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20 - Enero - 2021
>>>> Ser humano > Segregación XVIII

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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El FBI ha investigado a los 25.000 miembros de la Guardia Nacional que se han desplazado a Washington para proteger la toma de posesión del presidente electo Joe Biden este miércoles. Según informa The Associated Press, oficiales del Pentágono están preocupados por un posible ataque interno u otro tipo de amenaza por parte de los servicios de seguridad que deben proteger la ceremonia. El Secretario del Ejército Ryan McCarthy dijo el domingo que los oficiales son conscientes de la amenaza potencial y advirtió a los comandantes para que estén atentos a cualquier problema dentro de sus filas a medida que se acerca la toma de posesión. Hasta ahora, él y otros líderes han dicho que no han visto ninguna evidencia de ninguna amenaza y los oficiales han confirmado que la investigación no ha destapado ningún problema del que no fueran conscientes previamente.

El Ejército comprueba regularmente que sus miembros activos no tengan ninguna relación con extremistas, pero esta investigación del FBI ha intensificado el proceso. "Estamos continuamente realizando el procedimiento y tomando un segundo y tercer vistazo a cada uno de los individuos asignados a esta operación", dijo McCarthy durante una entrevista. Además, el secretario informó de que los miembros de la Guardia Nacional también están recibiendo entrenamiento sobre cómo identificar posibles amenazas internas. La atención sobre posibles amenazas internas ya era una prioridad desde los atentados del 11 de septiembre de 2001. Sin embargo, ahora las amenazas han sido alimentadas por los partidarios del presidente saliente Donald Trump, militantes de extrema derecha, supremacistas blancos y otros grupos radicales. Según McCarthy, varios miembros de las fuerzas armadas estaban en la manifestación a favor de Trump, pero no está claro el número ni quiénes participaron en el asalto al Capitolio. Según la agencia AP, de momento han sido arrestados dos miembros en servicio activo del ejército o la Guardia Nacional. "La pregunta es, ¿son todos ellos? ¿Hay otros?", dijo McCarthy. "Debemos ser conscientes de ello y poner en marcha todos los mecanismos para investigar a fondo a estos hombres y mujeres que apoyarían operaciones de este tipo".

McCarthy se graduó con una licenciatura en historia del Instituto Militar de Virginia. Tiene una Maestría en Administración de Empresas de la Escuela de Negocios Robert H. Smith de la Universidad de Maryland. Ex guardabosques del ejército de los Estados Unidos, sirvió en el 75º Regimiento de Guardabosques durante la invasión estadounidense de Afganistán.

El general Daniel R. Hokanson, jefe de la Oficina de la Guardia Nacional, cree que hay buenos procesos para identificar cualquier amenaza potencial. "Si hay alguna indicación de que alguno de nuestros soldados o pilotos están expresando opiniones extremistas, se entrega a las fuerzas del orden o se trata con la cadena de mando inmediatamente", ha dicho. Sin embargo, la principal preocupación de los servicios de seguridad es que haya un ataque de grupos armados o explosivos colocados en la ciudad. McCarthy ha dicho que los informes de inteligencia sugieren que hay grupos organizando mítines armados antes del día de la toma de posesión y posiblemente también después. Tras los disturbios de hace dos semanas, las autoridades han tomado la decisión de mantener cercadas y cerradas al público las inmediaciones del Capitolio este miércoles, día de la ceremonia de toma de posesión de Joe Biden. Ningún ciudadano podrá acceder al National Mall, únicamente podrán entrar los medios de comunicación y el personal de seguridad. Actualmente, el Capitolio ya se encuentra aislado por una gran valla de dos metros de altura. Está supervisada por, entre otros, los 25.000 miembros de la Guardia Nacional, más del doble que en las tomas de posesión anteriores.

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Washington será hoy una ciudad blindada. Mike Pence, vicepresidente saliente de los Estados Unidos, no quiere ningún acto violento durante la ceremonia de toma de posesión de Joe Biden. En este sentido, el líder estadounidense ha hecho una visita a los centenares de militares que custodian la capital del país. Pence ha agradecido a la Guardia Nacional los esfuerzos que están haciendo y les ha deseado suerte en un "traspaso de poderes histórico". Histórico seguro que será porque Donald Trump, presidente saliente, no irá a la ceremonia, algo que solamente ha ocurrido en tres ocasiones hasta el momento.

