Estados Unidos asiste al final del juicio contra el expolicía
Derek Chauvin por la muerte del afroamericano George Floyd
con las emociones a flor de piel, de luto nacional por los
recientes tiroteos de civiles armados y en plena conmoción
por las últimas muertes de hombres negros cuando estaban siendo
detenidos. En Brooklyn Center, un suburbio de Minneapolis
(Minnesota) a 15 minutos en coche del tribunal que juzga a
Chauvin, las protestas continúan por el disparo mortal a Daunte
Wright, de 20 años, efectuado por una agente que trataba de
arrestarlo y que, según cree la policía, confundió la pistola
paralizante con la de fuego real. También en Chicago se celebran
manifestaciones tras publicarse el vídeo de un chico de 13
abatido tras una persecución policial. El dramático fallecimiento
de Floyd, cuyas imágenes grabadas en vídeo dieron la vuelta
al mundo, provocó una movilización global contra el racismo
y ha convertido este juicio en algo más que un proceso contra
un agente. Eso es, sin embargo, lo que deben juzgar únicamente
los 12 hombres y mujeres que forman el jurado y que costó
seleccionar en un caso tan sensible y político como este.
El proceso más mediático en años, quizá en décadas, llega
a su recta final este lunes con las argumentaciones finales
de la Fiscalía y la defensa. Estas son las claves tras tres
semanas de juicio. Un trágico día de homenaje a los caídos.
El 25 de mayo de 2020, que era un lunes festivo en Estados
Unidos, la policía de Minneapolis recibió la llamada del dependiente
de un comercio, Cup Foods, denunciando que un hombre había
comprado tabaco con un billete falso de 20 dólares. Los agentes
acudieron y detuvieron a George Floyd, de 46 años, que se
hallaba dentro de un automóvil aparcado junto a la tienda.
En un principio, Floyd opuso resistencia, pero en poco tiempo
fue doblegado. Tumbado en el suelo, boca abajo, el agente
Derek Chauvin lo mantuvo inmovilizado con la rodilla sobre
su nuca durante más de nueve minutos, pese a que había dejado
de resistirse y gritaba que no podía respirar. En los últimos
minutos la víctima estaba inerte y el agente no levantó la
presión ante el estupor del público presente. Otros dos policías
le ayudaron en la inmovilización y otro controlaba a los viandantes.
Estos también afrontan cargos, aunque de menor gravedad, y
serán juzgados más adelante. El marco legal de la inmovilización
con la rodilla. El bloqueo con la rodilla sobre el cuello
es una técnica legal ante un detenido que se resiste o se
muestra agresivo, si bien departamentos de policía de diferentes
Estados la han prohibido por violenta y por los riesgos que
conlleva. En Minneapolis estaba permitida, pero la Fiscalía
se ha centrado durante el proceso en que Chauvin la utilizó
durante un tiempo prolongado sin que, como se ve en las grabaciones,
Floyd se moviese o se mostrase peligroso. Uno de los testimonios
clave del juicio ha sido precisamente el del jefe de la policía
local, Medaria Arredondo, quien acusó al agente de violar
la política del cuerpo: “Una vez Floyd dejó de resistirse,
debió parar”. Además, también incumplió el deber de proporcionarle
ayuda médica cuando se mostró inconsciente.
Drogas, asfixia y causa de la muerte. La defensa de Chauvin
ha tratado de argumentar que Floyd falleció por el efecto
de las drogas que había consumido y no por asfixia. El informe
toxicológico recoge que el fallecido tenía en su organismo
fentanilo y metanfetaminas, pero los expertos médicos aportados
por la Fiscalía -un experto en el aparato respiratorio, Martin
J. Tobin, y un facultativo del Departamento de Policía de
Louisville, Bill Smock- sostuvieron que la muerte ocurrió
por falta de oxígeno. Smock, en concreto, aseguró que el comportamiento
de Floyd no era compatible con el de una persona con sobredosis
de fentanilo. Por el contrario, el exjefe médico del Estado
de Maryland, David Fowler, llamado a declarar por la defensa,
señaló que no estaba probado que la rodilla de Chauvin hubiese
provocado daños y que Floyd murió principalmente por sus problemas
de corazón, aunque sí admitió que el paro cardíaco podría
haberse revertido de haber recibido atención médica adecuada
en los minutos posteriores tras quedar inconsciente.
Los cargos y la dificultad de condenar a un policía. Chauvin
está acusado de tres cargos: homicidio imprudente en segundo
grado; asesinato en segundo grado, que implica intención en
el instante, pero no premeditación ni voluntad previa; y asesinato
en tercer grado, que el Estado de Minnesota define como el
cometido por alguien que, aunque no busca el objetivo de matar,
causa muerte actuando de forma peligrosa, con una mentalidad
depravada y sin cuidado por la vida humana. Pocos policías
son acusados en Estados Unidos de algunos de estos delitos
por hechos ocurridos en acto de servicio y menos aún, condenados.
El profesor de Justicia Penal de la Universidad de Ohio, Philip
M. Stinson, calculó que, desde 2005, sólo 121 han sido imputados,
cuando las muertes a manos de la policía ascienden a un millar
al año. El principal motivo es que, según una decisión del
Tribunal Supremo de 1967, las violaciones de derecho por parte
de las fuerzas del orden, cuando se llevan a cabo “de buena
fe”, en una operación, gozan de “inmunidad cualificada”. En
2015, el mismo tribunal precisa que esto se aplicaría salvo
que se trate de la violación de derechos “reglamentarios y
constitucionales claramente establecidos”, lo que no ha solucionado
el problema. Un jurado ante la historia. El reverendo neoyorquino
Al Sharpton, histórico y controvertido activista por los derechos
civiles, dijo poco antes de comenzar el juicio: “Chauvin está
en el banquillo, pero Estados Unidos está siendo juzgado”.
Eso es precisamente lo contrario que se le ha pedido al jurado,
una docena de hombres y mujeres del condado de Hennepin que,
en resumen, deben determinar si Chauvin causó la muerte a
Floyd con su rodilla o contribuyó a ella, pero cuya decisión
va a marcar la historia. El tribunal intenta elegir a los
miembros de un jurado entre personas que no tienen opiniones
preconcebidas sobre un caso. Esta vez ha sido imposible. La
mayoría ha visto al menos fragmentos del vídeo y 10 de los
15 seleccionados (dos son suplentes y otro abandonó) admitieron
tener una opinión “algo negativa” del acusado, si bien parecían
moderados y se veían capaces de dejar al margen sus prejuicios.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
La policía de Chicago ha difundido un vídeo grabado recientemente
en el que se ve cómo el adolescente de origen hispano Adam
Toledo fue muerto a tiros por el agente Eric Stillman cuando
tenía las manos en alto. La filmación, de 9 minutos y 22 segundos,
fue realizada por una de las cámaras reglamentarias que llevan
en su uniforme los policías, y muestra la persecución de Toledo
por Stillman, primero en coche y después a pie. El agente
había acudido a la zona por una denuncia de un tiroteo. Es
como una película. Solo que aquí la sangre y la muerte es
real. "¡Para!", grita en varias ocasiones el policía a Toledo,
que llevaba una pistola y estaba huyendo por un callejón.
Stillman da un empujón a un transeúnte y sigue corriendo tras
Toledo que, al cabo de unos segundos, se detiene y, aunque
la calidad de la grabación no permite verlo con claridad,
arroja al suelo la pistola que llevaba consigo. Adam Toledo
entonces se para mirando al policía y alza los brazos. "¡Para
de una puta vez!" vuelve a decir el agente que, inmediatamente,
dispara, a una distancia de unos cuatro o cinco metros, a
Toledo, que cae al suelo herido de muerte. En el resto del
vídeo se ve al policía tratando de reanimar a Adam Toledo.
Pero es tarde. El adolescente no se mueve. Vestido con unas
zapatillas de deporte, una sudadera azul y una gorra, con
los ojos, muy abiertos y sin pestañear, y la boca, de par
en par y llena de sangre, Toledo, que acaba de fallecer, parece
estar en una escena de Hollywood. Pero es real.
Manifestantes protestan por la muerte de Adam Toledo, a principios
de Abril, en Chicago.
