El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha sentenciado
que la ley federal que prohíbe los despidos considerados discriminatorios,
por ejemplo por razones de sexo, cubre también a la orientación
sexual, lo que supone una simbólica e inesperada victoria
para el activismo LGTBI en el país norteamericano. El Supremo,
de mayoría conservadora tras los últimos nombramientos, ha
avalado las sentencias de instancias inferiores y ha interpretado
que, de acuerdo a la Ley de Derechos Civiles de 1964, un trabajador
no puede ser despido por su orientación sexual, algo que ya
contemplan expresamente 21 estados.
El magistrado conservador Neil Gorsuch y el
presidente del tribunal, John Roberts, se han posicionado
en esta ocasión del lado de la minoría progresista para decantar
la balanza a favor de estos últimos –seis votos frente a tres–.
La sentencia reconoce los derechos de Gerald Bostock, que
perdió su empleo en Georgia tras unirse a un equipo de softball
compuesto únicamente por gays y de Donald Zarda, fallecido
antes de que su caso llegase hasta el Supremo y que fue apartado
como instructor de paracaidismo tras decirle a una cliente
que no se preocupase porque era "cien por cien gay", informa
NBC News.
John Glover Roberts, Jr. (n. 27 de enero de 1955) es
el actual Presidente de la Corte Suprema de los Estados
Unidos, nombrado así por George W. Bush. Antes de unirse
a la Corte Suprema el 29 de septiembre de 2005, Roberts
era un juez de la Corte de Apelaciones para el Circuito
de Columbia. Antes de ello, ejerció como abogado privado
y tuvo cargos en el Departamento de Justicia de los
Estados Unidos y en la Oficina del Consejero de la Casa
Blanca bajo la administración republicana.
George W. Bush nominó a Roberts para la Corte de Apelaciones
para el Circuito del Distrito de Columbia el 9 de mayo
de 2001, pero la nominación — junto con otras 29 — no
logró obtener la ratificación necesaria del Comité Judicial
del Senado, controlado en aquel tiempo por los demócratas.
Fue nominado nuevamente el 7 de enero de 2003, para
reemplazar a James L. Buckley. Su nominación fue aprobada
por el Comité Judicial por 16 votos contra 3, con la
oposición de los Senadores Richard Durbin, Charles Schumer
y Ted Kennedy. Sin embargo, fue aprobado por el Senado
bajo consentimiento unánime y fue admitido el 2 de junio
de 2003.
En junio de 2012 tuvo una intervención que se consideró
decisiva: con su voto, por 5 a 4 la Corte Suprema ratificó
la constitucionalidad de la ley de salud conocida popularmente
como "Obamacare". Los senadores no están poniendo el
trabajo demasiado fácil al presidente del Tribunal Supremo,
John Roberts, que ejerce de árbitro en el 'impeachment'
al presidente Trump. Roberts ya advirtió en su
informe de fin de año que la gente debería estar al
tanto de la desinformación en Internet difundida a través
de las redes sociales.
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En cambio, el Alto Tribunal contradice la tesis
de la Administración de Donald Trump, que se desmarcó de los
criterios de su predecesora para alegar que el término "sexo"
contenido en la ley "no incluye la orientación sexual". Así,
arguyó que un empresario no incumpliría ninguna norma "mientras
trate a los hombres que mantienen relaciones homosexuales
igual que a las mujeres que mantienen relaciones homosexuales".
La noticia contrasta con la conocida el pasado
viernes por la que el Gobierno estadounidense derogará a partir
del mes de agosto ciertas protecciones contra la discriminación
para las personas LGBTQ a la hora de recibir atención y seguro
médico, en una decisión que condiciona especialmente a los
procedimientos quirúrgicos necesarios para que las personas
transgénero efectúen su proceso de transición.
La ley inicial al respecto estableció que es
ilegal discriminar por "raza, color, origen nacional, sexo,
edad o discapacidad en ciertos programas y actividades de
salud". Pero en 2016, una norma adicional de la administración
de Barack Obama precisó que las protecciones con respecto
al sexo abarcan aquellas basadas en la identidad de género
definida como "hombre, mujer, ninguna o una combinación de
hombre y mujer".
El Gobierno estadounidense ha derogado esta
última norma, lo que implica el retorno a la concepción de
sexo como característica biológica. "Volvemos a una simplificación
de los términos", ha explicado el director de la Oficina de
Derechos Civiles en el Departamento de Salud y Servicios Humanos,
Roger Severino, quien ha argumentado que las personas trans
continúan protegidas por otros estatutos que prohíben la discriminación
en la atención médica por motivos de raza, color, nacionalidad,
edad, discapacidad y otros factores, informa la cadena pública
estadounidense NPR.
Manifestantes norteamericanos portan la bandera
LGTB durante las recientes protestas antirracistas en el país.
Este cambio de política, una de las ambiciones
del ala dura del partido Republicano, permitiría que los proveedores
de atención médica y las compañías de seguros que reciben
fondos federales se nieguen a proporcionar o cubrir la atención
relacionada con la transición para los estadounidenses transgénero.
