El macartismo, mccarthismo, maccarthismo o macarthismo
(en inglés, McCarthyism), es un término que se utiliza en
referencia a acusaciones de deslealtad, comunismo, subversión
o traición a la patria, sin el debido respeto a un proceso
legal justo donde se respeten los derechos del acusado. Se
origina en un episodio de la historia de Estados Unidos que
se desarrolló entre 1950 y 1956 durante el cual el senador
Joseph McCarthy (1908-1957) desencadenó un extendido proceso
de declaraciones, acusaciones infundadas, denuncias, interrogatorios,
procesos irregulares y listas negras contra personas sospechosas
de ser comunistas. Los sectores que se opusieron a los métodos
irregulares e indiscriminados de McCarthy denunciaron el proceso
como una «caza de brujas» y llevó al destacado dramaturgo
Arthur Miller a escribir su famosa obra Las brujas de Salem
(1953). Por extensión, el término se aplica a veces de forma
genérica para aquellas situaciones donde se acusa a un gobierno
de perseguir a los oponentes políticos o no respetar los derechos
civiles en nombre de la seguridad nacional.
El senador Joseph McCarthy.
El contexto de la Guerra Fría era particularmente
tenso en la medida que la Unión Soviética experimentaba con
la bomba atómica en 1949, Mao Zedong llegaba al poder ese
mismo año y la guerra de Corea empezaba en junio de 1950.
Esta atmósfera amenazante pesaba sobre la opinión pública
estadounidense que deseaba una política enérgica y ofensiva
contra el bloque soviético. En febrero de 1950, Joseph McCarthy,
senador por Wisconsin, intervino —con un éxito inesperado—
denunciando una conspiración comunista en el mismo seno del
Departamento de Estado. Así se inició lo que sus oponentes
denominaron «caza de brujas». Gente de los medios de comunicación,
del gobierno y algunos militares fueron acusados por McCarthy
de sospechosos de espionaje soviético o de simpatizantes del
comunismo. Apoyándose en unas fuerzas de entusiastas anticomunistas,
alimentándose de la delación, adquirió un poder considerable.
Los métodos eran inconcebibles para una supuesta democracia
que estaba asentada, pues se vulneraban principios constitucionales
básicos como las enmiendas Primera (libertad de expresión)
y Quinta (derecho a no testificar en contra de uno mismo)
del país. Olvidando el principio jurídico de la presunción
de inocencia, ante cualquier denuncia el Comité del Senado,
presidido por McCarthy, aplicaba la presunción de culpabilidad
y era el acusado quien tenía que desmentir y probar su no
pertenencia o simpatía por el Partido Comunista. Quienes reconocían
su culpa, podían lavarla delatando a sus camaradas. Su actividad
destinada a desmantelar eventuales infiltraciones de agentes
comunistas en la administración pública se extendió pronto
a los laboratorios de investigación y a Hollywood. Los empleados
públicos debían hacer frente a un control de lealtad que costó
la carrera a varios de ellos. De este modo, Alger Hiss, presidente
de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, fue acusado
en un proceso por haber trasmitido documentos secretos de
la época del New Deal. Uno de los episodios más célebres del
periodo fue el proceso seguido a los esposos Ethel y Julius
Rosenberg. Fueron acusados de haber dado a la Unión Soviética
el secreto de la bomba atómica, lo que ellos negaron. Bastante
controvertido y atrayendo una campaña internacional en favor
de los acusados, el proceso terminó con su ejecución en junio
de 1953. Eisenhower fue elegido en 1952, en el momento en
el que McCarthy gozaba de su máxima influencia. Ejercía, en
efecto, la presidencia de la comisión senatorial de operaciones
gubernamentales además de su subcomisión de investigación.
Su influencia era tan importante que el mismo secretario de
Estado se deshizo de algunos de sus colaboradores para no
enfrentarse a McCarthy. Del mismo modo, Robert Oppenheimer
fue expulsado de la Comisión de Energía Atómica por haberse
opuesto al proyecto de la bomba de hidrógeno.
Ethel y Julius Rosenberg en 1951. Hablamos de
ellos en el séptimo episiodio del monográfico
dedicado al movimiento sufragista. Pásate por Ser humano
>> Sufragistas VII.
Algunas voces comenzaron a elevarse contra el
macartismo y sus excesos. Por ejemplo, en 1953 se representó
la obra Las brujas de Salem de Arthur Miller, un auténtico
alegato contra la bajeza de la política de su tiempo. Uno
de los blancos de la inquisición política fue el mundo del
cine porque, entre otras razones, los interrogatorios a directores
y actores famosos proporcionaron a los miembros del Comité
una extraordinaria publicidad. La figura legendaria de Edward
R. Murrow tuvo gran influencia en el periodismo televisivo
a raíz de sus enfrentamientos contra el senador McCarthy,
con su pasión por la verdad y sus incansables esfuerzos por
hacer avanzar los ideales democráticos. Sobre todos ellos
se alzaba la libertad de expresión. Los programas de Murrow
acerca del senador Joseph R. McCarthy, en 1954, fueron considerados
no solo como los que marcaron el punto de inflexión en la
campaña del senador contra los simpatizantes del comunismo,
sino que también fueron el punto de inflexión en la propia
historia de la televisión.
Edward R. Murrow en el programa televisivo See
it now del 9 de marzo de 1954, en el programa titulado justamente
«A report on senator Joseph R. McCarthy» (‘informe sobre el
senador Joseph R. McCarthy’):
Su principal logro [del senador McCarthy] ha
sido el de confundir a la opinión pública, entre las amenazas
del comunismo. No debemos confundir desacuerdo con deslealtad.
Debemos recordar siempre que una acusación no es una prueba
y que una condena depende de la evidencia y del debido proceso
de la ley. [...] No caminaremos con miedo, el uno del otro.
[...] No descendemos de hombres temerosos, de hombres que
temían escribir, hablar, asociarse y defender causas que eran,
por el momento, impopulares.[...] ¿Y de quién es el fallo?
En realidad no es suyo. Él no creó esta situación de miedo;
él meramente la explotó, y más bien exitosamente. Casio estaba
en lo cierto: «El fallo, querido Bruto, no está en nuestras
estrellas, sino en nosotros mismos».
