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Se acerca el verano y esperemos disfrutarlo dejando atrás
el confinamiento. Una de las ventajas es la de disfrutar de platos
más ligeros y de más pescado que durante el periodo invernal. Hoy
queremos explicarte las diferencias entre anchoa, boquerón y sardina,
tres de los peces más consumidos durante el estío y que pueden dar
lugar a confusión.
La anchoa, el bocarte y el boquerón son tres términos para definir
al mismo pez, el engraulis encrasicolus, un pescado azul de entre
15 y 20 centímetros de largo en su edad adulta, muy popular en nuestro
país. Los términos hacen referencia al mismo ejemplar. En el norte
de España se suele usar el término bocarte para referirse al pez
en crudo, mientras que el sur se prefiere boquerón si se presenta
al natural o en vinagre. Sin embargo, cuando se elaboran salazones
con él, es común usar el vocablo anchoa.
Sardinas marinadas en aceite de oliva.
Este pez, muy presente en toda la cuenca mediterránea, cuenta con
una gran tradición en el recetario español. Se suele comer frito
o rebozado, en salazón o semiconserva con aceite de oliva o crudo
o maridado en vinagre. Esta preparación puede ser arriesgada porque
el engraulis encrasicolus padece de anisakis, un parásito muy dañino
para la salud que solo se elimina cocinando al ejemplar o congelándolo
durante un periodo prudencial. De hecho, en España la legislación
nacional para los establecimientos en los que se sirve pescado y
productos de la pesca al consumidor final, como los restaurantes,
es muy estricta. Estos negocios deben congelar a temperatura igual
o inferior a -20ºC durante al menos 24 horas los peces que se consumen
en crudo, ahumados en frío o cocinados con calor pero con una técnica
que impida que se llegue a 60 grados en el centro del producto.
Boquerones en vinagre.
La sardina común o europea, Sardina pilchardus, emparentada
con el anterior pez, es un pescado azul que vive lejos de la costa
y que se encuentra muy presente en el litoral español. Los ejemplares
más pequeños se suelen comer fritos, mientras que los de mayores
dimensiones son un delicioso bocado a la brasa o al horno.
Espeto de sardinas.
Cada pescado -al igual que las frutas, verduras y
hortalizas- tienen unos meses determinados en los que su sabor y
propiedades están en su máximo apogeo. En algunos casos únicamente
están disponibles -o se capturan- durante unos pocos meses del año.
No es el caso de la sardina, que se puede encontrar todo el año,
tanto fresca como en conserva, aunque los meses de verano -de junio
a septiembre- son los más apropiados para disfrutar en pleno de
este maravilloso y versátil pescado azul. En esta época es cuando
acumulan mayor cantidad de grasa, lo que subraya su excelente sabor.
De hecho, estos meses son habituales las sardinadas en las celebraciones
de muchos pueblos costeros del Cantábrico y del Mediterráneo, por
no hablar de los famosos espetos de la Costa del Sol. Ya lo dice
el refrán: “Por San Juan, la sardina moja el pan“.
Las sardinas, como el resto de pescados azules, aportan
una considerable ración de ácidos grasos Omega 3 y de proteínas
de alto valor biológico (25 g. por cada 100 g.). De hecho, una ración
de sardinas (unos 150 g.) prácticamente cubre el 100% de los objetivos
nutricionales diarios recomendados, según la Fundación Española
de Nutrición (FEN), y resulta un alimento adecuado para cuidar el
corazón y combatir la diabetes. La sardina es rica en minerales,
sobre todo fósforo, selenio, yodo, hierro y magnesio. Contiene vitaminas
del grupo B (B12, B6 y niacina) además de cantidades notables de
vitaminas liposolubles E y D, que ayudan a la absorción del calcio.
En este sentido, las sardinas en lata tienen un alto contenido de
calcio (unos 300 mg. por 100 g.) ya que se consumen con la espina.
Asimismo, se recomiendan durante el embarazo y la lactancia, así
como incluirlas en el menú de los peques, debido al su gran aporte
nutricional.
La sardina es una especie diferente del boquerón,
son bastante parecidos pero se pueden diferenciar con bastante facilidad.