El examen adicional de seguridad llevado a cabo por el FBI, en colaboración con el Servicio Secreto de Estados Unidos, ha resultado en la decisión de apartar a una docena de miembros de la Guardia Nacional del dispositivo de seguridad sin precedentes desplegado para proteger la toma de posesión de Joe Biden como presidente. La presencia de militares en activo y jubilados, además de cenas agentes de policía entre los manifestantes e insurgentes que hace dos semanas asaltaron el Capitolio hizo saltar todas las alarmas y ha obligado a hacer controles adicionales de seguridad a los 25.000 efectivos desplegados en la capital federal, llegados de todos los rincones del país, para proteger la jura del sucesor de Donald Trump. Su objetivo, evitar cualquier riesgo de un ataque interno.

Entre la docena de miembros de la Guardia Nacional retirados del dispositivo -una ínfima parte del total- figuran dos individuos que habían realizado "comentarios o mensajes de texto sospechosos", informó ayer un portavoz del FBI en una rueda de prensa telefónica con periodistas. Uno de ellos fue identificado gracias a sus colegas. El otro fue retirado a partir de un chivatazo anónimo, informa la agencia AP. El resto de personas fueron detectadas y apartadas de la misión dentro del proceso mismo de control del FBI y no se ha especificado las razones por las que se les consideró no aptos para participar. El portavoz del FBI ha reiterado que se trata de medidas de precaución y no había ninguna amenaza específica contra el presidente electo. "Quiero ser muy claro: el extremismo no está tolerado en ninguna rama del ejército de Estados Unidos", declaró el general Daniel Hokanson, responsable de la Guardia Nacional, un cuerpo de reservistas. Entre los participantes en el asalto al Capitolio del pasado 6 de enero se ha identificado a uno de sus miembros, un cabo de Virginia contra el que ya se han presentado cargos.

Los ciudadanos desaparecen del centro de Washington, ocupado por los militares:

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Biden elige a la doctora transgénero Rachel Levine como subsecretaria de Salud. La pediatra es secretaria de Salud de Pensilvania desde 2017. Fue confirmada por unanimidad en el Senado estatal controlado por los republicanos:

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Se espera que Biden revierta la orden de Trump de reducir los monumentos nacionales de Utah. Se han observado pocos daños en el terreno a los parques desde que se redujeron en 2017. Pero los conservacionistas dicen que cuanto antes puedan volver a protegerse adecuadamente, mejor. EL 4 DE DICIEMBRE DE 2017, el presidente Donald Trump anunció un movimiento sin precedentes en una presidencia que resultaría estar llena de ellos. De pie ante el capitolio del estado de Utah en Salt Lake City, firmó una proclamación que encogió drásticamente dos monumentos nacionales en expansión en el sur de Utah que sus predecesores demócratas habían establecido.

“Vine a Utah para tomar una acción muy histórica para revertir la extralimitación federal”, dijo, mientras reducía el Monumento Nacional Bears Ears en un 85 por ciento y el Monumento Nacional Grand Staircase-Escalante casi a la mitad.

Sin embargo, en algún momento poco después de su toma de posesión, se espera que el presidente Joe Biden actúe para revertir esos cambios. "Como presidente", prometió su campaña , "Biden tomará medidas inmediatas para revertir los ataques de la Administración Trump a los tesoros naturales de Estados Unidos", incluidos Bears Ears y Grand-Staircase Escalante.

Dos monumentos nacionales en Utah, Grand Staircase-Escalante y Bears Ears, son atesorados por muchos, pero también están en disputa política. En 2017, el presidente Trump ordenó que los monumentos se redujeran en aproximadamente un 46 por ciento y un 85 por ciento, respectivamente, allanando el camino para la extracción de recursos y provocando un desafío en los tribunales. Se espera que la administración entrante del presidente Biden revierta esta decisión y restaure los monumentos más grandes.

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20 de Enero - Hora española.

(14:54).

