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12
- Julio - 2024 |
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Centroamérica
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Debido a su posición geográfica muy favorable, abundantes tierras
fértiles, agua dulce y yacimientos de oro, Nicaragua se sometió
a la agresión por parte de EEUU en reiteradas ocasiones, desde mediados
del siglo XIX. Las invasiones armadas, los intentos de anexión,
la formación de Gobiernos títeres oligárquicos y feudales, el patrocinio
de dictaduras militares y golpes de Estado se sucedieron uno tras
otro.
La historia de las invasiones de Estados Unidos en Nicaragua comenzó
en 1851, cuando el magnate estadounidense de los ferrocarriles y
los barcos de vapor, Cornelius Vanderbilt, llegó a la joven república
nicaragüense que experimentaba dificultades económicas. Aprovechando
la fiebre del oro de California que empezó en EEUU en aquel momento,
Vanderbilt estableció la empresa Accessory Transit Company que se
convirtió en un monopolio en el ámbito de transporte transoceánico.
Próximamente, la empresa que obtenía ganancias exorbitantes dejó
de pagar impuestos al Gobierno y se comportó como un Estado dentro
del Estado contando con el pleno respaldo del Gobierno estadounidense.
En respuesta a la queja del Ministerio de Relaciones Exteriores
de Nicaragua, el Departamento de Estado de EEUU respondió: "Una
nación que ocupa una posición geográfica tan ventajosa, disponiendo
con una pequeña fuerza, no puede... poseer esta riqueza únicamente
en su propio interés... y no cumplir sin peligro para sí misma el
deber de hospitalidad hacia los ciudadanos de otros países que vienen
aquí ya sea en tránsito o para hacer negocios". Como resultado,
las autoridades de Nicaragua se vieron obligadas a firmar el "Tratado
de Amistad", que confirmaba que Estados Unidos tenía el derecho
de desplegar tropas en el territorio de la República si consideraba
que algo amenaza a sus intereses.
Los sandinistas obligaron a los campesinos de El Ventarrón a reubicarse
para crear una zona de combate a los contras, provincia de Jinotega,
Nicaragua, 1985.
En 1855, el exabogado y periodista, ‘coronel’ William Walker, aventurero
de Nueva Orleans que se había hecho famoso por su incursión en México,
fue invitado por los liberales de la ciudad nicaragüense de León
para unirse a su lucha contra los conservadores de Granada. Walker
llegó a Nicaragua con solo 56 mercenarios (llamados "filibusteros"),
pero gracias a su colaboración con Vanderbilt, logró tomar el control
de todo el país en poco tiempo y se proclamó Presidente. Durante
la guerra, Granada quedó reducida a cenizas, se introdujo la esclavitud
(con la idea de anexar Nicaragua a Estados Unidos como un Estado
esclavista adicional) y el inglés se declaró como idioma oficial
de Nicaragua. Muchos aventureros y mercenarios respondieron al llamado
de Walker, atraídos por la perspectiva de enriquecerse rápidamente.
Sin embargo, los abusos cometidos por ellos provocaron una guerra
de guerrillas popular, lo que llevó al derrocamiento de Walker en
1860 y al rechazo de los intentos posteriores de invasión por parte
de los estadounidenses. En 1893, un presidente liberal José Santos
Zelaya llegó al poder en Nicaragua e implementó una serie de reformas
efectivas que permitieron al país superar a algunos países europeos
en términos de crecimiento y desarrollo. Zelaya recuperó la costa
caribeña del país, desplazando al autoproclamado Rey de la Mosquitia
que tenía vínculos con Inglaterra. Sin embargo, pronto entró en
conflicto con los intereses de Estados Unidos, especialmente en
relación con la construcción de un canal transoceánico a través
del territorio nicaragüense, el segundo por importancia después
del Canal de Panamá. En 1909, se organizó una conspiración para
derrocar a Zelaya y expulsarlo del país.
