Era diciembre de 1914 y apenas transcurridos
los primeros meses desde el inicio de la Primera Guerra Mundial,
alemanes y aliados batallaban en los frentes de Bélgica y
Francia. Desde sus trincheras anegadas, los soldados del imperio
alemán y las tropas británicas intercambiaban disparos sobre
una franja de tierra de nadie en la que camaradas heridos
y muertos yacían esparcidos. Pero al llegar la Nochebuena,
en varios puntos del Frente Occidental los alemanes colocaron
árboles iluminados en los parapetos de las trincheras y los
aliados se les unieron en un alto el fuego espontáneo: fue
la conocida como Tregua Navidad de la Primera Guerra Mundial.
La tregua «surgió entre la tropa» pese a los
edictos «anticonfraternización», dice el historiador Stanley
Weintraub, en cuyo libro Silent Night cuenta la historia.
Tras vocear promesas como «Tú no disparar, nosotros no disparar»,
algunos de los hasta entonces enemigos se deleitaron mutuamente
cantando villancicos que sustituirían al silbido de las balas.
Otros salieron de las trincheras para estrecharse la mano
y fumarse un pitillo juntos. Muchos acordaron que la tregua
seguiría en vigor el día de Navidad, para poder verse de nuevo
y enterrar a los muertos. Cada bando ayudó al contrario a
cavar tumbas y celebrar ceremonias en memoria de los caídos,
incluso en una de ellas un capellán escocés hizo una lectura
bilingüe de un salmo. Los soldados intercambiaron comida y
regalos que les habían enviado desde sus casas, y botones
del uniforme para guardarlos de recuerdo. Y jugaron a fútbol.
En la Navidad de 2014, Guillermo el inglés,
inagurando un Memorial en Alrewas, localidad situada en el
condado de Staffordshire, en Inglaterra.
«Nadie quería seguir con la guerra», asegura
Weintraub. Pero los superiores sí, y amenazaron con castigar
a quien desobedeciese. Con el año nuevo ambos bandos «reanudaron
su actividad», dice el historiador. Pero en sus cartas y diarios
los soldados reflejaron el grato recuerdo de la tregua: «Qué
maravilloso –escribió un combatiente alemán–, y qué extraño
al mismo tiempo».
En las siguientes imágenes puedes ver las penosas
condiciones en las que sobrevivían los soldados así como la
manera en que los periódicos mostraron la Tregua de Navidad
los días siguientes.
La tregua comenzó en la víspera de la Navidad
el 24 de diciembre de 1914, cuando las tropas alemanas comenzaron
a decorar sus trincheras, luego continuaron con su celebración
cantando villancicos: específicamente "Stille Nacht" (Noche
de paz). Las tropas británicas en las trincheras al otro lado
respondieron entonces con villancicos en inglés.
Esta fotografía, tomada de una colección de
imágenes del Museo de los Campos de Flandes, fue proporcionada
por la familia del soldado alemán Kurt Zehmischl. En ella
podemos observar como un soldado alemán del centésimo tercer
regimiento sajón, se cala el sombrero de un soldado británico
mientras que este comparte asiento en una zanja con otros
soldados alemanes en Warneton, Bélgica.
Soldados que se habían estado matando entre
sí por decenas de miles durante meses, salieron de sus trincheras
empapadas para buscar un resquicio de humanidad entre los
horrores de la Primera Guerra Mundial. En los campos de Flandes,
a través de la divisoria entre trincheras un tregua espontánea
devolvió durante unas horas el espíritu humano a los combatientes.
Tropas británicas de los Húsares de Northumberland,
7ª División, de infantería y tropas alemanas se encuentran
en tierra de nadie durante la tregua no oficial de 1914.
Soldados británicos y alemanes posan juntos
para una fotografía durante la Tregua de navidad de 1914.
Una de las "latas de navidad" con que la princesa
Maria del Reino Unido obsequió en 1914 a los soldados en el
frente. Las latas contenían un paquete de cigarrillos, una
tarjeta de Navidad y una foto de la princesa.
Una fotografía de la Tregua de Navidad de 1914
ilustra una portada de la época del diario británico "The
Daily Mirror".
Un artículo de prensa de 1914 reporta los partidos
de fútbol disputados durante la tregua del 24 de diciembre
de 1914.
Impresión artística publicada en The Illustrated
London News del 9 de enero de 1915: "Soldados británicos y
alemanes intercambiando sombreros: una tregua de Navidad entre
dos trincheras". Las treguas se repitieron en años consecutivos
pese a las reticencias de los mandos superiores de ambos bandos.
Una escultura conmemorativa de la Tregua de
Navidad del 24 de diciembre de 1914, durante la Primera Guerra
Mundial, se exhibe en la recepción del Estadio Britannia.
La escultura del artista Andy Edwards de Stoke, titulada "All
Together Now", muestra a dos soldados, uno británico, otro
alemán, saludándose a su lado con un balón de fútbol.
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El teniente alemán Johannes Niemann relata así
lo sucedido en una de sus cartas: “Un soldado escocés apareció
cargando un balón de fútbol; y en unos cuantos minutos, ya
teníamos juego. Los escoceses ‘hicieron’ su portería con unos
sombreros raros, mientras nosotros hicimos lo mismo. No era
nada sencillo jugar en un terreno congelado, pero eso no nos
desmotivó. Mantuvimos con rigor las reglas del juego, a pesar
de que el partido sólo duró una hora y no teníamos árbitro.
