del
Salvaje Oeste.
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La figura del sheriff ha sido codificada por
el cine a través del wéstern. Desde el héroe idealizado del
inicio del género, pasando por los sheriffs de mayor complejidad
psicológica del wéstern clásico, hasta llegar a los procesos
de desmitificación del personaje asociados a los movimientos
contraculturales en el wéstern crepuscular. Pero, ¿cuál es
la realidad histórica tras estos estereotipos? El término
sheriff es una contracción de los vocablos shire, que significa
condado, y reeve, que se puede traducir como alguacil o juez
local. La palabra se utilizaba en la Inglaterra medieval para
denominar al funcionario encargado de hacer cumplir las leyes
en una comarca en nombre del rey. Cuando los primeros colonos
británicos se establecieron en el continente americano durante
el siglo XVI importaron esta figura. Pero el concepto de sheriff
en Estados Unidos está asociada a la conquista del Oeste.
La compra de las posesiones francesas de la Luisiana (1803),
la independencia de Texas (1836) y su posterior adhesión a
la Unión (1845) y el descubrimiento de oro en California (1848)
fueron los tres acontecimientos principales que incentivaron
la expansión hacia el Oeste de miles de pioneros. Al principio,
la mayoría de los primeros asentamientos no necesitaron de
ninguna fuerza policial. Conforme fueron creciendo, la moral
del derecho natural entró en conflicto con el orden social.
Los territorios empezaron a ser regulados y estructurados
por medio de las instituciones. Y para defender este orden
se imponía la figura de un sheriff. Todos ellos debían, sobre
todo, tener un excelente manejo de las armas. Indudablemente,
esa era una cualidad que poseían los más célebres sheriffs
del Lejano Oeste.
Todos aquellos que en alguna ocasión de vuestra vida
habéis visto una película recreada en el Viejo Oeste
seguro que sabréis que el personaje que se encargaba
de mantener la ley y el orden en la población era conocido
como ‘sheriff’. Pero para averiguar de dónde procede
originariamente ese término no debemos buscarlo en la
época de los vaqueros, forajidos e indios de esas historias
sino que tenemos que retroceder unos cuantos siglos
más, concretamente hasta la Inglaterra medieval. El
término ‘sheriff’ es una contracción de ‘shire reeve’,
que era el modo en el que era llamado el representante
de impartir justicia en un condado. De hecho la traducción
literal de ambos vocablos es ‘juez del condado’. Shire
significa condado y reeve se utilizaba para señalar
al funcionario que se encargaba de hacer cumplir las
leyes, aplicarlas entre los habitantes y que tenía funciones
al mismo tiempo de magistrado civil dentro de ese lugar.
Los primeros colonos de origen británico que viajaron
hasta el continente americano llevaron consigo esta
figura de representante de la justicia para que mantuviera
el orden en las nuevas colonias/poblaciones creadas.
A 172 años de la fiebre del oro en California:
fortuna, drama, ganadores y perdedores.
Los años de la fiebre del oro y la llegada masiva de
inmigración hizo cada vez más necesaria la presencia
de un alguacil en cada población, utilizando para referirse
a éste el término ‘shire reeve’ (sheriff). Para distinguir
quién era el que impartía la ley en el lugar se colocó
una insignia en la pechera (la famosa estrella de sheriff)…
pero el porqué se escogió que tuviera ese diseño da
para otro post que publicaré próximamente. Para terminar,
cabe destacar que en algunos textos e incluso filmes
(en su versión en español) se refieren a la figura del
sheriff como ‘sheriff del condado’ siendo esto una redundancia,
debido a que la alusión al condado (shire) ya viene
dentro de la contracción del término.
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Wyatt Earp (1848-1929) es, sin duda, el sheriff
más popular de las películas del Oeste. Su dilatada y agitada
vida contribuyó a que su figura apareciese en numerosas películas,
algunas tan aplaudidas como Pasión de los fuertes o Duelo
de titanes (John Sturges, 1957). Antes de ponerse la placa,
Wyatt se ganó la vida como cazador de búfalos y jugador de
faro, el juego de naipes más popular del Oeste. En 1874 llegó
a la ciudad de Wichita (Kansas), donde su cuñada regentaba
un burdel y uno de sus hermanos traficaba con armas y licores.
Ni su pasado como tahúr ni los negocios de su familia fueron
un impedimento para que fuera elegido ayudante del sheriff
local. A partir de esa primera experiencia, Earp comenzó una
floreciente carrera como agente de la ley por varias de las
principales ciudades del Oeste: la ganadera Dogde City (Kansas)
y las mineras Deadwood (Dakota del Sur) y Tombstone (Arizona),
donde sucedió el duelo del O.K. Corral, un célebre tiroteo
entre los hermanos Earp y su amigo Doc Holliday contra los
Clanton y los McLaury, dos familias que controlaban la ciudad.
La refriega causó varios muertos y heridos y acabó con su
carrera como sheriff. Earp pasó sus últimos años en Hollywood,
trabajando como asesor cinematográfico.
Patrick Floyd Garrett (1850-1908) ha pasado
a la historia como “el hombre que mató a Billy el Niño”. Aunque
su presencia en el cine ha estado casi siempre supeditada
a la del joven pistolero, Garrett es protagonista de uno de
los retratos de sheriff más estimulantes que ha dado el wéstern:
Pat Garrett y Billy the Kid (Sam Peckinpah, 1973). Criado
en una plantación de Luisiana, Garrett dejó su casa a los
dieciocho años para hacerse cowboy y cazador de búfalos en
Texas. En 1876 mató a otro cazador durante una pelea, lo que
le obligó a trasladarse a Fort Sumner (Nuevo México). Allí
conoció a un joven jugador de quien se haría amigo: William
H. Bonney, futuro Billy el Niño. En 1880 Billy ya era uno
de los forajidos más buscados del estado, y Pat, el nuevo
sheriff de Lincoln (Nuevo México). Su obligación: detenerlo.
Garrett lo encontró dos veces. La primera lo arrestó, pero
Billy se escapó, matando a tres hombres en su huida (las únicas
muertes demostradas de las que se le adjudicaron). La segunda
vez lo mató, supuestamente a sangre fría. La muerte de Billy
el Niño convirtió a Garrett en un personaje tan célebre que
incluso acabó publicando sus memorias. Pero, conforme la leyenda
del joven pistolero fue creciendo, la suya se fue emborronando.
Ya no era el implacable sheriff que detuvo a Billy el Niño,
sino su despiadado asesino.
William Barclay Masterson (1853-1921) fue un
personaje secundario en el cine, pero no en la vida real.
Bat fue un sheriff seductor y vanidoso a quien le gustaba
pasear por la ciudad en calesa y vestido como un dandi. Pero
también era un hombre de acción, un virtuoso de las armas.
Aunque nació en Quebec (Canadá), creció en Wichita, donde
empezó a trabajar como cazador de búfalos. Tras varios sucesos
que pusieron de manifiesto su habilidad con las armas, en
1876 fue nombrado ayudante del sheriff en Dogde City, donde
coincidió con Wyatt Earp. Desde ese primer nombramiento, la
carrera de Bat Masterson como agente de la ley fue fulgurante.