Varias organizaciones han anunciado que recurrirán el cambio.
La Campaña de Derechos Humanos y la Unión Americana para las
Libertades Civiles presentarán respectivas demandas para anular
esta declaración.
La administración Trump lleva años revocando
las últimas protecciones para la población LGBTQ en diferentes
ámbitos, desde el militar hasta el de la vivienda y la educación.
Ha restringido el servicio militar para transexuales, ha permitido
que los albergues tengan en cuenta la identidad de género
al ofrecer sus camas por la noche y concluido, según un documento
del Departamento de Justicia emitido hace tres años, que la
ley federal de derechos civiles no protege a las personas
trans de la discriminación en el trabajo. El anuncio se produjo
en el cuarto aniversario del tiroteo en el club nocturno Pulse,
cuando un tirador mató a 49 personas en un club nocturno gay
en Orlando, Florida.
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La masacre de la discoteca Pulse de Orlando
fue un tiroteo ocurrido el 12 de junio de 2016, en donde 50
personas murieron y 53 resultaron heridas en la discoteca
gay Pulse, de la ciudad estadounidense de Orlando (Florida).
El autor del atentado, Omar Mir Seddique Mateen, falleció
también al ser abatido por la policía. El terrorista juró
lealtad al Estado Islámico justo antes del ataque y el grupo
asumió su autoría. El ataque es el segundo tiroteo con mayor
número de muertes en la historia de Estados Unidos. Fue considerado
en su momento el ataque con mayor número de muertos en los
Estados Unidos desde los atentados del 11 de septiembre de
2001 hasta el atentado de Las Vegas de 2017, que dejó 59 muertos.
En julio de 2016 el FBI anunció que no tenía motivos para
considerar que la matanza hubiera sido motivada por odio a
los homosexuales.
El 12 de junio, hacia las 2:02 de la mañana,
se oyeron tiros y un policía de Orlando (OPD) situado frente
al Club intercambió disparos con una persona armada, que devolvió
los disparos. La discoteca Pulse escribió en su página de
Facebook a las 2:09: «Que todo el mundo salga de Pulse y sigan
corriendo». El hombre armado llevaba un fusil semiautomático
SIG Sauer MCX, una pistola Glock 17 de 9 mm y un «aparato»
que las fuerzas de seguridad creían que era otra amenaza.
Después de que llegaran varios policías adicionales, el hombre
se retiró dentro del club y comenzó a tomar como rehenes a
los clientes. Un negociador de crisis fue enviado al lugar,
mientras que el hombre armado se encerraba con los rehenes.
El tirador afirmaba tener un artefacto explosivo. Hacia las
5:00 de la mañana, policías pertenecientes al equipo de élite
SWAT entraron en la discoteca y se produjo un intercambio
de disparos.
Treinta rehenes fueron liberados, un policía
recibió una herida de bala no letal en la cabeza y fue hospitalizado,
y la policía confirmó que el tirador también había muerto.
Un portavoz de la policía afirmó que no se sabía si el hombre
había disparado a las víctimas al principio del ataque o si
los había asesinado después.
Vehículo del SWAT delante de la discoteca Pulse.
Por lo menos 50 muertes fueron confirmadas y
53 personas fueron heridas de gravedad en el tiroteo. Varias
estaban en condición crítica y sometidas a cirugía en hospitales
locales. La mayoría de las víctimas eran de origen hispano,
sobre todo puertorriqueños, dominicanos y venezolanos, ya
que los sábados se celebraba la «noche latina» en el Pulse.
La discoteca Pulse fue inaugurada en 2004 por
Barbara Poma y Ron Legler. Se realizaban actuaciones temáticas
cada noche y tenía un programa mensual con acontecimientos
educativos dedicados a la comunidad LGBT. Según el Orlando
Weekly, Pulse tiene «tres pistas repletas y palpitantes de
chicos bailones, jovencitos y jóvenes de corazón, y los bailarines
del bar son generalmente guapísimos». En la discoteca ya había
habido un tiroteo en mayo de 2013.
Omar Mir Seddique Mateen (Estado de Nueva York,
16 de noviembre de 1986-Orlando, 12 de junio de 2016) vivía
a unas 125 millas al sur de Orlando. Mateen nació en Nueva
York de padres afganos y era musulmán. Estudió en la Martin
County High School durante por lo menos un año y consiguió
dos títulos de ciencias en la Indian River State College,
conseguidos en 2006 y 2007. Según información del Florida
Department of Law Enforcement, no tenía antecedentes criminales
en Florida. Mateen vivía en Fort Pierce (Florida), pero recibía
el correo en la cercana casa de sus padres, en Port St. Lucie.
Mateen se casó con Sitora Alisherzoda Yusufiy, nacida en Uzbekistán,
en abril de 2009 y se divorciaron en julio de 2011. Tras el
atentado, la ex-mujer de Marteen comentó a los medios de comunicación
que este solía maltratarla físicamente. Se volvió a casar
y tenía con su segunda esposa un hijo de tres años. Trabajaba
como vigilante de seguridad para la compañía G4S en Jupiter
(Florida) desde 2007.
