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31-Julio-2021

La primera función de un filme (usando el cinematógrafo de los hermanos Lumière) se realizó en febrero de 1897, en la Confitería Jardín Estrasburgo (hoy Club de la Unión), en Lima, Perú. Un mes antes, se habían proyectado imágenes en movimiento con el aparato llamado vitascopio inventado por Thomas Alva Edison. El público que presenció en un inicio, las proyecciones del vitascopio y del cinematógrafo fue de la aristocracia y las imágenes que observaron eran de paisajes de otros países (en 1899 se toman las primeras imágenes de Perú). Poco a poco las funciones fueron llegando a los sectores sociales más bajos, a través de exhibidores ambulantes que adquirían los aparatos y los llevaban a varios lugares recorriendo el país, generando el hábito y necesidad en el público que pagaba por ver las funciones, y haciendo así su negocio.

Esto fue debido a que el cine traía estímulos venidos de lejos, convirtiéndose en una forma de poner al alcance de la gente paisajes geográficos y humanos que la falta de medios de transporte negaban (solo había rutas ferroviarias del siglo XIX, aún no se empezaba la construcción de redes de caminos, esto se daría en la década de 1920). Durante sus primeros años (hasta 1913, año de la primera película de ficción peruana), lo que el público iba a ver en los espectáculos de imágenes en movimiento eran, por ejemplo, filmaciones de corridas de toros (de España, luego de Perú) o vistas bélicas de la guerra hispanoamericana (EE. UU. y España en Cuba), como también tomas de Perú: paisajes, arquitectura y sociedad. Los sectores aristocráticos preferían películas filmadas en paisajes urbanos extranjeros, reproducción de hechos históricos y sucesos de sociedad (aristocracia) en la ciudad de Lima. Los sectores populares preferían filmaciones cómicas. Dentro del cine del país, se desarrolló el cine de Iquitos, una ciudad septentrional y escenario principal de la fiebre del caucho en la Amazonía peruana.

El presidente Augusto B. Leguía durante las celebraciones por los 100 años de la Independencia del Perú.

La industria cauchera benefició la presencia de cineastas extranjeros en la ciudad, y el interés cinematográfico en años posteriores. Antonio Wong Rengifo, en la década de 1920, es el pionero más importante del cine de Iquitos. Otro importante escenario para el desarrollo de producciones cinematográficas, durante y después de la década de 1940, es Huancayo. Esta ciudad, ubicada en la región Junín, tuvo un desarrollo económico y cultural dinámico desde la llegada del Ferrocarril Central del Perú en 1908. Así, Teófilo Hinostroza Irrazábal fue el primer realizador de esta zona. En la década de 1950, se conocieron las producciones de Augusto Rojas Hurtado, quien incursionó en los géneros de ficción y documental. También en la misma década y en la siguiente fueron importantes los trabajos de César Villanueva Dell´ Agostini, futuro miembro fundador de la Escuela de Cine del Cusco, de la cual también fueron miembros los realizadores Luis Figueroa Yábar, Eulogio Nishiyama y Manuel Chambi. La última película realizada en Huancayo durante este periodo formativo fue "Los montoneros", dirigida por Atilio Samaniego Arauco en 1970.

Las principal crítica que se hacía al cine peruano en esa época era la “carencia de naturalidad”, porque el aparato reproducía las imágenes difusas y con un parpadeo (esto se corrige en 1908), además de la falta de sonido y el blanco y negro de las imágenes. Todo esto irritaba a las sensibilidades educadas en una estética armoniosa y fluida.

Según afirma R. Bedoya en 100 Años del cine en Perú: una historia crítica:

"Es probable que la Primera Guerra Mundial y las carencias de material fílmico virgen que ella trajo consigo fueran los factores determinantes de tal escasez”... “también puede ser explicada por el carácter subordinado que tuvo el cine hecho en Perú desde sus inicios. Si el documental era propicio para ser colocado en la programación como material de relleno o complemento de cintos extranjeras, la ficción en cambio concurría directamente con las industrias cinematográficas norteamericanas y europeas, que apelaban en forma creciente a la seducción de la tecnología, la larga duración y los rostros de unos actores a los que se adhería pronto el prestigio de lo mitológico”... “el cine argumental, por otro lado, tenía un costo de producción superior al documental, excedente que los dueños de las salas, que entonces fungían de productores, no estaban dispuestos a sufragar, más aún cuando el público, a esas alturas del desarrollo del espectáculo cinematográfico, exigía la calidad técnica del cine extranjero y no pálidas e imperfectas copias nacionales de las comedias sofisticadas foráneas."

