La explotación infantil, también llamada esclavitud infantil,
es la utilización de niños en trabajos normales o peligrosos,
para fines económicos familiares o de otra índole, de menores
de edad por parte de adultos, afectando con ello el desarrollo
personal y emocional de los menores y el disfrute de sus derechos.
Algunos autores utilizan este término como sinónimo de trabajo
infantil, aunque otros emplean este último de un modo más
amplio, sin una necesaria carga negativa.
El salario de aquellos niños que se dedicaban a trabajar
en la revolución industrial tan solo representaba el
10-15% del salario masculino adulto. Comenzaban a trabajar
a una edad muy temprana, entre 7 y 8 años. Normalmente con
labores específicas como vigilar el correcto funcionamiento
de las máquinas (portadores de bobinas, devanadores de tramas)
o engrasar las máquinas. La primera hiladora de algodón era
tan pequeña que las únicas personas capaces de trabajar con
ellas o arreglarlas eran niños y niñas, además enseñarselas
a utilizar resultaba muy sencillo. Esto los exponía a un grave
peligro ya que metidos entre los entresijos de las máquinas
sufrían quemaduras, graves traumas y aplastamiento de los
miembros. Hay datos de desfiguraciones faciales a causa del
aceite hirviendo de las máquinas o al tratar con productos
altamente inflamables.
En los distritos fabriles es corriente que los padres
envíen a trabajar a sus hijos e hijas a los siete u
ocho años, en invierno y verano, a las seis de la mañana,
a veces cuando aún es de noche a veces con escarcha
y nieve, para ir a las fábricas, que a menudo tienen
una elevada temperatura y una atmósfera poco beneficiosa.
[...] Están rodeados de otros niños en las mismas circunstancias,
y así, al pasar de la niñez a la juventud, poco a poco
se inician, especialmente los hombres, en los seductores
placeres de la droga y la embriaguez; para esto les
ha preparado el duro trabajo diario, la falta de mejores
costumbres y el vacío total de sus mentes [...] Un hombre
en tales circunstancias se da cuenta de que todos los
poderosos que viven a su alrededor están lanzados en
veloz carrera para adquirir riqueza individual, sin
tener ninguna consideración con él, ni con su comodidad,
ni con sus necesidades, ni siquiera con sus sufrimientos,
excepto por medio de una degradante caridad de parroquia,
que solo sirve para endurecer el corazón del hombre
contra sus semejantes o para crear al tirano y el esclavo.
Robert Owen (1815) Observaciones sobre el efecto del
sistema de manufacturas.
Niña trabajadora, fotografía de Lewis Hine, Newberry
(Carolina del Sur) (1908).
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Esto les hacía permanecer muchas horas de pie sin poder cambiar
su posición. En otros casos manipulaban manivelas que accionaban
complejas maquinarias. Debido al movimiento monótono mantenido
durante gran cantidad de horas, pronto aparecían deformaciones
en sus extremidades. Por otra parte, desarrollaban otro tipo
de oficios. Ganaban unos pocos peniques como limpia chimeneas,
mensajeros, llama-carruajes, limpia carretas, vendedores de
juguetes o de flores y como porta equipajes o paquetes. En
1850 tan solo una de cada nueve chicas alrededor de diez años
trabajaban en una casa. En este mismo tiempo, durante la primera
mitad del siglo XIX los huérfanos tan pronto como cumplían
los 4 años eran vendidos por los orfanatos a los jefes de
cuadrilla de limpia chimeneas; también era legal ''capturar''
niños sin hogar y obligarles a mantener un régimen de esclavitud.
Estos mismos eran enviados dentro de la chimenea trepando
por los muros de la misma con las manos o con rascadores.
Todo este panorama, de escasez y miseria, hacia frecuente
los hurtos infantiles de bienes consumibles. Una sucesión
de leyes sobre trabajo infantil, las llamadas Factory Acts,
se aprobaron en el Reino Unido en el siglo XIX. Los niños
menores de nueve años no podían trabajar, los de 9 a 16 años
podían trabajar 12 horas al día según la Ley de fábricas de
algodón. En 1856, la ley permitía el trabajo infantil después
de los 9 años, durante 60 horas a la semana, de noche o de
día. En 1901, la edad permitida para el trabajo infantil se
elevó a 12 años.