La muerte de Adam Toledo, que se produjo el 29 de marzo,
amenaza con volver a encender las tensiones raciales y sociales
en Estados Unidos por la actuación de las fuerzas de la policía
de ese país. La grabación fue difundida cuando continuaba
en la ciudad de Minneapolis, no muy lejos de Chicago, el juicio
contra el policía Dereck Chauvin, que en mayo causado causó
la muerte por asfixia del afroamericano George Floyd, en un
incidente que desencadenó la mayor oleada de violencia racial
de Estados Unidos en 52 años. En estos días se han
difundido otros dos casos - uno en Minneapolis, el otro en
Virginia - que, para los críticos de la actuación policial,
revelan el presunto sesgo racista y violento de los agentes.
En esta ocasión, la familia de Toledo ha pedido a sus conciudadanos
que "expresen de manera pacífica" su rechazo a la acción de
Stillman, que ha sido relevado de su cargo.
Derek Chauvin permanecerá en una unidad segregada de máxima
seguridad en prisión, mientras espera sentencia, según informó
un portavoz de la cárcel, luego de que un jurado lo declarara
culpable del homicidio de George Floyd este martes. El mismo
día lo trasladaron a la prisión estatal de Minnesota,
en Oak Park Heights, donde esperará su sentencia, dijo la
portavoz del Departamento de Correcciones, Sarah Fitzgerald.
Esa instalación se encuentra en Stillwater, a unos 38 kilómetros
al este del centro de Minneapolis. Allí, a Chauvin se le ubicó
en una unidad de control administrativo. Es decir, una unidad
segregada de máxima seguridad que está separada de la población
general de la prisión, dijo Fitzgerald.
«Está en estado de ‘segregación administrativa’
por su seguridad», escribió Fitzgerald a CNN en un correo
electrónico. «La segregación administrativa se utiliza cuando
la presencia de alguien en la población general (de la prisión)
es un problema de seguridad», añadió. La portavoz agregó que
Chauvin está en la prisión por un acuerdo entre la Oficina
del Sheriff del condado de Hennepin y el Departamento de Correccionales
de Minnesota.
Chauvin será sentenciado en unas ocho semanas
—aproximadamente en la segunda semana de junio—, indicó este
martes el juez Peter Cahill. La fecha precisa está por anunciarse.
El expolicía tenía libertad bajo fianza desde octubre, pero
Cahill la revocó tras el veredicto de culpabilidad. Por lo
que ahora esperará su sentencia en prisión.
Peter Cahill es el juez en el juicio de Derek Chauvin.
Fue nombrado miembro del Cuarto Circuito Judicial en
2007 y ha ganado la reelección en tres ocasiones. Su
mandato actual expira en 2027, según su perfil en el
sitio web de la Rama Judicial de Minnesota.
Cahill tiene más de 30 años de experiencia ejerciendo
el derecho en Minnesota y ha enseñado en la Facultad
de Derecho de la Universidad de Minnesota, la Facultad
de Derecho Mitchell Hamline y la Facultad de Derecho
de la Universidad de St. Thomas, según su perfil. Cahill
decidirá la sentencia de Chauvin en junio.
Cahill ha ganado notoriedad y «elogios» en su labor
en el juicio contra Chauvin, según reportó The New York
Times. Quienes lo conocen lo han descrito como un juez
«audaz y decisivo», «cordial y respetuoso». En el mediático
caso por la muerte de George Floyd, el juez de Minnesota
inculcó a los miembros del jurado el imperativo de separar
sus puntos de vista sobre la raza y Chauvin de las pruebas
y la evidencia que los fiscales entregaran en la sala
del tribunal. El juez estaba perturbado cuando la ciudad
de Minneapolis anunció un acuerdo civil de US$ 27 millones
con la familia de Floyd antes del juicio. Según The
New York Times, ese acuerdo «generó temores de que el
jurado se dejara influir», y también generó temores
de que podría influir en «el fallo de una corte de apelaciones
sobre los cargos contra Chauvin». Este martes, el juez
Cahill hizo un llamado para que funcionarios no hiciera
comentarios «irrespetuosos» sobre el juicio y sobre
su función como administradores de justicia, sobre todo
por la naturaleza mediática del mismo. «Me gustaría
que los funcionarios electos dejaran de hablar sobre
este caso, especialmente de una manera que es irrespetuosa
al estado de derecho y al poder judicial y nuestra función»,
dijo Cahill. «Creo que si quieren dar su opinión, deben
hacerlo de forma respetuosa y coherente con su juramento
a la Constitución, de respetar una rama de gobierno
coigual».
El juez ya se había pronunciado de una manera similar
en junio de 2020, cuando se realizaban las audiencias
preliminares del caso. Cahill hizo un llamado a los
abogados o funcionarios relacionados en el juicio para
que no hicieran comentarios en público sobre los méritos
del caso, posibles pruebas o culpabilidad o inocencia,
aunque no emitió una orden de silencio formal. El juez
del caso amonestó tanto a la fiscalía como a la defensa
para asegurarse de que cualquier persona sobre la que
tengan influencia cese cualquier comentario público
indebido. Cahill también ofreció una advertencia severa,
indicando que cualquier declaración pública inapropiada
adicional sobre el caso podría resultar en un cambio
de lugar a otro lugar que no sea Minneapolis, aunque
al final el juicio se llevó a cabo en la ciudad. También,
en «un hecho sin precedentes», según NPR, Cahill permitió
que ingresaran cámaras a la corte para trasmitir la
totalidad del juicio ya que por la pandemia de covid-19
el espacio en la corte era muy reducido. «La única forma
de reivindicar el derecho constitucional de los acusados
??a un juicio público y los derechos constitucionales
de los medios y el público de acceso a los juicios penales
es permitir la cobertura de audio y video del juicio»,
dijo el juez. Y sus decisiones en otros casos también
le han dado una alta credibilidad como juez. Como en
2015, cuando Cahill desestimó los cargos contra los
organizadores de una marcha de Black Lives Matter, diciendo
que la protesta fue pacífica. Y en 2019, le dio casi
la máxima sentencia a un prominente entrenador de patinaje
sobre hielo por abuso sexual, reportó The New York Times.
Arte urbano del graffitero dominicano
Jesús Cruz Artiles en el Mauerpark de Berlín.
El juez Peter Cahill dijo este martes que pasarán otras
ocho semanas antes de Derek Chauvin sea sentenciado.
Y aunque el expolicía tenía libertad bajo fianza desde
octubre, Cahill la revocó tras el veredicto, por lo
que ahora esperará la sentencia en la cárcel. Cahill
dijo que el tribunal examinaría los argumentos escritos
de Derek Chauvin «dentro de una semana» y emitiría conclusiones
fácticas al respecto. Luego ordenarán un informe de
investigación previo a la sentencia, que debe terminarse
«en cuatro semanas». Eso será seguido por una sesión
informativa sobre el informe de la investigación previa
a la sentencia dentro de seis semanas y «dentro de ocho
semanas tendremos sentencia». Ahora vienen meses decisivos
para Peter Cahill en un caso donde la familia de Floyd
espera se haga justicia, pues la decisión del juez podría
«ser un gran paso hacia adelante para encontrar justicia
en Estados Unidos», como dijo el presidente Joe Biden
este martes.
|
La sentencia de Chauvin dependerá de varios
factores. Entre ellos, las pautas de sentencia establecidas
por el estado y también si es el juez decide ir más allá de
esas directrices debido a ciertas circunstancias. Técnicamente,
Chauvin podría enfrentar hasta 40 años de prisión por homicidio
no intencional en la comisión de delito grave, hasta 25 años
por homicidio no intencional con desprecio por la vida y hasta
10 años por homicidio accidental. Sin embargo, Chauvin no
tiene antecedentes penales. Por lo que, de acuerdo a las pautas
de sentencia del estado, la condena hipotética por homicidio
no intencional en la comisión de delito grave y homicidio
no intencional con desprecio por la vida es de 12,5 años.
El juez deberá decidir en última instancia si dictar una sentencia
entre 10 años y ocho meses, y 15 años para cada cargo. El
homicidio accidental conlleva una sentencia hipotética de
cuatro años para alguien sin antecedentes, de acuerdo con
las directrices. El criterio del juez puede variar entre los
tres años y cinco meses a los cuatro años y ocho meses.