Muchos pases fueron largos y el balón constantemente se iba
lejos. Sin embargo, estos futbolistas amateurs a pesar de
estar cansados, jugaban con mucho entusiasmo. Nosotros, los
alemanes, descubrimos con sorpresa cómo los escoceses jugaban
con sus faldas, y sin tener nada debajo de ellas. Incluso
les hacíamos una broma cada vez que una ventisca soplaba por
el campo y revelaba sus partes ocultas a sus ‘enemigos de
ayer’. Sin embargo, una hora después, cuando nuestro Oficial
en Jefe se enteró de lo que estaba pasando, éste mandó a suspender
el partido. Un poco después regresamos a nuestras trincheras
y la fraternización terminó. El partido acabó con un marcador
de tres goles a favor nuestro y dos en contra. Fritz marcó
dos, y Tommy uno”.
Monumento a la Tregua de 1914 en Liverpool.
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La tregua se produjo cinco meses después de
que comenzara la guerra. Las hostilidades se habían calmado
mientras los líderes de ambos bandos reconsideraban sus estrategias
después del estancamiento en la Carrera al Mar y el resultado
indeciso de la primera batalla de Ypres. En la semana previa
al 25 de diciembre, soldados franceses, alemanes y británicos
cruzaron las trincheras para intercambiar saludos y charlas
estacionales. En algunas áreas, hombres de ambos bandos se
aventuraron en la tierra de nadie durante la Nochebuena y
Navidad mezclándose e intercambiando comida y souvenirs. Hubo
ceremonias funerarias conjuntas e intercambio de prisioneros,
mientras que muchos encuentros terminaron en cánticos de villancicos.
Se disputaron partidos de fútbol entre bandos, creando una
de las más memorables imágenes de la tregua. Las hostilidades
continuaron en algunos sectores, mientras que en otros las
partes realizaron acuerdos solamente para recuperar cuerpos.
La Carrera al Mar fueron un conjunto de operaciones
militares en el Frente Occidental de la Primera Guerra Mundial,
entre el 17 de septiembre y el 19 de octubre de 1914. Se desarrolló
entre el curso alto del río Aisne, en Francia, y las playas
del mar del Norte, en Bélgica.
Al año siguiente, algunas pocas unidades concretaron
un cese al fuego pero las treguas no fueron tan extendidas
como en 1914; esto se debió, en parte a las órdenes fuertemente
redactadas de los altos mandos de ambas partes, prohibiendo
las treguas. Para 1916 los soldados ya no estaban dispuestos
a una tregua. La guerra se había ido recrudeciendo después
de las devastadoras pérdidas durante la batalla de Somme y
Verdún como la utilización de gas venenoso. Las treguas no
eran exclusivas del periodo navideño y reflejaban un estado
de ánimo de "vive y deja vivir", donde la infantería dejaba
de comportarse abiertamente agresiva y a menudo participaba
en una fraternización a pequeña escala, conversando o intercambiando
cigarrillos. En algunos sectores, hubo ceses al fuego ocasionales
para permitir a los soldados pasar entre líneas y recuperar
a compañeros heridos o muertos, en otros, hubo un acuerdo
tácito de no disparar mientras los hombres descansaban, hacían
ejercicio o trabajaban a la vista del enemigo. Las treguas
navideñas fueron particularmente significativas debido a la
cantidad de hombres involucrados y el nivel de su participación,
incluso en sectores tranquilos, con decenas de hombres congregándose
abiertamente a la luz del día, quedando como un momento simbólico
de paz y humanidad en medio de una de las guerras más violentas
de la historia.
Durante los primeros ocho meses de la Primera
Guerra Mundial, el ataque alemán a través de Bélgica a Francia
fue repelido en las afueras de París por las tropas francesas
e inglesas en la primera batalla del Marne a principios de
septiembre de 1914. Los alemanes retrocedieron al valle de
Aisne. En la primera batalla de Aisne, el ataque franco-británico
fue repelido y ambos bandos comenzaron a atrincherarse para
economizar mano de obra y utilizar el excedente para flanquear
sus oponentes por el norte. En la Carrera al Mar, ambos bandos
realizaron maniobras recíprocas y después de varias semanas,
en las cuales el ejército británico fue retirado de Aisne
hacia el norte de Flandes. Ambos bandos quedaron sin espacio.
Para noviembre, ambos bandos habían construido líneas continuas
de trincheras que iban desde el Mar del Norte hasta la frontera
con Suiza. Antes de la Navidad de 1914, hubo varias iniciativas
de paz. La Carta Abierta de Navidad fue un mensaje público
de paz dirigido a “las mujeres de Alemania y Austria”, firmada
por un grupo de 101 mujeres sufragistas británicas. El papa
Benedicto XV, el 7 de diciembre de 1914, había pedido una
tregua oficial entre los gobiernos beligerantes. Pidió “que
las armas callaran por lo menos una noche para que cantaran
los ángeles”, que fue rechazado por ambas partes.
Benedicto XV, nacido como Giacomo della Chiesa,
fue el 258.° papa de la Iglesia católica, entre el 3 de septiembre
de 1914 hasta su muerte. Su pontificado fue eclipsado en gran
medida por la Primera Guerra Mundial y las consecuencias de
esta, tanto políticas, sociales como humanitarias.