La Infantería de Marina de Estados Unidos se desplegó de forma
permanente en Nicaragua, lo que llevó a que, durante los siguientes
20 años, la política nicaragüense estuviera completamente determinada
por el "hermano mayor del norte" que protegía los intereses de la
corporación estadounidense llamada United Fruit Company que estaba
cobrando fuerza. Esta empresa estableció también Gobiernos títeres
en varios países de América Central, convirtiéndolos en las llamadas
"repúblicas bananeras" bajo el control de Washington.
El duelo en un funeral después de un ataque rebelde en Santa Cruz
Loma, provincia de La Paz en El Salvador, 1985.
La lucha popular de liberación se levantó contra los invasores.
El general Benjamín Zeledón, jefe militar de los rebeldes, se cubrió
de gloria inmortal. En 1912, fue rodeado junto con 700 seguidores
en la fortaleza de La Barranca de importancia estratégica, cerca
de la ciudad de Masaya, y la mantuvo durante más de un mes. Él repelió
exitosamente los ataques de las fuerzas enemigas superiores, integradas
por casi 2 mil infantes de marina estadounidenses y 4 mil colaboradores
locales de la guardia personal del dictador Díaz y los batallones
del terrateniente Chamorro, hasta que fue asesinado. Su seguidor
fue “el General de Hombres Libres", Augusto César Sandino, el único
líder rebelde que se negó a firmar el pacto conciliador "Pacto del
Espino Negro" con las autoridades proestadounidenses, que prometía
amnistía, propiedades y cargos lucrativos. Proveniente de un entorno
obrero pobre, Sandino recibió inesperadamente una herencia rica,
la cual utilizó para su propia educación y para crear y entrenar
a un pequeño pero leal Ejército que, con sus acciones de guerrilla,
hizo frente eficazmente y causó graves daños a las tropas estadounidenses
durante varios años. Finalmente, los intervencionistas tuvieron
que retirarse, dejando en su lugar a la Guardia Nacional formada
por instructores estadounidenses. En 1934, después de la firma de
acuerdos de paz que pusieron fin al conflicto armado interno, el
jefe de la Guardia Nacional de Nicaragua, Anastasio Somoza García,
con la ayuda de emisarios estadounidenses, organizó el asesinato
de Sandino y tomó el poder en el país.
Como resultado de las elecciones falsificadas de 1937, Anastasio
Somoza se proclamó Presidente. Así comenzó un largo período en la
historia de Nicaragua en el que la familia Somoza se convirtió en
una dinastía de Presidentes sucesivos que explotaron impunemente
el país. Anastasio Somoza estableció una alianza con Estados Unidos
que apoyó directamente su régimen dictatorial. Es conocida una frase
del presidente F. D. Roosevelt sobre Somoza: "Puede que sea un hijo
de puta, pero es nuestro hijo de puta". La acumulación corrupta
de riquezas por parte de los Somoza continuó sin cesar. En diciembre
de 1972, un fuerte terremoto destruyó por completo la capital del
país, Managua, y se reveló que una parte significativa de la ayuda
internacional recibida había sido desviada a los almacenes de la
familia del presidente y posteriormente vendida. Sobre esta base,
se intensificó la actividad antidictatorial del Frente Sandinista
de Liberación Nacional (FSLN), creado en 1962 por Carlos Fonseca,
Tomás Borge y Silvio Mayorga, una organización clandestina izquierdista
armada que buscaba poner fin a la dictadura de la familia Somoza.
Después de varios años de enfrentamientos, el 19 de julio de 1979,
tras combates encarnizados, la capital fue tomada por los revolucionarios,
Somoza fue derrocado y huyó al extranjero.
Un operativo aéreo del Ejército Popular Sandinista en el valle
del río Amaka, en Nicaragua, 1987.
Después de derrocar la dictadura proestadounidense, se formó un
consejo de cinco personas para gobernar el país, siendo el comandante
sandinista Daniel Ortega el coordinador. Se revocó la Constitución
somocista y comenzó la reconstrucción del país. Se llevó a cabo
una intensa campaña para erradicar el analfabetismo y se nacionalizaron
las tierras y propiedades de la familia Somoza y sus allegados.