Se denomina Centenario de la Independencia del Perú al conjunto de festividades que se realizaron en el Perú en el año 1921 para conmemorar los cien años de su independencia de España. Para celebrarlo se organizaron grandes y fastuosas fiestas que fueron supervisadas y presididas por Augusto Leguía, entonces mandatario del país. Durante los homenajes que se iniciaron en 1921, llegaron a Lima delegaciones de 34 países para presentar su saludo al presidente Leguía, quien había forjado amplios contactos con el exterior, herencia de la trayectoria comercial que tuvo antes de iniciar su vida pública.

Saludo al presidente de Daniel Hernández. Óleo que representa el recibimiento de las misiones extranjeras, en el interior del Palacio de Gobierno por parte del presidente Augusto Leguía.

A partir de 1908, el apogeo del negocio cinematográfico, se instalan los aparatos de reproducción en muchos establecimientos levantados para ese propósito. Además se realizan las proyecciones con acompañamiento de la música de un fonógrafo. Se constituye la Empresa del Cinema Teatro (desde 1915 Empresa de Teatros y Cinemas S.A.), y construyen el Cinema Teatro de la calle Belén en 1909, y en noviembre de 1913 se traslada una nueva sala construida de la calle La Merced. La gran cantidad de público que empezó a acudir al Cinema Teatro probó que existía un mercado importante para el cine. En 1911 se forma la Compañía Internacional Cinematográfica, construyen su sala Excelsior de la calle Baquijano en 1914, y ambas compañías competían en la proyección de películas extranjeras. La capital avanzaba. La primera película peruana de ficción fue Negocio al agua, estrenada en abril de 1913 en el Cinema Teatro de Lima. La respuesta de su rival fue la realización de Del manicomio al matrimonio estrenada en junio del mismo año. Estas dos películas fueron las únicas de ficción hechas en Perú de ese período.

En 1922 se estrena Camino de la venganza, que reflejaba en su argumento la contradicción de la vida rural, sana y robusta, con la vida de la capital, llena de peligros. Este argumento sería recurrente en adelante. La sociedad peruana mostraba esa división entre lo rural y la urbe, y el cine la retrató por su afán de mostrar la realidad social con hechos cercanos al público, y así atraerlo. Mientras, el público peruano empezó a preferir el cine estadounidense, y se conocieron los filmes de Chaplin, que empezaba a hacerse famoso en el mundo. En 1926 hubo una controversia porque se iba a estrenar una película (Páginas heroicas) sobre la Guerra del Pacífico y el gobierno del presidente Augusto B. Leguía censuró su estreno porque ofendía los sentimientos patrióticos de Chile. Se discutió algunos meses pero nunca llegó a estrenarse. En 1928 se estrenó La Perricholi, que fue un éxito, y que incluso fue apreciada en el extranjero. Empieza a tomar fuerza la prensa cinematográfica, salen revistas especializadas como: Cines y Estrellas, Luces y Sombras, La Semana Cinematográfica, etc. Además otras publicaciones incluyen en sus números secciones dedicadas al cine como: El Mundo en la Pantalla del diario La Prensa, El Mundo del Celuloide en la revista Variedades, etc.

Posteriormente se estrenaría la primera película sonora peruana que fue Resaca (1934) dirigida por Alberto Santana ambientada en el mundo del boxeo, previamente se había sonorizado el documental La manifestación patriótica del 28 de mayo de 1933 (1933) , y se inicia el corto periodo de auge de producción llamado cine criollo. Surge la sociedad Patria Films, que realiza varias películas: solo en 1930 se hicieron siete largometrajes. En 1932 se promulgó una norma legal que creaba la Escuela de Cinemática Ambulante: su objetivo era la educación masiva y la integración de la masa indígena al proceso nacional. Lo que se hacían era llevar unidades móviles con un proyector junto con películas de índole artística y científica. Este sistema fue fugaz, debido a que su financiación fue imposible, y poco a poco el público fue menos a las salas y la producción nacional empezó a disminuir.

