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18 - Junio - 2020
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El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha sentenciado que la ley federal que prohíbe los despidos considerados discriminatorios, por ejemplo por razones de sexo, cubre también a la orientación sexual, lo que supone una simbólica e inesperada victoria para el activismo LGTBI en el país norteamericano. El Supremo, de mayoría conservadora tras los últimos nombramientos, ha avalado las sentencias de instancias inferiores y ha interpretado que, de acuerdo a la Ley de Derechos Civiles de 1964, un trabajador no puede ser despido por su orientación sexual, algo que ya contemplan expresamente 21 estados.

El magistrado conservador Neil Gorsuch y el presidente del tribunal, John Roberts, se han posicionado en esta ocasión del lado de la minoría progresista para decantar la balanza a favor de estos últimos –seis votos frente a tres–. La sentencia reconoce los derechos de Gerald Bostock, que perdió su empleo en Georgia tras unirse a un equipo de softball compuesto únicamente por gays y de Donald Zarda, fallecido antes de que su caso llegase hasta el Supremo y que fue apartado como instructor de paracaidismo tras decirle a una cliente que no se preocupase porque era "cien por cien gay", informa NBC News.

John Glover Roberts, Jr. (n. 27 de enero de 1955) es el actual Presidente de la Corte Suprema de los Estados Unidos, nombrado así por George W. Bush. Antes de unirse a la Corte Suprema el 29 de septiembre de 2005, Roberts era un juez de la Corte de Apelaciones para el Circuito de Columbia. Antes de ello, ejerció como abogado privado y tuvo cargos en el Departamento de Justicia de los Estados Unidos y en la Oficina del Consejero de la Casa Blanca bajo la administración republicana.

George W. Bush nominó a Roberts para la Corte de Apelaciones para el Circuito del Distrito de Columbia el 9 de mayo de 2001, pero la nominación — junto con otras 29 — no logró obtener la ratificación necesaria del Comité Judicial del Senado, controlado en aquel tiempo por los demócratas. Fue nominado nuevamente el 7 de enero de 2003, para reemplazar a James L. Buckley. Su nominación fue aprobada por el Comité Judicial por 16 votos contra 3, con la oposición de los Senadores Richard Durbin, Charles Schumer y Ted Kennedy. Sin embargo, fue aprobado por el Senado bajo consentimiento unánime y fue admitido el 2 de junio de 2003.

En junio de 2012 tuvo una intervención que se consideró decisiva: con su voto, por 5 a 4 la Corte Suprema ratificó la constitucionalidad de la ley de salud conocida popularmente como "Obamacare". Los senadores no están poniendo el trabajo demasiado fácil al presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, que ejerce de árbitro en el 'impeachment' al presidente Trump. Roberts ya advirtió en su informe de fin de año que la gente debería estar al tanto de la desinformación en Internet difundida a través de las redes sociales.

En cambio, el Alto Tribunal contradice la tesis de la Administración de Donald Trump, que se desmarcó de los criterios de su predecesora para alegar que el término "sexo" contenido en la ley "no incluye la orientación sexual". Así, arguyó que un empresario no incumpliría ninguna norma "mientras trate a los hombres que mantienen relaciones homosexuales igual que a las mujeres que mantienen relaciones homosexuales".

La noticia contrasta con la conocida el pasado viernes por la que el Gobierno estadounidense derogará a partir del mes de agosto ciertas protecciones contra la discriminación para las personas LGBTQ a la hora de recibir atención y seguro médico, en una decisión que condiciona especialmente a los procedimientos quirúrgicos necesarios para que las personas transgénero efectúen su proceso de transición.

La ley inicial al respecto estableció que es ilegal discriminar por "raza, color, origen nacional, sexo, edad o discapacidad en ciertos programas y actividades de salud". Pero en 2016, una norma adicional de la administración de Barack Obama precisó que las protecciones con respecto al sexo abarcan aquellas basadas en la identidad de género definida como "hombre, mujer, ninguna o una combinación de hombre y mujer".

El Gobierno estadounidense ha derogado esta última norma, lo que implica el retorno a la concepción de sexo como característica biológica. "Volvemos a una simplificación de los términos", ha explicado el director de la Oficina de Derechos Civiles en el Departamento de Salud y Servicios Humanos, Roger Severino, quien ha argumentado que las personas trans continúan protegidas por otros estatutos que prohíben la discriminación en la atención médica por motivos de raza, color, nacionalidad, edad, discapacidad y otros factores, informa la cadena pública estadounidense NPR.

Manifestantes norteamericanos portan la bandera LGTB durante las recientes protestas antirracistas en el país.

Este cambio de política, una de las ambiciones del ala dura del partido Republicano, permitiría que los proveedores de atención médica y las compañías de seguros que reciben fondos federales se nieguen a proporcionar o cubrir la atención relacionada con la transición para los estadounidenses transgénero. Varias organizaciones han anunciado que recurrirán el cambio. La Campaña de Derechos Humanos y la Unión Americana para las Libertades Civiles presentarán respectivas demandas para anular esta declaración.