Niños trabajadores en una mina de carbón, fotografía de Lewis
Hine (1908 a 1912).
La erradicación del trabajo infantil tiene para la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) una prioridad urgente y muy
importante ya que durante siglos el trabajo infantil fue aceptado
y era legal mientras que actualmente, ésta y otras prioridades
forman parte de la Declaración de los Derechos del Niño. Eliminar
la explotación laboral infantil es una prioridad por los efectos
que las actividades laborales tienen sobre la salud y el desarrollo
de los menores de edad. Igualmente está demostrado que cuando
los menores de edad trabajan en condiciones que afectan el
ejercicio de sus derechos, con frecuencia son explotados al
no recibir salario o porque las jornadas de trabajo son usualmente
extensas. Algunos estudios muestran que en la medida que más
trabaje el menor de edad se expone a sufrir una mayor accidentalidad
y enfermedades. El trabajo de menores también afecta a la
educación al generar deserción escolar. Está demostrado que
el atraso escolar se relaciona con las horas de trabajo en
la niñez. No todo trabajo infantil es pernicioso; determinadas
actividades productivas realizadas en edades infantiles pueden
ser consideradas formadoras: tareas domésticas o de contribución
a la economía familiar, el autosustento o el aprendizaje de
oficios. Esto es válido tanto en sociedades tradicionales,
como en las sociedades modernas. El trabajo infantil puede
ser calificado como formativo siempre que no afecte el ejercicio
de derechos como la educación, salud y recreación.
Dos niñas que llevan pancartas con el lema "¡ABOLID LA ESCLAVITUD
INFANTIL!" en inglés y yidis. Foto probablemente tomada durante
el desfile laboral del 1 de mayo de 1909 en la ciudad de Nueva
York.
En 1992, la OIT creó el Programa Internacional para la Erradicación
del Trabajo Infantil para combatir el trabajo de los niños
y niñas que atentan con su desarrollo y en 2014 el fundador
del Centro Internacional sobre trabajo infantil y educación,
Kailash Satyarthi fue galardonado con el Premio Nobel de la
Paz por su lucha contra la explotación infantil en la India.
En América Latina las condiciones de trabajo en muchos casos
son de peligro, debiéndose reglamentar los trabajos peligrosos
para evitar el trabajo de niños, niñas y adolescentes. Entre
1992 al 2012 existió la propuesta Educadores de Calle de atención
en calle, desactivada y reemplazada. Cabe subrayar que en
el Perú, el trabajo por debajo de la edad mínima (14 años)
y el trabajo peligroso se encuentran prohibidos. Ante ello,
y en cumplimiento de los compromisos internacionales como
la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, cuyo objetivo
es la erradicación del trabajo infantil, el Estado debe dar
mayor impulso al cumplimiento de la Estrategia Nacional para
la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil (2012-2021),
tomando en consideración la nueva realidad al momento de articular
funciones en torno a la prevención y erradicación del trabajo
infantil en sus formas peligrosas.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) es
un organismo especializado de las Naciones Unidas que
se ocupa de los asuntos relativos al trabajo y las relaciones
laborales. Fue fundada el 11 de abril de 1919, en virtud
del Tratado de Versalles con el doble objetivo de lograr
la expansión global de los derechos de los trabajadores
y atenuar las causas de las revoluciones obreras que
sacudieron fundamentalmente a algunos de los países
involucrados en la Primera Guerra Mundial. Su Constitución,
sancionada en 1919, se complementa con la Declaración
de Filadelfia de 1944.