Edward R. "Ed" Murrow, fue un periodista estadounidense.
Trabajó como locutor de noticias en la CBS para radio y televisión.
Alcanzó la fama como locutor de radio durante la Segunda Guerra
Mundial. Sus transmisiones eran seguidas por millones de oyentes
en los Estados Unidos.
En la lucha entre el Comité de Actividades Antiestadounidenses
y el Comité de la Primera Enmienda, la posición de la industria
del cine, con la negación de trabajo para los sospechosos,
inclinó la balanza produciendo deserciones en las filas de
los defensores de la libertad; fue el caso de Humphrey Bogart,
que se dio de baja de su Comité, y el del director Edward
Dmytryk, quien tras ser condenado a seis meses de cárcel decidió,
ya en prisión, confesar su militancia comunista y su arrepentimiento,
proporcionando una lista de 26 correligionarios de partido.
Con esta claudicación pública salió en libertad y encontró
trabajo inmediatamente. Lo que quebró el reinado de McCarthy
fue su decisión de atacar al Ejército. El Pentágono en 1953,
incluso más vigorosamente que el apoyo que recibió de Eisenhower,
ya consideraba incómodo a McCarthy. McCarthy fue finalmente
expulsado del Comité en una moción de censura por el Senado
estadounidense en 1954, por 67 votos contra 22, acusado de
«conducta impropia de un miembro del Senado» por la manera
en que había dirigido la Comisión (por su lenguaje «demasiado
directo») y por no haber comparecido ante otra comisión del
Senado cuando fue requerido, además de otros cargos difusos
y fabricados sobre la marcha. El mismo año, el Comité de Actividades
Antiestadounidenses de la Cámara anunció que daba de baja
a la Unión de Consumidores de su lista de organizaciones subversivas.
En 1940, la Unión de Consumidores de Estados Unidos (en inglés,
Consumers Union) se había burlado de dichas acusaciones:
Si la condena de productos sin valor, adulterados
y tergiversados es una actividad comunista, entonces la Administración
Federal de Alimentos y Medicamentos, la Comisión Federal de
Comercio y la Asociación Estadounidense de Medicina deben
ser pagadas directamente desde Moscú.
Continuó otros dos años en sus tareas de senador,
pero sus colegas lo evitaban y lo sucedido afectó a su ánimo
y a su salud: hospitalizado por problemas de alcoholismo crónico,
murió a los 48 años víctima de cirrosis y hepatitis. El Senado
estadounidense publicó en 2003 más de 4.000 páginas con las
transcripciones de sus 500 interrogatorios secretos, basadas
en las notas desclasificadas y en material biográfico de las
audiencias de McCarthy que se desarrollaron entre 1953 y 1954.
Escritores (Bertolt Brecht, que escapó a Europa
tras declarar su inocencia) y gente perteneciente al mundo
del cine fueron algunos de los más afectados por este fenómeno,
que creó las llamadas listas negras, o de escritores y guionistas
para los cuales existía una ley no escrita que les impedía
publicar nada en cualquier medio de comunicación, so pena
de que dicho medio fuera acusado de trabajar a sueldo de los
comunistas. Hubo, sin embargo, una cierta resistencia, que
se plasmó en la actividad de numerosas personas, incluyendo
relevantes personajes del cine. Convocados a declarar 41 sospechosos,
19 de ellos se negaron a comparecer, juzgando la actuación
indagatoria contraria a la Constitución, entre otros el escritor
Alvah Bessie, el guionista Dalton Trumbo y el director Edward
Dmytryk. En apoyo de los que fueron motejados de «testigos
inamistosos» se movilizó el denominado Comité de la Primera
Enmienda, que integró a cerca de 500 profesionales del cine.
En esa circunstancia defendieron la libertad figuras famosas,
como Humphrey Bogart, Lauren Bacall, Gregory Peck, Katharine
Hepburn, Kirk Douglas, Burt Lancaster, Gene Kelly, John Huston,
Orson Welles, Thomas Mann y Frank Sinatra o periodistas como
Edward R. Murrow, cuya historia es descrita en la película
Buenas noches, y buena suerte, que afirmaban que lo que en
teoría era una actividad para proteger al estado no era sino
una sistemática destrucción de los derechos civiles.
Ambientada en 1953, narra el enfrentamiento
real que, en defensa del periodismo independiente, mantuvieron
el famoso periodista y presentador de la CBS Edward R. Murrow
(David Strathairn) y su productor Fred Friendly (George Clooney)
contra el poderoso senador anticomunista Joseph McCarthy,
hecho que determinó el final de la "caza de brujas".
Entre las protestas, la más significativa fue
la de los llamados Diez de Hollywood, los cuales se negaron
a declarar sobre sus afiliaciones políticas, siendo citados
por el Congreso, instalados automáticamente en la lista negra
y condenados a penas de cárcel por «desacato al Congreso».
Entre los que colaboraron con el Comité y denunciaron a otros
cineastas, pronunciando además discursos patrióticos de tono
anticomunista, comparecieron Gary Cooper, Ronald Reagan y
Robert Taylor. Uno de los Diez de Hollywood, Dalton Trumbo,
consiguió sobrevivir a la inacabable pesadilla. Era un guionista
estelar al que la caza de brujas le cerró todas las puertas,
lo encarceló, lo arruinó, lo obligó a exiliarse a México y
lo forzó a vender sus guiones bajo múltiples seudónimos. Uno
de ellos logró el Óscar, pero su enigmático autor no pudo
recogerlo porque oficialmente no existía. A partir de ese
momento se inició una caza de brujas particular y aún más
terrible en Hollywood, en donde algunos de los más conocidos
cineastas (incluyendo a Walt Disney, Elia Kazan, Robert Rossen,
el productor Budd Schulberg, los actores Sterling Hayden y
Adolphe Menjou) sirvieron de chivatos para la gente de McCarthy.
Las persecuciones también se realizaron a escritores famosos
comunistas, procomunistas, anticomunistas y excomunistas.