Ejerció como sheriff en varias de las ciudades más conflictivas
del Oeste, y su labor fue muy reconocida. Pero la atracción
que sentía Masterson por las ciudades tumultuosas no respondía
a razones morales o profesionales, sino a las oportunidades
que le ofrecían para desarrollar su gran pasión: el juego.
Convertido en uno de los hombres más famosos del Oeste, Masterson
acabó sus días en el Este. Se introdujo en el floreciente
mundo de las apuestas pugilísticas y terminó trabajando en
Nueva York como periodista deportivo en el diario The Morning
Telegraph.
James Butler “Wild Bill” Hickok (1837-76) vivió
poco tiempo, pero intensamente. Su vida ha generado más leyendas
y alimentado más ficciones que la del propio Wyatt Earp. Su
figura pintoresca (alto, melena larga, gran mostacho y elegante
vestimenta) y su gusto jactancioso por la fabulación le convirtieron
en un personaje irresistible para los cronistas de la época.
Antes de adquirir fama como agente de la ley, Wild Bill fue
conductor de diligencias, explorador y espía de la Unión durante
la guerra civil estadounidense, cazador de búfalos, jugador
profesional y artista de circo junto a Buffalo Bill. Entre
1865 y 1871 ejerció como sheriff en varias poblaciones de
Kansas y Misuri. Durante esos seis años se vio involucrado
en varios tiroteos. Estos enfrentamientos contribuyeron a
expandir su leyenda. Una leyenda que llegó hasta su muerte.
En 1876, decidió probar fortuna como buscador de oro en Deadwood
(Dakota del Sur). El 2 de agosto, mientras jugaba una partida
de póquer en un salón, otro jugador, Jack McCall, movido supuestamente
por la venganza, le descerrajó un tiro en la nuca. La leyenda
dice que en ese momento Wild Bill tenía cuatro cartas: dos
ases y dos ochos, doble pareja. Esta jugada, asociada a la
mala suerte, empezó a ser conocida como la “mano del muerto”.
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Las cintas de vaqueros fueron muy populares
en las décadas tempranas y medias del siglo XX, después de
eso su declive llegó a tal punto que ya no es común ver que
Hollywood apueste por el género. Siendo parte de la cultura
americana existen clásicos como El bueno, el malo y el feo,
Temple de Acero, Los Imperdonables o Por un puñado de dólares,
pero los creadores de cine dejaron de lado las historias de
vaqueros por razones relacionadas a la modernidad. La trama
de los largometrajes western es desglosada a detalle y eso
las hace ir más lento que el resto. Aunque no es algo necesariamente
malo, no toda la audiencia tiene la paciencia para llegar
hasta el final pues suelen aburrirse por las conversaciones
Al representar una realidad donde no hay grandes
avances tecnológicos, el uso de pantalla verde u otros efectos
no es tan común, por lo que las películas no pueden competir
con las nuevas propuestas de ciencia ficción. El solo ver
escenas de disparos y persecuciones a caballo no sorprende
a las nuevas generaciones.
Cuando se trató de combinar el western con la ciencia
ficción en la película Vaqueros vs Aliens las cosas
salieron mal; recibió malas críticas y no genero buenas
ganancias. La idea los extraterrestres luchando con
vaqueros no terminó de convencer.
The Ridiculous 6 o Los seis hermanos ridículos es un
wéstern cómico de 2015 dirigido por Frank Coraci y escrito
por Tim Herlihy y Adam Sandler. La película es una parodia
de los Wéstern en general, y del clásico de 1960, Los
Siete Magníficos en particular. Protagonizada por Adam
Sandler, Terry Crews, Jorge Garcia, Taylor Lautner,
Rob Schneider, y Luke Wilson. Su estreno mundial corrió
a cargo de Netflix el 11 de diciembre de 2015.
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Ambientar el estilo del viejo oeste es costoso
debido a la utilería, vestuarios y escenografías que deben
lucir antiguas. Normalmente los cineastas crean los pueblos
donde se grabará desde cero y todo debe reflejar la época
adecuada para que los espectadores se animen a verla. Sí,
la mayor base se seguidores del western se encuentra en Estados
Unidos y Holllywood trató de explotar el género, pero el mercado
no se encuentra de su lado. Actualmente, el rechazo al género
a nivel global es una realidad, pues China al ser uno de los
países que más consume cine no se encuentra nada interesado
en ver este tipo de historias. En un intento por rescatar
la industria western en los últimos años, parece que las ejecuciones
no resultaron nada bien. El Llanero Solitario de Disney resultó
todo un fracaso en taquilla al generar 260 millones de dólares
cuando su presupuesto fue de 215 millones. También Vaqueros
vs Aliens apenas alcanzó la rentabilidad una vez que se estrenó
en el extranjero. Hollywood ha tenido que ser cada vez más
consciente de los problemas políticos y sociales. En particular,
los cineastas deben asegurarse de que las mujeres, las personas
LGTBQ + y las personas de color estén representadas; es un
desafío ser parte de la inclusión social con historias tan
antiguas.
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El Salvaje Oeste tal vez no lo fuera tanto, pero de tipos
malotes no iba escaso.
Clay Allison (1840-87). "Crazy Clay", el loco Clay era llamado
aún desde su adolescencia por "buenos" motivos. Ya era todo
un personaje en su Texas natal,vaquero y cuatrero de gatillo
fácil y con varias órdenes de búsqueda y captura que nadie
se atrevía a ejecutar. Se casó joven,y a los pocos dias,su
esposa desapareció y no se volvió a saber de ella. A Clay
le hallaron beodo y recitando poemas en su rancho baldío sin
ofrecer respuestas sobre su paradero. Finalmente, se cargó
en Abilene a dos Rangers de sendos escopetazos sólo porque
le intimidaron a dejar de gritar en un salón de juego. El
caso esta vez era grave, pero recien estallada la Guerra de
Secesión, Clay se alistó con 21 años en el Batallón del sanguinario
coronel sureño Quantrill. Su absoluta falta de escrúpulos,
buena punteria y ausencia de miedo, le hicieron ascender rápidamente
a oficial. Todo el mundo, incluso sus compañeros, le tenía
por psicópata. Participó en el famoso Asalto a Lawrence de
1863, donde se dijo que ejecutó personalmente a más de 20
"botas rojas" (fanáticos comandos abolicionistas).
Como la de casi todos sus colegas, la carrera de Allison
había comenzado bien pronto. Huérfano de padre desde
los cinco años, al estallar la Guerra de Secesión, se
alistó en el ejército confederado, del que fue pronto
licenciado por los médicos que le hallaron “incapaz
de llevar a cabo los deberes de un soldado a causa de
un golpe en la cabeza recibido hace muchos años. La
excitación emocional o física le producen paroxismos
de cambios de carácter, con episodios epilécticos y
otros maníacos”. Fuera cual fuere la verdadera naturaleza
de su enfermedad mental, Allison fue un hombre violento,
especialmente cuando estaba bebido, lo que solía ocurrir
muy a menudo, y de terrible e intimidadora fama en todo
el Oeste. Todos daban por seguro que había matado a
muchos hombres, aunque nadie vivo podía aportar detalles
de ello. A él dicha fama, cuando estaba sobrio, le molestaba.