Donald Trump acaba de abandonar la Casa Blanca. Su periodo al frente de la Presidencia de Estados Unidos ha llegado a su fin cinco años y un asalto al Capitolio después. El magnate republicano ha salido acompañado de su mujer, Melania Trump, horas antes de que se produzca la toma de posesión de Joe Biden y Kamala Harris, que serán investidos hacia las 18:00 (hora española) tras ganar los comicios presidenciales con 306 votos electorales. Precisamente, esta ceremonia de investidura estará marcada por la ausencia de Donald Trump, que será el cuarto presidente que no asiste al acto solemne del arranque de mandato de su sucesor. Ya lo hicieron anteriormente John Adams, John Quincy Adams y Andrew Johnson. A su salida, desde la Base Andrews, ha apuntado que ha sido "muy especial" todo lo que ha "logrado" y ha instado a sus seguidores a acordarse de su mandato. "Acordaos de nosotros cuando veáis los números de lo que hemos hecho. Tenemos la mayor economía del mundo. Hemos conseguido algo que se puede considerar un milagro médico", ha añadido.

Trump atrae a una multitud decepcionante en su último discurso en la Base de la Fuerza Aérea Andrews a pesar de las esperanzas de una participación masiva.

Asimismo, el presidente saliente ha calificado de "honor" y "privilegio" su paso por la Presidencia y ha deseado "suerte a la nueva Administración": "El futuro de este país nunca había sido mejor, deseo a la nueva Administración toda la suerte del mundo". También ha pronunciado unas palabras la que ha sido la primera dama hasta ahora. Melania Trump ha indicado que "ha sido el honor más grande" de su "vida" y ha enviado una "bendición" al pueblo estadounidense. La llegada del republicano al poder en el año 2016 fomentó la polarización extrema de la sociedad estadounidense. Una fractura que tocó techo con el conato de golpe de estado el pasado 6 de enero, cuando el presidente arengó a sus seguidores a tomar el Capitolio. Esto ha llevado a las autoridades estadounidenses a organizar un dispositivo de extrema seguridad para los actos que tendrán lugar en las próximas horas. De hecho, desde hace ya varios días la ciudad de Washington se encuentra blindada. Según explica el Servicio Nacional de Seguridad, la investidura ha sido catalogada de Evento Nacional de Seguridad.

Con el helicóptero partió a Mar-a-Lago un inmueble patrimonial, declarado Hito Histórico Nacional, ubicado en Palm Beach, Florida, Estados Unidos. construido entre 1924 y 1927 por la heredera y socialite Marjorie Merriweather Post. Post concibió la casa como un futuro lugar de descanso invernal para los presidentes de Estados Unidos y otros dignatarios extranjeros, y después de su muerte, en 1973, fue legada a la nación. Sin embargo, los sucesivos presidentes declinaron usar la mansión, por lo que fue devuelta a los bienes raíces de Post en 1980 y en 1985 fue comprada por Donald Trump, quien en 2017 se convirtió en el 45.° presidente de los Estados Unidos.

El complejo de 126 habitaciones y 10 000 m² también contiene el Mar-a-Lago Club, un club exclusivo con habitaciones de invitados y un spa, entre otras comodidades. La familia Trump mantiene su vivienda privada en un área cerrada de la casa y los jardines.

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Para Donald Trump, la derrota en las elecciones no es solamente una humillación política. El mandatario arriesgaba mucho más. Las investigaciones en torno a los escándalos que han ocurrido durante su gestión sugieren, según expertos, que el mandatario puede enfrentar una compleja situación financiera personal, además de procesos penales, cuando tenga que abandonar la Casa Blanca el próximo 20 de enero. Hasta el momento, frente a la posibilidad de una investigación criminal en su contra, lo protege la inmunidad que le brinda el cargo: los presidentes en ejercicio no pueden ser procesados. Sin embargo, los resultados de las elecciones del 3 de noviembre proyectados de todo el país le otorgaron al demócrata Joe Biden 306 votos en el Colegio Electoral (de 538), cifra que superó con creces los 270 que necesitaba para ser proclamado ganador de la contienda.

Por su parte, Trump sumó 232 votos y sus opciones de quedarse en el poder dependieron de que prosperasen las denuncias de fraude que su equipo de campaña ha formulado aunque sin presentar evidencias.

Lo que lleva a la pregunta obvia: ¿qué pasa si ya no es el presidente?

"Creo que hay la posibilidad de que se le imputen cargos criminales a Trump", le dice a BBC Mundo Bennett Gershman, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Pace, quien se desempeñó por una década como fiscal en el estado de Nueva York. "Los cargos que el presidente podría enfrentar tienen que ver con fraude bancario, fraude de impuestos, lavado de dinero, fraude electoral", entre otros, asegura Gershman, citando "toda la información que ha salido a la luz en los medios sobre su conducta financiera".