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De acuerdo al informe El trabajo infantil en México: avances
y desafíos, elaborado por la Secretaría del Trabajo y Previsión
Social (STPS), la principal causa del trabajo infantil es
la pobreza. Otros factores causantes de este fenómeno social
es la demanda en hogares, granjas o negocios familiares para
que los niños participen en el trabajo; las normas y actitudes
sociales y, los costos que implica la educación (uniformes,
transporte, material escolar, inscripciones). Solamente uno
de cada cuatro niños trabajadores concluye su educación básica
de lo cual se desprenden problemas como el analfabetismo y
el ausentismo escolar, altos índices de reprobación, bajo
aprovechamiento y deserción escolar. El informe detalla que
los motivos por los cuales los niños laboran son los siguientes:
23.3 por ciento trabaja para pagar sus gastos o para la escuela;
el 22.5 por ciento lo hace para completar el gasto de sus
hogares; 22.4 por ciento realiza estas labores solo por ayudar
y, 13.5 por ciento labora para aprender un oficio.
Niños dedicados a la extracción de diamantes en Sierra Leona.
El trabajo infantil es un problema de escala mundial y aunque
en México se ha ido reduciendo, el informe señala que aún
hay un estimado de 2 millones 500 mil niños y adolescentes
de 5 a 17 años laborando. La OIT, UNICEF y la oficina de la
UNESCO en México exhortan al país a centrar su atención en
el acceso a una educación de calidad de todas las niñas, niños
y adolescentes como factor clave en la lucha contra el trabajo
infantil. Ya que señala que la primera razón por la que las
niñas y niños no asisten a la escuela es la falta de interés
o actitud, en este sentido es necesario se les dé un seguimiento
educativo en comunidades indígenas, con discapacidad o migrantes
(como las hijas y los hijos de jornaleros agrícolas). Según
CEPAL, hasta 2019 más de dos millones de menores de edad trabajaba
en el país, siendo el segundo país con más cifras en Latinoamérica,
solo por detrás de Brasil. A inicios de 2020 se había contabilizado
un aumento de la explotación infantil en la Ciudad de México,
llegando a más de 84000 niños.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe
es el organismo dependiente de la Organización de las
Naciones Unidas responsable de promover el desarrollo
económico y social de la región. Creada en 1948, la
Cepal se dedica a la investigación económica.
Diferentes formas de trabajo infantil en Centroamérica,
1999.
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En Argentina, el trabajo infantil de menores es delito y
sólo pueden trabajar los mayores de 16 años con autorización
de sus padres, la única excepción es si tiene 14 años y trabaja
en la empresa del padre, madre o tutor 3 horas diarias o 15
semanales, debiendo cumplir con la asistencia escolar y no
hacer tareas riesgosas o que perjudiquen la salud. Los menores
que tienen 16 años pueden trabajar 6 horas por día o 36 horas
semanales, y sólo con permiso del Ministerio de Trabajo esa
jornada puede llegar a 8 horas diarias o 48 horas semanales
y está prohibido que trabajen entre las 20:00 y las 6:00.
El sueldo no puede ser menor a los de los demás trabajadores
si la jornada de trabajo es igual o sus tareas son las mismas
que hacen los trabajadores mayores de edad y la licencia anual
por vacaciones no puede ser de menos de quince días. En los
últimos años, el trabajo infantil en Argentina ha aumentado:
hacia el año 2018, más de 1,4 millones de niños trabajaba.
Escena de la película ¡Qué verde era mi valle! en la que
se entrena a un niño en el pugilismo, con el fin de ganar
dinero a través de las apuestas ilegales.
El trabajo infantil en Ecuador, la edad en la que se registra
mayor trabajo infantil es entre los 12 y los 17 años, lo que
tienen un impacto en la interrupción de la educación de los
adolescentes. Incluso trabajando a las espaldas de los padres
por la falta de empleo por varios ámbitos de pobreza, acceso
a la educación o factores cultural, etc. Según el fondo de
las naciones unidas para la infancia (UNICEF), el trabajo
infantil tiene consecuencias desfavorables a corto como a
largo plazo: en lo inmediato hay un deterioro en la educación
del niño, una exposición a situaciones de riesgos (accidentes,
lesiones físicas,enfermedades) y una socialización en ámbitos
que no siempre son adecuados para su edad. Cabe recalcar que
en el transcurso del tiempo que se investigado la problemática
del trabajo infantil, las conclusiones siempre nos traen mismo
punto de origen, por eso se debe ser estudiada está problemática
desde varias perspectivas para el cambio social.