En cierta ocasión escribió una indignada
carta al director de un periódico de Missouri que le
había adjudicado 15 asesinatos: “Siempre he intentado
utilizar mi influencia para proteger las propiedades
y a los hombres de mi condado de los ladrones, forajidos
y asesinos, entre los que no se me puede incluir”. Allison
tuvo un final poco glorioso. En julio de 1887, mientras
cargaba un carro de provisiones en Pecos, Texas, un
saco de grano se fue al suelo. Mientras él se agachaba
a recogerlo, el carro se movió y una de sus ruedas le
aplastó el cuello.
Un pistolero asiduo de los saloons de
Nuevo México, Colorado y Texas, Clay Allison (1840-1877),
al que, al decir de algún coetáneo, el whisky transformaba
“en un demonio desatado”, merodeaba por los locales
ansioso de que alguien le diese una excusa con la más
ligera de las provocaciones para matarle y desahogarse.
El 7 de enero de 1875, Allison mató en Nuevo México
a Chunk Colbert, otro pistolero con quien mantenía una
vieja enemistad (basada sobre todo en la disputa sobre
quién superaba al otro en número de víctimas) y con
el que aquella noche estaba cenando. En cierto momento,
Colbert sacó la pistola, pero el cañón tropezó con el
borde la mesa y se le cayó. Allison desenfundó la suya
y le mató de un disparo en el ojo derecho. Cuando le
preguntaron por qué estaba cenando con un hombre que
le quería matar y al que él quería pagar con la misma
moneda, respondió tranquilo que “porque no me gusta
mandar a nadie al infierno con el estómago vacío”.
El hombre que mató a Liberty Valance’
('The Man Who Shot Liberty Valance'), el mítico western
de 1962 dirigido por John Ford a partir de un relato
de Dorothy M. Johnson se considera un clásico
del cine.
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Al concluir la contienda, huyó a su tierra natal y vagó sin
rumbo fijo trabajando como vaquero con nombres falsos en distintos
ranchos. Pero siempre le echaban porque terminaba matando
a alguien... Cuando se enteraba de que en tal o cual sitio
había un "chulito" que presumia de habilidad con el revolver,
allí acudía él con su inseparable Colt del 38 y su botella
de whisky añejo a retar al figura en cuestión y ser aclamado
como vencedor cual justa medieval. Acabó matando a un comisario
y, perseguido por los Rangers, quien ya le habían identificado
y ansiaban venganza, se refugió con los apaches tras casarse
con una india. Retornado después de una aministía a raiz de
la rendición de los Apaches al general Crook, apareció solo
y sin su mujer india en su antiguo rancho abandonado. Se dice
que le encontraron muerto por causas naturales unos buhoneros
rodeado de botellas de alcohol. John Ford dijo de él "que
fue el mayor bastardo del Far West". Se calcula que mató a
unas 50 personas (sin contar la guerra).
Joaquín Murrieta (1829-53), mexicano de familia noble, de
su leyenda proviene la mítica e idealizada figura de "El Zorro".
Tras la invasión de EEUU de México en 1846 y la Anexión de
su California natal a los EEUU, se hizo bandolero y asaltante
de haciendas, diligencias y bancos pequeños. Se decía de él
que sólo atacaba a los gringos anglosajones y a los ricos
vendidos,y eso le proporcionó el favor del pueblo llano que
le adoraba y escondía como si fuese un moderno Robin Hood.
En realidad, Murrieta era un sanguinario asesino que dispara
a cualquiera que tuviese dinero para robarle, y cómo los yanquis
eran los potentados, pues ellos solían resultar sus víctimas.
Remataba a las indefensas personas que atracaba sin necesidad,
por pura diversión. Abatió a varios soldados de Caballeria
e intentó huir a México, pero le cortaron el paso en Rio Grande
y le destrozaron con tantos balazos que su cuerpo quedó irreconocible.
Visión de un Thomas Amstrong de Joaquín Murrieta (Murieta),
publicado en Sacramento Union Steamer (22 de abril de 1853).
A John Wesley Hardin (1854-1895, El Paso) se le considera
el record man letal del Far West, pues se le atribuyen 58
muertes, entre ellas 4 sheriffs marshalls, entre los cuales
se cuenta el conocido Bat Masterson,"hazaña" que le hizo famoso
en todo el Oeste. Clint Eastwood quiso una vez rodar una película
sobre él, pero había tanto material y tan contradictorio que
dejó el proyecto. Forajido sin tapujos, siempre actuaba sólo,bien
asaltando bancos o pequeños ferrocarriles de esos que empezaban
a desangrar las llanuras. Una vez,sin ninguna ayuda, paró
un convoy de 100 pasajeros en Topeka interponiendo piedras
en los railes, asesinó a los dos revisores y a un pasajero
que intentó desenfundar cuando el tren se detuvo obligatoriamente
a ver qué pasaba en la via, y se llevó un botín de 20.000
dolares entre el contenido de las sacas de correo que contenían
las nóminas de los soldados de Fort Lessington y las pertenencias
de los viajeros... Una fortuna para la época. A pesar de ello,
siguió con su carrera criminal hasta que le hirieron en un
tiroteo en Kansas y pasó 16 años preso. Es un misterio no
aclarado por qué no fue ahorcado. Se dice que una prostituta
con la cual mantenía tratos "sobornó" con dinero y otros favores
al juez federal enviado a la localidad. En la cárcel se comportó
bien, se sacó el título de Abogado y parecía un hombre nuevo
cuando le indultaron la cadena perpetua y le liberaron. Nada
más en la calle, volvió a las andadas pero actuando con más
inteligencia: seleccionaba establecimientos lucrativos con
caja fuerte y los asaltaba cuando apenas estaba el dueño.
Mantenía una doble identidad como letrado respetable en una
u otra ciudad hasta que "pelaba" la localidad y emigraba a
otra a seguir con el negocio. Ahora sólo mataba si se le resistían.
Le reconocieron al final por un duelo que mantuvo con 7 cuatreros
en un burdel de Austin (no los cuatreros,a esos los reventó
a tiros usando dos colts,uno en cada mano....). Hubo de cambiar
de identidad y esconderse a salto de mata por la frontera
mexicana. Siempre se le consideró el pistolero más rápido
de la Historia del Oeste. El mito decía que desenfundaba y
disparaba a dos manos antes de que un hombre pudiese chasquear
los dedos. Se las arreglaba como ladrón de poca monta y jugador
bajo nombre falso cuando hirió a un sheriff en El Paso. Le
dio por muerto y huyó unas semanas a las montañas. Ése fue
su error. Al volver,sin interesarse nada más que por el burdel
y el juego, el alguacil, recuperado, un tal John Selman, le
acribilló por la espalda mientras echaba una partida a los
dados en una taberna que aún hoy se enseña a los turistas,
"The Castle". Bob Dylan le compuso una canción.
John Wesley Hardin fue un forajido de leyenda (al igual que
Billy "The Kid" o Jesey James) del oeste estadounidense del
siglo XIX a quien se adjudican, al menos, 40 muertes. Reconocido
por ser un hábil pistolero, creció en la etapa anterior a
la guerra civil en la cual la violencia era una forma aceptada
de solucionar conflictos. Después de estar preso por dieciséis
años por la muerte de un sheriff, logró convertirse en abogado,
pero fue abatido a balazos por un policía de la ciudad de
El Paso. Escribió su autobiografía incompleta bajo el nombre
de Vida de John Wesley Hardin, escrita por él mismo.