Sin embargo, los fiscales han pedido una sentencia
más severa que la que ofrecen las pautas. En dos solicitudes
presentadas el año pasado, los fiscales dijeron que cinco
factores agravantes justifican el aumento de la sentencia.
Estas condiciones incluyen que Floyd era especialmente vulnerable,
que fue tratado con especial crueldad y que había niños presentes
cuando se cometieron los delitos.
"¿Es ese el valor de un hombre negro?, ¿20 US$?". La
pregunta en 2020 del hermano de George Floyd, Philonise
Floyd, que habló ante un comité de la Cámara Baja del
Congreso de Estados Unidos. "Depende de ustedes asegurarse
de que su muerte no fue en vano", dijo.
|
Si el juez acepta y aplica los factores agravantes,
la sentencia de Chauvin se ubicaría en una parte superior
del rango legal. Las condenas por los tres delitos probablemente
se cumplirían al mismo tiempo, no de forma consecutiva. «Generalmente,
cuando un acusado es condenado por múltiples delitos actuales…
podría esperarse la sentencia simultánea», de acuerdo a las
pautas.
Se espera que los otros tres policías que enfrentan
cargos por la muerte de Floyd sean juzgados en conjunto en
agosto. Tou Thao, Thomas Lane y J. Alexander Kueng fueron
acusados de cargos por instigación y complicidad en homicidio
no intencional en la comisión de un delito grave e instigación
y complicidad en homicidio accidental.
Horas después de que Derek Chauvin fuera declarado
culpable de homicidio, familiares de George Floyd dijeron
que podían volver a respirar. «Con solo escuchar esas palabras,
culpable y culpable y culpable de todos los cargos, ese será
un momento que siempre tendré dentro de mí», dijo a CNN el
hermano de Floyd, Philonise Floyd. «Esto es monumental, esto
es histórico, este es un momento crucial en la historia».
Y mientras multitudes en los Estados Unidos
celebraron el veredicto, muchos le recordaron a la nación
que hay un largo camino por delante para el trabajo sobre
la justicia racial. Entre ellos se encontraban familiares
que dicen que nunca vieron justicia después de que sus seres
queridos murieron luego de encuentros con la policía.
Después del terrible asesinato de George Floyd, artistas
pintan murales en homenaje a él y como forma de protesta.
|
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
El padre de Elijah McClain, LaWayne Mosley,
dijo que aunque nada traerá de vuelta a Floyd o McClain, estaba
«feliz por la familia de George Floyd de que los agentes que
lo mataron hayan sido responsabilizados». McClain, un hombre
negro de 23 años, murió en agosto de 2019, tres días después
de que la policía de Aurora, Colorado, lo detuviera, lo sometiera
a una retención carotídea y le inyectaran ketamina. No se
presentaron cargos contra los agentes porque, como escribió
el fiscal de distrito el año pasado, los fiscales carecían
de pruebas para demostrar que los agentes causaron la muerte
de McClain o que su uso de la fuerza no estaba justificado.
Esta semana, el abogado de Mosley dijo que si bien la familia
estaba «satisfecha» por el resultado del martes, «los fiscales
de Colorado no han mostrado el mismo compromiso de responsabilizar
a los agentes por el asesinato de civiles». «Hasta ahora,
no hemos visto ningún cargo contra quienes asesinaron a Elijah
McClain, un joven negro inocente que caminaba a casa ocupándose
de sus propios asuntos», dijo la abogada Mari Newman en un
comunicado. «Y, a diferencia de la ciudad de Minneapolis,
que reconoció sus propios fracasos al despedir a los agentes
que mataron a George Floyd y proporcionó algún remedio a la
familia del Sr. Floyd, Aurora, Colorado, continúa negando
la responsabilidad por matar a Elijah McClain, se niega a
despedir a todos los agentes que mataron a Elijah McClain
y no intervinieron para detener el escandaloso uso de la fuerza
en su contra, y no ha proporcionado ningún remedio a la familia
de Elijah».
Elijah Jovan McClain era un masajista negro
de 23 años de Aurora, Colorado, que murió después de que la
policía lo sometiera a un estrangulamiento y los paramédicos
lo sedaran.
En una publicación de Facebook después del anuncio
del veredicto, la madre de Breonna Taylor tuvo un mensaje
breve pero poderoso: «Gracias a Dios». Taylor, una aspirante
a enfermera de 26 años, fue asesinada a tiros por agentes
de Louisville en su propia casa durante una redada policial
fallida en marzo de 2020. Uno de los tres agentes implicados
en la muerte de Taylor fue acusado de cargos de peligro injustificado
en primer grado. No fue acusado de causar su muerte, sino
de disparar «sin sentido y a ciegas» en su apartamento. Se
declaró inocente. Los otros dos agentes que también dispararon
durante la redada no fueron procesados. La madre de Taylor,
Tamika Palmer, publicó más tarde el martes en Twitter que
«esto no ha terminado». «Hoy se ha hecho justicia pero no
(hemos terminado) luchando por justicia para todas las víctimas
y familias (que) no han recibido la suya», escribió.
Breonna Taylor, de 26 años, era una empleada de la
salud y trabajaba en emergencias. Más de 60 detenidos
en 2020 en Louisville en las protestas por el asesinato
de Breonna Taylor Taylor, de 25 años, fue asesinada
en su propia casa en marzo cuando tres policías vestidos
de civil entraron en su domicilio, por error, confundiendo
a su novio con otra persona.
|
Anthony Scott, el hermano de Walter Scott, dijo
que un veredicto de culpabilidad por sí solo «no es justicia».
«Floyd, Walter y todos los demás hashtags están muertos. Se
han ido. ¿Es eso justicia? … Es un sentido de justicia, pero
están muertos. Nunca podremos traerlos de vuelta otra vez»,
dijo a WCIV, afiliada de CNN. Walter Scott, un hombre negro
de 50 años, recibió un disparo mortal en la espalda en 2015
por un oficial de policía de Carolina del Sur. Estaba desarmado
y huía del oficial después de una parada de tráfico por una
luz trasera rota. El video del teléfono celular de un transeúnte
capturó al oficial disparándole a Scott por la espalda. En
2017, el agente fue sentenciado a 20 años en una prisión federal.
Esta semana, un juez federal rechazó su moción para anular
la sentencia de prisión. «Ahora, que estamos recibiendo la
verdad por la que hemos estado atravesando desde siempre,
y viendo la verdad que hemos estado viendo en la vigilancia
policial en Estados Unidos, esto no es nada nuevo para nosotros.
Simplemente está saliendo a la luz», dijo Anthony Scott a
la afiliado el martes. Y aunque la condena de Chauvin ayudará
tanto a la familia de Floyd como al país a comenzar a sanar,
Scott dijo que «no consiguió el cambio que necesitamos en
Estados Unidos».
El 4 de abril de 2015, Walter Scott recibió un disparo
mortal en North Charleston, Carolina del Sur, por Michael
Slager, un oficial de policía de North Charleston. Slager
había detenido a Scott por una luz de freno que no funcionaba.
Slager fue acusado de asesinato después de que apareció
un video que lo mostraba disparando a Scott por detrás
mientras éste huía, lo que contradecía el informe de
Slager sobre el incidente. La diferencia racial llevó
a muchos a creer que el tiroteo fue por motivos raciales,
lo que generó una controversia generalizada.
|
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Siete casos de muertes violentas de ciudadanos negros
que han generado grandes protestas en EE.UU.
2020 — George Floyd, Minneapolis, Minnesota.
George Floyd, un hombre negro, de 46 años, murió después
de que el agente Derek Chauvin, de la Policía de Minneapolis,
le pusiera una rodilla en el cuello durante más de ocho
minutos. Chauvin fue despedido y luego acusado de dos
cargos de homicidio involuntario. Chauvin está detenido
y se espera su comparecencia en corte la próxima semana.