Así se lograron censurar más de 30 000 libros, los cuales
fueron retirados inmediatamente de bibliotecas y librerías,
entre los cuales se encontraba el famoso Robin Hood o la novela
Espartaco de Howard Fast. Uno de los actores más perseguidos
y frustrados fue Charles Chaplin, el cual, en su autobiografía
describe un interrogatorio en el que, sorprendido por la pregunta
de «qué quería dar a entender en un discurso cuando dijo:
"camaradas"», él respondió:
Exactamente eso. Busqué la palabra en el diccionario.
Los comunistas no tienen la exclusiva de esa palabra.
Chaplin recibió un Oscar honorífico.
Artista genial. Como persona, no tanto.
Las técnicas de McCarthy se basaban en gran
medida en lanzar incriminaciones falsas sobre los acusados
(que nunca eran comprobadas), o incluir a determinadas asociaciones
en su lista de organizaciones pro-comunistas (sin tener nada
que ver). En ese sentido, y de ahí el nombre, se parecía bastante
a la caza de brujas medieval, donde también las acusadas carecían
de la posibilidad de demostrar su inocencia. De hecho, promovió
todo un pulso en el seno del Sindicato de Directores Estadounidenses,
donde John Ford le ganó la partida a Cecil B. DeMille, profundo
seguidor de McCarthy. Varias películas hablan de este período
de la historia de Estados Unidos:
La ya mencionada y candidata a seis Óscars Buenas
noches, y buena suerte. The front, protagonizada por Woody
Allen, es uno de los mejores ejemplos. One of the Hollywood
Ten (Punto de mira en la versión en castellano), protagonizada
por Jeff Goldblum que describe la historia de los Diez de
Hollywood. Trumbo y la lista negra: documental biográfico
de Dalton Trumbo, uno de los Diez de Hollywood, guionista
de la película Espartaco (de Stanley Kubrick), de Papillón,
y director de Johnny cogió su fusil, basado en su propia novela
homónima, antibelicista y con alguna referencia crítica a
la democracia.
Los artistas puestos en la lista negra fueron:
Allen Adler, Larry Adler, Orson Bean, Herschel
Bernardi, Walter Bernstein, John Berry, Marc Blitzstein, Allen
Boretz, Phoebe Brand, Bertolt Brecht, John Bright, J. Edward
Bromberg, Sidney Buchman, Hugo Butler, Morris Carnovsky, Charles
Chaplin, Jerome Chodorov, Aaron Copland, Jeff Corey, John
Cromwell, Jules Dassin, Roger De Koven, Paul Draper, Frank
Capra, Cy Endfield, John Henry, Faulk Howard, Fast Jerry Fielding,
Carl Foreman, John Garfield, Betty Garett, Will Geer, Jack
Gilford, Bernard Gordon, Lloyd Gough, Lee Grant, Dashiell
Hammett, Sterling Hayden, Lillian Hellman, George Hitchcock,
Marsha Hunt, Sidney Kingsley, Sam Jaffe, Paul Jarrico, Gordon
Kahn, Victor Kilian, Howard Koch, Sebastian Miles, Rosaura
Revueltas, Pete Seeger, Gale Sondergaard.
Nueve de los diez de Hollywood.
Los diez de Hollywood fueron: Alvah Bessie,
guionista. Herbert Biberman, guionista, director. Lester Cole,
guionista. Edward Dmytryk, director y guionista. Ring Lardner,
Jr, periodista, guionista. John Howard Lawson, autor. Albert
Maltz, autor, guionista. Samuel Ornitz, guionista. Adrian
Scott, guionista, productor. Dalton Trumbo, guionista, novelista.
El director galés, Karl Francis, llevó a la
gran pantalla en 2000 la historia de estos cineastas, a través
de la figura de Herbert Biberman -encarnado por Jeff Goldblum-,
en Punto de mira.
El Comité de la Primera Enmienda, formado en
septiembre de 1947 por un grupo de actores en apoyo de los
Diez de Hollywood durante las sesiones de la Comité de Actividades
Antiestadounidenses. Fue fundado por el guionista Philip Dunne,
la actriz Myrna Loy, y los directores John Huston y William
Wyler.
La Declaración Waldorf fue una nota de prensa
de dos páginas emitida encima el 3 de diciembre de 1947 por
Eric Johnston, presidente de la Asociación Cinematográfica
de Estados Unidos, siguiendo una reunión a puerta cerrada
de cuarenta y ocho ejecutivos de la industria cinematográfica
en el hotel Waldorf Astoria de la ciudad de Nueva York. La
declaración fue una respuesta del desacato a los cargos del
Congreso contra los llamados "Diez de Hollywood".
En la segunda mitad de los años 50 el macartismo
comenzó a declinar en los Estados Unidos. La opinión pública
y una serie de decisiones judiciales incidieron en el fin
del macartismo. Una figura clave para terminar con las listas
negras fue John Henry Faulk. Conductor de una comedia radial,
Faulk era un dirigente sindical de izquierda de la Federación
Estadounidense de Artistas de Televisión y Radio. Faulk fue
investigado por AWARE (ALERTA), una de las empresas privadas
que investigaban ciudadanos para encontrar «signos de comunismo»
en ellos. Marcado por AWARE como «no apto», fue despedido
de la CBS Radio. A diferencia de lo que hicieron la mayor
parte de las víctimas, Faulk demandó judicialmente a AWARE
y ganó el caso en 1962. A partir de esta sentencia las empresas
privadas de listas negras y aquellas que las usaban tomaron
nota de que podían ser demandados judicialmente por daños
y perjuicios. Aunque algunas continuaron, la mayor parte debieron
cerrar. Incluso antes de la sentencia en el caso Faulk, ya
en Hollywood se había comenzado a desobedecer las listas negras.
En 1960, Dalton Trumbo, uno de los artistas más conocidos
dentro de la lista negra conocida como Los Diez de Hollywood,
fue públicamente contratado para escribir los guiones de las
películas Éxodo y Espartaco.
Chaplin, uno de los artistas incluidos en la
lista negra, en la película El gran dictador.