Como si esto fuera poco, Trump enfrenta grandes riesgos financieros, incluyendo, según informes de los medios estadounidenses, una enorme deuda personal y dificultades con su imperio empresarial. El diario The New York Times dijo que en los próximos cuatro años Trump tiene que pagar más de US$300 millones en préstamos, en momentos en que algunas de sus inversiones personales no pasan por el mejor momento.

Bennett Gershman es profesor de derecho en la Universidad Pace. Anteriormente fue asistente del fiscal de distrito en la Oficina del Fiscal de Distrito de Manhattan y asistente del fiscal general especial en la Oficina del Fiscal Especial del Estado de Nueva York. También es autor de Conducta indebida de la fiscalía , así como de Error de juicio penal y mala conducta .

Y tras la derrota, tal vez sus acreedores sean menos flexibles a la hora de exigir el pago de esas obligaciones. La Casa Blanca ha actuado como una barrera frente a los problemas legales y financieros del mandatario, advierten sus críticos. Con la desaparición de esa muralla, Trump puede afrontar días difíciles. El presidente asegura haber sido víctima de numerosas conspiraciones por parte de sus enemigos para acusarlo falsamente de haber cometido crímenes antes y durante su tiempo en el poder.

Trump niega de manera tajante haber cometido cualquier falta. Y subraya el haber salido airoso de las investigaciones que ha llevado a cabo el Departamento de Justicia en torno a los numerosos escándalos que han enmarcado su gestión, así como del juicio político que le realizó el Congreso a comienzos de este año. Pero todos esos procesos partían de la base de la inmunidad presidencial frente a los procesos penales. El Departamento de Justicia ha dicho en repetidas ocasiones que un mandatario no puede ser procesado penalmente mientras ocupe el cargo. No obstante, esas investigaciones podrían ser la base de nuevas actuaciones judiciales contra Trump, le dicen expertos a BBC Mundo. "Ya sabemos que puede enfrentar acusaciones de fraude electoral, ya que el fiscal federal del Distrito Sur de Manhattan en efecto ya nombró [tácitamente a Trump] como co-conspirador junto a Michael Cohen", asegura Gershman. El experto se refiere a la investigación federal contra el exabogado personal de Trump, Cohen, quien en 2018 se declaró culpable de irregularidades electorales durante la campana de 2016 relacionadas con pagos efectuados a la actriz porno Stormy Daniels, quien alega haber tenido un affaire con el presidente.

La actriz Stormy Daniels estuvo en el centro de uno de los escándalos que afectaron al presidente.

Durante la investigación contra Cohen, la fiscalía describió en su acusación oficial a un entonces candidato presidencial, al que designaron como "Individuo 1", supuestamente relacionado con esa actividad criminal. Los medios estadounidenses asumieron universalmente que la fiscalía se refería en ese momento a Trump. En su momento, el hecho fue noticia nacional. El 7 de diciembre de 2018, The New York Times titulaba: "Fiscales dicen que Trump dirigió pagos ilegales durante la campaña". Agregaba el diario que "fiscales federales dijeron que el presidente Trump dirigió pagos ilegales para evitar un potencial escándalo sexual que amenazaba sus posibilidades de ganar la Casa Blanca en 2016, poniendo el peso del Departamento de Justicia detrás de las acusaciones previamente realizadas por su exabogado".

Gershman dice que cabe suponer que "pueda haber otros cargos por obstrucción a la justicia" a partir de los resultados del llamado informe Mueller. En 2019, el fiscal especial Robert Mueller entregó su investigación sobre las acusaciones de interferencia del gobierno ruso en la campaña presidencial estadounidense de 2016. Dicho informe no encontró prueba concluyente de que la campaña del entonces candidato Trump estuviera deliberadamente colaborando con el gobierno ruso. Sin embargo, el informe documentó una serie de actuaciones controversiales del mandatario en respuesta a esa investigación. Mueller manifestó entonces que el Congreso estadounidense debía decidir si le seguía un "impeachment" o juicio político a Trump por supuesta obstrucción de justicia, ya que el presidente tenía inmunidad frente a los canales normales de la justicia penal.

En esa ocasión, el Congreso se abstuvo de abrirle un juicio político a Trump, aunque sí lo hizo meses después por un caso distinto, esta vez ante versiones que decían que el presidente había intentado manipular al gobierno de Ucrania para que investigara supuestas irregularidades cometidas por Hunter Biden, el hijo del presidente electo Joe Biden. En diciembre de 2019 la Cámara de Representantes, de mayoría demócrata, acusó formalmente a Trump, pero en febrero siguiente, el Senado, de mayoría republicana, lo absolvió. Trump fue apenas el tercer mandatario estadounidense en la historia en enfrentar un impeachment.