Jesse James (Misuri 1847-82) obstenta el record de la recompensa
más grande ofrecida jamás por la captura de un bandolero,
100.000 dolares de la época, unos 2 millones de euros actuales.
También es el pistolero sobre quien más películas se han rodado.
Fue un héroe popular en su tiempo y le consideraron mártir.
Como Clay, luchó con el Batallón de Quantrill por la Confederación
y terminó siendo Comandante. Era inteligente, atractivo y
duro como el acero. Acabada la contienda, fanático outlaw,
alegó que las leyes USA no eran legítimas y que él no se había
rendido y proseguía la guerra por su cuenta. Nunca se consideró
un bandido a sí mismo, sino un fugitivo justiciero o un guerrillero.
Formó con su hermano Frank y otros antigos conocidos y amigos
de su tierra una banda letal que igual asaltaba trenes que
bancos, logrando botines inmensos y burlando a las autoridades
en trepidantes huidas atravesando estados sin dejar de cabalgar.
En el Este, sus historias de atracos y "hazañas" eran tan
cotizadas que empezaron a publicar folletines gráficos exagerados
con ellas, transformándole en un mito viviente en todo el
país. En invierno se escondía tranquilamente en un pueblecito
aislado por las nieves de Montana con su hermano, y en primavera
reunía a su banda, reclutaba nuevos hombres e iniciaba su
"campaña anual" de atracos tan exitosos que fue considerado
un hombre riquísimo, pero a él le enfurecía que dijesen eso
y vivía espartanamente. Al final, ocurrió lo inevitable. Por
pura estadística, durante el asalto a un banco de mineros
en Nordlenheim, la población de origen emigrante sueco, les
hizo frente a tiros y, tras un frenético enfrentamiento en
el que murieron 34 lugareños y 7 atracadores, Jesse, malherido
y su hermano Frank, también herido, escaparon de milagro sin
botín. A partir de ahí se les buscó sin tregua por todo el
Oeste ofreciendo fantásticas recompensas.
Rob Love, Collin Farrel o Brad Pitt han interpretado
al forajido.
Pero fue un chaval de 20 años, "el cobarde Robert Ford" como
pasó a la Historia por siempre, quien le asesinó de un balazo
en la nuca mientras colgaba un cuadro en una casita que era
su escondite en las Rocosas. El chico era un admirador suyo
y acababa de ser reclutado por otro secuaz de Jesse mientras
éste se reponia de las heridas, pero resultó ser más admirador
de la recompensa. Que gozó poco tiempo, pues Frank le encontró
y le mató salvajemente en un campamento de vaqueros de Idaho
3 años después.
Aquel que roba a un ladrón tiene cien años de perdón
y que el que a hierro mata, a hierro muere. Y los dichos
son sabios (o eso nos han inculcado desde hace siglos).
Pero la muerte de Jesse James, el pistolero más famoso
del lejano Oeste, no hay proverbio que la sustente.
Ni sabiendo siquiera que su fama de «buen forajido»
fue una falacia de proporciones similares al First National
Bank de Northfield que intentó robar en 1876. La trampa
que le tendieron los hermanos Ford -sus últimos colegas
de armas en el triste mundo del bandolerismo- fue tan
sucia como traicionera. Invitar a tus compadres a tu
propia casa solo para que, minutos después, destruyan
tu confianza con un tiro en la mollera.
Pues eso es lo que ocurrió al no tan bueno de Jesse:
que la suculenta suma que ofrecían por su cabeza (10.000
dólares, de las más altas del «far west») pesó más que
la amistad. Aunque sus asesinos apenas cobraron 500
... Y suerte que tuvieron de que no les hicieran un
Viriato con aquello de «Roma no paga a traidores». En
todo caso, lo que es innegable es que, aquel abril de
1882, cada uno obtuvo lo que se merecía. James, el disparo
que se llevaba buscando desde que empezó su carrera
como bandido tras haber combatido en el bando sudista.
Los Ford, una puñalada trapera similar a la que ellos
mismos habían dado. Aunque el mejor parado fue, curiosamente,
el cadáver, pues morir bajo los auspicios del estado
acrecentó la falsa leyenda que se había forjado de Robin
Hood del siglo XIX.
Jesse James, criminal, forajido e icono estadounidense.
Ya lo dijo el Evening Bulletin (de Maysville, Kansas)
el 4 de mayo de ese mismo año: «El asesinato de Jesse
James es uno de los crímenes más cobardes e innecesarios
que se han perpetrado en los Estados Unidos. La única
motivación fue el interés económico». Su muerte causó
gran revuelo y consternación en el país. Aunque esas
mismas gentes que se encogieron de dolor al conocer
la partida del bandolero fueron las mismas que, durante
meses, llenaron los espectáculos teatrales en los que
los hermanos Ford representaron, una y otra vez, el
fallecimiento del pistolero. El morbo, que suele adelantar
por la derecha a la lógica. En todo caso, el mito ha
perdurado hasta la actualidad. Quede como prueba que,
allá por 2009 se estrenó la película «El asesinato de
Jesse James por el cobarde Robert Ford». Tirando de
tópico... no hay más preguntas, señoría.
Pero vayamos por partes, pues entender a este bandolero
requiere hablar de sus años mozos. Jesse nació en 1847
en Missouri. Hijo de un ministro baptista (como explica
Gregorio Doval en «Breve historia del salvaje Oeste»),
cuando sumaba diecisiete añitos se unió a la guerrilla
confederada del cruento Bill Anderson. Razones tenía,
todo hay que decirlo, pues las tropas federales se habían
presentado poco antes en el rancho de su familia para
pedir información y, de paso, intentar colgar a su padrastro
(y digo intentar porque este sobrevivió). Nuestro protagonista
demostró desde joven que su vida estaba destinada a
la violencia ya que, junto al clan de los Younger, protagonizó
todo tipo de tropelías durante la contienda. «Las actuaciones
de esta guerrilla fueron tan atroces y despiadadas que
todos sus miembros fueron excluidos expresamente de
la amnistía decretada al acabar el conflicto», añade
el autor en su obra.
Con este currículum no parece extraño que, al final
la guerra civil estadounidense en 1865, Jesse, su hermano
y los Younger tuvieran que dedicarse al latrocinio y
al pistolerismo. El noble arte en el lejano Oeste. Como
si su vida fuera un cliché del spaghetti western, la
banda dedicó su vida a asaltar diligencias y trenes,
robar tiendas y atracar bancos. Tampoco decían que no
a los trabajos como asesinos a sueldo (ya se sabe, hay
que reinventarse). Doval cifra las riquezas que consiguieron
durante sus años de bonanza en «cientos de millones
de dólares». Todo ello, para disgusto y frustración
de los agentes de la Pinkerton, la misma agencia de
cazadores de bandoleros que se enorgullecía de atrapar
siempre a su presa. «No sé lo que significa la palabra
fracaso. No existe nada en este mundo que pueda influirme
cuando sé que estoy haciendo lo debido», solía decir
su director. En el caso de James se tuvo que tragar
la primera parte ... La brutalidad de los detectives
de esta agencia (contratada por el estado) fue la que
ayudó a Jesse James a convertirse en un héroe para los
mismos sureños a los que todavía les escocía la derrota
en la guerra. No hay más que conocer el ataque que protagonizaron
los agentes contra la casa de su familia, en el que
el hermanastro del bandido falleció y su madre perdió
un brazo. También le ayudó la campaña de propaganda
y leyenda blanca que algunos diarios como el Kansas
City Times organizaron en torno a su persona. En el
artículo «Was Jesse James a Southern Robin Hood?», el
Abbeville Institute afirma que estos periódicos ayudaron
al bandolero a forjarse una imagen de Robin Hood moderno.