La sardina es más grande que el boquerón y tiene la boca bastante
más pequeña. Además, la sardina tiene el vientre más abultado. Con
ambas especies se pueden preparar conservas o salazones.
Para evitar el anisakis (nematodo parásito) se debe congelar
el pescado (sin vísceras, ni cabeza) durante 48 horas (se
aconseja oficialmente -20 °C durante 48 horas, dos días) antes
de trabajarlo.
Si se emplea pescado envasado, conviene que el etiquetado
indique que se ha realizado dicho proceso.
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Aunque se parecen y comparten muchas características,
sobre todo en color y tamaño, las sardinas (Sardina pilchardus)
y las anchoas o boquerones (Engraulis encrasicolus) son dos especies
distintas. La principal diferencia física la encontramos en la boca:
la anchoa tiene una boca ancha y alargada, mientras que la sardina
tiene una boca pequeña y corta. Del mismo modo, la sardina tiene
un vientre más pronunciado, mientras que la anchoa es más esbelta.
Ya sea sardina o anchoa, en verano hay que aprovechar que están
de temporada para incorporarlos más a menudo en el menú semanal.
Recuerda que hay que consumir 3-4 raciones de pescado a la semana,
por lo que son dos opciones interesantes para dar variedad a tus
platos.
En general, la sardina y la anchoa admiten las mismas
preparaciones. La forma más habitual es hacerlas fritas; en una
sartén con un poco de aceite de oliva (el que mejor soporta la temperatura
de fritura) y ajo. Un truco para reducir el olor al freír es incorporar
un par de tiras de corteza de limón. A la plancha, a la parrilla
y al horno son las opciones más saludables, acompañadas de pan casero
y un majado de ajo y perejil. Otras opciones son al papillote o
incorporándolas a tortillas, arroces o ensaladas. Os proponemos
dos: unas ricas anchoas en vinagre y unas deliciosas sardinas con
tomate. Y pasaros por el artículo dedicado a las barbacoas
...
La anchoa es un pez pequeño estrecho y aerodinámico de forma
fusiforme (es decir, de sección oval como los antiguos husos
de hilar), generalmente entre 10 y 15 cm de largo, aunque
puede llegar a los 22 cm. La cabeza es grande y puntiaguda
y con un hocico bien visible. La boca es muy ancha, sobrepasando
el borde posterior del ojo (el cuál carece de párpados). Alberga
unos dientes pequeños e irregulares y tiene la mandíbula superior
más grande que la inferior. El color varía desde el azul oscuro
hasta el gris claro y presenta una banda plateada en ambos
lados. Dispone de una aleta dorsal, 2 aletas pectorales, 2
ventrales, otra anal, y la caudal que es bífida y simétrica.
Todas las aletas tienen radios blandos.
La sardina, aunque tiene también el cuerpo alargado y fusiforme,
es más grande que la anchoa. Sobre los 15-20 cm. De cabeza
también grande, carece de un hocico prominente. La boca la
tiene situada el el extremo y es más pequeña que la de la
anchoa. Tiene las mandíbulas igualadas y los maxilares no
se extienden más allá de la parte baja del ojo, el cuál presenta
un párpado bien desarrollado. De color azul o verdoso en la
espalda y en los lomos una banda azul brillante, a veces con
algunas pequeñas manchas negras. Tiene una aleta dorsal, 2
pequeñas aletas abdominales y otra anal, aparte de la caudal,
que es bífida y simétrica. Sus aletas también tienen radios
blandos.
Son especies pelágicas; esto quiere decir que tienen la espalda
azul para confundirse con el color del mar y no ser vistos
por los pájaros, y el vientre blanco para confundirse con
el color de la superficie del agua vista desde el fondo del
mar. Ambas están catalogadas como pescado azul debido a su
alto contenido en grasas poli-insaturadas, como por ejemplo
el ácido Omega-3. En el caso de la sardina, la textura de
su carne, que dificulta su separación en 2 filetes y la oxidación
rápida de la misma son las responsables de que no sea factible
su maduración en sal, contrariamente al caso de la anchoa.
La sardina presenta un vientre pronunciado, mientras que la
anchoa, por el contrario, es más estilizada. La anchoa presenta
una mandíbula muy escotada que le permite abrir mucho la boca.