En la década de 1940 se dan leyes para fomentar la producción cinematográfica, pero se produce una crisis por la creciente competencia y desarrollo de la producción de otros países como México, pero aún se hacen algunas películas. En los cuarenta, la AAA (Asociación de Artistas Aficionados) incursiona en el cine con La Lunareja, una adaptación de "Una moza de rompe y raja" de Ricardo Palma; la producción, guion y dirección a cargo de Bernardo Roca Rey, y con la asesoría de Elvira Miró Quesada y el vestuario de Mocha Graña. Estrenada en 1946 en el cine Metro y considerada como una de las mejores realizaciones peruanas de su época. El reparto estuvo constituido por María Rivera, Ricardo Roca Rey, Bernardo Roca Rey, Antonio Flores Estrada (padre e hijo), Carlos Roca Rey, Rosita Serdio Velarde, Enrique García, Rodolfo Ledgard, Paquita Rodo Reda, Roberto Roca Rey y Rosa Egoaguirre.

En los años 1950 (auge del cine estadounidense y mexicano), solo se hace un largometraje peruano, pero se hacen muchos documentales y noticiarios. Estos documentales tienen su principal representación en lo que se llama la etapa del Cine Club Cusco, quienes retrataban las costumbres de los pueblos andinos (carnavales, fiestas religiosas, etc.) y llegan en la década siguiente a filmar dos largomentrajes en quechua: Kukuli (1961), dirigida por Luis Figueroa y Jarawi (1966), basados en leyendas indígenas. Luego empezarían a hacerse coproducciones con México. A fines de la década de 1950 se introduce la televisión y el cine de la siguiente década se ve provisto de personajes protagonistas de la misma, ya que habían tenido acogida en la vida doméstica.

En 1962 se da una ley que libera de impuestos a toda exhibición de largometrajes producidos en Perú por empresas peruanas, mas no daba alternativas de financiación, ni otorgaba otras facilidades para que empresarios jóvenes se iniciaran en la actividad cinematográfica por lo que su efecto fue escaso.

El 3 de octubre de 1968, se produce el golpe de estado del general Juan Velasco Alvarado, a raíz de un supuesto manejo oscuro para el pago de impuestos por la explotación de un yacimiento petrolífero en la zona norte del país, entre el gobierno de Belaúnde y la compañía estadunidense International Petroleum Company.

Durante el gobierno militar del General Juan Velasco Alvarado, en 1972, se promulga la Ley de Fomento a la Industria Cinematográfica, que promovía la exhibición obligatoria (determinada por la Comisión de Promoción Cinematográfica) y la retribución porcentual. Esto significó que se hagan producciones nacionales, especialmente de cortometrajes. Los precios eran fijados por las municipalidades, que los mantenían bajos, pero eso se compensaba por la cantidad de gente que asistía. Sin embargo el cine peruano ha sido desde siempre un rotundo fracaso a pesar de los precios tan bajos. Poco a poco, el público fue advirtiendo que los cortos realizados eran de baja calidad y predominaba la improvisación y la inexperiencia. Además los exhibidores también reaccionaron en contra ya que veían esta ley como una imposición de un gobierno autoritario y que a expensas de sus ganancias alentaban la producción nacional.

En los años 1980 con los fracasos de las películas peruanas, con la crisis económica de Perú y con los desastres provocados por el terrorismo se empezó a distinguir una característica más populista y de retrato de la realidad social en la mayoría de las producciones.

En los años 1980 surge una nueva generación de cineastas. Uno de ellos es Francisco José Lombardi (quien hizo una adaptación de la novela La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa en 1985) y quien ha adaptado al cine también otras obras de la literatura peruana.