Todo ello, usando como base las cartas que el propio
forajido les mandaba para defender sus acciones. Le
fue bien y la sociedad empezó a ver al gobierno como
un conspirador.
Quizá fue ese cariño el que le hizo confiarse y orquestar
un atraco demasiado arriesgado: el del First National
Bank de Northfield en 1876. La verdad es que no fue
su mejor idea. El día del robo, el bandido se presentó
en la sucursal a pesar de que sabía que los vecinos
se habían armado tras haber sido alertados de un posible
asalto. Todo salió más que mal. Jesse entró con el revólver
por delante y amenazó al encargado. O abría la caja
fuerte, o acabaría con un tiro en la sien. Pero aquel
día el cajero se sentía valiente y se negó. La amenaza
se hizo realidad y el forajido le disparó a la cabeza,
pero no contaba con que, tras apretar el gatillo, iba
a desatar un torrente de plomo de los ciudadanos que
estaban fuera. Solo quedaba salir por piernas de allí.
Y no les fue demasiado bien, pues todos los Younger
fueron atrapados.
Con la banda virtualmente destruida, Jesse se escondió
en Tennessee al abrigo de una identidad falsa. Quietecito
habría estado bien, pero ese no era su estilo. Y eso
que se había prometido a sí mismo dejar aquella vida
para siempre. Al final, acudió poco después a la llamada
del dinero fácil y volvió al mundo del bandolerismo
con el exitoso asalto a un tren. Aquello le dio alas
para descolgar el revólver. Robin Hood regresaba al
Bosque de Sherwood. Pero... ¿de quién fiarse? «En 1882
solo le quedaron dos hombres en los que confiar: Charley
y Bob Ford, hermanos de la novia de otro de los miembros
del clan. Jesse les pidió a ambos que se instalaran
en su casa de Saint Joseph para asegurarles a él y a
su familia una mínima protección ante lo que pudiera
pasar», añade Doval. Eran fiables y viejos conocidos;
o eso creía nuestro protagonista.
Allan Pinkerton (25 de agosto de 1819 - 1 de julio
de 1884) fue un detective y espía escocés que fundó
la Agencia Pinkerton, la primera agencia de detectives.
Antes de prestar sus servicios al Ejército de la Unión,
desarrolló varias técnicas de investigación aún usadas
hoy en día, como el seguimiento o rastreo de sospechosos
o la suplantación o creación de personajes para misiones
de espionaje. Cuando estalló la Guerra de Secesión o
Guerra Civil Americana Pinkerton sirvió como jefe del
Servicio de Inteligencia de la Unión (Union Intelligence
Service) de 1861 a 1862. Frustró una presunta conspiración
de asesinato en Baltimore, Maryland, mientras protegía
al presidente Abraham Lincoln. Los agentes de Pinkerton
trabajaban a menudo como infiltrados, haciéndose pasar
por soldados o simpatizantes Confederados, para conseguir
información militar secreta. Pinkerton sirvió personalmente
en varias misiones de espionaje bajo el apodo de Comandante
E.J. Allen. Fue sustituido como jefe de inteligencia
por Lafayette Baker. Ahondamos en su figura y la época
en el monográfico dedicado a la segregación.
Pásate por Ser humano.
Pero la realidad no tenía nada que ver con sus suposiciones.
Los hermanos habían llegado a un acuerdo con el gobernador
de Missouri y con el sheriff James Timberlake para entregar
a James (vivo o muerto, como diría Hollywood) a cambio
de 10.000 dólares. Tal y como explica Nick Vulich en
su popular (y documentada) «History bytes», Bob había
ofrecido la cabeza del forajido a cambio del dinero
y de que le conmutaran una pena de prisión por asesinato.
El problema es que no era sencillo cazar a su presa.
«Los hermanos Ford jamás tuvieron la certeza de que
se les fuera a presentar la oportunidad de asesinar
a Jesse James, ya que siempre iba fuertemente armado
y era imposible desenfundar un arma sin que él se percatara»,
desvela el autor en su obra. El 3 de abril empezó la
fiesta. Aquel día, después de desayunar y de cepillar
a los caballos, Jesse y los Ford se dispusieron a entrar
en el cuarto de estar de la casa. Existen varias versiones
sobre lo que ocurrió entonces. Vulich y Doval son partidarios
de que, tras quejarse por el calor, el bandido se quitó
el abrigo y lo apoyó sobre una silla. «Dejaré las armas
dentro, no querría que nadie las viera al salir del
jardín», afirmó. Fue entonces cuando se desabrochó el
cinturón en el que llevaba su Smith and Wesson del calibre
45 y su Colt y se aprestó a subirse a un taburete para
enderezar un cuadro que se había torcido. Sus supuestos
amigos aprovecharon su oportunidad. Así lo escribió
el Evening Bulletin de Maysville, Kansas, poco después:
«Robert fue el más rápido de los dos. En un visto y
no visto, se hizo con un arma larga cuyo cañón acercó
a poco más de un metro de la cabeza de Jesse James [...]
La bala penetró la base del cráneo y salió por la frente,
un poco por encima del ojo izquierdo».
Jesse James, junto a su asesino.
El disparo alertó a la esposa de James, que se presentó
en la sala. «Ha sido un accidente», repitieron ellos
como un mantra. Al parecer, su mujer hizo lo posible
por cortar la hemorragia, pero fue imposible. Tras escapar
del lugar, los hermanos acudieron a una oficina de telégrafos
desde la que informaron al sheriff de su muerte. A continuación,
se entregaron a las autoridades. Poco después, se confirmó
lo sucedido. «El gobernador Crittenden confirma que
el cadáver es el de Jesse James y que es fruto de un
acuerdo entre las autoridades y Bob Ford», escribió
el periódico Watchman and Southron. Su juicio, obligado,
fue raudo. En el mismo día les condenaron a la horca
y les indultaron. El diario publicó, posteriormente,
lo siguiente: «Los hermanos Ford declaran no ver inconveniente
en reclamar la recompensa ofrecida por el gobernador
Crittenden por capturar a Jesse James. De hecho, recientemente
han mantenido varias reuniones en el hotel St. James
de Kansas City. El gobernador estaba al tanto de sus
planes y los aprobaba. Inmediatamente después de disparar
a Jesse James, se entregaron a las autoridades». Pero
no cobraron toda la recompensa. El gobernador, aprovechando
la exaltación que se produjo en la sociedad tras el
suceso, apenas les entregó 500 dólares. La muerte fue
para nada. Aunque ellos intentaron sacarle todos los
réditos posibles y se dedicaron a representar funciones
de teatro en las que, una y otra vez, mostraban cómo
habían acabado con Jesse James. «El asesinato causó
una gran sensación en todo el país. Los hermanos Ford
no solo no ocultaron sus actos, sino que, incluso, alardearon
de ellos Tiempo después se marcharon rápidamente del
estado. Charley Ford se suicidó en mayo de 1884. Bob
fue asesinado en 1892 de un disparo de escopeta en la
garganta en el saloon que había abierto en la ciudad
de Creede, Colorado», añade Doval.