La administración Trump lleva años revocando las últimas protecciones para la población LGBTQ en diferentes ámbitos, desde el militar hasta el de la vivienda y la educación. Ha restringido el servicio militar para transexuales, ha permitido que los albergues tengan en cuenta la identidad de género al ofrecer sus camas por la noche y concluido, según un documento del Departamento de Justicia emitido hace tres años, que la ley federal de derechos civiles no protege a las personas trans de la discriminación en el trabajo. El anuncio se produjo en el cuarto aniversario del tiroteo en el club nocturno Pulse, cuando un tirador mató a 49 personas en un club nocturno gay en Orlando, Florida.

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La masacre de la discoteca Pulse de Orlando fue un tiroteo ocurrido el 12 de junio de 2016, en donde 50 personas murieron y 53 resultaron heridas en la discoteca gay Pulse, de la ciudad estadounidense de Orlando (Florida). El autor del atentado, Omar Mir Seddique Mateen, falleció también al ser abatido por la policía. El terrorista juró lealtad al Estado Islámico justo antes del ataque y el grupo asumió su autoría. El ataque es el segundo tiroteo con mayor número de muertes en la historia de Estados Unidos. Fue considerado en su momento el ataque con mayor número de muertos en los Estados Unidos desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 hasta el atentado de Las Vegas de 2017, que dejó 59 muertos. En julio de 2016 el FBI anunció que no tenía motivos para considerar que la matanza hubiera sido motivada por odio a los homosexuales.

El 12 de junio, hacia las 2:02 de la mañana, se oyeron tiros y un policía de Orlando (OPD) situado frente al Club intercambió disparos con una persona armada, que devolvió los disparos. La discoteca Pulse escribió en su página de Facebook a las 2:09: «Que todo el mundo salga de Pulse y sigan corriendo». El hombre armado llevaba un fusil semiautomático SIG Sauer MCX, una pistola Glock 17 de 9 mm y un «aparato» que las fuerzas de seguridad creían que era otra amenaza. Después de que llegaran varios policías adicionales, el hombre se retiró dentro del club y comenzó a tomar como rehenes a los clientes. Un negociador de crisis fue enviado al lugar, mientras que el hombre armado se encerraba con los rehenes. El tirador afirmaba tener un artefacto explosivo. Hacia las 5:00 de la mañana, policías pertenecientes al equipo de élite SWAT entraron en la discoteca y se produjo un intercambio de disparos.

Treinta rehenes fueron liberados, un policía recibió una herida de bala no letal en la cabeza y fue hospitalizado, y la policía confirmó que el tirador también había muerto. Un portavoz de la policía afirmó que no se sabía si el hombre había disparado a las víctimas al principio del ataque o si los había asesinado después.

Vehículo del SWAT delante de la discoteca Pulse.

Por lo menos 50 muertes fueron confirmadas y 53 personas fueron heridas de gravedad en el tiroteo. Varias estaban en condición crítica y sometidas a cirugía en hospitales locales. La mayoría de las víctimas eran de origen hispano, sobre todo puertorriqueños, dominicanos y venezolanos, ya que los sábados se celebraba la «noche latina» en el Pulse.

La discoteca Pulse fue inaugurada en 2004 por Barbara Poma y Ron Legler. Se realizaban actuaciones temáticas cada noche y tenía un programa mensual con acontecimientos educativos dedicados a la comunidad LGBT. Según el Orlando Weekly, Pulse tiene «tres pistas repletas y palpitantes de chicos bailones, jovencitos y jóvenes de corazón, y los bailarines del bar son generalmente guapísimos». En la discoteca ya había habido un tiroteo en mayo de 2013.

Omar Mir Seddique Mateen (Estado de Nueva York, 16 de noviembre de 1986-Orlando, 12 de junio de 2016) vivía a unas 125 millas al sur de Orlando. Mateen nació en Nueva York de padres afganos y era musulmán. Estudió en la Martin County High School durante por lo menos un año y consiguió dos títulos de ciencias en la Indian River State College, conseguidos en 2006 y 2007. Según información del Florida Department of Law Enforcement, no tenía antecedentes criminales en Florida. Mateen vivía en Fort Pierce (Florida), pero recibía el correo en la cercana casa de sus padres, en Port St. Lucie. Mateen se casó con Sitora Alisherzoda Yusufiy, nacida en Uzbekistán, en abril de 2009 y se divorciaron en julio de 2011. Tras el atentado, la ex-mujer de Marteen comentó a los medios de comunicación que este solía maltratarla físicamente. Se volvió a casar y tenía con su segunda esposa un hijo de tres años. Trabajaba como vigilante de seguridad para la compañía G4S en Jupiter (Florida) desde 2007.