El trabajo infantil en el Perú es muy notable. Pese a que
la Ley 27337 establece que el trabajo recién se permite desde
los 14 años, hacia el año 2019 más de un millón de menores
de edad trabajaban en el país, alrededor del 88% en el área
rural y agrícola, una cifra equivalente al 17.6% de niños
del país. Esto se ve en varias regiones del país, que niños
desde muy corta edad, sacrifican su infancia para poder aportar
algo a la economía familiar. Este problema se da por muchos
factores de pobreza, problemas de planificación familiar o
explotación en las áreas rurales o por trata.
Niña tirando de una tina de carbón en una mina durante la
época victoriana.
El corazón de la Tierra, dirigida por Antonio Cuadri,
narra una de las primeras manifestaciones que hubo en
España en 1888 a consecuencia de las minas de Río Tinto
en contra de la explotación infantil. En 1941, la película
¡Qué verde era mi valle! ganó el Oscar al mejor film del
año. En esta película se narra la historia de los Morgan,
una familia de mineros del carbón en el sur de Gales,
en el Reino Unido. Todos los miembros varones de la familia
trabajaban en dicha mina, incluyendo al hijo menor, Huw,
personaje interpretado por Roddy McDowall, actor que en
ese entonces tenía 13 años y que narra las condiciones
tan críticas del trabajo infantil en las minas carboníferas,
con sus peligros de derrumbes y explosiones. El documental
Los Herederos realizado en el 2009 por Eugenio Polgovsky
retrata las vidas de los niños que son forzados a trabajar
en las áreas rurales de México El documental La Espalda
del Mundo, de Javier Corcuera, relata la experiencia de
niños y adolescentes picapedreros de la zona de Progreso,
distrito de Carabayllo, Lima, Perú, durante el año 2002. |
Se calcula que 151,6 millones de niños y niñas son víctimas
del trabajo infantil. Casi la mitad (72,5 millones) ejercen
alguna de las peores formas de trabajo infantil, como esclavitud,
trata, trabajo forzoso o reclutamiento para conflictos armados.
UNICEF recuerda que la educación es clave para frenar esta
tendencia. Estos niños y niñas se encuentran en todas partes,
pero son invisibles; trabajan como sirvientes domésticos en
casas, están ocultos tras las paredes de talleres o se encuentran
fuera de la vista del público en plantaciones. La gran mayoría
de los niños y niñas que trabajan lo hacen en el sector agrícola.
Millones de niñas trabajan como sirvientas domésticas y asistentas
sin salario en el hogar y son especialmente vulnerables a
la explotación y el maltrato. Millones de otros niños y niñas
trabajan bajo circunstancias terribles. Pueden ser víctimas
de la trata (1,2 millones), víctimas de la servidumbre por
deuda u otras formas de esclavitud (5,7 millones), víctimas
de la prostitución y/o la pornografía (1,8 millones) o reclutados
como niños soldados en los conflictos armados (300.000).
Los cálculos regionales indican que:
- La región de Asia y el Pacífico alberga el mayor número
de niños y niñas trabajadores en el grupo de edad de 5 a 14
años, 127,3 millones en total (19% de los niños y niñas que
trabajan en la región).
- En África subsahariana hay alrededor de 48 millones de
niños que trabajan. Casi uno de cada tres menores de 15 años
(29%) es activo económicamente.
- En América Latina y el Caribe hay aproximadamente 17,4
niños y niñas trabajadores (un 16% de los niños y niñas de
la región trabajan).
- Un 15% de los niños y niñas de Oriente Medio y África del
Norte trabajan.
- Aproximadamente entre 2,5 millones y 2,4 millones de niños
y niñas trabajan en las economías desarrolladas y en transición
respectivamente.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia o
Unicef (United Nations International Children's Emergency
Fund) es una agencia de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) con sede en Nueva York y que provee ayuda
humanitaria y desarrollo a niños y madres en países
en desarrollo. Es uno de los miembros de la comisión
ejecutiva de la United Nations Development Group.