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William H. Boney, alias 'Billy El Niño', (1859-1881) es quizás
el más conocido pistolero si hiciesemos una encuesta, y enormemente
popular también en su época: en el Este, las "novelitas gráficas"
con sus aventuras, ficticias la mayoria, batieron records
de difusión y contribuyeron a crear una falaz memoria de quien
fue un temible asesino y ladrón, pero pasó por héroe audaz...
Desde que mató con 15 años a dos hombres cerca de su casa
antes de huir rumbo a la nada, The Kid no cesó de disparar
y correr. Robaba al por menor en comercios y pueblos adquiriendo
una enorme destreza con el colt cuando fue enrolado por uno
de los bandos enfrentados en la Guerra del Condado de Lincoln,
una sangrienta pugna entre terratenientes ganaderos y agricultores
en Nuevo México que trajo toneladas de plomo y cientos de
víctimas. Billy se destacó enseguida como lider natural de
una banda al servicio del bando rural y personalmente abatió
a más de una decena de hombres, incluido un marshall-sheriff
y un Comisario de Territorio en Santa Fe. Espectacular fue
su huida de la prision estatal mientras esperaba el ahorcamiento,
matando a 6 guardias. Terminada la pugna, el Gobernador indultó
a todos los implicados, por lo cual, William tenia la oportunidad
de empezar de cero. Contaba 20 años apenas y poseía un aspecto
engañosamente inofensivo. Pero había encontrado su vocación:
formó un banda con los antiguos compañeros del condado, y
bajo su dirección atracaron tantos bancos y asaltaron tantos
trenes que ninguna compañia aseguradora de Sudoeste de EEUU
quería cubrir a los establecimientos de la zona. Su máximo
botín fue de 62.000 dólares, el presupuesto anual de toda
Nueva York en esos días. Ante la alarma pública, se enviaron
incluso efectivos militares, pero William se movía en los
montañas de Arizona como pez en el agua. Nunca nadie reunió
tantas órdenes de busca y captura en tan poco tiempo como
él. La presión militar fue reduciendo sus actividades y diezmando
a los miembros de su banda. William decidió esconderse en
Fort Sumter como proxeneta y, estando en compañia de una de
sus chicas y desarmado, fue tomado por sorpresa por uno de
sus antiguos compañeros que se había hecho ayudante de sheriff,
Pat Garret, a quien le fue denegada la recompensa por su turbio
pasado.
Harry Alonzo (alias Sundance Kid,1867-1908) y Butch Cassidy
(Utah 1866-1908) son los personajes que inspiraron la idílica
y nada más alejada de la realidad, pelicula de "Dos Hombres
y un Destino". Sundance Kid atracaba por su cuenta y le buscaban
por asesinato en medio país cuando se integró en la salvaje
banda de psicópatas criminales especializados en asaltar trenes
encabezada por Cassidy. Su primera acción conjunta fue la
sonada toma del Banco de Montpelier en Carson,donde hicieron
rehenes a toda la plantilla,mantuvieron un tiroteo con decenas
de agentes de la ley que les rodeaban en una increible balacera
donde se gastaron se cuenta 100.000 casquillos,para lograr
huir a la noche abriéndose paso a tiros ellos dos solos con
un espectacular botín en bonos del tesoro,dejando atrás a
15 o 20 alguaciles muertos además del resto de la banda de
Cassidy. Eso les convirtió en amigos fraternales,relación
que casi se va al garete cuando se encapricharon de una misma
ranchera los dos, Ann Basset (la de la bici de la peli, ésa
sí). Superada la rencilla con ayuda de otras féminas, el duo
atracó y quemó trenes al por mayor,siendo su éxito supremo
el asalto al Tren de las Nóminas de la Union Pacific en Juction
(llamado el Tren del Dinero), que les reportó una incalculable
cantidad y varias muescas más en sus revólveres al matar a
unos 10 empleados de la Compañia que custodiaban las sacas
además de a los maquinistas. Se ofreció tal recompensa por
ellos que no tuvieron más remedio que huir del país tras quemar
casi toda su fortuna en burdeles y casinos de Nueva Orleans.
Embarcados como ricos caballeros con identidad falsa, partieron
rumbo a Argentina.Allí se encontraron libres,pero pronto arruinados
por sus desastrosas dotes para los negocios y sus aficiones...
No pudieron resistir viajar por Sudamérica como vulgares salteadores
de caminos, hasta que perseguidos por el Ejército Boliviano
después de un golpe con muertos, fueron acribillados en una
choza de Tupiza, donde resistieron a 100 soldados durante
3 dias. Muchos en EEUU dudaron de su muerte y nació la leyenda
de que escaparon vivos y que vivían en el Este ricos y felices.
La historia de Butch Cassidy y Sundance Kid y su aventura
en la Patagonia. Los legendarios pistoleros se escaparon
hacia Sudamérica. La reconstrucción de este singular
capítulo en sus vidas.
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David Rudabaugh, alias El Sucio Dave, (Illinois 1854-Chiguagua
1886), terrorífico bandido y asesino profesional que disfrutaba
matando y contando el número de sus víctimas, estimadas en
un total de 50 o 55 sin contar las no confirmadas... Pronto
se unió a una banda y partió al Oeste a asaltar diligencias
y ranchos indefensos donde David,para disgusto de sus compañeros,exterminaba
a sus habitantes incluso después de obtener el botín por pura
diversión. Los propios Bat Masterson y el hipócrita criminal
de Wyatt Earp le persiguieron a título particular como cazarrecompensas
con cierto éxito,pues mataron a sus compañeros y le apresaron.Sin
embargo,logró escapar rompiéndose varios huesos al saltar
desde el muro de la prisión en la que aguardaba el patíbulo
y la persecución continuó. Se dice que "pactó" con el canalla
de Earp alistarse en su facción de mercenarios durante la
Guerra de los Ferrocarriles en medio de la anarquía que era
el Oeste. Más bien,actuó con su cuenta asesinando y asaltando
a rio revuelto sin que lograsen capturarle hasta pasados 4
largos años de andanzas sangrientas.Volvió a fugarse cargándose
a dos ayudantes del Sheriff en Las Vegas durante un traslado
(también se cargó a los otros presos porque ,al parecer, le
molestaban declaró el único superviviente) y se refugió en
México. Allí vivió del juego y del robo y contrabando de caballos
con los indios. Al fin,tras una discusión en un burdel,mató
a dos de los matones del local,pero a la salida le disparó
una de las chicas del local por la espalda.Su cabeza fue cortada
y exhibida en una pica. Los rumores que le vincularon en vida
con Billy el Niño son pura fantasia. Ninguno hubiese soportado
que el otro le mandase ...