Mateen supuestamente había presumido de relaciones con una «organización terrorista» y se convirtió en persona de interés para el FBI en 2013 y 2014. También se abrió una investigación sobre Mateen antes del ataque de 2016, pero no se encontraron suficientes indicios para seguir con la investigación. El padre de Mateen dijo que «Esto no tuvo nada que ver con religión», añadiendo que había visto a su hijo enfadarse tras haber observado como una pareja gay se besaba unos meses antes del atentado, especulando que la homofobia podría haber sido la causa del ataque. El Estado Islámico (EI) se atribuyó la autoría del ataque a través de un comunicado, calificando a Mateen como uno de sus «combatientes».

El incendio provocado en UpStairs Lounge ocurrió el 24 de junio de 1973 en un bar gay situado en la segunda planta de un edificio de tres pisos en el número 141 de la calle Chartres, en el Barrio Francés de Nueva Orleans, en Luisiana, Estados Unidos. Treinta y dos personas murieron como consecuencia del fuego o de la inhalación de humos. La conclusión oficial de la investigación fue «de origen no determinado».

El incendio fue el más grave en la historia de Nueva Orleans y uno de los ataques más sangrientos contra la comunidad LGBT de la historia de Estados Unidos, solamente superado por el tiroteo en el club Pulse. La reacción de la ciudad y los medios de comunicación fue de indiferencia. Los entierros de los cadáveres fueron negados por muchas de las iglesias y varias familias se negaron a reclamar por vergüenza los cadáveres de sus familiares fallecidos. Mientras que la mayoría de los medios de comunicación ignoraban el incidente, los que lo mencionaron en editoriales y discusiones radiofónicas lo hicieron tomando la tragedia a risa, burlándose de las víctimas y de su orientación sexual.

El domingo 24 de junio de 1973, el último día del fin de semana del orgullo, miembros de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana (ICM), una denominación protestante a favor de los derechos LGBT, realizó una misa en el club, situado en el segundo piso de un edificio de tres alturas en la esquina de las calles Chartres e Iberville. LA ICM era la primera iglesia gay de los Estados Unidos, fundada en Los Ángeles en 1968. Tras el servicio religioso, el club acogía una fiesta con cerveza y comida gratuita para 125 personas. En el momento del incendio, unas 60 personas estaban escuchando al pianista David Gary tocar y discutían sobre la próxima recaudación de fondos a favor del hospital para niños inválidos local. A las 19:00 sonó el timbre de la puerta exterior y el camarero Buddy Rasmussen, un veterano de las Fuerzas Aéreas, pidió a Luther Boggs que respondiese, suponiendo que se trataba de un taxista. Boggs abrió la puerta para encontrarse la escalera en llamas, notando un fuerte olor a combustible para encendedores. Rasmussen inmediatamente dirigió unas 30 personas por la salida trasera hacia el tejado, donde pudieron acceder al tejado de un edificio vecino y bajar hasta el suelo.

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Otros 30 aproximadamente quedaron encerrados en el segundo piso del club por accidente, algunos trataron de escapar a través de las rejas de las ventanas. Un hombre consiguió colarse entre las barras, por un espacio de 36 cm de ancho, para caer en llamas hacia su muerte. El reverendo Bill Larson de la ICM se agarró a las barras de una ventana hasta su muerte y su cuerpo chamuscado fue visible desde la calle durante horas, después del incendio. El pastor asistente George «Mitch» Mitchell consiguió escapar, pero volvió para rescatar a su novio, Louis Broussard. Ambos fallecieron en el incendio; sus cadáveres aparecieron abrazados el uno al otro. Los bomberos aparcaron a dos manzanas del lugar, encontrándose bloqueados por tráfico de coches y personas. Un camión de bomberos trató de pasar por la acera, pero chocó contra un taxista. Llegaron al bar para encontrarse a los clientes luchando contra las barras de seguridad de las ventanas y enseguida consiguieron controlar el fuego. 28 personas fallecieron en los 16 minutos que duró el fuego y uno más falleció de camino al hospital. Otros 18 sufrieron heridas, de los que tres, incluyendo a Boggs, fallecieron.