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Quizá te cueste imaginarlo, pero todavía hay niñas y niños
en el mundo que no van a la escuela, no juegan o no tienen
tiempo libre por tener que ir trabajar. Es muy triste, pero
lo es más saber que en su mayoría son actividades dañinas
para su salud (tanto física como mental), les impiden tener
un desarrollo adecuado y perpetúa situaciones de pobreza y
desigualdad. Según datos publicados por la OIT, más de 151
millones de niñas y niños de entre 5 y 17 años se encuentran
en esta situación (casi 1 de cada 10). De ellos, casi la mitad
(72,5 millones) ejercen alguna de las formas más inhumanas
de trabajo infantil como es la esclavitud, trata, la prostitución,
trabajo forzoso o reclutamiento para conflictos armados. Pero
no todas las tareas o actividades que realizan las niñas y
los niños se pueden considerar trabajo infantil. El Programa
Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC)
lo define como todo aquel “que priva a los niños de su niñez,
su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo
físico y psicológico”. Por tanto, cuando se habla de trabajo
infantil, no se contemplan las tareas o actividades que desarrollan
fuera del horario escolar o durante las vacaciones para ganar
una paga extra. O las que realizan para ayudar a sus madres
y padres en el hogar o negocio familiar y que, por otro lado,
se consideran positivas para su desarrollo personal.
Yemen es uno de los peores lugares para vivir si eres niño
o niña. En la actualidad, existe una grave situación económica
y humanitaria provocada por los conflictos armados que asolan
el país. Algo que también ha afectado al acceso de la infancia
a la educación ya que más de la mitad de las escuelas han
sido dañadas. El trabajo infantil ha aumentado los últimos
años debido precisamente al conflicto armado y sus consecuencias
como son el desplazamiento interno y el deterioro de las condiciones
de vida de la población. En este país, lo más preocupante
es el incremento de los casos de reclutamiento de jóvenes
(varones) de entre 12 y 17 años. Según la OIT, se debe más
a la necesidad económica de las familias que a la cultura
tribal local, ya que la paga que reciben proporciona una fuente
estable de ingresos a las familias.
El agua potable y la falta de educación
encadenan a la infancia en Yemen.
En el caso nepalí, más del 25% de las niñas trabajan, frente
al 17% de los niños. Esta diferencia se debe a que los varones
representan el futuro de la familia y, por ello, se apuesta
por su formación y educación. La trata es uno de los problemas
más graves a los que se enfrenta Nepal que afecta a más de
20.000 personas al año. Y las niñas y las mujeres son las
peor paradas: 2 de cada 3 menores son niñas y que, junto a
con las mujeres, representan el 70% del total de víctimas
de trata en el mundo, según datos de la Oficina de las Naciones
Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). Las mafias de
trata se aprovechan de la vulnerabilidad de las familias,
agravado por la falta de oportunidades, los contextos de pobreza
y exclusión y los desplazamientos forzosos. Ayuda en Acción
trabaja desde el año 2015, junto a su socio local Maiti Nepal,
dando apoyo a más de 33.000 personas a través de campañas
de sensibilización y prevención, casas de acogida de menores
o el rescate, asistencia legal y la rehabilitación de víctimas.
En el caso birmano, el trabajo infantil afecta a más de 1,2
millones de niñas y niños de entre 5 y 7 años. Y trabajan
jornadas interminables, con una media de 51 horas semanales
en sectores como el agropecuario, forestal y pesquero pero
también en el sector servicios. Algo que es ilegal en el país,
ya que los menores de edad pueden comenzar a trabajar a los
14 años pero la jornada no puede exceder las cuatro horas.
Muchos menores que trabajan para ayudar a sus familias lo
hacen vendiendo flores, sirviendo té o como empleados domésticos.