La fraternización, interacciones pacíficas y,
a veces, amistosas entre fuerzas opuestas, era una característica
habitual en sectores tranquilos del frente occidental. En
algunas áreas ambos lados se abstendrían de comportamientos
agresivos, mientras que en otros casos se extendieron a conversaciones
regulares o incluso visitas de una trinchera a otra. En el
frente oriental, Frits Kreisler informó sobre incidentes de
treguas espontáneas y fraternización entre austro-húngaros
y rusos en las primeras semanas de la guerra. Las treguas
entre las unidades británicas y alemanas se ubicaron a principios
de noviembre de 1914, más o menos cuando terminó la guerra
de maniobras. Las raciones se llevaron a la línea del frente
después del anochecer y los soldados de ambos bandos disfrutaron
de un periodo de paz mientras recogían su comida. El 1 de
diciembre, un soldado británico pudo registrar una visita
amistosa de un sargento alemán una mañana "para ver como nos
estaba yendo". Las relaciones entre las unidades francesas
y alemanas fueron en general más tensas, pero empezó a surgir
el mismo fenómeno. A principios de diciembre un cirujano alemán
registró una tregua de media hora cada noche para recuperar
a los soldados muertos para el entierro, durante la cual los
soldados franceses y alemanes intercambiaron periódicos. Este
comportamiento a menudo fue cuestionado por los oficiales;
Charles de Gaulle, el del aeropuerto, escribió el 7 de diciembre
sobre el "lamentable" deseo de los infantes franceses de dejar
al enemigo en paz, mientras que el comandante del 10.º Ejército,
Victor d'Urbal, escribió sobre las "lamentables consecuencias"
cuando los hombres "se familiarizan con sus vecinos opuestos".
Otras treguas podrían ser forzadas en ambos lados por el mal
tiempo, especialmente cuando las líneas de trincheras se inundaron,
y éstas a menudo duraban hasta después de que el tiempo hubiera
despejado.
Hablamos del movimiento sufragista en esta misma
sección.
La proximidad de las líneas de trinchera facilitó
que los soldados se saludasen a gritos entre sí y esto pudo
haber sido el método más común para concretar treguas informales
en 1914. Los hombres intercambiaban noticias o saludos con
frecuencia, ayudados por un lenguaje común; muchos soldados
alemanes habían vivido en Inglaterra, especialmente Londres,
y estaban familiarizados con el idioma y la sociedad. Varios
soldados británicos registraron casos de alemanes preguntando
sobre noticias de las ligas de fútbol, mientras que otras
conversaciones podrían ser tan banales como discusiones sobre
el clima o tan lastimeras como mensajes para un amor. Un fenómeno
inusual que creció en intensidad fue la música; en los sectores
pacíficos no era raro que las unidades cantaran por las noches,
a veces deliberadamente con miras a entretener o burlarse
suavemente de sus oponentes. Esto se transformó en una actividad
más festiva; a principios de diciembre, Sir Edward Hulse de
la Guardia Escocesa escribió que planeaban organizar una fiesta
de concierto para el día de Navidad, que "le daría al enemigo
todas las formas imaginables de canción de armonía" en respuesta
a los frecuentes coros de Deutschland über alles.
Sir Edward Hamilton Westrow Hulse ( 31 de agosto
de 1889 - 12 de marzo de 1915 ) fue el séptimo baronet de
Hulse, un oficial británico que sirvió en la Primera Guerra
Mundial. Se publicaron varias cartas después de su muerte;
estas cartas relataban eventos en el frente occidental, como
el alto el fuego de Navidad.
Y en la Navidad de 1914, aproximadamente 100.000
soldados británicos y alemanes participaron en el cese informal
de hostilidades a lo largo del frente occidental. Los alemanes
colocaron velas en sus trincheras y árboles de Navidad, luego
continuaron la celebración cantando villancicos. Los británicos
respondieron cantando sus propios villancicos. Las dos partes
continuaron gritándose saludos navideños los unos a los otros.
Poco después, hubo excursiones por la tierra de nadie, donde
se intercambiaron pequeños obsequios, como comida, tabaco,
alcohol y regalos como botones y sombreros. La artillería
de la región se quedó en silencio. La tregua también permitió
una pausa para que lo soldados recientemente muertos pudieran
ser devueltos a sus filas por grupos de entierro. Se llevaron
a cabo entierros en conjunto. En muchos sectores, la tregua
se prolongó hasta la noche de Navidad, continuando hasta el
día de Año Nuevo en otros. El día de Navidad, el general de
brigada Walter Congreve, comandante de la 18.ª Brigada de
Infantería, ubicada cerca de Neuve-Chapelle, escribió una
carta recordando que los alemanes declararon una tregua por
ese día. Uno de sus hombres levantó valientemente la cabeza
por encima de la trinchera y otros de ambos lados caminaron
hacia la tierra de nadie. Oficiales y hombres se dieron la
mano e intercambiaron cigarros y puros, uno de sus capitanes
"fumó un puro con el mejor tirador del ejército alemán", este
no mayor de 18 años. Congreve admitió que se mostraba reacio
a presenciar la tregua por temor a los francotiradores alemanes.
Bruce Bairnsfather, que luchó en la guerra,
escribió:
No me hubiera perdido esa única y extraña Navidad
por nada ... Vi a un oficial alemán, una especie de teniente,
creo, y siendo un poco coleccionista, le insinué que me había
enamorado de alguno de sus botones... Saqué mi corta alambres
y, con algunas tijeras hábiles, saque un par de sus botones
y los puse en mi bolsillo. Luego le di dos míos a cambio ...
Lo último que vi fue a uno de mis ametralladores, que era
un poco peluquero aficionado en la vida civil, cortándole
el pelo anormalmente largo a un dócil boche, que estaba pacientemente
arrodillado mientras la máquina automática se deslizaba por
la parte posterior de su cuello.
El capitán Charles Bruce Bairnsfather fue un
destacado humorista y dibujante británico. Su personaje de
dibujos animados más conocido es Old Bill.
Henry Williamson, un soldado de diecinueve años
de la Brigada de Fusileros de Londres, escribió a su madre
el 26 de diciembre:
Querida Madre, te escribo desde las trincheras.