La investigación oficial no consiguió ningún resultado. El único sospechoso del ataque fue Rodger Dale Nunez, un chapero y alborotador local que había sido expulsado esa misma tarde tras una pelea con otro cliente. La policía trató de interrogarlo poco después del incendio, pero Nunez estaba hospitalizado con la mandíbula rota y no pudo responder. Cuando fue interrogado más tarde, los informes policiales muestran que no parecía nervioso en absoluto. Nunez tenía un testigo que afirmaba que había entrado y salido del bar en los 10 o 20 minutos anteriores al fuego y que no había visto a nadie entrar o salir del edificio. Debido a que la policía observó que el testigo estaba en tensión y tenía muchos nervios, descartaron la declaración del testigo, considerándola falsa. Anteriormente, Nunez había sido diagnosticado con «histeria de conversión» en 1970 y había estado en numerosas clínicas psiquiátricas. Había sido dado de alta de un tratamiento un año antes del incendio. Tras su arresto, Nunez se escapó de su custodia psiquiátrica y nunca más fue detenido por la policía, a pesar de sus frecuentes apariciones en el Barrio Francés. Un amigo relató más tarde a los investigadores que Nunez había confesado en por lo menos cuatro ocasiones haber iniciado el incendio. Dijo a su amigo que había empapado el escalón más bajo con combustible para encendedores Ronsonol, comprado en el Walgreens local, y le había lanzado una cerilla. No se dio cuenta de que todo el local iba a arder en llamas. Nunez se suicidó en noviembre de 1974. En 1980, la oficina del jefe de bomberos del estado, a falta de indicios, cerró el caso.

La matanza del UpStairs Lounge marcó un antes y un después en la historia de la comunidad LGTB en EEUU.

La cobertura mediática del fuego fue mínima, debido a que la mayoría de las víctimas eran clientes LGBT, mientras que editoriales periodísticas y locutores de radio tomaron el incidente a risa. Ningún miembro o funcionario del gobierno mencionó el incendio: tal como Robert L. Camina, guionista y director de un documental sobre el incendio, Upstairs Inferno, dijo en 2013, «Quedé estupefacto con la desproporcionada reacción del gobierno de la ciudad. La ciudad declaró varios días de luto por las víctimas de otras tragedias masivas en la ciudad. Me impactó que a pesar de la magnitud del fuego, en su mayor parte, fue ignorado.»

"La gente decía todo tipo de cosas terribles. 'Dejad que los gusanos se quemen', o algo así como 'Oh, sus vestidos van a arder. Nada importante’. Se dijeron demasiadas cosas”, lamenta Ricky Everett, uno de los supervivientes de la tragedia.

En 2018 se cumplió el 45 aniversario de la tragedia. Jim Downs, autor de Stand by Me: The Forgotten History of Gay Liberation, publicó un artículo aportando nuevas evidencias sobre lo ocurrido aquella noche y desvelando que tras el fuego, los supervivientes acusaron a las autoridades de no haber actuado diligentemente.

Al margen del debate sobre la actuación de los bomberos, lo que está claro es que nadie fue acusado formalmente de aquella matanza provocada. Y a pesar de que fue -y sigue siendo- el incendio más mortífero en la historia de la ciudad, ni el alcalde ni el gobernador hablaron de lo ocurrido en aquel momento.

Quien sí contó lo ocurrido fue el reverendo Troy Perry, fundador de la iglesia que se reunía en el UpStairs, que viajó a Nueva Orleans tras conocer el suceso. Lo que se encontró allí lo hundió. Dejó su testimonio registrado en el archivo StoryCorps, una organización que recoge y preserva en la Biblioteca del Congreso las historias de los estadounidenses que quieren compartir sus experiencias con las generaciones futuras. “Recuerdo yendo a los hospitales. Uno de los heridos era maestro de escuela. Estaba muy quemado. Me dijo que la junta escolar de su colegio le acaba de llamar para decirle que le despidieron de su trabajo”.

El docente recibió aquella llamada mientras estaba en la unidad de quemados. Su centro se había enterado que estaba entre las víctimas y, por lo tanto, entre los homosexuales que se reunían en aquel bar. “Se volvió hacia mí y me preguntó si podía ayudarlo a encontrar un nuevo trabajo. Le dije que por supuesto, que no se preocupara, aunque estaba tan quemado que no podía imaginar que sobreviviera. Al día siguiente murió”, recuerda el reverendo.

Perry trató de organizar los funerales para los fallecidos. Llamó a las iglesias locales, pero o bien le colgaban o directamente se reían de él, hasta que dio con un pastor metodista que consintió abrir las puertas de su templo para una ceremonia. A pesar del miedo que existía entonces de ser identificado como gay, la iglesia se llenó. Para evitar que la prensa captara la imagen de los asistentes, el pastor les ofreció salir por la puerta de atrás al terminar el acto religioso. Ser visto allí podía suponer perder el trabajo o que tu familia te diera la espalda. “Pero nadie se fue por la puerta trasera”, destaca Perry. “Ese es el legado”.

No sólo las iglesias cerraron sus puertas a las víctimas. “Las funerarias se negaron a enterrar los cuerpos de los hombres homosexuales, e incluso los familias que se negaron a enterrar a sus hijos u organizar sepelios para ellos”, recuerda Jim Downs. Eso precisamente ocurrió con Ferris Jerome LeBlanc, cuyo cuerpo fue enterrado sin que nadie lo reclamara en Nueva Orleans. Pero en este caso, el motivo no es que sus familiares se avergonzaran de lo ocurrido, sino que nunca supieron que estuvo en aquel club.