Se emprendieron los primeros esfuerzos para mejorar el sistema de
salud y llevar a cabo la reforma agraria. El proyecto sandinista
no implicaba una distribución masiva de tierras a los campesinos,
sino la creación de cooperativas de trabajo para unir a los campesinos.
Esto generó ciertas discrepancias y decepción de aquellos que esperaban
que la revolución condujera a la creación de propiedad de la tierra.
Por otro lado, muchos nicaragüenses simpatizantes de Somoza emigraron
a Miami, donde, junto con los exiliados cubanos, formaron un poderoso
grupo de influencia en la política estadounidense. Una gran parte
de la Guardia Nacional se refugió en Honduras y Costa Rica, y con
el respaldo y financiamiento de Estados Unidos, inició una guerra
contra el Gobierno sandinista sin escrúpulos ni restricciones en
la forma de llevar a cabo esa guerra. En total, más de 50.000 personas
murieron en Nicaragua como resultado de acciones directas e indirectas
de Estados Unidos durante este período. El daño económico causado
por la guerra civil en Nicaragua se estimó en 17 mil millones de
dólares.
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Air América es una película de Roger Spottiswoode basada en el
libro homónimo publicado por Christopher Robbins en 1979 sobre la
línea aérea que oficialmente no existió. Air América, financiada
por la CIA durante la guerra de Vietnam para transportar armas y
drogas a través Vietnam, Laos y Camboya. American Made (conocida
como Barry Seal: Sólo en América en Hispanoamérica, y Barry Seal:
El traficante en España) es una película estadounidense dirigida
por Doug Liman y escrita por Gary Spinelli, sobre la vida de Barry
Seal, un expiloto de TWA que se convirtió en traficante de drogas
en la década de 1980 y que fue reclutado posteriormente por la CIA
para realizar labores de inteligencia.
Centroamérica, años ochenta. Tres periodistas americanos van a
Nicaragua, donde la guerrilla sandinista está a punto de derrocar
al dictador Somoza, a pesar de que cuenta con la ayuda de la CIA.
Russell Price (Nick Nolte) es un fotógrafo al que la periodista
radiofónica Claire (Joanna Cassidy) presiona para que se involucre
en la revolución. En una situación similar se encuentra otro colega
de profesión (Gene Hackman).
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Después de que Daniel Ortega fue elegido presidente del país en
1984, Estados Unidos impuso un embargo comercial a Nicaragua. Luego
estalló el escándalo de "Irán-Contras" cuando se descubrió que la
CIA estaba vendiendo armas a Irán (en violación del embargo de la
ONU) y utilizando los recursos obtenidos para apoyar a los grupos
contrarrevolucionarios nicaragüenses conocidos como "contras". También
se descubrió que se pagaba por el armamento para los "contras" con
cocaína, y se redirigían armas destinadas a otros países hacia ellos.
El fallo de la Corte Internacional de Justicia de la ONU del 27
de junio de 1986 en el caso "Nicaragua contra Estados Unidos", no
reconocido por Washington, estableció que:
- Estados Unidos, al preparar, armar, equipar, financiar y suministrar
a las fuerzas "contras", actuó en contra de la República de Nicaragua,
violando su compromiso internacional de no intervenir en los asuntos
de otro Estado.
- Estados Unidos, al cometer una serie de ataques contra el territorio
nicaragüense en 1983-1984, incluidos los ataques a Puerto Sandino
el 13 de septiembre y el 14 de octubre de 1983, el ataque a Corinto
el 10 de octubre de 1983, el ataque a la base naval de Potosí el
4 y el 5 de enero de 1984, el ataque a San Juan del Sur el 7 de
marzo de 1984, los ataques a patrulleras en Puerto Sandino el 28
y el 30 de marzo de 1984 y el ataque a San Juan del Norte el 9 de
abril de 1984, actuó en contra de la República de Nicaragua, violando
su compromiso internacional de no usar la fuerza contra otro Estado.
