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25
- Febrero - 2023 |
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R.Quintanilla
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Regina da Glória Pinto de Magalhães de Sousa e Vasconcelos, conocida
como Regina Quintanilha, (Santa Maria, 9 de mayo de 1893 - Lisboa,
19 de marzo de 1967) fue una abogada y activista feminista portuguesa,
que se convirtió en una de las primeras mujeres en licenciarse en
Derecho en la Universidad de Coímbra, junto con Maria da Ascensão
de Sousa Sampaio. Además, fue la primera mujer en ejercer como abogada
en Portugal, la primera procuradora judicial y la primera registradora
de la propiedad en trabajar en Portugal.
Regina da Glória Pinto de Magalhães Quintanilha de Sousa e Vasconcelos
nació el 9 de mayo de 1893 en Santa Maria, municipio de Braganza.
Era hija de Josefa Ernestina Pinto de Magalhães y de Francisco António
Fernandes, ambos de familias adineradas y prominentes de la burguesía
y nobleza de Trás-os-Montes. Era descendiente por su rama materna
del navegante portugués Fernando de Magallanes y de familias nobles
de la casa de Sabrosa, y por el lado paterno de los "Quintanilha",
ricos terratenientes en esa localidad. Aunque Quintanilha no es
el apellido de su padre, decidió adoptar el nombre que hasta entonces
se utilizaba como apellido en honor a sus antepasados, siendo desde
entonces conocida solo como Regina Quintanilha.
En el ámbito del activismo por los derechos de las mujeres, a finales
de la década de 1910, Quintanilha se incorporó al Consejo Nacional
de Mujeres Portuguesas (CNMP), entonces presidido por la doctora
Adelaide Cabete. Fue socia y también Presidenta de la Asamblea General
(1917 - 1919), Presidenta de la Sección de Emigración, Secretaria
de Relaciones Exteriores y Presidenta de la Sección de Legislación.
En 1924 presentó su tesis "Reclamaciones políticas de las mujeres
portuguesas" durante el I Congreso Feminista y de Educación en Lisboa.
Escribió varios artículos en el boletín oficial de la CNMP, como
"As Leis e A Mulher", donde criticaba la mentalidad conservadora
y las leyes que no se adaptaban a la época en que vivían, restringiendo
así la capacidad jurídica que otorgaba a la mujer. Años más tarde,
por invitación del ministro de Justicia João Catanho de Meneses,
Quintanilha partió hacia Brasil, donde se unió a la delegación diplomática
portuguesa que tenía como objetivo colaborar en la elaboración de
nuevas reformas a la Ley brasileña. Permaneció cinco años en ese
país y abrió un despacho en Río de Janeiro. Después viajó a Nueva
York, donde también tuvo un bufete de abogados. Años más tarde,
durante el Estado Nuevo, regresó a Lisboa, donde se incorporó a
la organización Obra das Mães pela Educação Nacional (OMEN). Se
instaló con su familia en una casa diseñada por el arquitecto Raúl
Rodrigues Lima, que fue premiada en 1943 con el Premio Valmor. Trabajó
como abogada para varias empresas francesas en territorio portugués,
cesando su actividad en 1957, cuando suspendió su membresía en el
Ilustre Colegio de Abogados de Portugal. Murió el 19 de marzo de
1967, a los 73 años, en Lisboa, en su casa ubicada en Rua Castilho,
n.º 35.
Rua Castilho en otra época.
Aún con vida, en 1941, con motivo de la celebración del 25 aniversario
de su carrera profesional, una comisión compuesta por 67 mujeres
portuguesas, coordinada por la activista del Consejo Nacional de
Mujeres Portuguesas y periodista Judite Maggiolly, esposa del reportero
gráfico Vasco Serra Ribeiro, realizó un acto en honor a Quintanilha,
en la Sociedad Nacional de Bellas Artes, con la preparación de un
libro con textos dedicados por decenas de personalidades de los
más diversos ámbitos de la sociedad portuguesa en ese momento, entre
ellos el Presidente de la República, el general António Óscar de
Fragoso Carmona. En 1992, la obra "Libro de oro" de Quintanilha
fue donada al Colegio de Abogados por sus descendientes. La obra
se exhibe como parte de la Biblioteca del Colegio de Abogados de
Portugal. En 2017, con motivo del Día Internacional de la Mujer,
la Sala del Consejo General del Ilustre Colegio de Abogados de Portugal
pasó a denominarse con su nombre. Su nombre se atribuyó a la toponimia
de calles en algunos municipios portugueses, como Tavira y Montijo.
08
- Marzo - 2023 |
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Djaimilia Pereira
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Djaimilia Pereira de Almeida (Luanda, 1982) es una escritora y
activista feminista portuguesa, donde destaca por su defensa de
los derechos de las mujeres y de las comunidades racializadas.