Hay expertos que creen que Trump podría afrontar cargos derivados de la investigación que llevó a cabo el fiscal especial Robert Mueller.

Como presidente, Trump podría en principio autoperdonarse por cualquier violación a las leyes federales que hubiese cometido, aunque no hay antecedentes en la historia del país de una situación semejante. En cambio, sí ha ocurrido que un mandatario que enfrenta la posibilidad de cargos criminales salga del cargo y sea perdonado por su sucesor. Ese fue el caso en 1974 cuando Richard Nixon renunció después del escándalo de corrupción de Watergate, y su entonces vicepresidente y sucesor en el cargo, Gerald Ford, le extendió un perdón judicial total.

Nixon es hasta ahora el único presidente en la historia de EE.UU. que ha recibido un perdón total.

"Hay muy poca probabilidad de que Trump enfrente cargos federales, pues es de esperar que se autoperdone", le dice a BBC Mundo Norman Ornstein, experto del American Enterprise Institute, un centro de investigación política de línea conservadora. En un escenario de derrota electoral, si Trump no se atreve a autoamnistiarse, dice Ornstein, el mandatario tendría algún incentivo para renunciar al cargo antes del final de su periodo, que se cumple el 20 de enero de 2021. En ese escenario hipotético extremo, el actual vicepresidente Mike Pence quedaría a cargo para completar los días finales del periodo presidencial y podría perdonar a Trump por anticipado de cualquier crimen a nivel federal que hubiese podido cometer. Pero las potenciales dificultades legales de Trump no terminan ahí, asegura Ornstein. Los medios estadounidenses han estado ventilando la posibilidad de que, aparte de cargos federales, Trump también enfrente cargos criminales a nivel local, le recuerda a BBC Mundo el exfiscal Gershman.

Detractores del presidente han colgado carteles que piden su arresto frente a la Casa Blanca.

El 1 de noviembre, la publicación The New Yorker se unía a muchos otros medios estadounidenses discutiendo un escenario en el que el fiscal de Nueva York Cyrus Vance, quien ha estado investigando los negocios privados del presidente, podría eventualmente acusarlo de irregularidades relacionadas con su pasado como magnate inmobiliario. En eso concurre Ornstein, quien le dice a BBC Mundo: "Hay investigaciones agresivas en curso por el Fiscal General del Estado de Nueva York y el Fiscal del Distrito de la Ciudad de Nueva York sobre irregularidades de impuestos y de otra índole potencialmente cometidas antes de que Trump fuese presidente". A diferencia de los cargos federales, los de nivel local no son susceptibles de perdón presidencial.

Los expertos insisten en que no hay seguridad de que las autoridades decidan emprender estas acciones en contra de Trump, incluso si creyesen que existe evidencia para justificarlo. Ya en 1974 el gobierno de la época decidió que enjuiciar a Nixon solo extendería la agonía del escándalo de Watergate, y, alegando conveniencia nacional, prefirió perdonarlo. Al respecto, Joe Biden dijo el pasado 6 de agosto en una entrevista que, en caso de ser elegido presidente, ni se opondría ni impulsaría un proceso penal contra Trump, dejando esa decisión enteramente a los fiscales del Departamento de Justicia. Si esos fiscales federales, o los del estado de Nueva York, finalmente deciden adelantar un proceso contra Trump, no será una situación que se resuelva rápidamente. Por cuenta de los litigios previos, un juicio fácilmente podría tomar meses o incluso años en comenzar, le dice Gershman a BBC Mundo Si fuera encontrado culpable por cargos como los que se han discutido, Trump podría enfrentar una pena "de años, no de meses" en prisión, advierte el académico. "La ley aplica para todos", recuerda Gershman. Ornstein, por su parte, sospecha que los fiscales de Nueva York seguirán adelante con sus investigaciones contra Trump. "No creo que terminen sus esfuerzos contra Trump cuando deje su cargo. Trump es vulnerable, y lo sabe", le dice Ornstein a BBC Mundo.

Norman Jay Ornstein es un politólogo estadounidense y académico residente en el American Enterprise Institute, un grupo de expertos conservadores de Washington D.C. Es coautor de Es incluso peor de lo que parece: cómo el sistema constitucional estadounidense chocó con la nueva política del extremismo.