Samuel Bass (Indiana 1851- Texas 1878), célebre asaltante
de trenes con una banda reclutada selectamente entre antiguos
militares excombatientes del Sur. Bass, al contrario que los
anteriores, sólo mataba en último extremo y en caso de necesidad,
nunca por placer, por lo cual se consideraba a sí mismo un
profesional. Era atractivo, listo y bromista, motivo que le
convirtió en la mayor estrella de las novelitas gráficas del
Oeste en Boston y Nueva York, hasta el punto de que en Baltimore
le hicieron una estatua de cera para su museo local basada
en una fotografia dudosa, la cual un juez ordenó fundir cuando
se supo que Bass había matado a varios vigilantes de un tren
asaltado en Lubbok. Decidió asaltar con su banda el Expresso
de Yuma, un tren blindado que transportaba fondos federales.
Sería su gran golpe y el último antes de retirarse a vivir
como un pachá. Pero el tren resultó un hueso demasiado duro
de roer aunque Bass usó dinamita contra los vagones, en lo
que fue una batalla campal. Aparte de todos sus compañeros
cayeron treinta vigilantes. Él salió herido y se escondió
en la gran ciudad de Amarillo. Allí se enamoró de una prostituta-bailarina
de saloon y, cuando unos cuatreros mexicanos violaron a la
chica, Bass cogió varios rifles y colts además de un buen
surtido de cartuchos de dinamita. El campamento nocturno de
los mexicanos, una horda de unos 50, estaba en una hondonada
de las afueras. Tranquilamente, Bass, aprovechando la oscuridad,
primero lanzó todos los cartuchos explosivos con letal destreza,
y , a medida que iban surgiendo los supervivientes de las
sombras, los abatía con los rifles. Cuando se quedó sin escopeteria,
echó mano a los revólveres. Había soltado a los caballos de
los mexicanos, así es que no pudieron huir de aquella especie
de Terminator demoniaco. Bass disparó y destrozó hasta hacerse
de dia. Los testigos desplazados al dia siguiente mencionan
40 muertos. Fue portada de los periódicos más destacados y
la mayor matanza individual conocida del Far West.
Su propio deceso es confuso. Oficialmente, le atraparon unos
cazarrecompensas en un garito en medio de la nada en las Rocosas.
Logró cargarse a los tres que le intentaron apresar, pero
cuando se iba, el tendero o su hijo (no se sabe de cierto)
le hirieron gravemente por la espalda y, aunque consiguió
ensillar y perderse en la arboleda nevada, nunca se supo de
él. Nadie cobró la recompensa.
James Billy Hitchcock, "Bill el Salvaje", (1837-76), audaz,
aventurero, adicto a la adrenalina, su temperamento le impedía
formar una familia o mantener un trabajo normal.Amante de
las armas y pendenciero,se lanzó al Oeste, cometió algunos
pequeños atracos sin víctimas y mató a varios tipos jugando
a los naipes, a los cuales estaba enganchado. Sin embargo,tipo
inteligente, comprendió que, a la larga, los outlaws fallecen
jóvenes. Y qué mejor para un pistolero ávido de emociones
y dinero que hacerse sheriff. Dodge City, 1866. Gomorra. Una
ciudad sin más ley que la del más fuerte, con una justicia
inexistente y vergel de antros y anarquía. Era el paraiso
de los forajidos. La Junta Ciudadana ofrecía en vano una fortuna
a quien aceptase el nombramiento de sheriff, pero nadie estaba
tan loco. Hitchcock reclamó el puesto. Enseguida le dieron
la placa y fueron a encargar su ataud. Pero él era astuto
y tenía planes. Le gustaba Dodge y pensaba convertirla en
su paraiso particular. Confiscó una sala de juegos alegando
que el dueño era un ladrón (como todos allí) y lo abatió a
plena luz del dia. Con los ingresos reclutó a un particular
grupo de ayudantes. Forajidos cansados de vagabundear por
las llanuras y diestros con la pistola. Les dio un hogar y
un buen sueldo por su fidelidad. Limpió la ciudad en un pestañeo.
Se hizo dueño de la próspera población.
Acumuló negocios (la gente de bien le adoraba porque había
instaurado la paz y la ley) y salones. Rico y famoso, todo
el Oeste sabía que Bill era el Rey. Y Dodge crecía y crecía
boyante bajo su "orden". De vez en cuando, aparecía un cretino
a desafiar a duelo a Bill porque éste proclamaba a los 4 vientos
ser el más rápido. Y "El Salvaje" añadía otra muesca más a
su colt. Él era la justicia y nadie le pedía cuentas. Pero,
un dia, Hardin, se dejó caer a probar la rapidez de Hitckok.
Fue una humillación pública: Hardin podía fumarse un puro,
tomarse unos tragos, contar hasta cien y desenfundar antes
que Bill o cualquiera sacase su revólver ... Hardin se marchó
riéndose. No quería matar a Bill, sólo demostrar quién era
el más rápido. Hitckok se tornó cruel y desconfiado por si
el suceso le hacía perder el respeto de la gente. Un mes después,
mientras jugaba al poker, el hermano de un tipo al que había
matado en duelo justo, se le acercó por la espalda y le disparó
en la nuca. LLevaba 2 reyes, 2 ochos y un diez en la mano
.Hasta hoy, en USA, a esa combinación de cartas se la conoce
como "la mano del hombre muerto" y trae mala suerte jugarla.
Wyatt Earp, (1848,Los Ángeles 1929) el peor y más peculiar,
aunque sólo sea porque murió de viejo dejando tras de sí una
falsa leyenda de heroicidad y legalidad inversamente proporcional
a la verdad. Fue el protagonista del más célebre duelo de
la Historia del Oeste, OK Corral. Kevin Cosner, Kurt Rusell,
Rock Hudson, Burt Lancaster y 20 más le han encarnado en el
cine y su nombre es mítico. Avaricioso, asesino, mentiroso
y vil, su carrera comenzó cuando se convirtió en jefe de su
Clan familiar -sus hermanos Morgan y Virgil, y su inseparable
colega, el matón dentista tuberculoso Doc Holliday junto a
sus esposas y amantes todos en alegre compañia-. Su mujer,
una rica emigrante, falleció en raras circunstancias y Earp
heredó una cantidad respetable para invertir en sus aventuras.
Desde entonces, tomó amantes pasajeras a cual más escandalosa.
Emigró al frente de su "familia" al Oeste en busca de fortuna.
Metódico y sin escrúpulos, dirigía a los demás: fue comisario
y sheriff en varios pueblos enriqueciéndose con chantajes,coacciones
y corruptelas. Pero siempre cuidó de que su apellido estuviese
inmaculado. Si alguien les denunciaba, lo sobornaban o mataban.
Así, su estrafalaria secta siguió deambulando por el Oeste
saqueando "honradamente" a las localidades o haciendo de cazarrecompensas
si merecía la pena. La gran ocasión se presentó cuando, en
un pueblo perdido de Arizona, Tombstone, se halló plata. En
un segundo surgió una ciudad demencial sin ley llena de oportunidades,
pistoleros, oro, salones y lupanares. Earp y su clan llegaron
a luchar por el control comprando locales. El dinero corría
a chorros y los Earp competían con otro grupo, el de los Hermanos
Clayton y sus primos, unos bestiales mineros sin miedo a nada.
