Lunes 12 de septiembre de 1977, prisión de Pretoria,
Sudáfrica. Hasta el penal había sido trasladado un preso muy
especial, Stephen Biko, líder del Movimiento Conciencia Negra.
A principios de ese mismo mes, Biko había sufrido una brutal
paliza por parte de la policía de seguridad, en la tristemente
conocida sala 619 (un "célebre" centro de torturas situado
en el Edificio Sanlam, en Port Elizabeth) al negarse a mantenerse
de pie en su celda. Como consecuencia de aquel terrible castigo,
Stephen Biko sufrió lesiones muy graves en el cráneo y una
imparable hemorragia interna que le acabaría produciendo la
muerte. En 1980, Peter Gabriel rindió homenaje al líder antiapartheid
titulando con su nombre una canción de su tercer álbum en
la que el músico británico canta: "Septiembre del 77. Port
Elizabeth, buen clima. Como de costumbre, lo de siempre en
la sala policial 619".
Stephen Biko nació el 18 de diciembre de 1946
en Tarkastad. Su familia pertenecía a la tribu xhosa, que
se había establecido en ese asentamiento urbano, situado a
tres horas de Port Elizabeth. El joven Biko se matriculó en
la Facultad de Medicina de la Universidad de Natal, y poco
después se unió a la Unión Nacional de Estudiantes de Sudáfrica
(NUSAS), un importante movimiento estudiantil en contra del
apartheid. Tras militar en esta organización, Biko llegó a
una conclusión que definiría su pensamiento desde ese momento:
según él, ese tipo de organismos no podían estar dirigidos
por personas de raza blanca ya que, a pesar de sus buenas
intenciones, nunca podrían experimentar las consecuencias
de lo que significa en realidad ser de raza negra, y eso,
al final, les llevaría a adoptar una actitud paternalista.
Por este motivo, y para evitar el predominio blanco en los
movimientos de liberación negros, Biko cofundó la Organización
de Estudiantes de Sudáfrica (SASO).
Stephen Biko, sobre el año 1977.
Desde su organización, Biko impulsó y coordinó
a otras setenta asociaciones en la que denominó Convención
de los Pueblos Negros o Conciencia Negra, que se convertiría
a la postre en el motor de las protestas que acabarían desembocando
en la masacre de Soweto del año 1976. Aquella manifestación,
que tuvo un final tan dramático, pretendía mostrar el rechazo
a una ley que imponía la enseñanza en lengua afrikáans, el
idioma oficial de la minoría blanca, y exigía una educación
en su propio idioma. La feroz represión desatada por la policía
se saldó con unos mil muertos, entre los que había quinientos
menores, siendo el primero en caer Hector Pietersen, un muchacho
de tan solo 13 años. A pesar de que aquel día el levantamiento
fue sofocado por las fuerzas del orden, el sentimiento antiapartheid
continuaría incrementándose.
Tras los disturbios de Soweto, el gobierno prohibió
a Stephen Biko escribir o aparecer en público. Las restricciones
a su libertad personal se extendieron también a reuniones
con representantes de los medios o con más de una persona
a la vez. Biko fue confinado en la ciudad de King William’s
Town; la intención de las autoridades era silenciar las posibles
declaraciones que pudiera hacer el activista y evitar cualquier
tipo de acciones por parte de las asociaciones creadas por
él. A pesar de ello, Biko logró trabajar de manera encubierta
creando el Fondo Fiduciario Zimele, cuyo objetivo era ayudar
a los presos políticos y a sus familias a mediados de la década
de 1970.
Fotografía tomada en 1955 de un barrio
de chabolas de Sophiatown, Johannesburgo, después del
traslado de sus habitantes.
Durante años, Biko fue esquivando las prohibiciones
del gobierno para asistir a conferencias, mítines y todo tipo
de reuniones. Fue arrestado en multitud de ocasiones, pero
siempre pudo salir en libertad. Hasta aquella fatídica noche
de verano de 1977. Esa noche, Biko volvía de un mítin en Port
Elizabeht cuando fue detenido. Ya había pasado 101 días de
confinamiento solitario en 1976, pero aquel arresto sería
el último. El 11 de septiembre, tras permanecer cincuenta
días detenido (según la legislación sudafricana el arresto
podía ser indefinido), Biko cayó en un estado de semiinconsciencia
tras la brutal paliza que le propinaron entre otros, los agentes
Harold Snyman y Gideon Nieuwoudt en la sala 619 del Edificio
Sanlam, un lugar que, desde el exterior, se muestra para cualquiera
que pase como un anodino edificio de oficinas junto a la autopista.
A causa de los golpes recibidos, Biko tuvo que
ser llevado a un hospital de manera urgente, y a pesar de
que en la ciudad había uno se decidió que el preso fuera trasladado
a una cárcel medicalizada en Pretoria, a 1.500 kilómetros
de distancia. Años mas tarde, tras la caída del régimen del
apartheid, en el transcurso de las sesiones organizadas por
la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, se sabría que
Biko "había sufrido una lesión en la cabeza durante un interrogatorio"
y que trasladarlo semiinconsciente, desnudo y esposado en
la parte trasera de un vehículo había sido un acto de crueldad
innecesaria. A pesar de las recomendaciones de no mover al
preso, se siguió adelante con el traslado y cuando Biko llegó
a Pretoria ya había fallecido. Había muerto el activista y
había nacido un mito.
Un grupo de jóvenes en las calles de
Soweto en octubre de 1977, un año después de
los graves disturbios que costaron la vida a más de mil personas.
La muerte de Stephen Biko conmocionó a Sudáfrica
y al mundo entero. Sería Donald Woods, un periodista blanco
contrario al apartheid y amigo de Biko, quien haría público
el verdadero alcance de la muerte del activista. Nada más
conocer su muerte, Woods acompañó a la esposa de Biko, Ntsiki
Mashalaba, al depósito de cadáveres. El periodista logró entrar
su cámara fotográfica y tomó decenas de fotos del cadáver
apaleado de Biko que dejaron en evidencia a un gobierno que
siempre negó que este hubiera sido torturado. Tras sufrir
en sus propias carnes la represión del gobierno de Sudáfrica,
Woods se vio obligado a exiliarse a Londres con su familia,
donde pidió asiló político y siguió llevando a cabo una labor
de concienciación mundial en contra del apartheid. En el año
1978, el periodista sudafricano escribió la biografía de su
amigo activista titulándola simplemente Biko, y en 1987 el
cineasta británico Richard Attenborough dirigió una película
basada en su historia titulada Cry Freedom.
Si se compara el legado que ha dejado Stephen
Biko con el de otros activistas como el caso de Nelson Mandela
y Desmond Tutu es relativamente menor. La diferencia es que
Biko aún sigue siendo un héroe y un modelo a seguir por las
generaciones de activistas en la lucha por la igualdad racial
en todo el mundo. Sus palabras: "Si somos libres en el corazón,
no habrá cadenas hechas por el hombre con fuerza suficiente
para sujetarnos” y su muerte fueron cruciales para impulsar
la lucha contra el apartheid en Sudáfrica y lograr un éxito
que hasta aquel momento parecía inalcanzable.
Pasate por Ser humano >> Segregación
25.
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