Por qué la victoria de Kamala Harris también es una victoria para las madres científicas. Shyamala, la madre de la próxima vicepresidenta de EE UU, es un modelo a seguir para las científicas que son madres:

Kamala Harris (izquierda); su hermana pequeña, Maya, y su madre, Shyamala Gopalan, en 1970.

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Desde el 'look' de Bernie Sanders hasta la confusión con Ivanka Trump y Lady Gaga: las anécdotas de la investidura de Joe Biden. Guillermo Fesser narra desde Estados Unidos los detalles que han marcado el juramento de bandera del nuevo presidente, Joe Biden: "Es un momento en el que lo que hace falta es cerrar heridas".

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Los críticos del presidente Donald Trump han alertado durante meses que en la elección de hoy en Estados Unidos hay algo especial en juego: la propia república. Se trata de alarmas que quizás hayamos escuchado en elecciones de otros países, pero que resultan extraordinarias para EE.UU., la nación más poderosa del mundo. El candidato presidencial demócrata, Joe Biden, ha dicho en distintas ocasiones que en el voto irá la democracia o la personalidad del país. "Esta es la elección más importante en mucho, mucho tiempo", dijo Biden este mes.

Veamos entonces lo que ha dicho el veterano halcón republicano John Bolton, quien sirvió por más tiempo como asesor de seguridad nacional de Trump, al señalar que éste supone un "peligro para la república". "Espero que (la historia) lo recuerde como un presidente de un mandato que no sumió al país de manera irremediable en una espiral descendente que no podamos recordar. Podemos superar un mandato", indicó Bolton en junio a la cadena ABC News. "Dos mandatos, me preocupan más". La cuestión, por lo tanto, es cuán diferente serían otros cuatro años de gobierno de Trump y por qué la posibilidad de su reelección inquietó a muchos.

El presidente ha evitado presentar un plan concreto de gobierno para un segundo mandato. Esto no sólo va a contramano de lo que suele ocurrir en las campañas electorales de EE.UU., sino que es llamativo en un país enfrentado a una pandemia de coronavirus que ya ha matado a más de 228.000 personas y causó su peor colapso económico en décadas.

John Bolton, exasesor de seguridad nacional de Trump, indicó que una reelección del presidente seria peligrosa.

Lo que Trump planteaba en grandes términos era lograr una vacuna para frenar el avance descontrolado del covid-19 en el país y volver a la senda de crecimiento previa a la crisis, cuando el desempleo estaba en mínimos históricos. "Tenemos que hacer que nuestro país sea totalmente exitoso, como lo era antes de que llegara la plaga de China", dijo el mandatario en su último debate con Biden el pasado Octubre. "El éxito nos unirá; estamos en el camino del éxito". Trump también advirtió que un triunfo de Biden sería demoledor para EE.UU. porque hundiría la economía con regulaciones e impuestos de "izquierda radical", y lanzó fuertes ataques contra sus críticos (de Bolton dijo que es "un idiota" que "todo lo que quería hacer era lanzar bombas a todos"). Pero la falta de propuestas nuevas de parte de Trump contrastó incluso con su campaña de 2016, cuando entró a la política como empresario de bienes raíces y presentador de realitys con promesas concretas y polémicas como renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) o retirar a EE.UU. del acuerdo climático de París, cosas que hizo, o construir un muro a lo largo de toda la frontera con México, lo cual no cumplió.

"¡Construye el muro! ¡Construye el muro! ¡Construye el muro!". Este fue uno de los cánticos más repetidos por los fervientes seguidores de Donald Trump en sus mítines de campaña por la presidencia en 2016. Rápidamente, el "infranqueable, grande y hermoso muro" que iba a construir Trump en la frontera entre Estados Unidos y México se convirtió en una de las promesas bandera de su candidatura. La propuesta venía acompañada, además, de otro compromiso: México iba a pagar los costos de la ambiciosa obra.

"Ya hemos construido 300 millas (480 kilómetros) del muro fronterizo", exclamó Trump el 28 de agosto en un mitin en New Hampshire, recién terminada la Convención Nacional Republicana.

