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10 - Octubre - 2021
>>>> México
Octavio Paz y Carlos Fuentes, quizás los dos grandes escritores mexicanos del siglo XX, que no siempre estaban de acuerdo en todo, tenían una gran coincidencia: la complejidad de su país. En libros, conferencias o entrevistas intentaban descifrar ese enorme enigma que es México, donde el pasado precolombino respira en el presente; donde el abismo entre el discurso oficial y la realidad es inconmensurable; donde la taciturnidad puede dar paso, en instantes, a ráfagas de violencia. Y aunque México sigue siendo insondable, los nuevos escritores siguen tratando de descifrarla. Una de ellos es Cristina Rivera Garza, quién además cree que los escritores no pueden sustraerse de la realidad ni serle simplemente indiferente.

"He optado por una posición doliente en la que busco que mi trabajo literario establezca lazos críticos y flexibles con mi entorno", le decía al periódico mexicano Excélsior, con motivo de reedición de su libro "Dolerse".

"Pero a mí me parece que los ejercicios de escritura están conectados con su entorno y pueden ser estéticamente relevantes sin dejar de afrontar su sustrato ético y político", añadía en la entrevista la ganadora, en dos ocasiones, del premio internacional Sor Juana Inés de la Cruz para escritoras en español.

Referencias.
>> Literatura

En "La visión de los vencidos", el antropólogo e historiador Miguel León-Portilla recurre a documentos originales indígenas para contar una historia hasta entonces prácticamente no contada. Este es el valor que destaca Rivera de la Garza. Los documentos "comprenden hechos acaecidos desde poco antes de la llegada de los españoles a las costas del Golfo de México, hasta el cuadro final, México-Tenochtitlan en poder de los conquistadores", como señala la introducción del libro. Así, ofrece una visión de cómo los indígenas vivieron la conquista de España. Por ejemplo, en el primer capítulo, comienza haciendo referencia a los "presagios funestos" ocurridos diez años antes de la llegada de los conquistadores: "Muchas veces se mostraban a la gente hombres deformes, personas monstruosas. De dos cabezas pero un solo cuerpo. Las llevaban a la Casa de lo Negro; se las mostraban a Motecuhzoma. Cuando las había visto luego desaparecían".

"Cartucho", una novela semibiográfica de Nellie Campobello –escritora y bailarina nacida en 1900 y desaparecida misteriosamente en 1985, cuenta los recuerdos de niñez de una chica que vivió durante la Revolución Mexicana "Campobello escribió la crónica de lo que casi nadie quería, ni ha querido, escribir (...) Los pocos historiadores que han tocado este tema la han llamado la época más sombría de esta región (el estado de Chihuahua, entre 1916 y 1920)", dice en el prólogo de la edición del año 2000 Jorge Aguilar Mora.

La serie de historias contenidas en "Cartucho" le "rinden homenaje a la lucha de todos los días en los pueblos del norte, y de los hombres y mujeres que se sacrificaron por la causa", según señala Michael S. Werner. en su "Enciclopedia de México". Descrito en la contraportada de una de sus ediciones, como "un verdadero material de los sueños íntimos del escritor más apasionado de nuestro tiempo.

Nacido en 1914, José Emilio Pacheco fue un escritor y activista político, militante del partido comunista, catalogado como uno de los autores realistas más importantes de su país. Estuvo en la cárcel varias veces, la última de ellas por su participación en el movimiento de 1968, que quedó marcado por la masacre de Tlatelolco. "Mi vida literaria nunca se ha separado de mi vida ideológica. Mis vivencias son precisamente de tipo ideológico, político y de lucha social", dijo una vez. A través de la historia de Carlos, un niño que se enamora perdidamente de la madre de un amigo de la escuela nacido en Estados Unidos, "Las batallas en el desierto" habla de un momento cambiante en la historia de México, influenciado por la cultura del vecino del norte y marcado por contradicciones morales. Como dice al describir el lugar y el tiempo en que ocurren los hechos: "Decían los periódicos: El mundo atraviesa por un momento angustioso. El espectro de la guerra final se proyecta en el horizonte. El símbolo sombrío de nuestro tiempo es el hongo atómico. Sin embargo había esperanza".

"(...) Mientras tanto nos modernizábamos, incorporábamos a nuestra habla términos que primero habían sonado como pochismos en las películas de Tin Tan y luego insensiblemente se mexicanizaban: tenquíu, oquéi, uasamara, sherap, sorry, uan móment pliis".