- Al dirigir o permitir vuelos sobre el territorio de Nicaragua
y llevar a cabo las acciones mencionadas, Estados Unidos actuó en
contra de la República de Nicaragua, violando su compromiso de no
infringir la soberanía de otro Estado.
- Al colocar minas en aguas interiores o territoriales de la República
de Nicaragua en los primeros meses de 1984, Estados Unidos actuó
en contra de la República de Nicaragua, violando sus compromisos
de no usar la fuerza contra otro Estado, no injerirse en sus asuntos,
no violar su soberanía y no interrumpir el comercio marítimo pacífico.
- Al publicar en 1983 el manual titulado “Operaciones psicológicas
en la guerra de guerrillas” y difundirlo entre las fuerzas de los
"contras", Estados Unidos incentivaron las acciones que contradecían
a los principios generales del Derecho Humanitario.
El enfrentamiento de Estados Unidos y la Unión Soviética en la
Guerra Fría se desarrolló en los años ochenta, con resultados mortíferos,
en ciudades llenas y caseríos en América Central. Cientos de miles
de personas murieron, ya fueran de guerrillas de izquierda en El
Salvador y Guatemala o contras de derecha enfrentados al gobierno
revolucionario sandinista en Nicaragua, y muchos otros huyeron hacia
Estados Unidos.
Scott Wallace pasó buena parte de esa época en América Central,
donde cubrió las guerras indirectas, cuyos efectos aún se sienten
hoy en los debates sobre la migración desde esa zona, la violencia
pandillera y hasta las discusiones de una posible intervención en
Venezuela. Debido a que la región centroamericana está apenas a
unas horas en avión de Estados Unidos, es curioso que estas dos
zonas parezcan estar tan desconectadas. Wallace, quien se interesó
profundamente en América Latina en sus años universitarios, pensó
que podría ayudar a actuar como un puente entre las zonas.
“Ejercimos una mano dura en América Latina, pero sin querer entender
a la gente a la que estamos impactando”, dijo Wallace sobre los
estadounidenses. El fotógrafo, que vivió en El Salvador, Nicaragua
y Guatemala, agregó: “Hay cierta arrogancia cultural que debía atenderse”.
Un molino azucarero en la provincia de Huehuetenango,
Guatemala, 1983.
"Estados Unidos aplicó en Centroamérica todo lo que
aprendió en Vietnam": Scott Wallace, el célebre fotoperiodista que
cubrió la región durante la crisis de los 80.
Wallace (nacido en 1954) es escritor, productor y
fotoperiodista independiente y colaborador de la revista National
Geographic y National Geographic Adventure. Es el autor de The Unconquered:
In Search of the Amazon's Last Uncontacted Tribes (2011). Wallace
es uno de los periodistas pioneros de la "convergencia" que utilizan
la sinergia del texto, la imagen y el sonido. Se graduó de la Universidad
de Yale con una licenciatura en filosofía en 1977 y de la Escuela
de Periodismo de Missouri en la Universidad de Missouri en Columbia,
Missouri, con una maestría en informes impresos y de radiodifusión.
Wallace comenzó su carrera como reportero para CBS
News Radio y The Atlanta Journal-Constitution en El Salvador en
1983. Trasladó su base de operaciones de El Salvador a Nicaragua
en 1985 para cubrir la escalada de la guerra de los Contras y los
esfuerzos de la administración Reagan por derrocar al gobierno izquierdista
sandinista. Continuó escribiendo para Cox Newspapers hasta principios
de 1986, momento en el que escribía para Newsweek y The Independent
(Reino Unido). Se mudó a Guatemala a principios de 1989 y se convirtió
en corresponsal en América Central de The Guardian. Desde principios
de los años 1990, Wallace ha trabajado como escritor de revistas
y fotógrafo, mientras producía programas de noticias de larga duración
sobre la guerra, el crimen organizado internacional , los asuntos
indígenas y el medio ambiente. De 1997 a 1999, Wallace trabajó para
el Utica Observer Dispatch en Utica, Nueva York, como reportero
de proyectos especiales, inmigración y policía. La mayor parte del
trabajo de Wallace ha sido para las diversas entidades de National
Geographic, incluida la revista National Geographic, National Geographic
Adventure, National Geographic Traveler y National Geographic Channel.