Mateen supuestamente había presumido de relaciones
con una «organización terrorista» y se convirtió en persona
de interés para el FBI en 2013 y 2014. También se abrió una
investigación sobre Mateen antes del ataque de 2016, pero
no se encontraron suficientes indicios para seguir con la
investigación. El padre de Mateen dijo que «Esto no tuvo nada
que ver con religión», añadiendo que había visto a su hijo
enfadarse tras haber observado como una pareja gay se besaba
unos meses antes del atentado, especulando que la homofobia
podría haber sido la causa del ataque. El Estado Islámico
(EI) se atribuyó la autoría del ataque a través de un comunicado,
calificando a Mateen como uno de sus «combatientes».
El incendio provocado en UpStairs Lounge ocurrió
el 24 de junio de 1973 en un bar gay situado en la segunda
planta de un edificio de tres pisos en el número 141 de la
calle Chartres, en el Barrio Francés de Nueva Orleans, en
Luisiana, Estados Unidos. Treinta y dos personas murieron
como consecuencia del fuego o de la inhalación de humos. La
conclusión oficial de la investigación fue «de origen no determinado».
El incendio fue el más grave en la historia
de Nueva Orleans y uno de los ataques más sangrientos contra
la comunidad LGBT de la historia de Estados Unidos, solamente
superado por el tiroteo en el club Pulse. La reacción de la
ciudad y los medios de comunicación fue de indiferencia. Los
entierros de los cadáveres fueron negados por muchas de las
iglesias y varias familias se negaron a reclamar por vergüenza
los cadáveres de sus familiares fallecidos. Mientras que la
mayoría de los medios de comunicación ignoraban el incidente,
los que lo mencionaron en editoriales y discusiones radiofónicas
lo hicieron tomando la tragedia a risa, burlándose de las
víctimas y de su orientación sexual.
El domingo 24 de junio de 1973, el último día
del fin de semana del orgullo, miembros de la Iglesia de la
Comunidad Metropolitana (ICM), una denominación protestante
a favor de los derechos LGBT, realizó una misa en el club,
situado en el segundo piso de un edificio de tres alturas
en la esquina de las calles Chartres e Iberville. LA ICM era
la primera iglesia gay de los Estados Unidos, fundada en Los
Ángeles en 1968. Tras el servicio religioso, el club acogía
una fiesta con cerveza y comida gratuita para 125 personas.
En el momento del incendio, unas 60 personas estaban escuchando
al pianista David Gary tocar y discutían sobre la próxima
recaudación de fondos a favor del hospital para niños inválidos
local. A las 19:00 sonó el timbre de la puerta exterior y
el camarero Buddy Rasmussen, un veterano de las Fuerzas Aéreas,
pidió a Luther Boggs que respondiese, suponiendo que se trataba
de un taxista. Boggs abrió la puerta para encontrarse la escalera
en llamas, notando un fuerte olor a combustible para encendedores.
Rasmussen inmediatamente dirigió unas 30 personas por la salida
trasera hacia el tejado, donde pudieron acceder al tejado
de un edificio vecino y bajar hasta el suelo.
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Otros 30 aproximadamente quedaron encerrados
en el segundo piso del club por accidente, algunos trataron
de escapar a través de las rejas de las ventanas. Un hombre
consiguió colarse entre las barras, por un espacio de 36 cm
de ancho, para caer en llamas hacia su muerte. El reverendo
Bill Larson de la ICM se agarró a las barras de una ventana
hasta su muerte y su cuerpo chamuscado fue visible desde la
calle durante horas, después del incendio. El pastor asistente
George «Mitch» Mitchell consiguió escapar, pero volvió para
rescatar a su novio, Louis Broussard. Ambos fallecieron en
el incendio; sus cadáveres aparecieron abrazados el uno al
otro. Los bomberos aparcaron a dos manzanas del lugar, encontrándose
bloqueados por tráfico de coches y personas. Un camión de
bomberos trató de pasar por la acera, pero chocó contra un
taxista. Llegaron al bar para encontrarse a los clientes luchando
contra las barras de seguridad de las ventanas y enseguida
consiguieron controlar el fuego. 28 personas fallecieron en
los 16 minutos que duró el fuego y uno más falleció de camino
al hospital. Otros 18 sufrieron heridas, de los que tres,
incluyendo a Boggs, fallecieron.
La investigación oficial no consiguió ningún
resultado. El único sospechoso del ataque fue Rodger Dale
Nunez, un chapero y alborotador local que había sido expulsado
esa misma tarde tras una pelea con otro cliente. La policía
trató de interrogarlo poco después del incendio, pero Nunez
estaba hospitalizado con la mandíbula rota y no pudo responder.