Inocentes perseguidos por simples sospechas,
con acusaciones infundadas, interrogatorios, pérdida del trabajo
y negación del pasaporte a los sospechosos de comunismo, o
encarcelados, siendo estos distintos mecanismos de control
social y de represión que Estados Unidos bordeó peligrosamente,
acercándose al totalitarismo con citados métodos fascistas.
Cincuenta años después de la caza de brujas de Joseph McCarthy,
el Senado estadounidense publicó en 2003 más de 4000 páginas
con las transcripciones de sus 500 interrogatorios secretos.
Basado en las notas desclasificadas y en material biográfico
de las audiencias de McCarthy que se desarrollaron entre 1953
y 1954. Una investigación del canal público canadiense CBC
destapó otra «caza de brujas» en Canadá entre 1950 y 1980.
Bajo el nombre de PROFUNC (siglas en inglés de Destacados
Militantes del Partido Comunista), el plan estaba dirigido
por la Gendarmería real de Canadá (GRC) y «fichó» a 16 000
comunistas y 50 000 presuntos simpatizantes. La lista, enviada
en sobres sellados a las diferentes oficinas de la GRC, detallaba
la edad de los sospechosos, su descripción física, las fotos
de su casa e incluso la ubicación de las puertas por las cuales
podían escaparse en caso de una redada. Una vez que fuesen
arrestados, las autoridades daban carta blanca para disparar
a los prisioneros si intentaban escaparse. A pesar de estos
hechos demostrados, contrastados y que son parte de la historia
de Estados Unidos, unos pocos neoconservadores niegan este
pasaje de la historia de Estados Unidos, como el comunista
antiestalinista y politólogo estadounidense James Burnham,
que señaló hasta qué punto fue real la represión que la cultura
popular atribuye al periodo del macartismo, convertido por
el cine y la literatura en un periodo de supuesta histeria
colectiva y de terror medieval (imagen consagrada en El crisol
de Arthur Miller, con la referencia de las persecuciones de
Salem en 1692).
Arthur Miller y el sueño americano de Las Brujas
de Salem.
Según Burnham, durante la llamada caza de brujas
no hubo «ni un solo muerto, herido o torturado, ningún ciudadano
arrestado arbitrariamente, encarcelado sin juicio, desahuciado,
deportado, exiliado o privado de sus derechos procesales»
(siempre según Burnham). En la misma línea, una columnista
neoconservadora, Ann Coulter, lo han calificado como «el mayor
mito orwelliano de nuestro tiempo». Un madrileño nacido en
1961, Martín Alonso, lo considera «el mito fundacional de
lo políticamente correcto» y ha señalado irónicamente que
McCarthy fue «la única víctima real que se cobró el maccarthismo».
Pero estas últimas opiniones son de algunos columnistas y
articulistas no muy conocidos buscando la polémica. Como por
ejemplo la opinión de Hank Greenspun que escribió que Joseph
McCarthy, a pesar de su enfermiza obsesión de perseguir a
comunistas y homosexuales, resultó que él mismo era homosexual.
Otros autores han revaluado el macartismo a la luz de la represión
del terrorismo en los Estados Unidos luego de los atentados
del 11 de septiembre de 2001, encontrando una línea de continuidad
entre ambos fenómenos. En su libro The Age of Anxiety: McCarthyism
to Terrorism (‘la era de la ansiedad: del mccarthismo al terrorismo’,
2005), Haynes Johnson compara los «abusos sufridos por los
extranjeros arrojados a las prisiones estadounidenses de alta
seguridad en los inicios del 9/11» con los excesos de la era
McCarthy. En el mismo sentido, David D. Cole ha escrito que
el Acta Patriótica es una «resurrección de la filosofía macartista,
simplemente substituyendo "comunista" por "terrorista".» En
un informe publicado en el año 2000, en el marco del debate
sobre la Guerra Fría y revaluando el papel jugado por el macartismo
en la anulación de la libertad de expresión, la historiadora
Ellen W. Schrecker sostuvo:
...en este país el macartismo hizo más daño
a la Constitución que lo que jamás haya hecho el Partido Comunista
Estadounidense.
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"Lo malo de la izquierda estadounidense
es que traicionó para salvar sus piscinas. Somos pocos quienes
no hemos traicionado nuestra postura, los que no hemos dado
nombres de otras personas."
Orson Welles.
De los diez testigos hostiles, dos tienen talento,
los demás son simplemente hostiles.
Billy Wilder.
Joseph McCarthy y Roy Cohn durante los vistas Army-McCarthy.
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El hijo de Billy Wilkerson, fundador del 'Hollywood Reporter',
se disculpó en 2012 por el papel que desempeñó su padre
en la caza de brujas de los años 40 del siglo pasado. Actores,
escritores y directores que eran incluidos en la llamada "lista
negra", por tener supuestamente vínculos comunistas, sufrían
un enorme daño en sus carreras. Después de más de 50 años,
el hijo de Wilkerson ha sentido el peso de la conciencia y
se ha disculpado por el gran daño causado por su padre, considerándolo
uno de los culpables del "el holocausto de Hollywood". Según
recoge la BBC, Wilkerson hijo ha declarado que su padre quería
vengarse de los "titanes de la industria del cine" que le
habían dado de lado cuando pretendía fundar su propio estudio
en 1920.
Debido al rechazo y por haber aplastado su sueño, Wilkerson
padre planeó una dura revancha llegando a una venganza de
consecuencias desproporcionadas. Tras la Segunda Guerra Mundial,
Wilkerson padre se valió de su puesto en el 'Hollywood Reporter'
para atacar a todos aquellos cineastas y artistas que, según
él, eran simpatizantes de los rusos y que en realidad no lo
habían apoyado en la fundación de su propio estudio. "En su
maníaca cruzada contra los propietarios de los distintos estudios,
se dio cuenta de que lo más efectivo era destruir su talento"
ha dicho Wilkerson hijo. Y no le falta razón: en el momento
en el que surgió la histeria y la obsesión en EEUU por posibles
agentes infiltrados rusos dentro del país, la manera más rápida
de perjudicar a cualquier ciudadano era acusarlo de comunista.