Los Leblanc residían en California. Allí denunciaron a principio de los 70 la desaparición de Ferris, sin que la policía pudiera averiguar nunca qué ocurrió con él. Décadas después, en 2015, los familiares buscaron en Google su nombre y encontraron en una de las historias que los medios norteamericanos empezaban a airear sobre la tragedia del Upstairs Lounge.

Marilyn LeBlanc, hermana de uno de los fallecidos en el ataque al bar gay.

El 24 de junio de 2018, su hermana, Marilyn LeBlanc finalmente pudo asistir a sus 88 años a un acto en memoria de Ferris y de las otras víctimas en el monumento conmemorativo levantado en Nueva Orleans. “No tengo palabras”, dijo a la prensa local Marilyn, que acudió desde California junto a su hijo Skip, su esposa y otros 200 asistentes. “Nunca nos dijeron que Ferris murió. Todos asumieron que no reclamamos su cuerpo porque estábamos avergonzados, pero eso no es verdad. Lo hubiéramos hecho, pero simplemente no lo sabíamos”. Los restos de este veterano que luchó en la Segunda Guerra Mundial fueron enterrados en un cementerio de Nueva Orleans sin una lápida identificativa ni registro alguno. La familia Leblanc sigue aún buscando la tumba para llevarse a Ferris de vuelta a California.

Hoy todavía quedan tres víctimas sin identificar. Aquel proceso no fue sencillo por el estado en que quedaron los cadáveres y porque algunos llevaban un carné falso para evitar ser reconocidos en caso de que la policía llevara a cabo una redada, algo nada extraño en la época. La homosexuaidad en EEUU durante los años 70 se consideraba un trastorno y un peligro para la sociedad. La policía atacaba locales de ambiente frecuentemente y los gais estaban perseguidos también laboralmente. Sin embargo, tras el incendio de Nueva Orleans se traspasaron muchos límites. La respuesta de la sociedad y las autoridades fue cruel. Los chistes en los medios de comunicación llegaron a comparar a las víctimas con las moscas de la fruta muertas en el fondo de un tarro.

Imagen del UpStairs Lounge tras el incendio.

No hubo detenidos ni acusados, aunque sí un sospechoso, Roger Núñez, un gay que había sido expulsado del bar con anterioridad. Nunca se le llegó a detener ni a imputar formalmente, aunque la investigación de la policía no fue demasiado expeditiva. Núñez se suicidó en 1974.

El incendio del UpStairs fue la mayor matanza perpetrada contra la comunidad homosexual en EEUU hasta que en 2016 se produjo el tiroteo el la discoteca gay Pulse en Orlando, dejando 49 muertos. La reacción social ante este ataque fue muy diferente a lo ocurrido en 1973. No en vano, la homosexualidad está ya mayoritariamente aceptada y asumida en este país, donde desde junio de 2015 el matrimonio entre personas del mismo sexo es legal en todos los estados. Pero no todo está ganado para este colectivo.

El presidente Donald Trump se ha negado por segundo año consecutivo a declarar junio como el mes del Orgullo LGBT, rompiendo -como ya hizo George Bush- con una tradición que inició Bill Clinton y continuó Barack Obama. A cambio, prefirió conmemorar la herencia caribeña, la música afroamericana, la propiedad de vivienda, el aire libre y los océanos. La matanza del UpStairs Lounge supuso un aldabonazo para la comunidad LGTB de aquella ciudad, que comenzó a dar la cara y a recorrer, junto al resto de EEUU, un largo camino hacia la igualdad real, cuyo primer logro llegó aquel mismo año. En diciembre de 1973 la Asociación Americana de Psiquiatría declaró que la homosexualidad no era un trastorno mental. Los chistes sobre los 32 fallecidos tardaron más en desaparecer.