Son las 11 de la mañana. A mi lado hay un fuego de coque,
enfrente de mi un 'refugio' (mojado) con paja dentro. El suelo
está descuidado en la zanja real, pero congelado en otros
lugares. En mi boca hay una pipa presentada por la Princesa
María. En la pipa hay tabaco. Por supuesto, dices. Pero espera.
En la pipa hay tabaco alemán. Jaja, dices, de un preso o encontrado
en una trinchera capturada. ¡Dios mío, no! De un soldado alemán.
Si, un soldado alemán vivo de su propia trinchera. Ayer, los
británicos y los alemanes se reunieron y se dieron la mano
en el suelo entre las trincheras, intercambiaron recuerdos
y se dieron la mano. Si, todo el día de Navidad, y mientras
escribo. Maravilloso, ¿no?
El Capitán Sir Eduard Hulse informó cómo el
primer intérprete que conoció de las líneas alemanas era de
Suffolk y había dejado a su novia y una motocicleta de 3.5
hp. Hulse describió una canción que "terminó con 'Auld lang
syne' a la que todos, ingleses, escoceses, irlandeses, prusianos,
Württenbergers, etc., nos unimos. Fue absolutamente asombroso
y si lo hubiera visto en una película cinematográfica ¡Debería
haber jurado que era falso!".
El capitán Rober Miles, infantería ligera de
Shropshire del rey, que estaba junto a los Royal Irish Rifles,
recordó en una carta editada que se publicó en el Daily Mail
y en Wellington Journal & Shrewsbury News en enero de 1915,
tras su muerte en acción el 30 de diciembre de 1914:
Viernes (dia de Navidad). Estamos teniendo el
día de Navidad más extraordinario que se pueda imaginar. Existe
una especie de tregua desordenada y absolutamente desautorizada,
pero perfectamente comprendida y observada escrupulosamente
entre nosotros y nuestros amigos de enfrente. Lo curioso es
que solo parece existir en esta parte de la línea de batalla.
a nuestra derecha e izquierda todos podemos escucharlos disparar
con tanta alegría como siempre. La cosa empezó anoche, una
noche fría, con escarcha blanca, poco después del anochecer
cuando los alemanes empezaron a gritarnos "Feliz Navidad,
ingleses". Por supuesto, nuestros compañeros respondieron
a gritos y en ese momento un gran número de ambos bandos habían
abandonado sus trincheras, desarmados, y se habían reunido
en la discutible y acribillada tierra de nadie. Aquí se llegó
a un acuerdo, todos por su cuenta, de que no deberíamos dispararnos
hasta pasada la medianoche de esta noche. Todos los hombres
estaban fraternizando en el medio (naturalmente, no les permitimos
acercarse demasiado a nuestra línea) e intercambiaban cigarros.
No se disparó ni un solo tiro en toda la noche.
La tregua en el sector continuó hasta el Boxing
Day.
Uno de los alemanes escribió: "Están claramente
aburridos con la guerra ... De hecho, uno de ellos quería
saber qué demonios estábamos haciendo aquí luchando contra
ellos".
"Los poderosos simplemente ignoran todas nuestras
advertencias de bajar de su parapeto, por lo que las cosas
están en un punto muerto. No podemos dispararles a sangre
fría ... No veo cómo podemos conseguirlo para volver".
En la víspera de Navidad y el día de Navidad
de 1914, la unidad de Alfred Anderson del 1°/5° Batallón de
la Guardia Negra se alojó en una granja lejos de la línea
de frente. En un entrevista posterior (2003), Anderson, el
último veterano escocés sobreviviente conocido de la guerra,
recordó vívidamente el día de Navidad y dijo:
Recuerdo el silencio, el misterioso sonido del
silencio. Solo los guardias estaban en servicio. Todos salimos
de los edificios de la granja y nos quedamos escuchando y,
por supuesto, pensando en la gente de mi país. Todo lo que
había oído durante dos meses en las trincheras era el silbido,
el crujido y el gemido de las balas en vuelo, el fuego de
ametralladoras y voces alemanas distantes. Pero hubo silencio
de muerte esa mañana, a lo largo de la tierra hasta donde
alcanzaba la vista. Gritamos 'Feliz Navidad', aunque nadie
se sintió feliz. El silencio terminó en la tarde y la matanza
comenzó de nuevo. Fue una paz breve en una guerra terrible.
El Boxing Day es un día festivo en Reino Unido.
Se celebra anualmente el día después de Navidad, el 26 de
diciembre. Durante este día se promueve la realización de
donaciones y regalos a los pobres. Es fiesta nacional tanto
en Reino Unido como en Irlanda. Si el Boxing Day cae en sábado,
el siguiente lunes es fiesta. Si es el día de Navidad el que
cae en sábado, los siguientes lunes y martes serán fiestas
nacionales. Todas las escuelas y muchas otras organizaciones
se encuentran cerradas durante este periodo. Muchas incluso
durante toda la semana entre Navidad y Año Nuevo.
Se trata de una fiesta, en la más pura tradición
británica, cuyo origen se remonta al S. XIX, cuando, en tiempos
de la Reina Victoria, se decidió que, en el caso de que la
Navidad cayera en domingo, los trabajadores tuvieran un día
extra para disfrutar de su tiempo libre. De este modo, lo
que, en principio, fue una excepción, pronto se convirtió
en una costumbre asentada y una festividad más en el calendario
británico. Así nació el Boxing Day, que traducido al español
es algo así como “El día del paquete” o el “Día del regalo”.
Se celebra en Reino Unido, Australia, Canadá, Nueva Zelanda
y otros países de la Commonwealth.
Miedo al 'boche'. Alemania sigue siendo una
pesadilla diaria para los franceses.