"Desafortunadamente, todos ellos se convirtieron en los daños
colaterales de la historia" añadió Wilkerson hijo. La primera
'lista negra' de Hollywood fue publicada el 25 de noviembre
de 1947. Los estudios de Hollywood negaron haber forzado a
muchos de sus directores, guionistas y escritores a firmar
con seudónimos. Las investigaciones de la HUAC (House Un-American
Activities Comittee) entre 1940 y 1950 provocaron lo que se
denominó "caza de brujas" anticomunistas. "Llamar a alguien
hoy en día comunista es para echarse a reír, pero en 1950
era una sentencia de muerte profesional", se lamentaba Wilkerson
hijo.
Inmediatamente, los considerados comunistas perdían sus trabajos
presentes y futuros. Edward Dmytryk, Dalton Trumbo y Ring
Lardner Jr fueron algunos de los miembros de la llamada lista
"Hollywood 10" que fueron citados por la HUAC para compadecer
ante el congreso por supuestos comunistas y cuyas carreras
profesionales se vieron gravemente perjudicadas.
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El «terror lila» (en inglés Lavender Scare, «terror lavanda»,
en referencia al color lavanda) hace referencia al miedo y
a la persecución de homosexuales en la década de 1950, similar
a la persecución de los comunistas, el llamado Red Scare,
el «terror rojo». El nombre de la persecución fue popularizado
por David K. Johnson basado en la asociación del color lavanda
con la homosexualidad, y es empleado en su libro The Lavender
Scare: the Cold War Persecution of Gays and Lesbians in the
Federal Government. Debido a que la comunidad psiquiátrica
consideraba la homosexualidad como una enfermedad mental,
hombres y mujeres homosexuales eran considerados susceptibles
de chantaje, siendo por lo tanto un «riesgo para la seguridad
nacional». En 1950, el mismo año que el senador Joseph McCarthy
afirmó que había 205 comunistas escondidos en el Departamento
de Estado de los Estados Unidos, John Puerifory, el subsecretario
de estado, afirmó que existía un «movimiento clandestino homosexual»
en el Departamento de Estado, así que el Gobierno despidió
a 91 empleados homosexuales por razones de seguridad.
Debido a que la mayoría de los homosexuales en la década
de 1950 «estaban en el armario» y algunos estaban casados,
McCarthey asumió que los comunistas chantajearían a los homosexuales
en el gobierno federal y los forzarían a revelar informaciones
secretas en el Gobierno de Estados Unidos. Irónicamente (pero
no públicamente conocido hasta décadas más tarde), McCarthy
contrató a un consejero jefe de su subcomité del Congreso
que era homosexual, Roy Cohn, aunque en el armario. Juntos,
McCarthy y Cohn fueron responsables de despedir a una multitud
de hombres homosexuales que eran funcionarios; algunos llegaron
a perder sus casas y su familia, otros se suicidaron. Se han
sugerido varias razones para el fenómeno del terror lila,
incluida la creciente visibilidad de la homosexualidad, cambios
en el pensamiento conspirativo, una crisis percibida en la
masculinidad en los Estados Unidos y un esfuerzo político
para erradicar a los conservadores del New Deal. Otra razón
era que consideraban la homosexualidad tan inmoral como el
comunismo. Dado que los homosexuales actuaban con tanto secreto
y se relacionaban en grupos cerrados, eran considerados como
similares a los partisanos comunistas e igual de vergonzoso.
En 1950 Donald Webster Cory publica El homosexual en América:
un enfoque subjetivo. El libro es aclamado como uno de los
trabajos más importantes en la historia del movimiento por
los derechos de los homosexuales.
Los eventos notables en la historia de los derechos LGBT
que tuvieron lugar en todo el mundo en la década de 1950.
Fruit machine («máquina de frutas», habitualmente en inglés
con el significado de máquina tragaperras; es un juego de
palabras, puesto que fruit es un término coloquial para denominar
a los gays) es una expresión humorística creada en Canadá
para denominar un aparato que supuestamente era capaz de identificar
a homosexuales. Las personas que eran examinadas debían ver
pornografía y el aparato medía el diámetro de la pupila (test
de respuesta de la pupila), la transpiración y el pulso, en
busca de una supuesta excitación erótica. La máquina fue desarrollada
y empleada en Canadá en las décadas de 1950 y 1960, durante
una campaña para eliminar a todos los homosexuales del funcionariado
público, la Policía Montada del Canadá y el ejército. Un sustancial
número de trabajadores perdieron su trabajo. A pesar de que
el presupuesto para el proyecto de la «máquina de frutas»
fue eliminado a finales de la década de 1960, las investigaciones
siguieron y la Policía Montada reunió más de 9000 fichas de
supuestos homosexuales. La silla de la «máquina de frutas»
era similar a la de un dentista. Tenía una polea con una cámara
enfocada a las pupilas. Había una caja negra en delante que
mostraba las fotos. Las fotos iban desde lo mundano a otras
sexualmente explícitas de hombres y mujeres. Anteriormente
se había determinado que las pupilas se dilataban en relación
al interés mostrado en la foto. Era el llamado test de respuesta
de la pupila. A los participantes se les decía que era un
test para determinar el nivel de estrés. Después de que su
propósito real fuera conocido, pocas personas se prestaron
voluntariamente al test.
Había muchos problemas con la «máquina de frutas». Para comenzar,
el test de respuesta de las pupilas estaba basado en presupuestos
completamente incorrectos: que estímulos visuales producirían
una reacción involuntaria medible científicamente; que los
homosexuales y los heterosexuales responderían de forma distinta
a estos estímulos; y que sólo existían dos tipos de sexualidad.
También estaba el problema de la fisiología. Los investigadores
no tuvieron en cuenta los diferentes tamaños de pupilas y
las diferentes distancias entre ojos. Otros problemas existentes
fueron que las fotos de los ojos debían de ser tomadas con
un ángulo, ya que de otra forma la cámara hubiera bloqueado
la visión de las fotos. También la cantidad de luz proveniente
de las fotos cambiaba con cada imagen, produciendo una dilatación
en los sujetos independiente de su interés en el contenido
de la imagen. Finalmente, la dilatación de las pupilas era
muy difícil de medir, ya que los cambios eran a menudo menores
de un milímetro. La idea se basaba en un estudio realizado
por un profesor universitario estadounidense, que había medido
el tamaño de las pupilas de los clientes según iban pasando
delante de las estanterías en centros comerciales.