En cambio, la sardina presenta una boca más discreta, más
pequeña en comparación a la de la anchoa.
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Las anchoas provienen de la familia Engraulidae, que
incorpora distintos peces clupeiformes. Es un pez de 15 centímetros
de largo que se pesca en el Cantábrico en los meses de primavera
y verano. Este pez se denomina de distintas formas: anchoa, boquerón,
anchoveta o bocarte. ¿Sabes cuál es la diferencia entre una anchoa
y un boqueron? En el norte la anchoa es producto de la salazón del
boquerón, por lo que estamos hablando del mismo pescado. La única
distinción entre ambos es su elaboración. El boquerón se marina
en vinagre mientras que las anchoas se preparan en sal. La anchoa
en sí puede referirse también a los filetes de la misma. Sin embargo,
en otros sitios como el sur de la península el boquerón es el pescado
fresco y la anchoa es la conserva. Los nombres por los que se denominan
a las anchoas son muchos. Por ejemplo, en Galicia y Asturias se
le llama bucareu y en Santander bocarte o albocarte. Además, en
Cantabria existe una diferenciación básica. Cuando se pesca se llama
bocarte, cuando se conserva en aceite se denomina anchoa y, por
el contrario, si se guarda con vinagre pasa a ser un boquerón. ¿Te
parecen muchos nombres? Según el sitio en el que te encuentres del
País Vasco oirás llamar a la anchoa como antxoa, antxue, bokarte
o bokarta. ¡Ahora sí son muchos!
Puerto de Santoña.
Santoña está rodeado casi en su totalidad por
el mar Cantábrico; limita al norte con la playa de Berria, al sur
con la playa de San Martín, al este con el Monte de Santoña (monte
Buciero) al oeste con los municipios de Argoños, Escalante y Bárcena
de Cicero. En esta orientación se sitúan los puertos pesquero y
deportivo y las marismas de Santoña, que junto con las de Victoria
y Joyel constituyen la Reserva Natural de las Marismas de Santoña,
Victoria y Joyel.
El Faro del Caballo era un gran desconocido hasta
que en 2014 fue uno de los finalistas del mejor rincón de España
de la guía Repsol. Desde ese momento, el número de visitantes ha
aumentado considerablemente. para llegar a la explanada dónde se
encuentra el faro deberás recorrer una escalinata de 685 escalones,
y a continuación, 111 peldaños que te llevarán al mar (796 escalones
en total). Estos son de fácil acceso, con marea alta podrás subir
sin problemas y deberás tomar precauciones si la marea es baja.
“A la anchoa…¡ni pan!” Este dicho, popular en el municipio
de Santoña, hace referencia al deleite de un producto como son las
anchoas, pues siendo tan buenas no se necesita añadirles nada. Esta
industria conservera es la base económica del municipio. Las más
conocidas son las anchoas del Cantábrico o anchoas costeras. Estas
delicias de la gastronomía española pueden comerse frescas hasta
que llega el otoño, momento en el que vuelven a las profundidades
del mar a reproducirse. En las cocinas de España son muy apreciadas
debido a su característico sabor fuerte. Es un pescado azul, muy
recomendado por los médicos por su contenido en Omega-3. Con un
alto contenido en grasas y proteínas, las anchoas cuentan con pocos
hidratos de carbono. Es rica en vitamina A y B, potasio, sodio,
hierro, calcio y fósforo. Además, es muy beneficiososa para la salud,
pues disminuye el colesterol en sangre y previene contra enfermedades
cardiovasculares. Además, las grasas omega-3 son buenas para combatir
la artritis. Su sabor exquisito las catapulta como las de mayor
calidad. Para ser todo un experto de un manjar como lo son las anchoas,
debes conocer estos datos relevantes que caracterizan a las más
exquisitas: Si hablamos de un pescado como la anchoa el tamaño sí
importa. Cuanto más grande sea, su precio y calidad aumenta. Si
estás buscando una anchoa de calidad deberás fijarte en su limpidez,
tersura y color. Si no tiene espinas, la anchoa es carnosa y no
sabe demasiado a sal.