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Un teniente alemán, Johannes Niemann, escribió
"agarré mis binoculares y mirando con cautela por encima de
la trinchera vi la increíble vista de nuestros soldados intercambiando
cigarrillos, whisky y chocolate con el enemigo". El general
Sir Horace Smith-Dorrien, comandante del II Cuerpo, emitió
órdenes que prohibía la comunicación amistosa con las tropas
alemanas enemigas. Adolf Hitler, un cabo de la 16.a Reserva
de infantería de Baviera, también se opuso a la tregua. Pena
que este membrillo no se llevara un tiro. En el frente cerca
de Comines, hubo una confraternización temprana entre soldados
alemanes y franceses en diciembre de 1914, durante una corta
tregua y hay al menos otros dos testimonios de soldados franceses,
de comportamientos similares donde compañías alemanas y francesas
se oponían. Gervais Morillon escribió a sus padres: "Los Boches
ondearon una bandera blanca y gritaron 'Kamarades, Kamarades,
rendez-vous'. Cuando no nos movimos, vinieron hacia nosotros
desarmados, conducidos por un oficial. Aunque no estamos limpios,
están asquerosamente sucios. Te lo digo pero no hables de
ello con nadie. No debemos mencionarlo ni a otros soldados".
Gustave Berthier escribió "El día de Navidad los Boches hicieron
un cartel que indicaba que querían hablar con nosotros. Dijeron
que no querían disparar. Estaban cansados de la guerra, estaban
cansados como yo, no tienen diferencias con los franceses
pero sí con los ingleses ".
En el Frente Yser, donde las tropas alemanas
y belgas se enfrentaron en diciembre de 1914, se concertó
una tregua a petición de los soldados belgas que deseaban
enviar cartas a sus familias, sobre las partes de Bélgica
ocupadas por los alemanes. Richard Schirrmann, que estaba
en un regimiento alemán ocupando un puesto en Bernhardstein,
una de las cordilleras de los Vosgos, escribió un relato de
los acontecimientos de diciembre de 1915: "Cuando las campanas
de Navidad sonaban en las aldeas de los Vosgos detrás de las
líneas ... algo fantástico ocurrió. Las tropas alemanas y
francesas hicieron las paces espontáneamente y cesaron las
hostilidades; se visitaron a través de túneles de trincheras
en desuso e intercambiaron vino, coñac y cigarrillos por Pumpernickel
(pan negro de Westfalia), galletas y jamón. siguieron siendo
buenos amigos incluso después de la Navidad ". Estaba separado
de las tropas francesas por una estrecha tierra de nadie y
describió el paisaje como "Sembrado de árboles destrozados,
el suelo arrasado por los proyectiles, un desierto de tierra,
raíces de árboles y uniformes andrajosos". Pronto se restauró
la disciplina militar, pero Schirrmann reflexionó sobre el
incidente y si "se podría proporcionar a los jóvenes reflexivos
de todos los países lugares de encuentro adecuados donde pudieran
conocerse". Luego fundó la Asociación Alemana de Albergues
Juveniles en 1919.
Una cruz, dejada cerca de Ypres en Bélgica en
1999, para conmemorar el sitio de la tregua de Navidad de
1914. El texto dice 1914 La tregua de Navidad de Khaki Chum
1999 85 años No olvidar.
Muchos relatos de la tregua involucran uno o
más partidos de fútbol disputados en la tierra de nadie. Esto
se mencionó en algunos de los primeros informes, como una
carta escrita por una médico adjunto a la Brigada de Rifleros,
publicada en The Times el 1 de enero de 1915, informando de
"un partido de fútbol ... jugado entre ellos y nosotros frente
a la trinchera". Se han contado historias similares a lo largo
de los años, a menudo nombrando unidades o el resultado. Algunos
relatos incorporan elementos de ficción de Robert Graves,
un poeta y escritor británico (y un oficial en el frente en
ese momento) que reconstruyó el encuentro en una historia
publicada en 1962; en la versión de Graves, la puntuación
fue de 3 a 2 para los alemanes. Algunos historiadores han
cuestionado la veracidad de los relatos. En 1984, Malcom Brown
y Shirley Seaton concluyeron que probablemente hubo intentos
de jugar partidos organizados que fracasaron debido al estado
del terreno, pero que los informes contemporáneos eran rumores
o se refieren a partidos "de pateo" con "improvisados balones
de fútbol" como una lata de ternera.
Chris Baker, expresidente de The Western Front
Association y autor de The Truce: The Day the War Stopped,
también se mostró escéptico, pero dice que, aunque hay poca
evidencia, en el lugar más probable en el que se podría haber
tenido lugar un partido fue cerca del pueblo de Messines:
"Hay dos referencias a un juego en el lado británico, pero
nada de los alemanes. Si alguien un día encontrara una carta
de un soldado alemán que estaba en el área, entonces tendríamos
algo creíble". El teniente Kurt Zehmisch del 134 ° Regimiento
de Infantería de Sajonia dijo que los ingleses "sacaron un
balón de fútbol de su trinchera y muy pronto se produjo el
juego, que era maravilloso, pero muy extraño". En 2011, Mike
Dash concluyó que "hay muchas pruebas de que el día de Navidad
se jugó fútbol, principalmente por hombres de la misma nacionalidad
pero en al menos tres o cuatro lugares con tropas de los ejércitos
rivales". Muchas unidades relataron en reportes contemporáneos
que habían participado en juegos: Dash enumeró al 133° Regimiento
Real Sajón enfrentándose a las "tropas escocesas"; los montañeses
de Argyll y Sutherland contra alemanes no identificados (y
se informa que los escoceses ganaron 4-1); la artillería de
campo real contra "prusianos y Hannovers" cerca de Ypres y
los Fusileros de Lancashire cerca de Le Touquet, con el detalle
de una lata de raciones de corned beef como "pelota".