El escándalo homosexual de Boise se desencadenó en 1955 por
una amplia e indiscriminada investigación para reprimir la
homosexualidad en Boise, Idaho, que tuvo una gran repercusión
social al convertirse en centro de atención de la prensa.
Comenzó con el arresto de tres hombres en octubre de 1955
y se amplió para abarcar las acusaciones a un grupo de adultos
que habían mantenido relaciones sexuales entre ellos y con
unos 100 jóvenes y adolescentes. Cuando la investigación empezó
a decaer en 1957, unas 1.500 personas habían sido interrogadas,
16 hombres afrontaron cargos penales y 15 fueron sentenciados
a penas que abarcaron desde periodos de libertad condicional
hasta la cadena perpetua en prisión. Los reportajes en la
pren sa sobre la investigación y los arrestos desataron el
pánico moral en Boise, agitado por editoriales incendiarios
de los periódicos locales. Aunque los titulares aludían a
términos como proteger a los chicos de los depredadores sexuales
adultos, la investigación no se limitó a hombres que mantuvieran
relaciones con menores sino que también se procesó a hombres
que mantuvieron encuentros con otros adultos, lo que era ilegal
en la época. El escándalo incrementó la tensión entre los
que consideraban la homosexualidad como una enfermedad mental
que requería tratamiento y los que consideraban el sexo homosexual
como actos delictivos que tenían que ser castigados, y además
llevó a examinar la problemática de la delincuencia juvenil.
Las razones para que empezara y terminara la investigación
no están claras. En el libro sobre el escándalo, The Boys
of Boise: Furor, Vice and Folly in an American City (Los chicos
de Boise: furor, vicio, locura en una ciudad americana) su
autor John Gerassi apunta que fue utilizada por una parte
de la élite adinerada de Boise en un intento de manejo económico
y político de la ciudad y el estado. Afirma que la investigación
tenía como objetivo inicial atacar a un millonario gay conocido
como "the Queen" (la reina), aunque nunca se presentaron cargos
contra él. Cuando se implicó al hijo de uno de los más altos
partidarios de la investigación, Gerassi sugiere que los poderes
que instigaban la investigación se dieron cuenta de que los
homosexuales estaban en todos los estratos de la sociedad
y que su influencia y riqueza no impedía que afectara a su
círculo, lo que llevó rápidamente a paralizar las pesquisas.
Boise en la actualidad, una típica estampa
americana.
Los primeros arrestos del escándalo tuvieron lugar el 31
de octubre de 1955 como resultado de una investigación del
detective privado Howard Dice a instancias de un cliente desconocido.
Estos detenidos fueron Ralph Cooper, zapatero de 33 años;
Charles Brokaw, transportista de 29 años; y Vernon Cassel,
un dependiente de 51 años. Cooper y Brokaw fueron acusados
de «comportamiento lascivos con un menor de edad» ( "lewd
conduct with a minor child" por un acontecimiento de junio
de 1954 ) y Cassel por «delitos infames contra la naturaleza»,
es decir, sodomía. Cuando se anunciaron los arrestos el agente
de libertad vigilada del condado de Ada Emery Bess afirmó,
sin presentar ninguna prueba, que la investigación sólo había
«arañado la superficie» de «las actividades de abuso de niños»
en Boise que involucraban a varios adultos con unos 100 adolescentes.
En aquel periodo el departamento de policía de Boise había
empezado una investigación porque la delegación local de YMCA
se había mostrado preocupada por el número de transeúntes
que frecuentaban sus instalaciones y de sus posibles motivaciones
sexuales. Por ello el cliente desconocido de Dice, un abogado
relacionado con el YMCA y conectado con la élite de poder
de Boise, contrató sus servicios. Inicialmente Dice no descubrió
nada, hasta que empezó a hablar con algunos jóvenes que le
dijeron que había «delincuentes juveniles» que se reunián
en el YMCA y que mantenían relaciones homosexuales con hombres
adultos. Al verse implicados menores de edad, se involucró
al agente de libertad condicional Bess y se elaboró una lista
de 75 jóvenes implicados en actividades homosexuales. Bess
rechazó presentar la lista a la policía o al fiscal y Dice
siguió investigando por su cuenta bajo la dirección de la
organización mormona local la Allied Civic Group, hasta conseguir
los tres primeros arrestos. Los motivos tras la investigación
son turbios y complejos. Gerassi afirma que la élite de poder
de Boise, a la que se refiere como "Boise gang" (la banda
de Boise) vio en la investigación (y el escándalo resultante)
un medio para mantener el control de la ciudad, y para extenderla
al resto del estado de Idaho. Sugiere que varios miembros
de este grupo vieron la oportunidad de dirigir la investigación
a varios objetivos. El editor del Idaho Statesman, Jim Brown,
y otros, querían minar la administración del alcalde reformista.
Otros pusieron en su punto de vista el consejo municipal de
Boise, específicamente en el consejero Harold T. "Buck" Jones,
cuyo hijo Frank fue uno de los jóvenes involucrados en el
escándalo. Otros miembros de la banda de Boise fueron tras
un acaudalado homosexual apodado como "The Queen", al que
creían demasiado poderoso para ser derrocado por otros medios.
No está claro que desencadenó la investigación. Según el abogado
J. Charles Blanton, que trabajó en la oficina del fiscal del
condado hasta septiembre de 1955 y que representó a Cassel,
la oficina hasta entonces no investigaba ni perseguía rutinariamente
la actividad homosexual. Entre el inicio de septiembre y el
final de octubre algo desconocido pasó que provocó una persecución
extrema que llevó a hacer las tres primeros arrestos.
Una postal de los años 50 del pasado
siglo.