La fritura es una tradición en Málaga.
El primer paso para disfrutar de este pescado es limpiarlo.
- Comenzaremos comprobando si la sardina conserva
aún algunas escamas por la piel y, sobre todo, por la zona de la
cabeza. De ser así, las quitaremos, con ayuda de un cuchillo, raspando
con la hoja y realizando movimientos cortos, rápidos y fuertes (sin
llegar a dañar el pescado), y siempre en dirección contraria a la
escama (es decir, lo que solemos llamar comúnmente "a contrapelo").
- Una vez lista la sardina, cortaremos, con una tijera
de cocina, las aletas que presenta tanto en la parte superior como
en la inferior.
- Colocamos la sardina con la zona del vientre hacia
nosotros y, con esa misma tijera, abriremos realizando un corte
desde la cola hasta la cabeza (recordad, por la zona del vientre).
- Para limpiar la sangre, colocaremos el pez debajo
del grifo y dejaremos unos segundos (con un chorro suave de agua
fria y, si es posible, tirando a hilito).
- Una vez limpiemos la sangre, retiraremos las tripas.
Para ello, colocaremos nuestro dedo pulgar cerca de la cola (y dentro
del corte) y lo moveremos suavemente hacia la cabeza de forma que
vayamos arrastrando las tripas hacia fuera.
- Descartamos las agallas y ponemos nuevamente bajo
el grifo para limpiar bien el interior (con mucho cuidado para no
romper la piel).
- El corte de éstas dependerá de si las queremos
abiertas en libro o, cortadas doblemente (como si fuesen dos filetes
más pequeños).
- Para prepararla de la primera forma, bastará con
que realicemos un corte, con ayuda de un cuchillo bien afilado,
a ambos lados de la columna vertebral primero en la cola y, después
desde ésta hasta la cabeza de manera que la carne se separe.
- Cortamos la cola y la cabeza y retiramos la espina
dorsal. El resultado será la carne que nos quedará abierta como
un libro.
- Con ésta extendida, recortaremos los bordes y listo.
- Si queremos filetear más aún la sardina, cortaremos
la carne en el centro (sin llegar hasta el final) y llevaremos esa
"lámina" hacia fuera.
La conserva es un producto que ha sido envasado en un recipiente
herméticamente cerrado y sometido a un tratamiento térmico
(esterilización) suficiente para destruir o inactivar cualquier
microorganismo. De esta forma, el producto puede almacenarse
a temperatura ambiente durante largo tiempo. La duración de
estos productos en perfecto estado es de varios años. Un ejemplo
son las conservas de pescado. La semiconserva es un producto
mantenido en un recipiente impermeable al agua y que ha sufrido
un tratamiento que lo estabiliza por un tiempo limitado. Un
ejemplo son las anchoas en salazón o filetes de anchoa en
aceite de oliva, madurados por efecto de la sal.
Se introducen en barriles separadas por capas de sal y para
conseguir que ésta penetre bien se pone un peso sobre los
barriles. Esto hace que se produzca una salida de agua de
la carne y que se den una serie de transformaciones durante
seis meses hasta que maduren, modificando su aroma, textura
y sabor. Al no tratarse de productos esterilizados deben mantenerse
en sitio fresco o refrigerado.
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¿Algunas recetas?
Sardinas en escabeche:
Ingredientes: 1 kg. de sardinas, ½ cabeza de ajos,
2 hojas de laurel, pimienta negra en grano, 1 rama de orégano fresco,
1 rama de tomillo fresco, 1 cucharadita de pimentón dulce de La
Vera, harina, ½ litro de aceite de oliva virgen extra, 100 ml. de
vino blanco, 100 ml. de vinagre y sal.
Elaboración: Comenzamos limpiando las sardinas, quitándoles
las escamas, las tripas y la cabeza. Se lavan bien, se secan y sazonan
con un poco de sal. En una sartén, con la mitad del aceite, se fríen
las sardinas después de haberlas enharinado, sacudiendo previamente
cualquier exceso de harina.