Se le considera integrante de la llamada generación de los cincuenta o de medio siglo, en la que también se incluye a Juan Vicente Melo, Inés Arredondo, Juan García Ponce, Huberto Batis, Sergio Pitol, José de la Colina, Salvador Elizondo, Carlos Monsiváis, entre otros. Compartió la perspectiva cosmopolita que caracteriza a los literatos de esa generación, y los temas que abordó en sus textos van desde la historia y el tiempo cíclico, los universos de la infancia y de lo fantástico, hasta la ciudad y la muerte. La escritura de Pacheco se distingue por un constante cuestionamiento sobre la vida en el mundo moderno, sobre la literatura y su propia producción artística, así como por el uso de un lenguaje sin rebuscamientos, accesible.

La crónica de la laureada Elena Poniatowska de los hechos de Tlatelolco. A través de testimonios recogidos en el transcurso de dos años, Poniatowska relata los hechos previos a la jornada del 2 de octubre de 1968, cuando decenas de estudiantes murieron en el marco de una manifestación en la plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, un episodio por el que aún hoy no hay responsables.

Este libro estudia la relación de la monarquía española (más tarde Estados Nacionales europeos y americanos), con la Iglesia. Vista la relación desde los acuerdos cupulares, ambas entidades funcionaban, y lo hacen todavía, oportunamente, a pesar del agravio de la conquista mediante la espada y la cruz, lo que se reveló en prácticas de religiosidad que los indígenas nunca desarraiga­ron de sus orígenes y tanto en la Guerra Cristera, como en la actualidad, han permanecido al margen de las prácticas impuestas desde la jerarquía eclesiástica, mediante la defensa de una multiversa cultura sincrética que prevalece hasta nuestros días, experiencia que se recoge en uno de los capítulos de este libro. Una variable de la relación política Estado-Iglesia es que se ha dado con ciertos periodos de tensión, excepcionales, porque la constante histórica demuestra extensos lapsos de estabilidad cupular lograda entre ambos poderes.

Varios artículos de este libro regresan invariablemente a la Constitución de 18S7 y la Guerra de Reforma para entender la aspereza de las crípticas relaciones Estado-Iglesia. Pero una vez consolidada la república y sobre todo durante el porfiriato, sobrevino un extenso lapso de peculiar armonía entre poder civil y religioso, una suerte de preludio del Modus Vivendi del siglo pasado explorado en varios textos del libro, que la Revolución y el conflicto entre agraristas y cristeros volvió a poner en jaque. Los Arreglos de 1929 que le dieron fin a la Guerra Cristera fueron resultado de esta persis­tente manera de operar entre Estado y jerarquía católica representada por varios personajes de los que en este libro se destacan dos: Pascual Díaz Barreto y Edmund A. Walsh. Si bien no es un aspecto central de la obra, un acento interesante lo encontramos en la esfera de influencia estadunidense en los asuntos del país que se consolidó en el Siglo xx y que varios artículos evidencian desde distintos escenarios, como el panamericanismo, por ejemplo.

La Ciudad de México desde el aire en 1928.

La participación de la mujer durante la Guerra Cristera y más tarde en la consolidación del Modus Vivendi, también forma parte de este peculiar activismo en el que las Damas Católicas y después la Unión Femenina Católica participaron visiblemente en contraste con otras muje­res rescatadas del anonimato mediante algunas imágenes reproducidas en el trabajo que el lector tiene en sus manos. En el libro también se analizan dos estrategias de acción: la Cruzada Eucaristica y la Campaña Espiritual. Ciertos pasajes y algunas fotografías de sus medios de difusión revelan el pensamien­to conservador de aquellos 'entendimientos" de paz que reverberan hasta nuestros días. El activismo político fue aprovechado con habilidad por Lázaro Cárdenas para conseguir el apoyo de la Iglesia cuando nacionalizó la industria petrolera.

Es decir, con tensión o sin ella, los dos actores: Estado-Iglesia, siempre terminan negociando. Y a quien opine lo contrario le invita­mos a darle un vistazo al último capítulo del libro que muestra una linea de continuidad de acuer­dos cupulares desde el gobierno de Carlos Salinas de Gortari hasta la actualidad reflejados en importantes modificaciones al espíritu laico de la Constitución de 1917 y leyes secundarias. Activismo Católico. Acuerdos de paz y Modus Vivendi en México representa una invitación para repensar la histórica relación Estado-Iglesia, frente a los intereses predatorios de los grupos conservadores.