Asimismo Grupo Chaski, otra asociación cultural creada en 1985, empieza a producir y difundir películas peruanas y latinoamericanas a través de su trabajo de "difusión popular". Con un proyector de 16mm, un ecran portátil, un equipo de sonido y un catálogo de 25 películas perunas y latinas, realiza proyecciones junto a comedores populares, comités de vaso de leche, grupos parroquiales, sindicatos,organizaciones de asentamientos humanos y organizaciones diversas. No era necesaria una sala de cine, los centros comunales, las canchitas de futbol y las parroquias eran los espacios que permitían descentralizar el cine hacia donde estaba su público. Ante la carencia de exhibición cinematográfica en las zonas más apartadas de las grandes ciudades del país, un grupo de jóvenes interesados por promover el cine, se propone la tarea de ir a pueblos y comunidades donde el cine no lo había hecho antes para que la gente conozca y aprenda del cine latinoamericano. Llevar el cine a estos lugares apartados de Perú, es la tarea de la asociación Nomadas, creada en junio del 2007 asociación sin ánimo de lucro que busca fortalecer la integración cultural entre los pueblos de Latinoamérica a través de la exhibición cinematográfica. Nomadas emprende una travesía por el territorio peruano llegando a pueblos y comunidades campesinas e indígenas del país, para darle la oportunidad a estas personas de que disfruten del cine itinerante con películas latinoamericanas y aprendan con documentales y talleres, ayudando así a la formación cultural de estos pueblos.

Se denomina Cine Regional Peruano al cine realizado en las regiones del Perú, con excepción de Lima Metropolitana y Callao, como Ayacucho, Puno, Junín y Cajamarca; sin embargo, se han hecho películas en casi todas las regiones. Comprende melodramas, filmes de horror con monstruos provenientes de la tradición oral andina como jarjachas, pishtacos y condenados, o de la mitología amazónica como el Tunche o el Chullachaqui, documentales, cortos experimentales y películas de autor; como se detalla en el primer tomo del libro "Miradas Múltiples: El Cine Regional Peruano", una amplia investigación de los críticos Emilio Bustamante y Jaime Luna Victoria. El libro "Cines de Cuaderno. Cinemas y realizadores en un punto de la región central: Huancayo (1911-2016)", extensa investigación publicada por Wari Gálvez Rivas el año 2016, explora los antecedentes históricos del cine peruano en el departamento de Junín señalando que la producción en esta región se inició en la década de 1940.

Al 2015 podemos decir que en dirección de cine han destacado y destacan : Armando Robles Godoy, Federico García Hurtado , Francisco Lombardi, Augusto Tamayo San Román, Josué Méndez, Lucho Llosa, Javier Corcuera, Claudia Llosa, y Salvador del Solar. Entre los directores Pioneros y jóvenes podemos mencionar a: Luis Gonzales Soza , León Caceres Torres, Nilo Inga, Dalmer Quintana, Daniel Nuñez,Nina Peñaloza, Rossana Díaz Costa, Rosario García-Montero, Ana Caridad Sánchez y Juan Daniel F. Molero. El 30 de agosto de 2017, se aprobó una ley de cine que cual permitirá triplicar los recursos que el Estado destina a este sector.

Existen distintos modos de ver la interculturalidad: se puede hablar de un fenómeno comunicacional, ya que se trata de culturas en una constante interacción comunicativa. Para ello es esencial el concepto de cultura, como el fenómeno humano que define la diferencia entre un grupo humano y otro. Cuando se habla de esta diferencia, se hace referencia al concepto de identidad cultural, destacando todo aquello que hace único a un grupo humano determinado. El concepto determinante en la identidad cultural es el de etnicidad, como la condición sociocultural que establece las diferencias, y los conceptos de raza y racismo tienen mayor importancia por las connotaciones negativas que han surgido a lo largo del desarrollo de la sociedad. En el cine desde sus inicios, como todo medio de comunicación, podemos identificar elementos de comunicación intercultural y en el caso de Perú se puede visualizar con ejemplos claros. El hecho que en un comienzo el acceso a las funciones haya sido restringido a la aristocracia (sector social alto). La preferencia de la sociedad peruana por ver en el cine una realidad extranjera, y luego el afán de retratar en las películas nacionales la idiosincrasia nuestra, dando tratamiento especial a los temas populares como el terrorismo, la discriminación por sexo, etnia, religión, etc. cercanos al público, el cual se acerca a estas películas solo por eso y no por ser buenas películas. Este medio, actualmente, puede ser conocido por grupos sociales distintos, es decir ha ido integrando a la sociedad. En tanto este medio representa e integra a la sociedad, forma parte de su cultura, junto con los cambios en la vida cotidiana (costumbres) que han surgido tras su arribo.