Corned beef, carne curada con especias. Una
receta típica de Irlanda para celebrar San Patricio.
Un escritor reciente ha identificado 29 informes
sobre fútbol, aunque no brinda detalles sustantivos. El coronel
J. E. B. Seely registró en su diario del día de Navidad que
había sido "invitado a un partido de fútbol entre sajones
e ingleses en día de Año Nuevo", pero esto no parece haber
ocurrido.
En el frente oriental, el primer movimiento
se originó en los comandantes austrohúngaros, en algún nivel
incierto de la jerarquía militar. Los rusos respondieron positivamente
y los soldados finalmente se encontraron en tierra de nadie.
Soldados británicos y alemanes en la tierra
de nadie durante la tregua no oficial (Tropas británicas de
los Húsares de Northumberland, 7.ª División, Sector Bridoux–Rouge
Banc).
Las treguas no se informaron durante una semana,
sin embargo una prohibición no oficial de prensa rota por
The New York Times, lo publicó en la neutral Estados Unidos,
el 31 de diciembre. Rápidamente los periódico británicos le
siguieron, publicando numerosos relatos de primera mano de
los soldados en el campo, tomados de cartas de sus familiares
y editoriales sobre "una de las mayores sorpresas de una guerra
sorprendente". Para el 8 de enero, las imágenes ya habían
llegado a la prensa y el Mirror and Sketch imprimió en su
portada las imágenes de tropas británicas y alemanas mezclandose
y cantando entre las líneas. El tono de la información fue
muy positivo, con el Times respaldando la "falta de maldad"
sentida por ambas partes y el Mirror lamentando que el "absurdo
y la tragedia" comenzaran de nuevo. El autor Denis Winter
sostiene que "la censura había intervenido" para evitar que
la información sobre la tregua espontánea llegara al público
y que la dimensión real de la tregua "solo salió a la luz
cuando el Capitán Chudleigh escribió en el Telegraph después
de la guerra". La cobertura en Alemania fue más silenciosa,
con algunos periódicos criticando fuertemente a quienes habían
participado y no se publicaron fotografías. En Francia, la
censura de prensa aseguró que la única noticia que se difundió
de la tregua provenía de soldados del frente heridos en hospitales.
La prensa finalmente se vio obligada a responder a los crecientes
rumores reimprimiendo un aviso del gobierno de que confraternizar
con el enemigo constituía traición. A principios de enero
se publicó una declaración oficial sobre la tregua, alegando
que estaba restringida al sector británico del frente y equivalía
a poco más que un intercambio de canciones que rápidamente
degeneró en disparos. La prensa neutral italiana publicó algunos
artículos sobre los acontecimientos de la tregua, generalmente
informando sobre los artículos de la prensa extrajera. El
30 de diciembre de 1914, Corriere della Sera imprimió un información
sobre una confraternización entre las trincheras opuestas.
El diario florentino La Nazione publicó un relato de primera
mano sobre un partido de fútbol jugado en la tierra de nadie.
En Italia, la falta de interés por la tregua probablemente
dependió de la ocurrencia de otros eventos, como la ocupación
italiana de Vlorë, el debut de la Legión Garibaldi en el frente
del Argonne y el terremoto en Avezzano.
El Corriere della Sera en el Verano de 1914.
Después de 1914, se hicieron intentos esporádicos
de treguas estacionales, una unidad alemana intentó abandonar
sus trincheras bajo una bandera de tregua el domingo de Pascua
de 1915, pero los británicos que estaban frente a ellos les
advirtieron. En noviembre, una unidad sajona confraternizó
brevemente con un batallón de Liverpool. En diciembre de 1915,
los comandantes aliados dieron órdenes de evitar cualquier
repetición de la tregua navideña anterior. Se alentó a las
unidades a realizar incursiones y hostigar a la línea enemiga,
mientras que la comunicación con el enemigo fue desalentada
por los bombardeos de artillería a lo largo de la línea del
frente durante el día. A pesar de la prohibición, se produjeron
un pequeño número de breves treguas. Un relato de Llewelyn
Wyn Griffith, registró que después de una noche de intercambio
de villancicos, el amanecer del día de Navidad vio una "avalancha
de hombres de ambos lados y un intercambio febril de recuerdos"
antes de que fueran llamados rápidamente por sus oficiales,
las ofertas de un alto al fuego y jugar un partido de fútbol.
Se quedó en la nada, pues el comandante de la brigada amenazó
con repercusiones por falta de disciplina e insistió en que
se reanudaran los disparos por la tarde. Otro miembro del
batallón de Griffith, Bertie Felstead, recordó más tarde que
un hombre había sacado una pelota de fútbol, lo que resultó
en "una lucha libre para todos; podría haber habido 50 en
cada lado", antes de que se les ordenara regresar. Otro participante
no identificado informó en una carta a su casa: "Los alemanes
parecen ser muchachos muy agradables, y dijeron que estaban
terriblemente hartos de la guerra". Por la noche, según Robert
Keating "Los alemanes estaban enviando luces de estrellas
y cantando - se detuvieron, entonces los aplaudimos y comenzamos
a cantar Land of Hope and Glory - Men of Harlech etcétera
- nos detuvimos y nos animaron. Así que continuamos hasta
altas horas de la madrugada ".
Soldados Británicos y Alemanes enterrando a
los caídos en la batalla del 18 de diciembre de 1914.