Este miércoles, el fiscal general de Minnesota, Keith
Ellison, aumentó los cargos contra el exagente de la
Policía de Minneapolis Derek Chauvin a homicidio sin
premeditación. También acusó a los otros tres agentes
involucrados en el incidente de ayudar e incitar el
homicidio sin premeditación. Antes de su muerte, Floyd
suplicó por su vida diciéndole a los policías que no
podía respirar. El hombre había sido arrestado luego
de que la Policía recibiera una llamada de emergencia
en la que se denunciaba que el hombre había pagado con
un billete falso en una tienda de comestibles y se había
marchado. Un día después de la muerte de George Floyd,
cientos de personas se reunieron en la misma intersección
donde Floyd fue inmovilizado y luego marcharon a una
comisaría policial para protestar por su muerte. Los
manifestantes corearon “Sin justicia no hay paz” y “No
puedo respirar”. Durante la primera semana se han registrado
protestas masivas en varias ciudades de Estados Unidos,
con enfrentamientos entre policías y manifestantes,
toques de queda y despliegue de la Guardia Nacional
en varias ciudades. También se registraron incendios
y saqueos en varias ciudades.
2015 — Freddie Gray, Baltimore.
El 12 de abril de 2015, la Policía de Baltimore arrestó
a Freddie Gray por un cargo relacionado con armas. La
Policía dice que cuando Gray vio a la patrulla, ese
día, empezó a correr. En cuestión de minutos, lo alcanzaron
y lo arrestaron luego de encontrarle un cuchillo en
su bolsillo. Pero el abogado de la familia de Gray dijo,
en ese entonces, que la Policía no tenía ninguna causa
probable para perseguirlo, pero lo persiguió cuando
“comenzó a correr por ser negro”. En el video de un
testigo se escuchaba a Gray gritando mientras los agentes
lo llevan a la camioneta de transporte de prisioneros,
que además hizo varias escalas. Después de llegar a
la estación policial, lo transfirieron a una clínica
de traumatismos con la que resultó ser una lesión medular
mortal. Gray cayó en coma y murió una semana después.
El 24 de abril, la Policía de Baltimore reconoce que
Gray no recibió atención médica oportuna después de
su arresto y que no le abrocharon el cinturón de seguridad
mientras lo transportaban en una camioneta de la Policía.
El 27 de abril, estallan las protestas en las calles
de Baltimore durante el funeral de Gray. Al menos 20
agentes resultan heridos cuando la policía y los manifestantes
chocan en las calles. Un video muestra a la policía
con equipo antidisturbios refugiarse detrás de un vehículo
blindado, mientras los manifestantes les arrojan piedras.
La oficina del gobernador de Maryland, Larry Hogan,
declara el estado de emergencia y activa la Guardia
Nacional para contener los disturbios. El 21 de mayo
de 2015, un jurado investigador de Baltimore acusa a
seis agentes por la muerte de Freddie Gray. Los agentes
enfrentaron varios cargos que van desde homicidio involuntario
hasta imprudencia temeraria. Goodman, el conductor de
la camioneta de transporte de prisioneros, enfrentaría
la acusación más severa: homicidio intencional con malicia
implícita. Seis agentes estuvieron involucrados en aquel
arresto: el teniente Brian Rice, de 41 años; el agente
Caesar Goodson, de 45 años; la sargento Alicia White,
30; el agente William Porter, 25; el agente Garrett
Miller, 26 años, y el agente Edward Nero, 29. Todos
fueron suspendidos el 21 de abril de 2015. Los juicios
se realizaron entre noviembre de 2015 y julio de 2016.
Los policías involucrados en el caso de Gray fuero absueltos
de todos los cargos. El 10 de agosto de 2016, una investigación
del Departamento de Justicia encuentra que el Departamento
de Policía de Baltimore se involucra en prácticas inconstitucionales
que conducen a tasas desproporcionadas de detenciones,
registros y arrestos de personas de raza negra. El informe
también encuentra uso excesivo de la fuerza contra menores
y personas con discapacidades mentales.
2015 – Laquan McDonald, Chicago.
El 20 de octubre de 2014, el agente de la Policía de
Chicago Jason Van Dyke dispara y mata a Laquan McDonald,
de 17 años. McDonald estaba armado con un cuchillo de
más de 7 centímetros y tenía la droga PCP, conocida
como polvo de ángel en su organismo, según informes
de toxicología. Sin embargo, no estaba amenazando a
nadie de cerca, y estaba al menos a tres metros de la
persona más cercana. Según un portavoz del sindicato
de la Policía, un agente le dijo a McDonald que dejara
caer el cuchillo, pero no lo hizo. Más tarde, una autopsia
mostró que a McDonald le dispararon 16 veces. En abril
de 2015, la ciudad llega a un acuerdo con la familia
de McDonald para pagar una indemnización de US$ 5 millones.
Más de un año después de la muerte de McDonald, en noviembre
de 2015, un juez de Chicago ordena a la ciudad que publique
el video de la cámara del policía que muestra el tiroteo.
Durante meses, la ciudad luchó contra los intentos de
publicar el video, diciendo que podría poner en peligro
cualquier investigación en curso. La decisión es el
resultado de una solicitud del periodista independiente
Brandon Smith, con base en la Ley de Libertad de Información.
Pero al conocerse el video, cientos de manifestantes
protestaron en las calles de Chicago, con algunos enfrentamientos
entre manifestantes y agentes de la Policía. Entre tanto,
el agente Van Dyke es acusado de asesinato y tras un
largo juicio, en octubre de 2018 fue declarado culpable
de homicidio intencional y de otros 16 cargos de agresión
agravada con arma de fuego. Sin embargo, fue absuelto
del cargo de conducta inapropiada de un agente. En enero
de 2019, es sentenciado a seis años y nueve meses de
prisión por el asesinato de McDonald. Ese mismo año,
la Junta de Policía de Chicago anuncia que cuatro agentes
—el sargento Stephen Franko, la agente Janet Mondragon,
el agente Daphne Sebastian y el agente Ricardo Viramontes—
fueron despedidos por encubrir el tiroteo mortal de
McDonald. No enfrentaron cargos. En su fallo, la junta
concluyó que los agentes violaron su «deber al describir
la supuesta amenaza planteada por el señor McDonald
de una manera exagerada, al tiempo que omitieron hechos
relevantes que respaldan la conclusión opuesta. La impresión
general basada en esta información selectiva es engañosa
y falsa». Y en octubre de 2019, el inspector general
de Chicago, Joseph Ferguson, publica un informe que
detalla un encubrimiento que involucra a 16 agentes
y supervisores.
La muerte de Laquan McDonald parecía otro caso más
de un policía que le disparaba a un joven en Estados
Unidos, hasta que un informante hizo una llamada telefónica.
Un año después, la ciudad recién se está recuperando
del estremecedor caso.
2014 – Eric Garner, Nueva York.
El 17 de julio de 2014 muere Eric Garner, un hombre
negro, de 43 años, después de que el agente Daniel Pantaleo
lo derriba al piso, durante un arresto, agarrándolo
del cuello, en una maniobra prohibida por el Departamento
de Policía, por sospechas de vender cigarrillos ilegalmente.
Garner fue inmovilizado en el suelo por varios agentes.
Minutos antes de su muerte, Garner, quien era asmático,
les decía a los policías «No puedo respirar». El incidente
quedó grabado un un teléfono celular. Garner murió más
tarde ese mismo día. El primero de agosto de 2014, un
médico forense de Nueva York dictaminó que la muerte
de Garner fue un homicidio. Las protestas por la muerte
de Garner empezaron cuando el 3 de diciembre de ese
año, un jurado investigador decide no acusar a Pantaleo.
Las protestas estallaron en Nueva York, Washington,
Filadelfia y Oakland. Los manifestantes coreaban las
últimas palabras de Garner: «¡No puedo respirar!» En
julio de 2015, las autoridades de Nueva York acuerda
indemnizar a la familia de Garner por US$ 5,9 millones.
Cuatro años más tarde, el 16 de julio de 2019, el Departamento
de Justicia anuncia que no presentará cargos federales
contra Pantaleo, y en agosto de ese año, la Policía
de Nueva York anuncia que el agente de policía fue despedido
y no recibirá su pensión, algo por lo que Pantaleón
demandó a la ciudad de Nueva York ante la Corte Suprema
de Manhattan.
2014 — Michael Brown, Ferguson, Missouri.