Freímos las sardinas a fuego vivo, de forma que queden
ligeramente doradas por fuera, pero sin terminar de hacerse por
dentro. Según las vayamos cocinando, las reservamos en un recipiente
de barro, porcelana o vidrio. Cuando hayamos terminado de preparar
las sardinas, en el mismo aceite donde se han freído (siempre que
no se haya quemado y no sea excesiva la cantidad de harina residual),
añadimos los ajos, pelados y enteros, las dos hojas de laurel y
el resto del aceite. Se fríe a fuego suave, y cuando los ajos estén
ligeramente tostados, añadimos los aromáticos; el tomillo, el orégano
y unos 10 granos de pimienta negra.
Cocinamos el conjunto durante unos minutos, e incorporamos
el pimentón de La Vera, junto con el vino blanco. Dejamos que rompa
a hervir y evapore el alcohol del vino, para añadir el vinagre y
un poco de sal. Dejamos cocinar a fuego suave 5 minutos si que llegue
a hervir.
Verter la preparación sobre las sardinas y dejar enfriar.
Reposar en el frigorífico, por lo menos durante un día. Lo ideal
es degustarlas a temperatura ambiente, al natural, en ensalada o
incluso en bocadillo. Una vez escabechadas, se pueden conservar
varios días en el frigorífico y son ideas para embotar para conserva.
Boquerones en vinagre:
Ingredientes: 1 kg. de boquerones frescos, 300 ml.
de vinagre de vino blanco o de manzana de buena calidad, 100 ml.
de agua, una cucharadita (tipo postre) de sal gorda, 4 dientes de
ajo, aceite de oliva virgen extra (el necesario para cubrir los
boquerones), perejil fresco.
Elaboración: Preparamos el vinagre y el agua, un poquito
fría. Las medidas son un poco a ojo, 300 ml. de vinagre y 100 ml.
de agua aproximadamente. Colocamos los boquerones con la piel hacia
abajo en una superficie grande. Cubrimos entre capa y capa de boquerón
con un poco de sal y bañamos con la mezcla de vinagre rebajado.
Es importante que la marinada cubra perfectamente todo el pescado.
Si faltara añade algo más de vinagre y agua. Lo ideal es usar un
tupper, meterlos en la nevera y dejarlos reposar durante unas 3-4
horas. Si los boquerones son muy grandes, un par de horas más. Es
muy importante no pasarse de ese tiempo, pues se quedarian duros.
Así mismo que los boquerones sean más o menos del mismo tamaño,
sino tendréis problemas con el marinado. Al cabo de este tiempo
veremos que la carne del boquerón debe estar blanca, perfectos para
el siguiente paso.
Escurrimos muy bien y colocamos los boquerones en
otro tupper limpio. Picamos los dientes de ajo en trocitos pequeños
y el perejil al gusto. El perejil es más para decorar que para dar
sabor. Bañamos los boquerones con un buen aceite de oliva virgen
extra y aderezamos con el ajo y el perejil picado. Dejamos que reposen
durante un mínimo de 24 horas. Listos, ya tenemos nuestros boquerones
en vinagre perfectos para servir.
Anchoas en salazón:
Ingredientes: Boquerones grandes y frescos, al menos
medio kilo. Sal gruesa, 500 g. Aceite de oliva virgen extra.
Elaboración: Cuando estén todos los boquerones
limpios, secar bien y preparar un recipiente para la curación. Disponer
una cama de sal gorda, colocar una capa de pescado sin amontonar,
cubrir bien con sal y repetir hasta terminar con todos los boquerones.
Tienen que estar bien cubiertos de sal. Tapar y dejar en la nevera
como mínimo 24 horas, mucho mejor si esperamos 48-72 horas. Podemos
dejarlos hasta tres días.
Sacar las anchoas curadas de la sal, retirando el
exceso con las manos. Lavar con agua para dejarlos totalmente limpios
y secar con papel de cocina o un paño limpio. Llevar a un recipiente
y cubrir con buen aceite de oliva virgen extra. Se pueden conservar
así, en la nevera, durante varias semanas, pero recomiendo consumirlas
antes de un mes.
La anchoa en salazón es un producto semielaborado. Se comercializan
enteras en recipientes donde son dispuestas en capas separadas
por sal. Su preparación para el consumo requiere cierto trabajo,
ya que deben ser limpiadas (si se quiere con agua) y fileteadas.