En un sector adyacente, una breve tregua para
enterrar a los muertos entre líneas provocó repercusiones;
un comandante de la compañía, sir Iain Colquhoun de la Guardia
Escocesa, fue sometido a consejo de guerra por desafiar las
órdenes vigentes en sentido contrario. Aunque fue declarado
culpable y amonestado, el general Douglas Haig anuló la pena
y Colquhoun permaneció en su cargo; la indulgencia oficial
quizás se debió a que el tío de su esposa era H. H. Asquith,
el Primer Ministro. En diciembre de 1916 y 1917, las propuestas
alemanas a las treguas británicas no tuvieron ningún éxito.
En algunos sectores franceses, ocasionalmente se registraron
cantos y un intercambio de regalos lanzados, aunque estos
pueden simplemente haber reflejado una extensión estacional
del enfoque de vivir y dejar vivir común en las trincheras.
En la Pascua de 1915 hubo treguas entre las tropas ortodoxas
de los bandos opuestos en el frente oriental. El escritor
búlgaro Yordan Yovkov, que se desempeñaba como oficial cerca
de la frontera griega en el río Mesta, fue testigo de uno.
Inspiró su cuento "Holy Night", traducido al inglés en 2013
por Krastu Banaev. El 24 de mayo de 1915, el Cuerpo de Ejército
de Australia y Nueva Zelanda (ANZAC) y las tropas del Imperio
Otomano en Gallipoli acordaron una tregua de 9 horas para
recuperar y enterrar a sus muertos, durante la cual las tropas
opuestas "intercambiaron sonrisas y cigarrillos".
En 1999, el grupo llamado Khaki Chums (oficialmente:
The Association for Military Remembrance) visitó una región
de Flandes y recreó la Tregua de Navidad. Vivían como habían
vivido los soldados británicos de la I Guerra Mundial, sin
comodidades modernas. El 21 de noviembre de 2005, el último
veterano de guerra aliado superviviente de la tregua, Alfred
Anderson, murió en Newtyle, Escocia, a los 109 años.
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La tregua se llevó a la pantalla en la película
francesa de 2005 Joyeux Noël (Feliz Navidad). La película,
sobre la historia del tenor alemán Walter Kirchhoff, fue nominada
al Oscar en la categoría de Mejor Película en lengua extranjera
en su 78ª edición. La Tregua de Navidad fue también retratada
en la película de Richard Attenborough Oh What a Lovely War.
Se han escrito libros sobre la Tregua de Navidad, incluyendo
la obra de Stanley Weintraub Silent Night: The Story of the
World War I Christmas Truce, en el que relata este suceso
del que él mismo fue testigo. Uno de los cuentos más conocidos
del escritor inglés Robert Graves titulado "Tregua de Navidad"
está basado en este suceso. La tregua fue también recordada
en el vídeo de Paul McCartney, Pipes of Peace, de 1983. En
el episodio final de Blackadder Goes Forth, los protagonistas
discuten sucesos del pasado que les llevaron a su situación
actual, incluyendo la Tregua de Navidad. El Capitán Blackadder
añadió cínicamente: "Ambos bandos avanzaron más lejos durante
una visita a la trinchera enemiga durante la tregua de Navidad
de lo que lo hicieron en los dos años y medio de guerra siguientes".
En 1990, el grupo británico The Farm grabó una canción que
habla de este suceso: All Together Now, la cual se ha convertido
en un himno futbolístico. En el libro La caída de los gigantes,
de Ken Follett, publicado en 2010, se mencionan la Tregua
de Navidad y las medidas tomadas por los oficiales para conseguir
que sus soldados accedieran a volver a abrir fuego contra
los del bando contrario. En el especial de Navidad de 2017
de la serie británica Doctor Who se muestra la Tregua de Navidad.
El 29 de octubre de 2021 la banda de heavy metal Sabaton lanzó
un sencillo llamado Christmas Truce el cual es el primer adelanto
del álbum The War To End All Wars inspirado en la Primera
Guerra Mundial, esta canción está basada en la Tregua de Navidad.
Según el bajista Pär Sundström, "No solo fue el tema más solicitado
por nuestros fans, sino que fue, para nosotros, la historia
más emotiva de la guerra. Esta canción nos llevó años crearla,
ya que queríamos que la música reflejara la honestidad del
estado de ánimo, y fue un gran desafío, pero sentimos que
logramos escribir una canción que captura el espíritu de ese
día, hace más de un siglo".
En 2014, con motivo del centenario de aquel
improvisado y heroico partido de fútbol, la UEFA, que por
aquel entonces presidía Michel Platini, organizó un homenaje
junto con diversas personalidades de la política y del fútbol,
que participaron en un acto a medio camino entre las localidades
belgas de Ypres y Comines-Warneton, donde se descubrió una
escultura que honra desde entonces la memoria de quienes protagonizaron
el conmovedor acontecimiento.
«¿Cómo podíamos resistirnos a desearnos feliz
Navidad, aunque inmediatamente después nos saltáramos otra
vez a la garganta? Así empezó un denso diálogo con los alemanes,
las manos siempre dispuestas en los fusiles. Sangre y paz,
odio y fraternidad: la más extraña paradoja de la guerra.
La noche se vestía de alba – una noche alegrada por los cantos
de los alemanes, por el silbido de los flautines y las risas
y cantos de Navidad desde nuestras líneas. No se disparó un
tiro, excepto abajo a nuestra derecha, donde estaba manos
a la obra la artillería francesa.
No había más deseo de matar, sino sólo el deseo
de un puñado de simples soldados (y nadie es tan simple como
un soldado) de que en el día de Navidad, a toda costa, se
llegara a un alto el fuego. Nos pasamos cigarrillos y nos
intercambiamos una cantidad de pequeños objetos.