"El muro pronto estará listo y nuestros números en la frontera son los mejores de la historia. Por cierto, México está pagando por el muro, por si no lo sabían", añadió el mandatario. Desde entonces, en todos sus actos de campaña, incluidos los de Florida y Pensilvania en su reaparición tras el contagio de covid-19, Trump insistió en estas dos ideas: que el muro avanzaba rápidamente y que la factura estaba del lado mexicano. ¿Son verídicas estas cifras? ¿Cuál es la situación actual del muro?

La frontera entre Estados Unidos y México tiene una longitud de 3.142 kilómetros. Antes de que Trump llegara a la Casa Blanca, había barreras o vallas de separación en un tercio de la frontera, unos 1.050km.

En las zonas más urbanas, las barreras están hechas para impedir el paso de peatones y vehículos. Las vallas son de diversos tipos: en algunos segmentos son paneles de chapa o acero corrugado, en otras partes hay una malla de alambre o varias superpuestas, y en ciertos sectores, hay barras verticales que miden entre 5,5 y 9,1 metros de altura colocadas sobre cemento y separadas por pequeños espacios.

En las áreas más remotas, el gobierno usa "cercas vehiculares", que son postes de madera cruzados (generalmente obtenidos de las vías ferroviarias) que impiden el paso de vehículos pero que pueden ser superados por peatones. En el puesto fronterizo entre San Diego y Tijuana, las vallas se adentran hasta 100 metros en el mar y están hechas por materiales resistentes al óxido y la corrosión salina.

El muro o valla separa a San Diego y Tijuana y se adentra unos 100 metros en el mar.

En el resto de la frontera, donde hay zonas montañosas, desiertos, humedales y canales en torno al río Bravo (o río Grande), no existe una estructura hecha por el ser humano: la naturaleza forma su propia barrera. En algunos puntos, la frontera tiene dos o hasta tres capas de barreras, una detrás de otra. Las autoridades se refieren a ellas como barreras primarias, secundarias y terciarias.

Durante la campaña de 2016, Trump prometió construir el muro a lo largo de toda la frontera. Posteriormente aclaró que solo cubriría la mitad, dado que la naturaleza se encarga del resto. Las dificultades para encontrar financiación para el muro retrasaron los planes del presidente. A mediados de 2019 la Corte Suprema autorizó al gobierno a usar US$2.500 millones del Pentágono para fortificar la frontera con México. A unas semanas de las elecciones y con más de tres años y medio de gobierno en la espalda, Trump se jactó de que el muro estaba prácticamente listo.

The Art of the Deal", demuestra que no sigue sus propios consejos en su batalla por sellar la frontera con México. Una guía práctica para negociar (que en realidad fue escrita por Tony Schwartz).

Lo que parece claro es que esta elección en EE.UU., más que una disyuntiva entre dos programas, se ha vuelto un voto a favor o en contra del presidente y su estilo de gobierno. Y esto es lo que desveló a muchos: la idea de que Trump, si era reelecto, se sentiria legitimado para dar rienda suelta a sus impulsos, sin tener que someterse otra vez a las urnas personalmente.

"La preocupación que tengo, hablando como republicano conservador, es que una vez que terminen las elecciones, si el presidente gana, desaparezca la restricción política", dijo Bolton. "Y como no tiene una base filosófica, no se sabe qué pasará en un segundo mandato". Julian Zelizer, un historiador presidencial en la Universidad de Princeton, señala que en EE.UU. "no hay mucha evidencia de presidentes que hagan lo que quieran" en sus segundos mandatos y, en cambio, sí hubo varios que trabajaron más cerca con el Congreso y la oposición. Pero, ¿seria ese el caso de Trump? Zelizer no está seguro y observa que el presidente ha mostrado poca disposición a adaptar su agenda para alcanzar acuerdos amplios.

Trump se mantuvo con una base firme de apoyo a su gestión de alrededor de 40% según encuestas. Finalmente obtuvo 74,2 millones de votos. 2,8 millones de votantes menos que su rival demócrata.

"Creo que la gran diferencia sería realmente su falta de voluntad para cambiar de rumbo como hicieron otros presidentes, y que él tan solo redoblaría lo que sería un período bastante disfuncional de cuatro años, sin mucho progreso en la legislación", dice Zelizer a BBC Mundo.