Cuando fue interrogado más tarde, los informes policiales
muestran que no parecía nervioso en absoluto. Nunez tenía
un testigo que afirmaba que había entrado y salido del bar
en los 10 o 20 minutos anteriores al fuego y que no había
visto a nadie entrar o salir del edificio. Debido a que la
policía observó que el testigo estaba en tensión y tenía muchos
nervios, descartaron la declaración del testigo, considerándola
falsa. Anteriormente, Nunez había sido diagnosticado con «histeria
de conversión» en 1970 y había estado en numerosas clínicas
psiquiátricas. Había sido dado de alta de un tratamiento un
año antes del incendio. Tras su arresto, Nunez se escapó de
su custodia psiquiátrica y nunca más fue detenido por la policía,
a pesar de sus frecuentes apariciones en el Barrio Francés.
Un amigo relató más tarde a los investigadores que Nunez había
confesado en por lo menos cuatro ocasiones haber iniciado
el incendio. Dijo a su amigo que había empapado el escalón
más bajo con combustible para encendedores Ronsonol, comprado
en el Walgreens local, y le había lanzado una cerilla. No
se dio cuenta de que todo el local iba a arder en llamas.
Nunez se suicidó en noviembre de 1974. En 1980, la oficina
del jefe de bomberos del estado, a falta de indicios, cerró
el caso.
La matanza del UpStairs Lounge marcó un antes
y un después en la historia de la comunidad LGTB en EEUU.
La cobertura mediática del fuego fue mínima,
debido a que la mayoría de las víctimas eran clientes LGBT,
mientras que editoriales periodísticas y locutores de radio
tomaron el incidente a risa. Ningún miembro o funcionario
del gobierno mencionó el incendio: tal como Robert L. Camina,
guionista y director de un documental sobre el incendio, Upstairs
Inferno, dijo en 2013, «Quedé estupefacto con la desproporcionada
reacción del gobierno de la ciudad. La ciudad declaró varios
días de luto por las víctimas de otras tragedias masivas en
la ciudad. Me impactó que a pesar de la magnitud del fuego,
en su mayor parte, fue ignorado.»
"La gente decía todo tipo de cosas terribles. 'Dejad
que los gusanos se quemen', o algo así como 'Oh, sus
vestidos van a arder. Nada importante’. Se dijeron demasiadas
cosas”, lamenta Ricky Everett, uno de los supervivientes
de la tragedia.
En 2018 se cumplió el 45 aniversario de la tragedia.
Jim Downs, autor de Stand by Me: The Forgotten History
of Gay Liberation, publicó un artículo aportando
nuevas evidencias sobre lo ocurrido aquella noche y
desvelando que tras el fuego, los supervivientes acusaron
a las autoridades de no haber actuado diligentemente.
Al margen del debate sobre la actuación de los bomberos,
lo que está claro es que nadie fue acusado formalmente
de aquella matanza provocada. Y a pesar de que fue -y
sigue siendo- el incendio más mortífero en la historia
de la ciudad, ni el alcalde ni el gobernador hablaron
de lo ocurrido en aquel momento.
Quien sí contó lo ocurrido fue el reverendo Troy Perry,
fundador de la iglesia que se reunía en el UpStairs,
que viajó a Nueva Orleans tras conocer el suceso. Lo
que se encontró allí lo hundió. Dejó su testimonio registrado
en el archivo StoryCorps, una organización que recoge
y preserva en la Biblioteca del Congreso las historias
de los estadounidenses que quieren compartir sus experiencias
con las generaciones futuras. “Recuerdo yendo a los
hospitales. Uno de los heridos era maestro de escuela.
Estaba muy quemado. Me dijo que la junta escolar de
su colegio le acaba de llamar para decirle que le despidieron
de su trabajo”.
El docente recibió aquella llamada mientras estaba
en la unidad de quemados. Su centro se había enterado
que estaba entre las víctimas y, por lo tanto, entre
los homosexuales que se reunían en aquel bar. “Se volvió
hacia mí y me preguntó si podía ayudarlo a encontrar
un nuevo trabajo. Le dije que por supuesto, que no se
preocupara, aunque estaba tan quemado que no podía imaginar
que sobreviviera. Al día siguiente murió”, recuerda
el reverendo.
Perry trató de organizar los funerales para los fallecidos.
Llamó a las iglesias locales, pero o bien le colgaban
o directamente se reían de él, hasta que dio con un
pastor metodista que consintió abrir las puertas de
su templo para una ceremonia. A pesar del miedo que
existía entonces de ser identificado como gay, la iglesia
se llenó. Para evitar que la prensa captara la imagen
de los asistentes, el pastor les ofreció salir por la
puerta de atrás al terminar el acto religioso. Ser visto
allí podía suponer perder el trabajo o que tu familia
te diera la espalda. “Pero nadie se fue por la puerta
trasera”, destaca Perry. “Ese es el legado”.
No sólo las iglesias cerraron sus puertas a las víctimas.
“Las funerarias se negaron a enterrar los cuerpos de
los hombres homosexuales, e incluso los familias que
se negaron a enterrar a sus hijos u organizar sepelios
para ellos”, recuerda Jim Downs. Eso precisamente ocurrió
con Ferris Jerome LeBlanc, cuyo cuerpo fue enterrado
sin que nadie lo reclamara en Nueva Orleans. Pero en
este caso, el motivo no es que sus familiares se avergonzaran
de lo ocurrido, sino que nunca supieron que estuvo en
aquel club.