El reverendo William P. Richardson, de la iglesia episcopaliana de St. George, permitió que se realizara el 25 de junio una pequeña ceremonia religiosa para las víctimas. Unas 80 personas acudieron a la ceremonia. Al día siguiente, Iveson Noland, obispo episcopaliano de Nueva Orleans, reprendió a Richardson por haber realizado la ceremonia. Noland recibió más de 100 quejas de parroquianos y su correo se llenó de cartas amenazantes. Poco después, dos ceremonias religiosas en recuerdo de las víctimas se celebraron el 1 de julio en una iglesia unitarianista y en la iglesia metodista unida de St. Mark, encabezadas por el obispo metodista de Luisiana, Finis Crutchfield, y dirigidas por el fundador de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana, Troy Perry, que se desplazó desde Los Ángeles para participar. Los dolientes salieron por la puerta principal de la iglesia, en lugar de la puerta lateral, una manifestación de la nueva voluntad de ser identificados ante las cámaras. Varias familias no reclamaron los cuerpos de sus familiares fallecidos. Algunas personas anónimas pagaron los funerales de los tres hombres desconocidos, que fueron enterrados juntos en una fosa común en el cementerio Holt, junto con otra víctima identificada como Ferris LeBlanc. En junio de 1998, el vigésimo quinto aniversario del fuego, como parte de las celebraciones del Orgullo Gay, el reverendo Dexter Brecht, de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana Big Easy (también conocida como Vieux Carre), y Toni J. P. Pizanie realizaron una ceremonia religiosa. Se realizó en la gran sala de baile del hotel Royal Sonesta y atendieron el concejal de Nueva Orleans Troy Carter, la reverendo Carole Cotton Winn, el rabino mayor Edward Paul Cohn, el reverendo Kay Thomas del Grace Fellowship in Christ Jesus, el reverendo Perry y 32 miembros de la comunidad de Nueva Orleans, representando a las víctimas. Carter dirigió una procesión fúnebre de jazz hasta el edificio en la esquina de Chartres e Iberville, el lugar en el que se encontraba el club, y miembros de la ICM colocaron una placa conmemorativa y varias coronas. Entre los que participaron estaba la sobrina de la víctima Clarence McCloskey.

Imagen publicada por el new Orleans Times-Picayune, en la que aparece el cadáver de un hombre abrasado. Se trata del reverendo William Larson.

Divine era una discoteca dirigida al público homosexual ubicada en la ciudad de Valparaíso, Región de Valparaíso (Chile). El 4 de septiembre de 1993, un incendio la destruyó y mató a cerca de una veintena de personas aunque dicha cifra nunca se ha determinado con exactitud. El incendio de la discoteca Divine fue uno de los primeros casos de connotación nacional respecto a la homosexualidad, especialmente debido al inicio del periodo histórico de la Transición, luego del fin de la dictadura militar tres años antes. Tanto los orígenes del incendio como la posterior investigación de los hechos están envueltos en acusaciones de homofobia y diversas agrupaciones, como el MUMS, han solicitado la reapertura del caso ante la justicia chilena. En 2008 estaba planificado el estreno de Divine, la película, un filme basado en el incendio de la discoteca homónima, pero su estreno ha sido indefinidamente postergado.

La discoteca ocupaba el segundo piso de una antigua casona en Chacabuco #2687, en el centro de la ciudad de Valparaíso. En el mismo edificio, una distribuidora de madera ocupaba tanto la planta baja como el tercer piso. Conocido por el buen nivel de sus espectáculos, el local fue uno de los primeros centros de entretenimiento tolerantes con la diversidad sexual dentro del puerto, por lo que su público estaba compuesto por una amplia gama de personas, desde jóvenes hasta hombres casados, gente de clase media y de familias acomodadas, conocidos actores y presentadores de televisión, entre otros. La discoteca tenía alfombras en sus pisos y paredes y de su techo colgaban redes de pescadores.

Miembros del Movimiento Unificado de Minorías Sexuales, MUMS, protestan fuera de los juzgados de Valparaíso.

La noche del 4 de septiembre de 1993, 14 trabajadores se encontraban en el local al que habían asistido 59 personas. El show comenzó cerca de las 2:00 de la madrugada, mientras gran parte de los habitantes del país estaban inusualmente despiertos para seguir el partido que enfrentó a las selección de fútbol de Chile frente a su símil de Polonia por la definición del tercer lugar de la Copa Mundial de Fútbol Sub-17 de 1993. A las 3:30, se dio la alarma de incendio dentro del recinto. De inmediato, muchas personas huyeron hacia la salida de emergencia y otros se refugiaron en los baños del local. La salida de emergencia estaba al fondo de un estrecho pasillo por el cual bajaba una escalera antes de llegar a la puerta.

Debido a lo estrecho de la escalera, muchos cayeron bloqueando la salida. El pasillo se volvió así una trampa mortal. Muchas personas intentaron pasar por encima de otras, falleciendo un hombre pisoteado. La situación se volvió más compleja al notar que las puertas se abrían hacia dentro y que además estaban cerradas con un candado. Ante la desesperación, una persona decidió lanzarse al vacío desde el tercer piso antes de morir calcinada por las llamas que superaban los 1000 °C y se propagaban rápidamente producto de las alfombras y las redes del local. El incendio se expandió a los pisos contiguos y a la vecina boîte Hollywood.