Pero por la misma razón, es la más demandada por la alta gastronomía
y por los expertos en anchoas, ya que mantiene el 100% de
su auténtico sabor. Por su parte, el filete de anchoa está
listo para consumir. Ya ha sido curado y se presenta fileteado
y bañado normalmente en aceite de oliva.
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Anchoas a la bilbaina:
Ingredientes: Anchoas, aceite de oliva, caldo de pescado,
vino blanco, vinagre, 4 dientes de ajo, guindilla, sal, perejil,
dientes de ajo y guindilla.
Elaboración: En una sartén templamos el aceite
de oliva y le añadimos un cucharon de caldo de pescado, removemos
como si fuera un pil pil. Añadimos los dientes de ajo muy picados
y la guindilla, que no se quemen, removemos la sartén para que la
salsa no se queme y ponemos un chorro de vino blanco. Esperamos
a que se evapore. Cuando tenemos la salsa, salamos las anchoas y
colocamos en la sartén. Sacamos la sartén del fuego para que nos
os salte la salsa y añadimos un poco de vinagre, colocamos perejil
picado. Las hacemos por ambos lados, en cuatro minutos como mucho
las tenéis preparadas. Se puede utilizar un poco de harina si queréis
que la salsa os espese un poco más.
La conserva es un proceso de manipulación de los alimentos
con el que se consigue ralentizar el deterioro del mismo.
Esta técnica permitía al hombre disponer de una despensa a
la que poder recurrir en épocas de escasez. La conservación
implica una transformación del producto que, en algunos casos,
es tan radical el cambio que sufren, que acaba dando como
resultado otro diferente, como ocurre en el caso de los quesos.
Los primeros pueblos que emplearon la salazón fueron los egipcios,
fenicios, griegos y, posteriormente, los romanos, verdaderos
difusores de la conservación con la sal. Conocer el empleo
de la sal es conocer no solo una cultura, sino un Imperio
(un país conquistador que requiere que sus ejércitos estén
bien alimentados) de ahí la importancia de la sal como elemento
de conservación.
Los romanos son autores del garum, salsa elaborada con las
vísceras de los pescados y sal, que podría parecerse al Kusaya
japonés. Todos los procedimientos de conservación, excepto
la salazón y el alcohol (bactericidas) requieren una ligera
cocción. Le debemos el descubrimiento a Nicolas Appert, un
boticario de primeros del siglo XIX. En este tiempo, debido
a la hambruna de las tropas de Napoleón en la campaña Rusa,
este ofreció una recompensa de 12.000 francos de la época
a quien inventara algo para conservar los alimentos. A pesar
de que Appert fue el inventor del "Baño María", técnica
imprescindible para las conservas, no supo el porqué de la
conservación. 50 años después aparecieron las latas que hoy
conocemos y un siglo más tarde del descubrimiento de Nicolas
Appert, Pasteur pudo explicar el porqué de la conservación
del baño maría.
La sal se obtiene del mar o de las minas, como es el caso
de la Sal Gema. Esta última menos apreciada que la flor de
sal, obtenida de las salinas (en función de la salina de la
que se trate, variará su sabor o no) más yodada. Las salinas
más septentrionales están en Sein, un pueblo de la Bretaña
Francesa. Los métodos de conservación más conocidos son la
salazón, la inmersión en aceites y grasas, la maceración alcohólica,
el escabeche y la cristalización. Veamos las características
principales de cada uno de ellos a continuación:
La salazón es un procedimiento por medio del cual se absorbe
la humedad del alimento, paralizando así la vida microbiológica
en el mismo. Este proceso deshidrata parcialmente el alimento,
al tiempo que fija el sabor y es bactericida. La inmersión
de alimentos en aceites y grasas desemboca en un proceso aislante,
pero que no es bactericida, por lo tanto requieren una ligera
cocción. Son las técnicas más empleadas por las empresas conserveras.
Existe un marinado con aceite y pimentón que se llama adobo.