Se trasladó a Portugal desde Angola con tres años y creció en los
alrededores de Lisboa. En 2013, se doctoró en Teoría de la Literatura
por la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad
Nueva de Lisboa. Fundó y dirige la revista electrónica Forma de
Vida. Sus escritos aparecen en revistas como Granta, serrote, Zum,
Common Knowledge, Quatro cinco um, Words Without Borders, Pessoa,
entre otras. Es autora de varias novelas que han recibido distintos
reconocimientos y escribe una columna mensual en el Blog da Companhia.
En 2013, ganó el Prémio de Ensaísmo de la revista brasileña Revista
serrote, del Instituto Moreira Salles. Esse cabelo, su primera novela,
le otorgó el Prémio Novos 2016 en la categoría de Literatura. Ese
mismo año fue una de las finalistas de la iniciativa Rolex Mentor
and Protégé Arts. Y solo dos años más tarde, en 2018, su novela
Luanda, Lisboa, Paraíso recibió el Premio Literario de la Fundação
Inês de Castro, por mayoría unánime.
«No solo es la raza o el género, queremos participar en la gran
conversación de la literatura».
Retroceder hasta el 17 de junio de 2017 es como viajar a la prehistoria
en un planeta en el que se suceden sin tiempo para asimilarlos los
desastres causados por los eventos meteorológicos extremos, que
el cambio climático convierte en más dañinos y frecuentes. Pero
lo que ocurrió hace seis años en una carretera portuguesa es clave
para comprender lo que pasará el próximo 27 de septiembre en la
sede de Estrasburgo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH)
cuando los gobiernos de 32 países, entre los que figura España,
se sentarán en el banquillo de los acusados. Tendrán que responder
por la demanda que seis jóvenes presentaron contra ellos por no
hacer lo suficiente contra un cambio climático que les perjudica
ya y que en el futuro será aún peor.
“Han sido seis años largos, ha sido un largo camino y, finalmente,
estamos viendo el resultado de nuestro trabajo”, contaba esta semana
Martim Duarte Agostinho, uno de los seis demandantes. Los otros
son sus dos hermanas y otros tres primos. Martim ahora tiene 20
años, pero recuerda bien aquel 2017, un año trágico en Portugal
por los incendios. La tarde del 17 de junio de hace seis años, un
pavoroso fuego estalló en un bosque de Pedrógão Grande, una localidad
del centro de Portugal situada a una hora de la casa en la que vivían
este joven y sus hermanas. Murieron 64 personas, 30 de ellas atrapadas
en sus coches cuando trataban de huir por carretera, y nadie ha
sido condenado por aquel siniestro. En octubre de aquel año, otra
oleada de incendios volvió a golpear el norte del país. “Los incendios
nos hicieron entender que el cambio climático no es solo una amenaza
para el futuro del planeta o para los casquetes polares, es una
amenaza para todos nosotros y está aquí, ahora mismo, justo en nuestra
puerta”, explican en su demanda estos jóvenes.
De izq. a der., los jóvenes demandantes: Cláudia Agostinho (21
años), Catarina Mota (20), Martim Agostinho (17), Mariana Agostinho
(8), Sofia Oliveira (15) y André Oliveira (12).
El caso se presentó ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos
en septiembre de 2020. El argumento para acudir a este tribunal
se basa en que la crisis climática interfiere con varios de los
preceptos que protege la Convención Europea de Derechos Humanos.
Por ejemplo, en el derecho a la vida, el respeto de su vida privada
y familiar, el derecho a no ser tratados de manera inhumana o degradante
y el de no ser discriminado. El TDDH aceptó el caso y decidió llevarlo
por la vía rápida.
Tras el cruce de escritos entre los demandantes y los representantes
legales de los 32 países acusados, el 27 de septiembre se celebrará
en la Gran Sala, compuesta por 17 magistrados, la vista de este
litigio climático que persigue que las naciones endurezcan sus compromisos
climáticos.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (también conocido como
"Tribunal de Estrasburgo") es el Tribunal destinado a enjuiciar,
bajo determinadas circunstancias, las posibles violaciones de los
derechos reconocidos en el Convenio Europeo de Protección de los
Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales (CEDH) y en sus
Protocolos por parte de los Estados parte de dicho Convenio.
Una sentencia favorable a los demandantes “actuaría como un tratado
vinculante impuesto por el tribunal a los demandados, exigiéndoles
que aceleren rápidamente sus esfuerzos de mitigación climática”,
sostiene Gerry Liston, uno de los abogados de Global Legal Action
Network que ha llevado el caso desde el principio. Esta batalla
ha sido posible gracias a una campaña de crowdfunding que ha conseguido
recaudar hasta ahora más de 100.000 euros. “En términos legales,
sería un gran cambio”, afirmaba esta semana Liston durante un encuentro
telemático con varios medios de comunicación internacionales, en
el que también participaron los jóvenes demandantes.
“El cambio climático ha tenido un profundo impacto en nuestras
vidas”, advertía en ese encuentro Sofia dos Santos Oliveira, de
18 años y prima de Martim. “Ha limitado severamente nuestra capacidad
de participar en las actividades básicas, como salir y disfrutar
del día (...). Tengo lo que llaman ansiedad por el cambio climático”.