Referencias.
>> Filmografía

La Civil, es una película que llamó la atención tras la ovación que tuvo en el Festival de Cannes. Su protagonista es la actriz Arcelia Ramírez con un guión escrito por Teodora Mihai en colaboración con Habacuc Antonio de Rosario, quien vivió en Reynosa y la historia está basada en una activista de Tamaulipas asesinada en 2017, aquí te contamos sobre ella. Su nombre es Miriam Elizabeth Rodríguez Martínez, se convirtió en activista tras el secuestro y asesinato de su hija ocurrido en 2012 en el municipio de San Fernando, Tamaulipas.

Pero ¿por qué es relevante la historia de la activista de Tamaulipas y lo que motivó a que la llevaran a la pantalla de cine? Tras el secuestro, Miriam emprendió la búsqueda con un resultado devastador para ella, pues el cuerpo de su hija fue encontrado en una fosa clandestina. Ahí la activista empezó otra lucha: dar con los responsables del delito, lo que le tomó unos dos años. Para ello, se cortó el cabello, se lo pintó, se hizo pasar por una encuestadora, trabajadora de salud y funcionaria electoral para ubicar nombres y direcciones necesarios. Así, atrapó a quienes participaron en estos hechos.

Tras su intenso trabajo, se convirtió en activista, encabezó un colectivo en San Fernando, Tamaulipas y luchó por las personas que tienen familiares desaparecidos. Por todas sus acciones, le solicitó al gobierno de Tamaulipas protección, pues temía por su vida. Las autoridades la integraron al programa y tenía un botón de pánico, pero esto no fue suficiente. Hombres armados ingresaron a su vivienda en San Fernando y la asesinaron a balazos la noche del 10 de mayo de 2017, justo el Día de las Madres. A finales del 2020, se dio a conocer que la historia de la activista de Tamaulipas, Miriam Rodríguez, sería llevada a la pantalla grande. Hoy es una realidad y la película lleva por nombre: La Civil.

Miriam Rodríguez es personificada por Arcelia Ramírez en La Civil.

La activista mexicana Christian Mendoza clama contra la “invisibilidad” de los pueblos originarios en su país y, especialmente, de las trabajadoras del hogar autóctonas.

Quería explorar el mundo, pero tropezó con su propio país por descubrir. Y mejorar, o al menos, intentarlo. Así que se enganchó a la lucha por la igualdad de género y de las poblaciones indígenas en México. Christian Aurora Mendoza Galán (Hermosillo, 1982) pasó de estudiar comercio internacional porque “quería viajar”, según recuerda, a especializarse en derechos humanos. “Vincularme al trabajo social con comunidades rurales, ver realidades muy distintas de las que yo conocía y entender que hay gente que no tiene la vida resuelta, me cambió la perspectiva”, explica desde Nueva York, donde ha participado recientemente en la sexagésimo tercera sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer. “En México se hablan 62 lenguas indígenas y yo, ya mayor de edad, no conocía ninguna”, relata Mendoza, que trabaja en el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, una organización feminista con sede en Ciudad de México. Esa controvertida invisibilidad de una parte de la población mexicana fue una de las palancas que activaron su curiosidad por el activismo social. “En el colegio nos enseñan sobre los indígenas, tanto en nuestro país como en América Latina, como si fueran algo del pasado”, rememora, aún contrariada.

Un estudio del Banco Mundial contabilizaba 16,8 millones de indígenas en México en 2010, en torno al 15% de la población total. De ellos, más de la mitad, en torno a nueve millones, vivían en ciudades. Una gran parte, añade Mendoza, son mujeres que trabajan como empleadas domésticas, pero sobre cuyo origen y legado cultural considera que persisten muchos “tabús”. “La diversidad está ahí, en las ciudades llenas de migrantes indígenas e incluso dentro de nuestras casas, a través de las trabajadoras del hogar, pero, sin embargo, no la vemos, no tenemos un diálogo intercultural”, denuncia. Para Mendoza, los clichés raciales están muy arraigados en la sociedad mexicana: “Hay algo que no nos gusta aceptar en México, y es que somos un país racista”. En su opinión, la mayoría de los mexicanos da por sentado que las personas que se dedican a la limpieza doméstica o a la venta callejera tienen la piel más oscura. “Hemos normalizado la discriminación, aunque no nos gusta reconocerlo y, a veces, ni siquiera nos damos cuenta”, asegura. Por ello, desde su punto de vista, un primer reto del país es tomar consciencia de esa discriminación de la población que ha afectado mayoritariamente a la población indígena y también afrodescendiente, comunidad esta última que, según Mendoza, “mucha gente ni siquiera sabe que existe”.