El 9 de agosto de 2014, durante una confrontación,
un agente de la Policía de Ferguson le dispara a un
hombre negro desarmado de 18 años: Michael Brown. Ese
día y hasta el día siguiente, aproximadamente 1.000
manifestantes protestan por la muerte de Brown en el
área de Ferguson, una manifestación que se vuelve violenta,
por lo que la policía lanza gases lacrimógenos y balas
de goma para dispersar a la multitud. El 15 de agosto,
la Policía identifica al agente responsable de la muerte
de Brown como Darren Wilson, de 28 años, pero en noviembre,
un jurado investigador decide no acusar a Wilson del
tiroteo en el que murió Brown, a pesar de que los documentos
mostraban que agente disparó 12 veces contra el joven.
Las protestas estallan después de la audiencia en Ferguson
y en el resto del país. En el aniversario de la muerte
de Brown, en 2015, se congregan manifestaciones en su
mayoría pacifica durante el día. Pero después del anochecer,
empiezan las confrontaciones entre la policía y los
manifestantes, los negocios fueron saqueados y al día
siguiente se declara estado de emergencia en St. Louis,
con un saldo de 56 detenidos. En junio de 2017, la familia
llegó a un acuerdo con la ciudad de Ferguson para obtener
una indemnización por la muerte de Brown. El juez del
caso, Richard Webber, dijo que el acuerdo fue «una compensación
razonable y justa«. Es en este momento cuando el movimiento
Black Lives Matter aumenta su visibilidad con las protestas
de Ferguson.
Seis disparos, dos de ellos en la cabeza, acabaron
con la vida del joven afroamericano Michael Brown, cuya
muerte desató disturbios en la población estadounidense
de Fersugon (Misuri), según la autopsia privada realizada.
2012 — Trayvon Martin, Sanford, Florida.
El grupo Black Lives Matter surgió tras el tiroteo
de Trayvon Martin, un joven negro de 17 años, quien
murió en 2012 a manos de George Zimmerman, cuando regresaba
caminando a la casa de la prometida de su padre en Sanford,
Florida, tras parar en una tienda a comprar unos bocadillos.
Zimmerman, un capitán de vigilancia del vecindario en
Sanford, Florida, llamó al 911, la noche del 26 de febrero
de 2012, para denunciar a «una persona sospechosa» en
el vecindario. Se le indicó que no saliera de su camioneta
ni se acercara a esa la persona, pero él ignora las
instrucciones. Momentos después, los vecinos informan
haber escuchado disparos. Zimmerman reconoció que le
disparó a Martin, alegando que fue en defensa propia.
En un informe policial, el agente Timothy Smith escribe
que Zimmerman estaba sangrando por la nariz y la parte
posterior de la cabeza. Zimmerman fue absuelto del tiroteo
fatal contra Martin y en 2019 demandó a la familia de
Martin, así como a los fiscales del caso y a las autoridades
estatales, por considerar que una conspiración para
incriminarlo y quiere una reparación por daños de más
de US$ 100 millones. El caso de Martin no es brutalidad
policial, pero también generó fuertes protestas en EE.UU.
por la decisión a favor de Zimmerman.
1991 — Rodney King, Los Ángeles.
El 3 de marzo de 1991, varios agentes policiales de
Los Ángeles golpearon al conductor Rodney King después
de una persecución policial a alta velocidad por el
condado de Los Ángeles. George Holliday grabó en video
los golpes desde el balcón de su departamento. El video
muestra a la policía golpeando a King más de 50 veces
con sus bastones. Más de 20 agentes están presentes
en la escena, principalmente de la Policía de Los Ángeles.
King sufre 11 fracturas y otras lesiones. En mayo, un
jurado investigador se niega a acusar a los 17 policías
que se mantuvieron al margen de la golpiza de King.
Entonces estallan los disturbios en el centro y sur
de Los Ángeles. El entonces gobernador, Pete Wilson,
declara el estado de emergencia y llama a la Guardia
Nacional. Los disturbios en los siguientes días dejan
más de 50 muertos y casi US$ 1.00 millones en daños
a la propiedad. El primero de mayo de 1992, King hace
un emotivo pedido de calma: «Solo quiero decir, ¿podemos
llevarnos bien? ¿Podemos llevarnos bien? ¿Podemos dejar
de hacer que sea horrible para las personas mayores
y los niños?». Pero en agosto de 1992, un jurado federal
devuelve las acusaciones contra los agentes Stacey Koon,
Lawrence Michael Powell, Timothy Wind y Theodore Briseno
por violar los derechos civiles de King. En abril de
1993, Koon y Powell son condenados por violar los derechos
civiles de King y más adelante sentenciados a 30 meses
de prisión. Wind y Briseno son declarados inocentes.
No se registran disturbios tras el veredicto. En 1994,
una corte federal le otorga a King US$ 3,8 millones
en daños compensatorios en una demanda civil contra
la Ciudad de Los Ángeles. King había exigido US$ 56
millones… US$ 1 millón por cada golpe de los agentes.
El 17 de junio de 2012, Rodney King fue encontrado muerto
en su piscina, a los 47 años. Tras una llamada al 911
por parte de su prometida, agentes lo encontraron en
el fondo de la piscina, lo sacaron y le hicieron reanimación
cardiopulmonar hasta que llegaron los paramédicos. Fue
declarado muerto en un hospital local después, según
la Policía. No hubo signos preliminares de un acto criminal,
según la Policía, ni tampoco lesiones obvias en el cuerpo
de King.
|
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
El 5 de julio de 2016, Alton Sterling , un hombre
negro de 37 años, fue asesinado a tiros a quemarropa por dos
agentes del Departamento de Policía de Baton Rouge en Baton
Rouge, Louisiana . Los oficiales intentaban controlar los
brazos de Sterling, y Sterling recibió un disparo mientras
supuestamente buscaba la pistola cargada en el bolsillo de
su pantalón.
El 6 de julio de 2016, Philando Castile, afroamericano
de 32 años, recibió un disparo mortal durante una parada de
tráfico por el oficial de policía Jeronimo Yanez del departamento
de policía de St. Anthony en el área metropolitana de Minneapolis-Saint
Paul.
El 22 de noviembre de 2014, Tamir Rice, un niño
afroamericano de 12 años, fue asesinado en Cleveland, Ohio,
por Timothy Loehmann, un policía blanco de 26 años. Rice llevaba
una réplica de una pistola de juguete; Loehmann le disparó
casi inmediatamente después de llegar a la escena. Dos oficiales,
Loehmann y Frank Garmback, de 46 años, respondían a una llamada
de la policía sobre un hombre que tenía un arma. Una persona
que llamó informó que un hombre estaba apuntando "con una
pistola" a personas al azar en el Cudell Recreation Center,
un parque de la ciudad de Cleveland. Al comienzo de la llamada
y nuevamente en el medio, dice que la pistola "probablemente
sea falsa". Hacia el final de la llamada de dos minutos, la
persona que llama afirma que "probablemente sea un menor de
edad", pero esta información no se transmitió a los agentes
Loehmann y Garmback en el despacho inicial.
El 6 de septiembre de 2018, la oficial de patrulla
del Departamento de Policía de Dallas, Amber Guyger, que estaba
fuera de servicio, entró en el apartamento de Dallas, Texas,
del contable de 26 años Botham Jean y le disparó fatalmente.
Guyger dijo que había entrado en el apartamento creyendo que
era suyo y que le disparó a Jean creyendo que era un ladrón.
Guyger no fue arrestado durante varios días, y luego solo
fue acusado de homicidio, lo que generó desconfianza en el
proceso e indignación por el asesinato de un ciudadano negro
desarmado. Esto resultó en protestas y acusaciones de prejuicio
racial. Dos meses después, el cargo se elevó a asesinato.
Más de un año después, el 1 de octubre de 2019, Guyger fue
declarado culpable de asesinato. Al día siguiente, recibió
una sentencia de diez años de prisión.
The Washington Post ha rastreado tiroteos desde 2015,
informando más de 5,000 incidentes desde que comenzó
su rastreo. La base de datos también puede clasificar
a las personas en varias categorías, incluida la raza,
la edad, el arma, etc. Para 2019, informó un total de
1.004 personas asesinadas a tiros por la policía. Alrededor
de 2015-2016, el periódico The Guardian manejó su propia
base de datos, The Counted , que rastreaba los asesinatos
cometidos en Estados Unidos por la policía y otras agencias
de aplicación de la ley, incluidos disparos, armas Taser,
accidentes automovilísticos y muertes bajo custodia.