El Idaho Statesman, el único periódico local, recogió los
arrestos el 2 de noviembre. La noticia de las detenciones
desencadenó el pánico en los ciudadanos de Boise. Las madres
llamaron a las escuelas secundarias y la policía y viceversa,
dando nombres de supuestos «pervertidos» y retroalimentando
los miedos de todos. El 3 de noviembre dio un editorial bajo
el título «Aplastar al monstruo». En él los editores tachaban
a la homosexualidad de «perversión moral» y «tumor canceroso
(...) que hay que cauterizar inmediata y sistemáticamente».
El periódico instó a que toda esa «sórdida situación fuera
completamente aclarada y limpiada y desinfectada a conciencia
usando toda la fuerza del condado y las agencias de la ciudad».
El editorial incrementó el pánico entre los ciudadanos de
Boise que pensaron que si un periódico normalmente comedido
como el Statesman daba una alarma tan grande debía tener buenos
motivos para ello. El pánico se reavivó de nuevo cuando se
anunció el arresto de Joe Moore. Moore, entonces vicepresidente
del primer banco de Idaho, fue arrestado por el cargo de sodomía
cometido con Lee Gibson, un chico de 15 años que también había
sido el testigo de cargo contra Cooper. Tras el arresto el
Statesman publicó otro editorial incendiario con el título
«Este desorden debe ser eliminado». El editor calificó a los
homosexuales como «azote que saquea a nuestra juventud» y
lamentando «el número de chicos que han sido víctimas de estos
pervertidos». Alegando que aquellos que habían sido víctimas
«se desarrollarían con las mismas inclinaciones que esos que
son llamados homosexuales», el Statesman concluía que "No
importa lo que requiera este sórdido desorden debe ser eliminado
de esta comunidad." La policía recibió llamadas anónimas con
los nombres de cualquier hombre que en opinión de cualquiera
prestara demasiada atención en cualquier chico joven desatándose
una auténtica caza de brujas y el pánico entre la ciudadanía.
Con los ciudadanos atemorizados por el «monstruo» acechando
entre ellos y Ralph Cooper sentenciado a cadena perpetua el
Statesman repentinamente dio marcha atrás en su opinión. En
el editorial del 20 de noviembre hace una llamada para que
la conmoción y la indignación den paso a la calma, el análisis
calculado y las consideraciones. Apuntando que la homosexualidad
existía en todas las comunidades y que había existido «desde
que la debilidad de la mente humana ha sido evidente», el
Statesman afirma que los homosexuales no son delincuentes
y que la encarcelación no es la solución apropiada, y que
mientras que se focalice el problema en castigar a los homosexuales
adultos que involucren a chicos, que a su vez han sido «infectados»
en su infancia, el problema seguirá de una generación a la
siguiente. El periódico concluye que aunque los homosexuales
debes seguir siendo perseguidos antes de que dañen más a la
juventud, el objetivo debe ser el tratamiento psiquiátrico
más que el encarcelamiento, y que se deben organizar inmediatamente
planes para ayudar a que no vayan por el mismo camino y crezcan
convirtiéndose en hombres adultos homosexuales. El editorial
no consiguió aplacar el pánico y la investigación continuó.
Marvel anunció en 2021 que sus cómics incluirán por
primera vez a un Capitán América que pertenece a la comunidad
LGBTQ. Un adolescente que «representa a los oprimidos y olvidados»
se convertirá en el primer miembro de este colectivo en representar
al mítico superhéroe.
El 12 de diciembre de 1955, la revista Time publicó un artículo
titulado Idaho Underworld (Los bajos fondos de Idaho) en el
que se hacía un recuento de los arrestos iniciales y condenas
afirmando que «un amplio mundo clandestino homosexual había
hecho presa en cientos de chicos adolescentes durante la pasada
década». Time continuó con la historia el 2 de enero de 1956,
al hacerse eco de los arrestos adicionales y sentencias y
la sugerencia del psiquiatra de Boisere John L. Butler, que
había sido elegido director del departamento de salud mental
de Idaho en diciembre de 1955, a favor de que el estado en
lugar de encarcelar a los homosexuales adultos debía «construir
apoyos comunitarios para ellos ... una alternativa debía ser
dejarlos formar su propia sociedad y dejarlos en paz»."
El 22 de diciembre de 1955 el consejo municipal de Boise
hizo una declaración en la que se anunciaba la contratación
de un nuevo investigador privado para hacerse cargo de la
investigación. Como este detective estaba todavía en activo
trabajando de forma encubierta en 1965, Gerassi le asignó
el seudónimo "Bill Goodman". Goodman se había dado a conocer
por su trabajo de investigación a homosexuales para el Departamento
de Estado durante el terror lila, la alcaldía, el condado
y la oficina del fiscal pagaron conjuntamente los honorarios
de sus servicios. Goodman extendió la investigación rápidamente
y realizó una lista de 500 sospechosos de ser homosexuales.
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Cuando la noticia de los arrestos apareció, el agente de
libertad condicional Emery Bess afirmó que cerca de 100 menores
se encontraban implicados en las relaciones sexuales con adultos.
Gerassi entrevistó a 28 hombres de la plantilla la escuela
de secundaria de Boise durante el escándalo. Todos ellos cuestionaron
esa cifra. El psiquiatra Butler creía que solamente 65 chicos
habían mantenido alguna clase de contacto homosexual, incluyendo
la masturbación mutua. Había sólo cuatro o cinco chicos que
hubieran mantenido relaciones con sexuales con hombres adultos.
Estos chicos, denominados por Butler como la banda de los
duros, se dedicaban a la prostitución masculina, cobrando
entre 5 y 10 $ por cada contacto sexual, y también solían
chantajear y amenazar con denunciar a la policía a los hombres
que se negaran a pagarles. El 15 de diciembre de 1955, tres
días después de que Time destapara la historia se celebró
un reunión entre los habitantes de Boise para discutir los
problemas de la homosexualidad y la delincuencia juvenil siguiendo
la estela de lo afirmado en las conclusiones de la sentencia
de Joe Moore. Entre los que hablaron estaban Butler, L. E.