La activista mexicana Christian Mendoza.

Esta discriminación ha perjudicado de manera especialmente significativa a las empleadas de hogar indígenas. A la barrera racial y cultural, se ha sumado la marginación del sistema económico y de servicios sociales a este perfil profesional, con leyes que impedían acceder a beneficios como los apoyos para el cuidado infantil o el ahorro para la vivienda y jubilación. En los últimos años, la creciente movilización de las propias trabajadoras, junto con otras organizaciones que les han apoyado, ha promovido el cambio que ya el pasado diciembre reconoció la Corte Suprema mexicana. Se trata de modificaciones que persiguen erradicar injusticias como las que recientemente puso bajo el foco la película mexicana Roma, en el mundo. “Roma nos llegó en un supermomento —confirma Mendoza— para mejorar la posición de este tema en la opinión pública de México y para reflejarnos como sociedad sobre cómo hemos normalizado las relaciones de desigualdad”. Aunque la película está inspirada en la década de 1970, para la activista mexicana, habla de cuestiones (la desigualdad entre hombres y mujeres, y entre las propias mujeres en diferentes posiciones y con distintos bagajes) que siguen totalmente vigentes. Christian Mendoza aboga por seguir profundizando en cambios que, como el de la regulación de las empleadas de hogar, contribuyan a mejorar la situación de colectivos especialmente vulnerables, como ocurre con las mujeres indígenas. “A veces, quienes estamos en posiciones para tomar decisiones, no tenemos en cuenta la diversidad cultural y de modos de vida que existe en nuestro país”, plantea, decidida a mantener su compromiso para cambiar esta situación.

A partir de la mirada de tres niñas, la película retrata la violencia radical que viven las mujeres en poblaciones pequeñas de México a causa de la guerra contra el narcotráfico. "Es importante apoyar el cine mexicano y dar visibilidad a temas de nuestra sociedad de los que debemos de hablar, tenemos el compromiso de ser inclusivos y de mostrar la diversidad", aseguró la actriz Yalitza Aparicio, quien presentó el evento. "La película no es aleccionadora, sino empática y celebra la valentía por la que muchas mujeres pasamos cada día y abre la pregunta ¿para qué seguirnos lastimando de esa manera?", dijo la protagonista del filme Mayra Batalla. Se trata del primer filme de ficción en el que participa la directora Tatiana Huezo, en el que plasma su compromiso social y con el que obtuvo una mención especial en la sección Una Cierta Mirada, en el Festival de Cannes.

Sobre la presentación en México de su película después del éxito en el Festival de Cannes, Huezo aseguró sentir la misma adrenalina que vivió en la ciudad francesa. "Es como si fuera la primera vez, me late muy fuerte el corazón. Para mí México es muy importante. Siento que es una historia nuestra y ojalá que llegue a mucha gente y que lleve pensamientos al interior de la familia", dijo la directora . Por su parte, el productor Nicolás Celis expresó lo contento que se sentía de regresar a los estrenos presenciales, pues aseguró que el último que tuvo fue en la presentación de "Roma" (2018) y "Pájaros de verano" (2018). "Hacer y distribuir cine durante la pandemia ha sido una odisea y hacer una función al aire libre con esta película, que creo que va a conectar muchísimo con el público, me hace sentir muy acompañado". El tema de la película en torno a la violencia de género hizo que actores y actrices invitados reflexionaran sobre la problemática social por la que atraviesa el país y celebraron la labor que tiene el cine en este ámbito. "No hay que cansarnos de hablar de ellos hasta que dejen de existir y el arte es uno de los lugares importantes para hacerlo", dijo la inteprete Nailea Norvind. Por su parte, la colega de profesión Carolina Politi señaló la importancia de que los temas de ficción reflejen la realidad de forma digna. "Es delicado entrar en temas así porque la realidad es tan fuerte que la ficción puede resultar ofensiva. Lo más cercano para ser fiel a la realidad era el documental, pero si la ficción logra trascender lo evidente e ir a una reflexión de lo humano puede volverse necesario, necesitamos que se hable desde un lugar más allá de la literalidad".