Aunque las encuestas señalaban que Biden aventajaba al presidente a nivel nacional, la elección se esperaba en varios estados "péndulo", como acabó sucediendo, y la simple perspectiva de una repetición del gobierno de Trump es una pesadilla para una parte de EE.UU. La oposición demócrata centró su campaña en la respuesta del mandatario a la crisis del coronavirus, y sus reiterados intentos de relativizar la gravedad de la pandemia, contradecir a expertos o sugerir soluciones sin base científica. Pero al mandatario le reprochaban muchas otras cosas, como avivar tensiones políticas y raciales, rodearse de asesores que acabaron procesados por diferentes delitos, o promover investigaciones contra sus rivales políticos.

También fue fustigado, incluso por militares, por haberse ido a sacar una foto en una iglesia cercana a la Casa Blanca después que la policía dispersara a la fuerza una protesta pacífica en la zona. Y distintos activistas se inquietaron por la posibilidad de que un nuevo gobierno de Trump acentuase las desregulaciones ambientales y políticas migratorias como la separación de familias inmigrantes en la frontera con México o las restricciones a quienes buscan asilo en EE.UU. "Las señales claras del presidente Trump en esta campaña por un segundo mandato dejan ver que no sólo va a seguir imponiendo políticas para menoscabar los derechos", dijo Erika Guevara-Rosas, directora para América de Amnistía Internacional, a BBC Mundo. "Además busca transformar totalmente el aparato legal y de política pública sobre temas de migración y asilo en EE.UU.", agregó. "Eso sí es sumamente preocupante".

La separación de familias de inmigrantes en la frontera de EE.UU. con México durante el gobierno de Trump causó indignación internacional.

Por otro lado, Trump encontró durante su primer mandato límites derivados del equilibrio de poderes en EE.UU. La Corte Suprema de Justicia emitió algunos fallos recientes contrarios a la voluntad del presidente en temas como la inmigración o el acceso de fiscales a sus declaraciones de impuestos. Y el Congreso sometió a Trump a un impeachment por abuso de poder y otros cargos de los que fue absuelto en febrero por la mayoría republicana que controlaba el Senado. Pero Trump ya nombró a tres jueces de la Corte Suprema y muchos temian que, si era reelecto, la nueva supermayoría conservadora que habría consolidado en el máximo tribunal sintonizase mejor con la agenda del presidente.

Otros preveían que el riesgo de un conflicto institucional aumentaría en un segundo mandato de Trump si el Congreso fuera controlado totalmente por la oposición demócrata.

Eric Posner, profesor de derecho en la Universidad de Chicago, sostenia que "hay buenas razones para preocuparse por un segundo mandato de Trump" y mencionó la degradación de la independencia política que solían tener departamentos de gobierno como los de Justicia y Seguridad Interior, o el Servicio Exterior de EE.UU. Pero este académico, autor del libro "El manual del demagogo: la batalla por la democracia estadounidense desde los fundadores hasta Trump", señaló también que el presidente nunca se rehusó a obedecer las órdenes judiciales ni buscó obtener poderes extra del Congreso, como hizo el líder ultranacionalista húngaro Viktor Orbán durante la pandemia. "Soy escéptico de que él vaya a crear una dictadura. No creo que Trump tenga tanto poder, que tenga suficiente apoyo popular o que las otras instituciones del gobierno cedan ante una destrucción real de la democracia", dijo Posner a BBC Mundo. "Trump tiene mucho más interés en sí mismo, hambre de poder y una cierta ignorancia sobre nuestras tradiciones constitucionales que presidentes anteriores", observaba. "Pero aún pienso que estará limitado por nuestras instituciones". Sin embargo, tan sólo la idea de poner esas instituciones a nuevas pruebas también causó escalofríos a los críticos del presidente.

José Andrés reparte alimentos entre los militares que custodian el Capitolio. El chef asturiano, que participará en la ceremonia de investidura de Joe Biden, apoya estos días a la Guardia Nacional en Washington con su ONG World Central Kitchen:

Nancy Pelosi y José Andrés, el pasado sábado en Washington.

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En la víspera de la investidura de Joe Biden como presidente de Estados Unidos, el proceso de traspaso de poder sigue dejando escenas insólitas. Después de más de dos meses sin aceptar los resultados de las elecciones del 3 de noviembre, el presidente Donald Trump optó por despedirse del cargo con un video de casi 20 minutos. En su discurso, en el que le deseó suerte al nuevo gobierno, Trump no pronunció una sola vez el nombre de su sucesor. Una actitud que está en línea con el hecho de que en todo este tiempo de transición, Trump no ha felicitado a Biden por su triunfo ni lo ha invitado al Despacho Oval de la Casa Blanca, como es tradición.

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