El alcohol produce una conservación que se utiliza sobre todo
para las frutas. Con esta técnica hay un intercambio-maceración,
alcohol-agua, del alimento, homogenizando la mezcla. De aquí
parten las bebidas obtenidas por maceración como el Patxarán
o las alicantinas Herbero, Cantahueso y Café licor. A diferencia
de la anterior, esta mezcla es bactericida.
En la Edad Media se utilizaba el alcohol para potabilizar
el agua en las ciudades. Con el vinagre se elabora una conservación
en España muy conocida como es el escabeche. Esta técnica
es de procedencia oriental, árabe en concreto (ya se cita
en el libro de las Mil y unas noches). El escabechado requiere
una ligera cocción para evitar la humedad en el alimento y,
de este modo, las bacterias. Los ácidos que aporta el vinagre
son elementos hostiles para las bacterias. En América del
Sur se utiliza una variante con zumo de limón, el cebiche.
Con el azúcar obtenemos un proceso de cristalización, fruta
escarchada, mermeladas o compotas, según el azúcar que se
incorpore en la mezcla.
Otra técnica de conservación en los que interviene la sal
en alguna medida es el ahumado. El ahumado es una técnica
conjunta con la salmuera, y que utiliza la sal para deshidratar
el alimento y fijar los sabores, pero como es originaria de
zonas donde hay mucha humedad, necesitamos el humo para secar
las piezas (la sal atrapa la humedad del ambiente y no se
seca), esto le aporta un ahumado genial al salazón. Sin la
sal que atrapa el humo la intensidad del ahumado sería muy
inferior. Con sal se conservan:
-Carnes: cecina, jamón, jamón serrano, lacón, lardo, tocino
salado, huesos de ternera salados...
-Verduras: tomates secos en sal, algas desecadas; las verduras
se preparan también encurtidas, es decir marinadas en una
disolución de sal (la sal baja el PH del producto, aumenta
la acidez y se convierte en un medio hostil para las bacterias),
se preparan así aceitunas, pepinillos ...
-Pescados: normalmente se denomina salazón a la conserva
del pescado, entre ellas la mojama: son los lomos del atún
curados en sal y oreados con aire natural o ventilador. Es
una conserva muy típica del sureste español.
El bacalao en salazón es la conserva más típica del salazón.
Consiste en deshidratarlo con la sal y guardarlo en un lugar
seco para poderlo consumir meses después. Es muy apreciado
en España, Italia, Portugal, Noruega y paises americanos como
Puerto Rico y Mexico. Su nombre científico es Gadus Morhua.
La raíz Bacalao se supone que viene del vasco. En algunas
zonas se confunde con el abadejo (también se suele encontrar
en salazón).
Huevas, las más apreciadas son la de atún, aunque pueden
ser de varios pescados, entre ellos la anchoa: se denomina
así al boquerón, anchoveta, bocarte que ha sido curado con
sal; arenque: pez de la familia de los clupeiformes, como
el boquerón o la mencionada anchoa, su consumo es muy frecuente
en Europa. Se elaboran marinados (encurtidos), ahumados o
fermentados, pero para estos procesos requieren pasar un breve
espacio de tiempo en salmuera; el gravlax (sueco) consistente
en un ligero salazón de sal, azúcar -para que el producto
se quede blando- y eneldo, durante un breve espacio de tiempo
y después se macera con aceite y especias; kusaya: es un pescado
seco salado japonés de un olor de putrefacción, pero con un
sabor agradable; viso, caballa o verdel es un salazón típico
del sureste español.
-Quesos. Detengámonos un poco en este último alimento para
describir cómo actúa la sal en él. La sal, bien seca o diluida
en una salmuera, juega un papel muy destacado en la conservación
del queso, ya que su función es la de crear una barrera a
modo de piel, que logra frenar la contaminación bacteriana;
esta protección procedente de la sal evita la aparición de
los indeseables mohos, al tiempo que contribuye a fijar los
sabores y a evitar el desuerado. Los quesos de flora roja
tipo Langres o los de corteza lavada como los Munster se logran
empleando una solución salina muy débil. La sal no solo conserva
los alimentos sino que potencia su sabor y consistencia.