El tercer piso del edificio se derrumbó y luego lo hizo también el segundo. No hay certeza de si finalmente la puerta fue abierta por los asistentes al local o con ayuda de los bomberos que llegaron a la emergencia. Los bomberos permanecieron hasta 32 horas para rescatar los cadáveres, contando además con la ayuda de perros entrenados para labores de búsqueda de Carabineros de Chile. En los días siguientes, se dieron inicio a las labores de identificación de los cuerpos: diez personas fueron identificadas por exámenes dactilográficos, mientras que otros seis debieron ser sometidos a exámenes de ADN y exámenes odontológicos debido a que estaban completamente calcinados. A pesar de ello, nunca ha existido certeza sobre el número oficial de víctimas del siniestro: aunque oficialmente se dan 16 fallecidos, algunas fuentes mencionan 18 y otras, hasta 23 víctimas fatales.3? En cuanto a la cifra de heridos, esta es aún más difusa: según el Hospital Carlos Van Buren, fueron atendidos 14 asistentes, 5 trabajadores y un bombero, pero a ellos deben sumarse las personas que prefirieron atenderse de manera privada en Viña del Mar para así ocultar su identidad sexual, cifra que llegaría extraoficialmente a una quincena. 17 personas, en tanto, habrían resultado ilesas.

Una vez apagadas las últimas llamas de la discoteca Divine, se inició el proceso de investigación de las causas del incendio. Los primeros informes entregados por Bomberos indicaron que el siniestro se habría originado producto de un cortocircuito, pero pronto comenzó a surgir la teoría de un atentado de características homofóbicas. El hecho ingresó al Séptimo Juzgado del Crimen de Valparaíso, quedando en las manos del juez Jorge Gándara. Basado en los informes que afirmaban categóricamente que el origen del incendio era producto de un desperfecto eléctrico, Gándara cerró el sumario del proceso el 17 de marzo de 1994 y sobreseyó la investigación el 23 de marzo siguiente sin condenados ni procesados. Diversas organizaciones promotoras de los derechos del colectivo LGBT, como el MOVILH, han manifestado su rechazo al resultado entregado por la Justicia chilena, asegurando que ésta ha incurrido en graves irregularidades. En 2002 el MOVILH publicó un informe denominado «La justicia que merecen las víctimas», en el que se habla de diversos testigos que habrían indicado haber visto a tres sospechosos lanzando un objeto incendiario al local, de los cuales sólo dos habrían sido interrogados por Carabineros de manera negligente.

El 11 de noviembre de 1993, el juez Gándara recibió un informe de parte de Soraya Apara, abogada de los propietarios de Divine, en el que se especificaba que uno de los sospechosos, un taxista conocido como «el Vietnamita», había sido reportado a Carabineros por el dueño del cercano local Hollywood y por otros vecinos, que lo habrían visto adquiriendo combustible algunos minutos antes del incendio en un servicentro cercano. Tras dichos informes, Policía de Investigaciones buscó información sobre el sospechoso, determinando que se encontraba en el sur del país sin determinar su nombre, tras lo cual abandonaron la búsqueda que permitiría el sobreseimiento establecido por Gándara. El informe del MOVILH describe también que el Partido Alianza Humanista Verde recibió llamadas, de un supuesto «Comando Carlos Ibáñez del Campo» atribuyéndose el siniestro, que no fueron consideradas por la investigación. Otra de las críticas al proceso que realizó el informe es con respecto a una serie de contradicciones generadas por los informes de Bomberos y de la Superintendencia de Electricidad y Combustibles respecto a los detalles del origen del siniestro.

Otro capítulo del informe relata una serie de acciones violentas perpetradas por los organismos investigativos contra testigos y familiares de las víctimas. Según el MOVILH, los testigos y sobrevivientes del incendio fueron torturados y discriminados por Carabineros e Investigaciones. Así, por ejemplo, las fojas que detallan las víctimas del siniestro indican la condición sexual de cada una de las víctimas como parte de sus datos personales, mientras que varios testigos constataron lesiones y hematomas en el Hospital van Buren luego de ser interrogados. Las familias debieron declarar sobre la sexualidad de los fallecidos durante los interrogatorios, muchos de los cuales negaron la homosexualidad de las víctimas con el fin de acelerar los procesos para dar sepultura a los cadáveres.

Tras la publicación del polémico informe, el MOVILH inició las gestiones para la reapertura de la investigación sobre el incendio de la discoteca Divine ante la Corte Suprema y la remoción del juez Gándara. El MOVILH entregó una copia del documento al presidente Ricardo Lagos, al ministro de Justicia José Antonio Gómez Urrutia y al juez Mario Garrido, presidente de la Corte Suprema. La máxima corte de la justicia chilena envió el oficio rol 18726, solicitando al juez Gándara un informe para que aclarara las denuncias realizadas por el MOVILH. Tras la respuesta del magistrado, el 18 de noviembre de 2002, el pleno de la Corte Suprema decidió no tomar ninguna resolución al respecto, rechazando así la reapertura del caso. Luego de esa decisión, el MOVILH anunció sus deseos de llevar el caso ante la Corte Interamericana de Justicia alegando «denegación de justicia», para lo cual solicitaron ayuda a diversos organismos incluyendo Amnistía Internacional. Una nueva investigación se inició finalmente en 2003 en el Segundo Juzgado del Crimen de Valparaíso a cargo de la jueza María Elena González.