Mapa de homicidios policiales en los Estados Unidos
en 2018.
|
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
“Gracias a los teléfonos inteligentes, tantos
estadounidenses han visto las injusticias raciales que los
estadounidenses negros han sufrido por generaciones”, dijo
la vicepresidenta de EE.UU. Kamala Harris en un mensaje a
la nación antes de dar paso al presidente Biden. Ambos se
refirieron al veredicto contra el expolicía Derek Chauvin,
declarado culpable de todos los cargos por la muerte de George
Floyd. Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes
de EE.UU., pronunció un emotivo discurso.
El discurso que Biden pronunció después de que
un jurado de Minneapolis condenara al exagente de policía
Derek Chauvin por los tres cargos que se le imputaban por
la muerte de George Floyd no fue diferente de los numerosos
discursos que Biden ha pronunciado a lo largo de sus cinco
décadas de vida pública: tan emotivo, anecdótico y sencillo
que parecía más improvisado de lo que probablemente era. En
resumen, no fue un discurso «presidencial» a la nación, sino
una charla de «Joe» a la gente. A toda la gente. Más aún,
fue un discurso de «Joe» que, con su doble expresión de alivio
y determinación, fue muy adecuado para abordar un veredicto
que, por muy lógico e inevitable que pareciera dadas las pruebas
y los testimonios que lo precedieron, tomó a mucha gente por
sorpresa, especialmente a los afroestadounidenses, cuyas expectativas
de justicia en el uso violento, y a menudo mortal, de la fuerza
policial excesiva contra personas negras desarmadas se han
visto perpetuamente frustradas en los tribunales.
Biden prometió en su campaña electoral del año
pasado que ayudaría a cambiar las cosas. Hasta ahora, lo ha
hecho a su manera, sin tapujos. Y al llamar por teléfono a
la familia de George Floyd casi inmediatamente después del
veredicto, y antes de aparecer ante las cámaras para pronunciar
su discurso, el presidente presentó una prueba de que no se
trataba de anotarse puntos políticos, sino de compartir y
curar el dolor profundo de otros. Cuando Biden habló de la
conexión emocional que había establecido con la joven hija
de Floyd, hasta el punto de repetir y coincidir con lo que
ella le había dicho a su padre: «Papá, has cambiado el mundo»,
la evidente apelación a la sensibilidad le hizo parecer más
sincero, más humano… y más compasivo. Más, digamos, «Joe».
Considere también la maravilla de que un presidente blanco
de Estados Unidos, de 78 años, no solo mencione las palabras
«racismo sistémico», sino que insista en que sea purgado de
una vez por todas de la vida estadounidense. Entre otras cosas,
hace que uno se pregunte si esta perspectiva surgió a raíz
de la abierta y no tan abierta intolerancia dirigida contra
el primer presidente afroestadounidense durante los ocho años
en que Biden fue vicepresidente de Barack Obama. Sea como
sea, la voluntad de Biden de hablar de la reforma a la policía
y de restaurar la confianza de los negros estadounidenses
en el proceso judicial fue un indicador inequívoco de lo mucho
que habían cambiado las cosas.
Si hubo un momento en las declaraciones de Biden
que pareció incongruente y desvinculado de su momento, fue
su insistencia en la protesta legítima y no violenta y su
condena de la violencia en las manifestaciones suscitadas
por la muerte de Floyd y otros. Dado que las perspectivas
de una reacción violenta se redujeron considerablemente con
la decisión del jurado, cabe preguntarse por qué era necesario
en ese momento concreto hacer tales advertencias. Parecía
como si la expresión de alivio del presidente hubiera sido
interrumpida por parte de otro discurso totalmente diferente
que esperaba pronunciar anoche si las cosas hubieran ido por
otro lado. O también podría haber sido la forma en que Biden
se dirigió a los Departamentos de Policía y a sus partidarios,
señalando que, sean cuales sean las reformas que busque en
el ámbito policial, no va a interferir en la aplicación adecuada
y razonable de la ley. Hay que tener en cuenta, una vez más,
que el presidente lleva casi 50 años tratando de abrirse camino
en ambos lados del Congreso.
Insistieron tanto Biden como el fiscal general
de Minnesota, Keith Ellison, tras el veredicto, que por muy
buena que fuera la noticia de la condena de Chauvin, era solo
el principio. Tienen razón. Pero es un comienzo diferente
a lo que hemos estado acostumbrados hasta ahora.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Sellos, tabaco y leche orgánica. Camisetas,
carcasas de teléfono y bonos para el autobús. Comida halal,
mexicana y de Oriente Próximo. Aceitunas y queso. El matrimonio
Abumayyaleh emigró de Palestina a Minneapolis en los años
setenta con muchas ganas y bastantes hijos, hasta cuatro.
Una vez aquí, tuvieron muchos más, seis, y cuando ya eran
10 abrieron una tienda enorme en una esquina en el sur de
la ciudad donde venden de todo y ha salido en los telediarios
de todo el planeta. El 25 de mayo pasado, George Floyd entró
en Cup Foods, como se llama el establecimiento, y pagó sus
cigarrillos con un billete de 20 dólares falso, así que uno
de los dependientes llamó a la policía y lo que vino después
fue ese arresto brutal justo enfrente del comercio que acabó
en muerte y desató la cólera. El cruce de calles donde murió
Floyd se ha convertido en un santuario y la tienda, en tierra
condenada. Cada día reciben amenazas de muerte por teléfono,
de números procedentes de diferentes puntos del país. Las
llamadas al boicoteo del negocio persisten casi un año después,
y el chico que puso sobre aviso del billete falso, que tiene
19 años y acababa de estrenarse en el trabajo cuando ocurrió
la tragedia, no ha vuelto por allí.
Adam Abumayyaleh, de 31 años, el menor de los
hermanos, cuenta tras el mostrador: “La mayor parte de la
gente de Minneapolis es razonable y entiende que nosotros
no tenemos la culpa, que hicimos lo correcto, pero otra gente
no lo ve igual”. El primero al que costó convencer de eso
fue al propio dependiente, Christopher Martin, que en cuanto
murió Floyd acudió a su jefe hecho un mar de lágrimas asegurando
que todo había sido por él. Esa culpa también lo acompañó
al testificar en el juicio: “Si simplemente no hubiese aceptado
el billete, esto se podría haber evitado”, dijo. Martin tomó
el billete y, cuando Floyd abandonó la tienda, al darse cuenta
de que era falso, salió a buscarlo y advertírselo a instancias
de su jefe. Como Floyd lo ignoró, el responsable pidió a otro
empleado que llamase a la policía. El chico, según Adam, “teme
por su vida y no quería ni ir al tribunal”. Es domingo, 18
de abril, y lo que ahora se llama coloquialmente la “plaza
George Floyd” se ha llenado de nuevo de manifestantes y activistas,
que aguardan las deliberaciones del jurado que debe decidir
si el agente Derek Chauvin es culpable de asesinato de Floyd.
Allí mismo, al otro lado del escaparate de la
tienda, es donde Chauvin mantuvo el cuello del hombre bajo
su rodilla durante nueve angustiosos minutos. Toda la zona
se ha convertido ahora en un tapiz de flores, pancartas, fotografías
y mensajes. Ya no se pide justicia solo para Floyd, sino para
las decenas de hombres negros muertos por balas de la policía
en los últimos años, pero él se convirtió en un icono global
contra el racismo y todos aguardan un punto de inflexión con
este juicio. Adam, que regenta la tienda con su hermano Mahmoud,
apunta: “Si lo declaran no culpable, tendremos que cerrar
durante mucho tiempo”. Los Abumayyaleh pasaron días duros
tras la tragedia, días en los que se quemaron negocios por
doquier en el centro de la ciudad y muchos comercios exhibían
carteles con el lema “Propietario negro” que recordaban tiempos
macabros de segregación racial. Les costó volver a abrir.
Hicieron una primera intentona en junio, apenas unas semanas
después del desastre, pero las protestas los obligaron a cerrar
a los dos días. Se hicieron con un portavoz, Jamar Nelson,
afroamericano, que forma parte de una entidad vecinal contra
la violencia y ha tratado de proteger a la familia de la ira
irracional que ha despertado el caso Floyd contra el comercio.