Logró situar a sus hermanos como sheriffs provisionales mientras
él y Doc permanecían en la sombra regentando y ampliando sus
negocios. Pero el enfrentamiento por el poder total era inevitable.
Los Clayton amenazaron de muerte a los Earp. Un tormentoso
dia de octubre de 1881 tuvo lugar el Duelo de OK Corral, el
más célebre de la Historia del Far West, repetido en mil películas
aunque sólo fue una sucia matanza. Los Clayton bajaron de
su mina al pueblo y se emborracharon en los establos hasta
caer redondos. Earp supo que era el momento: o ellos o los
otros. Él, Holliday, Virgil y Morgan fueron a buscar a los
Clayton que descansaban junto a dos primos suyos.
Hay que resaltar, como quedó claro en el juicio posterior
a pesar de la absolución de los Earp, que carecían de autoridad
o motivo legal para detener a los Clayton. Fue, pues, un puro
homicidio. Pasado el medio dia del 26 de octubre de 1881,
en las cercanias del Ok Corral, Holliday y los Earp sorprendieron
a sus 5 enemigos. Tras un confuso tiroteo, dos hermanos Clayton
y un primo murieron acribillados. Otro primo y el mayor de
los Clayton escaparon heridos, pero Earp los persiguió y ejecutó
dias más tarde. Virgil quedó minusválido, Morgan y Doc resultaron
heridos leves, si bien Morgan fue asesinado misteriosamente
al cabo de un mes. Holliday moriría en un hotelucho 3 años
después, alcoholizado y tuberculoso. Wyatt vendió sus negocios
en Tombstone donde todo el mundo le odiaba, y se largó a California
abandonando a las mujeres. Allí vivió en paz como un adinerado
caballero justiciero. Sus memorias le reportaron más ingresos.
Tombstone se apagó cuando se agotaron las minas, igual que
el Far West desaparecía a finales del XIX... El hipócrita
Earp resumió todo el Oeste en una sola frase legendaria la
mañana del Ok Corral. Doc le preguntó: -¿Qué hacemos,Wyatt?.
-Vamos a ir ahí. Y cuando lleguemos, vamos a matar a esos
malditos bastardos hijos de perra y enviarlos al puto Infierno.
En inglés, en el original, es una frase que Clint Eastwood
cita en "Sin Perdón" como guiño-homenaje.
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La esencia de las cantinas del western es evidente
en Star Wars.
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En los westerns que no están muy bien documentados
(no ocurre así en los de John Ford) puede verse a los
soldados de caballería usando winchesters. Pero esa
imagen está completamente alejada de la realidad. Porque
el auténtico rifle de la caballería americana fue esta
carabina Sharp de un solo tiro.
Fue usada también por los cazadores de búfalos, quienes
demostraron además su eficacia en la lucha contra los
indios, al enfrentarse a ellos en la batalla de Adobe
Walls. El ejército comenzó a usarla durante la guerra
civil (la empleaban ambos bandos), y la mantuvo en servicio
durante la mayor parte de las guerras indias. Era un
arma de gran precisión pero tenía un terrible defecto:
Tras superar la docena de disparos en un corto período
de tiempo, existía el riesgo de que se calentase de
tal manera que el casquillo de la bala se derretía inutilizándola,
y había que extraerlo manualmente con la punta de un
cuchillo. Por ese motivo, acabó siendo sustituída por
un modelo más avanzado de carabina, la Spencer.
El primer fusil de repetición y con cerrojo que llegó
al oeste, y que posteriormente evolucionaría hasta convertirse
en el mítico Winchester fue el Rifle Henry. Algunos
modelos podían llegar a disparar hasta veintiocho balas
seguidas, lo que hizo que se convirtiera en un arma
muy popular entre los soldados de la Unión durante la
guerra de secesión.
Eran muchos los militares que ahorraban de su paga
para comprarse uno, con la esperanza de que este arma
casi mágica les ayudaría a sobrevivir a la sangrienta
contienda. El Henry causó tanto impacto entre las tropas
confederadas, armadas con añejos fusiles de avancarga,
que los sudistas se referían a él con la expresión:
«ese malldito rifle que los yankis cargan el domingo
y con el que disparan durante toda la semana».
La legendaria pistola de los tahúres del Mississippi,
la Derringer, un arma de bolsillo que podía camuflarse
fácilmente en la manga de una chaqueta. Se trataba de
una pistola de pequeño calibre que originalmente solo
podía disparar una bala, aunque posteriormente la casa
Remington dobló su capacidad de fuego añadiéndole un
segundo cañón.
Para que fuera mortalmente efectiva, este arma debía
dispararse casi a quemarropa, tal y como hizo John Wilkies
Bootth, quien asesinó a Abraham Lincoln disparándole
con un derringer en la nuca.
El más célebre de todos los fusiles empleados durante
la conquista del oeste. Fue fabricado por el empresario
Oliver Winchester, y se trataba de un modelo más evolucionado
del rifle Henry. El primer modelo podía disparar solo
15 cartuchos, menos que el Henry, pero estos eran de
calibre 44-40, mucho más potente, por lo que su capacidad
mortífera se multiplicaba.
¿Recuerdan los dos enormes pistolones
que Clint Eastwood blandía como si tal cosa en la magnífica
El fuera de la ley (1976) Pues se trataba de dos Colts
Dragoon. Casi nada. Este revolver fue fabricado para
la caballería de los Estados Unidos y entró en servicio
en la guerra contra México, aunque fue durante la guerra
de secesión cuando su uso se hizo más general. Era un
arma de gran tamaño por lo que era más cómoda dispararla
empuñándola con las dos manos para evitar el retroceso.
El bandido californiano Joaquín Murrieta lo usaba, y
también Wild Bill Hickock en sus primeros años de correrías
por el salvaje oeste.
El Colt 45, también llamado The Peacemaker
(El Pacificador), fue el revolver más célebre de su
tiempo. Con su inconfundible tambor y con una capacidad
de seis tiros, fue fabricado para ser usado por el ejército
de Estados Unidos, pero este arma rápidamente se extendió
por todo el oeste. El hecho de que usara munición del
mismo calibre que el Winchester 73, ayudó a popularizar
su uso. El modelo de la foto era el más común, aunque
hubo otros con el cañón más fino y largo. Ese fue por
ejemplo el que utilizó Wyatt Earp. Curiosamente, este
comisario raramente disparaba. De hecho solo mató a
cuatro hombres a lo largo de su dilatada trayectoria
como sheriif y pistolero. Por el contario, prefería
poner fuera de combate a sus enemigos acercándose a
ellos y golpeándoles con el cañón del arma en la sien.
Una táctica que recibía el nombre de «bisontear».
El revolver Schofiled, otra pistola del
calibre 45, en este caso fabricada por la casa Smith
& Wesson. Su uso fue menos común que el del revolver
Colt, pero la Schofield ha pasado a la leyenda por ser
el arma que utilizaba el general Custer.
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