Sus asignaciones para National Geographic lo han llevado
desde las selvas tropicales de Brasil hasta los altos picos de las
montañas de los Andes peruanos y el accidentado y ventoso Corredor
Wakhan en el Himalaya occidental de Afganistán.
El corredor de Wakhan es una zona escarpada ubicada
en la cordillera del Pamir y pertenece a la provincia afgana de
Badajshán. Su ubicación geográfica, en la cual es frontera con Tayikistán
al norte, Pakistán al sur y China al este, provocó que a finales
del siglo XIX fuese una zona limítrofe entre las dos potencias del
mundo para la época: Gran Bretaña y Rusia.
Wallace se especializa en la cobertura de conflictos
por la tierra y los recursos en lugares remotos, donde se desarrollan
procesos históricos cruciales más allá de la vista del resto del
mundo. En 2004, el Banco Mundial contrató a Wallace para documentar
proyectos financiados por el Banco en todo el mundo. Sus viajes
lo llevaron a Marruecos, Senegal, Mauritania, Tanzania, Eritrea,
Yemen, Bulgaria, Turquía, India, Bangladesh, Tailandia, Perú, Brasil
y Colombia. Después de su trabajo con el Banco Mundial, Wallace
trabajó en una asignación para National Geographic y acompañó al
conservacionista George Schaller en una expedición al remoto Corredor
Wakhan de la provincia de Badakshan en Afganistán. A lo largo de
dos meses, Wallace y Schaller viajaron a pie, a caballo y en yak;
el viaje se presentó en la edición de diciembre de 2006/enero de
2007 de National Geographic Adventure.
Los escritos de Wallace han aparecido en National
Geographic, National Geographic Adventure, National Geographic Traveler,
Harper's, Sports Afield, Conde Nast Traveler, Newsweek, Interview,
The Nation y Village Voice, entre muchas otras publicaciones. Los
créditos televisivos incluyen CBS Evening News, CBS News " Eye to
Eye ", CNN, Fox News, NYT /Video News International y National Geographic
Channel. Los créditos fotográficos incluyen: National Geographic,
Outside, Details, Interview, Newsweek, The Washington Post, la revista
Smithsonian, The Economist y The New York Times.
Canonización de monseñor Romero: por qué El Salvador
no ha juzgado en casi 40 años a los asesinos del "santo de América".
Wallace, de 64 años, se interesó en la fotografía
desde su infancia gracias a la colección de libros fotográficos
de su padre. Cuando estudiaba en la Universidad de Yale tomó un
año sabático para aprender español en México y después viajó a Perú,
donde participó en un proyecto de alfabetización en comunidades
indígenas. Cuando regresó a la universidad reforzó sus estudios
tanto del español como de América Latina. Cuando terminó su maestría
en la Universidad de Misuri, después de quedarle clara la brecha
entre las realidades de los conflictos centroamericanos y lo poco
que se entendían sus causas fuera de la región, decidió dedicarse
a cubrir América Central. También lo motivaron sus memorias de la
infancia en los años sesenta, cuando la guerra de Vietnam se transmitía
por televisión en los hogares de estadounidenses. “Parecía que iba
a haber otro Vietnam en El Salvador y pensé que como periodista
podría tener una influencia en la gente” en Estados Unidos, dijo
Wallace, quien también es colaborador de National Geographic. Cuando
llegó a El Salvador en 1983 se encontró con un país en medio de
un sangriento conflicto entre fuerzas insurgentes y un gobierno
de derecha que usaba el terror y las ejecuciones extrajudiciales
para mantenerse en el poder. Apenas dos años antes un batallón entrenado
por estadounidenses había masacrado a cientos de personas en El
Mozote y en 1980 un escuadrón de la muerte asesinó al arzobispo
Óscar Romero, canonizado en 2018, mientras celebraba misa.