En agosto reabrieron de nuevo, pero las ventas nunca se han
recuperado. Adam no cree que lo hagan mientras las calles
siguen cortadas. El futuro del negocio es una incógnita. Algunas
entidades creen que ese local ya no debería funcionar nunca
más como tienda y se debería reconvertir en un museo o centro
cultural en memoria de Floyd y en defensa de los derechos
civiles, pero no ha aparecido aún ningún filántropo con dinero
para hacerlo. “No ha habido proposiciones serias sobre eso”,
dice Adam. Por el contrario, afirma: “Recibimos amenazas a
diario”. Cup Foods no ha sido un remanso de paz durante sus
31 años de andadura. La policía ha vigilado de cerca a sus
clientes y sus alrededores, pues en los años noventa era una
zona de venta de drogas y la policía les pidió colaboración
para evitar la vida turbia que generaba alrededor. Pero las
cosas habían mejorado con los años, asegura el dueño, el barrio
era más tranquilo y, al mismo tiempo, la gentrificación no
se los había llevado por delante. Floyd era un cliente habitual;
ese mismo día, en la tienda, saludó de forma afable a los
dependientes. Minneapolis, pese a tener más de 400.000 habitantes,
es una ciudad de viejos conocidos. El propio Floyd y el agente
Chauvin habían trabajado como guardias de seguridad de forma
simultánea en la misma discoteca. Sus destinos se encontraron
por última vez en Cup Foods, y con ellos, el de la familia
Abumayyaleh.
La nota de prensa que el Departamento de Policía
de Minneapolis publicó en su página web la noche del 25 de
mayo de 2020, pocas horas después de la muerte de George Floyd,
se titulaba así: “Un hombre fallece a consecuencia de un incidente
médico durante una interacción policial”. En los párrafos
siguientes se relata que el individuo se había “resistido
físicamente” tras salir del automóvil, que los agentes habían
sido capaces de esposarlo y “se dieron cuenta de que estaba
sufriendo algún problema médico”, de modo que llamaron a una
ambulancia que le llevó al hospital del condado, donde “murió
poco después”. “No se usaron armas”, se decía en la nota.
“No hubo agentes heridos”. Al día siguiente, el mismo Departamento
publicó un escueto añadido: “Al surgir información adicional
disponible, se ha determinado que el FBI colabore en esta
investigación”. Lo que pasó entre un mensaje y el otro fue
la publicación del vídeo de Darnella Frazier, una joven de
entonces 17 años que aquel lunes festivo se encontraba en
la calle donde detuvieron a Floyd, tomó su teléfono móvil
y se puso a grabar y grabar durante los nueve minutos y 29
segundos que duró la agonía y muerte de Floyd asfixiado bajo
la rodilla del agente Derek Chauvin mientras repetía, hasta
27 veces, que no podía respirar. El veredicto de este martes,
por el cual fue declarado culpable de los tres cargos de homicidio
a los que se enfrentaba, no hubiese sido posible sin esas
imágenes publicadas en Facebook que tumbaron la versión policial.
Es lo que clamaba buena parte de las personas que se echaron
a la calle a celebrar la decisión y lo que expresó abiertamente
el gobernador de Minnesota, Tim Walz: “Ese vídeo, y creo que
los saben muchas personas, es tal vez la única razón por la
que Derek Chauvin irá a prisión”. Fueron varios los peatones
que ese día grabaron partes de lo ocurrido y durante el juicio
se visionaron horas y horas de distintos vídeos, pero el plano
secuencia que grabó Frazier fue la prueba capital de este
hito en la lucha contra brutalidad policial. El suyo fue uno
de los testimonios que más se recordarán de este juicio. Sus
palabras, como las de otros muchos testigos, mezclaban culpa
e impotencia. “Me he pasado noches enteras en vela”, dijo
en el estrado, “pidiendo y pidiendo perdón a George Floyd
por no haber hecho más, por no haberme interpuesto físicamente
y haber intentado salvar su vida”. “Pero no es lo que yo debería
haber hecho, sino lo que él [el agente Chauvin] debería haber
hecho”.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Cuando ella, también afroamericana, miraba a
Floyd, dijo en su declaración, podía ver a cualquiera de los
hombres de su familia allí representados, a su padre, su tío,
su hermano o su primo. La crudeza de lo ocurrido ese 25 de
mayo ante la tienda Cup Foods provocó, mucho antes del juicio,
una condena mayoritaria e insólita de los cuerpos policiales
de todo el país, empezando por el mismo jefe del Departamento
de Minneapolis. Ese responsable, un hombre negro llamado Medaria
Arradondo, dio las gracias por la difusión de ese vídeo y
animó a los ciudadanos a grabar y pedir ayuda ante situaciones
de semejante abuso. En declaraciones a la prensa, el pasado
junio, dijo: “Graben, graben, por supuesto. Graben, llamen.
Llamen a un amigo. Griten. Llamen al 911, necesitamos un supervisor
en el lugar de los hechos. La comunidad desempeña un papel
fundamental”. Estados Unidos vio una imagen muy fea de sí
mismo en ese vídeo, observó cómo cuatro miembros de sus fuerzas
de seguridad, a plena luz del día y rodeados de testigos,
eran capaces de aprisionar hasta la muerte a un hombre inmóvil
y desarmado que clamaba que no podía respirar mientras el
público presente pedía inútilmente que parase. Lo vio Estados
Unidos y lo vio el mundo. Nada más conocer la decisión del
jurado, la joven, de ahora 18 años, escribió en su cuenta
de Facebook: “He llorado mucho, durante la última hora mi
corazón ha latido muy rápido y tenía mucha ansiedad”. “Hicimos
justicia a George Floyd”, añadió. En las celebraciones de
la tarde por el veredicto, abundaban carteles con la pregunta:
“¿Cuántos otros [muertos] no habrán sido grabados?”. Esa es,
en el fondo, la pregunta que queda tras este capítulo de la
historia judicial de Estados Unidos. Mientras el presidente
estadounidense, Joe Biden, denunció el “racismo sistémico”
existente en el país, muchas organizaciones policiales consideran
a Chauvin una manzana podrida que no representa un problema
estructural en las fuerzas del orden. El presidente de la
Asociación de la Policía de Nueva York, Patrick J. Lynch,
señaló en un comunicado: “Lo que hizo Derek Chauvin no fue
una acción policial, fue asesinato. El jurado ha hablado y
él pagará las consecuencias. Ahora es el momento de una discusión
franca sobre el trabajo policial y la seguridad ciudadana
que empieza con los verdaderos retos que afrontamos en las
calles”.
El fiscal general de Estados Unidos, Merrick
Garland, anunció el miércoles que el Departamento de Justicia
abrirá una investigación global sobre las prácticas del cuerpo
de policía de Minneapolis, para dilucidar si, más allá del
caso Floyd, las acciones inconstitucionales o ilegales son
habituales. Desde hace años, los agentes llevan cámaras en
los coches y adosadas a los uniformes que recogen sus operaciones
más controvertidas y, en buena medida, explican la fuerza
que el movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan)
ha adquirido, pero ninguna de esas imágenes ha impactado tanto
al mundo como las que Darnella Frazier recogió con su móvil.
Los 30 minutos previos al mortal arresto de George
Floyd salen a la luz en el juicio por primera vez. En
la grabación de la tienda se aprecia cómo el afroamericano
compró tabaco supuestamente con un billete falso. El
registro de la cámara del uniforme de un agente desvela
que le apuntaron con una pistola para que se bajara
del coche.
El periodista y corresponsal en Estados Unidos Guillermo
Fesser analiza en El Intermedio las claves del juicio
por el asesinato de George Floyd a manos de un policía
y asegura que se trata de "un referéndum nacional al
racismo y al comportamiento policial".