Que el cine haya empezado, por así decirlo, documental y noticioso, da cuenta de la necesidad que, por la falta de comunicaciones tenía el pueblo de conocer lo que ocurría dentro de la nación y también fuera. El turismo interno a inicios del siglo XX era prácticamente inexistente, por eso en el cine de esa época podemos encontrar cortos documentales con títulos como: La Catedral de Lima, Camino a la Oroya y Chanchamayo. Películas ambientadas en barrios marginales y que trataron el tema preciso del terrorismo y la calidad de vida de la sociedad ante los problemas. Esta tendencia siguió, y sigue en alguna medida. La producción parece haberse estancado en el mero retrato de la sociedad peruana pero en sus aspectos más negativos, y es que de alguna forma el público peruano se ha acostumbrado, y los productores, que saben que en general hacer cine en Perú es un mal negocio, tratan de sacar el mayor provecho por esta aceptación de temas. Además los intentos por hacer un cine diferente no han tenido éxito por la falta de oficio y de buenos guionistas, que sepan narrar una historia. Los productores tuvieron más dificultades que nunca para la recuperación de la inversión, debido a la incontrolable inflación que disminuía sus ingresos y aumentaba los intereses de los préstamos bancarios. Por ese motivo se buscaron recursos técnicos ingeniosos y baratos como el video digital y se recurrió como en ocasiones anteriores a los temas populares.

La historia del cine en Latinoamérica es vasta y truculenta; en Perú, la primera proyección de cine se dio alrededor de 1897, en Lima, sólo dos años después de que los hermanos Lumiere presentaran su novedoso aparato, el cinematógrafo, en los locales de la Sociedad de Fomento para la Industria de París. Desde entonces, la producción en ese país ha sido rica, y ha seguido de cerca las tribulaciones de su historia; desde proyecciones ambulantes, pasando por el cine de Iquitos, hasta el cine de la posguerra senderista, Perú ha mantenido una sana y constante producción de filmes. Aunque ha sido recientemente que se ha ubicado a Perú en el mapa internacional cultural del séptimo arte, apoyado también por la creación del Encuentro Latinoamericano de Cine, cuya primera edición se realizó en 1997, y que diez años después cambió su nombre a Festival de Cine de Lima, desde décadas atrás había luces importantes en su panorama nacional.

El Festival de Cine de Lima es un festival de cine realizado anualmente en Lima, Perú. Su nombre inicial hasta 2007 fue Encuentro Latinoamericano de Cine.

La primera edición se llevó a cabo en 1997 en el Centro Cultural de la PUCP, en el distrito de San Isidro, Lima, el cual continúa siendo la sede principal del festival. Con el correr de los años y el crecimiento del festival, a su tradicional sede del Centro Cultural de la PUCP se sumaron las salas de la cadena Cineplanet, así como diversos auditorios y centros culturales de Lima. El festival se presenta la primera quincena de agosto de cada año. Es el principal evento cinematográfico del Perú y uno de los acontecimientos más importantes en el calendario cultural limeño. En pocos años ha logrado ubicarse entre los festivales más importantes de América Latina y es un evento de referencia para el cine de la región. Ha permitido impulsar y dar a conocer el trabajo de varios directores peruanos, como Claudia Llosa y Josué Méndez, además de difundir el cine latinoamericano en el Perú, generalmente poco exhibido en dicho país por falta de distribución. Junto a las películas en competencia, se exhiben amplias muestras paralelas con películas de todas partes del mundo, así como ciclos de homenajes a diversos personajes de la industria cinematográfica. Los días del festival ofrecen también una intensa actividad cultural que incluye clases magistrales, conferencias, presentaciones de libros, exposiciones de arte, etc.