Como en otras partes de la región, el conflicto fue
avivado por la brutal desigualdad social y económica entre la mayoría
del pueblo y una pequeña élite enriquecida e influyente, con vínculos
a Estados Unidos. “El Salvador daba miedo, sobre todo la capital”,
dijo Wallace. “Se sentía como que había gente terrible con intenciones
malévolas moviéndose por las sombras y que te estaban vigilando.
A la gente la mataban diario y tiraban los cuerpos en las calles.
Pero había una parte de la sociedad salvadoreña que estaba en negación
o a la que no le importaba. Eran circunstancias discordantes”. Era
fácil toparse con instantáneas del conflicto en las ciudades, ya
que los soldados insurgentes del FMLN tenían presencia combativa
ahí. Pero Wallace dijo que prefería moverse por el campo, mentir
para que lo dejaran pasar por puntos de revisión militares en los
caminos y entrar en contacto directo con los guerrilleros.
Brigadistas en un cafetal en Matagalpa, Nicaragua
en 1985.
“Cubrir las conferencias de prensa e informes de las
embajadas en San Salvador era deprimente”, aseguró. “La situación
en la capital no era de tranquilidad, pero el campo era fascinante.
Era increíblemente bello y al mismo tiempo estaba este conflicto
guerrillero frente a un paisaje hermoso”. La dinámica era al revés
en Nicaragua, donde Wallace vivió entre 1985 y 1988, pues el gobierno
estadounidense de Ronald Reagan enviaba dinero y armas a los contras
enfrentados a los revolucionarios sandinistas, quienes habían derrocado
al dictador Anastasio Somoza. Mientras que en El Salvador el conflicto
era notorio hasta en la puerta de donde vivía Wallace, en Nicaragua
los enfrentamientos eran en lo profundo del campo, así como en Honduras,
donde las contras tenían bases (aunque los funcionarios hondureños
negaban que fuera así).
Los sandinistas prevalecieron con el exlíder guerrillero
vuelto presidente Daniel Ortega, que en 2019 fue acusado de ser
igual de autoritario y corrupto que el del dictador al que derrocaron.
Hubieron varias manifestaciones en contra del gobierno, con dura
represión de las fuerzas de seguridad. “Las semillas de todo esto
se sembraron hace tiempo”, dijo Wallace. “Daniel Ortega claramente
ya tenía las señas de un posible déspota. Ahora tiene la oportunidad
de cumplir sus fantasías de ser un dictador pleno”. explicño
entonces el fotógrafo. La política exterior estadounidense
en los años ochenta también sentó las bases para el flujo masivo
de emigrantes y solicitantes de refugio hacia Estados Unidos que
se han asentado en ciudades grandes de Texas, Florida y California.
Los centroamericanos jóvenes asilados en Los Ángeles terminaron
inmiscuidos en otro conflicto con las pandillas locales formadas
ahí. Para los jóvenes que se unieron a las bandas y cometieron delitos,
la consecuencia fue la deportación a un país que apenas conocían,
lo cual llevó también al crecimiento explosivo de las pandillas
que aterrorizaban vecindarios enteros. La crisis en Venezuela sacó
a relucir las memorias de las intervenciones estadounidenses en
América Latina, con el presidente Nicolás Maduro y el líder opositor
Juan Guaidó, autojuramentado presidente, se disputaron el poder.
Guaidó, con el respaldo de otros líderes latinoamericanos, se reunió
con el entonces vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, en
Colombia para discutir los siguientes pasos para ejercer poder contra
Maduro. El encuentro fue criticado por la Unión Europea y algunos
otros por rumores de una posible acción militar con intervención
estadounidense.
“Creo que la historia ha mostrado en los últimos años
que lo que viene después del cambio de un régimen suele ser hasta
peor. El camino de Vietnam a Bagdad pasó por Centroamérica” dijo
Wallace.
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