Y no solo por lo que ocurrió hace seis años, sino por lo que lleva
ocurriendo desde entonces. “En febrero, tuvimos 30 grados, eso no
es normal, fue una ola de calor y dañó nuestra vida diaria”. A su
lado, su hermano André añadía: “No solo nuestra salud física se
ve afectada. La crisis climática afecta a nuestra salud mental porque
nos preocupa nuestro futuro. ¿Cómo podríamos no tener miedo?”.
Una de las carreteras de Pedrógão Grande, en el distrito de Leiría
(centro de Portugal), afectada por el gran incendio de 2017.
Los 32 países demandados son todos los miembros de la Unión Europea,
además de Noruega, Rusia, Suiza, el Reino Unido y Turquía. Todos
forman parte del Convenio Europeo de Derechos Humanos. Cuando se
inició el caso también estaba incluida Ucrania, pero debido a la
invasión rusa, el equipo legal que representa a los chicos decidió
no seguir adelante con esa acusación. “Este es realmente un caso
de David contra Goliat. No tiene precedentes en su escala y consecuencias.
También hace historia legal. Nunca antes tantos países habían tenido
que defenderse ante ningún tribunal en ninguna parte del mundo”,
explica Gearóid Ó Cuinn, director y fundador de Global Legal Action
Network.
Antes de la vista, que se celebrará el 27 de septiembre, los equipos
legales de los 32 países han tenido que ir respondiendo por escrito
a los demandantes y los requerimientos del tribunal.
Las respuestas de las naciones demandadas se parecen bastante.
Algunas son conjuntas y se centran en descartar que a los jóvenes
demandantes se les pueda considerar víctimas directas y únicas de
la crisis climática o en rebajar los posibles daños que han sufrido
o sufrirán. “Ninguno de los demandantes (ni sus familiares) ha demostrado
que hayan sufrido daños, ni ningún perjuicio específico y suficientemente
grave, ni como consecuencia de los incendios ni del cambio climático
en general”, apunta una de estas respuestas. “Las preocupaciones
y temores a los que alegan enfrentarse, pero que no han fundamentado
—en lo que respecta al empeoramiento de los problemas respiratorios
y las alergias, las dificultades para dormir o, más en general,
su calidad de vida—, así como la ansiedad que estos fenómenos supuestamente
les han causado, no se limitan a los demandantes”, añaden las defensas
de los países acusados en sus escritos.
Un inmenso incendio forestal que afectó al centro
de Portugal entre el 17 y el 24 de junio de 2017, resultando en
al menos 64 muertos y 135 heridos.
“Es una batalla épica”, insiste Nick Flynn, responsable del área
legal de la ONG Avaaz, que también les ha prestado apoyo. “Se enfrentan
a 32 gobiernos y ejércitos de abogados en el caso climático más
grande de la historia”, añade. De lograr una sentencia condenatoria,
se podría abrir una importante vía legal a otros litigios en los
que se vinculen el cambio climático y los derechos humanos. En la
práctica, según Liston, una sentencia condenatoria abriría la puerta
a que los activistas climáticos acudieran a los tribunales nacionales
para presionar a sus gobiernos para que pongan en marcha recortes
más potentes de sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Greenpeace ha intentado en los últimos años abrir esa vía y presentó
un litigio contra el Gobierno de España para intentar que asuma
compromisos de recortes de las emisiones más potentes. Pero este
verano el Supremo falló en contra de la ONG ecologista y respaldó
los planes climáticos del Ejecutivo.
Los abogados de los seis chicos portugueses explican que las sentencias
del TEDH suelen tardar entre nueve y 18 meses. Este fue el primer
litigio climático que se presentó en este tribunal. Pero actualmente
se están analizando otras dos demandas más por la falta de medidas
contra el cambio climático: una contra Suiza, presentada por una
asociación de personas mayores, y otra de un exalcalde de un pueblo
francés, también contra su Gobierno. Todos estos casos los está
analizando la misma sala del TDEH. “No estamos seguros de si obtendremos
una sentencia conjunta para todos los casos o por separado”, explica
Liston.
La película "From Devil's Breath", dirigida por Orlando Von Einsiedel
y con Leonardo DiCaprio como productor, aborda el gran incendio
de Pedrógão Grande y formará parte de una serie de Trevor Noah.
Una intensa ola de calor precedió los incendios, con muchas áreas
de Portugal sufriendo temperaturas por encima de 40 °C. La noche
del 17-18 de junio, un total de 156 fuegos se extendieron por todo
el país, particularmente en zonas montañosas del norte-nordeste
de Lisboa. El foco inicial empezó en el municipio de Pedrógão Grande
antes de extenderse de forma espectacular. La causa de los incendios
es aún desconocida; sin embargo, se especula con que una tormenta
eléctrica pudo haberlos iniciado.
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