En la alfombra roja también desfilaron el actor de Hollywood Danny Glover y la activista y cantante Vivir Quintana, quien dijo sentirse contenta de ver que otras disciplinas buscan aportar a la lucha contra la violencia desde otros espacios. "Ser parte de este movimiento feminista y ver que el cine también está poniendo de su parte es increíble, poner eso al servicio del movimiento es poderosísimo", mencionó.

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Después de la vorágine que le trajo su protagónico y la nominación al Óscar por el laureado filme "Roma", la mexicana Yalitza Aparicio utiliza los reflectores para alzar la voz a favor de las comunidades indígenas y las mujeres. Alejada por ahora de los sets de filmación, la joven de origen mixteco -una comunidad asentada en el sureño estado de Oaxaca-, dedicará este año a su labor como Embajadora de Buena Voluntad de la Unesco por los pueblos indígenas y a las conferencias que imparte por el mundo.

Dentro de este rol, Aparicio, la primera indígena nominada como mejor actriz por la Academia de Hollywood y maestra de profesión, regresará a un salón de clases el próximo viernes invitada por la Universidad de Harvard, donde ofreció una charla en "The Mexico Conference 2020". "Sé que todo esto (la fama) son subidas y bajadas, entonces el hecho de estar ahora a este nivel, darle la visibilidad (a las comunidades indígenas), motivar a más personas con cosas que en un principio me había planteado, ha sido gratificante", dijo Aparicio durante una entrevista en Ciudad de México.

Su participación en la película dirigida por el mexicano Alfonso Cuarón, ganadora de tres Óscar, la convirtió en una inspiración para muchos mexicanos que son frecuentemente discriminados por sus rasgos y origen indígenas, en un sociedad reacia a reconocer su racismo.

Trabajar en "Roma" no solo le trajo aplausos de la audiencia y la crítica internacional, sino que prestigiosas revistas de moda como Vogue y Vanity Fair le dedicaron portadas, suscitando halagos pero también numerosas expresiones de odio en redes sociales. "No somos rostros nuevos, simplemente somos personas que ya estábamos, pero que nunca nos habían volteado a ver. O que nosotros mismos no teníamos la inquietud de decir '¡Ya basta, también existimos!", señaló Aparicio.

Su personaje de Cleo, una trabajadora doméstica inspirada en la niñera de Cuarón, conectó con muchas mujeres dentro y fuera de México, motivando además a célebres simpatizantes del movimiento feminista en Latinoamérica. La cantante chilena Mon Laferte la invitó a participar del video de su canción "Plata Ta Tá", un frenético reguetón en donde Aparicio se luce con un pañuelo verde, símbolo internacional de la lucha por el derecho de las mujeres al aborto. En su natal Oaxaca -segunda entidad del país, después de Ciudad de México, en despenalizar el aborto- Yalitza desató críticas entre voces conservadoras, pero mantiene firme su postura.

"Cada una es libre de decidir, dependiendo de su situación (...). Simplemente estoy apoyando el derecho que tenemos todas las mujeres: somos libres de decidir sobre nuestro cuerpo", opinó la joven de 26 años.

La violencia contra las mujeres en México -donde según la ONU, 10 son asesinadas diariamente- y el empoderamiento femenino son temas recurrentes en el discurso de Aparicio, quien se define como una "feminista por la equidad". "Soy feminista, siempre lo he sido. Muchas veces creen que el ser feminista significa ser 'más que lo hombres', cuando realmente se trata de buscar esta igualdad que tanta falta nos hace", indicó. Aparicio llegó al mundo del cine por casualidad. Recién graduada como maestra, el destino la puso frente a la cámara cuando acompañaba a su hermana a hacer un casting para "una nueva película mexicana", sin imaginarse que aquello le cambiaría la vida. Sus múltiples viajes por el mundo le impiden volver seguido a su natal Tlaxiaco, un pueblo de unas 40.000 personas en Oaxaca, donde su éxito en "Roma" la ha convertido en una estrella local. "Cuando voy a mi tierra, me dicen '¡Cómo vas a lavar los platos!, ¡Tú solo siéntate, eres una celebridad!', y yo en tono de burla les digo que no se me van a caer las manos", confesó risueñamente. Los anhelos de Aparicio, que soñaba con el día en que sus alumnos le presumieran sus títulos universitarios, se han transformado al saber que hoy su labor inspira a otros. "Toparme con un mayor número de personas que me digan que sí se puede, esa es una forma en la que yo me lleno de energía", dijo con una sonrisa.

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