Los Leblanc residían en California. Allí denunciaron
a principio de los 70 la desaparición de Ferris, sin
que la policía pudiera averiguar nunca qué ocurrió con
él. Décadas después, en 2015, los familiares buscaron
en Google su nombre y encontraron en una de las historias
que los medios norteamericanos empezaban a airear sobre
la tragedia del Upstairs Lounge.
Marilyn LeBlanc, hermana de uno de los
fallecidos en el ataque al bar gay.
El 24 de junio de 2018, su hermana, Marilyn
LeBlanc finalmente pudo asistir a sus 88 años a un acto
en memoria de Ferris y de las otras víctimas en el monumento
conmemorativo levantado en Nueva Orleans. “No tengo
palabras”, dijo a la prensa local Marilyn, que acudió
desde California junto a su hijo Skip, su esposa y otros
200 asistentes. “Nunca nos dijeron que Ferris murió.
Todos asumieron que no reclamamos su cuerpo porque estábamos
avergonzados, pero eso no es verdad. Lo hubiéramos hecho,
pero simplemente no lo sabíamos”. Los restos de este
veterano que luchó en la Segunda Guerra Mundial fueron
enterrados en un cementerio de Nueva Orleans sin una
lápida identificativa ni registro alguno. La familia
Leblanc sigue aún buscando la tumba para llevarse a
Ferris de vuelta a California.
Hoy todavía quedan tres víctimas sin identificar.
Aquel proceso no fue sencillo por el estado en que quedaron
los cadáveres y porque algunos llevaban un carné falso
para evitar ser reconocidos en caso de que la policía
llevara a cabo una redada, algo nada extraño en la época.
La homosexuaidad en EEUU durante los años 70 se consideraba
un trastorno y un peligro para la sociedad. La policía
atacaba locales de ambiente frecuentemente y los gais
estaban perseguidos también laboralmente. Sin embargo,
tras el incendio de Nueva Orleans se traspasaron muchos
límites. La respuesta de la sociedad y las autoridades
fue cruel. Los chistes en los medios de comunicación
llegaron a comparar a las víctimas con las moscas de
la fruta muertas en el fondo de un tarro.
Imagen del UpStairs Lounge tras el incendio.
No hubo detenidos ni acusados, aunque
sí un sospechoso, Roger Núñez, un gay que había sido
expulsado del bar con anterioridad. Nunca se le llegó
a detener ni a imputar formalmente, aunque la investigación
de la policía no fue demasiado expeditiva. Núñez se
suicidó en 1974.
El incendio del UpStairs fue la mayor
matanza perpetrada contra la comunidad homosexual en
EEUU hasta que en 2016 se produjo el tiroteo el la discoteca
gay Pulse en Orlando, dejando 49 muertos. La reacción
social ante este ataque fue muy diferente a lo ocurrido
en 1973. No en vano, la homosexualidad está ya mayoritariamente
aceptada y asumida en este país, donde desde junio de
2015 el matrimonio entre personas del mismo sexo es
legal en todos los estados. Pero no todo está ganado
para este colectivo.
El presidente Donald Trump se ha negado
por segundo año consecutivo a declarar junio como el
mes del Orgullo LGBT, rompiendo -como ya hizo George
Bush- con una tradición que inició Bill Clinton y continuó
Barack Obama. A cambio, prefirió conmemorar la herencia
caribeña, la música afroamericana, la propiedad de vivienda,
el aire libre y los océanos. La matanza del UpStairs
Lounge supuso un aldabonazo para la comunidad LGTB de
aquella ciudad, que comenzó a dar la cara y a recorrer,
junto al resto de EEUU, un largo camino hacia la igualdad
real, cuyo primer logro llegó aquel mismo año. En diciembre
de 1973 la Asociación Americana de Psiquiatría declaró
que la homosexualidad no era un trastorno mental. Los
chistes sobre los 32 fallecidos tardaron más en desaparecer.
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El reverendo William P. Richardson, de la iglesia
episcopaliana de St. George, permitió que se realizara el
25 de junio una pequeña ceremonia religiosa para las víctimas.