El juicio sería cerrado temporalmente por la jueza Claudia Chesta, pero la Sexta Sala de la Corte de Apelaciones de Valparaíso revocaría el cierre de las investigaciones, el 7 de mayo de 2008. El incendio y la posterior investigación fue uno de los primeros eventos a nivel nacional relacionados con la defensa de los derechos de la comunidad homosexual chilena, la que surgía durante los primeros años de la llamada Transición a la democracia, luego de muchos años en que fueron reprimidos por ladictadura militar. La situación desempolvó la homofobia predominante en la sociedad chilena, considerada históricamente como muy conservadora. Esta homofobia no sólo se reflejaría en el posible origen de los sucesos como parte de un atentado, sino que en la reacción generada tanto en los organismos estatales encargados de la investigación como en los familiares de las víctimas. Incluso varios años después del incendio, muchas familias renegaban de la muerte de uno de sus miembros en la Divine y argumentaban la ausencia de éste por viajes al extranjero, con el fin de ocultar la condición sexual del fallecido.

El desastre incluso generó una serie de burlas y rumores respecto a algunos famosos de la televisión que habrían estado presentes en la discoteca. Los trágicos hechos de la discoteca Divine se han convertido en un símbolo de lucha para los colectivos LGBT chilenos. El MOVILH declaró el 4 de septiembre como el «Día de las minorías sexuales» y una placa conmemorativa fue instalada en el lugar donde antaño se ubicaba el centro de entretenimiento, grabada con unas frases del escritor Pablo Simonetti: «El fuego encendió nuestro espíritu. Se ha dispersado el humo, tal vez ahora podamos ver». La historia del incendio de la discoteca inspiró la creación del filme Divine, la película, que contó con la participación de actores como Diego Casanueva, Nicolás Saavedra y Javiera Díaz de Valdés; sin embargo, hasta el momento no existen planes de su lanzamiento definitivo. El 4 de septiembre de 2014, para conmemorar el 21.er aniversario del incidente, se lanzó la radio del mismo nombre en Valparaíso, siendo conocida como la primera en Hispanoamérica orientada al público LGBT.

El grupo terrorista Estado Islámico ha ejecutado a más de 120 hombres sospechados de homosexualidad, en aplicación de una versión extremista de la sharia. En su mayoría, los hombres son lanzados desde edificios altos y luego, una vez en el suelo, son lapidados. Las informaciones sobre los asesinatos son difíciles de confirmar —tanto de los casos conocidos, como del número de ejecuciones ocultas— y es posible que la persecución de homosexuales se esté empleando para deshacerse de enemigos y opositores.

Siria e Irak, bajo el baazismo, eran países más o menos laicos, en los que los homosexuales podían llevar una existencia oculta, pero relativamente tranquila. Tras la invasión de Iraq en 2003, el país se sumió en el caos, lo que produjo un empeoramiento considerable de la situación de los homosexuales. Desde entonces, el secuestro, la tortura y el asesinato de homosexuales no ha hecho más que aumentar. Las persecuciones de homosexuales en Siria ya comenzaron en 2011 durante las revueltas populares en Siria. Gobierno de Siria inició una campaña identificando a la oposición con los homosexuales, deteniendo a gais en redadas a bares de ambiente y torturando a los detenidos. Las detenciones, secuestros y extorsión de homosexuales se convirtieron en la regla en los territorios dominados por Jabhat al Nusra y Estado Islámico a partir de 2012, con anterioridad a las ejecuciones, exigiéndo rescates de hasta 11 000 $. Subhi Nahas, refugiado sirio en Estados Unidos que ha declarado ante la ONU sobre las atrocidades en Siria, hablando en nombre de la Organization For Refuge, Asylum & Migration, ha afirmado que el peligro no solo proviene de Estado Islámico, sino también del Gobierno y de grupos como Ahrar ash-Sham o la llamada «Corte Judicial de Alepo». Este último grupo acusó a siete personas de tomar drogas y ser gais, ejecutándolos con un tiro, además de ser responsable de la ejecución de un menor de 17 años acusado de ser gay.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas trató por primera vez de forma explícita la homosexualidad en agosto de 2015 para discutir la violencia de Estado Islámico contra los gais. Los embajadores ante las Naciones Unidas de Chile y Estados Unidos, Cristián Barros y Samantha Power, auspiciaron la reunión en la que se escucharon los testimonios de dos víctimas, una siria y una irakí. La reunión fue informal, por lo que acudieron solo trece de los quince miembros del Consejo; Angola y Chad no enviaron representante y China, Malasia, Nigeria y Rusia, a pesar de enviar un representante, decidieron no intervenir. El 14 de junio de 2016, la Cámara de los Comunes de Canadá rechazó por 166 contra 139 una propuesta del Partido Conservador para definir las atrocidades realizadas contra los yazidíes, los cristianos, los chías, otras minorías étnicas y religiosas, y gais y lesbianas, como genocidio.

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