Clapp (el director de la prisión de Idaho), Jim Fowler (el
consejero de la escuela de secundaria) y el abogado Frank
Church (que se convertiría en senador en 1957). En la reunión
se hicieron exposiciones contradictorias entre los distintos
ponentes sobre la naturaleza de la homosexualidad y el papel
de los padres en las vidas de sus hijos para prevenir la delincuencia,
enfadando a la comunidad en particular las afirmaciones de
Butler, al que vieron como un forastero a pesar de sus raíces
en la ciudad, al poner en entredicho su capacidad como padres
y reclamar la interferencia del gobierno en sus vidas familiares.
Un chico que se vio particularmente afectado por el escándalo
fue Frank Anton Jones. Frank era hijo de un consejero municipal
de Boise y uno de los mayores defensores de la investigación,
Harold T. "Buck" Jones. Frank fue nombrado en una declaración
realizada a Blaine Evans por Melvin Dir, un actor y director
que dejó Boise por San Francisco en los primeros días de la
investigación, en enero de 1956. Dir afirmó que había mantenido
una vez sexo oral mutuo con Frank en el verano de 1953, cuando
Frank tenía 14 años. Frank en 1956 era cadete en West Point.
El Sheriff D. C. House voló hasta allí a buscar a Frank, y
éste fue apartado de la Academia. Frank no confirmó la relación.
Dir inicialmente se declaró inocente y después cambió su declaración
a culpable siendo sentenciado a libertad condicional. El padre
de Frank mantuvo que mandar al sheriff tras su hijo fue «una
caza de brujas política (...) había otros nombres, personas
importantes, y un nombre muy importante involucrado. Pero
a ellos no les pasó nada.»
Jessica Tandy y Hume Cronyn en la entrega de
los Premios Emmy de 1988. Hablamos de estos dos actores y
de la caza de brujas en el primer artículo de >>
Séptimo arte.
El final de la investigación fue tan oscuro como su comienzo.
El 29 de diciembre de 1955 William Harvey Baker admitió haber
disparado y matado a su padre y fue sentenciado por homicidio
a 10 años de prisión en junio de 1956. Baker era el principal
testigo de cargo contra Moore y otros acusados en el caso,
y su implicación en el tiroteo de su padre hizo que la opinión
pública empezara a cambiar y se empezara a creer que había
una caza de brujas. Si Baker pudo matar a su padre su credibilidad
como testigo para gran parte del público quedaba comprometida.
Además parte de la comunidad se sintió incómoda por la publicidad
y la atención que se había centrado en Boise por el artículo
del Time. Como expuso un abogado defensor posteriormente:
«Fue como si hubiera un sentimiento general de que el caso
no iba a llegar demasiado lejos. No sólo en el tribunal sino
lo creía la gente de Boise, pienso yo.» Gerassi marca la sentencia
de Melvin Dir del 21 de enero de 1957, por la violación de
la libertad condicional a que había sido condenado anteriormente,
como el final del escándalo. Además de la desconfianza creada
en el público por el incidente de Baker y la vergüenza por
la publicidad negativa en Time, Gerassi sugiere que la persecución
se había acercado demasiado a personas relacionadas con los
círculos de poder que habían instigado la investigación al
principio, y el asunto se les iba de las manos. El sargento
de policía Don Jerome dijo años más tarde: «El escándalo de
1955–1956 se volvió un bumerang. Demasiada gente resulto herida.
La reputación de la ciudad se dañó demasiado drásticamente.»
Aunque algunos de los que resultaron condenados por la persecución
no están de acuerdo con esa interpretación. Uno afirmó:«Las
persona realmente importantes que yo sabía que eran homosexuales
nunca fueron arrestadas». Otro concuerda al decir: «Y sabían
quien era "la reina", el millonario. Lo sabían todo sobre
él antes de agarrarme a mi, porque me preguntaron sobre él.
Y... yo se lo confirmé» Al final de la investigación 1.472
personas habían sido interrogadas.
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Se condenó por sodomía a cuatro hombres más que obtuvieron
la libertad condicional. Gerassi no identifica a estos hombres
por sus nombres en su obra, ya que aunque fueron condenados
pudieron recomponer sus vidas sin el estigma de expresidiarios
y probablemente lo mantendrían en secreto. Martin, Larsen
y dos más fueron encausados solo por contactos con mayores
de 18 años.
La obra que trata de forma más amplia hasta la fecha el escándalo
es el libro de 1966 The Boys of Boise, escrito por John Gerassi.
Gerassi plasma el lenguaje y la opinión general de la época
que consideraba a la homosexualidad una enfermedad mental.
Gerassi deplora cómo se trataba el caso de los homosexuales
que sólo "quebrantaban la ley" con otros adultos mientras
que calificaba a los que mantenían contacto sexual con adolescentes
de «enfermos que deberían ser tratados». En la introducción
de la reedición de 2001, reconoce que su tono fue «un poco
demasiado superior» pero afirmó que nadie que repasara el
libro en su primera edición se hubiera dado cuenta por compartir
la opinión general del momento y que sirvió para liberar al
último de los hombres que permanecían encarcelados. En el
documental de 1967, CBS Reports: The Homosexuals, el primer
programa de televisión de Estados Unidos sobre la homosexualidad,
se incluyó un fragmento sobre el escándalo. The Fall of '55,
una película de 2006 dirigida y producida por Seth Randal,
volvió a contar la historia, al igual que se hizo en Boise
U.S.A., una obra de teatro de 2008 escrita por Gene Franklin
Smith.
En 1995, en el 40º aniversario del comienzo del escándalo,
The Idaho Statesman publicó un informe del suceso que incluía
una foto de una declaración escrita por Melvin Dir en la que
Dir afirmaba haber mantenido una relación sexual con su primo.
El primo era Fred Uranga, aunque no se le identificaba en
la historia. Uranga puso una demanda por invasión de su intimidad.
El tribunal desestimó el caso citando la los derechos de la
prensa recogidos en la primera enmienda, y el tribunal de
apelación no apoyó la desestimación. La corte suprema de Idaho
retomó el caso pero ocho meses después dio marcha atrás y
desestimó el caso por unanimidad. Uranga apeló a la Corte
Suprema de los Estados Unidos que en 2003 desestimó el caso
sin comentarios.
Otros tiempos.
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