Trump amenaza con volver a presentarse a las elecciones
de EEUU: "Lo estoy viendo muy en serio, más allá de
la seriedad".
|
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Estados Unidos asiste al final del juicio contra
el expolicía Derek Chauvin por la muerte del afroamericano
George Floyd con las emociones a flor de piel, de luto nacional
por los recientes tiroteos de civiles armados y en plena conmoción
por las últimas muertes de hombres negros cuando estaban siendo
detenidos. En Brooklyn Center, un suburbio de Minneapolis
(Minnesota) a 15 minutos en coche del tribunal que juzga a
Chauvin, las protestas continúan por el disparo mortal a Daunte
Wright, de 20 años, efectuado por una agente que trataba de
arrestarlo y que, según cree la policía, confundió la pistola
paralizante con la de fuego real. También en Chicago se celebran
manifestaciones tras publicarse el vídeo de un chico de 13
abatido tras una persecución policial. El dramático fallecimiento
de Floyd, cuyas imágenes grabadas en vídeo dieron la vuelta
al mundo, provocó una movilización global contra el racismo
y ha convertido este juicio en algo más que un proceso contra
un agente. Eso es, sin embargo, lo que deben juzgar únicamente
los 12 hombres y mujeres que forman el jurado y que costó
seleccionar en un caso tan sensible y político como este.
El proceso más mediático en años, quizá en décadas, llega
a su recta final este lunes con las argumentaciones finales
de la Fiscalía y la defensa. Estas son las claves tras tres
semanas de juicio. Un trágico día de homenaje a los caídos.
El 25 de mayo de 2020, que era un lunes festivo en Estados
Unidos, la policía de Minneapolis recibió la llamada del dependiente
de un comercio, Cup Foods, denunciando que un hombre había
comprado tabaco con un billete falso de 20 dólares. Los agentes
acudieron y detuvieron a George Floyd, de 46 años, que se
hallaba dentro de un automóvil aparcado junto a la tienda.
En un principio, Floyd opuso resistencia, pero en poco tiempo
fue doblegado.
Tumbado en el suelo, boca abajo, el agente Derek
Chauvin lo mantuvo inmovilizado con la rodilla sobre su nuca
durante más de nueve minutos, pese a que había dejado de resistirse
y gritaba que no podía respirar. En los últimos minutos la
víctima estaba inerte y el agente no levantó la presión ante
el estupor del público presente. Otros dos policías le ayudaron
en la inmovilización y otro controlaba a los viandantes. Estos
también afrontan cargos, aunque de menor gravedad, y serán
juzgados más adelante. El marco legal de la inmovilización
con la rodilla. El bloqueo con la rodilla sobre el cuello
es una técnica legal ante un detenido que se resiste o se
muestra agresivo, si bien departamentos de policía de diferentes
Estados la han prohibido por violenta y por los riesgos que
conlleva. En Minneapolis estaba permitida, pero la Fiscalía
se ha centrado durante el proceso en que Chauvin la utilizó
durante un tiempo prolongado sin que, como se ve en las grabaciones,
Floyd se moviese o se mostrase peligroso. Uno de los testimonios
clave del juicio ha sido precisamente el del jefe de la policía
local, Medaria Arredondo, quien acusó al agente de violar
la política del cuerpo: “Una vez Floyd dejó de resistirse,
debió parar”. Además, también incumplió el deber de proporcionarle
ayuda médica cuando se mostró inconsciente.
Drogas, asfixia y causa de la muerte. La defensa
de Chauvin ha tratado de argumentar que Floyd falleció por
el efecto de las drogas que había consumido y no por asfixia.
El informe toxicológico recoge que el fallecido tenía en su
organismo fentanilo y metanfetaminas, pero los expertos médicos
aportados por la Fiscalía -un experto en el aparato respiratorio,
Martin J. Tobin, y un facultativo del Departamento de Policía
de Louisville, Bill Smock- sostuvieron que la muerte ocurrió
por falta de oxígeno. Smock, en concreto, aseguró que el comportamiento
de Floyd no era compatible con el de una persona con sobredosis
de fentanilo. Por el contrario, el exjefe médico del Estado
de Maryland, David Fowler, llamado a declarar por la defensa,
señaló que no estaba probado que la rodilla de Chauvin hubiese
provocado daños y que Floyd murió principalmente por sus problemas
de corazón, aunque sí admitió que el paro cardíaco podría
haberse revertido de haber recibido atención médica adecuada
en los minutos posteriores tras quedar inconsciente. Los cargos
y la dificultad de condenar a un policía. Chauvin está acusado
de tres cargos: homicidio imprudente en segundo grado; asesinato
en segundo grado, que implica intención en el instante, pero
no premeditación ni voluntad previa; y asesinato en tercer
grado, que el Estado de Minnesota define como el cometido
por alguien que, aunque no busca el objetivo de matar, causa
muerte actuando de forma peligrosa, con una mentalidad depravada
y sin cuidado por la vida humana. Pocos policías son acusados
en Estados Unidos de algunos de estos delitos por hechos ocurridos
en acto de servicio y menos aún, condenados. El profesor de
Justicia Penal de la Universidad de Ohio, Philip M. Stinson,
calculó que, desde 2005, sólo 121 han sido imputados, cuando
las muertes a manos de la policía ascienden a un millar al
año.
La justicia racial estadounidense sigue siendo un trabajo
en progreso, pero hoy la vida de George Floyd importaba.
|
El principal motivo es que, según una decisión
del Tribunal Supremo de 1967, las violaciones de derecho por
parte de las fuerzas del orden, cuando se llevan a cabo “de
buena fe”, en una operación, gozan de “inmunidad cualificada”.
En 2015, el mismo tribunal precisa que esto se aplicaría salvo
que se trate de la violación de derechos “reglamentarios y
constitucionales claramente establecidos”, lo que no ha solucionado
el problema. Un jurado ante la historia. El reverendo neoyorquino
Al Sharpton, histórico y controvertido activista por los derechos
civiles, dijo poco antes de comenzar el juicio: “Chauvin está
en el banquillo, pero Estados Unidos está siendo juzgado”.
Eso es precisamente lo contrario que se le ha pedido al jurado,
una docena de hombres y mujeres del condado de Hennepin que,
en resumen, deben determinar si Chauvin causó la muerte a
Floyd con su rodilla o contribuyó a ella, pero cuya decisión
va a marcar la historia. El tribunal intenta elegir a los
miembros de un jurado entre personas que no tienen opiniones
preconcebidas sobre un caso. Esta vez ha sido imposible. La
mayoría ha visto al menos fragmentos del vídeo y 10 de los
15 seleccionados (dos son suplentes y otro abandonó) admitieron
tener una opinión “algo negativa” del acusado, si bien parecían
moderados y se veían capaces de dejar al margen sus prejuicios.
Donald Trump alcanzó la presidencia de los Estados
Unidos en 2016, año durante el cual las grandes divisiones
raciales, culturales y económicas de la nación se hicieron
más evidentes. El mismo año en que George Georgiou (Londres,
1961) recorrió el país con el fin de fotografiar a las
multitudes que se daban cita en los variados desfiles
que tenían lugar a lo largo y ancho de su geografía.
Entre junio y noviembre el fotógrafo atravesó 14 estados,
24 ciudades. Asistiría a un total 26 festejos. No era
esta la primera vez que el británico recorría el país.
Lo había hecho cinco años atrás; de viaje con su mujer,
la fotógrafa Vanessa Winship, mientras esta preparaba
un libro sobre la América contemporánea. “Cuando uno
atraviesa en coche las distintas poblaciones de Estados
Unidos apenas observa vida en la calle. De forma que
la imagen que tiende a hacerse del lugar es una fantasía.
Llega a conocer el lugar únicamente a través de su reputación.
La comunidad local permanece invisible”, señala el autor
británico. Es en los desfiles donde las comunidades
se dejan ver. Individuo tras individuo, uno a uno, de
comunidad en comunidad, los asistentes a estos eventos
celebrados a lo largo y ancho del país componen el retrato
de una nación en tiempo turbulentos.
Americans Parade, es el resultado de este periplo,
viene a formar parte de la decimocuarta edición del
Festival Internacional de la Imagen Getxophoto. Bajo
el lema “A la calle”, el festival presenta 20 exposiciones
que exploran el espacio público como escenario de protesta,
como lugar de encuentro y reconocimiento mutuo, y como
campo de experimentación y de reflexión, tal y como
apunta su nuevo comisario, Jon Uriarte (actual comisario
digital de la galería londinense The Photographers´
Gallery).
|
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
|