El Inkafest es un festival internacional de cine de montaña y aventura que se celebra anualmente en Perú desde el año 2005 con el propósito de fomentar tanto el montañismo, la escalada y otros deportes extremos como la ecología y el cuidado del medioambiente, especialmente de los ecosistemas de montaña. Es el festival de cine de montaña más antiguo de Latinoamérica, por delante de otros certámenes de creación más reciente como el Festival Internacional de Cine de Montaña Ushuaia, en Argentina; o el Festival Internacional de Cine de Lo Valdés, en Chile. El festival surgió de una idea de Ivan Canturin en 2004. Después de una presentación de 2 films de montaña en el circulo sportivo Italiano, se planteó la idea de crear un festival de cine de montaña, esta idea fue madurando y tomó forma en el 2005, en el 1.er inkafest Mountain film, en la ciudad de Lima, teniendo un lleno total y creando un nuevo espacio cultural/deportivo en el Perú. El objetivo del Festival es acercarse a las comunidades deportivas y a la gente de ciudad para ofrecerles películas, exposiciones, presentaciones de diapositivas que traten de deportes de montaña y aventura. Otro objetivo también es destacar la importancia de la ecología, la preservación de las montañas y la naturaleza en el mundo de hoy. El Festival también crea una plataforma para el cambio de ideas entre cineastas, deportistas y el público, al mismo tiempo apoya los modos más artísticos y eficaces de comunicar todo lo relacionado al mundo de la montaña.

En 1972 se decreta la Ley de Fomento a la Industria Cinematográfica, y dos años antes Armando Robles Godoy estrena su “Muralla verde”. Una década más tarde se estrena La boca del lobo, dirigida por Francisco Lombardi, que ganó el premio principal del Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Con el surgimiento del Grupo Chaski, el cine en Perú contempló nuevas formas de creación, y abrió una importante ventana hacia el exterior: Gregorio, de 1984, ganó el “Premio Exterior” en el XI Festival Internacional de Cine Iberoamericano, Madrid; y el Premio del Jurado en el Festival de Cine del tercer mundo, Suiza. De tal modo que la generación del siglo XXI (Claudia Llosa, Raul del Busto, Eduardo Mendoza) está precedida por una importante paleta de artistas.

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Fue la tercera película del pilar peruano del cine: Armando Robles Godoy. Ambientada en los años previos a la dictadura militar, y en medio del proceso colonizador de la selva, un hombre, Mario, decide dejar su vida urbana detrás para embarcarse en la colonización del mundo verde. La burocracia, las autoridades y los colonos probarán ser desafíos mucho mayores para el hombre que enfrentará un trágico final. Una de las primeras películas de Perú en recibir reconocimiento internacional. Ganó tres Hugos de Oro del Festival Internacional de Cine de Chicago, y dos Premios ACE, incluido el de Mejor Director.

Un filme muy importante para la historia en Perú, retrata de forma nítida e históricamente precisa uno de los periodos más violentos en ese país: el apogeo de Sendero Luminoso. Narra los esfuerzos de un batallón del gobierno para mantener el control en el pueblo de Chuspi, dominado por la violencia terrorista. El enemigo, no obstante, parece invisible. Ganó el Premio del Jurado en el Festival Internacional de San Sebastián, y el Premio Coral del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. También formó parte de la selección oficial del Festival de Cine de Berlín.

La primera película del Grupo Chaski, conformado por Fernando Espinoza, Stefan Gaspar y Alejandro Legaspi. Narra el encontronazo que sufre Gregorio al migrar junto con su familia desde la sierra peruana hasta la indomable ciudad de Lima. El destino traicionará las buenas intenciones del padre de Gregorio, y después de que este muera, el niño se enfrentará a la vida en la calle y sus dilemas. Ganó premios en el Festival de Cine de Bogotá, en el de la Habana, y fue en Madrid que se hizo con el premio Medio Exterior, del Festival Internacional de Cine Iberoamericano.