Unas 80 personas acudieron a la ceremonia. Al día siguiente,
Iveson Noland, obispo episcopaliano de Nueva Orleans, reprendió
a Richardson por haber realizado la ceremonia. Noland recibió
más de 100 quejas de parroquianos y su correo se llenó de
cartas amenazantes. Poco después, dos ceremonias religiosas
en recuerdo de las víctimas se celebraron el 1 de julio en
una iglesia unitarianista y en la iglesia metodista unida
de St. Mark, encabezadas por el obispo metodista de Luisiana,
Finis Crutchfield, y dirigidas por el fundador de la Iglesia
de la Comunidad Metropolitana, Troy Perry, que se desplazó
desde Los Ángeles para participar. Los dolientes salieron
por la puerta principal de la iglesia, en lugar de la puerta
lateral, una manifestación de la nueva voluntad de ser identificados
ante las cámaras. Varias familias no reclamaron los cuerpos
de sus familiares fallecidos. Algunas personas anónimas pagaron
los funerales de los tres hombres desconocidos, que fueron
enterrados juntos en una fosa común en el cementerio Holt,
junto con otra víctima identificada como Ferris LeBlanc. En
junio de 1998, el vigésimo quinto aniversario del fuego, como
parte de las celebraciones del Orgullo Gay, el reverendo Dexter
Brecht, de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana Big Easy
(también conocida como Vieux Carre), y Toni J. P. Pizanie
realizaron una ceremonia religiosa. Se realizó en la gran
sala de baile del hotel Royal Sonesta y atendieron el concejal
de Nueva Orleans Troy Carter, la reverendo Carole Cotton Winn,
el rabino mayor Edward Paul Cohn, el reverendo Kay Thomas
del Grace Fellowship in Christ Jesus, el reverendo Perry y
32 miembros de la comunidad de Nueva Orleans, representando
a las víctimas. Carter dirigió una procesión fúnebre de jazz
hasta el edificio en la esquina de Chartres e Iberville, el
lugar en el que se encontraba el club, y miembros de la ICM
colocaron una placa conmemorativa y varias coronas. Entre
los que participaron estaba la sobrina de la víctima Clarence
McCloskey.
Imagen publicada por el new Orleans Times-Picayune,
en la que aparece el cadáver de un hombre abrasado. Se trata
del reverendo William Larson.
Divine era una discoteca dirigida al público
homosexual ubicada en la ciudad de Valparaíso, Región de Valparaíso
(Chile). El 4 de septiembre de 1993, un incendio la destruyó
y mató a cerca de una veintena de personas aunque dicha cifra
nunca se ha determinado con exactitud. El incendio de la discoteca
Divine fue uno de los primeros casos de connotación nacional
respecto a la homosexualidad, especialmente debido al inicio
del periodo histórico de la Transición, luego del fin de la
dictadura militar tres años antes. Tanto los orígenes del
incendio como la posterior investigación de los hechos están
envueltos en acusaciones de homofobia y diversas agrupaciones,
como el MUMS, han solicitado la reapertura del caso ante la
justicia chilena. En 2008 estaba planificado el estreno de
Divine, la película, un filme basado en el incendio de la
discoteca homónima, pero su estreno ha sido indefinidamente
postergado.
La discoteca ocupaba el segundo piso de una
antigua casona en Chacabuco #2687, en el centro de la ciudad
de Valparaíso. En el mismo edificio, una distribuidora de
madera ocupaba tanto la planta baja como el tercer piso. Conocido
por el buen nivel de sus espectáculos, el local fue uno de
los primeros centros de entretenimiento tolerantes con la
diversidad sexual dentro del puerto, por lo que su público
estaba compuesto por una amplia gama de personas, desde jóvenes
hasta hombres casados, gente de clase media y de familias
acomodadas, conocidos actores y presentadores de televisión,
entre otros. La discoteca tenía alfombras en sus pisos y paredes
y de su techo colgaban redes de pescadores.
Miembros del Movimiento Unificado de Minorías
Sexuales, MUMS, protestan fuera de los juzgados de Valparaíso.
La noche del 4 de septiembre de 1993, 14 trabajadores
se encontraban en el local al que habían asistido 59 personas.
El show comenzó cerca de las 2:00 de la madrugada, mientras
gran parte de los habitantes del país estaban inusualmente
despiertos para seguir el partido que enfrentó a las selección
de fútbol de Chile frente a su símil de Polonia por la definición
del tercer lugar de la Copa Mundial de Fútbol Sub-17 de 1993.
A las 3:30, se dio la alarma de incendio dentro del recinto.
De inmediato, muchas personas huyeron hacia la salida de emergencia
y otros se refugiaron en los baños del local. La salida de
emergencia estaba al fondo de un estrecho pasillo por el cual
bajaba una escalera antes de llegar a la puerta.
Debido a lo estrecho de la escalera, muchos
cayeron bloqueando la salida. El pasillo se volvió así una
trampa mortal. Muchas personas intentaron pasar por encima
de otras, falleciendo un hombre pisoteado. La situación se
volvió más compleja al notar que las puertas se abrían hacia
dentro y que además estaban cerradas con un candado. Ante
la desesperación, una persona decidió lanzarse al vacío desde
el tercer piso antes de morir calcinada por las llamas que
superaban los 1000 °C y se propagaban rápidamente producto
de las alfombras y las redes del local. El incendio se expandió
a los pisos contiguos y a la vecina boîte Hollywood.