Otros lo hacen en las fábricas textiles que en los últimos
años han proliferado en este país asiático. En el caso de
los que trabajan el ámbito doméstico o locales de masajes,
suelen hacerlo en condiciones de servidumbre, es decir, sus
padres reciben por adelantado el salario equivalente a seis
meses.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) pidió
a Birmania (Myanmar) que elimine el trabajo infantil
ilegal que afecta a más de 1,2 millones de niños de
entre 5 y 7 años en el país a principios de 2018. Estos
niños trabajan una media de 51 horas semanales en los
sectores de la agricultura, forestal y pesquero (60,5
por ciento), así como en la industria (12 por ciento),
comercio (11,1 por ciento) y el sector servicios (5
por ciento). Piyamai Pichaiwongse, representante de
la OIT, indicó que muchos de estos niños y niñas trabajan
en condiciones de servidumbre para empresas o particulares,
que pagan por adelantado a sus padres una cantidad de
dinero para periodos de seis meses. "Una vez que se
establece este tipo de relación, trabajan un número
exagerado de horas. Las condiciones son indescriptibles
y se enfrentan a esa realidad, que es muy dura", afirmó
Piyamai.
El sistema de trabajo de servidumbre afecta a muchos
menores empleados en empresas familiares, como servicio
doméstico y locales de masajes. Piyamai señaló que la
solución de este problema pasa por que las autoridades
birmanas establezcan un sistema de seguridad social
y se fortalezcan las redes de sindicatos y asociaciones
civiles.
Las autoridades birmanas, que se comprometieron en
2013 a eliminar el trabajo peligroso para los menores
de 18 años con la ratificación de la convención 182
de la OIT, han creado un comité nacional para acabar
con el trabajo infantil. U Thein Swe, el entonces ministro
birmano de Trabajo, dijo que el Gobierno está actualizando
los datos sobre trabajo infantil para promover la implementación
de medidas que mejoren la vida de los niños birmanos
con programa de educación y apoyo a las familias. En
2016, Birmania enmendó la ley para que los niños menores
de 14 años no puedan ser empleados en lugares de trabajo,
excepto como ayuda familiar.
Niños Rohingya esperan por sus padres para recibir
ayuda en un centro de recepción de alimentos.
La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN, en
inglés CRC) es un tratado internacional de las Naciones
Unidas, firmado en 1989 y en vigor desde el 2 de septiembre
de 1990, a través del cual se enfatiza que los niños
tienen los mismos derechos que los adultos y se subrayan
aquellos derechos que se desprenden de su especial condición
de seres humanos que, por no haber alcanzado el pleno
desarrollo físico y mental, requieren de protección
especial.
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En 2018 la Asamblea Legislativa de Bolivia suprimía un apartado
de la Ley Niña, Niño Adolescente que establecía que las niñas
y niños entre 10 y 14 años podían trabajar, medida que fue
muy criticada cuando fue aprobada en 2014. Gracias a esta
modificación, solo se autoriza el trabajo desde los 14 años
de forma excepcional, se prohíbe el trabajo infantil después
de las 22.00 horas y nunca puede exceder las ocho horas. Sin
embargo, esto esconde otra cara: la de las niñas y niños que
han abandonado sus estudios por tener que trabajar para ayudar
a sus familias. Solo 6 de cada 10 de los menores que trabajan
está escolarizado, lo que hace que les resulte casi imposible
salir del círculo de la pobreza.
Ayuda en Acción es una ONG apartidista y aconfesional
que lucha contra la pobreza y la desigualdad. Impulsamos
la dignidad y la solidaridad para la construcción de
un mundo justo. Más de 38 años de historia y con la
ayuda de los socios, hoy trabajan en 20 países de América
Latina, Asia, África y Europa, incluidos España y Portugal.
Además, estan desarrollando su presencia en 3 nuevos
países. En total apoyan a más de 1,4 millones de personas.
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Se calcula que 85 millones de niños y niñas en todo el mundo
se exponen a alguna de las peores formas de trabajo infantil.