Cuatro años después de su primer film, el Grupo Chaski contraataca con Juliana, otra cinta cargada de visión social: la pequeña niña huye de su casa, por los malos tratos de su padrastro, y en la calle se enfrenta a una severa marginación. Para poder ingresar a una pandilla de niños indigentes, Juliana decide cortarse el cabello y vestirse como varón. Ganó el Premio UNICEF en el Festival Internacional de Cine de Berlín, y el premio de la Audiencia en el Festival Internacional de Cine de Torino.

La escena que le generó vergüenza a la protagonista y otros secretos de la (ya clásica) película peruana.

Lombardi, siguiendo su costumbre de adaptar obras narrativas, como su serie de Vargas Llosa, adapta en este filme la novela homónima de Alberto Fuget. Narra la historia de un joven aspirante a escritor que, en orden de conseguir un título de periodista, ejerce como redactor en la sección de nota roja de un periódico local. Ahí se enfrentará con una realidad brutal que intentará plasmarla lo mejor posible en sus textos. Ganó el premio OCIC en el Festival de Cine de Cartagena, tres premios en el Festival de la Habana, incluido Mejor Director, y uno en el Festival de Cine de Lima.

Tinta roja es una película coproducción de Perú y España del director peruano Francisco Lombardi, basada en la novela homónima del chileno Alberto Fuguet con guion de Giovanna Pollarolo Giglio. La película es un homenaje al nobel peruano Mario Vargas Llosa.

Alfonso (Giovanni Ciccia) acaba de terminar sus estudios en periodismo, y desea ser escritor de novelas. Pero primero debe realizar unas prácticas en la sección de policiales de El Clamor, un periódico sensacionalista. Poco a poco se va integrando en un mundo lleno de suicidios, asesinatos y robos al que no deseaba pertenecer. En la redacción conoce a Escalona (Fele Martínez) un silencioso fotógrafo, y al veterano Van Gogh (Carlos Gassols), de quienes aprenderá los entresijos de la profesión, pero es su jefe, Faúndez (Gianfranco Brero), un alcohólico y desencantado, quien intentará moldearlo a su imagen y semejanza y le enseñará que la calle es la mejor universidad.