Escribimos nuestros nombres y direcciones en
las postales de servicio, para después intercambiarlas con
las de los alemanes. Arrancamos los botones de nuestras chaquetas
y tuvimos en cambio los de la armada imperial alemana. Pero
el regalo más bonito fue el pudding de Navidad. Sólo con verlo
los ojos de los alemanes se abrieron maravillados, y después
del primer bocado eran nuestros amigos de por vida. Si tuviéramos
bastante pudding de Navidad, cualquier alemán en las trincheras
de enfrente se habría rendido».
Soldado Frederick W. Heath.
Paul McCartney en el videoclip de Pipes Of Peace,
1983.
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El 24 de diciembre de 1941 se produjo otra tregua
menos conocida.
El teniente Hans Schäufler y su V brigada blindada
se encontraban en la modesta ciudad de Kromi, cerca de Oriol.
En ese rincón del mundo también había una iglesia ortodoxa
medio derruida que habían tratado de volar los bolcheviques
tras la revolución soviética y que finalmente fue usada como
almacén. El interior estaba cubierto de nieve hasta la altura
de las rodillas. Por las ventanas rotas y los restos maltrechos
de la bóveda se filtraba un viento helado, pero nada les impediría
a estos hombres improvisar una misa. “Después de varias semanas
de enfrentamiento desesperados, sólo queríamos dar gracias
a Dios por seguir con vida”. Los hombres se pusieron manos
a la obra: despejaron la nieve, se levantaron las maderas
del suelo de una sala lateral para improvisar el altar. En
medio de tales preparativos se recibe un mensaje urgente:
“Hay un regimiento cosaco avanzando sobre Kromi, y también
se han detectado actividades partisanas cerca de la ciudad”.
Al teniente Schäufler se le presentó un dilema: ¿dar a conocer
la orden a sus soldados y ocupar puestos de combate renunciando
a la ceremonia religiosa? ¿Hacer caso omiso de la advertencia
y continuar con los preparativos? Se continuó con la preparación
de la misa. El capellán se colocó tras el altar frente a unos
ochenta soldados, la nieve caía a través de la cubierta rota
del templo. El teniente miró entonces a su alrededor, y se
maravilló incrédulo, al ver lo siguiente:
“De pie tras nuestro modesto grupo había aparecido
una multitud de rostros pertenecientes a los habitantes de
Kromi, hombres de aspecto rudo… mujeres envueltas en zaleas
y tocadas con pañuelos de tonos oscuros … Jamás había visto
una reunión de aspecto más festivo”.
La misa prosiguió, y los soldados se fueron
poniendo de pie para hacer las lecturas. Schäufler volvió
a recorrer con la mirada y reparó en el fondo de la iglesia
en “la presencia de un grupo de jóvenes rusos que presenciaba
la escena separado del resto con los gorros puestos”. Y de
repente el teniente recordó: ¡el aviso del radiotelegrama!
Eran soldados del Ejército Rojo o guerrilleros. Uno de ellos
se encontraba un tanto apartado de los demás, era el cabecilla.
Llegado el momento de la bendición final todo el mundo se
arrodilló. El sacerdote, “ignorando la llegada del Ejército
Rojo a la iglesia, elevó la cruz y la movió de un lado a otro
sobre toda la asamblea, rusos y alemanes, amigos y enemigos
por igual. Entonces se adelantó el cabecilla del grupo y,
tras quitarse con cuidado el gorro de pieles, bajó la cabeza
con lentitud. Sus hombres siguieron su ejemplo”. Dos armónicas
comenzaron a tocar un villancico. Los soldados soviéticos
habían abandonado ya el edificio. Se cantó con fuerza “Noche
de paz”, y el viento llevó el estribillo más allá de la techumbre
abierta. Poco a poco, el lugar se fue vaciando. Schäufler
fue el último en salir, y fuera, en el pórtico, se encontró
con el hombre de las botas de oficial. No había nadie más
en los alrededores. “Nos miramos a los ojos durante un largo
espacio de tiempo. Entonces, en un alemán titubeante, dijo,
primero para sí y después, con aire solemne, a mí: “Christus
ist geboren!” (“Ha nacido Jesucristo”). Luego, con gran espontaneidad,
me tendió la mano. Yo le di la mía y correspondí a la firmeza
con que me la estrechaba. A continuación se fue, desapareció
en medio de la oscuridad de la noche rusa, y no por el camino
que habían tomado los demás, sino avanzando confiado en una
dirección distinta pese a que la nieve llegaba a la altura
de la rodilla”.
Y en 1918 ...
El 11 de noviembre de 1918 fue el día más feliz
que el mundo había vivido en cuatro años: terminaba la Primera
Guerra Mundial. El Armisticio de Compiègne se firmó a las
5:45 de la mañana en un vagón de tren y entró en vigor a las
11 de la mañana, hora central europea: la idea era dar unas
horas de margen para que se transmitiera el mensaje a todas
las tropas en conflicto, ya que si el armisticio entraba en
vigor y se producían hostilidades estas contarían como una
ruptura de los acuerdos, pero el resultado fue que hubo que
lamentar miles de bajas más en las últimas horas de la guerra.
No terminaba oficialmente la guerra, pero sí
las hostilidades, algo que se celebró por todo lo alto en
todas las grandes ciudades, como estos habitantes de Nueva
York. En cambio, en el frente prevaleció el agotamiento; después
de 52 meses de guerra, pocos sentían que hubiese nada que
celebrar: los soldados abandonaron las trincheras, recogieron
sus pertenencias y emprendieron el camino de regreso a casa.
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Noviembre 2022.
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