El tercer piso del edificio se derrumbó y luego
lo hizo también el segundo. No hay certeza de si finalmente
la puerta fue abierta por los asistentes al local o con ayuda
de los bomberos que llegaron a la emergencia. Los bomberos
permanecieron hasta 32 horas para rescatar los cadáveres,
contando además con la ayuda de perros entrenados para labores
de búsqueda de Carabineros de Chile. En los días siguientes,
se dieron inicio a las labores de identificación de los cuerpos:
diez personas fueron identificadas por exámenes dactilográficos,
mientras que otros seis debieron ser sometidos a exámenes
de ADN y exámenes odontológicos debido a que estaban completamente
calcinados. A pesar de ello, nunca ha existido certeza sobre
el número oficial de víctimas del siniestro: aunque oficialmente
se dan 16 fallecidos, algunas fuentes mencionan 18 y otras,
hasta 23 víctimas fatales.3? En cuanto a la cifra de heridos,
esta es aún más difusa: según el Hospital Carlos Van Buren,
fueron atendidos 14 asistentes, 5 trabajadores y un bombero,
pero a ellos deben sumarse las personas que prefirieron atenderse
de manera privada en Viña del Mar para así ocultar su identidad
sexual, cifra que llegaría extraoficialmente a una quincena.
17 personas, en tanto, habrían resultado ilesas.
Una vez apagadas las últimas llamas de la discoteca
Divine, se inició el proceso de investigación de las causas
del incendio. Los primeros informes entregados por Bomberos
indicaron que el siniestro se habría originado producto de
un cortocircuito, pero pronto comenzó a surgir la teoría de
un atentado de características homofóbicas. El hecho ingresó
al Séptimo Juzgado del Crimen de Valparaíso, quedando en las
manos del juez Jorge Gándara. Basado en los informes que afirmaban
categóricamente que el origen del incendio era producto de
un desperfecto eléctrico, Gándara cerró el sumario del proceso
el 17 de marzo de 1994 y sobreseyó la investigación el 23
de marzo siguiente sin condenados ni procesados. Diversas
organizaciones promotoras de los derechos del colectivo LGBT,
como el MOVILH, han manifestado su rechazo al resultado entregado
por la Justicia chilena, asegurando que ésta ha incurrido
en graves irregularidades. En 2002 el MOVILH publicó un informe
denominado «La justicia que merecen las víctimas», en el que
se habla de diversos testigos que habrían indicado haber visto
a tres sospechosos lanzando un objeto incendiario al local,
de los cuales sólo dos habrían sido interrogados por Carabineros
de manera negligente.
El 11 de noviembre de 1993, el juez Gándara
recibió un informe de parte de Soraya Apara, abogada de los
propietarios de Divine, en el que se especificaba que uno
de los sospechosos, un taxista conocido como «el Vietnamita»,
había sido reportado a Carabineros por el dueño del cercano
local Hollywood y por otros vecinos, que lo habrían visto
adquiriendo combustible algunos minutos antes del incendio
en un servicentro cercano. Tras dichos informes, Policía de
Investigaciones buscó información sobre el sospechoso, determinando
que se encontraba en el sur del país sin determinar su nombre,
tras lo cual abandonaron la búsqueda que permitiría el sobreseimiento
establecido por Gándara. El informe del MOVILH describe también
que el Partido Alianza Humanista Verde recibió llamadas, de
un supuesto «Comando Carlos Ibáñez del Campo» atribuyéndose
el siniestro, que no fueron consideradas por la investigación.
Otra de las críticas al proceso que realizó el informe es
con respecto a una serie de contradicciones generadas por
los informes de Bomberos y de la Superintendencia de Electricidad
y Combustibles respecto a los detalles del origen del siniestro.
Otro capítulo del informe relata una serie
de acciones violentas perpetradas por los organismos investigativos
contra testigos y familiares de las víctimas. Según el MOVILH,
los testigos y sobrevivientes del incendio fueron torturados
y discriminados por Carabineros e Investigaciones. Así, por
ejemplo, las fojas que detallan las víctimas del siniestro
indican la condición sexual de cada una de las víctimas como
parte de sus datos personales, mientras que varios testigos
constataron lesiones y hematomas en el Hospital van Buren
luego de ser interrogados. Las familias debieron declarar
sobre la sexualidad de los fallecidos durante los interrogatorios,
muchos de los cuales negaron la homosexualidad de las víctimas
con el fin de acelerar los procesos para dar sepultura a los
cadáveres.
Tras la publicación del polémico informe, el
MOVILH inició las gestiones para la reapertura de la investigación
sobre el incendio de la discoteca Divine ante la Corte Suprema
y la remoción del juez Gándara. El MOVILH entregó una copia
del documento al presidente Ricardo Lagos, al ministro de
Justicia José Antonio Gómez Urrutia y al juez Mario Garrido,
presidente de la Corte Suprema. La máxima corte de la justicia
chilena envió el oficio rol 18726, solicitando al juez Gándara
un informe para que aclarara las denuncias realizadas por
el MOVILH. Tras la respuesta del magistrado, el 18 de noviembre
de 2002, el pleno de la Corte Suprema decidió no tomar ninguna
resolución al respecto, rechazando así la reapertura del caso.
Luego de esa decisión, el MOVILH anunció sus deseos de llevar
el caso ante la Corte Interamericana de Justicia alegando
«denegación de justicia», para lo cual solicitaron ayuda a
diversos organismos incluyendo Amnistía Internacional. Una
nueva investigación se inició finalmente en 2003 en el Segundo
Juzgado del Crimen de Valparaíso a cargo de la jueza María
Elena González.