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Una importante cinta para el nuevo milenio en el cine de Perú. Dirigida, producida y escrita por Josué Méndez, narra la incapacidad de Santiago Román, de adaptarse a la vida urbana, después de años de luchar contra el narcotráfico y el terrorismo en Perú, como parte de sus fuerzas armadas. Ganó catorce premios alrededor de todo el mundo: en el Festival de Bratislava, en el de Buenos Aires, La Habana y Miami, para su director y su actor protagonista, Pietro Sibille.
Marcó el debut cinematográfico de Claudia Llosa; ella escribió y dirigió este film, de coproducción peruano-española. Narra los intentos de Salvador, un niño limeño, de llevar a la ciudad a Madeinusa a una extraña muchacha que le ruega que la lleve a la urbe, cuando se encuentran en el pueblo Manayaycuna durante las festividades de semana santa. Ganó el Premio de los Críticos en el Festival de Cine de Hamburgo, y otra decena de reconocimiento en Latinoamérica y Europa.
Es la segunda película de Claudia Llosa; constituye una de las más reconocidas de la industria de cine de Perú. Fue nominada a Mejor Película Extranjera en los premios Óscar de la Academia y a un Ariel de Plata como Mejor Película Iberoamericana en los premios de la Academia Mexicana. Ganó otra decena de premios en todo el mundo. Ambientada en los años del terrorismo en Perú, narra los esfuerzos de Fausta en contra de una rara enfermedad de nombre “la teta asustada”, que le fue transmitida a través de la leche materna, y que se creía infectaba a mujeres que fueron abusadas durante el embarazo.
Marcó el debut en la larga duración de Javier Fuentes León, y ganó el premio del jurado en el Festival Annonay de Óperas Primas. También el premio de la Audiencia en el Festival de Cartagena, y en Festival de Chicago. Narra el doble juego que Miguel, un pesquero cuya esposa está por dar a luz, mantiene cuando se enamora de Santiago, un pintor. Luego de su súbita muerte, Miguel hallará la forma de seguir al lado de su amante, aún después de muerto.
Apunto de la irrupción terrorista, Cayetana enfrenta una noticia que desmorona su perfecto mundo: su madre está embarazada de su nueva pareja. Ella se convence de que el día en que nazca su medio hermano, ella morirá. Es a la fecha la última película de la directora Rosario García Montero. Estuvo nominada al Oso de Cristal en el Festival Internacional de Cine de Berlin, y ganó el premio de la Audiencia en el Festival de Cine de Austin.
En una Lima azotada por un virus letal, Eusebio, que se dedica a limpiar las zonas infestadas, o los lechos de muerte de los contagiados, se encuentra con Joaquín, un pequeño niño huérfano, que tomará bajo su cuidado. Se trató del debut de Adrián Saba, y por tal ganó una mención especial en el Festival de la Habana, y el Premio del Jurado en el Festival Internacional de Cine Lume. Ganó otros tres premios y recibió ocho nominaciones en festivales de todo el mundo.
Fue la segunda película de Raul de Busto. Escrita y dirigida por él, este film explora los límites de la realidad y la ficción. Un joven director, que busca la locación perfecta para su película, al tiempo que afina su guion, se funde lentamente con su protagonista, un detective de narcóticos con hondas tribulaciones en su vida personal y profesional.
Dirigida por Eduardo Mendoza de Echave, se trata de un drama policial que entrecruza las historias de tres hombres, y sus profundos desafíos, con la disputa de una final de futbol entre dos históricos rivales. La final deportiva probará ser algo más profundo que un partido de futbol. Ganó el Premio de la Audiencia en el Festival de Cine de Lima.
Rosa, una alcohólica y apática mujer policía de Lima, deberá enfrentar el cuidado de su nieto, luego de que su hija se escapara del hogar, robándole los ahorros y abandonando al niño. Su corazón transformado tendrá, no obstante, que enfrentar serios desafíos de la noche a la mañana. Dirigida por Jonatan Relayze, fue seleccionada para competir en la 90 edicion de los Premios Óscar, aunque no consiguió la nominación. Ganó el premio del Jurado en el Festival de Cine de Austin, y el Premio a Mejor Película en el Festival de Cine de Lima. En el Festival Mundial de Montreal, ganó también el FIPRESCI Prize.

Óscar Catacora filmó esta importante pieza totalmente en idioma aymara. Debutó en la edición 2017 del Festival de Cine de Lima, y en el Festival de Guadalajara ganó tres premios, incluido el de Mejor Opera Prima y Mejor Fotografía. Narra la dolorosa espera de un par de viejos nativos de la región del Puno, cuando su hijo se muda a la ciudad para trabajar. Esta partida marcará un signo funesto para los viejos, que mantienen en su lengua y su cosmovisión una sabiduría ancestral en peligro de perderse.

En un rincón de los Andes peruanos, Willka y Phaxsi son la vida que resiste al frío y a la soledad del Altiplano. Son el vestigio de una cultura y una lengua milenarias en peligro de extinción. El rostro de los ancianos abandonados que viven añorando una visita. Vicente Catacora y Rosa Nina dan vida en el largometraje "Wiñaypacha" (Perú, 2018) a estos dos octogenarios que forman una pareja entrañable.

A los pies del majestuoso Allincapac, a más de 5.000 metros sobre el nivel del mar, los protagonistas de este filme -el primero grabado íntegramente en aimara- sobreviven a las inclemencias del tiempo y la miseria, esperando que un viento les traiga de vuelta a su hijo emigrado. Sol y Luna (sus nombres en la lengua ancestral) sufren, lloran, ríen y viven conectados a su amada Pachamama, la Madre Tierra.

El joven cineasta puneño Óscar Catacora, de 31 años, nos cuenta su historia. No le hacen falta música, ni movimientos de cámara, ni efectos especiales: 96 planos fijos bastan para componer una narrativa que conmueve y estremece.

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