Trabajos que son mental, física y moralmente peligrosos para
su bienestar y que les impiden, además, disfrutar de su derecho
a ir a la escuela. La pobreza, la discriminación, la falta
de políticas sociales y de acceso a una educación adecuada
y de calidad son las principales causas que empujan a los
niños a esta forma de violencia. Save the Children, en sus
programas, guiados por la Convención sobre los Derechos del
Niño, aborda el amplio y complejo problema del trabajo infantil
a través de un enfoque integral que combina la experiencia
en protección, en refuerzo de los medios de vida del niño
y de su familia, en educación y en salud. Como parte integral
de su trabajo, llevan a cabo programas para erradicar todas
las formas de trabajo peligroso y de esclavitud infantil y
también para apoyar a los Movimientos de Niños, Niñas y Adolescentes
Trabajadores. Estos movimientos están formados por infancia
trabajadora y organizada contra la explotación y por un trabajo
en condiciones dignas que les permita acceder a la escuela
y tener tiempo de ocio.
Save the Children Fund, comúnmente conocido como Save
the Children o Save the Children International (Salvar
a los niños) es una organización no gubernamental (ONG)
internacional que tiene como finalidad trabajar por
los derechos de la niñez. Fue fundada en 1919 por Eglantyne
Jebb para ayudar a los millones de niños refugiados
y desplazados diseminados por Europa después de la Primera
Guerra Mundial. Eglantyne elaboró la primera Declaración
de los Derechos del Niño, conocida como la Declaración
de Ginebra, aprobada por la Sociedad de Naciones en
1924, que es el antecedente histórico inmediato a la
actual Convención sobre los Derechos del Niño, ratificada
por Naciones Unidas en 1989. Poco después de la fundación
de Save The Children en Londres (1919), se crearon asociaciones
en otros países, tales como Suecia, Australia y Canadá.
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Solo faltaba Tonga. Cuando este país archipelágico
del Pacífico firmó el pasado 4 de agosto el Tratado
Global auspiciado por la Organización Internacional
del Trabajo (OIT) para acabar con el trabajo y la explotación
infantil, convirtió esta Convención en la primera relativa
al trabajo en ser firmada por todas las naciones que
forman parte de la ONU. Además de prohibir el trabajo
de menores, protege a los niños y niñas de la explotación
sexual y del reclutamiento forzoso. La convención, que
es legalmente vinculante para los gobiernos, fue adoptada
en 1999, pero los países han tardado veintiún años en
ratificarla. Y ha sido en un buen momento, cuando la
pandemia está haciendo retroceder los derechos de la
infancia en muchos países. «La ratificación universal
es un hito histórico, y significa que todos los niños
tienen ahora protección legal en todos los países contra
la explotación laboral», según declaró el director general
de la OIT, Guy Ryder. Para la OIT el mensaje es que
la esclavitud, la explotación sexual, el uso de niños
en conflictos armados u otros trabajos ilícitos o peligrosos
«no tienen cabida en nuestra sociedad».
Desde el año 2000 el número de niños trabajadores ha
ido reduciéndose, y ha pasado de 246 millones a 152
millones. El 70 por ciento de esos niños trabajan en
la agricultura y casi la mitad desempeñan trabajos peligrosos.
Esta disminución se ha visto ralentizada en los últimos
años, y con la pandemia se prevé un aumento por primera
vez desde el año 2000. La crisis económica provocada
por la extensión de la COVID-19 está empujando a muchas
familias a aceptar el trabajo infantil para sobrevivir.
Por ello, la ratificación del tratado podría ser un
impulso para detener esa tendencia. El objetivo de la
ONU-incluido en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible-
es que en 2025 se haya puesto fin a cualquier forma
de trabajo infantil.
Un documento conjunto de la OIT y UNICEF sobre el impacto
del COVID-19 en el trabajo infantil, publicado el 12
de junio, examinará algunos de los principales canales
a través de los cuales es probable que la pandemia afecte
el progreso hacia la eliminación del trabajo infantil.
El 12 de junio es el Día Mundial contra el Trabajo
Infantil.
Impacto de COVID-19 en el trabajo infantil y el trabajo
forzoso:
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