En el levante español tenemos que diferenciar el empleo
del salazón en la costa al interior. En la costa la presentación
de la salazón es con mojamas, huevas de diferentes pescados,
caballa oreada o ligeros marinados. En el interior la gran
revolución con el salazón empezó con el descubrimiento de
América y la incorporación de varios productos al salazón
(bacalao en salazón, tonyina de sorra en sal), siendo los
más importantes las solanáceas (pimientos). También se utilizó
la grasa (aceite de oliva), de aquí aparecieron platos elaborados
con estos ingredientes, entre ellos:
-La Pericana: Pimiento seco, bacalao o capella, ajo (es
utilizado de antiséptico lo mismo que en las otras conservas
las especias) y aceite de oliva. Es típico de la Comarca de
L´Alcoia y El Comtat. En la zona de Bocairente utilizan un
poco de corteza de limón.
-Aspencat: Pimientos tiernos rojos y verdes, berenjenas,
tomates, incluso cebolla, asados a la lumbre o al horno con
el bacalao o capella, ajo y aceite de oliva, zona de la Vall
de Albaida.
-Esgarraet: Pimiento rojo tierno asado a la lumbre o horno
con bacalao o capella, ajo y aceite de oliva, zona de l'Horta
de Valencia.
-Pipes y Carases: Ñora(tipo de pimiento), capella (se emplea
este pescado por ser más salado que el bacalao, y junto con
el viso es muy frecuente su pesca en la zona del hondo de
Elche), también requiere del aceite de oliva, zona el Bajo
Vinalopó y campo de Alicante.
-Pipirrana de Murcia: es un plato que se encuentra a caballo
entre un gazpacho (zona de Murcia limítrofe con Almeria),
sin el salazón, o en Murcia capital y comarcas limítrofes
a Alicante donde se parece a una ensalada con salazón, hasta
un moje (plato de verano de verduras, con preferencia del
tomate y aceite de oliva).
-Titaina de atún: es un plato típico de la zona del cabañal,
tomate y pimiento rojo asado a la lumbre o al horno, con ajo
(hay gente que utiliza piñones) y atún en salazón, preferiblemente
de la zona de la ijada (Tonyina de Sorra).
La religiosidad también ha originado grandes recetas con
salazón. En España, tenemos la Cuaresma, el periodo del tiempo
litúrgico destinado por la iglesia para la preparación de
la fiesta de Pascua. En la época moderna, con la hegemonía
de la Iglesia Católica, muchos platos con salazón (debido
a su precio y su popularidad) se incorporaron a la Pascua.
Entre ellos:
-Borreta: plato cuaresmal típico de la zona la Comarca de
L´Alcoia y El Comtat, que consta de espinacas, acelgas, bacalao
desalado y huevo; se sirve caliente y en algunas zonas como
la comarca de la Marina sustituyen el bacalao por la sepia
y las patatas.
-Tiznáo: plato típico de la zona de Ciudad Real que se elabora
con pimientos secos, bacalao, patatas y ajo. Se sirve caliente.
-Alubias con bacalao desalado y aceite (se puede sustituir
el bacalao por pericana e incorporarle naranja), se sirve
caliente.
-Giraboix: plato usual de la zona de Jijona que es un hervido
valenciano con ajo, aceite y bacalao desalado.
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El marinado es una técnica de cocina mediante la cual se coloca
un alimento en remojo de un líquido aromático durante un tiempo
determinado (desde un día hasta varias semanas), con el objeto de
que tras este tiempo sea más tierno o que llegue a estar más aromatizado.
Antiguamente era considerado un método de conservación de ciertos
alimentos, aunque hoy en día este efecto se pone en duda para algunos
tipos de marinados. Es un proceso con una denominación general,
ya que dependiendo del ingrediente líquido sobre el que se sumerja,
el marinado puede tener otros nombres más específicos, como por
ejemplo: Si es inmerso en vinagre se denomina escabeche (esta denominación
es más típica de la cocina española). Si es en zumo de limón u otro
medio ácido se denomina cebiche (típico de las cocinas latinoamericanas).
Y si es en una mezcla de vinagre y pimentón (dulce o picante) se
denomina adobo (generalmente realizado a las carnes). Por regla
general, el marinado se aplica a carnes y pescados, y más raro es
hacerlo a verduras conocidos como encurtidos.
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