El juicio sería cerrado temporalmente por la
jueza Claudia Chesta, pero la Sexta Sala de la Corte de Apelaciones
de Valparaíso revocaría el cierre de las investigaciones,
el 7 de mayo de 2008. El incendio y la posterior investigación
fue uno de los primeros eventos a nivel nacional relacionados
con la defensa de los derechos de la comunidad homosexual
chilena, la que surgía durante los primeros años de la llamada
Transición a la democracia, luego de muchos años en que fueron
reprimidos por ladictadura militar. La situación desempolvó
la homofobia predominante en la sociedad chilena, considerada
históricamente como muy conservadora. Esta homofobia no sólo
se reflejaría en el posible origen de los sucesos como parte
de un atentado, sino que en la reacción generada tanto en
los organismos estatales encargados de la investigación como
en los familiares de las víctimas. Incluso varios años después
del incendio, muchas familias renegaban de la muerte de uno
de sus miembros en la Divine y argumentaban la ausencia de
éste por viajes al extranjero, con el fin de ocultar la condición
sexual del fallecido.
El desastre incluso generó una serie de burlas
y rumores respecto a algunos famosos de la televisión que
habrían estado presentes en la discoteca. Los trágicos hechos
de la discoteca Divine se han convertido en un símbolo de
lucha para los colectivos LGBT chilenos. El MOVILH declaró
el 4 de septiembre como el «Día de las minorías sexuales»
y una placa conmemorativa fue instalada en el lugar donde
antaño se ubicaba el centro de entretenimiento, grabada con
unas frases del escritor Pablo Simonetti: «El fuego encendió
nuestro espíritu. Se ha dispersado el humo, tal vez ahora
podamos ver». La historia del incendio de la discoteca inspiró
la creación del filme Divine, la película, que contó con la
participación de actores como Diego Casanueva, Nicolás Saavedra
y Javiera Díaz de Valdés; sin embargo, hasta el momento no
existen planes de su lanzamiento definitivo. El 4 de septiembre
de 2014, para conmemorar el 21.er aniversario del incidente,
se lanzó la radio del mismo nombre en Valparaíso, siendo conocida
como la primera en Hispanoamérica orientada al público LGBT.
El grupo terrorista Estado Islámico ha ejecutado a
más de 120 hombres sospechados de homosexualidad, en
aplicación de una versión extremista de la sharia. En
su mayoría, los hombres son lanzados desde edificios
altos y luego, una vez en el suelo, son lapidados. Las
informaciones sobre los asesinatos son difíciles de
confirmar —tanto de los casos conocidos, como del número
de ejecuciones ocultas— y es posible que la persecución
de homosexuales se esté empleando para deshacerse de
enemigos y opositores.
Siria e Irak, bajo el baazismo, eran países más o menos
laicos, en los que los homosexuales podían llevar una
existencia oculta, pero relativamente tranquila. Tras
la invasión de Iraq en 2003, el país se sumió en el
caos, lo que produjo un empeoramiento considerable de
la situación de los homosexuales. Desde entonces, el
secuestro, la tortura y el asesinato de homosexuales
no ha hecho más que aumentar. Las persecuciones de homosexuales
en Siria ya comenzaron en 2011 durante las revueltas
populares en Siria. Gobierno de Siria inició una campaña
identificando a la oposición con los homosexuales, deteniendo
a gais en redadas a bares de ambiente y torturando a
los detenidos. Las detenciones, secuestros y extorsión
de homosexuales se convirtieron en la regla en los territorios
dominados por Jabhat al Nusra y Estado Islámico a partir
de 2012, con anterioridad a las ejecuciones, exigiéndo
rescates de hasta 11 000 $. Subhi Nahas, refugiado sirio
en Estados Unidos que ha declarado ante la ONU sobre
las atrocidades en Siria, hablando en nombre de la Organization
For Refuge, Asylum & Migration, ha afirmado que el peligro
no solo proviene de Estado Islámico, sino también del
Gobierno y de grupos como Ahrar ash-Sham o la llamada
«Corte Judicial de Alepo». Este último grupo acusó a
siete personas de tomar drogas y ser gais, ejecutándolos
con un tiro, además de ser responsable de la ejecución
de un menor de 17 años acusado de ser gay.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas trató
por primera vez de forma explícita la homosexualidad
en agosto de 2015 para discutir la violencia de Estado
Islámico contra los gais. Los embajadores ante las Naciones
Unidas de Chile y Estados Unidos, Cristián Barros y
Samantha Power, auspiciaron la reunión en la que se
escucharon los testimonios de dos víctimas, una siria
y una irakí. La reunión fue informal, por lo que acudieron
solo trece de los quince miembros del Consejo; Angola
y Chad no enviaron representante y China, Malasia, Nigeria
y Rusia, a pesar de enviar un representante, decidieron
no intervenir. El 14 de junio de 2016, la Cámara de
los Comunes de Canadá rechazó por 166 contra 139 una
propuesta del Partido Conservador para definir las atrocidades
realizadas contra los yazidíes, los cristianos, los
chías, otras minorías étnicas y religiosas, y gais y
lesbianas, como genocidio.
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